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mine por ---Yoite Yutaka---

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Notas del fanfic:

saben lo dificil q fue escribir un fic sin porno gore extremo y paranormalidad extrema? xDDDDDD joder xDDD

 

bueno aqui la respuesta del desafio xDDDDD no se me ocurre nada q poner asi que disfruten!!!

Notas del capitulo:

aqui la respuesta del desafio xDDDD les recomiendo musica tetrica de fondo xDDDD

Era una noche brillante, las estrellas resplandecían orgullosas en el infinito cielo de las calles de aquella ciudad. Un joven pelinegro con ropas negras con un aire gótico, de una piel blanca; tal cual luna paseaba de manera pausada y tranquila, llamando la atención de propios y extraños que paseaban por ese enigmático lugar, criaturas tan hermosas no se veían todas las noches. Él no prestaba atención a las miradas de incluso deseo que le dedicaban. Le agradaba escuchar el sonido de sus botas, por aquella calle empedrada que lo llevaba a su destino, noches como esas, frías pero despejadas, hermosas con un toque de sensualidad que invitaba a perderse en lo más profundo de sus deseos; una noche como esa fue cuando inicio todo…

 

Takanori Matsumoto era, a sus 20 años lo que muchos consideraban un prodigio de la música. Era concertista de piano y podría decirse que su talento era sobrehumano, una belleza exquisita y bastante refinada, y pese a su expresión llena de apatía a la hora de dar un concierto o en alguna reunión a la que se le invitaba era una persona bastante tranquila.

 

Un talento nunca antes visto

Increíble

Manos de oro

Prodigio

 

 

Cosas como esas invadían los oídos de aquel castaño de cabello ondulado y de bellos ojos azules, siempre lo mismo, palabras carentes de algún sentimiento, vacías sin gracia alguna.

 

La única persona en la que confiaba era su único gran amigo, el ser más cercano a su vida Tanabe Yutaka: un apuesto joven de cabellos azabaches, fornido y con una sonrisa encantadora; Kai, como solía decirle el castaño, apodo por el cual sólo podía usar Takanori con él, estaba fuera del país por un viaje que tuvo que hacer de urgencia. Ellos se conocían desde pequeños, Kai era el hijo de una familia que tenía una amplia cadena de restaurantes en el país mientras que Takanori era hijo de una familia de aristócratas. Se conocieron de niños en uno de las tantas fiestas que se ofrecían en la ciudad y a partir de ese momento se volvieron inseparables.

 

Años después cuando los padres de Takanori murieron en un incendio en una fábrica que pensaban comprar, Kai fue su único apoyo, vivieron juntos en casa de Ruki y tiempo después se mudaron a su actual hogar una mansión demasiado grande para sólo dos personas y la servidumbre, pero lo suficientemente calida para ambos.

 

Fue en esa ciudad que Takanori aprendió a tocar el piano y descubrió su talento. Tanabe lo había convencido y se había convertido en el gran pianista que era hoy.

 

Le quería tanto

 

 

 

Pero seguía odiando ese ambiente tan enfermo que sólo soportaba para complacer a Kai.

 

Pero hasta la persona más tranquila tiene sus límites.

 

 

 

Takanori Matsumoto o Ruki el cual era su nombre artístico corría por las calles empedradas mientras amargas lágrimas caían de su piel nívea. Ya estaba harto de todo aquello, se sentía solo y bastante desesperado, había logrado escapar de una mascarada que se llevaba acabo en la mansión de uno de los altos aristócratas de la ciudad, Akira Suzuki creía recordar: Todos alrededor sofocándolo, halagándolo, algunos incluso con comentarios venenosos acerca de que si su talento era real o simple fachada para abrirse paso entre el mundo social y político, nobles presentándoles a sus hijas y hasta burlas. Simplemente perdió el control de sí mismo y salió corriendo de ahí.

 

Sin Kai, Ruki se sentía bastante perdido ya que para él era alguien demasiado especial, quien lo descubrió, quien lo animó y ayudo a explotar su talento, la única persona a la que le confiaría su vida, el único que jamás se atrevería a hacerle daño ahora no estaba cerca y tardaría mínimo una semana más en regresar. Perdido entre tanto pensamiento en medio de esas calles tropezó con alguien.

 

Tropezó con el

 

 

 

-¿Te encuentras bien?

 

 

 

Embelesado. Así se sintió Takanori cuando vio a la persona con la que había chocado. Un hermoso joven alto y delgado, de cabello cobrizo y rizado, con un extravagante peinado, sus labios eran carnosos y tenían una forma bastante peculiar. Pero lo más hermoso eran sus ojos, unos ojos de los colores del oro, tan llenos de vida, tan llenos de misterio.

 

-Si estoy bien, lo siento no me fije por donde iba- dijo sosteniendo la mano que le ofrecía ayuda.

 

-No te preocupes yo también venía algo distraído. Soy Uruha por cierto.

 

-Yo me llamo Ruki –sonriendo levemente.

 

-Mmm Ruki no me parece un nombre.

 

-Es tan normal como llamarse Uruha- ambos sonrieron.

 

-¿Me permite acompañarle?

 

 

 

Y así terminaron caminando juntos por la calle platicando de cosas banales y disfrutando de aquella noche. Takanori se sentía liviano, Uruha le provocaba una sensación de paz muy agradable. Pronto se dio cuenta que habían llegado al enorme portón de su hogar, no quería que esa sensación se acabara.

 

-Tu casa se ve enorme.

