Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cocinero Del Amor por KuroAshi_ZxS

[Reviews - 13]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Holas!!! Mi viene con este one shot para celebrar el cumpleaños de nuestro querido marimo XD trabaje mucho con este fic para que me disculpasen por no subir algunas conti y cumplir la petición de algunos lectores, quienes me pedían un fic mas largo (este tiene mas de 4.000 palabras, si eso no es largo entonces no se que es XD) y es muy cursi, espero que no les moleste ewé además decirles que como en mi anterior trabajo “Solo Por Tu Sonrisa, Y Tu Corazon” la tematica del fic no estará basada en el cumpleaños de Zoro, sino que en algo mas…profundo xD

Además quiero aclarar que en este fic quise cambiar un poco y hacer a Zoro algo mas…tierno XD pero tampoco quiero que me malinterpreten, si lo hice asi es para demostrar que nuestro marimo a pesar de ser un gran guerrero también es una persona común y corriente que se enamoro, no que siempre sea Sanji el que se sonroje o sufra por su relacion e.e no se si se entiende ewé y si hay algun fan de Nami mis disculpas, ella me cae bien y todo pero necesitaba un villano en el fic y bueno xDDD que mejor que ella xD (cuando lean lo entenderán)

Espero sinceramente les guste, muchas gracias por leer!  X33

Notas del capitulo:

One Piece es propiedad de Eiichiro Oda, si no quien sabe...

Mil disculpas por las posibles faltas ortograficas y espero les guste n.n

Pov Zoro owo

No podía creer lo que ocurría frente a mis ojos, me había quedado sin habla… ¿Sanji no podía haber hecho eso, cierto? Pero entonces…si todo aquello era real… ¿Por qué demonios me sentía tan jodidamente bien…?

Todo aquel lio había comenzado por culpa de la bruja que tenemos por navegante, sabía que aquella chica no podía más que traernos problemas a la tripulación. Lo sabia…pero sabia aun mas en el fondo que, mas allá de meternos en líos por su sed insaciable de dinero sabia que el simple hecho de vivir día a día con ella era el mismísimo infierno…no la odiaba, no de la manera que me gustaría porque sabía, estaba ciento por ciento seguro, que de ser así todo seria muchísimo mas fácil…

No la odiaba, pero si la respetaba. Pocas mujeres eran tan fuertes y valientes como para ganarse mi respeto, pero desde que el pervertido que tenemos por cocinero se unió a nuestra tripulación lo tuve más que claro: estaba celoso de ella.

Nunca supe, tan solo hasta ahora, porque me sentía tan celoso por una chica siendo que hasta hace algunos años solía pasar simplemente de ellas. No sabía si era porque era chica, si era porque era linda, o simplemente porque era Nami. Estaba confundido, aterrado…tenía miedo de los sentimientos que habían empezado a nacer desde lo más profundo de mi corazón…aquel sentimiento que por mucho había tenido bajo llave y que ahora había salido de su baúl como una enorme tormenta que había arrasado con todo a su paso…

Pero quizás el problema más grande de todos era que aquel sentimiento de cuatro letras no iba dirigido precisamente a la pelirroja, sino más bien hacia cierto rubio con el que no nos podíamos ni siquiera ver a la cara…

Desde que era pequeño nunca había sentido atracción hacia ninguno de los dos sexos, hasta el punto en el que llegue a creer en que nunca tendría a ese alguien tan especial a mi lado, como lo había sido Kuina en sus tiempos. Inclusive había llegado a hacerme la idea de que siempre y cuando cumpliese mi promesa con mi amiga aquello sería suficiente para mitigar el dolor que existía en mi alma pero…pero entonces apareció el…

La primera vez que lo vi sentí como mis piernas temblaron, el enorme esfuerzo que tuve que hacer para mantenerme cuerdo ante aquella deidad que había aparecido frente a mis ojos. Pero entonces empecé a sentir miedo, a sentir verdadero terror y pánico de darme cuenta de que no solo había empezado a enamorarme de alguien por demás imposible y mujeriego, sino porque Sanji era eso, justamente: un chico. Y sabía que nada podría cambiar ese hecho, nada podría cambiar que sentía atracción por los hombres, por más que aquello me molestase.

