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Mundos diferentes por LaLeLiLoLu

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Notas del fanfic:

Bueno, estas son unas parejas escasas, asi que quise tratar de hacer un fics de ellas, no tengo idea de como resultara, o como sera recivida, en fin, si les gusta, seguire con este fic, y tal vez, a futuro, haga otro fic de esta pareja u otras que no sean muy comunes pero que deceen (?)

Los personajes no me pertenecen, son de Oda-sensei ccc:

Sin nada más que decir.

Lean lo que surgió de mi mente X'D por aburrimiento (?)

Notas del capitulo:

Bien, este el rpimer cap de una historia media rara que creo mi cerebro hoy mientras veía tele y pensaba en mi otro fic XD!

Nunca he hecho un fic de Dofla x Croco, la verdad, practicamente no se nada sobre fics (?)

Espero que les guste, y si no... pues mala suerte X'D! 

 

El día estaba soleado y perfecto, todo el pueblo estaba agitado, pues nadie quería faltar a la gran fiesta que se llevaría a cabo en la inmensa mansión que se encontraba a las afueras del pueblo mismo en una inmensa colina, hoy era el cumpleaños del hijo de uno de los hombres más importantes de todo el país, el menor llamado Crocodile, que a tan corta edad ya era un Sir obviamente por la herencia familiar y prestigio social de su familia.

 

 

Todos estaban enterados del treceavo cumpleaños del menor y los aldeanos le enviaban obsequios y regalos, aunque solo un grupo reducido de gente también de la alta sociedad habían sido invitados a la fiesta, entre ellos estaban los únicos menores, Mihawk, hijo de un conde, y Moria hijo del Márquez, todos los demás invitados eran adultos con cargos importantes que más que ir por el cumpleaños se dedicaban a hablar de negocios con el padre de Crocodile.

 

 

Mihawk, con 10 y Moria con 17 eran los únicos niños con que permitían que Crocodile se juntara pues eran los únicos de todo el país con estatus social alto al igual que él.

 

 

Para entrar en la fiesta era necesario estar en la lista, y era obligación llevar un regalo, los cuales obviamente eran todos muy refinados y caros.

 

 

Mientras los invitados llegaban con ostentosos y elegantes atuendos un chico de unos 8 años observaba la fiesta desde cierta distancia, él era la rata callejera del pueblo, ni si quiera los demás niños pobres del lugar se rebajaban a juntarse con él, era un chico que andaba a pies descalzos, con un pantalón anaranjado cuadrille, una polera blanca gastada y vieja, unas gafas negras, cabello rubio y tenía una risa bastante extraña, a pesar de la precaria vida que llevaba el chico la mayor parte del tiempo tenía una sonrisa en el rostro, nadie sabía su nombre, y la verdad a nadie le importaba, entre más lejos pudieran mantenerse de aquel crio, sería mejor.

 

 

El rubio estaba oculto entre unos arbustos, sosteniendo algo en su mano, se había enterado hace más de una semana que se acercaba el cumpleaños de Sir Crocodile, el niño que había visto hace un tiempo pasear por el pueblo, quería darle un regalo por ‘’aquella vez’’ que este había sido tan amable con él, recordaba ese momento perfectamente.

 

 

*Flash back*

 

 

Un inmenso bullicio como siempre estaba presente en el mercado, la gente compraba y reclamaba como era de costumbre, los puestos estaban llenos de mercadería, frutas, carnes, peces, y muchas cosas apetitosas que nunca estarían al alcance de un niño como él.

 

 

El menor de rubio cabello, observaba un puesto de manzanas, tenía mucha hambre, no comía hace días, y estaba empezando a bajar de peso, solo tenía que esperar que el vendedor se descuidara para robar solo una manzana, que pagaría luego, si es que alguna vez tuviese dinero.

 

 

El vendedor de bigote se distrajo un momento atendiendo a una señora, y el menor se acercó rápido y sigiloso hacía el puesto, cogió una manzana y en cuanto de disponía a salir corriendo, la mujer que era atendida por el vendedor se dio cuenta, y lanzó un grito delatándole.