 

-Gracias- y a Ruki le costo horrores formular esa pregunta.

 

-¿Qui-quieres pasar a tomar un poco de té?

 

-Te agradezco, pero me es imposible en este momento- para Uruha no paso desapercibida la expresión de Takanori; no pudo evitar sonreír.

 

-Pero si me dejas te puedo invitar a dar un paseo mañana.

 

-Cl-claro.

 

Takanori se había golpeado mentalmente por aceptar tan rápido la compañía y las invitaciones de prácticamente un desconocido, pero decidió dejarlo pasar.

 

Si hubiera sabido lo que se desencadenaría después

 

 

 

Los días comenzaron a pasar, Ruki y Uruha pasaban cada vez más tiempo juntos, salían a desayunar, a montar a caballo, incluso Takanori se animo a tocar el piano para él, cosa que sólo había hecho con Kai… Kai.

 

Takanori decidió por alguna razón no mencionarle sus salidas con Uruha a Tanabe. Cuando el pelinegro había regresado de su viaje notó a su amigo más tranquilo incluso alegre, por lo que él tampoco quiso preguntar por el motivo de su cambio de actitud. Si Ruki estaba contento indudablemente él también lo estaría.

 

 

 

Fue una de esas tantas noches que había salido con el hermoso castaño, mientras observaban el cielo estrellado en la orilla de ese lago cerca de la casa del pianista que lo predecible sucedió. Fue aquella noche estrellada cuando Uruha le confeso sus sentimientos a Takanori, cuando Takanori le dijo que le correspondía, cuando lo beso con tal pasión que sentían sus cuerpos arder. Cuando se entregaron al amor.

 

En principio no se dio cuenta, pero a partir de ese día las cosas empezaron a cambiar, tal vez de manera lenta y casi imperceptible, pero se podía sentir lo podía incluso respirar. Kai comenzó a estar menos en casa, seguía siendo el mismo, pero los viajes de negocios y arreglar su vida artística comenzaron a consumir mucho de su tiempo. Ruki se sentía un poco culpable, todo ese esfuerzo era por él y para él, a final de cuentas, le recompensaría de verdad que lo haría. Pero por otra parte comenzó a sentirse observado, al principio era de vez en cuando, pero los últimos días se había vuelto terriblemente constante, se sentía acosado, vigilado, le daba algo de miedo porque de verdad podía sentir su constante mirada, pero por más que volteaba no veía a nadie que le llegara a provocar desconfianza, a veces también sentía que cambiaban sus cosas de lugar. Empezó a sentir miedo.

 

 

 

Una tarde que caminaba solo de regreso a casa después de ir al pueblo con Uruha fue que lo vio. Vio a la persona que lo observaba todo el tiempo, lo supo porque tenía la misma sensación de miedo y desconfianza. Era un hombre alto vestido de capas negras y capucha, portaba una mascara dorada con detalles de plata; si su vista no le mentía, estaba inmóvil, ahí, a mitad del camino, sólo el aire movía ligeramente sus vestimentas, pero más allá nada, comenzó a acercarse, pero una mano en su hombro lo detuvo.

 

-Ahh! ¿Uruha qué haces aquí?

 

-Lo siento…. lo siento sólo que no quería dejar que regresaras solo a casa y además te veías nervioso, ¿te encuentras bien?

 

-s-sí sólo que vi un… eh? Ya no esta- el camino estaba vació.

 

-No entiendo de qué hablas.

 

-No de nada cosas mías, entonces… ¿caminamos juntos a casa?

 

 

 

Comenzó a verlo en todas partes, en cualquier lugar en el que se encontraba, siempre acechándolo, señalándolo, burlándose de él, porque lo había escuchado, lo escuchaba reírse de él en todo momento, de una manera tan escandalosa y siniestra que lo hacia temblar. Algunos días cuando Kai estaba en casa le preparaba tés para que se relajara, pero a esas alturas ni siquiera eso funcionaba. Estaba desesperado, pero callaba, se guardaba su miedo porque no quería que lo tacharan de loco, porque parecía que sólo él lo veía, pasaba entre la gente que parecía no inmutarse con su presencia y su risa. Incluso Uruha había notado su estado de nerviosismo siempre vigilando, siempre alerta, como si esperara que alguien lo atacase de un momento a otro, pero cada que preguntaba la respuesta era la misma...

 

Estoy bien

 

 

 

Fue en un baile cuando las cosas comenzaron a salirse de control.

 

 

 

Aquella noche Uruha lo había invitado a un baile con el fin de que se distrajera un rato y despejara su mente, a Uruha le pesaba en el alma verlo deprimido así que pensó que esa seria una buena forma de ayudar.

 

Bailaba con Uruha, con su amado, se sentía tranquilo entre sus brazos, creyó que estaba seguro con él. Seguían bailando frente a la mirada de todos los demás invitados. La música era agradable en ese momento, no quería abrir los ojos. Pero lo hizo.

 

La música comenzó a volverse más rápida, más frenética, rayando en lo terrorífico, las personas a su alrededor se reían de él. Miraba a un Uruha inmutable ante las carcajadas tan siniestras que emitían esas personas ¿es qué de verdad nadie más que él escuchaba todo éso? Sus caras comenzaba a adquirir formas espeluznantes, sus rostros sangraban a borbotones, le gritaban e incluso algunos intentaban jalarlo, y apareció de nuevo, ese ser con mascara de oro con detalles de diamante y plata. Alcanzaba a ver sus ojos tan rojos y brillantes como la sangre que salía de los rostros de aquellos demonios. Tan lleno de odio rayando en lo demencial, y lograba escucharlo, el seguía riendo, riéndose de él sabia que era de él.

