Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

*~Jealous guy~* por barahime

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Bien este fic es para el desafio del grupo de amor yaoi Rock n' Ink

Mierda esto me esta matando estoy a 7 pinches minutos perdon por las faltas de ortografia o demás luego las arreglo lo juro.!

Ne tocó el sindrome de munchausen (o como se escriba, estoy apurada)

perdon

;A;

Notas del capitulo:

perdon por el retraso

Jealous guy…

 

Ser guitarrista de una banda en inicios como lo era the GazettE no era algo fácil, desde que Yune nos había dejado tuvimos el doble de trabajo, tanto para encontrar un baterista nuevo como para conseguir una disquera que nos aceptara.  Cada día tenía que levantarme a cierta hora para correr a la disquera, ensayar arduamente hasta caer rendidos y asistir a un sinfín de reuniones con los directivos de la misma. Fue un milagro que Kai llegara en esos momentos de nuestra carrera para salvarnos y así emprender nuestro sueño y hacerlo realidad.

Desde que lo recuerdo mis padres siempre me veían ilusionados, como queriendo decirme: “Hijo es momento de que tengas una familia, de que traigas a una hermosa mujer y  de que seamos abuelos y después morir tranquilos”.

Aun recuerdo la cara que pusieron cuando les dije que esa mujer jamás llegaría, que en lugar de una bella mujer y un dulce nieto al cual mimar tendría más bien a un introvertido rubio como yerno y un pequeño periquito en vez de nieto.

Akira era la persona perfecta para mí, había llegado en el momento indicado de mi vida, necesario para que yo pudiera seguir sin rendirme a medio camino.

***

 

—Te amo— dije con una sonrisa, mirando tu rostro, ese del que estoy prendado.

—Igual te amo—me respondiste tontamente,  sonreí al ver tu cara cubierta en parte por esa pequeña banda cubriendo tu rostro. “¿Por qué aun la llevas puesta, Ya estas grande para eso no crees?” Una sonrisa se pintaba en mi rostro al ver tu reacción cada que lo preguntaba.

— ¡Hey tortolos!— gritó Ruki quien nos veía desde uno de los sillones de la sala de ensayos— dejen de darse amor y pongan atención a esto quieren— dijo con una enorme sonrisa. Pronto empezó a cantar la letra de aquello en lo que había trabajado estos días.

Sin duda Ruki tenía un don, cada día tenia nuevas ideas, nuevas letras y más ganas que nunca de hacer música junto a nosotros.

Al otro lado de la sala Uruha y Kai miraban la escena al igual que nosotros, con una sonrisa marcada en los labios.

—Es hermosa Ruu— le dijo Uru apenas terminó. Y Ruki como siempre se sonrojo ante sus palabras.

—Sí, es bastante buena— siguió diciendo Kai, quien se puso de pie y caminó hacia Ruki para desacomodarle el cabello.

— ¿Estas enamorado no es así?— preguntó descaradamente Akira.

Ruki en ese momento cambió su color de un crema pálido a un rojo fuego. Sin duda no era nada disimulado, era todo un libro abierto a sus sentimientos.

Por un rato la sala se llenó de risas, cuchicheos y preguntas incomodas que Ruki no quiso contestar.

—Ya déjalo en paz Akira— le dije en tono amenazante, este sin rechistar se cayó y se sentó a lado de mi.

—Jamás me dejas molestarlo a gusto— me reprochó, y yo solo reí.

Después de un ensayo más decidimos que ya era hora de que cada uno de nosotros partiéramos para nuestras casas.

Aquel día yo no podía ir con Akira, pues al parecer tenía algo más que hacer y bueno yo ya vería que hacer lo que restaba del día.

—En la noche te llamo— me dijo él con una sonrisa, yo solo asentí y le devolví el gesto.

 

***

 

El tiempo transcurrió más rápido de lo que creí pero aun así tu llamada no llegaba, estaba preocupado, era la segunda vez en la semana que no estabas conmigo y que no llamabas. Lo sé necesitas tu espacio pero después de estar en ese espacio junto a ti en estos tres años sin duda es difícil acostumbrarme.

Eran la una de la mañana cuando decidí ir a dormirme, aun así deje el celular con el sonido pues tal vez algún mensaje llegaría. Pero no fue así, desperté y lo primero que vi fue la pantalla del celular solo marcándome la hora. Suspiré pesadamente, era tan extraña esa sensación de vacío al no tener un mensaje o una llamada tuya.

Me apuré a llamarte pero el teléfono sonó y sonó pero tú jamás me contestaste. Era raro y por ende me preocupé.

Al final decidí arreglarme y dirigirme a la compañía, en donde seguro te vería y te reclamaría por no contestar.

Fuiste el último en llegar para sorpresa de todos pues el ultimo siempre es Uruha. Llegaste y saludaste a todos, con un beso en especial apasionado para la hora que era. La tosecita molesta de Kai recordándonos que era un lugar público nos separó para que de una buena vez iniciáramos con el ensayo.

— ¿Por qué no llamaste?— te pregunté apenas nos vimos con un tiempo libre.

—Perdón Yuu, pero ya llegué muy tarde y temí despertarte, prometo que no volverá a pasar— dijiste tomando mi rostro entre tus manos para besar mi frente— ¿Qué quieres que hagamos hoy?— preguntaste llenándome de ilusión.

—Podemos ir a cenar a una nueva cafetería que abrieron cerca de mi casa— te dije al instante.

—Ok— dijiste y sonreíste.

 

¿Cuándo fue que nuestras pláticas dejaron de ser tan largas?

 

 

~Yo soñaba con el pasado
Y mi corazón latía fuerte
Comencé a perder el control
Comencé a perder el control~

 

Caminamos sin prisa hacia la cafetería de la que te hablé en la tarde; Ruki y los demás quisieron unírsenos pero tú sin ningún miramiento se los negaste.

Aquel día solo era para nosotros dos, después de todo al día siguiente no trabajaríamos y era momento de pasar la noche juntos.

Me pregunto por qué no acepte vivir juntos cuando lo propusiste, en ese entonces llevábamos apenas un año de estar juntos y creí que era aun demasiado rápido. Pero desde entonces no lo has sugerido de nuevo, y yo, bueno… yo no me atrevo a escuchar que seas tú el que ahora te niegues.

 

No sé en qué punto de esta relación me volví tan inseguro.

 

Sin duda esa no sería la última vez que acudiríamos a ese lugar, el café era simplemente exquisito y el pastel de chocolate ni se diga, lo devoraste rápidamente.

— ¿Qué más quieres hacer Yuu?— me preguntaste al llegar a mi casa,  con esa sensualidad que sabias me dejaba alucinando.

—Lo que tú quieras— te respondí en el mismo tono, pasando mis manos por tu cuello antes de morder tu labio inferior. Sonreíste, y como si pesara lo que una pluma me cargaste para llevarme a la recamara.

Aquella noche fue genial, si supieras cuánto te amo Akira, me sorprenderías pues ni yo lo sé.

A la mañana siguiente al despertar no pude evitar el quedarme viendo tu rostro dormido, ¿Cuántas veces lo había hecho ya?, y aun así cada día descubría algo nuevo.

Soltaste un suspiro en medio de tu sueño, y sonreí, a veces verte se hacia una necesidad; poco a poco abriste tus ojos, aquellos hermosos ojos café en lo que me perdía.

—Buenos días— dijiste con una sonrisa, para después estirarte hasta juntar tus labios con los míos.

—Buenos días Aki— dije después de separarnos y volvernos a besar.  Si seguíamos así sin duda no nos levantaríamos de esta cama en mucho rato, por lo que aun sin querer hacerlo me levanté para así poder preparar el desayuno—. ¿Qué quieres de desayunar?— te pregunté mientras me ponía una playera y pants holgados.

—Un Aoi— dijiste soltando una risita.

—Lo siento Akira, pero eso será mejor para el almuerzo— te respondí con una sonrisa cómplice, guiñándote un ojo. Tú sonreíste y soltaste una risita ansiosa.

—Ok, entonces quiero hotcakes con chocolate— dijiste casi como si fueras un niño pequeño, uno de veintiséis años recién cumplidos.

 

Desayunamos sin prisas, para después ver una película y comer alguna chuchería, pero como no todo es para siempre, nuestro día libre terminó.

