Se encontraba desde lo alto de un puente con el viento alborotando aún más su cabello, observando un pequeño taller mecánico, ya no sabía bien cuanto tiempo había estado recargado sobre aquella baranda, por su mente jamás cruzo la idea de que aquello fuese una pérdida de tiempo simplemente no había mejor forma de pasar su día libre, al menos para él, que cerciorarse, ver aunque fuese de lejos la razón de su obsesión.
Fushimi Saruhiko sabía muy bien que su deber, su tarea primordial era asegurarse que el muchacho de cabello castaño se encontrara bien, al menos dentro de lo razonable después de haber perdido a su rey. Chasqueo la lengua irritado al pensar en la persona que le arrebato al que era suyo, sin embargo no podía ignorar el hecho de que esa persona a pesar de ya no estar aún era importante para su Misaki. El de cabello castaño se había vuelto taciturno, demasiado concentrado en su perdida, lo inquietaba así no era el muchacho, era energía, vida, el que daba color a su existencia y por el momento solo podía hacer eso, ver desde lejos esperando.
La vibración de su PDA lo saco de sus enmarañados pensamientos, irritado lo saco de su bolsillo, sabía que era de Scepter 4, nadie más lo llamaría, no tenía amigos ni conocidos fuera de la organización, estaba demás decir que ni siquiera dentro de Scepter 4 contara con lo que se pudiera reconocer como un amigo, solo compañeros de trabajo y subordinados, eran todo para él y no necesitaba de nadie más.
-Es mi día libre –dijo Saruhiko apenas contesto la llamada.
-No te atrevas a colgarme, Fushimi-kun.
-Le aseguro que deje todos mis pendientes listos, si un estúpido perdió los papeles no es mi culpa, teniente Awashima –objeto Saruhiko sin perder de vista al castaño –es mi día libre.
-Un poco de respeto, Fushimi-kun o me asegurare de que no te despegues de tu escritorio en un mes.
-Tsk… y bien, ¿qué sucede?
-Regresa de inmediato al cuartel, el capitán te pondrá al tanto.
El de ojos azules solo se limitó a dar por terminada la llamada, mientras mascullaba lo molesta que era su teniente, sin duda sus superiores eran un dolor de cabeza, dio una última mirada al pequeño cuervo que revisaba el motor de un auto, era una verdadera lástima deseaba seguir… asegurarse de que Misaki llegase bien a su apartamento.
El muchacho de cabello castaño, se encontraba casi metido en el motor del auto en el que trabajaba, su rostro manchado con grasa del motor, busco a tientas una llave que necesitaba sin encontrarla, un instante después alguien le alcanzo el objeto que necesitaba, tras hacer los ajustes necesarios se regresó para dar las gracias.
-Gracias por la ayuda.
-¿Eres Yata Misaki?
-¿Quién quiere saberlo?
No era solo uno su interlocutor, era un pequeño grupo de cinco personas, no llamaban mucho la atención sin embargo eran los suficientes para que el castaño no mantuviera su guardia baja, se adelantó un joven alto y delgado, de rasgos afilados, su cabello castaño caía sobre sus hombros de manera despreocupada, la barba de unos cuantos días acentuaba esa impresión.
-¿Eres Yata Misaki?, Yatagarasu miembro de lo que fue HOMRA.
-Solo un grupo de perros sin amo –murmuro uno de los muchachos.
-Oye cabron, ¿a quién llamas perro?
-Discúlpalo, soy Levis y este imprudente es Ercik –se presentó el joven dándole un coscorrón a su compañero –somos Índigo.
-Tengo trabajo, piérdanse.
-¿No te has dado cuenta Yata-kun? –inquirió Levis señalando a su alrededor –no hay problema.
Misaki miro a su alrededor, su jefe parecía no prestarle atención, es más hablaba con alguien que era muy parecido a el mas bien idéntico, Levis rio ante la consternación del castaño. El que casi no tuvieran presencia, la barrera creada a su alrededor y ¡por Dios había un tipo idéntico a él!
-Necesitamos de tu ayuda Yata-kun –dijo Levis.
Saruhiko observaba los monitores frente a él, un grupo rebelde de strains al parecer había organizado una reunión, se hacían llamar Índigo, no estaba solo conformado por strains y apostaban por el caos y la anarquía, siendo su principal obstáculo Scepter 4, el problema era el rumor de que se estaban vinculando con restantes miembros de HOMRA.