 

Se dio cuenta de lo que pasaría, se dio cuenta de su objetivo; él iba a matarlo, éso era lo que tenía como único objetivo: el matarlo, el acabar con su vida. Una lagrima bajo por su rostro sin que este siquiera parpadeara. Como pudo se soltó del agarre del ojimiel y salió del lugar aterrado.

 

 

 

Estaba encerrado en su cuarto cubierto totalmente con sus sabanas. Tenía miedo, miedo de ese ser, miedo a que le hiciera daño a él, a Kai, a Uruha. Se asustó cuando tocaron la puerta. No quería salir, ya no quería saber nada y tampoco quería ver a nadie.

 

-Taka, soy yo Kai, por favor ¿déjame entrar si? Te traje algo de té para que descanses, abre por favor- no le contesto, terminó por suspirar y uso la llave que le había pedido a la criada para entrar.

 

Entro de manera tranquila y silenciosa no quería alterar más al castaño pianista, y habló:

 

-Ruki dime que es lo que te pasa, hace apenas algunas semanas estabas tan cambiado, por el amor de dios Ruki ¿Qué tienes?-solo recibió silencio.

 

Era verdad, Kai no sabía nada de Uruha, pero tampoco quería decirle, algo se lo impedía, pero no sabía que. Prefirió callar.

 

-Está bien Takanori, si ya no confías en mí como antes por estas ausencias no te. culpo, pero por favor cuídate no sé qué haría sin ti.

 

Dejó el té en el buró para después salir del cuarto con un deje de decepción.

 

-Cuando esté listo te contare- pero Kai no escucho eso ultimo.

 

 

 

Entro a un enorme salón donde podía escuchar decenas de murmullos, decenas de personas vestida de negro con la cabeza gacha

Rogando por aquella alma para que encontrara eterno descanso

No reconocía a nadie, no reconocía el lugar, temeroso se acerco lentamente hacia ese féretro caoba en el centro de ese salón, quería saber de quien se trataba. Horrible fue su sorpresa al verse así mismo dentro del ataúd, con ese traje negro y sus castaños cabellos acomodados grácil mente, esa expresión como si sólo durmiera. Pero tan pálido, con los labios morados y frio que darían escalofríos con sólo tocarlo. Se le cortó la respiración, pero aun así se acercó más cuando sintió como apretaba ese cadáver fuertemente su mano y tenia los ojos abiertos, mirándolo fijamente… y le sonrió. Retrocedió impresionado y su espalda choco con alguien.

 

El hombre de la máscara estaba frente a él, las demás personas en aquel lugar mostraron sus rostros quemados con una sonrisa.

 

Eres mío, no pienso compartirte con nadie.

 

Despertó sudante de aquel extraño sueño. Tenía miedo,

 

-¿será eso acaso una señal de lo que me espera?- se preguntó aterrado Takanori –maldición koron ¡cállate de una buena vez!- ese condenado, pero no había dejado de aullar desde que llego a casa.

 

Ya no lo soportaba. Era de mañana así que decidió salir un rato para despejar un poco su mente, mientras caminaba fue que recordó:

 

-¿Porque saliste así del baile Ruki? Has estado bastante raro los últimos días, no sonríes, casi no hablas, ¿Dónde esta el chico alegre y enérgico que conocí?

 

-Lo siento de verdad que lo siento, pero es sólo que… ya no lo aguanto- se abrazo fuertemente a Uruha como si ya no hubiera un mañana, al menos no para él –ya no sé ni quien soy-.

 

-Calma, cálmate mi amor que yo estaré contigo siempre, mira para que te alegres un poco te traje un regalo- le entrego una caja algo grande con algunos agujeros

 

-Ábrelo, vamos.

 

Una sonrisa sincera se dibujo en el rostro del pianista. Era un pequeño perro negro que lo miraba con bastante alegría.

 

-¡Gracias!- Uruha sonrió dentro de aquel beso que le dio tan efusivamente Ruki. Si con ese perrito hacia feliz [aunque sea un poquito] a su Ruki entonces podría confiar en que todo saldría bien.

 

 

 

Koron como había decidido llamar al pequeño animalito llevaba días aullando sin parar durante las madrugadas y por más que Takanori trataba de averiguar que le sucedía no daba con lo que causaba sus aullidos incluso lo había llevado al médico, pero todo indicaba que estaba completamente bien. Se estaba impacientando ya no sabia que hacer. Esa noche prefirió beber el café que le había preparado Kai antes de salir e intento dormir.

 

Siempre mío mi querida otra mitad

 

Despertó por el sonido de un débil chillido seguido de silencio, eso fue lo que encontró cuando despertó, sólo silencio. Estaba solo en esa enorme mansión, se puso su bata y salio con una lámpara de aceite, todos los candelabros se encontraban apagados y la única luz era la de su pequeña lámpara, tenía miedo, podía escuchar pasos y algunos murmullos detrás suyo, pensó que podría ser Kai ,pero tan pronto llego esa idea la desecho, Kai había salido a una fiesta en el parque en su representación ante la familia Shiroyama, celebraban la fiesta de compromiso de su único hijo Yuu, quien iba a casarse el mes entrante con una hermosa joven de la cual se había enamorado perdidamente hacia años. Ellos querían que Takanori tocara el piano el día de su boda y más que una salida social era una salida de negocios por lo que no volvería hasta entrada la madrugada.

