Como Arena
Por Kelpieax
La bestia verde de Konoha siempre supo que la arena formaba parte de aquel ser pero nunca se imaginó hasta qué punto, hasta la primera vez que estuvieron juntos. La primera vez la arena rezumbaba y se agitaba a su alrededor haciendo de su idílico encuentro algo peligrosamente excitante, después comenzó a participar en su encuentros acariciando ocasional y ligeramente su piel, lo cual seguía siendo peligroso, sobre todo cuando la sentía acercarse a ciertas áreas la verdad sea dicha no quería ni imaginar cuan lastimado podía terminar si la arena decidía ir un poco más allá. Claro que poco a poco fue acostumbrándose a ella y sin duda ella también se había acostumbrado a él pues algunas veces despertaba sobre una mullida y cálida capa de arena que lo protegía.
Justo en ese momento Lee devoraba al pelirrojo bajo sí besando su cuello y pecho suavemente mientras la arena permanecía dentro de la calabaza arrullándose tranquila casi sonaba como si ronroneara como si las caricias fueran sentidas por extensión. El pelirrojo se estremecía y se dejaba hacer, acariciaba sus fuertes brazos, mientras lo veía bajar lentamente. Dobló sus rodillas y separó sus piernas.
-Lee….ee….- suspiro ronco viendo el rostro de su amante tan cerca de su miembro. No tardo mucho para que el pelinegro quien lamía y besaba tan tentador bocado lo metiera completamente a su boca succionándolo ocasionalmente. Él sólo atinaba a suspirar y removerse ansioso sobre el césped. –Sí ammnh Lee…- el aludido sonrió y apartándose de su tarea actual se acercó a esos dulces labios que lo recibieron gustosos.
-NMnnmnh ¡Aammmnh!- emitió un gemido mitad sollozo que fue acallado por aquel demandante beso cuando el genio del trabajo duro lo penetro de improviso.
-Gaa..ra…-murmuró sobre aquellos trémulos labios antes de iniciar con el vaivén de sus caderas, rápido y fuerte como lo haría en un entrenamiento. El pelirrojo gemía incontrolable y se movía de la misma forma tratando de llevar su ritmo. Colocó sus manos sobre su cintura apretándolo duramente mientras lo embestía cada vez más profundo, vio como hacía su cabeza hacia atrás y doblaba ligeramente su espalda, al sentir como su semilla mojaba su abdomen sonrió.
No era la sonrisa amable que siempre le dedicaba sino una retorcida, sin darle tiempo lo giro colocándolo en cuatro y lo volvió a penetrar.
-¡Aammmoonnnh! MMNNNHH
-Parece que mmnnh no puedes haamm..blar, bueno nun..ca haz sido de mmmuchas palabras.
-Lee espe…mmnh.. Sintió como el especialista en taijutsu iba cada vez más y más adentro, llegando hasta donde nunca antes nadie había llegado. -¡Bas..ta Aaaamnh!- pronto el pelinegro arremetía con la misma velocidad anterior, percibió como la arena salía de la calabaza y comenzaba a bailar a su alrededor inquieta, amenazante. Trató de concentrarse para retenerla de ser necesario pero Lee no se lo estaba haciendo fácil, sus fuerzas abandonaron sus brazos dejándose caer, solamente su cadera permanecía en alto debido al agarre del otro.
La arena comenzó a subir por las piernas de ambos y de repente al genio del trabajo duro ser aplastado por la arena no le parecía tan malo. No después de lo que le acababa de decir el kazekage, en su mente aún resonaban sus palabras.
-Esto se terminó.- habló el pelirrojo frente a él.
-¿Qué? ¿Pero por qué?
-Me acabó de comprometer con Matsuri, es lo correcto para la aldea.
-¿Lo correcto para la aldea?
-Sé realista Lee nuestros intereses siempre estarán encontrados, si nuestras aldeas estuvieran ambas en peligro o enfrentadas ninguno de los dos podría luchar abiertamente. Es un conflicto de intereses que tratamos de ignorar hasta ahora pero cada vez es más evidente.
-¿Cómo puedes decir algo así actuar así? Como si lo nuestro no importara.
-No importa, jamás importo. Fue una buena forma de matar el tiempo nada más.
-Claro porque tú dejas que cualquiera entre a tu espacio personal.
-No, es cierto que no lo permito. Aun así lamento si pensaste que esto era más de lo que fue. Podemos hacerlo una última vez como despedida.
Comenzó a arañar aquella blanca espalda mientras lo sostenía con una sola mano, estaba a punto de terminar así que volvió a sostenerlo fuerte arremetiendo al mismo tiempo que lo jalaba hacia él, la arena casi llegaba hasta sus rodillas. Y casi sin darse cuenta unas lágrimas rodaron por su mejilla llegando a mojarla. Se derramo dentro del líder de Suna apretando los ojos sintiendo como la arena caía rápidamente.
Salió de él y se dejó caer en el pasto aun con los ojos cerrados sintió como esos suaves labios lo rozaban pero al abrir los ojos sólo vio su figura desvaneciéndose en la arena, alejándose en el viento.
Algunas lágrimas más acudieron a su rostro pero sabía que estaría bien, después de todo no era la primera vez que la arena destrozaba una parte de él. Al fin y acabo entendía que tratar de detener a Gaara sería como sostener arena entre las manos terminaría escapándose entre sus dedos.
Fin.