Lágrimas de hielo 2
II.
El restaurante Ca’n Pep estaba situado en primera línea del mar. Tuvieron suerte y a pesar de estar bastante lleno pudieron sentarse en la terraza. Durante toda la cena no dejaron de hablar de la decisión que habían tomado horas antes.
- Y que prefieres, un niño o una niña? – preguntó Hanamichi.
- No lo sé… es que son tan diferentes… - respondió Kaede.
- Y si adoptamos un niño y una niña?
- Ey ey, poco a poco…
Hanamichi rió y luego miró hacia el mar, tan oscuro a esas horas que se confundía con el negro cielo. De pronto se puso serio.
- Si es una niña, me gustaría llamarla Sayuri, como mi madre… - musitó.
La madre de Hanamichi había muerto hacía cuatro años de un cáncer fulminante. Era normal que cada vez que pensaba en ella el pelirrojo se entristeciera, sobretodo porque no pudo estar a su lado todo el tiempo que habría querido.
- Me parece bien… - murmuró Kaede en voz baja.
- Y si es un niño, eliges tú el nombre – dijo Hanamichi mirándole de nuevo con una sonrisa, pero aún seguía triste.
- Eike… - dijo el moreno con la misma sonrisa.
- Me parece bien…
oooooooo
Después de cenar volvieron a casa dando un paseo. El restaurante al que habían ido a celebrar su aniversario no quedaba muy lejos y por eso habían ido andando. Lo cierto es que en esa pequeña urbanización ningún sitio quedaba lejos de otro.
Nada más entrar en el dormitorio, Kaede se abalanzó literalmente sobre Hanamichi, haciéndole caer en la cama de espaldas.
- Y esto? – preguntó el pelirrojo desconcertado, aunque igualmente encantado de ese arrebato pasional de su zorro.
- Ya son más de las doce – dijo Kaede – Así que ya estamos a domingo…
Nada más decir esto, Rukawa frotó su cuerpo contra el de Sakuragi, provocando una rápida reacción en ambos. El pelirrojo gimió quedamente.
- Y esta noche vamos a hacer lo que yo quiera… - continuó el chico de ojos azules con una sonrisa pervertida.
- Mmmm… - gimió Sakuragi de nuevo – Ya lo veremos…
Rukawa atrapó sus labios posesivamente, lamiéndolos y mordiéndolos, arrancando más y más gemidos al pelirrojo, quien estaba tan sorprendido y a la vez complacido por su actitud que no se dio cuenta de que le había alzado los brazos situando las manos casi tocando la cabecera de forja de la cama hasta que sintió algo frío tocar su muñeca a la vez que se escuchaba un extraño ‘click’.
- Pero qué…? – demasiado tarde, al momento se oyó otro ‘click’.
- Quedamos que esta noche haremos lo que yo quiera – sonrió el kitsune sentándose sobre sus muslos.
Sakuragi quiso bajar los brazos pero algo frío y metálico se lo impidió, echó la cabeza hacia atrás lo más que pudo para comprobar que efectivamente tenía unas esposas en las muñecas pasadas a través de uno de los barrotes de la cama.
- De dónde has sacado esto?! – exclamó forcejeando inútilmente para soltarse.
- De nuestro vecino Joan, el policía – la sonrisa de Rukawa no desaparecía ni a la de tres.
- Te las ha dejado así como así? – preguntó sorprendido.
- Hicimos un pequeño trato…
- Que trato?
- Un balón y una camiseta autografiados para su hijo a cambio de dejarme las esposas por esta noche.
Las mejillas de Sakuragi se tiñeron de rojo intenso al imaginar lo que estaría pensando su vecino Joan de ellos.
- Y os entendisteis? – preguntó al recordar las dificultades que tenían ambos con el idioma.
- El lenguaje de signos es internacional…
Cansado de hablar, Rukawa decidió pasar a la acción. Se inclinó sobre su marido y de un tirón le desabrochó la camisa, haciendo que varios botones salieran despedidos, y descubriendo su perfecto torso con sus bien marcados abdominales.
- Eh! – se quejó Sakuragi divertido – Esta camisa me gustaba mucho!
- Tienes cinco más iguales… - dijo Rukawa antes de comenzar a morder sus tetillas sin piedad.
Sakuragi estaba cada vez más excitado. No era muy habitual que Kaede tomara la iniciativa de esa manera, pero cuando eso sucedía tenía que reconocer que no le importaba en absoluto ser el uke. Y evidentemente aquella noche iba a serlo.
Tras varios minutos de tortura, Rukawa abandonó sus tetillas para bajar muy lentamente por su abdomen, dando pequeños mordiscos y lametones. Cuando llegó al ombligo metió su lengua en él, haciendo movimientos circulares. Sakuragi arqueaba la espalda de puro placer, con su erección intentando traspasar la tela de sus pantalones.
