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~~Believe~~ por K Nina

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Notas del capitulo:

Bueno, aquí de nuevo después de mucho tiempo (lo sé... me he hecho tardar u.u ) Tenía pensado subir este mini fic en navidad, pero he estado trabajando y llegaba cansada por lo que la vagancia me ha podido. Pero ya estoy aquí en mi segundo día de vacaciones. Este fic no va a durar más de 4 o 5 capítulos, es un especial Navidad ^^

Espero que os guste 

- ¡Tony!

El castaño abrió los ojos de golpe y se sentó sobre la cama de un solo movimiento, sintiendo su corazón martilleándole en el pecho por el repentino susto.

La puerta de su habitación estaba abierta y en el umbral se encontraba Pepper, mirándole con gesto irritado.

- ¿Se puede saber qué haces todavía durmiendo? Tenemos una reunión en la empresa. ¿O lo has olvidado? Otra vez...- susurró rodando los ojos.

- Claro que no lo he olvidado Pepper. ¿Por quién me tomas?

Se levantó de la cama en dirección a su baño intentando de paso ignorar el mal humor que le estaba entrando y la mirada inquisidora de la pelirroja, que solo lo miró con una ceja enarcada tras su respuesta.

- Voy a hacer como que me lo creo. Por esta vez. Solo porque esta reunión es muy importante y no quiero que nada salga mal. Y a ver si te pones de una vez un despertador y dejas de llegar tarde a los sitios

- Yo no llego tarde. Llego en el momento preciso

- Es decir, cuando ya he hecho yo todo el trabajo

- No es mi culpa que seas tan eficiente- dijo sin importancia.- Ya se, para esta Navidad te voy a regalar un aumento de sueldo. Así mato dos pájaros de un tiro

Le sonrió y se secó la cara una vez terminó de lavársela.

- Que poco detallista eres...- soltó un suspiro.-Y ahora que lo dices, yo también sé qué regalarte para Navidad

- El qué

- Un despertador. De hierro. Para que no se rompa cuando lo lances contra una pared- dijo con una sonrisa satisfecha al ver como el otro fruncía el ceño.

- Entonces probaré a tirarlo desde la ventana a ver si resiste también una caída de 21 pisos

Pepper respondió a la mirada desafiante dirigida a ella sin miramientos, y decidió corresponder de la misma forma.

- Lo clavaré con tornillos a la mesita de noche

- Entonces tiraré el reloj junto a la mesita y después me comprare otra

- Pues clavaré también la mesita al suelo

- Y yo levantaré el suelo y llamaré para que vengan a hacérmelo de nuevo

- ¡Pues entonces yo...!

- Bueno ¡ya! ¿Y quieres dejarme mear tranquilo? A no ser que quieras quedarte a mirar, claro...- dijo con una sonrisa provocadora.

Pepper sonrió de lado y negó con la cabeza conforme salía del baño.

- Más quisieras- se acercó al closet de Tony y observó los trajes, escogiendo mentalmente el conjunto.

- ¿Nunca pensarás decirme por qué cortamos?- dijo Tony desde el baño.- Qué pasó para que lo dejáramos. ¿Me acosté con otra o algo?

- Por supuesto que no, Tony. No eres tan desalmado. Y ya te he dicho muchas veces que no te lo puedo decir, y no es porque no quiera. Son órdenes del médico

- Pues ya hablaré yo con el Doc…

- Sabes que Bruce lo hace por tu bien, para que la cosa no empeore

- ¿Empeorar?- dijo incrédulo frente a la puerta del baño. Pepper lo ignoró por completo sacando uno de los trajes, gris plateado a conjunto con una camisa color celeste y una corbata blanca.- ¿Qué puede ser peor que no recordar dos años enteros de tu vida?

Pepper se giró para mirarle.

- Uno y medio- puntualizó.

- Y qué. Eso no lo mejora- siguió con los ojos los movimientos de la pelirroja.- ¿No puedes ni siquiera darme una pista?

Pepper colocó el traje sobre la amplia cama y dejó salir un suspiro.

- Tony, de verdad que me gustaría poder explicártelo todo, pero el doctor Banner tiene razón. Podrías sufrir una conmoción o algo peor, y no quiero que eso pase. Lo más seguro es esperar a que tu cabeza recuerde, aunque tarde un poco en hacerlo- dijo algo apenada.- Agradece al menos que sigo viviendo contigo, sino te morirías de hambre- se rio.

Tony también lo hizo, y después dejó salir un suspiro, tumbándose de espaldas sobre la cama. Se quedó mirándola mientras preparaba el traje, y tras un largo momento, Tony rompió el silencio.