 

 

-KYAA!!! Es esa rata callejera, está robando otra vez! Deténganlo! Que alguien le dé una lección.

 

 

El chico bufó molesto, y calló de rodillas al suelo cuando recibió un golpe por parte del vendedor. ¿En verdad le importaba tanto darle una simple manzana a un chico teniendo tantas? No se iría a la banca rota solo por una manzana… ¿Por qué? ¿Por qué nadie podía ser amable con él una vez en la vida? Él también era un ser humano, joder.

 

 

-Fufufu…. ¿Te has enojado? Gordo! –Se burló el chico desde el suelo mientras se limpiaba la sangre de la nariz, y le daba una patada desde su posición en el estómago al hombre que se quedaba sin aire.

 

 

Como siempre, a pesar de estar lleno de rabia, ira e impotencia, el chico siempre tenía esa sonrisa en el rostro, incluso cuando unos hombres comenzaron a golpearle, por haber golpeado al vendedor.

 

-Maldita rata callejera! Deja de robar si no quieres que te matemos a palos

 

-Hace algo útil con tu vida!!

 

-Este crio no deja de sonreír, de seguro tiene algún problema mental!

 

 

Los insultos iban y venían, entre golpes y patadas, que él también propinaba tratando de soltarse, juraba que algún día, les cerraría la boca a todos ellos, algún día, el sería alguien importante y poderoso, algún día.

 

 

-¿Qué están haciéndole a ese chico? –Una voz seria y fría para ser de un niño se escuchó tras los hombres que golpeaban al menor.

 

 

Al reconocerla se voltearon rápidamente y vieron al pequeño Sir Crocodile parado en medio del mercado con una canasta de alimentos en la mano y una lista de pedidos que le había hecho su madre.

 

 

-S-Sir Crocodile! Lamentamos que haya tenido que ver esto, le estamos enseñando una lección a esta rata callejera para que deje de robar!

 

-Enseguida lo sacaremos de aquí para que deje de estorbar en su camino! –Dijo uno de los hombres mientras tomaba al rubio de un brazo.

 

-Deténganse! –Se impuso con voz firme el mayor de los dos niños -  Déjenle en paz… váyanse, ahora mismo, o are que mi padre los ejecute…!

 

 

Los hombres enseguida se marcharon a regañadientes, dejando al menor de las gafas sentado en el suelo mal herido.

 

 

-Fufufu… ¿Qué hace un ‘’señorito’’ como tú en el pueblo? – A pesar de que sus golpes le dolieran, no lo representaba, él era muy bueno ocultando lo que sentía.

 

 

-Deberías ser más agradecido con quienes te salvan… -Crocodile le dejo la canasta de alimentos junto a él, y sin decir nada más, se dio media vuelta perdiéndose entre la gente del mercado, volviendo a la mansión.

 

 

El menor se quedó casi en blanco, y luego de que el otro se hubiera marchado tomo la canasta entre sus brazos, era la primera vez en su vida que le trataban como persona, hoy, ese chico había hecho dos cosas por él, salvarlo de una paliza aún más fuerte, y darle de comer. Una sonrisa distinta a las demás se dibujó en la cara del menor, esta sonrisa tenía un toque de gratitud.

 

 

*En la mansión de la colina*

 

 

-¿Dónde están las cosas que te mande a comprar Crocodile? –La madre le miraba molesta

 

-Las perdí…. –El menor, con las manos en el bolsillo y la actitud indiferente le miraba de reojo.

 

-Eres un tonto! – La madre le propino un golpe en la cabeza que le dejo un chichón- Ya vete a bañarte!

 

-Aush!!! –El peli negro bufando algo molesto, obedeció a su madre, a pesar del golpe, no se arrepentía de lo que había hecho.

