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El Regalo De Navidad por VampireDark

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Notas del fanfic:

Bien no se me da bien ninguno de los temas que pediste, pero espero que te guste, es con mucho cariño.

Blanca, blanca como una hoja. Así se podía describir su cara en aquel instante, mientras observaba aquel papel como si hubiese visto al mismísimo demonio en él. Reita, su compañero y más fiel amigo, observaba cada una de las reacciones del castaño con temor, mientras esperaba ansioso escuchar el resultado de aquellos molestos exámenes.

—Shima…— su voz sonaba confusa, no sabía si debía continuar con su  interrogante, la mirada de su amigo se hallaba perdida y totalmente asustada. —¿Tienes… tú enfermedad es muy grave?— el castaño negó con una lentitud asfixiante, sin quitar aquella expresión de terror en su rostro, causándole mucha confusión y temor a su acompañante.

—Reita…— la voz del menor se escuchaba entrecortada, y el peli-teñido no pudo hacer más que abrazarle con ternura, de aquella manera tan intima y reconfortante —…Estoy embarazado… Estoy embarazado de Yutaka.

Los ojos del rubio se abrieron impresionados, mientras apartaba a su amigo, intentando hallar siquiera el más mínimo indicio de burla en su rostro. Pero aquellos ojos llorosos y temerosos  le dejaron en claro que su amigo, no decía más que la absoluta verdad.

—¿Y qué piensas hacer?— intentaba sonar tranquilo, su amigo le necesitaba, y él no podía perder la cordura en aquel instante.

—No lo sé— la respuesta fue rápida y simple, y sin poder evitarlo sus ojos se cristalizaron debido al temor y la desesperación, que poco a poco se iban apoderando de su cuerpo. —Akira, tengo miedo— y ante estas palabras, el rubio no pudo hacer más que volver a acunarle en sus brazos, mientras le susurraba al oído con ternura e intentaba convencerse a sí mismo, de que todo saldría bien.

 

 

 

 

 

Se hallaba cansado, lo único que deseaba era poder darse una larga ducha y descansar, dormir por al menos tres noches seguidas, y despertar seguro de que aquello no era más que una terrible pesadilla. Sin embargo, sus planes se vieron rotos en el instante en que entro en el departamento, y el dulce olor de aquel característico sason de Yutaka invadió sus sentidos.

—Llegaste— la dulce voz con la que su novio le hablaba, mientras con ternura le acariciaba cada una de sus hebras castañas, fue suficiente para permitirle olvidar todo. Aunque fuera por unos pocos instantes.

—No pensé que volverías tan pronto— fue lo único que sus labios fueron capaces de pronunciar, aun así sus palabras salieron con el típico amor que solo Yutaka podría identificar.

—No pensé que me recibieras tan efusivamente— bromeo un poco el más bajo, mientras posaba una de esas sonrisas que al castaño tanto le encantaban. —Y yo que me esforcé tanto por llegar antes de navidad.

Uruha no pudo evitar sonreír, mientras le daba un tierno golpe en el brazo. Estar con aquel hombre le alegraba, le ayudaba de quitarse de encima todos sus problemas y temores. Y al verle de espaldas a él, de nuevo ocupado en la cena, no pudo evitar pensar en lo que vendría de ahora en adelante. La posibilidad de que le dejara, una vez se enterara de su embarazo le aterraba. ¿Qué podría ser de su vida, sin aquel hombre que tan feliz le hacía? No lo sabía con certeza, pero tenía en claro que no podría huir de ello, tendría que decirle, aunque con ello lo perdiera para siempre.

—¿Dónde estabas?— la voz de Yutaka lo saco de sus pensamientos. Aun no le observaba, pero Takashima pudo notar ese toque de curiosidad y de celos en sus palabras. —Es normal encontrarte temprano en casa, me preocupe al ver que era tarde y aun no aparecías.

—Lo siento— las palabras salían con suma tranquilidad, a pesar de que por dentro estuviera muriendo del miedo. ¿Cómo decirle que estaba en el hospital, esperando unas pruebas que indicaban su embarazo? Definitivamente era algo que no podía decir a la ligera. —Estaba con Reita, ya sabes, entre su aniversario con Miko y la navidad, se encuentra un poco atareado.

 Kai solo le sonrió con comprensión, conocía perfectamente la unión tan grande que existía entre el de la bandita y su novio. Además de conocer, también y perfectamente, el gran amor que este sentía por Miko, y lo tierna y especial que esta era con el rubio. Por lo cual, sabia no tendría de que preocuparse.

El resto de la cena transcurrió en silencio, un silencio cómodo que Uruha en verdad necesitaba. Por su parte, Kai notaba perfectamente la distracción y preocupación en los ojos de su pareja, pero prefirió guardar silencio. Cuando él se sintiera preparado, se lo diría, o al menos, eso era lo que esperaba el menor.

 

 

 

 

 

Los días pasaban con lentitud, y Yutaka sentía a Kouyou cada día más lejano con él, es cierto que estaba más meloso y tierno, e incluso para la mayoría, podría parecer que la relación iba en avanzada mejoría. Pero Yutaka podía notar que cada vez Shima se mostraba más ausente y preocupado, además de que se la pasaba más de la mitad el tiempo en el baño. “Debe de ser algún virus” el castaño le comento alguna vez, en respuesta a la preocupación por su estado de salud. Y aunque más de una vez el menor quiso arrastrarlo al hospital, el castaño se negaba y terminaban simplemente enojados el uno con el otro.

