Principalmente, suspiro, como si hubiese mañana, como si quisiera que mi aliento se acabara de una vez por todas. No quiero morir, pero tampoco quiero vivir, Déjame soñar por toda la vida, y te explicare lo que realmente siento.
A veces pienso en la vida en sí, pero que pesada es tener que respirar a cada 3 segundos, que pesado es tener que pestañar para poder ver, que horrible es tener que comer seguido para tener energías. No, en definitiva no era eso, era algo aún mayor.
Que pesado es tener que observar el tiempo de afuera mientras este encarcelado. Este vacío inmenso que se crea en mi mente como en cuerpo se logra propagar como un obstáculo inexplicable que ya no puedo cruzar, quiero escapar, corrección quería escapar, quiero ser libre, quiero recordar, quiero soñar como antes, quiero sentir ese sentimiento imparable que llenaba mis venas que ahora yacían intactas.
Si, eso exactamente era lo que quería, nada más que eso. Me intriga saber sobre el ocaso me intriga saber sobre mi antiguo yo, para poder copiar todo sobre el y mejor, porque eso era lo que me impulsaba para seguir luchando.
Acaso era mucho pedir un día más, solo un día. Tal vez, para recordar, tal vez para entender este sentimiento de completo vacío. O simplemente tener que conformarme sin recuerdos o valores para recrearme.
¿Está bien rendirse? No, esa palabra nunca estará en mi vocabulario aun sí estoy perdiendo, simplemente me llevare todo conmigo o mi lucha será en vano, quiero dejar de suspirar, y quiero convertirles una sonrisa dominante, aquella que daba al terminar un partido o simplemente alguna batalla inexplicable. Aquella que decidía mi batalla y me daba confianza.
Quiero ser el príncipe del tenis, el monarca entre monarcas, aun me tome años volver a recobrarme, venceré, y ganare como los viejos tiempos.
-Ryoma, tienes una visita-
Dijo una voz femenina abriendo la puerta interrumpiendo mis pensamientos, Asentí como si aceptara al visitante, mientras me acomodaba para estar algo presentable.
-Siéntete asombrado al ser deleitado con mi perfección-
Dijo el muchacho mientras entraba a la habitación con un aura superior y brillante, el chico raro… Pensé mientras este caminaba con las manos en los bolsillos y se acercaba para sentarse mirándome con algo de nostalgia.
-Tú de nuevo…-
Dije observándole mientras bufaba con indignación. El me observó algo molesto y rió como si estuviese hablando solo en su cabeza.
-Pues, que clase de amigo sería si no viniese a visitarte-
Le mire algo desconcertado e hice una mueca algo graciosa, ya que este soltó una sonrisa al verme.
-Ni siquiera sé tu nombre-
-¡Ah! Ryoma, tienes que recordarme tu solo, Ore-sama n le hará favores a nadie en ese aspecto-
Respondió este mientras se levantaba y hacía una extraña posición, sin más tire una risa, una pequeña, que hizo que el muchacho de cabellos platinados sonriera junto a una mueca. ¿Quién es él? Me pregunte dejando de reír para que el se sentase de nuevo y sacara una especie de cuaderno.
-Ore-sama va a leerte algo-
Dijo con un aire de elegancia abriendo el cuaderno mientras su rostro se volvía inexpresivo, yo solo me limite a asentir esperando que esta vez, lo que me leyese no fuera solamente de el.
-Ore-sama ha visto a la inferior escuela Seigaku, sus contrincantes se ven tan débiles como siempre, pero esta vez, hay un chico de primer año, Ryoma Echizen-
Dejo su lectura para verme como si tuviera que estar feliz porque había prestado interés en mí desde la primera vez, que supuestamente nos conocimos.
-Hmph! Como decía. Ryoma Echizen, un chico que me encantaría romper de todas las maneras posibles, los rumores del infante son mayores, pero mi objetivo es, y siempre será Tezuka Kuminitsu-
Mientras aclaraba su garganta y proseguía con su diario personal, hubo una frase que recalco o al menos, eso me pareció escuchar, al terminar con el nombre de mi bushou, me quede algo asombrado, Tezuka nunca comentó sobre algún rival, pero si recalco a Atobe Keigo como un buen contrincante, y no omitió cuando yo le había derrotado, como declarado un “Casi” empate.
-¿Qué te ha parecido la perfecta lectura de Ore-sama?-
Preguntó mirándome con una sonrisa en el rostro y cerrando el cuaderno de un color lila.
-Un asco-
Respondí mientras él me miraba algo molesto pero al mismo tiempo divertido, se levantó con un gran suspiro y dejo el cuaderno entre sus ropas como si fuese algo que era extremadamente prohibido o importante.
-Echizen, procura vencer a cualquiera que se interponga en tu camino, te lo dice, Ore-sama, no tomes mis palabras a la ligera-
Dijo este mientras colocaba sus manos en su rostro observando cada parte de mi cuerpo, como si fuese algo del que preocuparse.
-Lo veo, tu muñeca no es lo único por lo que hay que curar-
Después de eso quito la de su rostro lentamente haciendo notar una mueca llena de preocupación para reír desenfrenadamente, fue algo extraño, pero se despidió rápidamente, y abrió la puerta de la habitación para cerrarla de inmediato con el fuera.
Que chico más raro, pero… ¿Por qué se tomaría la molestia de venir aquí?
La puerta volvió a abrirse, y estaba seguro que iba a ser el chico de nuevo. Suspire algo pensante y dije sin ver a la puerta detenidamente.
-Se te que do alg-
De pronto, un muchacho, al cual realmente no reconocía, estaba en la puerta, cerrándola despacio como si estuviese escondiéndose de algo, me miro con los ojos llenos de odio y desprecio para acercarse a mi con pasos lentos y sonoros, no me puedo mover, es como si el tiempo se hubiese detenido, ¿Un ladrón? No, imposible, no creo que pudiese robar algo de aquí… Tal vez…. Uno de los que me hicieron esto.
Me aparte un poco, pero moverme se hacía pesado, el me miro con gracia y paro al frente de la camilla mientras resoplaba un poco, se cruzó de brazos y me miro unos segundos. Solo me observaba.