 

 

*Fin del Flash Back*

 

 

Sabía que no le podía regalar cualquier cosa a Crocodile, pues era de la clase alta, y el regalo debía ser refinado, digno de los de su clase, entonces el menor de cabellos rubios había decidido robar algo para el otro pero, no había tenido éxito, pues robar a alguien de la clase alta, fuese quien fuese, no era algo sencillo, en especial cuando sus casas estaban tan bien vigiladas y estos andaban con guarda espaldas, así que, había decidido regalarle algo que nunca pensó que le regalaría a nadie pero, era lo único ‘’digno’’ que el poseía.

 

 

Un reloj que anteriormente le había pertenecido a su madre.

 

 

Ahora, el problema era como entrar, no tardó mucho en decidir cómo, en tan solo unos minutos y sin que nadie lo notara, se había colado por el techo de la casa, y había entrado en la fiesta aunque permanecía oculto, pues con su apariencia lo notarían enseguida.

 

 

Se dedicó a buscar con la mirada al cumpleañero para entregarle su regalo pero, entonces se dio cuenta de algo, todos los regalos estaban en cajas con hermosas, caras y llamativas envolturas y lazos, él, que no tenía dinero ni para una manzana, menos tendría para envoltorio, aun así prefirió no pensar en ello, y seguir en su búsqueda visual.

 

 

Justo en ese momento, los tres y únicos menores de la fiesta aparecieron, saliendo de la mansión, hablando entre sí.

 

 

-Estas fiestas me aburren…. No pasa nada divertido… -Se quejaba el mayor de los tres chicos.

 

 

- Debes irte acostumbrando Moria, en unos años más tu tendrás también que empezar a hablar de aburridos negocios –Le contestó el cumpleañeros – El que está más lejos de todo esto es el pequeño Mihawk, ¿No es así? –Le revolvió el cabello al menor de todos que comía una paleta.

 

 

- Vuelves a tocar mi cabello y no lo cuentas… además… yo no me dedicare a negocios, no seguiré esta estúpida herencia familiar –Le miro molesto el ojos amarillo

 

- Kishishishi ¿Y a que planeas dedicarte? –Le preguntó con tono de burla Moria.

 

-Seré el mejor espadachín del mundo…

 

-Kuhahaha, sigue soñando pequeño –Le revolvió nuevamente el cabello Crocodile.

 

El rubio se acercó a ellos de forma sigilosa, y cuando el cumpleañeros se separó del grupo para ir a buscar algo de comer a la mesa, salió de su escondite, quedando frente a frente con el mayor, que le reconoció enseguida.

 

-Tu! ¿Qué diablos haces aquí? –Le preguntó notablemente sorprendido.

 

-Fufufu… esa no era el recibimiento que esperaba

 

-¿Qué es lo que quieres? Contesta rápido…

 

-Yo… quería darte esto… -El rubio extendió el puño cerrado hacía el mayor desviando la mirada, nunca se le había hecho fácil ser amable, sociable o expresivo.

 

-¿MMmm? ¿Qué tienes allí? –Le pregunto el peli negro juntando ambas manos bajo el puño cerrado del menor.

 

-F…. Feliz cumpleaños…. –Se maldijo mentalmente por haberse oído  bastante inseguro, y abrió su puño dejando ver el reloj colgante de plata, era bastante simple, aunque tenía unos detalles en la cadenita.

 

El peli negro le miró sorprendido.

 

-¿Lo robaste?

 

-No! –Bufo molesto ¿Por qué siempre creían que el robaba todo?

 

-En ese caso… -El peli negro extendió su mano hacía la del otro para coger el reloj- Muchas grac…

 

Pero, enseguida llegaron los otros dos muchachos, que tomando al cumpleañero de cada brazo hicieron que retrocediera unos pasos antes de que este lograra alcanzar el reloj.

 

El rubio les miro sorprendido, no había planeado encontrarse cara a cara con los otros dos.

 

-¿Esta no es la rata callejera? ¿Qué está haciendo aquí?

