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De Mi Propiedad por KuroAshi_ZxS

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Notas del fanfic:

Hola a todos! Aqui me tienen de vuelta con un pequeño fic como homenaje, dedicado una de las mas grandes escritoras que ha estado en este fandub y que ahora ya no se encuentra con nosotros: Chofista_chwan. Feliz Cumpleaños Linda, donde quiera que estes. Te quiero mucho amiga.

Este fic habia planeado dedicarselo hace mucho, habia planeado hacer una historia entre cursi y algo subida de tono, con algo de lemmon.

Gracias por leer y espero les guste

Notas del capitulo:

One Piece es propiedad de Eiichiro Oda, si no quien sabe...

Mil disculpas por las posibles faltas ortograficas y espero les guste

POV Zoro

Me dolía la cabeza horrores, tenía una resaca de las buenas como no había tenido en años. Al menos, podría decir no sin cierto orgullo que había barrido con mi propio record personal, no recuerdo con exactitud la última vez que acabe borracho, si es que alguna vez logre hacerlo.

Pero, por más que lo intentase, apenas si podía recordar detalles de lo que había hecho la noche pasada…

Recordaba vagamente que me había inscrito en un concurso de bebidas que darían en el hotel junto con el cocinero luego que terminase retándome luego de uno de nuestras habituales peleas, dispuestos a ver quien ganaría el famoso premio secreto que se disputaba en la competencia…el cocinero…

Una de las pocas cosas que recordaba con claridad era el atuendo de aquella noche, condenadamente arrebatador y sexy: unos pantalones ajustados que se ceñían perfectamente a sus perfectas y torneadas piernas, una camisa de color vino tinto que resaltaba su blanca e inmaculada piel y unos lentes que le daban un toque de salvajismo y frescura a su seductora imagen. Tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para evitar sangrar por la nariz al verle salir de su cuarto mientras le esperaba para ir al bar del hotel, y otro tanto para poder disimular el rio de saliva que se deslizaba por mi barbilla mientras le seguía por los interminables corredores para evitar perderme en el camino.

Al menos, la zona “sur” de mi cuerpo se había mantenido calmada contra todo pronóstico. Y si, digo al menos ya que luego de ver como bebía sake de aquella manera tan sensual suya, derramando parte de su contenido y dejando que unas traviesas gotitas, de las cuales en aquellos instantes me había sentido más que celoso, se deslizaron desde sus labios hasta su cuello, perdiéndose por el amplio escote de su camisa que permitía ver con facilidad parte de su trabajado y perfecto torso.

Incluso llegue a pensar muchas veces si lo había hecho a propósito…

Tan solo imaginar lo que pensarían mis nakama si supieran que desde hace un par de meses el “cocinero” había pasado a ser simplemente “Sanji”, no podría volver a verles a la cara por la vergüenza que sus posibles burlas traerían. Ni siquiera sabía como había ocurrido, como había llegado a tal punto, pero me había sorprendido enormemente por mis descubrimientos y había tardado semanas en poder convencerme que aquello era verdad, no una mala jugada por la falta de material disponible en el barco o la soledad que siempre había sentido desde la muerte de Kuina.

El verle día a día con esa ropa de la cual antes me había burlado era un esfuerzo sobrehumano para mi, notándola cada vez más ajustada y ceñida a su cuerpo de lo normal. Y no, no es que hubiese cambiado sus habituales y elegantes trajes, sino que era mi visión la que había cambiado.

Ya no le veía como un tarado o un idiota, ni siquiera como el cocinero pervertido o el estúpido señor hemorragias, sino que ahora le veía como la persona más especial de mi vida…el hombre que, en definitiva, me había robado el corazón y me había enamorado profundamente desde la primera vez que le había visto en el Baratie...

El era todo lo contrario a mí, era un mujeriego y un caballero, sabía cocinar estupendamente y era todo un romántico, dispuesto a hacer lo posible e imposible por conquistar el corazón de cualquier muchachita que llamase su atención. Pero aun más importante, mucho más que todas aquellas cualidades, el era un hombre jodidamente libre, la persona más libre que hubiera conocido en toda mi vida.