***

 

 

—Hola— dije apenas llegué a la sala de ensayos, saludando a Kai y a Ruki quienes ya se encontraban con algunos papeles entre las manos.

El lanzamiento del próximo álbum estaba encima y ahora más que nunca tendríamos trabajo.

—Hola Yuu— me saludó Ruki con una sonrisa.

—Hola— contestó de igual forma Kai sin separar la mirada de las hojas entre sus manos, sin duda en estos momentos es él el que mayor carga tiene pues a diferencia de nosotros el tiene que acudir a todas y cada una de las reuniones con los directivos mientras que nosotros bien solo podemos llegar y preguntar de qué trataron.

— ¿Aun no llega Akira?— pregunté dejando mi morral sobre uno de los sillones.

—No aun no llega— me contestó Ruki.

—Ahh, entonces lo llamaré— dije sacando el celular del bolsillo de mi pantalón.

—Hey Aoi, déjalo respirar— intervino Ruki— siempre estas al pendiente de todo lo que hace, el pobre no ha de poder ni respirar— me dijo en burla.

—Eso no es verdad— le dije con un puchero, dejándome caer en el sillón—. Solo me preocupo por él, me interesa saber lo que hace— dije por ultimo antes de apretar la tecla de “llamar”.

No hubo necesidad de continuar con la llamada, pues apenas e iba dirigir el aparato a mi oído cuando Aki llegó junto con Uruha. Colgué de inmediato para dirigirme a él con un abrazo.

— ¿Por qué llegas tarde A-ki-ra?—le pregunté juguetonamente mientras me colgaba de su cuello. Tal vez para mis veintiocho años de edad era muy infantil mi forma de ser con él pero no lo podía evitar.

—Lo siento pero Kou se quedó ayer en mi casa y dormimos hasta muy tarde y bueno se nos hizo tarde— me dijo con una sonrisa tonta. No sé porque pero el hecho de que Kouyou haya estado la noche completa con mi Akira me molestó. Sé que no debe ser así pues son amigos de toda la vida, pero bueno…

—Bueno basta de charlas y vamos con el manager pues hoy es el día en que grabaremos las tomas del nuevo PV— dijo Kai dejando por fin de lado las hojas que tenía en las manos.

Chizuru seria lanzado días después del cumpleaños de Uruha por lo que teníamos exceso de trabajo, ya que después de eso tendríamos igualmente que grabar Burial Applicant junto con “STACKED RUBBISH” que seria nuestro próximo álbum.

De un momento a otro todo se pondría de cabeza, los ensayos, las grabaciones, las sesiones de fotos así como los días en que ni siquiera podríamos regresar a nuestras casas a descansar como era necesario.

 

Las siguientes diez horas no la pasamos posando con aquellos trajes negros que tanto odie al final del día, el calor de la playa aun a pesar de buscar un mal clima, nos mataba. Simplemente tratar de estar tranquilo e inmutable en una sesión de más de tres horas en una misma pose una y otra vez era agotante.

Uno a uno posamos para las tomas del PV así como para la propaganda de este mismo.

A eso de las siete de la noche ya afinando los últimos detalles y terminar de escoger las fotos y tomas que se quedarían fuimos libres. Necesitaba con urgencia un baño y dormir por lo menos otras diez horas, aunque sabía que eso era simplemente imposible.

—Estoy cansado— me quejé en voz alta mientras la camioneta de la compañía nos llevaba de regreso a ésta.

—No eres el único Yuu así que no te quejes— me gritó Takanori desde su lugar.

—Lo sé, pero no me importa, Akira estoy cansado— le dije dirigiéndome a él buscando su apapacho.

—Ya tranquilo— me dijo con una sonrisa— pronto llegaremos y podrás descansar. Solté un suspiro pesado, y miré por la ventana el trayecto, recargado en Akira quien me abrazaba y acariciaba mi cabello de vez en cuando.

 

¿Cuándo fue que deje de ser el mayor de la relación Akira?

 

Cuando llegamos a mi apartamento dijiste que no podías quedarte, que ambos debíamos descansar y que si te quedabas eso no iba a pasar. Asentí derrotado, lo que más quería era dormir entre tus brazos pero sabía que simplemente eso sería imposible, al menos en un principio.

Anoche soñé contigo, soñé que me dejabas y por un minuto mi alma cayó a lo más hondo del infierno. Desperté con lagrimas en los ojos, como ninguna otra vez pude haber llorado por un simple sueño, me dolió aquello como no te imaginas.

No sé por qué soñé aquello, no sé por qué me dolió tanto, si sé que tú jamás me vas a dejar. Porque tú me amas ¿no es así Akira?

Lo nuestro duraría por siempre, no había manera de que terminara.

Después de secarme las lágrimas y alistarme para un día más de trabajo salí hacia la compañía. Cuando llegué Akira aun no llegaba, y eso de verdad ya no era normal. El siempre era el segundo o tercero en llegar, incluso llegaba antes que yo, pero ahora ¿Por qué mierdas tardaba tanto?

— ¿Qué tienes?— me preguntó Taka mirándome con duda.

—Tuve una mala noche, solo eso— le respondí sin ganas.

—Mmm, si tú lo dices— dijo y se fue a sentar.

Me apresuré a mandarle un Whatsapp a Akira, pero el maldito mensaje llegó a su destino sin ser leído. Esperé casi media hora pero nada, ni siquiera lo había visto, estaba a punto de llamarlo cuando se apareció por la puerta de nuevo con Uruha. De un momento a otro sé que la mirada que le dedique a mi compañero de cuerdas no fue de las mejores, aun así no dije nada.

—Bien— dijo Kai llamando la atención de todos, dejando cualquier posibilidad de que Akira se me acercara nula—. El PV será lanzado en seis días, por lo que mañana que es el cumpleaños de Uruha— dijo mirándolo— nos darán el día libre para celebrar— dijo llenando de alegría al rubio, y a Akira que al parecer estaba igual de feliz que él.

—Eso es genial Kou— dijo Akira abrazándolo, yo solo miré la escena con la mandíbula tensa y las manos cerradas en fuertes puños.

Al parecer al idiota de Akira solo parecía importarle el cumpleaños de Kouyou y no el hecho de que igual cumpliríamos tres años de relación.

—Entonces como mañana tenemos el día libre hoy debemos hacer los últimos arreglos para Burial Applicant— dijo borrando la sonrisa de los otros tres que casi daban brinquitos con lo de Uruha.

—Pero Kai, así no podremos ponernos de acuerdo en qué hacer para celebrar a Kou— dijo con un puchero Takanori.

—Pues tendremos que decidirlo mañana mismo, debemos ir con los maquillistas encargados del cambio de imagen y la prueba de vestuario— dijo casi con pesar.

— ¿Qué tienes Yuu?— me preguntó Akira mientras caminábamos hacia el área de maquillaje.

—Nada— dije secamente, casi con pesar— nada — repetí.

—Estas raro, y lo sabes— me dijo después de casi un minuto de silencio— pero espero se te pase rápido, pues mañana debemos celebrar— dijo y por un momento me ilusioné— Kou no cumple años todos los días— “y nosotros tampoco cumplimos tres años de relación todos los días” dije para mis adentros mientras aguantaba las ganas de gritarle un sinfín de cosas.

No había manera de que Akira estuviera dejando de lado algo tan importante solo para festejar a Uruha.

—No tengo nada— dije serio y caminé aprisa dejándolo atrás. Simplemente no podía actuar como si nada después de que él lo hacía en cuanto a nuestro aniversario.

— ¿Qué tienes Aoi?— me preguntó Ame, una de las maquillistas con la que en especial me llevo bien—. Te noto raro— me decía mientras me maquilla con dedicación como siempre.

—Ahh— solté un suspiro cansado— no sé, a veces pienso que lo que tengo con Akira se podría acabar en cualquier momento y me da miedo—le dije sincero. Ella se me quedó mirando sorprendida, tal vez jamás imaginó que se lo diría tan rápido y sin dudar.