 

Estaba solo

 

Bajo con mucho cuidado las enormes escaleras de la casa y salió al patio trasero dirigiéndose a donde solía dejar amarrado al perro. Cuando llego no lo encontró por ningún lado, sólo su cadena rota sin señales del perro. Se preocupó.

 

Lo buscó por todos lados donde pudo, pero ni rastro de aquel animalito, comenzó a correr hacia el bosque para probar suerte mientras llamaba al perro, pero lo único que escuchaba eran pequeñas risillas por todo el bosque, quería taparse los oídos pero si lo hacia no podría escuchar a koron, siguió corriendo buscando al animal a pesar de las risas que se escuchaban y se tropezó. Cuando logro incorporarse sintió que tenía la cara y las manos húmedas.

 

-¡Gyaaaaa!- sangre. Tenía sangre en sus manos y rostro, y lo peor era que estaba fresca. Cuando miro al frente miro el pequeño cuerpo de su perro siendo devorado por una masa negra, ahogo un sollozo y corrió cuando notó los ojos rojos y brillantes de aquella masa dirigir su mirada hacia el emitiendo un rugido.

 

 

 

Se encerró en su cuarto y comenzó a tocar su piano con frenesí mientras una extraña sonrisa aparecía en su rostro, se estaba volviendo loco, completamente loco por todo lo que estaba viviendo. De verdad que si.

 

-Hehe- se perdió en aquel macabro sonido que el mismo estaba creando, tan macabro como en lo que el mismo se estaba transformando. Tan ensimismado se encontraba que ni siquiera se dio cuenta cuando Kai entro y lo encontró manchado de sangre tocando el piano, no supo que fue lo que le grito el moreno esa noche, ni se enteró cuando Kai lo obligo a darse una ducha para limpiar la sangre, y mucho menos supo el momento en el que se quedo dormido.

 

 

 

Uruha estaba bastante nervioso... tenia bastantes días sin ver a Ruki y no sabia que era lo que pasaba a su Ruki, ni siquiera sabía su verdadero nombre, cuantas cosas no sabia de él. Si hubiera aceptado aquella invitación cuando lo conoció, si hubiera preguntado porque lloraba tal vez sabría por lo que pasaba, pero le dio miedo. Él quería quedarse con el lado alegre e infantil que le mostraba, pero lamentablemente el hubiera no existe, decidió después de un rato ir a buscarlo hasta su casa.

 

 

 

El pianista estaba dormido en su habitación, tenia una pesadilla, aun dormido sus ojos se movían frenéticamente debajo de sus parpados sudaba y se le cortaba la respiración, sueños tan nítidos que para el en esos momentos eran reales como si de verdad los estuviera viviendo.

 

Fuego

No sabia que era lo que pasaba, se encontraba en un espacio vació completamente negro, pero había llamas por doquier, podía sentir ese calor infernal casi penetrar su alma a donde quiera que giraba la vista sólo podía ver ese espacio repleto de llamas tenía miedo, comenzaba a respirar dificultosamente quería salir de ahí, pero no parecía haber modo de escapar de ese lugar.

 

Takanori~

 

Una voz femenina rebotaba sobre sus oídos, se le hacia familiar, pero no sabia de donde, quería seguirla, pero no sabía como.

 

Takanori~

 

Las llamas se separaron formando un camino, no quería seguirlo. Sabía que lo que encontraría al final no le agradaría, pero aun así continuo.

 

Takanori~

 

Al final estaba una figura, una mujer, era ella quien lo llamaba, no lograba ver su rostro pero llevaba un vestido hermoso de color rojo, los holanes y bordados parecían tener vida propia con los gráciles movimientos de la mujer, lograba ver un hermoso cabello rubio en forma de risos moviéndose de manera preciosa como hebras de oro. Podía oír su voz llamarlo, se sintió hipnotizado y avanzo.

 

Mi Takanori

 

Cuando Ruki la vio apenas salio un susurro de sus carnosos labios, un débil y casi inaudible “madre” fue lo que articulo. Era ella tan hermosa como el la lograba recordar viéndolo con tanto amor y algo de nostalgia.

 

Corrió a abrazarla tan fuerte temiendo que desapareciera en cualquier momento, pero algo no estaba bien, su madre ya estaba muerta.

 

Al parecer la mujer se dio cuenta de lo mismo, apretó entre sus brazos al chico tan fuerte que la respiración le faltaba, incluso podía sentir como comenzaba a quemarle, como cuando tocaba un metal bastante caliente, así se sentía.

 

 Takanori aun con la vista algo borrosa por la fuerza vio como las llamas se avivaban de una manera tan intensa y aberrante, podía escuchar el chillido del fuego quería salir quería salir.

 

Oh mi Takanori, porque nos hiciste esto, ¿Por qué?

 

El agarre se fue aflojando permitiendo ver a quien casi lo asfixiaba esa presencia con el rostro totalmente quemado, apenas se conservaban unos cuantos cabellos chamuscados por el fuego, la piel de su pecho de sus manos de toda ella totalmente descarnada, el olor a piel quemada era insoportable. Takanori solo veía con terror todo aquello ella… ella.

 

¿¡¡¡POR QUÉ TAKANORI!!!?