- Ki-kitsune… aahh… - gemía sin parar.
Sin abandonar su ombligo, Rukawa desabrochó sus pantalones y los del pelirrojo. Luego sí que detuvo sus húmedas caricias para incorporarse un poco y sacarse la camisa de manera sensual.
- Mmm… Tienes suerte de tenerme atado… - gruñó el pelirrojo con gesto pícaro.
- Lo sé – dijo simplemente.
Lanzó la camisa al otro lado de la habitación y a continuación le bajó los pantalones junto con los bóxers azules que llevaba, dejando su henchido miembro al descubierto.
Kaede se inclinó de nuevo y Hanamichi, pensando que iba a hacerle una felación, cerró los ojos para disfrutar más de la íntima caricia. Pero en lugar de eso notó los labios húmedos de su koi recorrer la parte interior de sus muslos, depositando pequeños besos en su morena piel. No es que no le gustara, pero no era eso lo que quería.
- Kae… no seas malo… anda… - jadeó arqueando un poco la espalda.
Pero Rukawa le ignoró y continuó besando la piel de alrededor de su sexo, sin llegar a rozarlo en ningún momento.
- Kae… por favor… - gimió al borde de la locura.
Por fin Kaede accedió a su petición y de improviso envolvió su miembro con la boca, arrancando un sonoro jadeo a Hanamichi.
Los labios del kitsune empezaron a deslizarse con rapidez sobre el glande, parando de vez en cuando se entretenía dando pequeños lametones. Lo único en lo que Sakuragi era capaz de pensar era en soltarse para sujetarle la cabeza con las manos y obligarle a profundizar. Al notar Rukawa que Sakuragi estaba intentando liberarse se detuvo.
- No pares! – exclamó el pelirrojo.
Rukawa le contempló divertido mientras se quitaba los pantalones y sus bóxers blancos. Luego se colocó sobre él hasta posar sus labios sobre el lóbulo de la oreja, a la vez que alargaba el brazo hacia la mesilla para coger un tubo de lubricante.
- No se te ocurra darme órdenes… - susurró con falso enojo.
Se separó de nuevo, con los ojos castaños clavados en él, y untó tanto su propio miembro como dos de sus dedos con la fría crema. Dejó el tubo de nuevo en la mesilla, y con delicadeza empezó a preparar la entrada de Sakuragi. A pesar de eso no pudo evitar que le doliera un poco, pues no estaba tan acostumbrado como él.
- Preparado? – preguntó después de unos minutos.
Hanamichi simplemente asintió, y Kaede se acomodó entre sus piernas para penetrarlo. Lentamente se introdujo del todo en él, solo para salir de nuevo y volver a penetrarlo, cada vez con más fuerza. El pelirrojo suspiraba y gemía, no solo por la invasión de su cuerpo sino también porque su miembro había quedado atrapado entre sus vientres y el roce le estaba volviendo loco.
Rukawa apoyó las palmas de sus manos a ambos lados de la cabeza de Hanamichi, mientras le embestía y contemplaba complacido el rostro extasiado de su do’aho, con los ojos castaños entrecerrados.
Pocos minutos bastaron para que Sakuragi explotara de placer. Rukawa notó como el cuerpo entero de Sakuragi se tensaba al hacerlo y también la humedad entre sus vientres. Se inclinó más sobre él para lamerle el lóbulo de la oreja al mismo tiempo que le embestía más fuerte aún, y poco después él también terminaba en un estremecedor orgasmo.
Salió de él con cuidado y se dejó caer encima con suavidad, con la cabeza ladeada apoyada en su pecho, notando su respiración tan agitada como la suya. Permanecieron inmóviles durante unos segundos, recuperándose, hasta que Sakuragi empezó a temerse que el zorro se quedara dormido.
- E-ey kitsune… no te duermas que tienes que desatarme…
- Mmm… - murmuró por toda respuesta el aludido.
- Kaedeee! – exclamó arqueando la espalda de golpe de tal manera que Kaede por poco no rodó fuera de la cama.
- Vale, vale… - sonrió sentándose en un lado de la cama. De pronto su semblante se demudó – Oh, mierda…
- Qué pasa?
- Le pedí las esposas a Joan, pero se me olvidó pedirle las llaves…
Sakuragi observó a Rukawa durante un momento, viendo como se rascaba la cabeza como diciendo ‘Qué despistado que soy’.
- QUÉ?! – gritó finalmente con el rostro desencajado.
Pero Rukawa abrió el cajón de la mesilla y sacó una pequeña llave plateada.
- Era una broma – dijo balanceando la llave por delante de su cara e intentando aguantar la risa.
