Desde que son niños ellos se conocen, saben todo del otro y hacen lo posible para ser felices juntos en aquella inocencia típica de la niñez, pero llega una época en que ambos niños se dan cuenta de algo extraño en sus pechos, el latir de su corazón ya no es el mismo y ambos niños lo saben bien. Makoto miraba a Haruka con una sonrisa que cautivaba a cualquiera que la viera, Haruka solo le sonreía cuando estaban solos, para los demás él era un niño serio y frio.
-Haru-chan, quiero que estemos siempre juntos… -Dijo el ojiverde mientras tomaba la mano de su amigo. –Siempre…
-Siempre estaremos juntos, Makoto. –Dijo Haru con una leve sonrisa, sus ojos se cruzaron y una chispa salió de ellos. –Makoto… p-puedo…
-¿Haru-chan? –Makoto noto un leve nerviosismo en su amigo y se acerco un poco, pero ese acercamiento para Haruka era una oportunidad.
El ojiazul se acerco aun mas a su amigo, pegando su frente con la otra y mirándose fijamente, combinando el azul y el verde en uno, Makoto sentía que un impulso inocente lo obligaba a retroceder pero otro aun más fuerte lo obligaba a avanzar. Finalmente decidió acercarse, rozando esos suaves labios de a poco y uniéndose en un beso infantil, inexperto y lleno de amor.
-M-Makoto…
Makoto solo sonrió sonrojado aun muy cerca de su amigo, Haruka sonrió otra vez y esta vez fue él quien comenzó nuevamente otro beso entre ellos. Pero a lo lejos un par de adultos miraban con desagrado y desprecio la escena, eso no era correcto, Haruka ya tenía un prometido con quien se casaría en el futuro, no podía estar con alguien más.
Dejaron pasar solo dos días desde ese primer beso de ambos menores, los padres sin decirles nada decidieron separarlos para que eso llamado ‘’amor’’ no volviera a nacer en ellos. Entre lágrimas y llantos Makoto era sujetado por su madre mientras que Haruka era arrastrado por sus padres.
-¡Makoto! –Grito llorando el ojiazul mientras trataba de soltarse.
-¡Haru-chan! –Respondió Makoto mientras sentía las frías manos de su madre sujetarlo por los hombros.
Desde aquel día en el que ambos corazones fueron separados ninguno dejo de pensar en el otro. Los años pasaron y Makoto se volvió un joven maduro y bastante guapo, ya no era aquel niño inocente, ahora era todo un hombre. Por casualidades de la vida fue invitado a una fiesta de una de las familias más ricas de Japón, en aquella fiesta corría el rumor que se anunciaría un compromiso y casi de inmediato pensó en los herederos de la fortuna, el hijo mayor podría casarse o bien la hija menor. En aquella fiesta se vio rodeado de chicas curiosas que preguntaban su nombre, él las saludaba amablemente hasta que alguien realmente conocido paso por su lado, aquel chico tenía los ojos azules, tal cuales como…
-¿Haruka? –Llamo Makoto para obtener la atención del joven que había parado de golpe y volteo a ver a quien lo había llamado.
-Makoto… -Susurro sorprendido Haruka al darse cuenta de quien se trataba.
Olvidaron a las personas a su alrededor y se acercaron al otro, habían pasado años desde que no se veían y sus rasgos habían cambiado, para Makoto, Haruka parecía aun más maduro, su cabello estaba un poco más largo y su piel ligeramente más bronceada, su cuerpo también había cambiado pero aun así se mantenía más bajo que el. Para Haruka, Makoto estaba más alto, más varonil y su cuerpo obviamente parecía bien trabajado, pero esos ojos verdes junto con esa hermosa sonrisa seguía siendo la misma, seguía intacta…
Charlaron un rato hasta que un joven pelirrojo se acerco a ellos, Haruka lo observo por un momento y desvió la mirada como si hubiera recordado algo.
-Hola Haru… -El joven se acerco a Haruka y beso muy cerca de sus labios. –Estamos por anunciar nuestro compromiso, vamos…
-Rin… te quiero presentar a alguien importante, el es Makoto Tachibana, mi mejor amigo de la infancia. –Dijo el pelinegro con una sonrisa.
-Es un gusto… -Dijo Makoto mientras hacia una leve reverencia, Rin imito la acción y sonrió.
-Me alegro de conocer a los amigos de mi prometido. –Rin sonrió y volvió a besar a Haruka a lo que Makoto solo sonrió mientras que en su interior un sentimiento de rencor nacía.
Como habían dicho anteriormente, Rin y Haruka anunciaron su compromiso y el día de la boda que no estaba muy lejana a llegar, Makoto felicito a ambos y comenzó a planear una idea que traía en su cabeza desde que sus ojos verdes se volvieron a fundir en aquel mar azul de Haruka.
Pasaron los días y Makoto pasaba bastante tiempo junto a su amigo de la infancia, recordando cuando se escapaban para jugar con los otros niños o cuando contaban historias de horror y Makoto no podía conciliar el sueño. Pero ninguno quiso recordar aquel primer beso que tal vez, los llevo a separarse por tanto tiempo. Makoto sirvió una copa de vino a su amigo y luego se sirvió el, brindaron por ambos y por su futuro.
-Es un vino especial. –Dijo Makoto con una sonrisa mientras chocaba copas con el ojiazul.