Era un hombre capaz de dejarse llevar por sus instintos y emociones sin remordimiento alguno, podía perder la cabeza en cualquier momento o entregarse a una chica de manera completa y sumisa como si fuese lo más normal del mundo, sin importar que esta pisoteara sus ideales o jugase con su persona y le tratase como esclavo. Y es que así era él, podía entregar su amor a quien su corazón le dictase y poder levantarse con una enorme sonrisa en los labios si no era correspondido, negándose a perder en aquella batalla en la que muchos había abandonado desde un principio.

Le envidiaba, y mucho. Ser tan fuerte sentimentalmente, poder sonreír cara a cara en contra la tempestad había sido algo que siempre había anhelado pero, al darme cuenta que no podría seguir adelante por mi propia cuenta y luego de la muerte de mi mejor amiga, había optado por encerrarme a mí mismo y crear una barrera entre mi mundo y el de los demás, protegiéndome de todo aquello que pudiese hacerme daño y negándome rotundamente a entablar algún tipo de amistad con cualquier extraño que intentase acercarse a mi lado.

Quizás por eso me había enamorado de él, porque Sanji es todo lo contrario a mí, todo lo que siempre quise ser. Porque le admiro desde lo más profundo de mi corazón, aunque quizás nunca sea capaz de admitirlo abiertamente o siquiera poder decirlo en voz alta, de poder sacar aquellas palabras de mis propios pensamientos.

De lo único que estaba seguro era que me había cautivado desde la primera vez que lo había visto en aquel restaurant marítimo, tan perfecto como si hubiese sido una obra divina de arte, una preciosa escultura esculpida por los mismísimos ángeles. Y, aun cuando solía molestarle continuamente por su físico más que nada, no lograba ver ninguna falla en el, ningún punto débil del cual pudiese burlarme con total libertad. Un ser tan puro y único como el no existía en la tierra, y justamente había sido él quien se había robado mi corazón.

Pero soy un cobarde, el rechazo es aun un miedo que está oculto en lo más profundo en mi corazón, latiendo temeroso del posible dolor que las palabras del cocinero pudiesen traer consigo…de ver como la única ilusión que por tanto he albergando en mi pecho se vea hecho pedazos cuando aquellas dos palabras prohibidas para mí por tanto tiempo, salgan finalmente de mis labios…

Quien lo diría. Yo, Roronoa Zoro, un guerrero y feroz espadachín que se jacta de su valentía y coraje le teme al cocinero de abordo. Je, no puedo ser más patético…

Tan solo me gustaría tenerlo entre mis brazos, poder amarle y besarle como siempre quise, como siempre soñé desde que le conocí. Pero sé que es lisa y llanamente imposible, porque sé que nunca podrá ser mío y que, aunque me diese una oportunidad, tendría que compartirlo con todas las mujeres a quienes declara su amor cada día, con las chicas del barco y con aquellas que ni siquiera conoce, pero que las lleva en su mirada y en su corazón como si fuesen una parte más de sí mismo…porque sé que aunque lo anhele con todo mi ser esta es mi realidad, que Sanji nunca podría ser mi exclusivo, de mi propiedad…porque no estoy en derecho de pedírselo por más que quisiera…

…seria como encerrar a una hermosa ave en una jaula de cristal, probándola de vivir al aire libre y condenándola a vivir escondida de la sociedad por la avaricia y el egoísmo de alguien como yo…

Apenas si puedo abrir los ojos, sintiendo los rayos del sol sobre mi rostro evitando que me sienta a gusto y pueda volver a dormir. Suspiro con pesadez al darme cuenta que aun era muy temprano, bajando mi mirada lentamente al sentir un peso extra sobre mi abdomen y pecho,  gruñendo entre dientes al darme cuenta que seguro había pasado la noche con alguna chica fácil y había perdido la competencia de bebidas y el supuesto premio misterioso que podría haber ganado de no ser por mis instintos a flor de piel.

