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Cascanueces por Yasmine

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Notas del fanfic:

Todos los personajes pertenecen a Masami Kurumada.

 

Ya había prometido anteriormente un fic de nombre "Cascanueces"  y aquí se los traigo, antes de que se pasará la fecha. Pd: “Solos tu y yo” lo actualizo el jueves.

 

Notas del capitulo:

Si se preguntan si es la convencional historia del cascanueces, no, no lo es. Tiene tintes cada vez mas misteriosos.

 Se que tengo un tres fics por terminar, pero les falta muy poquito, así que ya no demorare mas, lo prometo. Ya comencé a escribir los finales.

 

 Capítulo I "Esa era mi gorra"

 

Con las manos en mis bolsillos, mirando el suelo, respirando a través de la bufanda negra que cubre la mitad de mi cara, exhalando sueños perdidos, llegué a salvo al centro comercial.

Escudriñé el lugar, bajando mi bufanda y sobándome la barbilla. Relamí mis labios y tomé una bocanada de aire, atreviéndome a si quiera dar un paso adentro, antes de que me traguen vivo las personas; es día de rebajas.

Caminé lo mas rápido que pude, y saqué de mi billetera, el primer billete que tomé, sería lo mas que me atrevería a gastar. Lo primero que vi al entrar a la tienda, fue una simple gorra negra en un aparador que captó mi atención, tal vez no sea lo mejor que puedas regalar en navidad, pero no busco impresionar a nadie. Me apresuré a tomarla, titiritando del frio, ladeé mi cuello, mientras llegaba a mi destino, miré por las ventanas del edificio, la niebla se esparcía en esa noche intensa. Justo cuando pensé que esa prenda la tenia asegurada, al estirar mi mano para tomarla; alguien mas puso su mano antes, y ambas se tocaron por instantes.

-Es mía.- Y sin piedad alguna, me arrebató la gorra de mi alcance. Esa voz… jamás había escuchado tanta seguridad con tan solo dos palabras, mis huesos se calaron hasta los pies, sentí un inexplicable miedo. Segregar lo que no entendemos por miedo a aceptarlo solo muestra lo pequeños que somos. Tan alucinante la manera en que me acarició con su voz, que me erizo la piel. La piel es de quien la eriza…

Aquella persona ahora es dueña de mi piel, y me debe una explicación.

Pero también me vino la curiosidad, ¿Quién era exactamente?

Perdido en mi bucle de elucubraciones, a penas y dilucidé que esa persona ya se había alejado de mi y ya hasta había pagado la gorra. No hay persona mas lenta que yo, eso es seguro.

Le miré de soslayo, esperando que nuestras miradas se encontraran, mas no fue así. Salió presurosamente, y me vi en la necesidad de seguirlo, mi intuición me dijo que debía hacerlo. Saliendo del lugar, se dirigió hasta un callejón, con la mirada gacha. Se topó con una indigente, y sin pensarlo le tomó de la mano, y se dirigió con ella hasta el puesto de comida mas cercano, pagó una considerable cantidad de dinero, exigiéndole al dueño que la atendiera bien, y se largó, así sin mas, ni un buenas tardes, ni un muy obligado adiós, nada de nada.

¿Y que hago yo siguiéndolo? Debería ir a reclamarle de haberme quitado mi gorra… Si, eso hare.

-¡Oye!- Gimoteé apenas audible, con un suspiro ronco atorado en mi garganta.-¡Hey!- El aludido volteó a verme, y comenzó a correr.

Nunca  me había sentido tan cohibido junto a alguien, de un momento a otro quería abrazarlo inexplicablemente, y amenazar con jamás soltarlo.

¿Por qué huye?

Si es lo que quiere, pues así lo pensé yo, comencé a perseguirlo, pero el era mas rápido que yo. Di las zancadas mas largas que jamás había dado. Justo cuando pensé que no tendría escapatoria, el saltó encima de un bote de basura, hasta una reja y saltó a la barda, ya en el borde de esta, se incoó a voltear a mirarme, y con el fulgor de la luna, vi unos resplandecientes e intensos ojos oscuros. Sonrió lascivamente y saltó al otro lado.

Me quede estoico, ¿Cómo rayos logró hacer eso? ¿Acaso practica parkour? Un vago, debe ser un simple vago… ¿Un vago podría pagar una gorra de una tienda de prestigio? Yo en su lugar me la hubiera robado…

Me regresé derrotado, y con la inquietud de conocer su rostro. Llegué a mi apartamento y me tiré como roble al colchón y me dormí de tan cansado que venia.

…Lunes …7 am…

-Milo… ¡ Milo ya levántate de una vez!

-Agh, cállate, déjame dormir.

-¡Muévete!-De una patada, me tiró de la cama.- No eres mas que un haragán, estoy completamente seguro que cuando salgas de la preparatoria serás un vago.

Después de todo lo que pensé hacer por el, no puedo creer que consideré regalarle una gorra de navidad, no se lo merece… A decir verdad, le haría un favor, necesita algo para controlar sus rebeldes cabellos de león.

