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De adolescentes, pechos planos... y hormonas por i chan loveneko

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Notas del fanfic:

Bueno, este seria el primer fic que subo en esta pagina y espero que ansias que llegue a ser de su agrado. Adoró la comedia, así que habrá mucho de ella por aquí.

 John y Jess van en segundo año de preparatoria, o media, como se le diga :3

Creo que es todo lo que tengo que aclarar por ahora, sería.

Notas del capitulo:

Este primer capitulo esta escrito desde la perspectiva de John, aunque es probable que el resto sea en tercera persona o narrado desde el punto de vista de alguien más, eso es todo…a leer

Verán, hay mucho que explicar y de por si no tengo buen carácter. Todo comenzó una mañana en que me peleaba con Annie por la ultima rebana de pan, ella es mi hermana menor, tiene diez años aunque a veces dudo de su edad emocional. La enana siempre esta hablando de manera altanera y llevándome la contra, pero lo peor de todo, es que con el único que se comporta así es conmigo…no me canso de decirlo, ¡Estoy seguro que a esa mocosa le encanta fastidiarme! Es lista, es tierna, pero su nivel de maldad sobrepasa los límites de la humanidad.

 

Con respecto a mi madre…desde que tengo memoria la he visto trabajando. Al igual que Annie tiene su cabello negro y la mirada llena de ternura, nunca pudimos estar demasiado tiempo juntos, pero siempre se encargó de hacerme saber cuanto me amaba a mí y a mi hermanita en cada ocasión, algo que a mi pesar nunca he podido hacer con ella.

 

Siempre he sido ese tipo de persona que no puede decir “te quiero” o “te amo” con total libertad, mi familia lo sabe, basta que acaricie con algo de ternura los cabellos de mi hermana, o que me levante un poco más temprano para acompañar a mi madre hasta la estación de trenes, y quedan satisfechas, bueno, también les agrada bastante ver mi cara cubierta de rubor al intentar hacer algo dulce por ellas, tal vez la maldad de Annie fue herencia de mi madre, quien sabe.

 

Dejando de lado mis relaciones intrafamiliares, les contaré sobre mi verdadero problema, Jessica Millet, mi mejor amiga desde hace un año y no me da vergüenza decirlo…la única en toda mi vida.

 

El colegio en el que asisto tiene por costumbre aceptar alumnos de altas calificaciones o al menos con un nivel socioeconómico elevado. Nunca me gustó que solo “oxigenados” estuvieran a mí alrededor, pero lo soportaba. El primer día de clases ella entró con su uniforme modificado y una mueca de desagrado engrapada en el rostro, parecía odiar a cada uno de los presentes, más por fortuna mía, nunca fui caracterizado por prestar demasiada atención a mí alrededor, solo sabia que una tipa rara había llegado becada

 

-Oye chico bonito, quiero que levantes tu maldito trasero y me des el asiento- esa fue la primera frase que me dedicó.

 

Me sorprendió que no tuviera miedo de dirigirme la palabra y más encima con ese tono. Desde el primer año era conocido como el matón de la escuela media, el demonio de ojos negros, la bestia indomable o algo por el estilo, así que pensé que ella también me tendría terror.

 

-¿No me escuchaste? ¿Te lo debo repetir imbecil?-

 

Bajo la atenta mirada del salón hice algo que nadie esperaba que hiciera, me levanté y le di el maldito asiento. No valía la pena estar discutiendo con una idiota como ella tan temprano ¿o si?

 

-No se quien carajo te crees… ¡Pero al menos respóndeme cuando te hablo!...-agarró mi brazo y con brusquedad lanzó todo mi peso directo al piso, la desgraciada era fuerte, incluso más que algunos de los miembros del equipo de karate.

-¿Qué quieres?-le pregunté recostado en el piso y con su pie derecho ejerciendo presión sobre mi pecho. Me observó por largo tiempo antes de responder.

 

-No pensé que fueras tan cobarde como para huir de una chica…”marica”- allí fue cuando colmó mi paciencia.

 

La empujé quitándomela de encima y la levanté un par de centímetros tomando el cuello de su camisa. Su rostro era un poema… ¡pero demonios!, gracias a esta loca de nuevo tendría que dar explicaciones. El profesor me vio como diciendo “¡Tú! ¡Maltratador de mujeres! ¡Te quiero en la oficina del director ahora mismo!”, aunque jamás lo diría ya que todos los maestros me tenían miedo. La solté y me fui con dignidad, más cuando salía del aula la nueva me hizo una barrida con el pie logrando que cayera. Me las pagaría, ya estaba harto de esta maldita.

 

Una hora después ambos estábamos con moretones fuera de la oficina del “mandamás”. Aun me pregunto por que yo, de todos los seres existentes en este basto y poblado mundo, con todos esos delincuentes y violadores que rondaban por allí –los cuales también odio por obvias razones - ¿por que me tocaba a mí…-un simple chico con problemas de socialización- tener que estar cerca de esta loca compañera mía?