O quizás, aquello que me molestaba era que justamente Sanji era el único en todo el mundo en despertar aquellas sensaciones en mí.

Llegue a odiarlo hasta el delirio, pero aprendí a vivir con él. A aceptarlo, y a darme cuenta de lo placentero que podía llegar a ser.

A pesar de que en unos principios había enfurecido hasta mi alma al verle babear tras la navegante, verle humillarse ante ella como si no hubiese un mañana, empecé a disfrutar de aquella situación. Empecé a verle el lado bueno, a darme cuenta de que mientras que Sanji sonriera yo sería feliz; que el simple hecho de verle reír y, porque no, ser rechazado una y otra vez me hacía sentir un poco mas aliviado, aunque si un poco mas egoísta. Me sentía feliz del simple hecho de poder vivir junto a él, de verle dormir cada noche y de poder protegerle aunque tuviese que dar mi vida por ello.

Aprendí a que Sanji era alguien totalmente inalcanzable para mí, pero a su vez, también aprendí que Sanji era alguien sumamente especial, era el cocinero del amor.

Si, era algo estúpido llamar a Sanji de aquel mote que el mismo había invento hacia ya quizás cuanto tiempo, años atrás de que llegase a la banda. Pero pueden creerme si les digo que, por más irreal que parezca, el idiota del cocinero sabía hacer honor a aquel apodo, aun mucho más que cualquier otro que yo u otra persona le hubiese puesto.

Pero no podía negarlo, nunca en mi vida había conocido a alguien con más tacto en un tema tan delicado como lo era el amor como aquel rubio de pacotilla que, de alguna u otra manera, había terminado por robar mi corazón.

Y así, paso el tiempo hasta que nos vimos separados por Kuma. Dos largos años soñé con Sanji, preguntándome si estaría bien, si el Shichibukai le hubiese hecho algo malo. Aun tengo tenia fresco el recuerdo en mi memoria sobre lo acontecido en Thriller Bark, y el miedo también estaba aun presente al pensar de lo que le hubiese podido pasar luego de haber sido enviado a la isla en donde vivía Taka No Me, sin comunicación ni nada que me dijese como se encontraban los demás, como se encontraban el.

Dos largos años pasaron antes de que pudiésemos volver a reencontrarnos en el Archipiélago de Shaobady, dos largos años en que la ansiedad y el pánico se habían vuelto dueños de mi alma. Aquel sentimiento de desesperación había aumentado drásticamente por su ausencia, aquellas sensaciones que creí tener bajo mi control durante el tiempo en que habíamos convivido juntos se habían descontrolado antes su ausencia.

Sabía que de seguir así no podría soportarlo, tenía que sincerarme aunque sabía que no me correspondería, que quizás no volviese a hablarme y perdiese todo lo poco que había construido con él. Aquella amistad tan extraña pero placentera, aquella hermandad y enemistad que se habían creado a base de piques y constantes amenazas de muerte o de pelea.

Llegue incluso antes de tiempo a Shaobady para ser el primero en hablar con Sanji, pidiéndole durante casi dos meses a Perona para que me acompañase ya que, a pesar de que siempre lo negase, estaba más que consiente de mi nulo sentido de la orientación. Para un espadachín que se respetara no podía admitir tan vergonzoso fallo, e incluso a veces yo mismo me preguntaba cómo podía perderme con tanta facilidad.

A pesar de mis esfuerzos y de ser el primero el llegar, esperando día a día y recorriendo la isla recodo a recodo, Sanji fue de los últimos en poner pie nuevamente en el archipiélago. Tenía miedo, para que negarlo, al ver como Nami había llegado un par de días después que yo y que, sabiendo lo que podría pasar, los ánimos que tenia para revelarle mis sentimientos al rubio cayeron en picada.

Los días siguientes los pase en bares de la zona, intentando distraerme lo más posible de mis pensamientos y del horrible dolor que sentía en mi pecho. Y entonces, para mi dicha y fortuna, finalmente me encontré con él.