- Pero serás…!!
Después de una retahíla de ‘temes’ y ‘baka kitsunes’, Rukawa finalmente se acercó a las muñecas de Sakuragi con la llave en su mano y abrió las esposas dejándole libre. El pelirrojo se incorporó hasta quedar sentado en la cama y se acarició las muñecas mientras Rukawa dejaba las esposas y la llave en el interior del cajón.
- Te han hecho daño en las…?
Pero Rukawa no pudo terminar la pregunta, porque apenas se giró de nuevo hacia Sakuragi este en un rápido movimiento le agarró de los hombros y le tumbó de espaldas en la cama colocándose él encima, y sin darle tiempo a reaccionar, le inmovilizó los brazos y le penetró de una sola estocada.
- Aarggh!! – gritó el kitsune echando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos.
- Acaso creías que la noche terminaba aquí…? – jadeó Hanamichi en su oído.
Kaede no pudo contestar, pues las violentas embestidas con las que le empezó a obsequiar el pelirrojo le dejaron sin aire.
- Me voy a vengar por lo de las esposas… - continuó susurrándole – No te vas a poder sentar en una semana…
Un ahogado gemido escapó de los labios de Rukawa. Pero el frenético ritmo que se había impuesto Sakuragi provocó que apenas tardara un par de minutos en correrse por segunda vez, y se dejó caer exhausto sobre él, aplastándole con su peso, que era bastante superior.
Se quedaron quietos durante bastante rato, Sakuragi porque después de dos orgasmos estaba con la cabeza un poco ida, Rukawa porque estaba demasiado adolorido como para moverse.
A medida que la cabeza de Sakuragi iba despejándose, empezó a pensar que quizás se había pasado un poco, sobretodo al notar que el kitsune permanecía completamente inmóvil bajo él.
- Kae, estás bien? – preguntó incorporándose un poco y mirando a sus ojos cerrados.
Los ojos azules se abrieron, y Hanamichi se asustó al ver la expresión de enfado que mostraban. Rukawa se sacó a Sakuragi de encima de un empujón y se levantó de la cama dispuesto a salir del dormitorio, pero el brazo derecho del pelirrojo le detuvo.
- Kae, lo siento! – exclamó Sakuragi – Te he hecho daño, verdad?
- Pues claro que me has hecho daño, do’aho! – Rukawa se soltó de su agarre de un estirón – Pero no se trata de eso!
- Entonces…?
- Se trata de que has roto el trato! – al ver la expresión de desconcierto de Hanamichi añadió – Sólo tenías que dejarme a mi por esta noche! Sólo por esta noche! Pero como siempre has querido terminar dominando tú la situación!
- …
Sakuragi se quedó sin saber que decir, así que Rukawa se puso los bóxers lo más rápido que su adolorido trasero le permitió y salió de la habitación dando un portazo.
El pelirrojo estuvo unos segundos estático, hasta que se vistió también con su ropa interior y fue a buscar a su kitsune. Pero antes cogió una cosa del cajón de la mesilla.
Lo encontró tumbado en el sofá del salón, con el mando en la mano a punto de encender el televisor. Pero Sakuragi se arrodilló enfrente suyo, impidiéndole ver la pantalla.
- Lo siento… – murmuró.
Rukawa se encogió de hombros, dejó caer el mando al suelo, cerró los ojos y se acomodó aún más en el sofá.
- Piensas dormir aquí?
- …
- Como quieras.
Rukawa abrió los ojos enseguida al escuchar un ‘click’. El do’aho le había esposado su muñeca izquierda a su propia ídem derecha.
- Qué haces?! – exclamó desconcertado.
- Si tú duermes aquí, yo también – dijo el pelirrojo con una de sus cálidas sonrisas especiales dedicadas a derretirle.
Rukawa suspiró con una leve sonrisa. Era imposible permanecer mucho tiempo enfadado con él.
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N/A: Hola! Demasiado lemon? XDD Qué pregunta más tonta… Ahora en serio, sé que parece un fic destinado a describir la vida sexual de estos dos, pero no es así, mi intención es simplemente mostrar que a pesar de sus ya doce años de relación siguen locos el uno por el otro, aunque se peleen de vez en cuando, para preparar el camino hacia lo que será la verdadera trama de esta historia.
Lo de ‘no podrás sentarte en una semana’ creo que lo he leído en algún fic, si es así, siento el mini-plagio.
Espero hayan disfrutado el capítulo, creo que es la primera vez que describo una escena RuHana completa XD. Y os recuerdo que absolutamente todos los lugares descritos en este fic serán reales. Más aclaraciones: Eike era el hermano mayor de Kaede, murió en un accidente de coche con sus padres.
Besos y hasta el próximo capítulo!
Khira
Amor Yaoi
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