- Solo dime…

- Tony...

- Solo...- y la forma en que los ojos chocolate la miraron, hizo que le fuera imposible negarle nada que le pidiera. Tan preocupados, tan intensos y tan… asustados.- ¿Te hice daño?

Los ojos claros de Pepper se llenaron de pena y algo de sufrimiento, y como reflejo, el entrecejo del castaño se arrugó levemente, preparado para aceptar lo que más temía.

Pero entonces ella habló.

- No. A decir verdad, lo de volver a quedar como amigos fue un mutuo acuerdo entre los dos. Y no, no me hiciste nada malo- siguió al ver la boca contraria abrirse.- Solo nos dimos cuenta de que no pegábamos siendo pareja, digo... yo siendo tan inteligente y tú tan idiota...

Tony dejó salir una risa floja y Pepper sonrió por ello, pues era lo que buscaba.

- Pero no te preocupes, las cosas entre nosotros siguieron como siempre. Tú escaqueándote del trabajo, yo haciéndote el tuyo, tú sacándome de mis casillas... En fin, lo de cada día- sonrió, y Tony la correspondió también.

- Deberías haber previsto lo que te esperaba cuando empezaste a trabajar para mí

- Si... debería haber predicho que me saldría una cana por cada día que pasara contigo- se rio y seguido se encaminó hacia la salida de la habitación.- Anda, vístete ya y no me hagas esperar

Pepper cerró la puerta tras su paso, y Tony dejó salir un nuevo suspiro, cerrando los ojos por un momento.

¿De verdad todo terminó bien? Y por qué terminaron, para empezar. Lo último que recordaba de ellos dos como pareja es que estaban perfectamente. La relación era estable, y tratándose de él que no había tenido una relación seria con otra persona en toda su vida, era mucho decir. No es que por eso ya pensara en casarse y tener hijos, no. El con hijos... No, no se veía a sí mismo en ese plano. Pero pese a eso, sí que veía un futuro para ellos dos, y ahora resultaba que ese futuro ya no estaba al alcance. Y lo peor es que ni siquiera sabía la razón, y a pesar de que ya no estaban juntos y Pepper parecía estar bien con eso, él sí que seguía sintiendo eso por ella.

Dejó salir un nuevo suspiro.

Solo rezaba porque de verdad no le hubiera hecho daño.

- Jarvis

- Señor, si va a preguntarme nuevamente sobre sus recuerdos perdidos, temo decirle que la respuesta siempre será la misma

- Si, lo sé. Entre vosotros dos ya me ha quedado más que claro-dijo hastiado.- Solo quiero que me confirmes si de verdad nuestra separación fue…

Se quedó en silencio, no pudiendo terminar la frase. Por ello Jarvis respondió.

- Fue pacífica, señor

Dejó salir un suspiro, en parte de alivio. La palabra de Jarvis era sagrada para él. Sabía que siempre le hablaba con la verdad, aunque eso no siempre le gustara.

Terminó de vestirse y de colocarse la corbata, y se marchó hacia la entrada, donde Pepper ya lo esperaba.

*****

Su deportivo rojo entró por la puerta hacia el garaje privado de SHIELD, y tras aparcarlo se dirigió al ascensor. El panel táctil aferrado al marco de metal se iluminó al detectar movimiento. Observó el teclado que apareció en la pantalla, y sin más introdujo el código que le proporcionó Nick Fury cuando empezaron a trabajar juntos.

Tenía gracia. No recordaba prácticamente nada del último año y medio de su vida y sin embargo recordaba una combinación de 16 dígitos. No tenía sentido. ¿Acaso era una mala broma?

 Se subió al ascensor en cuanto las compuertas se abrieron, y éste automáticamente le llevó al piso indicado. Tras unos segundos, las puertas volvieron a abrirse, y puso rumbo a la sala de reuniones, donde normalmente se reunían todos.

Estuvo a punto de alcanzar el pomo de la puerta cuando escuchó una voz que provenía del interior.

- Si quieres podemos acordar una reunión, sabes que también soy licenciado en la carrera de psicología- era Bruce. Pero ¿con quién estaba hablando?

- De verdad que no es necesario, Bruce

Los ojos de Tony se abrieron de la sorpresa.

- Pues a mí me parece que es más que necesario

Sin avisar, Tony abrió la puerta y pasó al interior sin anunciarse.

- No puede ser. ¿El Capitán pidiendo una sesión privada de terapia?

Los dos hombres se giraron de golpe, topándose con la sonrisa curiosa del castaño.

