* El odio. *
–No duermas…- suplicante me decía, -escúchame... despierta, –
Cuando haciendo cojín de su regazo, soñándome besarle, me dormía.
Más tarde ¡horror! En convulsivo abrazo le oprimí al corazón.... rígida, y yerta!
En vano le besé –no sonreía;
En vano le llamaba –no me oía;
Le llamo en su sepulcro y no despierta!
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-¡No me interesa lo que tenga que decirme ese estúpido!- gritó Vegeta, adentrándose en la habitación, con el ceño fruncido y con la mirada cargada de odio.
-Vamos, debes escuchar al muchacho…- pidió el señor Brief-puleto, siguiendo a su yerno, quien sin mirar atrás proseguía por su camino de manera arrogante. –Él ya es grande, sé que puede tomar sus propias decisiones…-
-¡esta claro que no!- replicó el joven, frenando su camino y mirando amenazante al hombre más grande. -¡Si fuera grande y supiera lo que hace no haría semejantes tonterías! ¡Es apenas un crío que no sabe nada! ¡Apenas tiene quince años!- exclamó eufórico, y perdiendo el aire en sus pulmones.
-Bueno, en realidad Trunkslieta tiene veintiocho años, y creo que sabe muy bien lo que hace…- dijo el señor Brief-puleto evitando reír.
-¿28? ¿Es en serio? ¡¿Y por qué demonios sigue perdiendo el tiempo con esas estupideces que no vienen al caso en vez de darme un nieto de una buena vez?!- volvió a explotar Vegeta, abriendo el refrigerador y buscando algo que comer.
-Bueno, ha estado ocupado manejando las industrias de Capsule Corp y ayudando a su madre, la única vez que ha tenido oportunidad de enamorarse ha sido de…-
-¡Cállate! ¡No te atrevas a decirlo!- silenció, depositando sobre la mesa un gran pedazo de carne y comenzándolo a devorar. –He dicho que no se volvería a hablar del tema en esta casa…- habló en voz baja, comiendo con su clásica prisa y cantidad sus alimentos.
-Bueno Vegeta, hijo, ¿entonces que quieres? No podemos obligarlo…-
-Ho si, si podemos….- contradijo el más joven, lanzando una mirada amenazante a su suegro. –Le conseguiré una HEMBRA, así como tiene que ser… - agregó, tragando con pesadez otro pedazo de embutido.
-¿Cómo planeas hacer eso?- inquirió el Dr. Brief-puleto, tomando lugar en el otro extremo de la mesa.
-La estúpida fiesta de Bulma…-
-¿Qué?- preguntó el anciano, pues no alcanzó a escuchar claramente por la cantidad de comida que contenía su yerno en ese momento.
-¡La estúpida fiesta de Bulma! ¡Esa que planea hacer con los perdedores Z festejando 12 años de “paz”!- respondió con molestia y desagrado.
-Ho, hablas de la reunión que se llevará a cabo en una semana…- dijo el mayor, poniendo un rostro confundido y frunciendo su frente marcada por la edad. -¿Pero, que planeas hacer ahí? Solo vendrán los más importantes amigos cercanos, tu mismo lo has dicho, es una reunión para los guerreros de la tierra…-
-Sí, pero para eso te tengo a ti… ¿verdad?- sonrió de lado, mostrando malicia y diversión marcada en sus palabras.
-¿A mi? ¿Qué cosa me vas a hacer que haga?- cuestionó en voz nerviosa.
-Nada que no puedas hacer, necesito que invites a toda esa gentuza que conoces, de preferencia hembras en celo que puedan deleitar a mi hijo. Si invitas a las zorras amigas de Bulma estaría mucho mejor, estarán algo viejas, pero cuando las vez desde un ángulo preciso todavía pasan…- comenzó a relatar el príncipe, levantando las manos al frente de él y formando dos círculos imaginarios en sus manos. –Cuando empiezas a masajear a veces se sienten aguaditas, pero después te acostumbras y la sensación termina por ser disfrutable… - ladeó la cabeza y sonrió levemente, haciendo movimientos oscilatorios con sus brazos. –y la mayoría de ellas son unas perras con experiencia. ¡Maldición!, jamás creí que alguien sería mejor que mi mujer en la cama, pero la mamá de Bulma ¡pff…!- una mirada asesina detuvo su viaje en recuerdos. –q-quiero decir… la mamá de Bulma, mi suegra, su querida esposa es excelente cocinando galletas… jeje…-
-Si bueno, continuando con el plan…- murmuró a regañadientes, intentando olvidar los hechos que acababa de enterarse, ya se encargaría después de eso.
-Sí, claro, con todas esas humanas reunidas haré que Trunkslieta escoja una para unirse, y finalmente se case y deseche todas esas estupideces…- volvió a su tono serio, cruzando los brazos sobre su pecho.
-Pero Vegeta, a ti no te gusta la gente…-
-¿Qué se le va a hacer? Es lo mejor para todos…- murmuró el príncipe con desgane. –Eso sí, no quiero a nadie de la familia Son-tesco aquí en mi casa, ¡No después de lo que pasó!-
-Tienes razón, no te preocupes, yo me encargaré de todo…- asintió el señor Brief-puleto, bajando la mirada y colocando un semblante serio ante la situación.
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-¡¿Una fiesta?! ¡¿Estas segura de eso?!- preguntó Pan, completamente emocionada.
-¡Por supuesto que si!- afirmó Bra recostada en su cama. -¡Escuché a mi abuelo y a mi papá discutirlo en la tarde!- agregó bastante alterada.
-¡¿Tu papá?! ¡Eso es imposible!- alegó la pelinegra, cambiando el tonó de voz a profunda incredulidad. -¡Si el odia a todo el mundo! ¿Porque querría hacer una ahora?- inquirió, y Bra tardó unos momentos en responder.