 

Despertó chillando de ese espantoso sueño y fue a esconderse a un rincón de la habitación. Comenzó a morderse las uñas hasta hacerlas sangrar, sus ojos se veían desorvitados, gritaba y se tapaba los oídos con fuerza, apenas despertó las risas comenzaron, no paraban se burlaban de él y de su locura. Kai y una sirvienta habían tratado de entrar para tranquilizarlo, pero él había puesto un mueble para bloquear la puerta, terminaron dándose por vencidos y se fueron. Kai dio la orden a todos los empleados de que se retiraran de la casa esa noche, Takanori estaba mal si, pero a estas alturas la presencia de la servidumbre era más un estorbo que una ayuda, salió a pasear a caballo.

 

Lo único que estaba abierto era la ventana que esa noche dejaba ver la luna llena, tan grande y hermosa, era lo único que daba luz a esa habitación que estaba prácticamente patas arriba excepto por su piano… ah, su amado piano.

 

 

 

Era poco más de media noche cuando Uruha llegó a las puertas de esa casa, llamó de manera insistente, pero nadie se acercó a abrirle. Terminó entrando por su cuenta.

 

Los jardines de esa mansión eran preciosos, bastante bien cuidados, los árboles se movían armoniosos al igual que sus ropas con el viento de esa noche, la luna brillaba en su punto más álgido.

 

Hermoso

 

Continúo con su camino hasta llegar a las puertas de caoba que le daban paso a la enorme antesala de la casa. Al contrario que afuera se sentía una temperatura mucho más alta.

 

-¿Ruki? ¿Ruki estas aquí?

 

Tenía que reconocer que aquella mansión era enorme, mucho más de lo que parecía, tendría que tener bastante cuidado, podría perderse fácilmente en ese lugar. Buscó con cautela en los salones, el comedor, sala, la enorme cocina pero nada, un poco desconfiado y temeroso subió las enormes escaleras tapizadas con esa alfombra azul rey, había demasiados pasillos y habitaciones, encontrarlo sin llamar tanto la atención y formar un escándalo sería una verdadera proeza.

 

Reviso los pasillos y cuartos uno por uno con bastante cuidado, cuidando de no despertar a nadie, pero lo que le pareció extraño es que no hubiera nadie.

 

Tal vez tenían libre el día- continuo hasta que llegó a una habitación enorme, ese no era un cuarto de servidumbre ni mucho menos, a paso lento se adentro y vio el lugar, podía ver en las repisas algunas fotos de Ruki con un chico pelinegro, recordaba haberlo visto de algún lugar pero no sabia de donde, tal vez era hermano de Ruki pero que el recordara jamás mencionó uno. Se acercó al escritorio y vio que había algunas cartas.

 

 

 

Ruki estaba viendo por la ventana perdido en sus mórbidos pensamientos, hacia un momento que logro ver una sombra pasear por el jardín, por lo que puso asustado lo que pudo para reforzar la puerta de su habitación que de por si estaba bloqueada, “era la muerte” la muerte venia por el esa noche y tenía mucho miedo, no quería morir, no quería dejar solo a Uruha, no quería dejar solo a Kai no quería dejar de tocar su preciado piano el cual ahora tenía algunos rastros de la sangre de sus maltratadas manos en algunas teclas. Volvió su vista a la ventana otra vez sólo quería que todo acabara ya. Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando escuchó ruidos por los pasillos, algo parecido a unos pasos. Se escondió dentro del armario, estaba seguro que se trataba del tipo enmascarado, estaba totalmente aterrado.

 

No quiero morir

 

Los pasos se detuvieron en su puerta.

 

No quiero morir

 

Comenzó a oír que intentaban abrir la puerta.

 

No quiero morir

 

Un golpe sordo.

 

Déjame en paz

 

¿-Ruki? ¿Ruki estás ahí dentro?

 

¿Qué?

 

-Soy yo, Uruha ábreme te lo suplico…

 

-Uruha… no, no puede ser, es él, él quiere engañarme, pero no saldré no saldré.

 

-Ruki por dios abre soy yo.

 

-¿Y… y si de verdad es él? Si en realidad es el corre peligro afuera, si el hombre de la mascara lo encuentra lo alejara de mí, no quiero.

 

-¡RUKI!

 

Uruha escucho varios ruidos de objetos pesados cayendo dentro antes de ser jalado bruscamente hacia dentro de la habitación.

 

Sería un cuarto precioso de no ser porque todo estaba revuelto y casi destruido, el piano con sangre y muebles tirados por todos lados. Pero lo que más le hizo sufrir lo que lo entristeció casi hasta las lagrimas fue el estado de su Ruki, delgado, se notaba que no había dormido bien en días incluso semanas sus manos con sangre seca por morderse las uñas al punto de hacerlas sangrar y llegar a desprender incluso capas de piel. ¿Cómo demonios paso esto? ¿Dónde demonios estaba el cuándo lo necesitaba? Se interrumpió a si mismo cuando miró al pianista volver a bloquear la puerta con terror.

 

-¿Nadie te siguió?

 

-¿Qué dices?

 

-El hombre de la máscara, él te siguió… no, no no creo.

 

-Ru…

 

-Él quiere lastimarte, quiere separarme de ti y de todo lo que amo. Pero no lo dejaré, no dejaré que me gane no… no lo dejaré hehehe no podrá acercarse- sonrió como un maniaco.

 

El ojimiel veía destrozado lo poco o nada que quedaba de su Ruki. Pudo haber hecho algo para impedirlo. Si tan solo el…

 

Aun estaba a tiempo, aun podía salvarlo. Sólo tenía que decirle, solo tenía que sacarlo de ese lugar.

 

-Ruki tenemos que salir de aquí, cuando entre descubrí algo por favor vámonos.