- ¿Y eso te parece gracioso, Stark?- dijo el rubio con el ceño fruncido.

- Pues tratándose de ti que eres conocido por América como el hombre perfecto, sí. Me hace mucha gracia- sonrió.

- Bueno, ya vale- intervino Bruce al sentir que la tensión no dejaba de subir.- Y tú, Tony. Deja de molestar a Steve ¿quieres?

- No, no quiero. ¿Y por qué de pronto sois tan buenos amigos? Antes apenas os dirigíais un par de palabras, y ahora siempre estás con él- le recriminó.

- Llevamos ya mucho tiempo siendo amigos. Por qué. ¿Celoso?- dijo Bruce con una sonrisa y con la intención de molestarlo.

- ¿Y  por qué habría de estarlo? Aunque ahora seáis amigos, él nunca podrá tener las conversaciones que yo tengo contigo- miró a Steve, cuyos ojos azules le miraban con algo de resentimiento.- No es por ofender

- Ya vale, Tony- le reprendió Banner.

- No te preocupes Bruce- dijo enseguida el rubio.- Ya estoy acostumbrado- y con una sonrisa de disculpa hacia el doctor, se marchó del lugar, no sin antes dirigirle una mirada que para los ojos chocolate le parecieron algo dolida. Algo en su interior se removió al verla, pero lo ignoró por completo.

Unos ojos de cachorrito no iban a hacerle sentir culpable.

Una vez que Bruce se aseguró de que el otro se había marchado, se dirigió a Tony, y pillándole desprevenido le dio una colleja en la parte posterior de la cabeza.

- ¿A qué ha venido eso?- se llevó la mano a la nuca y se sobó en el mismo lugar. No le había dolido, había sido suave, pero no venía a cuento. Además de que las collejas son para los niños, no para los adultos como él.

- ¿Ya estás contento? ¿Es que no puedes dejar de molestarlo aunque sea una sola vez?- se le notaba en los ojos que estaba enfadado, como pocas veces le había visto. Solo en esas ocasiones en las que trataba de provocarlo para que saliera Hulk.  ¿Y ahora lo hacía por el anciano? ¿Es que el mundo se había vuelto loco en solo un año y medio?

- No he podido evitarlo, me lo habíais dejado en bandeja- pronunció con una sonrisa.- Además, ni que fuera algo nuevo entre nosotros. ¿Cuándo no discutimos?

- Para tu información, desde hace un año y medio hasta ahora vosotros os llevabais bien. No es que fuerais precisamente los mejores… amigos, pero al menos no discutíais tanto y os tolerabais más el uno al otro. Y ahora tú has vuelto a ser el mismo imbécil de antes que él tanto odiaba

- Sigo sin creérmelo por más gente que me lo diga. Es algo imposible. Somos como el agua y el aceite

- Pues créeme cuando te lo digo porque lo he vivido- Tony lo miró con una ceja enarcada, y Bruce dejó salir un suspiro.- Mira Tony, han pasado ya dos meses, y aunque no lo creas, no eres el único que lo está pasando mal. Todos nosotros estamos preocupados por ti y un poco decaídos porque hemos vivido momentos muy preciados este último año, los cuales tú ya no recuerdas. Y eso nos pone mal

- Ni que fuera mi culpa el haber perdido la memoria- dijo ofendido.- Yo no pedí que me atropellara un coche

- Lo sé, no lo quería pintar de esa forma, perdona. Solo te estoy pidiendo que seas más indulgente, no solo con nosotros, también con Steve. Él realmente apreciaba la amistad que teníais, y ahora al tratarle como lo hacías antes, se le hace difícil no extrañarla

Tony se quedó un momento en silencio pensando en las palabras que le decían.

¿De verdad habían llegado a ser amigos? Y siendo así ¿el Capitán apreciaba su amistad hasta el punto de echarla en falta?

Realmente se le hacía difícil de creer.

- Bueno, habías venido por la revisión ¿no?

- ¿Y por qué otra cosa iba a venir?

- No sé, podrías fingir al menos que vienes para verme y saber que tal me va la vida, por ejemplo

- Si fuera así te invitaría a mi casa, que está a solo tres pisos de distancia de la tuya, y no me tomaría la molestia de venir hasta aquí

- También es cierto- recogió un par de papeles que había dejado sobre la mesa y los guardó en una carpeta que tenía en la mano.- Vamos al laboratorio

Atravesando los pasillos fue que no pudo evitar seguir hablando.

