Caminaba por las calles de esa enorme ciudad, tenía un temor enorme en su interior, mientras caminaba el viento soplaba fuerte sobre su rostro, las personas pasaban sin si quería voltear a verlo, siempre era así, el no existía para el mundo.
Desde hace cerca de un año que era la misma rutina, ir de un lado a otro sin un rumbo fijo, si quiera intentaría hablar con alguien, pues sabía que todo se había ido a la basura, desde ese día tan lejano como sus buenos recuerdos, el sol le deba de lleno en el rostro, no parecía molestarle ya que siempre era de esa manera, siempre recorriendo los mismos lugares tan significativos y a la vez dolorosos.
Primera parada: Un edificio tan alto que parecía no tener fin , entra como si nada, los guardias lo ignoran olímpicamente, la recepcionista de igual manera, logra verse en los enormes vidrios que contenían su reflejo , seguía igual que siempre. Decidió parar ya no quería repetir la rutina una vez más, con decisión salió de nuevo a la calle donde nuevamente era ignorado. Miro hacia el cielo preguntándose por qué había pasado eso, ¿Qué había hecho mal? , ¿Por qué lo castigaban de esa manera?
No tenia respuestas para sus preguntas, ya estaba cansado, esa misma noche se cumpliría un año, se sentía destrozado, pero no había remedio para lo que debía suceder, de nuevo vagaría por la calles de la ciudad intentando que todo pasara rápido, tal vez sería lo mejor.
De un lado a otro caminaba de nuevo, se quedaba viendo de vez en cuando a ciertas personas, que reían, algunas lloraban, otras simplemente ignoraba lo que había a su alrededor, fue entonces que entendió que las cosa no estaban mal después de todo, todo lo que una vez amo se encontraba bien, hacia mucho que dejaron de llorar, siguieron con su vida.
Eso le saco una sonrisa, ¿Qué más daba si nadie podía verlo?, ¿Qué más daba si la persona que amaba anunciaría ese mismo día su compromiso con otra personas?, ¿Qué más daba si estaba muerto?...
Si al fin podía aceptarlo, el había muerto, recordaba ese día como si hubiera sido ayer, el accidente, los parada médicos, su familia, todo, cada detalle, recordó cómo fue que una vez que cerró sus ojos se encontraba frente a su cuerpo, a su lado las persona que mas amaba lloraba desconsolado por su muerte, fue entonces que de encontró cara a cara con lo que podría llamarse la muerte.
No sabía exactamente porque, pero al parecer los muertos de les daba un año antes de partir a donde fuera que fueran, pero si en ese tiempo no lo hacían serian… no quería pensarlo, los espíritus eran muy diferentes a lo pensaba, ellos se quedan un tiempo para deprenderse por completo de su vida humana.
Tenía miedo pero sabía que sería lo mejor; la noche llego como siempre, se encontraba justamente en frente de aquel restaurante familiar que siempre visitaba con su padres, quienes casualmente estaban ahí, festejando junto a Alex, el amor de su vida, se veían muy felices, todos reían, comían con alegría, junto a Alex estaba una hermosa chica pelirroja, quien al parecer era su prometida, pues tenían un anillo de diamante en su mano.
Entro como siempre al lugar, nadie le haría caso de todas formas, pero quería despedirse de todos de una vez, pudo escuchar algo que lo impresiono.
—Hoy es una noche espacial, Alex se nos casa — hablo una mujer con una sonrisa, no pudo evitar derramar algunas lagrimas — Quiero que sepas que te veo como a…un… — aun le dolía y todos la entendía.
—Daniel — su voz resonó en los oídos de Daniel, quien solo podía limitarse a desearle lo mejor.
—Por Sam — hablo su mejor amigo Rayan levantando una copa, era cierto ese día cumplía un año de su muerte.
— ¡Por Sam! — dijeron los presentes, incluso la chica peli roja quien no sabía a bien quién era el.
Todos quedan en silencio por un momento, Daniel salió del lugar le bastaba con verlos a todos felices, habiendo o casi superado el hecho de que no estaría más con ellos, la noche ya estaba sobre él , un hermoso cielo estrellado, sonrió complacido al ver que las cosas estaban bien , estaba completamente listo para partir.
—Ya es la hora — se dirigió a su destino, la sima de ese edifico que conocía muy bien, en el era muy querido por su empleados, tantos buenos recuerdos.
Ahora se encontraba en la cima esperando el momento indicado, podía observar todas las luces de la ciudad, las cuales eran hermosas, su cabello mergo se movía con el suave viento que hacía en ese momento.
Todo estaba en completa calma, pero sin quererlo su vista se posó en el edificio que estaba a un lado, un hombre corría por la azotea, No, no era un hombre, era un espíritu, llevaba sobre si cadenas, eso solo podía significar una caso, ellos estaban rondando por el lugar, no pudo disfrutar bien su ultima vista de la ciudad de vía hacerlo de una vez debía decirlo y así terminar con todo, pero…
—Tu… — el hombre que apenas había visto hace un momento ahora estaba enfrente suyo — No lo digas — su ropa desgastada y esa cadenas en las muñecas — No lo digas — no supo en qué momento retrocedió tanto que sin quererlo callo del edificio.
No sabía que pasaría ni siquiera que es lo que había abajo , pero no sería nada bueno , solo esperaba sentir el impacto con el suelo, podía sentir el viento a pesar de ser un espíritu que vagaba por el mundo, pero no sucedió lo que esperaba en su lugar escuchó varias voces, sentía dolor, se sentía terriblemente mal.
—Llamen a una ambulancia— pidió una de las chicas que estaba en la calle observando todo.
A su alrededor se volvían a escuchar esos espantosos sonidos, ¿Qué tanto decía la gente a su alrededor?, le dolía, dolía mucho no podía mantenerse consiente con semejante dolor.
Debido a su condición le fue difícil saber qué paso exactamente con todo; veía una luz blanca, una voz que decía algo pero no escuchaba bien que era.
—Sam… Sam… Sam — ¿Quién era Sam?, pensó mientras abría los ojos con dificultad, al hacerlo encontró una sorpresa al ver una mujer con una traje que lo veía con algo de sorpresa y preocupación.
No tenía ni la más mínima idea de quién era, ¿Por qué? , sentía su cuerpo adolorido, no podía mover casi ningún musculo, todo su cuerpo parecía estar paralizado, hasta que sin quererlo pudo voltear un poco así otra dirección, encontrándose con una supresa que lo dejo atónito.
— ¿Quién eres tú? — logro articular al ver su rostro en el espejo, ese no eral, entonces quien era. Solo podía tocarse el rostro que parecía estar demasiado golpeado, algo estaba mal, el estaba muerto hacía unos instantes y de pronto se encontraba confundido en una cama de hospital.
—Sam ¿Te encentras mejor? — la mujer lo observaba sin acercársele, Daniel no entendía lo que estaba pasando, no podía ser verdad, en todo lo que podía imaginarse que pasaría eso no paso por ningún momento por su cabeza, el estaba en un cuerpo diferente, tal vez una nueva oportunidad.