-El desayuno esta servido.

-¿Y Aioros?

-Trabajando.- Chisteó con desdén, mi hermanito es un desgraciado.- Baja a desayunar que no te espero para llegar al colegio.- Es molesto que casi tengamos la misma edad, parece mi madre.

-Ya voy.- Carraspeé un poco desorientado, con la luz que me cacheteó el rostro en el momento en que ese despiadado castaño me abrió las cortinas, sabiendo que la ventana esta al lado de mi cama.

Bajé molesto, sobando mi cuello, casi propinándome una golpiza, por no haber amarrado mis agujetas, menos mal alcancé a tomarme del barandal al momento de mi caída.

-Vaya, se nota que tienes mucha hambre.

-No molestes.- El antes solía ser una persona sonriente, pero ahora se la pasa gruñendo por todo, y ese todo significo yo, o al menos así lo entiendo.

Caminé al colegio con las manos en mi nuca, y silbando, mientras miraba a Jongin por el rabillo del ojo, esperando una reacción nula. Ni se inmuto por mi intento de fastidiarlo, craso error, intentaré mas tarde.

-Vuelvo por ti a las tres.- Y sin mas me dio la espalda. Me molesta en sobre manera que me trate como a un niño malcriado que no se sabe defender solo. Entré sin miramientos al colegio y me senté en mi respectiva banca, Afro no había llegado, y no quería que nadie mas que no fuera el se sentara frente a mi, así que puse mi mochila en la banca de frente y me arropé con mis brazos e intente dormir en la mesa. Sonó el timbre y todos entraron haciendo desorden.

-Bien chicos, hoy tenemos a un nuevo estudiante, muy especial, de otro país, por favor denle una cálida bienvenida.-  No alcancé a escuchar el nombre del nuevo, pero si escuche sus pasos, y sentí un cosquilleo inmensurable en mi interior. Apreté mis parpados para no voltear a verlo y poder dormir tranquilo, pero atiné a escuchar como aventaban mi mochila al piso y mi estuche abierto rebotaba contra el suelo, mientras todo su contenido se desparramaba en el suelo, tres miserables lápices de colores y un sacapuntas, ni si quiera una pluma; nada.

Gruñí molesto, ¿Quién se atreve a maltratar mis cosas? Solo le permito eso a Afro, y eso por que siempre le quito el almuerzo.

-Trátalas con cariño.- Exigí, en un bostezo, estirándome y recuperando compostura, mientras aventaba mis piernas hacia delante y me encorvaba.

-Ni si quiera tu tienes respeto por ellas, ¿Por qué habría de hacerlo? –Esa pregunta fue mas como una afirmación. Pero mi piel se volvió a erizar con esas palabras, ¿Seria posible? Cuando levante la mirada, vi el mismo gorro negro que le pensaba comprar a Jongin, en la cabeza de otro. Sin embargo, no pude notar cabello alrededor, ¿Acaso tendría cáncer?

-Soy ...- Pensé dos veces antes de decirle mi nombre, ¿Cuantas oportunidades tienes para conocer a alguien sobre que no sabe nada de ti y lograr una manera diferente para que te mire, con respecto a quienes ya te conocen?- Soy Milo-   Le toqué el hombro, me volteó a ver y le extendí la mano, en cuanto intento estrecharla con la mía, le di un manotazo y sonreí pletórico.- ¿Y tu eres? –Pero se volteo molesto con un visaje de desagrado. Vaya, al menos me esperaba que me la mentara.

-Gente inmadura como tu, solo estorba en este mundo.- Soltó de golpe, mientras el maestro daba su explicación. Empuñe fuerte mi mano, con ganas de retratarla detalladamente en su rostro de una estocada, pero me contuve, no me imaginaba hacerle daño a ese rostro tan blanco que me irritaba…Corrección, si lo imaginaba.

-Supongo que tu has de ser un genio.

-Eso según tu perspectiva y tu habilidad.

-Aja. Dime.- Me incliné hacia el y le susurre al oído.- ¿De que te sirve tener habilidad si no eres inteligente?

-Listo soy, sabio tal ves.- Hiso a propósito su cabeza hacia atrás, golpeándome la frente con ella y obligándome a relegarme contra la silla, para retorcerme del dolor, cuando regrese a mirarlo, noté como se movían sus hombros apenas notorio, de la risa que le causo mi reacción.

-Te crees muy sabio, ¿No?

-La sabiduría te hace juicioso y observador, la ignorancia petulante e impulsivo.- Se volteó a verme retadoramente, mientras se mordía los labios y yo me detenía a verlos cuidadosamente, mientras por acto de inercia lamia los míos, entrando en un trance inducido. No se por que tenia ganas de seguir escuchándolo como idiota, y verlo con eterna devoción.

-¡Señores, pongan atención!- El maestro nos regañó y bufé, el chico solo se volteó, y por mas que intente seguir con la conversación, continuó ignorándome, lo que me causo bronca. ¿Por qué me ignoraba? Soy una persona interesante, graciosa, gentil, ¡Amable! ¿Ya dije que soy guapo?