- Me sorprendió mucho cuando me dijisteis que vivíais todos en mi torre. ¿De verdad fue idea mía u os aprovechasteis de mi estado de indefensión y vulnerabilidad? Pobrecito de mí…

Bruce le miró y arqueó una ceja.

- No seas infantil. Y sí, fue tu idea. Si quieres consulta los planos que tienes guardados. Tú hiciste las estructuras y repartiste los apartamentos

- Que generoso de mi parte- dijo con una sonrisa, y Bruce solamente rodó los ojos, entrando ambos al laboratorio, cuyas puertas automáticas se cerraron tras ellos.- Además, no hace falta. Ya lo comprobé en cuanto me lo dijisteis

- Que desconfiado eres, Tony

- No es desconfianza, es ser previsor

- Previsor de qué, si puede saberse- dejó la carpeta en un archivador que había sobre su escritorio y le señaló a Tony que se sentara en la el sillón, pues parecía más una silla de dentista que una camilla.

- De incidentes. Si algo le pasaba o le había pasado a mi torre, ya tendría al menos a unos sospechosos- dijo con una sonrisa burlona.

- Tony- dijo mirándole a los ojos.- El único problema que ha tenido tu torre es tenerte a ti como dueño. Las fiestas que montabas prácticamente hacían temblar todos los cimientos

- Tampoco hace falta exagerar, Doc- sonrió.

- No exagero. Podía escuchar la música desde mi piso, y Natasha también, y eso que vive a nueve pisos del tuyo

- ¿Y los hermanos medievales?

- Ellos duermen como si la vida se les fuera en ello. No se despiertan ni aunque la Tierra se parta en dos

Bruce sacó la linterna del bolsillo de su camisa e iluminó los ojos castaños de Tony, observando a las pupilas contraerse conforme las enfocaba separadamente, haciendo movimientos de lado a lado con la muñeca.

- Por cierto ¿dónde están todos?- rompió Tony el silencio.

- Ahora siéntate bien y agacha la cabeza hacia adelante- dijo guardando la linterna. Tony obedeció y Bruce se acercó más, comenzando a apartar el cabello corto para ver bien la cicatriz.- Pues Natasha se ha ido a hacer un recado con Clint. No me preguntes cuál porque no lo sé. Thor se ha ido a Asgard para hacerle una consulta a su padre y Loki debe estar por ahí, en su apartamento leyendo algunos libros de magia y otros de medicina especializada que me pidió

- ¿Y para qué? ¿Primero era villano y ahora quiere ser doctor?- dejó salir una risa.- ¿Debo tomar esa señal como que ya se acaba el mundo?

- No, idiota. Está documentándose para saber cómo ayudarte- Tony se quedó en silencio de repente, y Bruce aprovechó para mirar la cicatriz aun un poco reciente pero ya cerrada, de 7 centímetros de largo, y la acarició suavemente por encima. Tony botó un poco por el escalofrío que le entró.

- ¿El duende? ¿Por mí? ¿Puedes decirme qué se ha fumado?

- Loki no fuma. Ni se droga- continuó al ver la mandíbula contraria moverse.- Es tu mejor amigo. Es normal que se preocupe por ti

- ¿Mi…?- Tony comenzó a reírse y Bruce le sujetó la cabeza con ambas manos.

- Estate quieto, sino no acabaremos nunca

Tony paró de moverse, pero aun temblaba por la risa contenida.

- Bueno, la cicatriz está perfecta- se movió hacia un lado y cogió una de las sillas, colocándola junto a Tony.- Ahora veamos qué tal va esa memoria. ¿Has recordado algo nuevo desde el otro día?

- No gran cosa. Algún que otro flashback con vosotros, pero nada en especial. Momentos cotidianos

- Y qué me dices de Pepper

- Pepper ¿eh?- era de quién más quería recordar. Los momentos juntos, su vida en la torre, el momento en que decidieron dejar de seguir de esa forma.

- Tony

Tony alzó los ojos y miró los contrarios que lo miraban como queriendo ver a través de él, escarbando en la superficie de sus pensamientos.

- Sé que para ella lo nuestro ha acabado, hace mucho. Pero para mí…- sus ojos vacilaron y se perdieron en algún punto del suelo.- Para mí el tiempo se detuvo en mis últimos recuerdos, y en ellos nosotros dos aún estamos juntos, por lo que…- Bruce se quedó mirándole con tristeza. No le gustaba verle así, y menos si sabía que estaba sufriendo y él no podía hacer nada para aliviárselo. Ni siquiera sus conocimientos de medicina le servían de nada contra las heridas internas.

- La sigues amando ¿verdad?- susurró.

