Estas aquí frente a mí y siento como si los años se congelaran. Frente a nosotros un mundo gigante y amenazante se extiende, obligándonos a crecer. Sé que la vida no es simple, se que mil pruebas deberemos superar mas, cuando estas, todas las preocupaciones se disipan, pulverizándose en una nube espesa de heridas y dudas.
No sé en qué momento llegamos a este punto, puede ser que desde siempre el destino nos ha guiado por este rumbo, e ilusas, caimos enredadas en sus juegos. Este sentir es tan efímero que me descoloca.
Te veo aquí frente a mí, con esos grandes zafiros, profundos como el mar, vigilándome, pendientes a cada detalle. Siento como tus ojos intentan descifrar el misterio oculto en mi violeta mirada, desvió la vista algo incomoda, me apenan estas situaciones y lo sabes bien.
-Ocurre algo sol? -preguntas curiosa mientras tu mano derecha se desliza suavemente por mi mejilla acariciándola, haciéndome sentir querida y contenida.
-Pensaba en lo afortunada que soy por tenerte a mi lado- sonrió tímidamente mientras tomo con delicadeza tu mano entre las mías y la acerco a mis labios para depositar un beso dulce.
-Te amo Himeko,- dices con una sonrisa dulce dibujada en tu rostro de porcelana. Te miro, eres tan perfecta que maldigo el día en el cual no me pare a pensar en ti y decidí optar por otro camino.
- Sigues pensando en él?- preguntas de pronto provocando mi sorpresa. Tus facciones anteriormente dulces se rigidizaron, se cuanto detestas hablar de ello.
-Solo pienso en lo mucho que erre- respondo sinceramente
-No deberías detenerte en el pasado Himeko, eso evita que disfrutes el presente- Proseguiste logrando incrementar mi sonrojo, tus palabras me hicieron desviar la mirada hacia un lado. Me provocas con tus palabras.
Sonreíste y me dirigiste una mirada seductora. ¿Cómo puedes ser tan dulce y despiadada a la vez?
- Hi-me-ko – Pronunciaste lentamente acentuando cada silaba de mi nombre. Dirigí mi mirada a ti respondiendo al llamado- Eres y serás siempre mi vida – continuaste utilizando ese tono seductor que creo solo usas conmigo- Nada nos separa, ni siquiera el orochi- proseguiste mientras lentamente stus labios se acercaban a los mios, sellándose en un dulce beso.
- Eso no podemos asegurarlo – respondi con nostalgia cortando el beso. Tantas vidas, tantas historias, tantos recuerdos congelados en nuestro pasado. Es difícil tratar de convencerse a una misma de que todo estará bien después de tanto sufrimiento. Suspire.
- Yo te lo aseguro- Respondiste tomando mi mano.
– Ademas, aunque algo suceda, nos volveremos a encontrar y volveremos a enamorarnos. Somos las amantes eternas Himeko, día y noche para el mundo humano, y eso no lo podremos cambiar.
Sonreí tímidamente mientras me ponía de pie, dándole la espalda a mi amada y al sofá en el cual segundos antes estábamos sentadas. Camine hacia los ventanales del departamento que compartíamos y admire la belleza de la playa. Me encantaban las olas, la arena blanca, las aves y el cielo tan azul como el mismo océano. Me perdí escuchando el chocar de las olas con las piedras. Deseaba estar portando mi cámara ahora. A pesar de tener mil fotografías de este paisaje cada día me seguía sorprendiendo. De pronto mi ensimismamiento se vio roto por unos cálidos y suaves brazos que me envolvían en la altura de mis caderas.
-Chikane.. –Pronuncie despacio
-Dime
-Adoro compartir contigo estos momentos.
- Yo te adoro a ti – Dijiste mientras tu mentón se acomodaba cerca de mis hombros, mientras depositabas un beso suave en mi cuello, haciéndome estremecer.
Puse mis manos sobre tus brazos, cariñosamente, era maravillosa esta calma, era maravilloso tenerte a mi lado y rogar por que esto no sea un sueño, si no una realidad.