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El amor nace en invierno por girlutena

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Notas del fanfic:

Bueno....

Es mi primer fanfic que subo, después de armarme de todo el valor que tengo. ^^' 

Espero que le den una oportunidad *-*

 

Y como ya saben los personajes son de Masashi Kishimoto, yo solo los uso para hacer volar mi imaginación (:

Notas del capitulo:

  !!!! *//* !!!!

No hay nada peor que creer en una promesa y saber que no será cumplida, esperar a alguien y saber que no vendrá, darse cuenta que todo era mentira, todo era tan solo una broma.


Una noche de invierno, la primera nevada del año, una de las más fuertes de todos los tiempos, las calles oscuras se llenaban de bellas luces de colores y el olor a pavo horneado invadían toda la avenida. Las risas de los adultos, las risas de los niños por pedir sus regalos y sus deseos, tan solo el hecho de pasar aquel día lleno de amor con sus familiares.


En un oscuro y sucio callejón se encontraba un pequeño cuerpo temblando por el frío, no iba muy bien abrigado, tan solo una fina polera y un pantalón de lino, después de haber sido cruelmente golpeado por sus compañeros de escuela, con dificultad se puso de pie, apoyándose gracias a las paredes, sintió como sus cabellos cayeron, tapando su rostro golpeado, paso lentamente su lengua por su labio sintiendo un sabor a acero.


Llego a un viejo edificio “inhabitable”, intentando no caer, subió con dificultad las viejas escaleras, abriendo la puerta, prendió unas pequeñas velas, se lavó con un poco del agua que tenía en una pequeña tina, cambiándose su uniforme con una pijama –demasiado holgada, para ser suya. Abrió un paquete de galletas y lo comió con un poco de leche fría.  Viendo como la nieve caía atravez de su ventana, se quedó dormido sobre su viejo colchón.


 


Era un nuevo día y aún no llegaban las vacaciones tan esperadas por todos, lejos de la ciudad se podía ver un hermoso templo sobre una hermosa colina, al costado de esta se hallaba una hermosa casa de dos pisos, con un jardín, cubierto de las más hermosas flores y un gran árbol de cerezos.


Se pudo ver a un pelinegro bajar las escaleras de su casa, cogiendo una tostada con mermelada y metiéndosela a la boca, agarro su mochila y sin más salido evitando a su pequeña mascota, un pequeño gato de color blanco como la nieve y unos ojos tan rojos –como la sangre- Ese día tendría que coger el tren ya que su hermano no estaba y se había llevado el auto.


El pelinegro llegó agitado, bajando las escaleras del subterráneo, colocó sus manos en sus rodillas intentando atrapar todo el aire que podia, suspiro cansado al ver como las personas se apresuraban  para entrar en el próximo tren.


Se escuchó el  timbre de llegada y las personas empezaron a empujar, gracias a su gran altura, no sufría por perder el aire y caer desmayado, intento desabotonarse su casaca y su bufanda, arreglando su mochila en su hombro izquierdo, fue en aquel momento-tan solo unos segundos- en que una cabellera rubia le llamo la atención.


El moreno intento ver más allá, hipnotizado por aquel color y lo que vio, no le gustó para nada.


Un hombre mucho más mayor estaba aprisionando el cuerpo del más pequeño en una esquina, manoseando primero los cabellos rubios del doncel. El moreno arrugo su ceño y firmemente se acercó hasta el hombre, separándolo bruscamente del menor.


-Si no desea que esto lo comunique con las autoridades, es mejor que se aleje de él. – Tal vez el hombre haya pensado en replicar, pero al ver el rostro del moreno decidió retirarse rápidamente sin decir nada.


Cuando el mayor se retiró, justo las puertas del tren se abrieron haciendo el ahora el moreno aprisionara el cuerpo del rubio. El cuerpo del menor empezó a temblar levemente y eso no paso de ser percibido.


-¿por qué no estas abrigado?... ¿Acaso no has escuchado que este invierno será el más frío? – Pero el rubio siguió sin decir nada, mas solo agacho su avergonzado rostro. El moreno suspiro cansado, intentando sacarse su casaca y poniéndosela sobre los hombros del rubio.


Y por primera vez el azabache pudo ver esos ojos tan azules, como el cielo tan brillante como el mar, pero aun así pudo notar un poco de miedo y soledad. También se quitó su gorro de lana, dejando que sus cabellos azabaches cayeran desordenados sobre su níveo rostro. Ante la mirada confundida del rubio, acomodo sus sedosos cabellos para cubrirlos con su gorra.


El moreno intento pensar en otras cosas, que no sea en el pequeño doncel que tenía entre su cuerpo, ni mucho menos en el aroma que este desprendía de su cuerpo, un aroma de que por sí- ya lo tenía loco-


-…yo…lo…siento mucho…-Claro si al principio pensaba que estaba jodido, ahora estaba peor, uniendo aquel aroma de castañas y nueces oír aquella voz tan sutil y gracial, llenándole todos sus sentidos.


Por otra parte el rubio se encontraba aturdido y triste, se alegró demasiado en que alguien lo ayudara con aquel pervertido, pero ahora tenía al cuerpo de otro hombre muy cerca del suyo.


-Al parecer no le agradó mucho -Pensó deprimido el rubio


-Al contrario, yo lo siento, esto debe incomodarte. –el doncel negó lentamente, llamando la atención del mayor.


-No yo...gracias… por lo de hace rato. –Ahora si estaba muerto, como iba a hacer para sacarte aquellas sensaciones que le hacía sentir aquel pequeño.