Los ojos chocolates buscaron los de Bruce, y su mirada fue suficiente para no tener que decirlo con palabras.

Los ojos del doctor también se ensombrecieron de tristeza.

*****

Salió del ascensor casi arrastrándose. Después de todo un día de reuniones y la revisión de Bruce, estaba agotado. Se acercó al sofá, y tras quitarse la chaqueta del traje, la depositó en un lado, pasando después a quitarse la corbata.

Se dejó caer de espaldas sobre el largo sofá negro, reprimiendo un suspiro en el proceso y cerrando los ojos ante el cansancio que lo invadía.

No quería pensar en nada. Por un día quería dejar la mente en blanco y no hacer nada. Nada de reuniones y papeleo en la empresa, nada de tratar de recordar, nada de pensar en lo que le dolía su separación con Pepper. Nada. Solo cerrar los ojos y descansar por una vez, al menos por unas horas.

No lo había conseguido desde que se despertó en las instalaciones médicas privadas de SHIELD. Si no eran recuerdos alternados y mezclados, eran muchas frases superpuestas unas con otras, miles de expresiones de los rostros que ya conocía mezclándose entre ellos, palabras, miradas, sonrisas que se superponían unas con otras, que le acribillaban la cabeza hasta sentirla entumecida. Y por alguna razón la que más recordaba era la de Steve, ya que el verle sonreír solo para él era algo inquietante, extraño porque nunca lo hacía, que lo confundía porque se sentía tentado a mirarla, a seguir viéndola aun habiendo cerrado los ojos, a disfrutarla sin saber la razón.

Como el sediento que encuentra un pozo de agua fresca, bebió de la ternura que desprendía esa curva en su rostro.

Le gustaba su sonrisa. Pero eso nunca lo reconocería en voz alta.

- Por qué a mí…- suspiró pasándose una mano por los cabellos. ¿Por qué no podía recuperar de una vez todos sus recuerdos y dejar de sentirse en parte vacío? Porque así se sentía, vacío, con piezas de su mente desperdigadas en algún lugar recóndito dentro de su cabeza.

- Por qué a ti, qué

Tony alzó pesadamente la cabeza y vio las puertas del ascensor cerrarse tras la delgada figura de la pelirroja. De su pelirroja.

- Que por qué me ha tocado ser tan sexy- sonrió de lado.

Pepper reprimió una risa mientras avanzaba hacia la encimera para depositar el pesado bolso de marca.

- No te lo repitas tanto o al final te lo creerás

La pelirroja sacó una botella de agua fresca de la nevera y se llenó un vaso, pasando después a sentarse de forma un tanto abrupta. Se notaba que también estaba cansada, sobretodo porque de inmediato se quitó los tacones.

Los ojos castaños vieron la pequeña mano moverse hacia sus hombros para masajearlos, torciendo la cabeza de un lado a otro para destensar los músculos.

El ceño de Tony se tensó levemente.

- ¿Vienes de estar con él, no? El tal Jeffrey ese

- James. No sé cuántas veces tendré que repetírtelo para que de una vez aciertes

Cierto. James. El distinguido doctor con el que estaba saliendo Pepper. El que había tomado su lugar. Solo de pensar en él le hervía la sangre.

Prácticamente lo sabía todo sobre él gracias a, no a lo que le contaba la pelirroja, lo cual llevaba en cada frase las palabras increíble, fantástico o maravilloso, por lo que no podía tomarlo en serio ni darlo por válido; sino por la investigación que había hecho él mismo.

Tiene 34 años; es inglés, cuyo acento por alguna razón vuelve locas a las chicas, incluida Pepper;  viudo desde hacía dos años, otro punto a favor para él, pues su exagerada (Tony lo consideraba así) forma de expresar el dolor por la pérdida, enternecía a las mujeres hasta el punto de que prácticamente las tenía comiendo de su mano. Era doctor, o mejor dicho, Pediatra, lo cual era un doble plus, porque un hombre dedicándose a trabajar con niños bonitos y tiernos y adorables, hacía que sin duda todas cayeran en su red. Eso era la salsa del plato, lo que ultimaba el sabor. La cereza del pastel.

Y Pepper, como buena romántica que era, no había podido evitar ser una más de la lista.

