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Resonancias Del Pasado por KuroAshi_ZxS

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Notas del fanfic:

Hola a todos! Un gusto conocerles xD es la primera vez que escribo en esta seccion, ya que soy una autora que hasta el momento solo habia escrito en la categoria de One Piece XD asi que lo mas probable es que me maten por las maldades que suelo hacer X´D

Es mi primer fic de Tsubasa Chronicles, asi que perdonenme de antemano si me quedo muy mal xD amo la pareja de KuroxFye, asi que espero de todo corazon que les guste .w. es un fic que habia pensado hace mucho, cuando vi por primera vez la serie XD pero perdi una apuesta con una amiga y acabe escribiendolo xD

Intentare subir caps todas las semanas, y ademas aclarar que este fic esta hecho luego de que termine la serie y el manga para no hacer spoilers indevidos a nadie xD

Nos leemos abajo~

Notas del capitulo:

Tsubasa Reservoir Chronicles es de propiedad de CLAMP x´D, sino quien sabe e.e...

Mil disculpas por las posibles faltas ortograficas y espero les guste n.n

Cuatro pares de ojos se miraban con incredulidad y asombro, sin poder creer que aquello en realidad estaba pasando. Ni siquiera habían pasado más de un par de horas desde que habían llegado a aquel nuevo mundo y ya se habían metido en problemas. Realmente era un tiempo record considerando que Sakura ya no se encontraba con ellos y la búsqueda de las plumas había finalizado.

Pero ahora, una nueva búsqueda había comenzado. Y nunca esperaron acabar en un mundo tan pacifico que, para incredulidad del guerrero, también se llamaba Japón.

Ya mucho tiempo había pasado desde que habían derrotado finalmente a Fei Wang Reed, aquel hombre que había controlado sus vidas desde el inicio y que por poco, y de no ser por ayuda de los clones, no solo ellos hubiesen perdido la vida, sino que todos los mundos que habían conocido y aquellos que no hubiesen acabado por destruirse ante la inestabilidad del espacio-tiempo. Un viaje había terminado, pero otro había comenzado aunque esta vez sin la compañía de la princesa, quien había preferido quedarse en el reino de Clow a proteger a su reino mientras esperaba la llegada de su amado.

La falta de la chica era notoria, era ella quien solía alegrarles en los momentos más difíciles y siempre conseguía sacarles una sonrisa, inclusive a alguien tan serio y malhumorado como lo era Kurogane. Pero como el mismo guerrero había dicho, no pensaba volver a su país natal junto con Tomoyo hime hasta que hubiesen encontrado a los clones y les diese una soberana golpiza por el susto que les habían hecho pasar.

En el transcurso del tiempo todos habían cambiado de alguna u otra manera, pequeños rasgos físicos o enormes cambios emocionales que habían sido el resultado de un largo y arduo viaje que estaba por llegar a su fin. Syaoran seguía siendo el mismo chico de siempre, delgado y de estatura media, pero se notaba que había crecido un poco y había desarrollad mas su musculatura luego de las numerosas batallas en las que había participado.

Tenía su cabello un poco más largo y seguía vistiendo con ropas parecidas a las que había usado el otro Syaoran, pero aun así la añoranza en su mirada por volver a reencontrarse con su princesa y la madurez que había adquirido además de sus conocimientos arqueólogos traspasados por su otro yo le habían convertido en una clave fundamental para continuar con su viaje. Kurogane por su parte seguía siendo el mismo fiero guerrero de siempre, imponente y decidido cuando la ocasión lo ameritaba.

Sus ropas de ninja no habían desaparecido por completo, pero si el cambio más notorio había sido su brazo mecánico. Un par de meses atrás habían tenido la oportunidad de volver a Piffle y reencontrarse con la otra Tomoyo, quien luego de invitarles a pasar unos días en su casa antes de que retornasen a su viaje había tenido la amabilidad de cambiar su ya viejo brazo por uno nuevo que, para comodidad de este, era un poco más liviano y estaba recubierto con piel sintética; dando la impresión de que este era de carne y hueso como lo había sido hacia ya tanto tiempo atrás.

