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Esto es la guerra por rockmonster

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Notas del fanfic:

Este fic lo tengo acumulando polvo hace tiempo... No sé, pero le tengo fe xDD

Vuelvo a la "comedia" !...

Notas del capitulo:

Holaaaaa...

Desde que pisé la entrada de mi nueva escuela supe que ese iba a ser un año diferente. Ya lo sabía de antes, porque después de estresar a mi mamá con suplicas por fin había accedido a cambiarme a la escuela para chicas a la que asistía mi mejor amiga de la infancia, Emma. Pero con solo plantarme delante del imponente edificio tuve un presentimiento tan extraño que me asusté, creo que fue porque una chica con un gran flequillo negro pasó por mi lado. Sin embargo entré al lugar con una sonrisa, ignorando mi sexto sentido.

Una vez ahí divisé a Emma de inmediato. Corrió hacia mí sonriendo y me abrazó. Habíamos sido mejores amigas desde el momento en que nos vimos en kínder, pero tuvimos que separarnos en secundaria hacia dos años porque su madre la cambió de escuela. Aún amarraba su cabello café en dos coletas como cuando era una niña pequeña y ahora, en vez de usar gafas, traía puestos unos lentes de contacto.

-          Estaremos en el mismo salón Ross -, me dijo contenta.

Yo me alegré un montón. Hubiera sido un fastidio no haber estado en la misma clase, después de todo lo que había tenido que hacer para convencer a mi mamá para que me cambiara de escuela: lavar, cocinar, planchar, pasear al perro, ser la mejor hija del mundo, entre otras cosas.

Debo decir que el primer día fue bastante tranquilo. Me presenté con mis compañeras y Emma me enseñó la escuela. Como era el primer día nos fuimos temprano a casa, pero antes la profesora a cargo nos avisó de que al día siguiente iba a llevarse a cabo una feria de clubes con el fin de elegir a cuál íbamos a entrar ese año. También mencionó que era obligación entrar a un club por normas del colegio y un millón de cosas sobre ser una persona integral.

Le pregunté a Emma si ya sabía eso de la feria y me dijo que todos los años era igual, además de agregar que ella se inscribiría en el de ajedrez.

-          Te aconsejo que elijas uno que te guste, porque estarás en él todo el año

-          Qué difícil, ojalá me gustara el ajedrez… -, dije suspirando.

-          Seguro mañana encuentras uno perfecto para ti. Pero si piensas entrar a un club deportivo tienes que saber una cosa antes

-          ¿Qué?

Entonces sonó su celular. Lo contestó, y después de eso nos desviamos del tema de los clubes.

Me preocupé un poco cuando vi al día siguiente la cantidad de puestos con gente promocionando sus clubes. Al parecer la escuela ofrecía una gran variedad de éstos, pero aunque me diera mil vueltas alrededor de ella no podía encontrar uno que de verdad me gustara. Emma intentó ayudarme a elegir, sin embargo no lo consiguió y luego una chica le pidió que cuidara el puesto del club de ajedrez un rato así que me dejó sola en medio de una gran multitud de chicas.

Pasé por el frente de las mesas pensando en cada club y mis posibilidades de sobrevivir en él. “¿Club de lectura? Me quedo dormida leyendo, ¿teatro? Tengo pánico escénico, ¿cocina? Se me quema hasta el agua, ¿pintura? No tengo talento para eso…”

Ya me estaba dando por vencida, cuando volví a ver a la chica con el gran flequillo negro. Al parecer llevaba mucha prisa y el cabello le estorbaba en la cara, porque soplaba su flequillo hacia arriba haciéndolo levitar unos instantes antes de caerle encima de la nariz. Como me aburría decidí seguirla. Se dirigió a un escenario adornado exageradamente con globos y otras cosas y se subió a él, captando la atención de todos. Luego subieron otras chicas con instrumentos musicales y comenzaron a afinarlos.

Una gran ola de chicas se puso a mirar. Yo me acerqué más para ver mejor. “Seguro es el club de música… Si supiera tocar algún instrumento…”, pensaba.

-          ¡Atención por favor!

La chica de cabello negro hablaba al público sonriendo ampliamente. Entonces una de las chicas comenzó a tocar  la guitarra haciendo un solo bastante impresionante, la siguió la batería.

-          ¡A continuación la presentación del mejor club de todos! -, decía la chica poniendo énfasis en cada palabra,- ¡Un club emocionante, divertido y con estilo!... ¡El club donde nunca te aburrirás!

“Suena perfecto”, pensé entonces. Si era como la chica estaba diciendo, ya no tenía que buscar más. Ese era el club al que quería entrar, pero no sabía de qué se trataba aún.