Tony juraba que era por lo de los niños, porque lo demás él lo compensaba. No tenía un elegante acento inglés, pero su encanto era más que suficiente como para que no te importara nada más que lo que salía de su boca. ¿Carrera respetada? Por supuesto, y no una, sino varias. Carreras que no cualquiera conseguía sacarse. Por lo tanto lo único que le fallaba eran los niños. Pues claro que era eso. Los niños. Él odiaba a los niños, no podía ni verlos. Eran creadores innatos de problemas y dolores de cabeza. Insoportables e irritables. ¿Cómo no iba a odiarlos? Eran como lobos con colmillos afilados ocultos tras un disfraz peludo y mullido de oveja tierna e inofensiva.

Sin duda los niños podían ser peligrosos…

- ¿Has cenado ya?

Tony parpadeó un par de veces para salir de su ensoñación y se enderezó en el sofá.

- Todavía no

- Entonces prepararé algo rápido- dijo abriendo la nevera.- Ah, por cierto. James me ha invitado a cenar mañana. Dice que quiere llevarme a un nuevo restaurante que han abierto- dijo acompañando una leve risa.- Por alguna razón no quiere decirme dónde es hasta que estemos allí. Así que tendrás que prepararte algo tú, o más bien pedir por encargo, porque ya sabemos que tu relación con la cocina no pasa de lo cordial. La miras pero no la tocas

- Nuestra relación se basa en lo profesional- dijo, y después permaneció callado tras escuchar la risa de Pepper. Su mente se había quedado atascada en el nudo instalado en su pecho, el cual tenía nombre. Rabia, y de apellido celos. Rabia celosa para los amigos.

No lo iba a negar si se lo preguntaban, tenía al inglés entre ceja y ceja, y cada vez que lo veía, más aun cuando estaba acompañado de Pepper, su mente trabajaba en mil y una formas de sacarlo del mapa. Desde accidentes hasta lesiones intencionadas.

- ¿Alguna petición en particular?

Por supuesto, también había pensado en asesinato por encargo, pero esas cosas siempre dejaban algún cabo suelto que conducía directamente al principal responsable, por lo que tampoco era una buena idea.

¿Cómo apartarlo del camino sin acabar en la cárcel y sin que Pepper le odiara de por vida?

No había, y eso es lo que más coraje le daba.

- Tony, te estoy hablando. Qué te apetece

- Olvídalo- dijo alzándose del asiento, pasando frente a la pelirroja sin mirarla siquiera aunque supo que ella sí lo hacía, y comenzó a subir las escaleras.- Se me ha quitado el hambre

Pepper estudió la figura contraria mientras se alejaba. La espalda tensa y los movimientos del cuerpo un tanto firmes y cortantes. Estaría cansado, se dijo.

*****

La reunión en SHIELD ya había acabado, tan solo había que ultimar algunos detalles de la reconstrucción de Manhattan. Ahora todo estaba en orden, y por el momento no había que preocuparse de nada. Estaban en la tan esperada paz.

Aun así Tony permaneció un rato más en la sala, hablando con Bruce durante un rato hasta que éste le dijo que tenía que volver al trabajo. Y ahí se quedó él, sentado en la silla de la gran mesa táctil, sin hacer nada, pensando y repasando lo que se asomaba por su mente.

Tan inmerso estaba en sus pensamientos que no escuchó la puerta abrirse ni a la persona acercarse, hasta que estuvo justo a su lado y la sombra de su enorme figura ensombreció su visión.

- ¡Stark!

- ¡Qué! Por qué gritas anciano- respondió reaccionando a la sorpresa que se llevó al verlo.

- No respondías. Qué haces aun aquí ¿ocurre algo?

Tony observó con detenimiento los ojos celestes que le miraban con curiosidad, y por un momento se sintió absorbido por ellos, entonces sacudió la cabeza e intentó despejarse.

-  ¿Es que acaso no puedo estar aquí sin tener un motivo?

- No, claro que no es eso- dijo rápidamente excusándose.- Tú siempre te marchas casi corriendo cuando ya no tienes nada que hacer aquí, por lo que… no entiendo

Tony dejó salir un suspiro y se masajeó las sienes.

Steve lo observó con cuidado, y los gestos del otro le dieron a entender que le ocurría algo, por lo que retiró la silla que había junto a él y se sentó.

-  ¿Hay algo que te preocupa?

Tony lo miró de arriba abajo y seguido arqueó una ceja.

-  ¿Durante mi amnesia te hiciste adivino o algo así?

Steve se rió, y Tony no se dio cuenta de que se había quedado hipnotizado en su sonrisa hasta que vio los labios moverse.

- Claro que no, es solo que te conozco lo bastante para saber cuándo te ocurre algo- sonrió.