-No te preocupes. –El mayor vio su rostro reflejado en el vidrio e intento borrar aquel leve sonrojo, sintiendo como el cuerpo del menor se calmaba poco a poco.


Y antes de que pudo decir algo más, el tren se detuvo, abriendo las puertas y en un abrir y cerrar de ojos, el rubio salió corriendo de ahí, dejando inconscientemente al moreno con una sensación de vacío y angustia en su pecho.


 


 


El rubio llego con algo de prisa, mientras corría sentía que su corazón latía rápidamente, tal vez por la carrera o muy posiblemente por el moreno.


El doncel paso el portón, intentando llenar sus pulmones con aire limpio, subiendo los escalones hasta llegar a la azotea, recibiendo el helado viento en su rostro, todo estaba lleno de nieve, pero aun así no le importó y se sentó cerca del muro de contención guardando sus manos en los bolsillos de la casaca que le había dado el azabache, subió el cuello de esta ocultando su nariz en esta, tranquilizándose con el olor a tabaco y canela del varón.


No muy lejos de ahí, llegaba el azabache, caminando con una parsimonia, no nata de él. Paso sin hacer caso a los –chirridos- de los donceles y las mujeres, pasando de largo a los saludos de los que decían “amarlo”.


Subió las escaleras con cansancio, llegando a su salón, tiro su mochila en la mesa de siempre, ocultando su rostro – frustrado- entre sus brazos y la mesa.


Sus amigos que lo habían visto llegar, habían dejado de hablar para ver – extraños- el comportamiento de su viejo amigo.


Gaara, un doncel pelirrojo, con unos ojos aguamarinas, muy hermoso y a la vez sumamente serio, no era tan alto como el varón, pero tenía la altura promedio de los donceles.


Shikamaru, un joven pelinegro,  de ojos color chocolate, con dos pendientes en sus orejas, demasiado inteligente - como flojo- era el único que pensaba las cosas con la cabeza fría, aunque no le guste actuar, era un buen amigo.


-Hey, Uchiha… ¿todo bien? – el pelinegro arreglo sus cabellos desordenados en una coleta alta, como lo que le diferenciaba, recibiendo un –suspiro cansino- por parte del moreno.


-¿sasuke?... ¿qué te paso? – el pelirrojo se acercó donde su amigo, acariciando levemente la espalda fría del moreno. Dándose cuenta que no traía su casaca ni su gorra favorita consigo.


-Gaa-chan… -El pelirrojo arrugo su ceño al oír la lamentable voz de su mejor amigo. -¿Cómo haces para conversar con alguien a quien no conoces?


El pelirrojo y el pelinegro se miraron con extrañeza, shikamaru iba a preguntar algo más, cuando escucharon los pasos del profesor de economía.


El profesor un joven alto, calmado, recto y sereno, siempre ocultando su rostro debajo de una máscara y siempre llegando tarde a sus clases con excusas baratas.


-Lo siento mucho chicos, pero el tráfico se estancó de nuevo…ya saben las fiestas.


Los alumnos abrieron sus libros a empezar tomar notas sobre las crisis económicas y por primera vez sasuke estaba tan distraído que el profesor tuvo que llamarle la atención varias veces. Antes de que la clase acabara el moreno salió del salón con dirección al baño.


Metiendo su cabeza debajo del chorro de agua helada, dejándola ahí unos minutos, su rostro mojado se reflejaba en el espejo, sus ojos ardiendo, seco su rostro con una buena cantidad de papel, sacudiendo sus cabellos aún con las gotas frías recorriendo su espalda.


Saliendo del baño se encontró con su profesor de administración leyendo unos papeles arrecostado en la ventana, se acercó apoyando su peso en el pequeño muro, asustando al  profesor, sus cabellos castaños amarrados en una coleta, unos ojos negros y brillantes, su rostro era tan fino y bronceado, su cuerpo delgado detrás de ese aburrido uniforme.


-¿sasuke-kun…está todo bien? – la voz del castaño le hizo voltear a verlo


-Yo…no lo sé…


-¿puedo ayudarte en algo?


-…es un doncel…no lo conozco…solo lo ví en el tren


-¿Y te llamo la atención?


- ¿Cómo dice kakashi?… “amor a primera vista”


-Oh!...sasuke-kun


El castaño acaricio los cabellos mojados del menor, dándole una leve sonrisa.


-Sabes que siempre vamos a estar para ayudarlos. ¿Sí? – el moreno le devolvió la sonrisa y el gesto


-Será mejor que regrese o kakashi me dará más trabajo.


El moreno salía del salón de clases con su mochila sobre su hombro y sus amigos iban al costado de él, nadie decía nada, dando pasos tranquilos por los pasillos, bajando las escaleras.


-Estoy tan aburrido y tengo tanta hambre


-Shikamaru…-Gaara había notado la actiud fría de su amigo, mas con la "ayuda" de Shikamaru no facilitaba nada.


-Está bien gaara, vamos a comer, shikamaru


-¡sí! , vamos al Ichiraku


Los 3 chicos salieron de la universidad pasando por la preparatoria de esta misma, al parecer los alumnos también habían terminado sus clases, ya que se podía ver demasiado movimiento en medio del patio.


-Al parecer están molestando a alguien. – Shikamaru se detuvo colocando sus brazos detrás de su nuca, mientras que sasuke y gaara se detuvieron al oír las palabras de su amigo, regresando por sus pasos, ingresando a la escuela.


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