Decir que casi me quede sin respiración al verle sería algo poco, porque a pesar de que Sanji no había cambiado tanto como muchos de nosotros se veía…demasiado guapo. Su físico había mejorado muchísimo, su cabello había crecido y su flequillo lo había cambiado hacia el lado opuesto. A pesar de que sus ropas seguían siendo las mismas yo no cavia en mi felicidad, simplemente había quedado embobado y por poco descubrió mi fachada cuando nos reencontramos.

Y entonces, aquello sucedió. Recuerdo perfectamente el instante en que todo ocurrió, y el verle implicado fue simple casualidad.

Sanji nos había contado luego de días de insistencia que era lo que había hecho durante aquellos años y el, sonrojado hasta la raíz del cabello, contesto que se había pasado gran parte del tiempo corriendo de unos Okama por culpa de Kuma. Debo admitir que me pareció algo gracioso imaginarme a un cocinero totalmente desesperado por salir de la isla, pero luego me decepcione al darme cuenta que su verdadero motivo, más que por escapar de ellos, era para ver a una mujer.

El rubio se había vuelto débil ante las mujeres, y verle sangrar cada vez que veía a la arqueóloga o la navegante me partía el corazón. Por un lado no podía evitar preocuparme por su salud, pero por otro no podía evitar deprimirme al darme cuenta que, en definitiva, no podría tener más que una relación de amistad con él.

Y luego, vino la tormenta.

Una noche, mientras nos dirigíamos hacia el Nuevo Mundo luego de nuestra aventura en la isla Gyogin, me dirigía a hacer el cambio de guardia cerca de la medianoche. Aquella vez tenía el primer turno la pelirroja, pero para mi desconcierto Sanji no había hecho amago siquiera de intentar cambiar puestos con ella.

Con un mal presentimiento latiendo en mi corazón abrí un poco la escotilla del puesto de vigilancia cuando, las siguientes palabras del cocinero, me dejaron completamente helado. Sanji se le estaba declarando a la navegante, quien le miraba con un deje de desprecio y asco en su mirada. Sin darme cuenta como, la chica le grito que era un pervertido, que seguramente estaba ansioso de liarse con alguna muchacha luego del infierno que había pasado en la isla de los Okama y que aunque ella aceptase, el nunca la tomaría en serio e iría de juega con cada mujer que se topase en su camino.

Con la ira corroyendo mi cuerpo me escape como pude y me escondí en cubierta, viendo como Nami bajaba furiosa del puesto de vigía para luego encerrarse en la habitación femenina. Asustado y con el cuerpo temblándome por completo subí rápidamente y abrí la escotilla, topándome con una visión que ni siquiera en mis peores pesadillas pude haberme imaginado: Sanji llorando desconsoladamente apoyado contra la pared, hecho un ovillo mientras temblaba y jadeaba por el dolor que las palabras de aquella arpía le habían provocado.

Mi corazón casi se detuvo al ver como alzaba la vista y me miraba algo confundido, seguramente recordando el cambio de guardia y avergonzándose al ver que su rival le había visto en tan deprimentes condiciones. Más, antes de que pudiese decir palabra, Sanji se puso de pie y camino hasta donde me encontraba, abrazándome con fuerza y algo de miedo.

Sin dudarlo correspondí su abrazo, maldiciéndome interiormente por haber seguido mi curiosidad y no haber detenido a Nami. Las cosas que le había dicho eran crueles, pero lo que más me dolía de aquella situación era darme cuenta del grado de ignorancia que ella tenía sobre Sanji, lo poco que sabía de él a pesar de todo lo que el rubio había hecho por ella, de todas las veces en que casi había perdido su vida por su causa.