Tony lo miró fijo a los ojos, intentando descubrir si era verdad lo que decían los demás, si de verdad ellos dos habían acabado siendo amigos o solo era una farsa sin sentido. ¿Por qué querría él ser amigo del anticuado soldado? No tenían nada en común, ni gustos, ni pensamientos, ni creencias. Eran completamente opuestos, así que ¿cómo habían llegado a tolerarse?

- ¿Me conoces?- soltó en un tono irónico.

- Sí, te conozco- Steve lo miró ésta vez con la seriedad marcada en sus ojos, como si no pudiera bromear sobre ello. Tony vaciló durante un segundo ante esa mirada, no esperándose tampoco esa respuesta, pero enseguida se recompuso.

- ¿Cómo es posible que tú y yo llegáramos a ser amigos?

Steve sonrió y sus ojos celestes se desviaron de los suyos.

- La relación que tenías con Pepper te cambió mucho, al menos para ser tú. Estabas más centrado y soportable. Al final aprendimos a tolerar la presencia del otro

- Mmh…- no dijo nada más, tampoco volvió a mirar a los orbes celestes. ¿Qué iba a decir? Él no recordaba nada de eso. Tony seguía detestando en cierta manera al soldado, solo que ahora no lo demostraba tanto porque le hacía sentir en parte culpable. Una muy pequeña parte, porque Tony Stark nunca acarreaba culpa consigo, eso era como un peso muerto que al final te acababa hundiendo. ¿Y por qué antes no la sentía y ahora sí? Fácil, porque antes se picaban el uno al otro, los insultos eran mutuos, las peleas compartidas, y las ganas de matar al otro, idénticas. Pero ahora las cosas habían cambiado por alguna razón que todavía no acababa de entender o no quería hacerlo. El anticuado vejestorio ya no quería pelear con él, no respondía a sus burlas ni a sus provocamientos. Ahora en cuanto los veía venir los evitaba, y antes no dudaba en responder, ni se lo pensaba.

Tanto había cambiado la situación que hasta cierto punto, Tony comenzaba a extrañar las peleas, porque era algo, o más bien lo único que tenía en común con él, lo único que definía su dificultosa relación. ¿Pero, y ahora? ¿De qué se supone que iba hablar con él? El Tony que había llegado a conocer al soldado, ya no estaba. Sus memorias habían volado, y ahora estaba el antiguo Tony Stark con el recuerdo de su antigua relación con Steve Rogers. Por esa razón se sentía sin saber qué hacer o qué decir cuando se encontraba frente a él, porque no recuerda lo que debería recordar de él, y el rubio sí. Steve tenía ventaja sobre él.

- Bueno ¿quieres decirme en qué estás tan preocupado?

Tony buscó los ojos celestes que le miraban atentamente esperando su respuesta, pero él permaneció en silencio, debatiéndose si contárselo o no, si confiar en él. Se supone que si habían llegado a ser amigos debían de tener un mínimo de confianza ¿no? Puede que para Steve sí, y que por esa razón le estaba preguntando, pero Tony sabía que el Steve que él recordaba nunca lo haría, porque no le preocupaba nada que estuviera relacionado con él, y menos si era algo personal.

Esto le confundía y le inquietaba. Le incomodaba, por no estar acostumbrado, por ver esa acción tan extraña viniendo del soldado.

- ¿Tony?

Steve confiaba en él porque se habían hecho amigos, eso lo entendía.

Pero la pregunta que se hacía ahora era: ¿Debería él mismo confiar en él sin tener ninguna razón que respaldara esa idea? Porque, aunque para el rubio frente a él los dos fueran amigos, para Tony eso no era así, eso nunca había pasado. Nunca se habían hecho amigos.

- Estaba pensando en Pepper- terminó diciendo. Ni siquiera sabía por qué lo hacía, la cuestión es que sus labios se movieron antes de poder detenerlos.

- ¿Pepper? ¿Ocurre algo con ella?

Tony dejó salir un soplido mientras se restregaba el pelo castaño.

- Claro que ocurre. Ocurre que está saliendo con el imbécil ese- remarcó el insulto con un tono hastiado y lleno de rabia. Steve lo notó de inmediato, captando también el ligero arrugamiento de la frente morena.

- ¿Y eso… te molesta?- preguntó con cuidado. Los ojos castaños le miraron entonces llenos de furia, intensos y brillantes bajo las cejas casi juntas.

- Si pudiera matarlo lo haría- siseó peligrosamente.

Steve parpadeó desprevenido ante su respuesta, pero no dijo nada. Parecía que iba a hacerlo, pero no lo hizo. Entonces sus ojos azules dejaron de mirar a los castaños y permanecieron perdidos en algún punto en sus pies, como pensando en algo.