Mi intuición decía que algo mas pasaba, y como siempre había confiado en los designios de mi corazón baje la cabeza topándome con una vista que ni en mis mejores fantasías había podido cumplir, abriendo los ojos sorprendido sin poder acabar de creer que aquello era real, que realmente estaba sucediendo…que no era una burla del destino, ni de mi alocada imaginación…

…profundamente dormido y abrazado contra mi pecho, esta Sanji, el idiota del que me enamore…

Tiene el cabello revuelto y evidentes marcas de mordiscos y besos visibles por toda su pálida piel hasta donde las sabanas alcanzan a cubrir solo lo “necesario” para desdicha de mi curiosa vista. El cuarto está completamente desordenado como si hubiese pasado un huracán, y las mantas de la cama estaban desperdigadas por el suelo, cubiertas de una sustancia blanca altamente sospechosa…

Asustado, veo como lentamente el rubio comienza a abrir sus hermosos ojos azules, ahora ambos visibles para mi dicha, pudiendo admirarles en su totalidad sin que su cabello ocultase uno de ellos gracias al peinado que este solía usar. Bostezando suavemente intenta ubicarse en la habitación, notándolo algo desorientado pero, al lograr enfocar la vista y verme despierto, me sonríe con cariño y un toque de picardía contra todo lo pronosticado, logrando que los colores suban a mi rostro al sentir como rozaba sus labios contra los míos, haciendo que mis mejillas se tiñesen de un intenso tono carmín que contrastaba enormemente con mi piel morena y mi cabellera verde.

Correspondí con las mismas ansias aquel anhelado contacto, aferrándome a sus caderas mientras el rodeaba mi cuelo con sus brazos, pegando todo lo posible mi cuerpo al suyo, como si temiese que si lo soltaba, se desasearía entre mis dedos como un simple sueño o una ilusión mas. Lentamente el beso en un inicio hambriento y necesitado se volvió extremadamente dulce y gratificante, dándole nuevas esperanzas a mi dolido corazón y una nueva y única oportunidad para, finalmente, confesar lo que sentía en palabras.

Al separarnos, pude ver una mueca divertida surcando su rostro al notar mi expresión de desconcierto, llena de confusión y satisfacción por la situación en la que nos encontrábamos pero que no acababa de comprender del todo.

-vaya, parece que el alcohol finalmente te fundió el cerebro, cabeza de musgo-rio con algo de ironía y burla, pero sin rastros de maldad en su tono de voz- ¿no recuerdas nada, verdad? Te advertí que no bebieras tanto-frunció el ceño de manera adorable, arrancándome una tenue sonrisa al verle preocupado por mí, aunque de forma indirecta-

-¿Qué...Que fue lo que ocurrió…?-pregunte ciertamente esperanzado, ansioso de escuchar la respuesta que tanto había anhelado salir de los labios del hermoso rubio que en aquellos momentos se encontraba en mis brazos-

Casi sin darme cuenta el cocinero se había colocado sobre mí, presionando con sus caderas en el punto justo y logrando que un pequeño jadeo de placer escapase de mi garganta. Acerco su rostro al mío con lentitud mientras yo esperaba ansioso su siguiente movimiento, sorprendiéndome en demasía al notar su respiración en mi oído mientras su lengua lamia mi cuello suavemente, entreteniéndose unos instantes en mis pendientes.