En cuanto sonó el timbre para el descanso, me agaché para guardar mis cosas, y cuando volteé, el ya no estaba. Terminando el descanso, fue el ultimo en llegar al salón, y continuo ignorándome, y esto no quedaría así, aun teníamos todo el día si eso quería. Al termino de clases, el corrió hacia la puerta, y yo de un salto corrí tras el, hasta la entrada principal, conseguí tomarlo del brazo y detenerlo.

-¿A dónde crees que vas? - Yo esperaba que me dijera que no tenía a donde ir, y que yo le hiciera el favor de acompañarle, para después decirle que no, para hacerlo sentir mal de haberme ignorado.

-A cualquier lado, menos aquí.-Respondió, mientras su cara rebotaba contra mi pecho y me volteaba a mirar haciendo un puchero por el recelo. Me sentí a medio morir cuando me dijo, nadie nunca me había tenido tanto coraje.

-Buena idea, vamos.- Sin soltarlo, lo arrastré fuera del lugar. Ni una pizca de idea de por que demonios actuaba así, pero no tenia nada que hacer en el día… ¿O si? Lo había olvidado.

-¡Suéltame! ¡Te lo ordeno!

-¿Y si no quiero? -Me detuve, obligándolo a verme a los ojos.

-Yo te obligare.-Apareció Aioria saliendo de su coche y obligándome a meterme.- Debemos irnos.

-Pero…

-¡Pero nada!- Del susto lo solté y me metí enseguida, cuando volteé a verlo por la ventana, el ya no estaba.

-No me dijo su nombre…- Musité suavemente, muy enojado.

-¿Um? ¿Dijiste algo?- Preguntó Aioria bajándole a la intensidad de su carácter.

-Na-nada.- Suspiré desganado, el día se desperdicio por su culpa. Luhan me las pagara mañana por no haber venido a la escuela.

-Perdón si te grité en la mañana, pero un profesor de la universidad me tiene estresado, me viene reprobando desde que comenzó el año y no se como quitármelo encima.

-¿Aioros lo sabe?

-Sera nuestro secreto.- Secreto…Todos tenemos secretos, es algo que se me da naturalmente, y soy el rey de los chismosos. La curiosidad me entró desde el día de ayer, despertó de una larga hibernación y no piensa regresar a haraganear.

Oh si, soy curioso, ese chico estará pidiendo disculpas el día de mañana.

-Te veo pensativo.

-Es solo que… ese profesor vera su auto lleno de pintura el día de mañana.-Sonreí y el también, complacido.

-Ay, no necesitas ayudarme, puedo solo.

-El te intimida.- Aseguré.

-¡¿Qué?! -Paró el auto en medio de  la carretera, y los demás conductores comenzaron a apretar el claxon.

-No puede ser, ¡Es verdad!- Me hinqué en el asiento muy emocionado.

-¡Baja los pies!

-Perdón… me emocione. -Inquirí avergonzado. Me miró confundido.- Ya tenia tiempo que no recibías un verdadero reto, solo eso. ¿Cómo es el físicamente?

-Es …pequeño…-Chisteo entre dientes.- Sus ojos son grandes…

-Oh, pero que observador.

-No me interesa, pasare su materia, tenga que hacer lo que tenga que hacer…-Dio un golpe al volante.

-¿Cualquier cosa?- Pregunté insinuante.

-Cualquier cosa.

-Igual yo…

-¿Perdón?- Me miro caótico por el atrevimiento con que hable anteriormente. Gire rápidamente mi cara hacia al ventana para que no viera mi vergüenza reflejada en ella. Y vi un papel arrastrándose por el pavimento, y como la curiosidad había llegado para quedarse, abrí la puerta, me quite el cinturón y fui tras el, mientras oía las amenazas de muerte de Aioria si no volvía enseguida.

Salté y de pansa tome el papel entre mis manos, tenia un raspón en los codos, pero valió la pena. Desarrugue el papel y vi un anuncio de un concierto o algo así, bah.

-¡Milo! ¡¿Pero que…?!- No terminó, por que me arrebato el papel de las manos, me ayudo a parar, y se rascó la nuca sonriendo puerilmente.- ¡Vamos a ver el “Cascanueces” Invita a Afro si quieres.

-¡¿Queeee?!- Pregunté atónito, en vez de decir, invita a tu novia o a una amiga, no, invita a Afro, ¿Insinúa que nunca me voy a casar?

 

Notas finales:

Así es como saltó de la barda, el chico que perseguía Milo: 895111parkour-1.jpg (imagen JPEG, 1357 × 900 píxeles) - Escalado (64%)

Parkour: El Parkour (o arte del desplazamiento) es una disciplina que consiste en desplazarse por el medio urbano o natural, superando los obstáculos que se presenten en tu recorrido (vallas, muros, vacío...) de la forma más fluida y eficiente posible, y con las únicas posibilidades del cuerpo humano.


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