—Creo que en la vida siempre hay un momento en el que nos sentimos así— decía aun sin dejar de maquillarme, solo a veces me miraba a los ojos sonriendo, como dándome ánimos—. ¿Las cosas van mal con Rei?— me preguntó. Mi relación con Akira no era algo que muchos supieran pero sin duda tampoco era algo que evitara saliera a la luz. Después de todo si se filtraba la noticia, la compañía despediría al responsable y en un mundo como lo era la PSC era mejor quedarse cayados.

—No sé, o bueno no, no van mal— dije con duda— o sea— simplemente las palabras no venían a mi mente, porque en realidad no era como si de verdad hubiera un problema con nosotros, solo era yo y mis enojos— creo que olvidó que mañana cumplimos tres años de estar juntos— le dije con la mirada gacha, haciéndole un poco difícil la tarea de maquillarme.

—Sabes Aoi— me dijo tomándome de la barbilla para que subiera la vista y ella pudiera seguir con su tarea— no sé si Reita haya olvidado su aniversario, pero lo que sí sé es que ese hombre, así como lo ves— dijo señalándome con la mirada a Aki a quien otra chica maquillaba a unos metros de mi— despistado y demás, te ama— dijo por fin con una cálida sonrisa que sin duda alivió un poco mi corazón.

—Gracias Ame— le dije, y me hubiera parado a abrazarla si no fuera porque ella debía seguir con su trabajo.

—No me agradezcas, ya ves que para eso estamos las maquillistas de este lugar— dijo con una sonrisa que correspondí— tenemos casi un titulo en psicología— dijo y rió un poco, alegrándome el día.

—Te lo creería si dijeras que de verdad lo tienes— le dije y reí.

Akira pareció escucharme pues cuando alce la vista hacia donde estaba, él ya me estaba viendo; no supe descifrar su mirada, solo me di cuenta de que quizás estaba enojado, y lo entiendo pues se supone estaba molesto y de repente estoy aquí con Ame riéndome de lo lindo.

Pero después de todo se lo merece…

¿Cuándo fue que empecé a desconfiar de mi mismo?

 

—Hemos terminado Aoi— me dijo Ame satisfecha— quedaste mmmmm igual que siempre— me dijo y yo hice un puchero—. Guapísimo Aoi, como siempre— me dijo con una sonrisa al ver mi rostro—ahora ve con las estilistas porque el peinado que te escogieron se llevara un buen rato— me dijo quitándome todos los ánimos antes obtenidos.

—Gracias— le dije y me levanté de la silla giratoria en la que ya estaba haciendo raíces— nos vemos Ame— le dije y besé su mejilla.

—De nada— me dijo sonrojada.

Caminé sin ganas soltando un suspiro, en el área de estilistas ya estaba Uruha que me vio con una sonrisa; decidí dejar mi lado paranoico y lo saludé de igual manera después de todo gracias a él es que yo estoy con Akira.

—Tu peinado es una mierda Aoi— dijo apenas estuve a centímetros de él, yo solo lo miré con miedo ¿tan mal estaba?

— ¿Por…por qué?— le pregunté temeroso a lo peor.

—Muy complicado y tardado— contestó  Yano quien sería el encargado de peinarme. Solté un suspiro y caminé hacia donde él.

Después de lo que me pareció una eternidad pero que no fue más que una hora, quedé libre, todos me esperaban pues mi peinado fue el más tardado aun así el mas elogiado por todos y por ende hasta Ruki se molestó, pero no me importó ya todos sabíamos como era de infantil.

—Te perdono solo porque sé que tú no tienes nada que ver con la elección de maquillaje y peinado— me dijo después de un rato de enojo fingido.

—Gracias Takanori-sama— le dije en burla a lo que él solo me dio un ligero golpe en el brazo.

 

Después de casi cinco horas de pruebas, fotografías y grabaciones todo estuvo listo. Y fuimos libres.

En el camino de regreso a la compañía para la última firma de un contrato, fue que pudimos irnos. Habíamos quedado venos al día siguiente en casa de Uruha, de ahí tal vez iríamos a su bar favorito y festejaríamos sus veintiséis años de edad.

Pero Akira jamás nombró nuestro aniversario.

 

— ¿Vendrás a casa?— le pregunté a Akira.

—No puedo Yuu— dijo pensativo— tengo que ver algunas cosas con Taka y Kou para mañana—. Me dijo depositando un beso fugaz en mi frente.

—Ok — dije, di media vuelta y sin despedirme de nadie más, salí de la sala de ensayos.

Era por demás obvio que estaba molesto, demasiado para siquiera voltear a ver a los demás a la cara, pues se que no lo podría disimular.

Llegué a mi casa, a esa casa vacía y fría que me recibió con la oscuridad de la noche; ni siquiera me molesté en prender las luces, solo caminé a mi habitación para dejarme caer en mi cama y desconectarme del mundo.

Casi media hora después mi teléfono sonó. No me molesté en contestarlo pero el tono insistente terminó por hartarme y buscarlo entre las cosas de mi morral que había dejado tirado cerca de la puerta de la habitación.

— ¿Por qué no contestas?— fue lo primero que escuché del otro lado de la línea. La voz molesta de Akira me impacientó, ¿Por qué se enojaba?, no tenía derecho a estarlo cuando era él el que había olvidado algo tan importante.

—Estaba dormido— mentí, pues desde que había tocado la cama a lo único que me había dedicado era a llorar mientras miles de recuerdos llegaban como tormenta a mi mente.

—Mmm— fue lo único que dijiste ante eso— mañana paso por ti a las siete de la noche así que procura estar listo— me dijo serio.

—Ok— dije y colgué. No me importó colgar tan abruptamente, no me importo dejarlo con tal vez una despedida en los labios, no, solo había lugar a mi enojo en esos momentos.

 

A la mañana siguiente mis ojos estaban hinchados, tendría que usar bastante maquillaje negro para tratar de ocultar las bolsas en mis ojos a causa de tanto llorar.

Suspiré pesadamente antes de tomar un baño, no sé cuánto tiempo pasó, cuánto fue que estuve bajo el chorro de agua casi fría. Por más que lo intenté no pude, las lagrimas seguían saliendo de mis ya enrojecidos ojos.

 

¿En qué momento fue que esto empezó a doler?

 

No entendía como de un momento a otro me empezaron a doler tanto los actos de Akira, cómo el más mínimo error me molestaba y me sacaba de quicio al grado de llorar toda una noche.

La hora por fin había llegado, yo estaba tirado sobre la cama mirando el techo, esperando el momento en que entraras por la puerta, momento en el que tenía que reunir las fuerzas suficientes para no volver a llorar. ¿Cuántas veces me había manchado el maquillaje?

— ¿Ya nos vamos?— preguntaste apenas abriste la puerta y me viste—. Estás hermoso Yuu— dijiste acercándote a mí, posando tu cuerpo sobre el mío. No te imaginas las ganas que tenia de que en ese momento me poseyeras, me dieras todo el amor que necesitaba en ese momento.

—Aki…— apenas y pude decir antes de que unieras tus labios a los míos en un beso lento y lleno de pasión. Jadeé entre el beso, subí mis manos a tu rostro, delineando tu nariz libre de la habitual bandita—. Te amo…

—Y yo a ti Yuu— me dijiste separándote de mí— vámonos o se nos hará tarde— dijiste tomándome de la mano.

 

En el camino a la casa de Uruha traté de no pensar en nada malo, olvidarme de mi enojo y  disfrutar de la noche.

Cuando llegamos a su casa los demás ya estaban allí, aparte de algunos más que Ruki se había encargado de invitar. Miyavi ya estaba escogiendo la música mientras que los de Alice Nine se formaban para que Ruki les sirviera un poco del sake que recién había comprado.

—Por fin llegan— dijo Uru con una sonrisa.

—Tomen— nos dijo  a ambos entregándonos unas copas llenas casi hasta el tope de ron.

—No quiero emborracharme tan rápido— le dijo Akira con una sonrisa que el otro contestó.

—Sé que aguantas más que eso— le dijo y sonrió.

—Feliz Cumpleaños Uru— le dije y lo abrace tratando de que la copa no se derramara.

—Gracias Yuu— me dijo y beso mi mejilla.

La noche pasó demasiado rápido para mi gusto, las copas venían de un lado a otro, ron, sake, whisky, tequila, cerveza; de todo un poco. No quise tomar demasiado, no estaba de humor.