-Ya veo. –Haru bebió un sorbo y cerro sus ojos saboreando bien, notando un gusto levemente amargo en medio de la dulzura, algo extraño. –Makoto… -Se sintió débil de un momento a otro y sabía el porqué, lo sabía… -Mako…
Makoto se acerco al joven y lo cargo en brazos sin dificultad, lo llevo casi inconsciente hasta la habitación y lo recostó sobre la cama poniéndose sobre él. Quería poseerlo, tomarlo y marcarlo como suyo, se acerco a su rostro y sintió como una mano se posicionaba en su mejilla para ser acariciada con sumo cuidado.
-Makoto… -Haru seguía consiente dentro de lo que podía, la droga en aquel vino era bastante fuerte y Makoto se sorprendió al verlo hablar. –Makoto… -Haru deslizo sus manos por el cuello de Makoto y lo atrajo a él para besarlo de manera apasionada y separándose levemente. –Siempre… siempre te ame… y aun te amo… Makoto… Tómame como tuyo…
Makoto sonrió ampliamente, estaba feliz, su gran amor lo correspondía y siempre lo correspondió. Unieron sus manos y nuevamente se acercaron para besarse y volverse uno con el otro, sentir el sudor y los gemidos del contrario toda la noche para marcar lo que era suyo, porque ahora pertenecían al otro sin duda alguna, se amaban mucho más que antes.
Pasaron los días y las semanas, el matrimonio de Rin y Haruka se cumplió siendo esposos ante la ley de Dios y la mirada atenta de los invitados, entre ellos Makoto.
Pero ambos amantes no se quedarían de brazos cruzados, tenían un plan, algo que los ayudaría a estar juntos y para eso debían deshacerse del estorbo, Rin Matsuoka debía desaparecer.
-¿Por qué de la nada quieres ir a pasear al jardín amor? –Dijo Rin mientras besaba el cuello de su esposo. –Yo quería ir a nuestra habitación y…
-Tengo vino, Makoto nos lo regalo como regalo de bodas. –Dijo Haru sacando un vino escondido entre las flores junto a dos copas. -¿Quieres probar?
-Por supuesto, Makoto es un chico agradable. –Rin tomo una copa y vio como su esposo con una sonrisa que rara vez salía a la luz, servía el vino en su copa. –Muchas gracias.
Haru sirvió vino en su copa y la choco con cuidado con la de su esposo, son una sonrisa admiro como aquel pelirrojo se bebía el liquido mientras que el solo sostenía su copa entre sus manos. De tras de ellos un joven castaño se acerco con una daga en su mano derecha y sonriendo beso a quien poseía su corazón.
-Vete, yo hare esto… -Susurro Makoto antes de besar a su amante, Haru sonrió y se fue del lugar haciendo caso al consejo de su amante.
Rin ya comenzaba a sentir su vista borrosa y que su cuerpo se volvía pesado, de un momento a otro sintió una gran punzada en su abdomen y luego otra en su pecho, cayó sobre el verde pasto mientras se desangraba ante su asesino.
-Lo siento Rin, pero yo quiero ser feliz junto a Haru… -Fue lo que dijo Makoto antes de escapar de la escena del crimen, creyendo que nadie lo había visto. Estaba equivocado ya que una pelirroja con sus ojos llorosos vio aquella horrible escena.
-Hermano… -Susurro ella mientras corría hacia el cuerpo de su hermano, ella lloraba desconsolada mientras juraba vengar a su amado hermano.
Makoto llego junto a Haruka y sonriendo se abrazaron, al fin el ojiazul era libre, podía estar felizmente junto a Makoto para siempre, pero el destino es cruel.
Los días pasaron, nadie jamás descubrió quien fue el responsable de la muerte del joven Matsuoka, Haruka fingió durante todo el funeral recibiendo las condolencias de la familia. Pasaron esos agobiantes días y Makoto era feliz con su amado.
Una tarde el joven castaño decidió pasear por el jardín, admirando las bellas flores y sintiendo felicidad al recordar a su querido Haruka. Aquella felicidad fue olvidada cuando una gran punzada de dolor lo hizo gritar levemente, luego sintió otra punzada tras otra, cayó al suelo sintiendo como la sangre se perdía en un charco al alrededor de su cuerpo que comenzaba a tornarse frio.
-Esto es por mi hermano… -La chica pelirroja derramo unas leves lágrimas mientras lanzaba la daga junto a aquel cuerpo. –Es… por mi hermano…
La chica corrió lejos del lugar del crimen para escapar, debía escapar para no ser descubierta nunca. En ese mismo momento Haruka salió en busca de su amado, fue hacia el jardín y lo encontró tirado en el suelo en un charco de sangre. Corrió hacia él y busco signos vitales pero no había nada que hacer, Makoto estaba muerto…
-M-Makoto… -Sollozo Haru aun shockeado ante la escena, las lágrimas caían sin compasión por sus mejillas y con rabia se abrazo al cuerpo de su amado. -¡Makoto! ¡Makoto no me dejes! –Sabía que no le volvería a responder pero debía intentarlo una última vez. -¡Prometiste que siempre estaríamos juntos Makoto!
Haruka lloraba abrazado a quien era su novio, lo amaba más que a nadie pero ya nada se podía hacer, aquella promesa ya jamás podría ser cumplida…
-Te amo… -Susurro Haru sin dejar de llorar abrazado a Makoto…
Fin.
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español