 

-Sabes, esto fue mucho mas divertido de lo que imaginé…-me sonrío del otro lado de la banca -no cualquiera se defiende de esa manera, ¡incluso pudiste contra mi fuerza!...-agarró su estomago y se puso a reír… ¡a reír! ¡La loca híper ventilaba como desquiciada!- ¡Me caes bien bastardo!...-

 

Era mi turno de quedar atónito. En todos mis años nunca nadie me había hablado con tanta confianza, sin temor, como si solo fuera un estudiante más… ¡y lo hacia la tipa mas molesta e insoportable del planeta! Incluso su risa se me hizo contagiosa, cuando volvieron a vernos se sorprendieron de encontrarnos riendo, ¿dije riendo? ¡Descojonados de la risa en realidad! Antes de darme cuenta me había hecho amigo de esa gruñona pero divertida chica la cual apode “Jess”. Si me metía en problemas ella se iba al carajo conmigo (quisiera o no), nos emborrachábamos, maldecíamos frente a cualquiera, tenia alguien en quien confiar y poder bromear cuanto quisiera.

No me arrepiento de que sea mi primera amiga, incluso me perdonó la vida cuando le hice ese extraño corte de cabello que luce. Ambos estábamos ebrios, me las quise dar de estilista y las cosas no salieron tan bien como lo planeaba.

 

-¿Qué tanto piensas tarupido?- preguntó como siempre, de manera burlona y demasiado masculina para mí gusto. Bueno, ella es así, el pecho sin curvas no es lo único que me hace verla como otro chico.

 

Jess, a diferencia de mí, nunca a tenido dificultad pare expresar sus verdaderos sentimientos, es violenta, engreída, mal hablada pero en realidad una muy buena persona…

 

Ya que estamos en esto les contaré como es ella. El peinado que le hice resultaron ser dos mechas mal cortadas que dejé sobre su cabeza (similares a un par de orejas) aunque sigo diciendo que no lucen tan mal, ¡en serio! que me haya querido tirar de un noveno piso lo confirma… ¡pudo haber sido desde un rascacielos!! Pero pasando al resto de su aspecto, luce como una chica normal de contextura delgada y buena altura. (No se de donde saca su maldita fuerza)

 

Sin embargo, hace un tiempo que anda más irritable de lo acostumbrado. No, no esta en “esos” días… ¿Jess siquiera menstrua? ¡Borra esa imagen de tu mente Jonathan! Como sea, tal vez sea por el acosador que se ganó hace un par de semanas.

 

-Te lo digo John, ese bastardo esta por aquí en algún lado…-Se llevó las manos a la cabeza. Ella sigue diciendo que se trata de un chico, en mi sana opinión ningún hombre tiene tan mal gusto.

 

-Lo que tú digas…- Estábamos en la azotea precisamente para evitar el ruido, ¡y era ella la que no paraba de hablar! Si esto seguía así me tiraría desde el último piso para no tener que seguir escuchándola. Un rato después se levantó y dirigió hasta la entrada de la azotea…¡¡La saco de raíz!! ¡Arrancó la puta puerta y la arrojó demasiado cerca de donde estaba yo! -¡Maldita loca! ¿¡Que rayos haces!?

 

-Tú, cobarde… ¡MUESTRATE DE UNA JODIDA VEZ!...-gritó para todos lados buscando al “según ella” infeliz que nos espiaba.-se fue…-

 

-Pues claro, con tus pasos de mastodonte era obvio que te escucharía-

-¡Cállate! Detesto sentirme hostigada. Cuando encuentre a ese idiota le sacare la puta madre-

 

-De seguro esta atraído por tu sensualidad inminente querida Jessie- caminó hasta el pedaso de metal, y me lo lanzó- ¡bien, olvida lo que dije!

 

-¡Te he dicho mil veces que no me llames Jessie!

 

-¿Prefieres “puta”?

 

-“Puta” es mejor que “Jessie”

 

-Al menos las putas tienen tetas

 

-¡¡JODIDO CABRON!!

 

Hicimos tanto alboroto que el presidente de la clase nos vino regañando mientras caminábamos por el pasillo. Un tipo de lentes gruesos y lo suficientemente estupido como para fastidiarnos, no es necesario que añada que Jess lo odia y estaba apunto de partirle la cara si no la detenía primero.

 

Finalmente nos fuimos sin hacerle el mas mínimo caso, ni sabíamos su nombre en realidad, pero cuando salimos nos hubiera gustado saberlo para maldecirlo.

 

-Esta lloviendo…-

 

-¿Tienes un paraguas?-

 

-Mierda-

 

Por donde se mirara estábamos jodidos. No me malinterpreten, soy un macho y Jess tampoco era una doncella ¡pero la puta lluvia por poco tiraba granizo! Las calles estaban inundadas y ninguno había sido lo suficientemente inteligente como para traer un paraguas.