Pero sin duda, el que más había cambiado en aquel tiempo era Fye. El mago tenía el cabello mucho más largo que cuando le habían conocido en la tienda de Yuuko, el cual casi llegaba a su cintura a pesar de tenerlo amarrado en una coleta baja con un lazo rojo. Sus anteriores ropas habían sido sustituidas por unas muy parecidas, las cuales llevaban los mismos diseños que su abrigo que había quedado destrozado luego de la batalla en Celes contra Ashura.

Y ahora que su magia había regresado junto con su ojo izquierdo, solía llevar el derecho tapado casi todo el tiempo con el parche que le había entregado Syaoran tiempo atrás en la antigua ciudad de Tokyo, sabiendo que así llamaría menos la atención que sus ojos bicolor: uno azul intenso tal como un zafiro por su magia, y el otro un dorado penetrante que revelaba su naturaleza vampírica.

A pesar de que ahora no dependía de la sangre del ninja seguía siendo un vampiro, pero aun asi prefería mantener a raya su poder sabiendo que, de llegar a utilizarlo en exceso, la sed de sangre volvería y estaba más que consiente de que Kurogane estaría inclusive dispuesto a desangrarse para evitar que muriese de hambre. Habían pasado ya muchos meses desde la última vez que había probado la sangre de su presa, y el saber que podría llegar a matarlo si esta se presentaba era un terror que aun sentía muy dentro de él.

Así como había muchas cosas que habían cambiado había muchas otras que no, como las continúas y molestas escenas que de cuando en cuando el mago y Mokona solían hacer para sacar de sus casillas al pelinegro. Inclusive muchas veces había llegado a preguntarse cómo era que Fye tenía tanta imaginación para inventar apodo tras otro sin que sus ideas se acabasen.

Maldito el día en que se había enamorado de ese mago de cuarta.

Porque si, por más que hubiese negado sus sentimientos en un principio, Kurogane estaba más que consiente que aquel rubio de pacotilla le tenía calado hasta lo más hondo de su ser. Algo de lo que se había dado cuenta en la tierra de Otto y que, luego de asumirlo, un vacio y un inmenso temor habían empezado a embargar su alma poco a poco.

Muchas cosas habían pasado desde que su viaje había comenzado y había conocido al oji azul,  muchas batallas y penas compartidas que le habían dado la oportunidad de conocer a aquel misterioso chico cada vez un poco más, pudiendo ahondar un poco más en aquel corazón que parecía levantar barreras cada vez que lograba traspasar una; como si el dolor que sintiese por su pasado y por todo lo que le habían hecho aun fuese demasiado fuerte como para permitir entrar a alguien más.

Y Kurogane lo sabía, lo tenía más que claro: la mente del rubio estaba muy inestable, y su corazón demasiado destrozado como para siquiera hacerse la idea de dejar que el o cualquier otro. Su pasado aun resonaba con fuerza en su interior, y aunque sabía que había mejorado muchísimo en comparación de cómo lo había conocido, sabía que un golpe más y el rubio no podría resistirlo. Sería el fin para él.

Con el tiempo Kurogane había aprendido a interpretar cada gesto o mirada del rubio, por más mínimo que fuese, pero desde que había conocido la verdad se su pasado a través de Ashura y darse cuenta de todo lo que había sufrido, de todo lo que había pasado por culpa de Fei Wang, había sido un golpe más que bajo para él. La ira lo había corroído desde el instante, el simple hecho de darse cuenta de cuánto lo habían manipulado, utilizando a su hermano muerto como señuelo había sido más de lo que había podido soportar.

El darse cuenta de que el mago había perdido todo, no solo una vez, sino que dos veces era horrible. Que las dos personas que más había amado en su vida se habían sacrificado sin importarle  tener que matar a inocentes por su causa; decididos a dar el todo por el todo por el amor que sentían y los deseos de que siguiera con vida, sin importar como.