Todos en la tripulación sabíamos que Sanji era incapaz de jugar con una mujer, que si el se comprometía con una le seria fiel, por más que sus altos niveles de perversión nos hicieran pensar otra cosa. Sabíamos que el rubio nunca se le declararía a Nami sin un fuerte motivo tras de ello, y que de haberlo necesitado hubiese ido con una chica apenas hubiese llegado a la isla. Después de todo nos habíamos dado cuenta de que la navegante era la única chica en la vida del cocinero, y que a pesar de todo el había intentando centrar su atención en otras mujeres para poder soportar el dolor que sus rechazos le provocaban…justo como había hecho yo con el alcohol y con mis entrenamientos…

Nadie que conociera al cocinero sería capaz de decir tales cosas, y aquello me preocupaba. Me preocupaba de que las palabras de Nami tuviesen otro trasfondo…que ella sintiera lo mismo que Sanji pero estuviese insegura…

-lo siento…-dijo Sanji en un hilo de voz, aferrándose con fuerza a mi pecho- perdóname Zoro…-

La voz rota de mi rubio me saco de mis pensamientos, acurrucándole con cariño entre mis brazos mientras se desahogaba, sacando todo el dolor de su interior. No entendía a que venían sus palabras, pero también sabía que Sanji necesitaba aquello, por más que eso significara descubrir mi fachada. En aquellos instantes lo único que quería era que mi rubio estuviese bien, nada más me importaba.

-no sé porque te disculpas, baka cook. Pero sabes que puedes contar conmigo-susurre en su oído con toda la delicadeza que pude, estrechándole entre mis brazos al sentir como poco a poco empezaba a calmarse y levantaba su cabeza, mirándome fijamente-

-¿viste…viste lo que paso verdad…?-me pregunto con la voz entrecortada, haciendo que abriera mis ojos de la impresión al ver como sonreía con lastima de si mismo- lo sabia…puedo reconocer tu presencia a kilómetros de distancia…-hizo una pequeña pausa, sin dejar de mirarme- no sabes cuánto lamento que m hayas visto, olvide por completo que hoy era tu guardia y te he hecho pasar por este momento tan…tan estúpido por mi culpa…-

-¿Qué…que tratas de decir…?-no podía creer lo que Sanij estaba diciendo, incluso hoy en día me cuesta convencerme de que aquello en realidad paso-

-pues yo…sé lo que sientes por mi…-respondió en un susurro mientras limpiaba sus lagrimas- desde el principio lo supe, pero preferí no decir nada. Sabía que si abría la boca seguro pensarías que me estaba burlando de ti, así que seguí actuando por un tiempo más…que confiases en mi, para poder hablar contigo…-esta vez fue Sanji quien rodeo mi cuerpo con sus brazos, dejando que mi cabeza descansara en su pecho- pero también sabía que estabas al tanto de mis sentimientos por Nami. No creas que soy tan tonto como parezco, Zoro; sabía que si hacia una mala jugada podrías salir lastimado, y aquello era lo que menos quería. No me gusta jugar con sentimientos tan fuertes como son el amor y la amistad, pero tampoco podía hacer alguna estupidez y romper la armonía que el idiota de Luffy ha logrado con tanto dolor y sufrimiento en esta banda-ahogue un grito en mi garganta ante sus palabras, sin poder evitar que las lagrimas por tanto tiempo retenidas corrieran libremente por mis mejillas. Entendía a que se refería Sanji, y me sentía como un estúpido por no haberme dado cuenta…-

-o sea que… ¿estuviste todo este tiempo intentando…intentando arreglar las cosas por tu cuenta…?-las palabras apenas salían de mi garganta, no podía creer todo el esfuerzo que había hecho Sanji desde las sombras para intentar hacerme sentir cómodo y reconfortado- idiota… ¿acaso no te das cuenta de todo lo que has tenido que sufrir por mi culpa?-fruncí el ceño levemente al verle asentir ante mi pregunta, abrazándole desesperado mientras sentía sus manos acariciar con extraña dulzura mi cabello- entonces porque…¿Por qué Sanji? ¿Por qué te declaraste a Nami e hiciste todo esto por mí a pesar de que soy un hombre…?-al fin aquellas dudas que tanto me atormentaban salieron de mis labios, mientras veía al rubio con temor y esperanza reflejados en mis ojos-

Sanji me sonrió de manera extraña al escuchar mis preguntas, separándose un poco de mí mientras tomaba mi mano con delicadeza, sin poder evitar sonrojarme ante la extraña cercanía que tenia con el hombre que me había robado el corazón. El rubio me guio hacia los sillones, imitándolo mientras me sentaba frente suyo sin deshacer el contacto de mi mano con la suya.