Termínanos corriendo esperando que algún buen samaritano quisiera llevarnos en auto, aunque no ayudó que uno de ellos nos bañara de pies a cabeza, menos que mi amiga quisiera ir tras él desviándonos del camino.

 

-¿¡Ves lo que causaste!? -le grité empapado, ni siquiera sabía donde habíamos terminado a parar.

 

-De seguro estaremos cerca ¡solo hay que buscar una calle conocida!...


-Pues yo no reconozco ninguna, estoy bastante lejos de casa ¿sabes?


-Bien…supongo que la mía queda mas cerca…-nos miramos por un segundo ¿Había dicho su casa? ¿”SU” casa la cual “NUNCA” me había dejado visitar?


-¿Estas de broma?


-¡jajajajajaja! ¡Si llegamos a ella te quedas en la entrada!...- ahora que lo notó intenta restarle importancia al asunto. Desde que nos conocemos nunca me a querido contar mucho sobre su familia, no se como lo hace, en cada oportunidad encuentra una escusa mas o menos convincente para desviar el tema.

 

-Bien, por esta calle hasta…¡¡UN PERRO!!- gritó de pronto dándome un codazo en la boca del estomago, me retorcí, no obstante, ella prefirió ir tras el perro antes que venir en mi ayuda.


-¡Jess!...-grité dramáticamente elevando un brazo en su dirección. Así como María de las Rosas cuando Juan Antonio la deja por Laura de las Mercedes en la entrada del altar (la lluvia quedaba bastante bien con mi escena imaginaria, vale decir)

 

-¿Ahora donde mierda se metió?- la idiota será fuerte y valiente, pero sentido de la orientación no tenia. Se me olvidaba mencionar que dicha idiota también es una adicta por los caninos, y que dichos animales la odian a morir.

 

-¡¡¡JOOOOHN!!!- ¡oh! Allí esta mi querida amiga, corriendo hacia mi seguida de una jauría de perros callejeros…

 

¿¡EN QUE DIABLOS NOS HABÍA METIDO!? Huimos lo mejor que pudimos esquivando los autos y las personas que se nos cruzaban. La estupida de Jess, con su extraño peinado, atraía a los perros pensando que se trataba de una “gata” (y les puedo asegurar que no es la primera vez que nos pasa) ¡Nos estaban alcanzando! Jess saltó dentro de un jardín y me pidió-ordeno- que la ayudara a cerrar la puerta.

 

-¡Empuja más fuerte John! ¡¿Qué no eres hombre?!- Jess empujaba de un lado y yo trataba de hacer lo mismo del otro. La loca no paraba de regañarme, esto, más el ladrido de los perros me estaban provocando un fuerte dolor de cabeza.

 

-Si no tuvieras esa estupida obsesión con los perros ¡No estaríamos en este maldito problema!- Le grité, y con un empuje de rabia logramos cerrar la reja.

 

-Lo hicimos.

 

-Por poco…-suspiré, la lluvia se detuvo y las nubes de a poco comenzaron a esfumarse, lastima que los perros seguían allí mirando asesinamente a Jessica.

 

Nadie dijo nada, solo nos dedicamos a recuperar el aire, ya tendría tiempo suficiente para darle una buena golpiza a dicha amiga, aunque… ¿Qué estarían haciendo los dueños que aun no notaban nuestra presencia?

 

-¿Hermana?...- Jess y yo nos volteamos, allí, en el marco de la puerta nos observaba una pequeña niña… ¡Idéntica a Jess! Bueno, casi…

 

Su cabello era del mismo color pero la niña lo traía sujeto en una coleta, justo sobre su hombro izquierdo. A pesar que sus ojos eran iguales los de Jess tenían un brillo rebelde, los de ella uno dulce y amable (términos que no conocía mi amiga en cuestión)

Pero…lo que mas me sorprendió, fue que detrás de la niña había un chico que lucia como de nuestra edad. Sus ojos eran claros y de un suave color azul, el cabello lo tenia un tono crema un poco más oscuro que el de Jessica, y su piel era blanca, muy tersa…esperen… ¿por que diablos no podía dejar de mirarlo? Solo era un tipo normal, nada fuera de lo común, no entendía por que mis manos temblaron de un momento a otro.

 

-Mierda, realmente no quería que esto pasara de esta manera- parecía molesta-. De todos modos ¡John!...-el grito de Jess me trajo devuelta a la realidad, se levantó y apuntó hacia los dos chicos en la puerta- Ellos son mis hermanos, y te lo diré ahora solo una maldita vez. Ponle un dedo encima a cualquiera… ¡Y TE MATO!

 

Los mire, ellos me miraron, la mini Jess me sonrío y el chico desconocido me miró con desconfianza, sin embargo, cuando mis ojos se encontraron con los suyos mi corazón latió con fuerza. ¿¡QUE CARAJO ESTABA PASANDO!?

Notas finales:

¡Gracias por leer! >w<


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