El ninja incluso muchas veces había llegado a cuestionarse cómo Fye había soportado tanto sin estallar, y en el momento en que lo había hecho la tristeza que sentía por su dolida alma había sido inclusive más fuerte que la muerte del propio clon de Sakura. Había sido un momento decisivo y clave en sus vidas y destinos, pero por sobre todo sabia que de no haber sido por él, el mago se hubiese suicidado en aquel mismo instante.

El haberlo convertido en vampiro había sido su propio deseo, un deseo egoísta sin lugar a dudas, pero en el instante en que vio a Fye moribundo, desangrándose por culpa del ojo que el clon de Syaoran le había arrebatado, había sido demasiado para él. Había elegido sobre su propia vida y sus deseos, convirtiéndose en su presa y uniéndose a aquel estúpido mago, a aquel mentiroso que, de alguna u otra manera, le había robado el corazón. Pero que por su culpa, le había dañado enormemente al mantenerle vivo aun y a sabiendas que lo único que deseaba era morir, apaciguar aquel dolor asfixiante que desde hacía mucho le consumía, cada vez mas.

Pero a pesar de todo, había conseguido sacarlo adelante con la ayuda de la princesa, el mocoso y la molesta bola blanca de arroz. Era tan y como aquel Manju parlanchín le había dicho una vez en secreto, poco después de que despertara en Nihon luego de su batalla en Celes: “Fye es una persona muy amable, y estar pasando por todo esto debe estar causándole un terrible dolor. Pero aun así creo que Fye se siente muy agradecido por Kurorin, porque pareciera que le ha quitado un peso de encima con todo lo que ha hecho por el…”

Maldita bola de arroz empática, siempre sabia que decir en las situaciones más complicadas. Una de sus ciento ocho habilidades supuestamente secretas que todos conocían: leer los corazones de los demás.

Incluso Tomoyo hime se lo había dicho antes de que partiera de Japón para retornar su viaje con los demás: “Fye san es una persona que ha sufrido mucho en esta vida, ha perdido todo lo que tenía en un abrir y cerrar de ojos. Por eso eres tú el único capaz de ayudarle, Kurogane. Porque tú has sufrido lo mismo que él y eres capaz de entenderle…” vaya con Tomoyo también, a pesar de haber perdido sus poderes de vidente aun era capaz de leerle como un libro abierto, tal como solía hacer el mismo con aquel mago de pacotilla.

Poco a poco había logrado hacerle sonreír, hacerle sonreír de verdad. Incluso Syaoran y Mokona habían notado aquel cambio en el oji azul, viendo como poco a poco parecía que un brillo de alegría teñía sus ojos, como empezaba a disfrutar de la vida.

Kurogane estaba decidido, había guardado todos sus sentimientos hasta el momento pero sabía que pronto el viaje llegaría a su fin. Y cuando aquel momento llegase, le diría al atolondrado de Fye lo que sentía por él y, le gustase o no, le llevaría con él a Nihon o se quedaría con el donde quisiera establecerse y hacer un hogar.

No lo volvería a dejar solo, no señor. No le importaba si le rechazaba o no era capaz de verle más allá de un simple amigo. Lo tenía decidido. O al menos eso había sido hasta que habían llegado a ese país, donde encontrarían lo que por mucho habían buscado pero también un inminente peligro que pondría la vida de Fye en riesgo.

El pasado siempre marca a las personas, las forma poco a poco a base de alegrías y de llantos, de penas y buenos momentos. Pero el pasado nunca puede ser dejado atrás, siempre sale a la luz en algún u otro momento, resonando con fuerza para traer todo aquello que habíamos intentado enterrar en lo más profundo de nuestras almas, o corazones.

 Y será aquel mismo pasado que, nuevamente, volverá a tomar su revancha por aquello que, por mucho tiempo, fue olvidado por el mago de Celes…hasta entonces…

Tsusuku (o tal vez no xD)

Notas finales:

Espero les haya gustado y sus rew. Subire el siguiente cap la proxima semana n.n hasta entonces!

Nos Leemos!!! x33

Kuro-Chan!!!


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