-es normal que dudes tanto de mi luego de todo lo que he hecho, pero yo ya te lo dije Zoro: no soy capaz de jugar con alguien que este enamorado, por más que seas un hombre-me contesto en tono suave sin dejar de sonreírme, mientras se acercaba a mí y apoyaba su cabeza en mi hombro y yo, sin saber qué hacer ni cómo actuar, rodee algo indeciso su delgado torso con uno de mis brazos; suspirando al ver como no me alejaba- pero a pesar de estar enamorado de Nami, con el tiempo empecé a darme cuenta de que estaba sintiendo algo por ti…-abrí los ojos sorprendido ante tamaña declaración, mirando fijamente al rubio y sorprendiéndome enormemente al ver como se sonrojaba- sé que es raro que alguien como yo diga eso, pero estoy seguro de lo que siento por ti Zoro…-sin romper el contacto entre nuestros cuerpos volvió a abrazarme, pero esta vez sentí un cálido sentimiento estallar en mi interior- pero para poder corresponderte, o siquiera poder conversar contigo, debía confesarle a Nami san lo que sentía…debía hacerlo, aunque sabía que ella me rechazaría como todas las ocasiones anteriores…-asentí suavemente al entender sus motivos, dándome cuenta de las sorprendentes similitudes que existían entre nosotros- aun así sus palabras fueron demasiado…duras, y no pude evitar derrumbarme al darme cuenta del nivel de desconfianza que sentía ante mí. Pero luego, al darme cuenta de que nos estabas espiando, quise salir a buscarte antes de que fuese demasiado tarde…-

Ambos nos quedamos en silencio luego de su confesión, permaneciendo abrazados durante largo tiempo mientras meditábamos sobre todo lo que había pasado. La felicidad me había embargado por completo al darme cuenta de que era correspondido y, sin darme cuenta, bese los labios de Sanji por primera vez en mi vida, como siempre había soñado.

Durante los siguientes días mantuvimos oculta nuestra relación de los demás, más que nada para darnos un pequeño tiempo antes de que tuviésemos que confesar lo inevitable a los demás miembros de la tripulación.

A pesar de que ahora pasábamos más tiempo juntos que antes y Sanji seguía siendo atento con sus damas, ahora trataba con una extraña indiferencia a Nami. Los chicos muchas veces habían intentado preguntarle qué era lo que le ocurría, pero no habían logrado sacar una palabra de los labios de mi cocinero, quien simplemente se limitaba a sonreírles e ignorar el tema hasta que estuviésemos preparados para hacer nuestra relación publica de una vez por todas. Y, en todas esas veces, no pude evitar avergonzarme ante las miradas de complicidad que nos dedicaba la arqueóloga al entender que era lo que en realidad sucedía.

Empezamos a conocernos a profundidad a medida que transcurría nuestro viaje, pero sin pasar más allá de castos besos, abrazos e inocentes caricias. Preferíamos no levantar sospechas a los demás, así como no revelarles nuestra situación si nos encontraban haciendo cosas de adultos en alguno de los rincones del Sunny Go. Y, aunque más de una ocasión tuvimos para consumar nuestro amor, estábamos satisfechos de compartir aquella extraña unión con solo poder pasar tiempo el uno con el otro.

Y finalmente, llego el día en que le confesamos a la tripulación sobre nuestra relación.

Mientras Sanji preparaba el desayuno y yo le ayudaba en lo que podía, uno a uno los chicos empezaron a entrar a la cocina luego del capitán. Como ya era costumbre, el rubio le sirvió primero a Robin y luego al resto de los chicos, pero contrario a lo que hubiese sido tiempo atrás esta vez no espero a la pelirroja sino que, para mi asombro, me dio el mejor de los desayunos mientras todos me miraban confundidos, sin entender que era lo que pasaba. Entendía sus reacciones, después de todo a pesar de que nuestra relación con el cocinero había cambiado Sanji nunca había servido el desayuno sin que sus dos chicas estuvieran ya en la cocina, mas por caballerosidad que por otra cosa.

