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Cosas que no necesitan respuesta por AmanthaB

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Notas del fanfic:

Escrito para el especial de navidad de fandom-insano.

Notas del capitulo:

Disclaimer: Prince of Tennis no me pertenece, pertenece a su respectivo creador. Solo uso unos poquitos personajes para dejar volar la imaginación <3

Kawamura se encontraba nervioso, y no quería reconocer la razón a pesar de que era obvia. Sin raqueta en mano, no lograba evitar el nerviosismo que le envolvía… si tan solo pudiese llegar a la raqueta, pero no. La raqueta, su raqueta, estaba en su habitación y él se encontraba ayudando a su padre en el restaurante. Suspiró, notando la mirada de su padre en su persona aunque intentaba ignorarla… pero nunca había sido muy bueno en ello. Además, su padre podía leerlo, demasiado fácilmente para su propio gusto.

Subió a su habitación luego de que su padre se lo ordenara, y una vez ahí se dedicó a ver todos los adornos de navidad que tenía en una caja. Su madre se los había dejado ahí, para que decidiera cuales colocarían en el restaurante. Takashi no tenía muchas ganas de pensar en cómo decorar el restaurante en navidad, de hecho directamente no tenía ganas de pensar en cómo decorar absolutamente nada. No quería que la navidad llegase.

No quería que llegase, porque no la podría compartir con él. Si tan solo pudiese… declararse, solo una vez sacar fuerza sin tener una raqueta en mano como para decirle todo lo que sentía. Pero no podía. Lo había intentado ya y había fracaso miserablemente en el intento. No tenía ganas, tampoco, de pensar en que podía rechazarle. Después de todo siempre se había mostrado más interesado en Tezuka que en un mediocre como él. 
Fuji era un misterio a resolver todavía. 

Y sin embargo, le quería. Y deseaba poder decírselo pero el miedo le ganaba mucho antes de que pudiese decir una sola palabra. Al final terminaba diciendo alguna cosa totalmente fuera de contexto, generalmente relacionado con el clima (“Que lindo día hace hoy”). Era tonto, incluso para él, y sin embargo… Parpadeó, sacudiendo su cabeza para alejar esos pensamientos de su mente mientras sacaba unas luces de la caja. 

Se sentó en suelo mientras las comenzaba a desenredar, escuchó un grito desde el restaurante pero no alcanzó a distinguir lo que le decían y como no se oyó un segundo creyó que simplemente había sido un mensaje para su hermana menor. Se dedicó a desenredar las luces por algo de… ¿un minuto? Antes de que su puerta fuese abierta y por ella apareciera un castaño con profundos ojos azules. 
Fuji— murmuró sorprendido, dejando las luces a la mitad. 
Hola Taka-san— le saludó Syusuke, con su típica sonrisa— Tu padre me ha dejado subir. ¿Qué estás haciendo?— preguntó, con especial entonación, mientras recorría con la mirada la habitación de Takashi, se detuvo un segundo en las luces antes de mirar nuevamente a Kawamura. 
Yo…— susurró, se había quedado sin habla de repente. Se forzó a continuar— Estaba viendo los adornos para el restaurante. Mi madre me ha dejado toda la caja y tengo que elegirlos, al principio íbamos a ser yo y mi hermana pero…— suspiró, sin explicar más la situación.
Oh, comprendo. Déjame ayudarte— se ofreció Fuji, y Takashi solo pudo asentir.

Estuvieron cerca de una hora desenredando todas las luces, y para cuando terminaron Takashi ya estaba bostezando. Después de todo, había estado desde casi las cinco de la mañana ayudando a su padre con el restaurante. Fuji solo miraba a Takashi de re ojo, siempre le había gustado Takashi. Sí, todos pensaban que estaba enamorado de Tezuka (y él tampoco es que se hubiese esforzado mucho en negarlo), pero quien le gustaba realmente era Takashi. Era psicológicamente casi igual a una chica, y eso era lo que más le gustaba de él, porque le consideraba incluso tierno gracias a esas pequeñas cosas. 

Ese día, de hecho, había ido especialmente a declararse. Se había cansado de que existiese alguien rondando a Takashi (¡y encima éste no se daba ni cuenta!), por lo que tenía que dejar claro que Takashi le pertenecía. Y haría sufrir a cualquiera que intentase quitárselo, igual que haría sufrir a cualquiera que hiciese algo a su pequeño hermano menor… a Yuuta. Ellos dos siempre serían las personas que más querría en la vida, y ahora lo tenía que dejar claro.
Taka-san— llamó al moreno, Kawamura alzó sus ojos castaños hasta él— me gustas— soltó, tan simple y fácil como siempre se lo había imaginado. Ni siquiera esperó una respuesta antes de juntar sus labios con el otro.
Nunca había sido una persona paciente, por lo que no había necesidad de esperar respuesta cuando en realidad ya la sabía. La respuesta, de cualquier manera, le llegó por sí sola. Cuando Takashi le correspondió el beso.


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