—Bueno— dijo Akira de pronto en voz alta llamando la atención de todos en el apartamento— quisiera decir algo antes de irme— dijo mirando su reloj casi con apuro— hoy es un día sumamente especial— habló hacia todos, quienes lo miraban— hoy es el cumpleaños de mi mejor amigo y casi hermano— miró a Uruha y este le sonrió agradecido por tales palabras—. Kouyou sabes que te estimo más de lo que incluso te mereces— le dijo sacando un par de risas a los presentes— por eso quiero desearte lo mejor del mundo, sabes que siempre estaré contigo.

—Gracias Akira— dijo Uruha poniéndose de pie al igual que Akira para abrazarlo.

—Y bueno dejando de lado un rato a Kouyou— dijo mirando de nuevo su reloj, eran las once con treinta y cinco minutos, Akira me tomó de la mano e hizo que me parara— hoy hace exactamente tres años— dijo sorprendiéndome— a esta misma hora— dijo mirando de nuevo su reloj— fue que mi vida se vio unida a esta persona, este gran hombre al que cada día amo mas— con cada palabra mis lagrimas se hacían más continuas— gracias a Uruha fue que nuestras vidas se unieron, por eso él sabe lo agradecido que estoy con él— dijo mirándolo— así que por eso debo aprovechar a que todos están aquí para que se unan a nosotros en algo tan especial como esto— dijo tomando mi mano aun más fuerte, yo no podía detener mis lagrimas, me sentía tan tonto dudando de él, de su interés por mi— feliz aniversario— me dijo ya de frente, tomó mi rostro entre sus manos, limpiando mis lagrimas para después besarme, ahí en frente de todos, quienes empezaron a silbar y a aplaudir, lanzando palomitas al aire, felicitándonos en voz alta.

—Aki…—dije después de aquel beso, apenas y si podía hablar— gracias— le dije llorando aun mas— gracias— repetí— te amo tanto— y lo abracé, lo besé y repetí cuanto lo amaba una y otra vez.

—Igual te amo Yuu, más que a nada— me dijo. Los demás solo nos miraban con sonrisas de oreja a oreja—. Así que si me disculpas— dijo ahora dirigiéndose de nuevo a Uruha— me debo de ir porque hay mucho aun que hacer— dijo mirándome a los ojos.

—No te preocupes— dijo Kouyou— felicidades a ustedes también y gracias por venir— nos dijo y se acercó a abrazarnos— cuídense y no rompan la cama— dijo en burla haciendo que me sonrojara por completo ante las risas de los demás.

Akira me llevó a cenar a un restaurante en el que ya había hecho reserva, me dijo una y otra vez cuánto me amaba y yo le respondía por igual. La noche había sido maravillosa.

 

***

 

Después de aquel día estuve feliz, le conté lo sucedido a Ame y ella me abrazó contenta, diciéndome lo feliz que estaba por mí.

 

—Debemos ir a una entrevista hoy en la tarde para hablar acerca de Chizuru y la película en la que saldrá— dijo Kai cuando llegó de una de las juntas a las que había asistido hoy.

—Ni siquiera he visto aun la película— dijo Uruha quien se encontraba con una cara de susto.

—Pues ni modo, lee la reseña aunque sea por si te preguntan algo— le dijo aventándole una carpeta.

—Ok…— dijo en un suspiro.

 

La hora de la entrevista había llegado, no me sentía muy bien pero traté de la mejor manera de poner buena cara, las preguntas venían una tras de otra, una más extraña que la anterior pero siempre respetando nuestra vida secreta como músicos “famosos” que éramos.

Al cabo de la entrevista de verdad me sentía mal, todo me daba vueltas y sentía que en cualquier momento podía vomitar el desayuno y la comida.

— ¿Qué tienes?— me preguntó Akira viéndome preocupado.

—Me siento mal— le dije y él me abrazo.

—Pues vámonos— me dijo y acarició mi mejilla. Ese día ya no teníamos nada mas qué hacer, por lo que bien podíamos irnos de ahí— ya nos vamos Kai— le dijo a nuestro líder— Yuu se siente mal y lo llevaré a su casa.

— ¿Te sientes muy mal, no prefieres ir al doctor?— me preguntó con preocupación.

—No te preocupes, con alguna pastilla se me quitará— le dije con lo que intenté fuera una sonrisa.

—Está bien cualquier cosa me llaman— dijo y me sonrió revolviendo mi cabello.

— ¿A dónde vas Akira?— le preguntó Uruha acercándose a nosotros— dijiste que me acompañarías a comprar una guitarra nueva— dijo haciendo un puchero, yo solo me limité a mirar a Aki esperando su reacción.

—Ohh… es verdad— dijo casi con pesar mirándome a los ojos, me sentí mal por un instante, no quería que me dejaras y te fueras con él—. Bueno iré a dejar a Yuu a su casa y después iré a la tuya para que vayamos— yo lo mire casi con reproche pero al parecer no se dio cuenta.

—Bueno— dijo Kou— cuídate— me dijo y se fue sonriendo.

 

Cuando llegamos a mi casa buscó entre mis cosas alguna pastilla para el mareo, me la dio y esperó un rato sentado en la cama, yo solo lo miraba con miedo a que se fuera y me dejara solo por irse con Uruha.

—Me tengo que ir Yuu, Kou me está esperando para lo de su guitarra— me dijo y lo miré con tristeza.

 —No te vayas— le dije tomándolo de la mano— por favor— le pedí casi con suplica a lo que él me miró preocupado.

—¿Te sientes muy mal?— me preguntó preocupado; desde que habíamos llegado a la casa ya no me sentía tan mal, pero aun así puse mi peor cara y le dije que sí, que me sentía mal.

—Entonces vayamos al médico, para que te recete algo mejor y me quedo contigo— me dijo y se acercó a darme un beso.

De camino hacia con el doctor estaba un poco nervioso, tal vez éste dijera que en verdad no tenía nada grave, y me arruinara todo.

Al llegar pasé de inmediato, con Akira detrás de mí.

— ¿Cómo te sientes?— me preguntó el doctor después de saludarlo.

—Me duele todo— mentí— siento nauseas y me duele mucho la cabeza— le dije con una cara igual o peor que la que le puse a Akira en mi apartamento.

— ¿Has comido algo que creas te cayó mal?— me preguntó tomándome por sorpresa.

—Mmm— me hice el pensativo— ayer comí sushi— mentí pues el sushi que Kai me había regalado estaba intacto dentro del refrigerador.

—Vaya— dijo— eso pudo haber sido lo que te callo mal, en estos tiempos de calores el pescado es muy delicado y puede causarte más de una enfermedad— me dijo y empezó a anotar un par de cosas en su talón de recetas.

Akira me miró preocupado, sin duda así no se iría de mi lado.

Al salir del consultorio, Akira le marcó a Uruha para avisarle que de verdad no podía dejarme solo y que se quedaría conmigo, que sentía mucho no poder acompañarlo.

 

Si eso debía de hacer de hoy en adelante no importaba, ya sabría que mas inventar…

 

Sonreí para mis adentros, pues había conseguido que Aki no se fuera con Uruha. Los siguientes días fueron casi iguales, aunque ya no podía estar acostado todo el día simulando dolores, bien pude poner las peores de mis caras para que me creyera que me estaba sintiendo horrible. Tomé algunas de las pastillas que me recetó el doctor, pero cuando Akira se fue las escondí en uno de mis cajones.

 

— ¿Ya te sientes mejor?— me preguntó Kai un día en la compañía.

—Sí, gracias— le dije.

—Entonces no creo que sea necesario que Akira vaya contigo hoy ¿verdad?— me preguntó Kou sorprendiéndome un poco pues no me di cuenta de cuándo llegó a la sala— así podrá acompañarme por mi guitarra.

—Eh… a sí, supongo— le dije soltando un suspiro.

El ensayo pasó rápido, las últimas grabaciones estaban perfectas y el manager dijo que tendríamos quince días de descanso, llegando de ese break arreglaríamos todo para el nuevo tour y el lanzamiento del nuevo álbum.

Ese día no pude evitar que Akira se fuera con Uruha, tuve que aguantarme el coraje de estar solo ese día en mi casa. No tenía nada más que hacer, así que prendí la computadora y busqué en qué entretenerme, aunque sinceramente no encontré nada nuevo.