Sin saber que decir o que hacer vi como Nami entro a la cocina con un rostro demacrado y molesto, sentándose a la mesa mientras me miraba con la ira reflejada en sus marrones ojos. Desde el día en que Sanji le había declarado sus sentimientos el había empezado a hacerse más cercano a mí, ignorándola hasta el punto en que ella tenía que suplicar por sus atenciones que en un pasado el rubio hubiese hecho como si su vida dependiese de ello. Y que, luego de ello, descargase su ira contra mí en cada ocasión que pudiera.

Había tenido mis charlas con Robin al respecto, y no había que ser muy tonto como para no darse cuenta de que la navegante estaba enamorada de Sanji. Así como también sabia, que de un momento a otro la bomba terminaría por estallar inevitablemente…

-chicos, necesito hablar con todos ustedes-comento l rubio calmadamente mientras se ponía de pie y miraba a la tripulación-se que ustedes desde hace un tiempo ya se han dado cuenta de que me he comportado extraño, y sé que muchas veces me preguntaron al respecto y yo preferí mantenerme callado. Pero necesitaba un poco de tiempo para acostumbrarme, y ya es tiempo de que les digamos la verdad-Sanji tomo mi mano sobre la mesa, haciendo que me sonrojara y todos nos miraran con los rostros desencajados- Zoro y yo somos pareja…-

Baje la mirada avergonzado al sentir el silencio en la cocina, sintiendo como Sanji tomaba mi mano con confianza y le daba un leve apretón, dándome la confianza que necesitaba. Luego de unos instantes, uno a uno los chicos empezaron a felicitarnos por nuestra relación, aun algo extrañados y confundidos pero contentos de vernos juntos.

Y entonces, la bomba exploto.

-¡¡¿Se puede saber de qué demonios estás hablando, Sanji kun?!!-exclamo la navegante enfadada mientras se ponía de pie y me miraba con todo el odio del que era capaz- ¡¡primero empiezas a ignorarme y te vas con este, y luego vienes y nos dices que son pareja!! ¡¡Se suponía que me amabas, que eras un mujeriego declarado!!-todos miraban con temor a la navegante, mientras que mi rubio se había quedado estático en su puesto, sin entender aquella reacción-

-eres la última persona en la tierra que puede reclamar por eso, arpía. Tu misma fuiste la persona que le rompió el corazón al cocinero y ahora que él es feliz no tienes derecho alguno de interponerte en su camino-respondí en tono calmado pero amenazante, a petición del rubio me había mantenido callado todo este tiempo y ahora no cerraría la boca al ver la estupidez que ella acababa de gritar-

-¡¡Imbécil!!-exclamo Nami con furia ante mis palabras-

Todo lo que ocurrió a continuación, paso en una milésima de segundo. La pelirroja completamente furiosa ante mis palabras alzo su puño contra mí, intentando golpearme más, en un rápido movimiento, Sanji freno su mano a escasos centímetros de mi rostro, mirándole gélidamente y asustando a más de alguno de los presentes.

Nadie cavia de su asombro al ver semejante escena, Sanji nunca le había puesto mano encima a una mujer y aunque este no era precisamente el caso, era una situación que nunca nadie hubiese esperado ver. Ver a mi rubio deteniendo a su amada pelirroja y defenderme a mí en vez de regañarme por decirle arpía.

No podía creer lo que ocurría frente a mis ojos, me había quedado sin habla… ¿Sanji no podía haber hecho eso, cierto? Pero entonces…si todo aquello era real… ¿Por qué demonios me sentía tan jodidamente bien…?

No lo sabía, ni tampoco me importaba no saberlo. Ver al rubio defendiéndome era la clara prueba de que en verdad me amaba, en verdad todo era jodidamente real.