Así con todo aquello, la noche buena había llegado. Kai preparaba una exquisita cena navideña, mientras Uruha solo podía observar la comida con ojos llenos de ilusión. Cosa que no paso desapercibida por el menor.

—Has estado subiendo de peso últimamente ¿No crees?— su tono y sus intenciones fueron simplemente los de realizarle una broma. Conocía muy bien al castaño, y sabía que si algo le molestaba es que se metieran con su perfecta figura. Sin embargo, se impresiono al ver como la carita llena de ilusión, palideció rápidamente, y un gesto de terror se formo en ella, casi como si acabase de ver un fantasma. —¿Qué ocurre?

—N-nada, yo… Yutaka— la mirada llena de temor por parte del castaño solo estaba logrando asustarle más. —Yo…— el castaño se vio interrumpido por los fuertes golpes que eran propiciados en la puerta, y observo a Kai con cierto temor, a lo que este solo fue capaz de besarle en los labios con cariño, y después dirigirse a recibir a sus invitados.

 

 

 

 

 

Poco a poco sus amigos más cercanos fueron llegando, aquella noche de navidad tenía un toque extrañamente diferente, Kai podía presentirlo, aunque no entendiera el porqué. Observaba a Reita escuchar tranquilamente a Uruha, mientras este se veía asustado y preocupado por algo. Yutaka en aquel instante se sintió desplazado, y miles de especulaciones empezaron a  llenar su mente. El miedo empezó a apoderarse de su mente, y una ligera lágrima resbalo delicadamente por una de sus mejillas.

—La navidad no es motivo de lágrimas—  volteo observando a aquel enano que se había sentado a su lado en aquel cómodo sofá. —Y estoy seguro que a Kouyou no le gustaría verte en aquel estado.

—En estos momentos dudo que le importe— la voz de Kai salió envenenada, y Ruki no pudo evitar observar el lugar en donde se encontraba Uruha.

—Se nota angustiado— dijo más para sí mismo que para su acompañante —Ya ni siquiera con Reita sale, no al menos más de lo estrictamente necesario.

Kai observo a Ruki dudoso, y después observo la escena que se posaba frente a él. Uruha se veía preocupado y triste, mientras pequeñas lágrimas rondaban en sus mejillas. Por su parte Reita no hacía más que consolarle, con ligeros golpecitos en la espalda, y algunas palabras que nadie más que ellos podían escuchar.

No tuvo que pensárselo demasiado, se levanto del sofá dándole una última mirada de agradecimiento, para después a paso firme dirigirse a donde se encontraba su pareja. Cuando llego frente a ellos no dijo palabra alguna, simplemente les observo detenidamente, esperando a que con ello, entendieran lo que en verdad quería. Reita, comprendiendo perfectamente la situación, dijo unas últimas palabras al oído de su mejor amigo, para después alejarse del lugar, dirigiéndole una sonrisa comprensiva al menor.

—Kouyou,  necesito que hablemos— a pesar de que la voz de Yutaka salió con su típica ternura, el más alto se vio incapaz de observarle a los ojos. Tenía miedo, no quería perderlo, pero ya había alargado mucho las cosas, y era normal que su novio se empezara a desesperar con la situación. —Mira, no sé qué es lo que te ocurre, pero últimamente te encuentras distante. Shima yo te amo, pero necesito que confíes en mí plenamente…

—Tengo miedo de perderte— el castaño hablo de repente, interrumpiendo al menor, quien le miro confundido ante tal confesión. —Tengo miedo de que me odies, y que te alejes de mi por lo que te voy a contar. Tengo miedo de que me mires con desprecio y asco, y que no quieras volverte a acercar. Tengo miedo de perder tu amor— aquellas palabras tan llenas de sinceridad y tristeza, le partieron el alma a Kai, quien solo fue capaz de abrazarle, acunarle en sus brazos tiernamente.

—Yo jamás te dejaría, Kouyou— sus palabras sonaron tan sinceras, que Uruha no pudo evitar que un pequeño brillo de esperanza danzara en sus ojos. —Yo te amo, y sea lo que sea que esté pasando, estoy seguro de que podremos enfrentarlo juntos. Uru, yo estoy aquí para apoyarte, estar contigo y amarte. Y así va a ser siempre, hasta el día en que tú decidas que ya no me quieres en tu vida.

—Kai… prométeme que siempre estarás a mi lado.

—Te lo prometo— Sonrió sincero, mientras Uruha se separaba de su pecho, para observarle fijamente, con temor, pero con decisión al mismo tiempo.

—Kai… estoy embarazado.

El tiempo se detuvo entre ellos dos, Kai le miraba incrédulo, mientras Uruha —con sus ojos cerrados— esperaba una respuesta por parte del menor, algo que le indicara que todo estaría bien. Sin embargo, nada de esto parecía llegar, por lo que, con duda, decidió abrir sus ojos para ver la expresión en el rostro del contrario.

Kai tenía lagrimas inundándole sus mejillas, pero acompañándole una fina y dulce sonrisa, que causo que un escalofrió recorriera todo el cuerpo del más alto. Y antes de que este pudiera reaccionar, el castaño ya tenía sus labios atrapados con los propios, en una danza pura y exquisita para ambos. En aquel instante las campañas sonaron, anunciando la media noche, y una sonrisa se poso en ambos, aun sin separarse del beso. Definitivamente, aquella sería la mejor navidad que ambos hubiesen podido vivir. Y aquel, sin duda, era para Kai, el mejor regalo de navidad.

Notas finales:

Perdóname que sea tan cortico, pero espero que te guste.

Sin más espero los reviews y comentarios :3

Sayo♥


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