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Lullaby por damichan

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Notas del fanfic:

Desde que publiqué el Drabble de Kannazuki no miko con el mismo nombre, llevo escribiendo este Fanfic... más de dos años n-ñU he cambiado mucho en este tiempo, creo, probablemente parezca que lo han escrito dos personas diferentes, a pesar que de modificqué muchas cosas al inicio... y bueno... espero que alguien le guste... POR FIN TERMINÉ ESTE FIC TUT9

Suelta un largo y cansado suspiro luego de echarle una rápida mirada a la pila de documentos que debía leer, revisar, terminar, modificar y firmar; clara señal de que aquella noche tampoco iba a dormir.

- Tal vez luego Reborn me deje dormir en el avión. Murmura mientras se acomoda en su silla roja para empezar a trabajar.

Las horas pasaron y esa pila de papeles nunca se reducía.  Aquel joven muchacho entonces se estira en su asiento y mira el reloj.

- No puede ser que ya sean las 3 de la mañana. – Se dice a sí mismo. - ¿Cómo se juntó tanto papeleo? – Resignado ve la pila de documentos aún pendientes. A pesar de que los ya terminados eran bastantes, aún quedaba mucho por hacer.

Los párpados pesados amenazaron con cerrar sus ojos, un bostezo, dos bostezos y al tercer bostezo, finalmente decide levantarse por una taza de café. Se levanta y camina hasta la pequeña cocina que había en su despacho, que en realidad era una mesa con un hervidor eléctrico, tazas, cucharitas, té, café, etc. Tras prepararse una buena taza de café bien cargado, retoma su trabajo, dispuesto a terminar antes del amanecer.

[*****]

- ¡Despierta, Tsuna inútil! – Sin piedad alguna, Reborn patea a su estudiante para despertarlo.

- ¡Re-Reborn! Eso dolió. – Sorprendido por el repentino despertar y, además, dolido por la patada que le había proporcionado su maestro, Tsuna soba su mejilla hinchada donde había recibido el golpe.

- Eso es por quedarte dormido en el trabajo. –

- Pero si lo terminé. – Replica mientras se levanta de su asiento para prepararse un café.

- Silencio. – Lo mira amenazante con su arma en mano. – Hace 40 minutos el avión ya debía de haber despegado contigo dentro. –

Escuchar esas palabras hicieron que un escalofrío recorra por completo el cuerpo de Tsuna y he hizo que este deje de lado la tarea de preparar el café.

- ¿Q-q-q-qué dijiste? – Con nerviosismo voltea a ver el reloj que colgaba en su pared y, aterrado, verifica su gran temor: se había quedado dormido. Hacía más de una hora que debió de haber ido al aeropuerto. - ¡AAHHH! ¡NOOO! ¿Qué haré ahora? – El pobre Vongola entra en pánico y empieza a caminar de un lado a otro de su despacho.

- ¡Dije que silencio! – Ordena Reborn.

- P-Pero Reborn… -

- Alguien más fue en tu lugar. – lo interrumpe.

- ¿Quién podría ir en mi lugar? –

- Gokudera y Yamamoto –

- ¿Ellos? – dice en parte confundido y por otra parte (muy grande) aliviado. – ¿No tenían una misión hoy? –

- De esa misión te encargas tú. Estate muy agradecido con tus subordinados. – Dice Reborn antes de retirarse del despacho.

- Gracias… - Aunque aún tiene que cumplir aquella misión, en su interior Tsuna siente un gran alivio.

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Una misión relativamente simple, lo único que debe hacer es infiltrarse en la base de un movimiento rebelde y desintegrarlos, estropear sus planes antes de que signifiquen un verdadero problema para la familia. Pan comido para el Décimo.

Para no levantar sospechas ni llamar la atención, era una misión que debía de realizarse por un máximo de dos personas. En el caso de Decimo Vongola, de una.

Al marcar el reloj las 8 y 40 de la mañana, el joven jefe Vongola se había infiltrado hábilmente en la base rebelde. Tan solo una hora después, salía completamente ileso por la puerta principal arrastrando a un sujeto, al parecer el jefe de aquel movimiento.

Con parsimonia saca su celular y aprieta un automarcado.
- Terminé,  ven por favor.  – indica cuando el otro lado contesta su llamada y, sin esperar una respuesta, cuelga.