Pero al ver a Sanji temblar completamente y ver en sus ojos la sombra de la impotencia me di cuenta que tenía que interferir antes de que las cosas se pusieran aun más feas de lo que ya estaban.

-Nami, se que quizás rechazaste a Sanji por el miedo de que estuviese jugando contigo o que te estuviese engañando. Entiendo que no quisieran confiar y que todo fuese una mera ilusión, pero créeme que alguien que conociera bien a este idiota sabría que él es incapaz de hacer algo tan deshonroso como eso-me puse de pie con tranquilidad, separando al cocinero de la navegante con todo el cuidado del que era capaz- el también tenía miedo, temía que le rechazaras y luego de que le dedicaras palabras tan crueles y horribles como esas hiciste algo irreparable, le rompiste el corazón-abrace a Sanji contra mi pecho al ver como se calmaba, ocultándolo de las miradas de los demás y por sobre todo de la navegante- yo hubiese dejado que Sanji volviese contigo si en verdad fuera feliz a tu lado, pero sé que ahora ambos hemos podido volver a sonreír y quiero ser egoísta por una vez en mi vida y hacer feliz a este cocinero que hace mucho me robo el corazón-enrojecí levemente al sonar tan cursi, pero sabía que era lo que debía decir para zanjar aquel asunto de una vez por todas-y que sepas, arpía, que Sanji nunca te ignoro porque quisiera. Sino porque creyó que en verdad le odiabas y prefirió dejar de molestarte-

Saque a mi rubio de la cocina lo antes posible, llevándole al interior del bosque de la isla a la que habíamos llegado un par de días atrás. Cuando perdimos de vista el Sunny Sanji se arrojo a mis brazos, abrazándome con fuerza mientras temblaba por completo.

Sabía el enorme esfuerzo que mi rubio había hecho para mantenerse firme y más aun para poder romper sus reglas para defenderme, para demostrar y reafirmar ante la tripulación aquello que sentía hacia mí. Y se lo agradecía, se lo agradecía profundamente por permitirme entrar en su corazón y poder cuidarlo como se lo merecía.

-gracias Zoro…por defenderme, y por estar ahí a mi lado…-me dijo Sanji en tono bajito para luego besar con suavidad mis labios- sin t seguro no hubiese podido controlarme, de verdad me enfurecí al ver como Nami te trato…como intento golpearte…-

-no idiota, gracias a ti…gracias por todo…-le susurre en su oído, estrechándole entre mis brazos mientras acariciaba cariñosamente su espalda y su cabello- gracias por haberme protegido todo este tiempo, por haber evitado que sufriera y por haber cuidado mi corazón…por aceptarme, por darme una oportunidad de ser y hacerte feliz…gracias por defenderme y romper tus reglas solo por mi causa…gracias, mi cocinero del amor…-termine mientras esta vez yo besaba sus labios con delicadeza, perdiéndome en un mar de sensaciones que un simple contacto con su cuerpo lograban en mi-

El amor es un sentimiento muy profundo y delicado que nace desde lo más profundo de nuestros corazones y se presenta cuando encontramos a la persona de nuestra vida, a aquella por la cual daríamos todo y seriamos capaces incluso de hacer lo impensado para ver una sonrisa en su rostro. Pero aun así el amor tiene sus falencias, y un mal movimiento puede destrozar todo y causar el peor dolor que existe en el mundo entero.

Antes no creía en el amor, pensaba que era solo una vaga emoción que servía para debilitar a los demás. Pero ahora soy capaz de darme cuenta que en realidad el amor te fortalece, que te hace salir adelante para proteger a quienes amas.

Tuve la suerte de enamorarme de alguien como él, de alguien que, irónicamente, era el amor en persona. De entregarle mi corazón, al cocinero del amor…

¿The End?

Notas finales:

Espero les haya gustado a pesar de no tener lemmon y haber hecho a un Zoro algo mas mmm diferente de lo habitual xD nos vemos en la siguiente historia o en los rew si lo desean XD

Sayo!!! X33

Kuro-Chan!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).