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Lo que nos condenó al averno por amorosa

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Notas del fanfic:

todos los personajes pertenecen al gran sensei Masami Kurumada.

Notas del capitulo:

Hola!!

aki les traigo un nuevo fic de la pareja de MiloxCamus.

bueno, debo aclarar que este fic lo hago en honor al cumpleaños de mi amado Camus de Acuario.

sin más, espero les guste.

 

Sí, me disculparía de inmediato con Dios, arrepintiéndome desde el fondo de mi corazón por haber pecado de aquella forma tan ruin, baja y asquerosa. No me cabe en la cabeza como yo, un ángel de más alto rango, fui capaz de dejarme  llevar por la lujuria. Estoy profundamente arrepentido, las lágrimas caen como cascada por mi rostro mientras que ese maldito demonio llamado Milo me mira con deseo. Su mirada impura recorre mi cuerpo entero apenas cubierto con una delgada túnica blanca. En su rostro no hay ni una pizca de arrepentimiento o temor.

 

Me tapo la cara avergonzado, no puedo permitir que un demonio me vea llorar; suficientemente me ha humillado ya, arrebatándome la pureza característica de os servidores del señor.

 

A pesar de todo, él no es del todo responsable. Se suponía que yo llegué a lo más profundo del averno para derrotar a yodos los demonios, pero… no contaba con que me tendrían una trampa… una maldita trampa de la cual no pude ni quise escapar.

 

Como huir de expertas manos que acariciaban mi cuerpo virgen?? Como intentar alejarme cuando aquellos besos me quemaban la piel?? Como pensar en escaparme cuando aquella boca degustaba mi miembro??... Ahora me doy cuenta del gran error que cometí. No es que esté de verdad arrepentido; simplemente me dejé guiar por mis bajos instintos. No era realmente derrotar a los demonios lo que me impulsó a atravesar el mismo infierno, sino, el hecho de encontrarme con Milo, el hecho de que él me hiciera pecar, el hecho de que él me condenara y todo por propia decisión. Siendo así no creo que Dios me perdone; además, ya no pediré perdón. Aceptaré mi castigo con toda la resignación posible y…

 

-Volverás a estar entre mis brazos!!-susurró Milo lujuriosamente. Mi acompañante demonio se había acercado demasiado a mi ser, tan solo para murmurar aquella humillante frase cerca de mi oído.

 

Su cálido aliento cosquillaba en mi oído. Sus manos aferradas a mi cintura acariciaban dicha zona, subían hacia mi espalda, la recorrían, abrían la fina tela que me cubría y la retiraban sin pudor, dejándome expuesto, totalmente desnudo ante sus profundos  ojos libidinosos, lascivos, deseos. Su boca empezó a trabajar en mi cuello. Sus labios se sienten tan bien en esa zona pero… no quiero volver a pecar!! Suficiente tengo con estar en las puertas del averno encerrado en una celda fría, oscura y tenebrosa, carente de todo rayo de luz, carente de la calidez que solo un poder divino, puro y bueno podría transmitir. Con estos pensamientos lo aparto de un empujón, alejándolo de mi cuerpo.

 

-Ni se te ocurra acercarte de nuevo!! O sino….-no terminé de hablar pues una fuerte arroyada me impactó de lleno, dejándome tirado en el piso, con mis alas pegadas al suelo, impregnándose de aquella asquerosa mugre que regada en la celda, no dejaba apreciar la composición de aquel lugar.

 

-O sino… qué??-me preguntó sonriendo perversamente al mismo tiempo que se acomodaba mejor encima de mí. Vaya que si tenía fuerza pues en menos de lo que canta un gallo ya me tenía completamente inmóvil debajo de su cuerpo.

 

-O si no te…-nuevamente me interrumpía cuando intentaba contestarle. Es un maldito odioso pero aun así, no sé qué le veo de guapo. A pesar de ser un demonio pervertido, malvado, cruel y todo lo negativo que pueda existir, es muy atrayente. Sus hermosos ojos turquesa, su piel canela, su sonrisa seductora y su infartante anatomía me tenían embrujado; bajo un hechizo lujurioso del cual no podía ni quería escapar.

 

-Lo ves Camus. Mi “ángel” precioso… sé que deseas volver a pecar…-me dijo mientras apartaba su mano de mi boca solo para besarme. Mis labios estáticos no le corresponden. No puedo caer de nuevo. La tentación es tan grande que creo no podré soportarlo. Necesito alejarme, apartarlo más me imposibilita el hecho de que está completamente sobre mí. Su cuerpo caliente roza al mío por sobre sus prendas.

 

Después de besar mis labios estáticos, baja hacia mi cuello, lo besa, lo succiona, lo muerde provocando un involuntario jadeo que escapa por mi garganta. Al instante, noto en su rostro una sonrisa pervertida y burlona. Sigue degustando mi cuerpo, agarran

do mis manos y colocándolas por su pecho descubierto, instándome a acariciarlo, a tocarlo… Esto ya es demasiado, no puedo soportarlo; acaricio su pecho, su abdomen, sus brazos…

 

Él continúa recorriendo mi ser, besando mi abdomen, mi vientre, bajando lentamente hacia mi miembro erguido. Es sorprendente todo lo que estoy sintiendo. Me paralizo ante tanto placer. Mi cuerpo solo ha sido tocado, marcado y manchado una vez, una sola vez por el mismo demonio que ahora succiona y estimula mi entrepierna con experticia inigualable.

 

-ahhh…mmm...aaaa…-me retuerzo del placer. Mi espalda se arquea, mis manos se sujetan con fuerza de la tela que cubre el cuerpo de Milo.

 

Mi excitación crece cada instante,  y es tanta que ya no puedo ni pensar. Se me nubla el pensamiento, no puedo ni ver, mis sentidos están recontra saturados. Las gotas de sudor resbalan desde mi frente perlando mi piel, cubriéndola con una delgada capa.

 

En algún momento de ese trance noté como algo entraba a mi cuerpo. Era caliente, palpitaba al mismo ritmo que mi corazón. Entonces, aquello que invadió mis entrañas comenzó a moverse a un ritmo frenético. Milo estaba poseyendo mi cuerpo nuevamente, quitando todo rastro de pureza existente. Mis alas desaparecieron en el momento en que aquel demonio volvió a penetrarme…

 

Yo ya no me resistía. Mis caderas se movían al ritmo marcado por las de mi acompañante. Estábamos próximos al orgasmo, lo sentía claramente y, cuando tan ansiado momento llegó, en lo único que pude pensar es: Esto fue LO QUE NOS CONDENÓ AL AVERNO.

 

Fin

Notas finales:

ojalá haya sido de su agrado.

cuidense

un besote.


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