Tenía que inventar algo nuevo para que Akira viniera y dejara a Uruha, y se quedara conmigo estos quince días.

Teclee un par de cosas en el buscador hasta que encontré algo lo suficiente bueno y no tan complicado de simular.

—Akira me siento mal— le dije apenas contestó su celular.

— ¿Ahora qué tienes?— preguntó casi angustiado.

—No sé, me duele el estomago otra vez, y tengo fiebre y vomito— le dije con voz afligida.

—Voy para allá— me dijo y colgó, mientras en mi rostro se dibujaba una sonrisa.

Puse lo mas rápido que pude una olla con agua a calentar, saque un poco de maquillaje de entre mis cosas y comencé todo.

Me maquille lo mas pálido que pude, así como trate de simular ojeras con una sombra negra, me miré al espejo y de verdad me sorprendí de lo bien que lucía o más bien lo mal que me veía. Cuando el agua estaba hirviendo la deje en la tarja y corrí por una toalla.

Ya con la toalla en manos la puse sobre mi cabeza, acercándome lo mas que pude a la olla, dejando que el vapor de ésta hiciera su trabajo, en poco menos de cinco minutos ya estaba sudando, sentía cada gotita de sudor caer a la olla con el agua. Hasta que escuché que la puerta se abría; rápidamente tire el agua en la tarja y sequé un poco del sudor de mi cara, ahora roja por todo ese calor absorbido del agua.

Cuando Akira entró a la cocina y me miró, corrió hacia mi preocupado.

—Oh por Dios Yuu, estas tan rojo— dijo posando una de sus manos en mi frente— estas ardiendo— dijo preocupado y sonreí para mis adentros, todo había salido bien— vamos debes recostarte— me dijo tomándome de la mano conduciéndome hasta mi cama.

Después de arroparme y besar mi frente aún caliente fue hacia la cocina por un paño y agua fría, lo coloco en mi frente y sentí como poco a poco el calor disminuía, “la fiebre” pronto pasaría por lo que tenía que seguir aparentando más dolores.

—Ahh…— gemí con simulado dolor, colocando mis manos sobre mi estomago y retorciéndome un poco.

— ¿Qué tienes?— casi gritó.

—Me duele Aki— le dije en susurros, apretando los ojos aparentando un gran dolor.

Se acercó a la cama y se recostó a mi lado, abrazándome, sobando mí estomago por debajo de la ropa. Yo sólo me dejé hacer, disfrutando del roce sobre mi piel.

Los minutos pasaron hasta convertirse en una hora de dolores y gemidos simulados, Akira me veía preocupado y me pregunto que si quería ir al doctor pero en esos momentos solo quería estar con él así que le dije que mejor mañana.

Poco a poco el cansancio y el aburrimiento de verdad se apoderó de mi cuerpo y me quedé dormido, aun así sentía como Akira no dejaba de acariciar mi espalda y besar mi frente.

En un movimiento de él me desperté, y pude escuchar que hablaba por teléfono, por lo cual decidí seguir con los ojos cerrados.

—Sí, de nuevo se enfermo— escuché que dijiste—no, no quiso ir al doctor dijo que mañana— suspiraste como esperando una respuesta al otro lado— sí, yo sé que es fastidioso— dijiste y mi corazón empezó a latir casi desembocado. ¿Era fastidioso? ¿tanto te pesaba cuidar de mi?— claro que no, mañana haré lo posible para ir contigo así que ya no te enojes, sabes que odio que te pongas así— eso sonaba casi como si le interesara mas esa maldita persona que yo, la persona a la que amaba—. Sí, descansa, igual te quiero— dijo y cortó la llamada.

Pude sentir el nudo que se formó en mi garganta al escuchar ese “te quiero”, cómo las lagrimas se peleaban por salir, hasta resultar ganadoras. Poco abrí los ojos ya mojados de aquel maldito líquido salado.

— ¿Qué tienes?— me preguntaste al percatarte de que estaba despierto y llorando.

—Me duele mucho— te mentí.

—Yuu debemos ir al doctor— me dijiste.

—Mañana— te dije y soltaste un suspiro

—Está bien.

Al día siguiente ya en el consultorio con el mismo doctor, le conté cómo “era que me sentía”, tuve que hacer un gran esfuerzo para poder acordarme de todos los síntomas y malestares que había leído en internet, para que éste me creyera.

Me revisó de pies a cabeza y al final me dijo que tenía que hacerme algunos estudios e incluso un ultrasonido para saber si lo que tenia era en realidad “gastroenteritis” o alguna otra afectación.

Suspiré pesadamente al salir del consultorio, sin duda no podía hacerme esos malditos análisis porque si no Akira sabría que le estaba mintiendo, aun así decidí seguir con mis “síntomas” para que él no se fuera a donde sea que hubiera tenido planeado.

Los quince días de descanso pasaron más rápido de lo que creí, Akira había estado cada minuto conmigo por lo que de verdad estaba feliz.

 

Cuando llegamos el lunes a la compañía para arreglar los preparativos del tour fue que de verdad me molesté. A Akira le valió la cara que le puse ese día, no le importó y salió con Ruki y Uruha, dejándome botado en mi apartamento.

Eso no podía quedarse así.

 

¿Por qué no entendías que tú debías estar conmigo, en todo momento?

 

Como ya era costumbre prendí la computadora y me senté al frente de esta para meterme en la pagina que incluso ya estaba marcada como “Favoritos”: “Web Consultas…Tu centro médico online”. Estuve buscando por un buen rato en el índice de enfermedades hasta que encontré otra que me serviría de mucho.

“Apendicitis” y eso quedaba perfecto con mis antiguos malestares de “posible gastroenteritis”.

No sabía cómo provocarme el vomito, cuando esto pasaba era más bien porque estaba borracho que por otra cosa. Así que no tuve otra opción que optar por otros recursos que bien podía encontrar en la alacena y que internet decía que resultaban de maravilla.

Así que de nuevo le marqué a Akira, pude notar cómo había resoplado al decirle que me sentía de nuevo mal. Unas lágrimas estuvieron a punto de caer de mis ojos pero no me importó y seguí con el plan.

Fui hacia la cocina y metí al microondas un vaso de agua mientras buscaba en la alacena una bolsa de sal. Cuando el agua estuvo lista saqué el vaso y me dirigí al baño de mi habitación.

Estuve tirado en el piso del baño un par de minutos hasta que creí ya era hora de que tú llegaras, y no me equivoque pues en cuanto agite un poco el agua con la sal pude escuchar la puerta de entrada abrirse, escuché cómo me llamabas y avisabas que ya habías llegado.

—En el baño— dije casi con un grito de dolor, dolor emocional al saber que tal vez te pesaba estar conmigo en ese momento.

Me apresuré a tomarme el agua con la sal y esconder el vaso detrás de la taza del baño, inmediatamente las arcadas vinieron a mí, justo antes de que abrieras la puerta del baño y corrieras a mí para sostenerme el cabello mientras empezaba a vomitar y desechar todo lo que había comido durante el día.

Las lágrimas salieron de mis ojos haciendo ese hecho más real, gemí de dolor al sentir mi garganta reseca al estar vomitando. Sentía las manos calidad de Akira sobre mi espalda pero aun así me sentía mal.

Después de unos minutos y bastantes lagrimas el vomito cesó, me abrazaste y dijiste que todo estaría bien, aun así no había algo que de verdad me lo confirmara.

Estos días podía sentir como suspirabas pesadamente cada que te decía que me sentía mal y vinieras a verme, cuando antes te la pasabas todo el día conmigo.

Los síntomas fueron empeorando según iba buscando información en internet, decidí cambiar de doctor por que el anterior empezaba a decirme que tal vez estaba confundiendo los dolores pues los exámenes habían salido limpios, aun así yo no me rendí, te exigí me llevaras a otro hospital para que me revisara.

El día de la gira llego y yo de verdad no me sentía con ganas, el continuo uso de pastillas que ni al caso y el que me provocara el vomito constantemente, creo que empezaba a surtir efectos verdaderos. El manager me había regañado porque de un momento a otro había bajado de peso e incluso tuvieron que hacerle varios arreglos a mi ropa para que me quedara bien. Los demás chicos me miraban con preocupación, me decían que debía de cuidarme y comer bien, que me veía muy desgastado y eso aunque pareciera raro me hizo feliz.