-Bueno, creo que es por lo de Goteo…- dijo en voz baja y repentinamente triste.
-Ho… por mi tío… ¿Qué es lo que quiere hacer tu papá entonces?- Bra suspiró, recordando lo que dijo su padre, omitiendo la parte de su abuela por supuesto.
-Bueno, mi papá quiere que Trunkslieta elija con quien casarse…- Pan soltó una leve exclamación al otro lado de la línea.
-¿D-de verdad? ¿Pe-pero como? Si Goteo…-
-Él no estará…- interrumpió su amiga. –Goteo nunca se enterara, por que ninguno de los Son-tescos están invitados…-
-¡¿Quééééé?! ¡¿No estoy invitada?!- chilló la adolecente al otro lado.
-Bueno, no te preocupes por eso… hablé con mi papá y con mamá durante la cena, y quedamos de acuerdo que sería una fiesta de disfraces…- Bra sacudió la mano con despreocupación, volviendo a su tono tranquilo y confiado. –Habrá mucha gente, si vienes así, seguramente nadie sabrá que eres tu…- soltó una risita, la cual fue acompañada por la de su amiga.
-De acuerdo, entonces nos veremos en la fiesta…- concluyó la chica, y después de una leve afirmación de la otra, colgó.
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-¿Cómo sigues hermano?- preguntó Gohan con voz pasiva. Goteo soltó un suspiro y se separó de la ventana donde descansaba, para girarse a la puerta, donde su hermano se adentraba con cautela.
-Sigo igual Gohan, gracias por preocuparte…- respondió mostrando una sonrisa cansada.
-ha pasado más de un mes, ¿Aun no puedes sobrellevarlo?…- caminó con lentitud hasta sentarse en la orilla de la cama.
-No, esto sigue siendo demasiado difícil para mi…- Goteo avanzó hasta tomar lugar a un lado de su hermano. –Sabes que mamá me odia desde entonces y se niega a escucharme o a hablar conmigo… y lo peor del asunto es que ya no he podido ver más a Trunks… lieta…- soltó un leve siseó, clavando su mirada en el suelo con resignación.
-Bueno, debes entender que mamá es muy conservadora con todas esas cosas, y es comprensible que ni Vegeta ni ella quieran que ustedes se vuelvan a ver…- explicó el mayor, quitándose las gafas y tallándose levemente los ojos. –Esto es difícil para todos…-
-¿Por qué tiene que ser así?- inquirió en desesperación. -¿Por qué tiene que ser tan difícil? ¿Por qué nadie puede entender, que su hermosura y nuestro amor resplandece más que el sol?- Gohan apretó los labios, mirando de reojo el semblante decaído del más joven.
-Goteo, ¿Estas seguro de lo que dices? ¿Crees que verdaderamente sea este tu destino y tú mejor camino?- cuestionó, y después de un asentimiento, procedió a decir algo que quizá no debía. –En tres días habrá una fiesta en la casa de los Brief-puletos, pero sabes bien que nuestras familias son ahora enemigas, y que entrar ahí significaría incluso la muerte…- Goteo giró sus ojos a su hermano, mostrando en ellos nada más que profunda emoción e interés.
-Pero, no podría filtrarme ahí dentro, estoy seguro de que enseguida me notarían…- razonó el menor, dejando ver de inmediato la decepción y tristeza.
-De eso no te preocupes, que me he de encargar yo. A la fiesta asistirá toda la capital, y además de eso, todos llevarán disfraz…- remarcó el mayor.
-De acuerdo, iré… pero deja de hablar en rimas, es raro…- Gohan sintió avergonzado, volviendo a colocar sus lentes en su posición. -Gohan, ¿podrías ir conmigo a la fiesta?-
-¡¿Qué?! ¿Tengo cara de suicida?- cuestionó el mayor poniéndose de pie dispuesto a marcharse.
-Te casaste con Videl, eso me demuestra no solo que pareces, puedo afirmar que lo eres…- y después de un cargado suspiro, Gohan asintió con resignación.
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-Estúpido…- siseó el príncipe en la soledad de su cámara de gravedad. -¡Eres un jodido maldito!- gritó enardecido, lanzando más golpes a oponentes invisibles, patadas y técnicas que no resultaban más que en el aire mismo.
Giró en su lugar, golpeando uno de los robots que estaba a punto de atacarlo de manera inesperada, rebotando en el suelo con agilidad y gracia para caer de pie a unos cuantos metros. Más robots lo esperaban, pero se mantenían bajo el camuflaje, haciendo que él tuviera que hallarlos a punta de golpes.
-Si te hubiera matado…- masculló entre dientes. –Si te hubiera matado desde el principio jamás hubiese pasado nada de esto…- separó los pies del suelo a tiempo para no ser cortado a la mitad con un laser. –Maldito seas, Kakarotto…- su seño se frunció, mostrando los dientes como todo un animal. –Maldito seas tú y tu descendencia…- presionó los puños y precedió a pulverizar otro aparato. –Si yo hubiera ganado en primer lugar y tú hubieses muerto, las cosas definitivamente serian diferentes…-
Voló a través de las paredes, sin nada de dificultad a pesar del aumento de la gravedad, y con los sentidos al máximo, motivado por la furia e irritación que lo embargaba en ese momento personal, ahogado en viejos rencores y nuevas razones de odio. Lo odiaba, odiaba a kakarotto, había aprendido a tolerar su presencia, pero no más, no lo seguiría permitiendo.
-Tu bastardo hijo firmó tu sentencia de muerte…- en su rostro se dibujó una sonrisa. –La tuya, y la de toda tu familia, Kakarotto…- dijo, como si lo tuvieran enfrente. –Todos pagarán sus errores, y los tuyos propios…-