 

-Tú no perteneces a este lugar chico, márchate o te echaremos a patadas Kishishishi

 

-Fufufu… esto no les incumbe, márchense ustedes, pestes de la alta sociedad.

 

-Kishishishi…. Vaya que tienes valor para decir eso y… -Moria noto el reloj en las manos del menor y con una sonrisa maliciosa se lo arrebato- ¿Qué es esta porquería?

 

La sonrisa del rostro del rubio desapareció en el instante mismo.

 

-Dame eso ahora… -La mirada fulminante se sentía incluso aunque llevara las gafas.

 

El mayor de todos noto la mirada del otro y sintió un escalofrío recorrer su cuerpo pero, no dejaría que una rata callejera le intimidara, y rompió el reloj en su mano, apretando el puño con fuerza.

 

Crocodile le miro sorprendido, nunca hubiera esperado eso.

 

El rubio sintió un escalofrió de ira, rabia, enojo, tristeza, impotencia y otras emociones indescifrables recorrerle el cuerpo y sin pensarlo dos veces le propino un reverendísimo golpe a Gecko Moria en la cara, que le hizo salir disparado hacia unas mesas y sillas.

 

Mihawk miro al rubio sorprendido, ¿Acaso no sabía en los líos que alguien como él podría meterse por golpear a alguien de la alta sociedad?

 

 

-Yo soy Donquixote Doflamingo, recuerda ese nombre engendro repugnante, porque en el futuro me las pagaras muy caro!! –Le grito molesto el rubio a Moria.

 

 

Todos los invitados escucharon y se voltearon a ver el escándalo que se había formado, los garzones fueron a ayudar a Moria a levantarse, los de la alta sociedad comenzaron a murmurar entre sí, y los encargados de seguridad aparecieron rápidamente, dirigiéndose hacia el rubio.

 

 

Antes que los hombres le alcanzaran, el menor ya había salido disparado, corriendo como un flecha, marchándose de la fiesta, sin decir ni hacer nada más, haber ido, había sido uno de los errores más grandes en su vida.

 

 

Crocodile contemplaba el jaleo que se formó en la fiesta, tranquilo y sin inmutarse, se acercó lentamente hacia Moria, y cuando este se hubo levantado le propino otro golpe en la cara que le envió de vuelta al suelo.

 

 

Enseguida se formó un escándalo aún más grande, y recibió retos y castigos severos por parte de sus padres, junto con algunos golpes que le propinaron delante de los invitados para que estos vieran que le castigaban por lo que le hizo al hijo del Márquez.

 

 

El padre de Crocodile se disculpaba avergonzado con la familia del Márquez, los cuales indignados, se marcharon enseguida de la fiesta.

 

 

Crocodile, aun sin inmutarse por los golpes, retos, castigos y regaños recibidos por sus actos, solo estaba pendiente de una cosa, algo que sujetaba entre sus manos, y que le había quitado a Moria cuando sus padres se lo habían llevado.

 

 

Los trozos del reloj que aquel extraño chico rubio le había obsequiado.

 

 

Sin duda, el mejor regalo que había recibido en esa ostentosa fiesta, llena de regalos carísimos y refinados.

 

 

*En el pueblo*

 

 

Doflamingo corría sin detenerse, empujando todo a su paso, no sabía que sentía, si era ira, enojo, rabia, impotencia o tristeza, había sido un idiota por haber ido a ese lugar, era obvio que la acción que aquel chico había realizado por él en el mercado era porque le había dado pena, y no por amabilidad, no era más que un imbécil y más por haberle regalados el único objeto que tenía de su madre, era un idiota, asqueroso, repugnante, una maldita rata callejera.

 

 

El rubio llegó hasta un escondido callejón en dónde dormían, furioso comenzó a golpear las paredes de este.