Todos estaban detrás de mí diciéndome que me cuidara, preguntándome a cada instante como me sentía. A veces yo mismo parecía creer que en realidad estaba enfermo, muchas veces me encontré gimiendo mientras apretaba mi estomago con mis manos simulando dolor ya casi como una costumbre. Tú me mirabas preocupado y tratabas de estar conmigo cada minuto. Aun así había momentos en que no sabía dónde estabas y tenía que salir a buscarte por todo el hotel en el que nos hubiéramos quedado durante la gira.

Al final de esta se nos daría un mes de descanso, en el cual los directivos me dijeron que debía acudir al hospital para ver qué era lo que me pasaba. Mientras tanto por alguna razón empecé a sentir que tú te alejabas cada vez más de mi lado.

Un día incluso decidiste mandar a Kai para acompañarme al hospital pues tus tenias otra cosa que hacer. Estaba furioso, en cuanto tu mensaje llegó lancé el celular lo más lejos que pude, ni siquiera me moleste en contestarte. Para cuando la hora de mi cita con el médico llego, Kai ya estaba afuera de mi edificio esperándome en su auto.

Le sonreí apenas y él me miró preocupado.

—Te pondrás bien— me dijo y arrancó hacia el hospital.

Le dije a Kai que me esperara afuera, que yo solo iría con el doctor para que me atendiera a lo cual asintió sin rechistar. De nuevo estaba frente a otro doctor, casi dictándole mis síntomas, el doctor de vez en cuando me miraba y movía la cabeza en negación causándome un poco de nervios.

—No creo que lo que tienes sea lo que dices— los estudios que me has traído muestran que estas bien— me dijo haciéndome enojar— así que te haré otros exámenes para saber qué es lo que puedes tener— me dijo y al menos me dio una esperanza de que tendría más exámenes y Akira estaría conmigo.

Los días pasaban así como los exámenes a los que fui sometido. El doctor parecía no creerme por lo que estuve tentado a cambiar de nuevo de doctor pero Akira me lo prohibió.

Cada día parecía más molesto conmigo, como si le pesara estar a mi lado. Eso sin duda me hacía sentir mal, porque que cada día cuando él no estaba me la pasaba llorando frente a la computadora buscando mas síntomas.

Los medicamentos que me daban en el hospital ya estaban a la mitad pues a pesar de todo y que no estuviera enfermo me los tomaba. Había días en lo que me sentía mal, y me daba miedo que las medicinas pudieran afectarme en gran manera aun así no me importó pues si de verdad me enfermaba tu estarías a mi lado.

Todo iba bien, tú comenzaste a portarte de mejor manera conmigo.

—Te amo— te dije un día mientras estabas desnudo sobre mi cuerpo caliente.

—Y yo a ti— dijiste con una sonrisa antes de besarme apasionadamente.

Al día siguiente te fuiste, dijiste que te habías quedado de ver con Kouyou y aunque traté de que no te fueras, al final me dejaste solo en el apartamento. Pero olvidaste tu celular.

Pensé que regresarías por él pero no fue así; lo  tomé entre mis manos y lo desbloqueé, sabía que lo que estaba a punto de hacer estaba mal, pero aun así no me importó.

Me dirigí a tus mensajes y revisé uno a uno mientras mis ojos se llenaban de lágrimas. No era con Kouyou con quien te habías quedado de ver, el nombre de Ryuji aparecía en cada uno de los mensajes mandados. No tenía ni idea de quién era ese tan Ryuji por lo que me desesperé y lloré.

“No te preocupes, él estará mejor”… decía uno de los mensajes, ninguno parecía comprometedor, algo así que dijera que me estabas engañando aun así no podía soportar que me mintieras. Todas esas veces que dijiste que irías con Uruha o con alguno de nuestros compañeros de la compañía, estabas con ese otro que no sabía de dónde había salido.

Cuando llegaste en la noche fue que no pude mas, te pregunté a donde habías ido y descaradamente me dijiste que con Uruha, cuando hacía casi diez minutos que había hablado con él.

—Eres un mentiroso— te dije sorprendiéndote un poco— acabo de colgar y pues no parecía que estuvieras a su lado—. Te dije molesto, me puse de pie y te lancé el celular, apenas atrapándolo, me viste molesto.

—No tienes derecho a revisar mis cosas Yuu— me dijiste casi gritando, sorprendiéndome pues era la primera vez que me hablas así.

— ¿Qué no tengo derecho?— te pregunté enojado— ¿Cómo mierdas no voy a tener derecho y me mientes cuando me dices a donde iras?— te grité poniéndome de pie aventándote hasta que chocaste con la pared.

De verdad estaba enojado, nunca me había sentido tan mal por tu culpa; me acerqué a ti y te di un puñetazo… terminaste en el suelo viéndome con enojo. Te levantaste y me gritaste que estaba loco, que por qué te había pegado. Todo fueron gritos y lágrimas de mi parte, al final te terminé corriendo de mi casa y te fuiste desganado; con los ojos rojos a punto de llorar.

Eres un maldito mentiroso Akira…

 

~Yo nunca quise herirte
Siento haberte hecho llorar
Oh no, no quise herirte
Soy solo un hombre celoso
~

Apenas te habías ido me fui a la cama a seguir llorando, me sentía tan mal, me dolía el estomago y ahora si era en serio, me dolían los ojos te tanto llorar, ¿me estabas engañando?, no me atreví a preguntártelo cuando estuviste aquí.

Una necesidad inmensa de tenerte a mi lado nació en  mí, necesitaba escuchar tu voz, pero estaba molesto quien era ese tal Ryuji con el que te habías visto, porque en los mensajes le decías que lo querías y agradecías que estuviera contigo. ¿Estar contigo cómo?

El sonido de mi celular me tomó por sorpresa, lo tomé entre mis manos temblorosas y vi que era un mensaje tuyo.

“Perdóname Yuu, te juro que jamás volveré a mentirte…” decía el mensaje que me habías mandado, aun así estaba molesto pero lo contesté.

“Júrame que siempre estarás conmigo Akira…” le contesté.

 Inmediatamente me marcaste, diciéndome que jamás me dejarías, podía escuchar tu voz afligida, pero me dijiste que había veces en que necesitabas tiempo, tiempo que últimamente yo te estaba quitando.

Aquello me dolió, incluso más que saber que me mentiste, ¿tanto te pesaba cuidar de mí? Te prometí que ya no acapararía todo tu tiempo, que entendería si querías salir con alguien más en lugar de estar conmigo. Te prometí que ya no me enojaría, pero que por favor no me volvieras a mentir.

Los siguientes días fueron bien, de vez en cuando me la pasaba llorando encerrado en mi casa porque tu no estabas conmigo, estos últimos días empezaste a salir con el tal Ryuji, que me explicaste era el vendedor de la tienda en donde Uruha había comprado su guitarra. Me dijiste que él era menor que nosotros que tenía apenas veinte años y se había convertido en un gran amigo con gustos en común.

Te sonreí al final de la historia dándote a entender que te comprendía, pero aun así estaba muerto de celos, no soportaba que pasaras tanto tiempo con ese mocoso.

Pero no dije nada, aun así sabia que sabias que estaba molesto.

De un momento a otro ya no me importó solo llamar tu atención, tu no me hacías ya casi caso aunque te dijera que me sentía mal, me dabas alguna pastilla y con una sonrisa y un beso en mi frente te ibas a ver a tu “amigo”. Obvio tenía miedo ya que yo igual inicié como un amigo.

~Me sentía inseguro
Podrías no amarme nunca más
Estaba estremeciéndome por dentro
Estaba estremeciéndome por dentro~

 

De nuevo empecé a fingir malestares, les decía a Kai a Ruki y Uruha lo mal que me sentía, tenían tantas atenciones conmigo que me era ya casi desapercibida tu ausencia.

— ¿Qué te duele?— me preguntó Uruha un día que había ido a mi casa, casi una semana antes de que nuestro descanso terminara.

—Me duele tanto el estomago, siento nauseas— le dije con la peor cara que pude fingir.

—Si no fueras hombre diría que estas embarazado o en tus días— me dijo sacándome más de una risa.

