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No more illusions... por Evanences

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Notas del capitulo:

Todo inicio en una fiesta cualquiera, a la que siempre se le obligó a asistir...
Pero, ¿Terminaría de la misma forma?

Capítulo 1:

Su piel era pálida, suave, y virgen de besos y caricias.
Vestía unas elegantes vestiduras negras, con toques verdes, de tal forma, que su silueta se podía apreciar jodidamente bien.
Un cuerpo perfecto. Él no lo sabía, pero por algunas personas era considerado un ''Pecado visual''.


Su cabello era negro... Pero no cualquier negro.


Era tan negro, que no podía ser comparado con el cielo de una  noche, o con el carbón.


No, no, solamente podía ser comparado con el negro de la nada...

Ese negro que solamente puedes ver una vez...Cuando la muerte llega y arrebata la poca luz de un cuerpo moribundo.
Ese negro que solamente puedes ver una vez... Cuando cierras los ojos por  última vez...

Sus ojos eran verdes, un verde hermoso. Pero era un verde de misterio, que en ellos albergaban un millón de secretos...Secretos que anhelaban ser explorados por alguien que fuese digno.

Esos ojos... Una sola mirada, una mirada por un suspiro, y no se le podía culpar eh, él tenía ese efecto en los demás. Era una persona callada, que solamente hablaba cuando se le pedía. Así había sido educado... Bueno, el miedo a su padre le ayudo mucho, le ayudo a callar, aunque su garganta gritara.


En aquél rostro escúlpido en marmól, siempre, siempre, había una diminuta, y timida sonrisa, pero sincera a fin de cuentas.
Se consideraba una persona feliz, a pesar de intentar siempre ser el orgullo de sus padres, pero no lograba alcanzar las expectativas de su padre y madre.


Se encontraba disimuladamente escondido, escondido de los acosos de los socios de su padre, y de los hijos más jóvenes de los socios de su padre.


Ahh... Cómo odiaba esas reuniones, en la que sus padres, le obligaban a asistir, con el pretexto de ''Debemos parecer una familia perfecta'' Aunque la razón del porqué se obligaba a venir a esas fiestas, era otra.


Pero aceptaba al final, solamente en esas fiestas, podía verlos, aunque se de lejos.

Se econtraba en un punto bastante lejano de la habitación, oculto, jugando con una taza entre sus manos, bastante nervioso y tímido.


Él estaba lleno de inseguridades, pues jamás tuvo esa sensación cálida de protección que solamente alguien, a quien podrías llamar padre o madre, podría darte.


Pero tenía a su nana, una linda viejecilla, aunque tampoco podía verla muy seguido, más bien... No quería, ella estaba algo avanzada en edad, y algo enferma, no quería traerle problemas, pero cuando estaba con ella, realmente lo disfrutaba, y le alegraba en sobremanera tener la aceptación de alguien. Ella era familia también, aunque para sus padres solo fuera un ''Sirviente más''.


Posó su vista aburrida en alguna parte de aquel pomposo salón, soltando un suspiro de pesadez...


Pero, casualmente, su mirada verdosa, se encontró con otro par de ojos...


Unos azules, seductores, con la escencia dominante tatuada en ellos.


Algo en sus mejillas comenzó a encenderse.


Y entonces vio como una sonrisa ladina se formaba en el rostro del contrario, lo vio de lejos, y vio como comenzaba... ¡A ACERCARSE A ÉL!


Su corazón dio un salto, miró hacía todos lados, sin saber que hacer, no supo el ''cuando, ni el como'' Pero sus mejillas se tornaron más sonrosadas, bebió de su taza, más de prisa, soltó un quejido. Decidió darle la espalda a aquél jóven,  y se escabulló para con los pasillos.


Sus pasos resonaron en el pasillo, vacio.


Había salido con éxito.


Dio un suspiro, más tranquilamente.

-Oye, oye... ¿De quién huyes...?-Escuchó una risilla, después de haber escuchado aquella voz...Grave, dominante.  Le hiso temblar ligeramente, parte del contenido de la taza se derramó ligeramente sobre sus delgados dedos.

Calló el gemido de dolor.

No quiso darse la vuelta.

¿Y sí el otro quería hablarle? ¿Qué diría?

Oh sí, sí, le hablaría del clima, sí eso de seguro sería lo primero y único que se le ocurriese.

No es que él no fuera de conversaciones... Pero el casi no solía salir, acostumbro a callar los labios, y hablar con la mirada.

Finalmente, de aquella ''disputa mental'' que duró unos cuantos mili-segundos, se volteó, para encararle.

Oh... Qué sorpresa.

Era alto, mucho... Bueno, tal vez él era el pequeño, apenas tenía 15 años, y medía 1.50.

Continuó en observarlo más... Veamos... Era rubio, de pecho ancho, y firme, piernas largas y fuertes, y esos rasgos en el rostro... Oh madre mía, varoniles y rudos, y ¿Qué decir de su vestimenta? Tenía escrito por todas partes: ''Soy un caballero''... Eso, en definitiva, termino por caer rendido.

-¿Estás bien...?-Le preguntó el rubio, al ver las pulcras manos del pelinegro, un poco... Rojas.

Antes de que el otro pudiera responder, éste, tomo una de aquellas manos, y las acercó a su labios... Le exhaló un poco de su aliento sobre aquella mano, para luego acercarle más... Y besar sus dedos, e incluso lamió un poco la zona maltratada, limpiando los residuos de aquella bebida. Al finalizar, se relamió los labios.

-Té blanco, sin azúcar, sigue caliente... Recién hecho. Buena elección...-Le miró, e hiso una pausa.-Pero, te apresuraste al tomarlo, tus labios... Se ven hinchados...-Pronunció... Antes de volverse a acercar y susurrarle.-Me llamó Thor... ¿Y tú...?

.-...Oh, oh... Había problemas aquí... Thor, pasó sus manos por las caderas de Loki.

-M...me llamó Loki...-Se sintió cohibido ante la cercanía, que sin más, la taza de té, rodó por la costosa alfombra de piel de osos.

Loki no supo que pasó...

No supo cuando Thor se abalanzó contra sus labios, ni cómo él mismo le respondió esos ardientes besos, simplemente se dejó llevar, se sentía tan bien... Tan... Completo.
Cómo si fuera una sensación que ya había sentido anteriormente...

¿Amor a primera vista, quizá?

Notas finales:

¿Realmente todo era así de bonito...?


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