Tendría que dirigir la operación de esa noche, la reunión se llevaría a cabo en un almacén abandonado, en términos simples se trataba de una redada, el tomaría acción en la batalla, neutralizar al líder era su misión. Poco a poco en el sucio almacén las personas empezaron a llegar, sin señales aparentes de los dirigentes del grupo, de la nada pareció haber aparecido el que se hacía llamas Levis acompañado de su sequito, el sujeto Ercik llevaba su brazo por encima de alguien más bajo que el, ese alguien lo obligo a contener la respiración y lo obligo a checar con premura su PDA.
-¿Por qué eres tan idiota? –cuestiono Saruhiko al confirmar su temor.
El castaño observaba a su alrededor, un tanto confuso del porque había accedido a asistir a aquella reunión de tan extraño grupo, pero las palabras de Levis le habían dado un débil rayo de esperanza, su ingenuidad había ganado partida a la casi no muy escuchada parte razonable, la posibilidad de ver de nuevo a Mikoto-san nublo toda posibilidad de razonamiento lucido de Misaki, es más creía que en algún momento le habían dado algo pues se sentía mareado. Levis subió a una especie a una tarima para que la gente de alrededor pudiera verlo, el resto del grupo guardo silencio al ver a su líder.
-Mis amigos, hermanos, se acerca el momento en que le demostremos a los opresores de Scepter 4 que no nos someterán, levantaremos nuestra voz, ser un strain no es ningún crimen.
-¡SI!
-En las inmediaciones del cuartel azul, donde entrenan a los nuevos reclutas, el capitán y Rey Azul Munakata Reisi supervisara personalmente el entrenamiento de los nuevos reclutas, acabaremos de un solo golpe son la cabeza de Scepter 4 sin posibilidad de resurgimiento al borrar de la ecuación a la teniente Awashima Seri y el tercero al mando Fushimi Saruhiko.
Misaki volvió su mirada a Levis, aquella reunión no tenía nada que ver con lo que habían charlado, ¿por qué tenían que meter al mono maldito?, nunca estuvo a favor de ese endemoniado y burócrata clan, pero aquello era ir demasiado lejos.
-No estamos solos en nuestra lucha, HOMRA se ha unido a nuestras filas –anuncio Levis señalando al castaño –el será la mano detonante que nos liberara.
-¡Ni de coña! estás loco hijo de put…
Misaki no pudo terminar su letanía de maldiciones al ser golpeado por Ercik. Una fuerte explosión los deslumbro por un instante y luego los sumergió en la oscuridad, una densa nube de humo se desplazaba por el lugar impidiéndoles huir con eficacia a alguna salida, no veían nada, los gritos de desconcierto no tardaron en hacerse presente y el caos que tanto predicaba Levis reino en el lugar.
El castaño pronto fue abandonado por su captor, en su intento de huida, dejándolo en medio de la confusión, entre la humarada se alcanzaban a ver algunos destellos azules y uno que otro grito, en medio de todo el caos desatado lo tomaron del brazo llevándolo lejos del desastre, entre el humo alcanzo a distinguir a su nuevo captor.
-¡Saruhiko!, ¿qué diablos haces aquí?
-Misaki siempre tiene que complicar mi trabajo –murmuro Saruhiko andando por un oscuro pasillo.
-Nadie ha pedido tu ayuda mono loco, yo podía…
-¿Arreglártelas solo? –interrumpió Saruhiko abriendo una de las puertas y arrojando al castaño dentro del apestoso armario –quédate aquí y no hagas ruido.
-¡No decidas las cosas por ti mismo!, yo me largo de aquí.
-No seas imprudente, el edificio está lleno de oficiales de Scepter 4 y de los delincuentes de Índigo –alego Saruhiko volviendo a empujar al castaño –eres un fastidio Mi~sa~ki.
Misaki trato de golpear al joven de gafas, este no tuvo problemas con bloquear el golpe, y segundos después presionaba sobre el rostro del castaño un pañuelo, los ojos del más bajo se pusieron en blanco y se desvaneció sobre los brazos de Saruhiko (siempre precavido con lo que fuera necesario para lograr su objetivo), con toda la rapidez que le fue posible metió en el armario al inconsciente castaño y después bloqueo la puerta para que pareciera como si por culpa de la explosión los escombros hubieran bloqueado el área.
-Y ahora a arreglar su desastre –se quejó Saruhiko volviendo sobre sus pasos –tendré mucho papeleo que hacer.