—Me volvería loco si pasara eso— le dije y le hice espacio en la cama para que se acostara junto a mí.

Pasamos toda la tarde viendo películas; de vez en cuando fingía algún dolor o corría al baño simulando nauseas. Él solo me miraba con preocupación. Al día siguiente me tocaba ir de nuevo al doctor para recoger los resultados de los exámenes que me habían hecho, tenía miedo pues sabía que al final estos dirían que no tenía nada y de nuevo empezarían a sospechar que les estaba mintiendo.

Pero… ¿Qué mierdas querían que hiciera? Necesitaba fingir para que los demás estuvieran a mi lado, sabían que no podía estar solo, no lo soportaba.

Cuando llegué aquel día al consultorio del doctor, ya sabía bien qué era lo que me podría decir, pero para mi sorpresa este si tenía un diagnostico para mí.

—Tienes anorexia nerviosa— me dijo mirándome con preocupación, llenándome de total asombro así como a Uruha que apretaba mi mano mientras el doctor nos explicaba—. Al parecer los síntomas que tienes pueden venir siendo eso ya que ha quedado descartada la posibilidad de que sea apendicitis o gastroenteritis—. Dijo mirándome serio— sé que tal vez a causa de tu trabajo— explicaba, pues el sabia a lo que me dedicaba— sientas que es necesario que tu figura sea impecable o incluso pienses que la que ahora tienes no sea la perfecta— me dijo preocupado.

Aquello sin duda era resultado de tantos vómitos que yo mismo me provocaba con la intensión de crear los síntomas de otra enfermedad totalmente aparte. Sin duda la enfermedad que quería aparentar no era esa, pero aun así me resultaba benéfico que pensaran que de verdad tenia eso, y que mejor que un doctor lo dijera y mas estando Kouyou presente.

—No creo que tenga eso— dije como autómata recordando lo que ya una vez había leído de la enfermedad en internet, “negación…”— no tengo eso— dije mirando al piso, casi mostrando enojo, a lo que el doctor suspiró.

—Te tendré que enviar a psiquiatría— dijo sorprendiéndonos a un mas a Uruha y a mi— deberás de ser valorado— explicó— para saber qué tan grave puede ser que padezcas esto y la manera de meterte a un tratamiento.

—Pero ¿está seguro de que Yuu tiene eso?— preguntó Uruha hablando por primera vez, mientras sostenía con más fuerza mi mano.

—No estamos seguros, es por eso que deberá acudir con el psiquiatra para que el pueda hacer una valoración, después de eso vera el tratamiento más adecuado para el señor Shiroyama— dijo mirándome, para después empezar a teclear unas cuantas cosas en su computadora—. Les daré un pase, para que puedan acudir al área de psiquiatría, ahí se le asignara un doctor y le dirá cuando presentarse para la primer consulta.

Imprimió un par de hojas y nos dijo que debíamos acudir con el jefe de piso para que diera la autorización y sellara las hojas, y así poder acudir al área a la que me mandaba.

En el camino hacia la oficina de tal persona Uruha no soltaba mi mano, alguna gente pasaba por nuestro lado y se nos quedaba mirando raro, aun así no hice nada por soltarme de su agarre, del fuerte agarre que tenia sobre mí.

—Yuu…—susurró apenas estuvimos frente a la puerta de la oficina—. Quiero que sepas que yo te quiero mucho, que así tal cual eres te me haces una persona hermosa, que si no fuera porque estas con Akira ya te habría secuestrado y hecho mío mas de mil veces— trató de bromear, aun así noté su preocupación en cada palabra.

 Me sentí mal por un momento, ya que sabía que eso de que tuviera anorexia era mentira, jamás me había sentido mal con mi cuerpo o algo así, pero a pesar de todo está feliz, la gente se estaba preocupando por mí, y en cuanto Akira se enterara ya no abría más tiempo para el tal Ryuji.

***

 

Cuando Akira se enteró, lloró, lloró como nunca antes lo había visto llorar, estuve a punto de decirle que todo era mentira, que nada de lo que tenia era verdad y era un invento mío para que no se alejara de mi, pero no fue así… me aguanté el dolor de verlo así y preferí disfrutar de sus atenciones y palabras de amor.

~Yo nunca quise herirte
Siento haberte hecho llorar
Oh no, no quise herirte
Soy solo un hombre celoso

Intentaba atrapar tus ojos
Aunque tu tratabas de esconderlos
Estaba tragando mi dolor
Estaba tragando mi dolor~

Todos en la compañía parecieron enterarse de que había estado enfermo, y aunque no supieran cuál era mi nuevo diagnostico se desvivían en atenciones hacia mí. Me sentía demasiado bien recibiendo todo aquello que sin duda no me importaba aparentar que estaba demasiado enfermo.

—Debes de cuidarte Yuu— me decía cada que podía Ruki quien aun no se creía el hecho de que fuera un casi treintañero anoréxico.

—Ya te dije que no tengo nada— seguía diciendo, cada que tocaban ese tema, debía negarlo, inclusive enojarme para que esto pudiera ser creíble.

—Ok, ok, aun así debes cuidarte, la apendicitis— dijo saliéndose del verdadero contexto de “mi enfermedad”— puede ser grave incluso te pueden operar— dijo preocupado— y es que bien sabia Ruki por lo que le había explicado Uruha; la anorexia igual podía causarme daños intestinales, mas por el hecho de que ya mas de una vez éste me hubiera encontrado vomitando.

El tiempo había pasado más rápido de lo que pude imaginar y ahora ya nos estábamos preparando para el lanzamiento de Guren. Pronto seria mi cumpleaños y ya los chicos se preparaban para hacer de ese día algo mejor para mí, mejor que ningún otro año, había dicho Akira sacándome más de una sonrisa.

La cita con la psiquiatra estaba a la vuelta de la esquina y tenía miedo de que ésta me descubriera y sacara a la realidad todos mis engaños. Estaba más que nervioso y aun así me la pase un día antes leyendo información de la anorexia en internet.

El día de la primera consulta había llegado, Akira me había acompañado, pero a la hora de entrar con la doctora solo yo pude hacerlo…

—Bien Yuu— dijo la doctora después de saludarme y ofrecerme asiento frente a ella— cuéntame de ti— me pidió. Sabía que me pediría eso, lo leí en internet, sabia cada una de las cosas que quizás me preguntaría, por lo cual sabía bien lo que debía contestar.

Le conté sobre mis miedos, que aunque reales tal vez exageré a la hora de decirlos, le conté de mi vida con Akira, de mi trabajo, de las molestias que sentía ahora que el tal Ryuji había entrado en nuestra vida, o más bien en la tuya porque yo no lo conocía después de todo.

El tiempo pasó más aprisa de lo que esperé, la doctora hacia algunas anotaciones tanto en su computadora como en un cuaderno que tenia,  al final la doctora me dio las gracias por ser tan abierto y empezó a  decirme lo difícil que podría ser mi vida, pero que aun así debía de salir adelante. Me preguntó acerca de mis reacciones cada que me enojaba con Akira o con alguno de mis compañeros, me pidió le describiera como me sentía con todo ello, y a pesar de todo, al decirle aquello no mentí.

¿Por qué dolía tanto, si la mayoría de las cosas que decía eran mentira?

“Depresión con trastorno de ansiedad y cuadro de anorexia nerviosa”

 Ese había sido el diagnostico de la doctora sorprendiéndome por completo, ¿tan bien había mentido? Por si sí, o por si no, aun así estaba feliz.

Después de eso todo fue muy rápido, Guren salió a la venta siendo criticado como “un single donde se notaba un crecimiento a nivel general del grupo, en un tema bastante melódico y lento”. Aquello nos hizo felices pues bastante nos había costado alcanzar toda esta fama.

Para cuando las  terapias con el ahora psicólogo con el que me mandaron se hacían más rutinarias por algún motivo me sentía con la capacidad de mentir mejor. Mis malestares pronto empezaron a ser vistos como algo real, los medicamentos que me dieron tanto en el psiquiatra como para evitar ulceras en el estomago a causa de la anorexia, eran total y plenamente controladas por Akira, haciéndome mas difícil la oportunidad de no consumirlas para que el problema de las ulceras pudiera seguir.

Fluoxetina para controlar la depresión y la ansiedad… una tableta cada veinticuatro horas durante el primer alimento.

