La tarde estaba lluviosa, quizás demasiado para el gusto de este.
Sollux captor, un chico de lo mas extraño pero genial a su modo.
El mundo le jugaba una mala pasada. ¿Odiar tanto a alguien hasta llegar al punto de querer violarlo es normal? Claro que era normal, para eso existían los cuadrantes, para mostrar las diferentes representaciones de relaciones amorosas de diversas maneras.
Pero ese no era el problema, lo que si le causaba disturbios en sus pensamientos era el chico al cual quería metérsela y dejarlo sin siquiera poder mover un simple musculo de lo destrozadas que le dejaría las entrañas.
-No, está mal, joder- se lo repetía constantemente al caminar con su destino bien puesto en la mira. A pesar de todo, sus pies no se detenían y entre más avanzaba, mas pensamientos tenía en como intentar hacer suavizar el crimen que estaba dispuesto a cometer.
Seguía sigilosamente a una buena distancia los pasos del joven de ojos violetas.
Eridan ampora, el causante de tantos estragos en su vida.
Si, le odiaba, le odiaba de verdad. Gracias a el había perdido su vista temporalmente, Gracias a el su mejor amiga, y pareja había cometido suicidio y de paso se llevo a otra chica, buena amiga para el captor.
Sin embargo, a pesar de todo ¿Por qué el era el que se sentía tan miserable y culpable y no al revés?, ¿Por qué no podía simplemente matarlo antes de siquiera poder embriagarse con su cuerpo?
El tiempo de pensar claramente se agotaba, la lluvia aumentaba y pronto llegaría con su presa al lugar donde arreglarían cuentas. Cada vez pisaba charcos más grandes y profundos al anterior.
Y así, llegaron a casa del acuario, una muy bien arreglada y por lo visto cara.
En cuanto Eridan abrió la puerta de su condominio el otro a un metro tras de el se dispuso a tomarlo por la cintura mientras que su otra mano tapaba su boca.
Así, simplemente así entró a la fuerza, cerró la puerta de un portazo y acorralo al ampora contra el piso.
Se veía asustado y desconcertado el acuario, no pasó ni treinta segundos desde que sacó sus llaves hasta que cayó al piso. Este se preguntaba ¿Por qué captor lo sujetaba tan fuertemente? Sin darse cuenta entre su perdición, el de ojos bicolores tomo ambas muñecas con una sola mano y las sostenía dolorosamente por encima de el cráneo del ampora.
Eridan había enmudecido por el asombro. No podía articular palabra alguna aunque quisiera con todas sus ganas.
Sollux sin mucho rodeo y dispuesto a lo que iba, levantó bruscamente la camisa abotonada del acuario, causando que estos mismos botones salieran disparados.
De igual manera hizo lo mismo con su pantalón y ropa interior.
En menos de lo que esperaba ya tenía a eridan semidesnudo a su disposición.
Con un beso brusco sello los labios del oji violeta, pasando a mordisquear y jalar de forma precipitada el miembro del acuario.
-NGH...AHHHH- eridan dejó escapar una especie de grito y gemido.
Desabotonó su pantalón el captor de manera casi igual de fuerte y lo paso por la entrada del otro.
Verlo gemir de placer acompañado de gritos de dolor era todo lo que el quería.
No hizo falta “prepararse”, el hecho de ver a ampora reprimir en vano sus gritos y gemidos lo excitaban de sobremanera.
Al igual que sus actos anteriores, le metió dos dedos de golpe, no iba a esperar ya más para ver como se le caía el orgullo a Eridan.
-NGGHHHAHH!! B…bastar...do, sácalos…. SACALOS!!!- Nuevamente el ampora gritó a duras penas. Se sentía peor que la mierda, no solo por lo que sucedía, si no que también por que sabía por que el captor estaba así…… si sollux supiera que eridan le ama comprendería muchas cosas.
Ya sin gastar más esfuerzos el géminis terminó por meter de golpe su pene en la entrada de ampora.
Las embestidas que le daba eran simplemente un infierno. Como si de un salvaje se tratara el captor lo hacía con tanta brutalidad cono si le quisiera desgarrar el ano ajeno.
Una y otra vez, a más velocidad y fuerza terminó por correrse Eridan.
Entre tanta adrenalina que consumía a captor ni siquiera captaba el llanto desconsolador de Ampora y sus múltiples gritos diciéndole “¡¡PARA!!”.
Cinco embestidas mas fue lo que el otro pudo aguantas hasta que el géminis llegó al orgasmo.
.
Se vistió y miró por última vez al acuario.
-muérete captor, eres una mierda- decía todo adolorido el ampora aun tirado e inmóvil en el suelo.
-Anda que hasta gemías cual zorra que eres, no me mires así, que y no solo eso te pasara-.
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