Tony le miró fijamente, ahora más tranquilo, y observando al rubio fue que se le ocurrió una idea.

- Capi, dices que tú y yo somos amigos ¿no?- Steve alzó la cabeza y con una ceja arqueada se quedó fijo en la creciente sonrisa del otro, intrigado por lo que ocultaba.

- Si… claro que sí- respondió dubitativo, desconfiado por lo que tramaba el otro.

Entonces la sonrisa contraria se amplió por todo su rostro, y su piel reaccionó poniendo la piel de gallina. Esa sonrisa no podía traer nada bueno…

- Entonces me ayudarás

- ¿Ayudarte? ¿A qué?

- A recuperarla

- Perdón… ¿qué?- titubeó, creyendo haber entendido mal o no haber escuchado bien.

- Lo que has oído. Quiero que me ayudes a recuperar a Pepper. Con lo anticuado que eres tú y la época en la que te criaste, seguro que tienes infinidad de ideas de esas cursis que tanto les gustan a las chicas

Steve lo miró sin pestañear, con los ojos entrecerrados, la mirada fija y la respiración pausada. Después dejó salir una risa nerviosa, y Tony arqueó una ceja.

- Ya veo, me estás tomado el pelo ¿no es eso? Esta es otra de tus bromas para burlarte de mí, como siem…

- Estoy hablando muy en serio, Rogers- dijo cortante con la mirada seria, como si tratara de partirlo por la mitad solo con sus ojos.

Vale que nunca le había pedido nada, ni se imaginó que llegaría a hacerlo. Él era Tony Stark, por Dios. No necesitaba la ayuda de nadie. Pero… ¿tan difícil era de creer que quisiera recuperar a Pepper hasta el punto de pedir ayuda si hacía falta? ¿A él? ¿A Rogers? ¿Es que no comprendía lo que se estaba rebajando por hacer eso?

- Y tampoco te estoy pidiendo el mundo, solo que me digas lo que puedo hacer para que vuelva a enamorarse de mí

Tony vio los ojos contrarios titubear y la garganta tragar fuerte. Los labios se movieron milimétricamente, abriéndose para volver a cerrarse, sin que ningún sonido saliera de su boca.

- Yo…- cerró la boca y trató de pensar rápido, sintiéndose presionado en el proceso por la mirada inquisidora que iba dirigida a él.

¿Hablaba en serio? ¿De verdad le estaba pidiendo algo así?

Tony captó los movimientos nerviosos de las blancas manos, y cuando salió de su trance se dio cuenta de que el rubio se había levantado del asiento.

- Lo siento, yo—no puedo…- balbuceó sin mirarle, dispuesto a marcharse del lugar por el remolino que sentía en su cuerpo, pero tan solo hizo un paso cuando su brazo fue apresado por dos manos cálidas, sujetándolo con fuerza e instándole para que se diera la vuelta y le mirara. Cuando lo hizo se encontró con los ojos chocolate, profundos, grandes y brillantes, mirándole con… ¿súplica?

- Rogers, por favor, yo… la sigo amando- los ojos azules se abrieron imperceptiblemente y se tiñeron de tristeza cuando le miraron.

¿Otra vez? Se dijo Tony. Igual que Bruce, Steve también le tenía lástima porque la persona que él seguía amando ya no lo amaba a él de vuelta.

Odiaba que le tuvieran lástima, era la única mirada que le dirigía la gente tras la muerte de sus padres, la mirada que en silencio decía: “pobre chico, ha perdido a sus padres y se ha quedado solo e indefenso en el mundo”

Pero había demostrado que ese pobre niño se bastaba solo para enfrentarse contra el mundo entero.

Los ojos celestes se cerraron en un suspiro, y aunque no volvieron a mirarle, Steve habló.

- Está bien… te ayudaré

Tony sonrió de oreja a oreja y le palmeó el brazo con entusiasmo.

- Bien, entonces mañana hablamos para ver cómo podemos empezar

Salió por la puerta sin ocultar su alegría, la cual fue estudiada de incógnito por los ojos azules.

Ahora de verdad sentía que tenía una nueva oportunidad para recuperar a la pelirroja, y ante tal pensamiento no pudo evitar la sonrisa que se implantó en su rostro.

Hoy de seguro no dormiría.

Notas finales:

Espero que os haya gustado o al menos haya captado vuestro interés, el segundo avanzará más rápido y lo subiré en un día, dos como mucho.

E intentaré ponerme al día con mis otras historias.

Gracias por leer y decidme si queréis que siga esto ^^

Xaooo amores 


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