Al rato llega un auto negro, seguido de una camioneta del mismo color. Tsuna se adentra en el auto negro, dejando al inconsciente hombre que llevaba arrastrado a cargo de los hombres que salieron de la camioneta.

- Gracias. – dice a modo de saludo hacia el chofer apenas estuvo acomodado dentro del auto y este empezó a andar.

- Más tarde te lo cobraré. – Responde una muy conocida voz para él.

- ¿Kyouya? – Pregunta sorprendido.

- Cuanto tiempo, Tsunayoshi. – Quita su mirada del camino para voltear a ver un momento al Vongola Deccimo.

- S-sí. -Hace una pequeña pausa.-  Espera ¿Qué haces aquí? – Pregunta incrédulo.

- Obviamente vine a recogerte. – Responde con calma sin quitar la vista del camino.

- No me refiero a eso. –

- Estaba impaciente por verte. – dice con simpleza y relajado. - ¿Eso querías oír? –

- B-bueno – Balbucea y un sonrojo invade su rostro, más palabras no salen de sus labios.

- Hace nada te veías tan serio, todo un Jefe de la mafia, pareces otra persona, pero siempre vas a ser un niño. – Dice con ironía sin quitar su mirada del camino.

- Es culpa de tuya, sólo tú me haces sentir así. – Murmura bajando la mirada.

- Ven aquí. – Palpa el asiento a su lado.

- S-sí… - Haciendo caso, casi inconscientemente, a lo que le mandó Hibari, se desliza por entre los dos asientos delanteros y se acomoda en el asiento del copiloto.

 Apenas estuvo instalado, el auto bruscamente sale de la carretera y se detiene.

- ¿Qué pasó? – Preocupado y asustado, Tsuna gira rápidamente hacia su conductor. Su sorpresa aumenta al ser sus labios apresaros por contrarios: Hibari lo besa profundamente. Desde el primer contacto, fricciona sus labios con los de Tsunayoshi y saborea su aliento. Con y a través de su boca intenta apoderarse por completo de su amante.

- Hiba… Kyouya - Falto de aliento, completamente sonrojado y su corazón latiendo intensamente, Tsunayoshi lo interroga con la mirada.

- Te eché de menos. – Le murmura cerca al oído antes de volver a posar su mirada en el parabrisas y poner el auto en marcha nuevamente.

- Y-yo también. – Responde tímido.

El resto del camino ambos estuvieron en silencio, Hibari Kyouya tenía la atención fija en la pista, mientras que Sawada Tsunayoshi miraba por su ventana, aunque de rato en rato miraba de reojo a su pareja. Aunque ninguno de los dos no decía palabra alguna, ambos estaban impacientes por llegar a la mansión Vongola.

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- Eres increíble, hace 3 meses que no nos vemos y lo primero que haces cuando estamos solos es trabajar. – Comenta Hibari, quien estaba recostado en el sillón mientras leía un reporte.

- No lo puedo evitar, si no termino este reporte, Reborn me va a matar. ­– Responde tras un suspiro de resignación.

- Ese bebé… - Murmura Hibari mientras se levanta del sillón.

- ¿Hibari-san? – Pregunta sorprendido ya que el otro lo había abrasado por detrás.

- ¿Cómo me llamaste? – Hunde su rostro en el cabello de Sawada e inhala largo.

- Kyouya… - Deja los papeles de lado y se voltea para atrapar los labios de su guardián de la nube con los suyos.

Hibari responde a ese beso con uno más exigente, húmedo y lleno de pasión. Desliza sus manos por la espalda de Tsuna hasta llegar a sus glúteos, los cuales estruja, sacando un suspiro de su amante.

- No creas que ahora te dejaré ir. – Muerde el cuello del menor, quien se aferra a su cuerpo. – Vamos a tu cuarto. – Sin más, se separa de Tsunayoshi, toma su mano y ambos salen de la oficina del jefe.

En el pasillo, los guardias ven extrañados a la pareja: en primer lugar, era muy raro ver a su jefe, quien siempre estaba ocupado, lo mismo iba para Hibari, en segundo lugar ver a ambos tomados de la mano; y en tercero el intenso sonrojo que Vongola llevaba en su rostro.

Apenas estuvieron en la habitación de Tsuna, Hibari se aseguró de poner seguro. Sin perder tiempo vuelve a besar a Tsuna, de manera demandante sus lenguas bailan a un ritmo que sólo ellos conocían.