 

-Uruha, mi amado- acaricio su rostro con el dorso de su lastimada mano. –si tan solo pudiera hacerlo.

 

El pianista escucho las risas en ese instante. Más estruendosas que antes, le estaban prácticamente gritando lo que le esperaba. No quería.

 

Arrojó las cosas de la puerta a donde pudo y tomó la mano de su pareja para salir corriendo de la habitación. Mientras iban por el pasillo para encerrarse en otra de las habitaciones vio una enorme sombra al final, acercándose cada vez más mientras expandía oscuridad por el pasillo, era la misma que había asesinado a su perro, esos ojos rojos y brillantes no se le olvidaban. Soltó un quejido apenas audible y corrió con Uruha por el lado contrario hasta las escaleras torciéndose un pie cuando logro llegar abajo. Uruha estaba agitado y confundido, intentaba detener a Ruki pero esta no hacia caso o tal vez las risas no dejaban que lo escuchara. Takanori miro hacia arriba y vio que la masa comenzaba a bajar haciendo reventar los cuadros, floreros incluso el barandal de la escalera mientras avanzaba. Grito, grito y jalo como pudo del brazo de Uruha para que lo siguiera, el pie le dolía horrores pero no le impidió seguir avanzando. Se encerraron en uno de los salones de la planta baja, atranco la puerta con atizadores de la chimenea que estaba ahí y retrocedió dando tirones a su cabello.

 

-¿Qué está pasándote Ruki?

 

-Están aquí… el esta aquí, nos va a matar.

 

-¿Qué estás diciendo Ruki?

 

Hubo silencio, eso no era para nada una buena señal y Takanori lo sabía. Sólo escuchaba los latidos de su propio corazón y no apartaba la vista de la puerta.

 

Comenzaron los golpes. Una dos tres veces, cada vez más fuertes. Entraría, no importaba lo que hiciera, no importaba que intentara proteger a Uruha, no importaba nada ese maldito espectro entraría…

 

La puerta cedió

 

Los atizadores salieron disparados al suelo debido a la fuerza con la que la puerta se abrió. Takanori soltó un sollozo y retrocedió junto a Uruha tanto como pudo. La enorme masa demoniaca entro emitiendo un espantoso chillido cubriendo casi todo el salón de obscuridad, el candelabro se quebró y callo al piso, Takanori quedo en shock, no se pudo mover.

 

-¡Ruki! – Uruha lo sacudió para que reaccionara, Ruki con su mirada desorbitada y sin apartarla de la masa que se acercaba a ellos sólo pudo apretar los ojos.

 

-Ru escúchame lo que encontré…

 

Jamás lo sabría. El pecho de Uruha había sido atravesado con un atizador salpicando incluso a Takanori. Su amado, su Uruha…

 

No…

 

-AAAAAHHHH- vio como el cuerpo del ojimiel cedía y caía al piso, llenando este de sangre

 

Uruha Uruha no, por favor uru resiste te lo ruego- Uruha solo le dio una pequeña sonrisa y limpio sus lagrimas.

 

-Tu… tu nom…nombre

 

-¿Qué?

 

-El verdadero…- Ruki lloraba lo único que quería ¿era saber su nombre? No quería decirlo no quería porque sabia que esa era la despedida definitiva, no quería…

 

-Takanori… Takanori Matsumoto

 

-No sabes… lo feliz que me hace… sa-saberlo- silencio, los ojos de Uruha se cerraron para no volverse a abrir. Takanori grito lleno de dolor mientras abrazaba el cuerpo de Uruha que empezaba a perder calor cada vez más rápido. Lentamente alzo la vista sin soltar a Uruha, ahí estaba esa enorme sombra mirándolo una mirada que supo interpretar a la perfección, estaba tan llena de satisfacción, de locura, no lo soportaba.

 

La sombra comenzó a formar una silueta humana. De nuevo esa maldita mascara.

 

-MALDITO MALDITO MALDITO!!!- tomó uno de los atizadores del piso y comenzó a luchar con furia contra ese hombre, quería matarlo quería acabar con él, ya no pensaba en nada sólo quería ver a ese ser acabado. El enmascarado no atacaba sólo esquivaba de manera casi apática los movimientos desesperados del pianista. A él le costaba trabajo sostener el arma sin sentir un dolor horroroso en las manos, estaban tan lastimadas que sentía que se desvanecería en cualquier instante, sumándole el dolor emocional no duraría mucho, las lagrimas hacían su vista borrosa pero no por eso dejo de luchar.

 

Acertó. Logro enterrar el atizador en el abdomen del enmascarado, ahora todo acabaría, lo había logrado, podría vengar a Uruha. No, no estaba bien. El enmascarado comenzó a carcajear de manera estruendosa, como si todo fuera una burla.

 

Un punzante dolor le hizo mirar hacia abajo.

 

Estaba lleno de sangre, su propia sangre, en su abdomen. “¿Porque?” el había sido quien acertó, el había herido al enmascarado, no tenia sentido, no podía ser posible. Abrió los ojos tanto como pudo, y con el pánico recorriendo sus venas se acerco al enmascarado que seguía riendo no le importo que le quitara la mascara.

 

-No… no es verdad ¡¡¡NO NO NO!!!

 

Era el mismo, pálido con los labios morados como en su sueño, sus ojos tenían un maquillaje negro con detalles rojos que lo hacían ver macabro, pero era el mismo al final de cuentas, siempre fue él, siempre, el perro, Uruha, había sido el.

