Ben se incorporó. Estaba en su habitación completamente desnudo, sentía el frío que afuera hacía, pero nada importaba en aquel día donde entraría a la secundaria. El chico estaba mudándose, siendo obligado a despedirse de sus amigos y del lugar donde se había criado. Su padre era un hombre que siempre estaba en el trabajo y descuidaba a su hijo. Su madre había perdido la vida en un incendio en el edificio donde ella trabajaba y estaba solo, sin amigos.
Iba mareado en el automóvil por las ramas del bosque que tenía al lado de la carretera, ya que detrás de los árboles estaba el sol con su molesta luz y el movimiento del carro hacía que el sol saliera y se ocultara. Su padre era un gran empresario, pero había tenido que salir fuera de Newark por asuntos de trabajo. El hombre tenía su celular siempre al lado de él por si recibía una llamada. Ben le tenía un profundo odio al hombre porque tenía otra mujer cuando aún no era viudo, pero la mujer se enteró de que había estado casado y lo dejó. Pero de pronto había una gran valla con una reja enorme.
-Ben, ese es el lugar donde viviremos por un tiempo.-Dijo Marlon, el padre de Ben.-Todo está padago por el señor Rogers para que no tengamos problemas en nada. Sé que parece que estamos en medio de la nada, pero cerca de aquí hay un pequeño pueblo que es donde tengo que ir a trabajar. También mi jefe me habló sobre varias escuelas donde podrías entrar y que cree que son demasiado calificadas para fortalecer tus conocimientos.-Le dijo. Pero en la mente de Ben no era más que un montón de bla bla bla bla.
-Tengo hambre.-Dijo Ben.-Mejor vayamos primero a aquel pueblo con el que nto te callas y busquemos un restaurante, tal vez pizza.-Así se hablaban entre padre e hijo, no había nada más que la sangre que los uniera a ese par.
-Tal vez mañana.-Dijo Marlon.-Ahora no puedo gastar.
-Siempre pensando en el dinero y que no lo puedes gastar, siempre lo mismo.-Dijo el chico.-Tengo hambre.-Repitió.
Marlon rebuscó en uno de los bolsillos de los vaqueros y se sacó una llave. Se bajó del auto y se acercó la reja y quitó el candado. Empujó la verja que era demasiado antigua y después se regresó al auto. Condujo y entró en los jardines. Ben pudo ver una gran casa, no llegaba a ser una mansión pero si era de gran tamaño. Estaba hecha de madera pero en buen estado con el techo verde azulado. El jardín estaba demasiado bien cuidado.
Otra parte del empleo de Marlon era que casi nunca llegaba en la noche sino hasta las siete de la mañana, así que Ben se sonrió porque sabía que tendría aquella casa gigante para él solo. Se bajó del auto y cerró con un poco de fuerza la puerta y su padre lo miró enojado pero él se limitó a ignorarlo. Abrió el maletero y bajó las maletas y corrió a toda velocidad con las llaves de la casa en la mano. Era aún más sorprendente por dentro. Subió las escaleras y vio una habitación circular con una pequeña cama y decidió que esa sería su habitación.
Sacó su teléfono celular del bolsillo y lo abrió, desafortunadamente en aquel lugar no había señal. Pero tal vez abría conección a internet, así que sacó su iPhone. Lo que más deseaba era poder hablar con alguno de sus amigos. Desafortunadamente no podría porque aún no tenía internet. Estaba desquiciado en aquel lugar y con una horrible hambre. Pero el puto de su padre no había podido pensar en él ni por un momento. Supuso que a ese paso ya estaba inscrito en una escuela de aquel pueblo que sonaba demasiado mal.
Su padre le dijo que bajara a cenar. Había una caja de pizza sobre una pequeña mesa. Marlon lo había hecho con intención de que su hijo le pusiera un poco de atención, sin embargo este solo se sirvió y subió de nuevo.
A la mañana siguiente.
Ben se despertó a las cinco de la mañana, la lluvia le encantaba y planeaba salirse a empapar en plena oscuridad antes de que tuviera que bañarse para ir al instituto. Se quitó la camisa que llevaba y comenzó a sentir las incontables gotas golpearlo con fuerza. Ben siempre había sido de las personas autoindependientes. Le encantaba estar allí mismo sin poder ver mucho, se sentía seguro, la inseguridad se encontraba en casa cerca de su padre.
El chico no recordaba mucho acerca de su madre, pero siempre que había una ocasión así ambos jugaban bajo la acogedora lluvia, pero por alguna razón era el único recuerdo que tenía además del hecho de que fuera una buena mujer.
Horas después ya estaba listo frente a la puerta esperando a su padre. Condujeron más o menos media hora y Marlon lo dejó sin decirle adiós frente a las puertas del instituto. Todos estaban fuera agolpados esperando a que abrieran la puerta.
Estuvo ahí alejado de los demás hasta que su peor pesadilla ocurrió, la puerta se fue abriendo lentamente.