 

 

No era justo, joder, no era justo, el solo quería hacerle un regalo, el solo quería ser amable…

 

 

El solo había querido darle las gracias a aquel chico por la ayuda que le había brindado…

 

 

*A la mañana siguiente*

 

Era un día tan esplendido como el de ayer, todo el pueblo rumoreaba lo sucedido en la fiesta, pues todos se habían enterado de una u otra forma, y el rumor había crecido, Gecko Moria el hijo del Márquez había sido golpeado por la rata callejera del pueblo, y luego por el mismísimo Crocodile.

 

Doflamingo, aun durmiendo entre unas mantas tirado en el suelo, en una esquina de su callejón, no tenía ganas de salir, si lo hacía, solo le juzgarían más de lo usual, dejaría pasar unos días, cuando el rumor se hubiese desaparecido un poco, saldría a buscar comida… estar unos días sin comer no le mataría.

 

-Así que aquí estas… me demore en buscar por todos los callejones… sabía que debías estar en uno…

 

Aquella voz fría y dominante, a pesar de ser solo un niño resonó contra las paredes del oculto callejón, y el rubio la reconoció enseguida, sorprendido, salió de entre sus mantas y se quedó mirando al chico vestido elegantemente que estaba en la entrada del callejón.

 

Simplemente se quedó en blanco, nunca se hubiera esperado que aquel chico viniera a buscarle… seguramente era para vengar a su amigo… solo para eso… en ese caso, él no se dejaría ganar solo porque el otro fuese un ‘señorito’’ de la alta sociedad, se levantó del suelo y se colocó enseguida con el guardia alta.

 

-Eres muy desconfiado… no te are nada… -El chico comenzó a caminar tranquilamente hacia el rubio que le miraba fijamente en pose de pelea aun con esas gafas negras que siempre llevaba.

 

-¿Qué es lo que quieres aquí? –La voz de Doflamingo también era fría y seria para ser tan solo un menor, y la sonrisa que siempre solía llevar había sido reemplazada por una mueca de enojo.

 

-Lamento lo de la fiesta… Moria es un idiota…

 

El menor le miro sorprendido nunca se hubiera esperado que viniera a disculparse.

 

-Por cierto… muchas gracias por el reloj… en verdad me gustó mucho, hubiera combinado con mi chaqueta y abrigo…

 

Eso le sorprendió aún más, tampoco se hubiera imaginado que le diera las gracias por un regalo tan miserable a comparación de los otros que el seguramente había recibido.

 

-Y perdón por no haberte defendido en la fiesta… -Llegando junto al menor se inclinó levemente juntando sus labios con los del otro, en un beso suave e inocente.

 

 

Y esto le sorprendió más que cualquier otra cosa.

 

 

Doflamingo se quedó en blanco.

 

 

El mayor se separó, le revolvió el pelo, y dando media vuelta, volvió a marcharse hacia la entrada del callejón, antes de salir se volteó, y poso uno de sus dedos sobre sus labios en señal de ‘’silencio’’, luego le sonrió y mezclándose entre la gente que transitaba el lugar volvió a marcharse, seguramente en dirección de su mansión.

 

El menor simplemente se quedó parado en medio del callejón, viendo hacia dónde el mayor se había marchado.

 

Sintió entonces una extraña sensación en su pecho, una que nunca había sentido antes.

 

Eso no le gustaba, y definitivamente no era nada bueno…

 

Nota mental, no volver a juntarse con aquel chico.

 

Lo mejor sería cortar cualquier encuentro posible de raíz, o eso resultaría mal.

 

Sin poder evitarlo poso sus dedos sobre sus propios labios, aun sentía el calor del otro, trago saliva un tanto confuzo, asustado y molesto.

 

No era así como había esperado que fuera su primer beso.

 

 

Notas finales:

Bien, los DoflaxCroco o CrocoxDofla son muuuy escasos, y en lo personal me gusta esta pareja, asi que pues, se me ocurrió hacer esta cosa X'D!!

¿Que creeis? ¿Hago continuación o lo voto a la basura como una aberración que nunca debió haber surgido? X'D

Espero sus reviews para saber si sigo o lo elimino x'3


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