-¿sabes, marimo…?-susurro con una voz condenadamente sexy y sensual, pegando su cuerpo por completo al mío mientras con sus manos recorría mi torso y pecho- no es necesario que te explique nada, creo que los hechos hablan por sí solos y las pruebas son más que contundentes- sentí sus manos acariciar mis pezones, encendiendo poco a poco mi cansado cuerpo- pero que sepas que ayer me declaraste tus sentimientos por mi…-hizo una pequeña pausa para mirar mi rostro, deleitándose al ver mis mejillas aun más encendidas que antes por las palabras que escapaban de su boca- y aunque me sorprendió mucho escuchar que me querías, eso no quiere decir que me desagrade. Es más, todo lo contrario…-rio suavemente mientras apoyaba su cabeza en mi pecho, cerrando los ojos mientras me abrazaba con ternura y cariño que nunca creí capaz sentir de su parte, mucho menos en circunstancias tan extrañas como esta-

-¿eso significa…?-no pude completar mi propia frase, sintiendo como el nerviosismo se apoderaba de mi cuerpo y evitaba que hablase con normalidad ¿de verdad iba a decirme lo que creía? ¿Realmente esto estaba ocurriendo?-

-que yo también te amo, estúpido marimo olvidadizo- me respondió con un ligero tono carmín en sus mejillas, viéndose completamente adorable- y si no recuerdas nada de lo que ocurrió, supongo que deberé recordártelo yo mismo…todas y cada una de las travesuras que me hiciste anoche…-

Cierta parte de mi cuerpo dio un respingo ante su provocación, mientras que le tomaba entre mis brazos con delicadeza y le daba la vuelta, tendiéndolo de espaldas contra la cama con suavidad mientras me posicionaba sobre él, admirando por primera vez su hermoso y magnifico cuerpo desnudo en su totalidad. Su piel tan suave y blanca estaba surcada por, seguramente, mis propias marcas de besos y mordiscos y, con mucho cuidado, empecé a recorrer cada rincón con mis manos, descubriendo curioso uno a uno sus puntos débiles como si supiera inconscientemente donde encontrarlos.

Acerque mi boca a su pecho, probado aquella piel tan dulce como lo eran sus labios, tal  como lo había imaginado. Era increíble poder sentirle de aquella forma tan profunda y completa, escucharle gemir mi nombre este espasmos de placer provocados por mis caricias, la forma en que mordía sus labios en un intento de acallar su voz lo más posible cuando mi boca cayó en sus partes mas sensibles, lamiendo todo su longitud con destreza pero dedicación…

….aquello era simplemente perfecto y hermoso, como un sueño hecho realidad…

Nada en el mundo podía compararse a la deliciosa sensación que recorrió mi cuerpo cuando finalmente nos unimos en uno solo, de abrirme paso lentamente en el mientras placenteros calambres me recorrían hasta la punta de los dedos, sintiendo su anterior absorberme y estrujarme, viendo como Sanji se estremecía y su respiración se entrecortaba al igual que la mía, abrazándose a mis hombros mientras el mismo empezaba con el traqueteo, pidiendo cada vez mas. Verle sonrojado, con la boca entreabierta y un leve camino de saliva escurriendo por su barbilla y perderse en su pecho, confundiéndose con las traviesas gotitas de sudor que escapaban por los poros de su piel y se deslizaban sensualmente por cada curva de sus músculos…como se aferraba con fuerza a las sabanas en busca de un etéreo alivio al extenuante placer que apenas podía soportar su cuerpo luego de que encontrase aquel punto tan especial en su interior…

Alcanzamos el clímax a la par, sintiendo su calidez manchar mi estomago y pecho mientras la mía se perdía en su interior, casi desbordándolo mientras me dejaba caer rendido sobre su pecho, inhalando el aroma tan característico de aquel hombre; una mezcla de comida marítima, tabaco y especias.

Entonces fue que me di cuenta de una marca que resaltaba de las demás, un mordisco en la zona derecha de su cuello ligeramente más amoratada y marcada que sobresalía en su blanca piel. Deguste con tranquilidad los resto de sangre seca que aun permanecían en aquella zona con una amplia sonrisa decorando mis labios, recordando al fin lo que había ocurrido la noche anterior desde que me había declarado hasta que habíamos terminado en su habitación en el hotel un par de horas después.