-          Es el club… ¡De vóleibol! Yeah…

La muchacha de la guitarra hizo un solo aún más genial que el anterior, mientras la pelinegra cantaba una y otra vez “¡De vóleibol!”. Era una imagen muy absurda realmente.

Cuando su presentación acabó lanzaron unos papeles con más propaganda para su club. Miré a mi alrededor. Todas las chicas veían el escenario con una expresión de no haber entendido nada, al igual que yo.

-          Capitana, aún creo que todo esto fue innecesario… -, decía la chica de la guitarra a la pelinegra mientras bajaban del escenario.

La chica en cuestión reía emocionada a pesar de los comentarios, fijándose en toda la atención que su “show” había logrado obtener.

-          Vaya, al parecer el club de vóleibol se está esforzando mucho este año -, dijo Emma acercándose.

-          ¿En serio es el club de vóleibol?

-          Así es, aunque no lo creas. Necesitarán bastante ayuda para lo que les espera así que no me sorprende que hagan este tipo de cosas

-          Bien, definitivamente no entiendo nada

Emma se rió de mi ignorancia, pero luego me dijo que me entendía, porque alguna vez ella también fue nueva en esa escuela y se sintió igual. Mientras recorríamos los puestos me explicó que todos los años se organizaba una competencia entre dos de los clubes deportivos, en la que se disputaba el derecho absoluto sobre el gimnasio. Éste gran premio se hacía valer durante el año siguiente a la competencia y era una tradición.

-          Y uno de los clubes participantes es el de vóleibol… -, dije.

-          Exacto, pero por lo que me han contado sólo ha ganado una vez

-          ¿Y… cuál es el otro club?

Emma apuntó a una esquina. Había un puesto casi sin adornos, rodeado de chicas con ropa deportiva, sonriendo y saludando naturalmente. Una de ellas tenía un balón de básquetbol entre las manos.

-          Básquetbol… -, dije mirando más de cerca.

No tenía idea de qué tipo de competencia era la que se realizaba, pero por más que miraba a esas chicas no encontraba nada especial en ellas. Iba a preguntarle a Emma la razón por la cual siempre ganaban, cuando un montón de chicas se pararon frente a mí y me preguntaron si quería unirme a sus clubes. Escuché por lo menos cuatro clubes distintos entre lo que ellas hablaban. Yo trataba de decirles que en realidad no quería mientras retrocedía sin querer. Hubo un momento, un pequeño instante, en el que ya no podía entender nada de lo que me decían. Me desesperé y comencé a correr. Y esa fue la razón por la que ese grupo de chicas me miró raro todo el maldito año.

Cuando me di cuenta de que estaba siendo una estúpida, porque ellas no me iban a perseguir, ya estaba lejos de la feria. Me encontraba al lado de un edificio que reconocí como el gimnasio. Escuché ruido dentro, lo que hizo que me sobresaltara. Al recuperar por fin la respiración después de haber corrido tanto quise mirar lo que causaba ese ruido. Abrí la puerta y la cerré despacio. Lo primero que pude oír fue un par de botes de un balón contra el piso. Me quedé cerca de la puerta, observando impresionada como una chica solo un poco más alta que yo lograba un tiro de tres puntos perfecto. Recogió el balón y se puso a correr boteándolo. Su cabello rojizo atado en una coleta alta era lo único que se distinguía mientras se movía a esa velocidad. Lanzó otro tiro perfecto y entonces miró hacia donde yo estaba. Tardé dos segundos en sonrojarme y escapar a tropiezos de ahí. Al salir del gimnasio noté que mi corazón se había acelerado.

Comencé a caminar hacia la feria un poco cabizbaja para que el sonrojo no se notara. Entonces choqué con alguien. Casi me caigo, pero esa persona me sujetó.

-          ¿Estás bien? -, me preguntó.

Era la chica del largo flequillo, que me sonreía amablemente. Desde esa corta distancia pude notar que en realidad lo que llevaba puesto en la cabeza era una peluca.

-          Sí, lo siento -, dije.

-          No te preocupes

Caminé unos pasos y luego me detuve al escuchar que la chica me llamaba.

-          ¡Oye! ¿Cómo te llamas? -, me dijo. 

-          Rocío, ¿y tú?

-          Violeta, mucho gusto

-          Lo mismo digo

-          Quería hacerte una pregunta, más bien una petición

Yo asentí con la cabeza. Ella tomó mis manos, llevándolas a la altura de su hombro. Me sonrió de la forma más sincera que había visto en mi vida y me dijo:

-          ¿Quieres unirte al club de vóleibol, Rocío?

 

Notas finales:

Jojo...

Si te gustó comenta, y si no también :3


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