Caen sobre la cama, Tsuna sobre el regazo de Hibari, envuelve su cuello con sus brazos y rodea su cintura con sus piernas.

- El que no te dejará ir soy yo. – Empieza a besar el cuello de su amante y se desliza hasta los hombros. – Te extrañé. – Vuelve a besarle los labios.

- Me doy cuenta. – Responde Hibari con una sonrisa en su rostro al notar que Tsunayoshi ya había escabullido su mano dentro de sus pantalones.

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Todos los relojes marcaban las 2:23 a.m., una noche fría y, en busca de calor, Hibari Kyouya busca el cuerpo que, supuestamente, dormía a su lado. Al no encontrarlo, se levantó y examinó la habitación con la mirada. Nada. Se levanta de la cama y sale de la habitación, sabiendo perfectamente hacia dónde ir. Atravesó el pasillo y entró, sin más, a la oficina del patrón de aquella gigantesca mansión.

- ¿Qué haces? – A pesar de que sabía que era absurdo hacer esa pregunta ante la obviedad de la respuesta, la hizo para cuestionarlo.

Como respuesta, Tsunayoshi, primero se sorprendió y volteó a ver a Hibari, que ahora había tomado asiento en su sillón.

- Tengo que terminar con estos informes antes de que Reborn venga. – Le responde mientras vuelve a centrarse en ellos.

- 5 días sin dormir bien y aún sigues con esto. – Responde parándose y acercándose.

- ¿Cómo lo sabes? –

- Tengo mis medios. – Le sonríe mientras se apoya en el gran escritorio. – Anda a dormir.- Le dice ahora cambiando de tono a uno más serio y autoritario.

- Ya te dije que tengo que t.. HIIII! – Es interrumpido por el fuerte golpe que da Hibari al escritorio, lo cual también le hizo soltar un chillido por el susto.

- Anda a dormir o te morderé hasta la muerte. – Vuelve a decir con un rostro molesto.

- Pe-pero… -

- Si pretendes terminar todo esto ahora, no vas a dormir. – Suspira y lo mira de lado. – Estoy libre hasta la próxima semana, así que no me importaría ayudarte un poco… - Gira su rostro.

Tsuna lo mira extrañado, luego una sonrisa gigante inunda su rostro. Toma la mano de Hibari entre las suyas y la frota contra su mejilla.

- Muchas gracias. –

Sin decir nada, Hibari libere su mano y toma a Sawada por el antebrazo y lo jala hasta su habitación.

Una vez dentro, lo tumba contra su cama y se recuesta a su lado, abrazándolo por detrás.

- Ahora duérmete de una vez. -  Le susurra cerca al oído, mientras su ojos se cerraban lentamente.

Tsuna gira su cabeza y le da un beso sobre los labios a su novio.

- Buenas noches, Kyouya. – 

Notas finales:

EXTRA

Hibari abrazaba fuertemente el cuerpo de Tsuna contra el suyo, entrelazó sus piernas y tenía su rostro pegado a su espalda.

- Kyouya, no me puedo mover, suéltame. – Tsuna intenta apartarse un poco de él para poder respirar mejor.

- No, hace frío. – Responde medio dormido.

- No me digas que una de las razones por las que quería que venga era porque tenías frío, pudiste prender la calefacción. –

- No me gusta, tienes que ser tú.- Dice mientras que apega más su cuerpo al suyo y vuelve a quedarse dormido.

Tsuna se queda callado, con el rostro totalmente sonrojado. “Kyouya puede llegar a ser muy tierno”, se dice a sí mismo mientras sonríe y vuelve a dormirse. 

 

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Después de más de 2 años, estoy muy feliz de por fin haberlo terminado. Entre mi falta de tiempo y ganas, no se me hizo fácil temrinarlo, a pesar de que es bastante simple, no me alcanzó para alguna escena lemon, tampoco tengo muchas ganas de escribir uno ni creo que las tenga pronto, bueno, muchas gracias por leer, tengo planeado que el siguiente fanfic Lullaby sea un SasuNaru o de Gravitation... aunque probablemente también me demore muuuuuuuuuuucho tiempo en terminarlo, tengo unos 3 o 4 fanfics que tengo desde hace años pendientes y me gustaría terminarlos antes de empezar alguno nuevo... tengo un laaargo camino por recorrer.

 


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