Y esa marca, ese mordisco que había quedado impreso en su nívea piel era la firma y muestra verídica que ese exquisito rubio era, finalmente, de mi propiedad.

-Soy tuyo y de nadie más Zoro…-musito Sanji con dulzura como si hubiese leído mis pensamientos, acariciando suavemente mi corto cabello al darse cuenta de la atención que le estaba prestando a la marca que relucía en su esbelto cuello-  solo tuyo, así que ni se te ocurra compartirme, porque yo no lo hare ¿queda claro?-reí un poco ante sus palabras, logrando arrancarle un sentido sonrojo al darse cuenta de sus propias palabras y su verdadero significado-

-claro que si, tú me perteneces y yo te pertenezco. Eres de mi propiedad, mío y sol mío. Si alguien más se atreve a tocarte lo cortare en pedazos con mis katana- escuche esta vez su risa, al parecer divertido con la idea contra todo pronóstico- ¿Qué sucede? ¿Acaso te…acaso te molesta tener que atarte a alguien de esta manera…?-susurre con el temor más que palpable en mi tono de voz, dejando finalmente escapar aquella duda de mis labios mientras agachaba mi rostro, sintiendo como la fuerza se escapaba entre mis dedos dejando expuesto ante él, ya sin la máscara que solía usar día a día y que me habían escondido de el por tantos meses de dolor en secreto-

-no sucede nada Zoro. En vez de molestarme, creo que me gusta que seas tan posesivo…-hizo que levantase mi rostro mientras acariciaba con sus suaves manos mis enrojecidas mejillas, besando superficialmente mi frente mientras desviaba su mirada, algo avergonzado de tal confesión- de cierta forma, me haces sentir seguro y protegido…-se abrazo a mí, haciendo especial ahínco en sus palabras y demostrándome con sus acciones que no mentía en lo mas mínimo- pero ten en cuenta esto, marimo: aun no me conoces realmente celoso. Y si te veo con alguien, quien sea, le reventare a patadas- el tono mortalmente serio con el que había hecho tal afirmación me había dejado helado por unos segundos, estallando luego en carcajadas al darme cuenta de las extrañas similitudes que, de una u otra forma, ambos compartíamos-

Y así había sido. Luego de aquella noche provocada por unas botellas de más y mi declaración cuando me encontraba borracho, Sanji siguió comportándose como un caballero con sus damas del barco, cortejándolas y atendiéndolas como en el pasado.

Pero claro, yo ya no me sentía celoso de ellas, porque sabía que aquel rubio era finalmente mío y confiaba plenamente en sus palabras, sabiendo  con certeza que mi cocinero era un hombre de honor y orgullo al igual que yo. Que sería incapaz de romper una promesa aunque su vida dependiese de ello.

Sanji había dejado de ir de puerto en puerto buscando alguna chica a quien declarar su amor eterno, pero en cambio ahora yo tenía que soportarle cada vez que llegábamos a una cuidad nueva, escapando de él mientras gritaba su amor eterno hacia mi sin importarle en lo mas mínimo lo que la gente pensase o los rostros de horror que tuviesen por su culpa. Después de todo lo peor había pasado, incluida aquella ocasión en que revelamos a nuestros compañeros mi relación con el idiota de a bordo, soportando las burlas de las chicas y a un Usopp medio muerto a mitad de la cocina.

Ni siquiera hoy, cuando ya han pasado algunos meses desde que todo este lio comenzó, me he podido acostumbrar a su nueva actitud hacia mí. Pero aun así me siento feliz, más feliz que nunca en mi vida. Porque tan solo tenerlo entre mis brazos me basta, porque sol poder besarle y amarle como se lo merece…

…pero por sobre todo, ser de su propiedad…

¿The End?

Notas finales:

Espero les haya gustado y sus rew. Nos vemos en la proxima minna san, muchas gracias por leer. Y, nuevamente, feliz cumpleaños amiga.

Nos Leemos!!!

Kuro-Chan!!!


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