Llovía. Y estaba oscuro, por lo que debía ser alguna hora cercana al crepúsculo. Labreean chascó la lengua con decepción pues esperaba que al momento de su llegada se encontraría con un día esplendoroso, brillante y cálido. Hacía tanto tiempo que no se exponía a la luz del sol que podía sentir a su cuerpo reclamándole la falta de calor y la luz natural.
—La próxima vez.- pensó –Podría pedir que me envíen a un lugar cálido. Si la misión sale bien tal vez lo hagan.
Eso, claro, era un pensamiento muy optimista. Hasta ahora ninguna misión de la que él supiera había salido bien. Las de prueba siempre eran exitosas, pero cuando era real, cuando en verdad se trataba de algo importante ninguno de sus compañeros había logrado tener éxito. Algunos incluso habían muerto o desaparecido.
Era el riesgo que sabía que corría, pero no por eso iba a acobardarse. Era mejor intentar cambiar las cosas que no hacer nada.
Se levantó el cuello de su largo abrigo azul para sentir menos frío y echó una mirada rápida a ambos lados de la calle antes de cruzar hacia el edificio de enfrente.
Le habían aconsejado observar desde lejos hasta tener ubicado al objetivo, pero no había visto a nadie salir ni entrar del lugar desde que había llegado. Era una misión importante, y no le parecía bien desperdiciar tiempo (y más que nada no le apetecía esperar bajo la lluvia), así que iría y localizaría a su objetivo, y luego volvería a su plan y sus reglas.
Pero cuando intentó entrar al lugar se dio cuenta de que la reja estaba cerrada. Tiró de ella varias veces para asegurarse, pero esta no cedió.
—Bien, bien… ¡Hop!- exclamó, encaramándose por el enrejado con dificultad, pues los barrotes estaban mojados por la lluvia.
— ¿Qué hace? –preguntó alguien, y Labreean tuvo que detenerse y mirar hacia abajo, a un hombre anciano bajo un paraguas que le observaba.
—Está… cerrado.- atinó a responder.
—Como todas las escuelas en domingo, buen señor.-respondió el viejo. –Y si fuera usted tendría el cuidado de no dejar que me vieran haciendo eso. Le dispararán sin avisarle.
— ¿Me dispararán? –Labreean se deslizó hacía abajo, todavía sosteniéndose de los barrotes.
—Ahá.- el anciano se llevó una mano al rostro y disimuladamente apuntó con el dedo índice hacía un poste frente a ellos en donde estaba instalada una caja con un orificio al centro, en el que Labreean pudo ver que destellaba un pequeño punto de luz.
—Las cámaras. No sea imprudente.- dijo el viejo antes de retomar su camino, dejando a Labreean solo otra vez.
—Cámaras. –murmuró, echando un último vistazo a la caja en el poste y empezando a caminar calle abajo, intentando alejarse de ella. Pero en el camino se topó con muchas más. Había una casi en cada esquina.
—Claro, un gobierno totalitario vigilando a todas horas.- pensó mientras caminaba, alejándose de las calles principales, que parecían ser las más vigiladas.- Sin duda es el lugar y tiempo preciso. Pero el objetivo no estaba en el lugar que me indicaron. Bueno, eso significa que no me queda más que buscar al contacto.
En realidad en el plan que debía seguir, buscar al contacto era un paso antes de ir a buscar al objetivo, pero se lo había saltado como hacía constantemente con los pasos que le parecían de poca utilidad.
Ir por su cuenta directo al objetivo le parecía lo más lógico y rápido, aunque eso no le había funcionado antes. Y seguía sin funcionar. No tenía idea de dónde empezar a buscar, así que recurriría al contacto.