 

Lo último que vio antes de caer fue a tanabe corriendo desesperado hacia él, todo se fue a negro.

 

 

 

Despertó, todo se veía blanco, ese no era su cuarto, ¿dónde estaba? Miro hacia su derecha y vio al pelinegro sentado al lado de su cama, dormido con los brazos cruzados. ¿Qué sucedía?

 

Pronto los recuerdos de esa noche asaltaron su mente y comenzó a gritar despertando a Kai quien llamo a un doctor para que lo ayudara.

 

-Taka taka ¡por favor cálmate!

 

No lo logró, un médico llegó para sedarlo, y termino durmiendo de nuevo, pasaron varios días de esa manera hasta que por fin Takanori se tranquilizo un poco.

 

Kai estaba con él, acariciando su cabello para que se sintiera más cómodo, pero sabía que ese momento tenía que llegar, que Takanori preguntaría.

 

-¿Qué fue lo que paso?

 

El pelinegro suspiro, lo mejor era decir todo de una vez.

 

-Te heriste tu solo con un atizador después de destruir todo a tu paso.

 

-¿Qué?

 

-Rompiste varias cosas de tu cuarto los pasillos y el salón Takanori, te intentaste matar con un atizador- un sollozo salió de los labios de Kai – ¿tienes idea de lo asustado que estaba?

 

-Uruha, donde esta Uruha? – takanori solo quería saber de Uruha.

 

-¿Quién es Uruha?

 

-Uruha él es... es mi pareja- bajo la vista,- esa cosa lo mató Kai ¡lo mató! Por lo que más quieras dime donde esta.

 

-Takanori…

 

-¿Qué?

 

-Cuando te encontré estabas solo, no sé de quien me hablas tú estabas solo en la casa cuando llegue.

 

-¿CÓMO PUEDES DECIR ESO?

 

-Takanori cálmate.

 

-Cómo esperas que me calme, Uruha era a quien amaba y me dices que no había nadie ¿en ese maldito salón?

 

-Takanori, ese tal Uruha no existe, tengo que decirte esto, las últimas semanas varias personas te han visto por las calles hablando solo, yo... yo no les di importancia porque pensé que sólo querían molestar, pero incluso yo te he visto en el lago hablando solo taka…

 

-No no tu mientes tú debes estar mintiendo – sollozo – que hay de koron entonces dímelo.

 

-Takanori yo te di ese perro, lo encontré abandonado y lo traje para ti, pero tú…tu –dudo en continuar –una sirvienta te vio salir a donde estaba mientras le gritabas que se callara, tu, tu aplastaste su cabeza con tu pie hasta que reventó y después comenzaste… a comértelo. Yo no sabia eso hasta apenas unos días que ella me lo dijo takanori, tú mataste a ese animal y tú te enterraste el atizador, y estabas solo.

 

Takanori perdió el control de si en ese momento, golpeo a tanabe e intento escapar del lugar, no podía creerlo Uruha era real, tenía que ser real, le rogaba a los dioses porque eso fuera un sueño y despertara de una vez, pero eso no paso.

 

 

 

 

 

 

 

El pelinegro miro al cielo y suspiro, ¿cuánto hacía de eso ya? ¿Cinco años? Continúo con su camino hasta que llego a su casa donde la servidumbre lo recibió con una reverencia.

 

-¿Cómo se portó taka hoy?

 

-Muy bien señor aunque no quiso comer las verduras otra vez, hasta hace un momento estaba practicando en el piano, dice que quiere estar bien preparado para el concierto de mañana.

 

-Me alegro mucho, bueno hoy hay un baile en la plaza les doy la noche libre para que disfruten –sonrió encantador.

 

-Gracias señor.

 

Subió las escaleras y se dirigió al cuarto del castaño, el cabello del chico ahora era rubio, había descubierto como teñirlo sólo con agua oxigenada, se maltrató un poco pero se veía bastante bien, miraba por la ventana embelesado con la luz de luna, tan bello.

 

-Kai llegaste- se levantó a recibirlo y le dio un beso en los labios, Kai sonrió.

 

-¿Cómo te ha ido hoy?

 

-Akira es un idiota, es la única persona que conozco que cubre su nariz con un trapo solo por distinguirse en originalidad.

 

-Jeje déjalo, sería aburrido si fuera lo contrario, y dime, ¿tocaré en su reunión del fin de semana?

 

-No lo creo, el solo quiere presumir de tu amistad si quieres tocar alguna canción hazlo.

 

-¿Te amo sabías?

 

-Yo también te amo, pero ahora déjame ver tus manos ¿sí?

 

-Mmm esta bien –el rubio poso sus manos sobre las de su pareja, estaban limpias y bien limadas, habían mejorado bastante, Kai iba a besarlas pero takanori no lo dejo.

 

-¿Qué pasa?

 

-A Ángela-san se le ocurrió ponerme ajo en las manos, huele asqueroso pero es efectivo jeje, no quiero que te ardan los labios por el ajo.

 

-no te preocupes, me alegra que no te lastimes más.

 

-A mí también, te juro que ya no me lastimaré mientras tú estés conmigo, ya no lo haré… pe-pero bueno vamos a la cama.

 

 

 

Un Kai desnudo caminaba con un par de sobres hacia la chimenea, arrojando uno por uno al fuego con una sonrisa torcida. Valla, takanori había sido todo un proyecto, tenia que admitir que volver una persona loca no era tan fácil como imagino en un inicio.

 

Takanori jamás fue una persona normal, sus padres lo sabían, por eso tenía maestros privados y no salía de la casa, era un prodigio del piano pero su personalidad contrastaba de manera severa con su talento, takanori agredía a otros niños, y hasta a sus padres. Llego a matar animales de manera cruel incluso casi le desfiguraba la cara a su nana con una figurilla cuando tenia 7. A la única persona con la que se mostraba tranquilo era con él, a él nunca lo dañó, para Kai siempre hubo sonrisas tranquilidad y cariño. Así que cuando tenía 14 y sus padres intentaron llevárselo lejos hizo lo que hizo.

 

Fue una tarde cuando acompaño a sus padres a una de las fábricas de las que eran dueños, sus padres estaban en una de las bodegas y Ruki aprovecho para encerrarlos. Provoco un incendio, cuando encontraron a sus padres, ya era demasiado tarde, estaban siendo consumidos por el fuego y no hubo anda que hacer.

 

Kai se hizo cargo de Ruki a partir de ese día, logró que lo trataran los mejores especialistas, lograron bloquear ese recuerdo, pero tendría que tomar medicamento el resto de su vida, esto ultimo jamás se lo dijo. Fue asunto fácil, siempre las disolvía en su comida y bebidas así que takanori volvió a ser una persona normal, de igual manera él no tenía porque saber que lo medicaban cuando bien se creía curado.

 

Pero tenía que aparecer ese maldito e interferir con todo.

 

Fue aquella noche cuando descubrió que su Ruki tenia alguien más, esa noche cuando Kai perdió todo el control y razón de si, esa maldita noche en el lago cuando lo vio gemir bajo el cuerpo de otro, cuando lo vio siendo poseído por él, estallo en ira, no no y no. No iba a dejar que lo alejaran de su lado, todo lo que paso para poder estar con él.

 

No se lo iban a quitar

 

A partir de ese día gradualmente le suspendió los medicamentos al pianista, comenzó a acosarlo con aquel disfraz y mascara a donde iba. Quería que sufriera, que supiera que sólo con el podría ser feliz, pero de ese tal Uruha… de el sólo quería que muriera, quería matarlo con sus propias manos, pero se le ocurrió algo mucho mejor.

 

Para que matarlo el cuando podía hacerlo el mismo takanori?

 

Algo si tenía que admitir, lo del atizador no lo tenía previsto, jamás le paso por la cabeza que se dañaría así mismo.

 

Mientras Ruki estaba inconsciente, tuvo que esconder el cuerpo de Uruha para poder llamar a un médico y no se armara un escándalo. Cuando había llegado encontró su cuarto revuelto, las cartas las recetas y sus propias notas. Por un momento pensó que había sido Ruki pero pronto callo en cuenta que el ojimiel lo había hecho cuando le gritaba intentando decir lo que encontró. Por suerte Ruki lo mató antes de decir nada.

 

Cuando se llevaron a takanori tuvo que regresar de inmediato a quemar las cartas, saco el cadáver de el sótano y lo vistió de mujer, para después decapitarlo. Dejo el cuerpo en la orilla de algún camino y el cráneo en el pantano, una cabeza en ese lugar seria mas difícil de encontrar que un cuerpo, además así no lo reconocerían. El caso no pasaría más allá de alguna persona dedicada a la prostitución asesinada, esas personas no eran tomadas muy en cuenta.

 

Una semana después cuando el pianista despertó tuvo que fabricar esa historia, Uruha era una mera ilusión, jamás existió, nunca.

 

Está vez Kai no dejo que Ruki olvidara. Quería que Ruki tuviera bien presente que su único apoyo y la única persona que lo comprendía y amaba era él y nadie más que él. Pasaron tres años para que Ruki se considerara curado y lo dejaran volver a casa.

 

Ahora. Sigue tocando el piano como el prodigio que siempre fue, se sigue medicando, pero más importante que eso…sigue siendo suyo.

 

 

 

Sintió unos brazos rodear su pecho y unos labios en su cuello, Ruki lo acariciaba con apenas una sabana cubriendo su piel. Mordió su oreja.

 

-¿Qué haces fuera de la cama?

 

-Solo avivo un poco la chimenea.

 

-Deja eso y volvamos a la cama, yo te calentare – otro beso.

 

-De acuerdo.

 

subieron de nuevo, no sin que antes Kai le echara un vistazo a la pequeña muñequita de cabellos rizados sobre la chimenea, una muñequita que llevaba los cabellos de Uruha, su trofeo, no se arrepentía de nada lo haría mil veces si era necesario si takanori se atrevía a siquiera pensar abandonarlo.

 

De ser así tal vez podría hacer crecer su nueva colección.

 

 

 

Who is crazy now?

 

 

 

Ah, broken is the golden bowl! the spirit flown forever!
Let the bell toll! -a saintly soul floats on the Stygian river -
And, Guy De Vere, hast thou no tear? -weep now or never more!
See! on yon drear and rigid bier low lies thy love, Lenore!
Come! let the burial rite be read -the funeral song be sung! -
An anthem for the queenliest dead that ever died so young -
A dirge for her, the doubly dead in that she died so young.

 

Fragmento de leonore

Autor: edgar allan poe

Notas finales:

que les parecio se lo esperaban? xDDDD 20 jodidas paginas de word cuando ami me tienen q agarrar a putazos para que salgan 8 xDDDDDDDD denme sus opiniones y sugerencias

 

 

 

 

ya vieron inside beast? joder q tuve un orgasmo con kai xDDD

 

 

 

 

dulces pesadillas


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