Omeprazol y Ranitidina para aliviar los dolores gástricos… una tableta de cada una, cada seis y ocho horas.

Se supone que con esto ya no tendría problemas y ambos casos se verían resueltos en meses, pero no podía permitir aquello.

De nuevo me di a la tarea de buscar nuevos síntomas y nuevas enfermedades para llamar la atención de Akira y de los demás. Mi doctor cada día me veía casi hasta fastidiado, pero no por verme si no porque se le hacía imposible poder realizar un diagnostico con los síntomas que yo le decía.

—Es raro que tengas esto— decía cuando le termia de explicar mis síntomas— no encuentro como puede pasarte tanto Yuu— me dijo ya tuteándome, después de todo ya eran más de seis meses en lo que me estaba asistiendo—. Supongo que te mandaré a hacer otros estudios—. Dijo y empezó a teclear en la computadora para tener los pases a los distintos exámenes.

 

Hasta que algo que jamás tuve previsto pasó. Mi querido doctor fue al área de psiquiatría a contarles a mis doctoras lo que sucedía conmigo. Ese día cuando llegue a mi terapia me sorprendí de verlo ahí, los tres me sonrieron y el nerviosismo me invadió, tal vez fui demasiado obvio, tal vez no había previsto bien todas las posibles consecuencias de mis mentiras.

—Siéntate Yuu— me pidió la psicóloga, asentí nervioso y tal vez fue algo que notó— sabes— empezó diciendo luego de que me senté frente a los tres— tu doctor ha venido hoy muy preocupado por tus nuevos síntomas— me explicó a lo que solo lo pude ver casi con miedo— nos dice que se le está haciendo muy difícil encontrar un por qué a tus enfermedades o más que nada hacer un diagnostico que concuerde con tus síntomas— siguió diciendo, yo para entonces estaba casi temblando frente a los tres pares de ojos que me miraban como si todo lo que pensaban ahora de mi fuera cierto.

— ¿Has escuchado del Síndrome de Munchausen?— me preguntó de repente el doctor.

—N…no— apenas y pude contestar, estaba demasiado nervioso como para poder pensar siquiera si en una de mis tantas búsquedas de enfermedades hubiera haber podido leer de ella.

—Bien Yuu— dijo ahora la psiquiatra— El síndrome de Münchausen es un trastornopsicológico a través del cual se busca llamar la atención de la gente mediante enfermedades— dijo y yo abrí mucho los ojos, me habían descubierto— así como tú al parecer lo estás haciendo— dijo mirándome entre apenada y como esperando una reacción de mi parte, una que quizás llego muy tarde o de muy mala forma para mi pesar.

—Yo no invento nada— casi grité— todo lo que tengo es cierto, el doctor lo dijo, incluso ustedes— dije señalándolos uno por uno— yo no he inventado nada— le grité casi al borde de un ataque de pánico. Si me descubrían y le decían eso a Akira me odiaría.

—Yuu, lo que tienes es igual una enfermedad pero debe de ser tratada de manera diferente, quizás con algunas terapias puedas regresar a tu forma de vida normal— me dijo la doctora.

Pero estaba por demás decir que yo no quería regresar a mi vida normal, porque en esa maldita vida Akira no estaba conmigo, ni mucho menos todos los demás que se preocupaban por mí.

Si Akira se enteraba, si Yutaka, Takanori o Kouyou se enteraban me podrían odiar, incluso si la compañía se enteraba me despedirían por hacer gastar tanto en hospitales solo por mis mentiras.

— ¡Estan equivocados!— les grité a los tres, sorprendiéndolos con mi reacción.

—Yuu…—trató de hablar una de ellas pero no lo permití.

— ¡No! ¡Cállense! Ustedes no saben lo que dicen, yo estoy enfermo, lo que pasa es que ya se cansaron de mi y no quieren atenderme— le grité poniéndome de pie tomando mis cosas— y si es por eso ok, gracias— dije dirigiéndome a la puerta— gracias por todo lo que hasta ahora han hecho por mí— les dije mirándolos casi con odio— pero si ya no pueden hacerlo, me largo a otro lugar en donde no les pese— dije.

—No Yuu, entiende que de verdad estás enfermo pero no de lo que tú estás diciendo— si no tratas esto podrás padecer mucho más de lo que ahora sufres— dijo mi psicóloga, pude notar su verdadera preocupación, pero no me importó. Y salí del lugar.

 

 

Estaba por demás frustrado, de un momento a otro todo lo que había logrado se desmoronó. Tenía que pensar muy seriamente lo que debía de hacer desde ese momento, debía de empezar a juntar todos mis papeles con los diagnósticos que hasta ahora tenía para que pudiera ir con otros doctores y me trataran.

Simplemente no podía quedarme sin atención médica, más aun cuando Akira estaba tan al pendiente de todos mis avances o recaídas.

 

Cuando llegué a mi apartamento esta Akira, para mi muy mala suerte notó el estado de nerviosismo y de angustia en el que estaba.

 

— ¿Qué tienes Yuu?— me preguntó en cuanto me vio entrar de esa forma al interior de mi casa.

—Ni…nada Aki— le dije tratando de controlarme— no tengo nada— le repetí suspirando, haciendo todo lo posible por salir de esa crisis en la que estaba entrando—. Te amo— le dije tratando de que dejara de lado las preguntas que me hacía.

 

Tomé su rostro entre mis manos y lo besé lentamente, jugué con mi lengua delineando sus labios, los cuales abrió rápido para que tuviera acceso a la suya. Lo degusté como si fuera el mejor de los manjares, como si todo de un momento a otro dejara de existir; solo éramos él y yo.

—Prométeme que nunca me vas a dejar— le dije mirándolo a los ojos, con una súplica que quizás lo descoloco, pude ver su sorpresa.

—Jamás te dejare Yuu— me dijo besando mis mejillas, secando las lagrimas que sin que me diera cuenta salieron de mis ojos— ¿Qué tienes amor?— me preguntó acercándose más a mí y poder abrazarme.

—Es que tengo miedo— le dije ya dejando salir mis lagrimas y uno que otro sollozo— tengo miedo de que te hartes de mi, de mis enfermedades—“estas que he inventado”, pensé al instante— y me dejes…

—Jamás haría eso Yuu, eres mi vida, siempre estaré para ti, jamás te dejaré— me dijiste besándome aun más intenso que al principio.

 

Pude sentir como tus besos se tornaron desesperados, como dándome a entender que jamás, jamás me dejarías. Lloré aun más, feliz de que estabas ahí conmigo.

Tocaste mi cuerpo con ansias, metiste tus manos por debajo de mi ropa y acariciaste mi piel, sentí un escalofrió recorrer mi cuerpo al sentir la calidez de tu manos en mi cuerpo frio.

—Te amo Aki…— te susurré antes de casi correr a la habitación y acostarme junto a ti en mi cama.

—Yo te amo mas Yuu— me dijiste, yo solo me limite a sonreír y a corresponder tus apasionados besos.

La ropa pronto estorbó y te desasiste de ella, acarié tu piel suave, tu cabello enredándolo entre mis dedos.

—Ahh…— gemí de placer al sentir tu lengua descender desde mi cuello hasta mi ombligo.

Metiste tu lengua en él y jugaste por un rato, mientras yo soltaba pequeños gemidos, mordiendo mis labios para que no se convirtieran en gritos. Acaricie tu cabello, tus hombros y cuello, hasta que subiste de nuevo a mis labios y los besaste. Sabias que te necesitaba en ese momento, lo sabías, cada vez que estabas junto a mi sabias lo que yo necesitaba.

De tu amor, de tus besos, de tus caricias… de todas esas sensaciones que consumían mi cuerpo de a poco.

Acariciaste mis piernas desnudas, y besaste mi cuello, lo mordiste y marcaste, mientras yo me dedicaba a soltar suspiros y rasguñaba tu espalda tratando de apaciguar todas las sensaciones que mandabas a mi cuerpo.

Podía sentir mi pene ya erecto bajo la fricción de tu cuerpo sobre el mío, podía sentir el tuyo rozando mi pierna. Amaba todo aquello, todos esos sentimientos que nacían cuando estaba contigo.

Gemí al sentir tu lengua bajar hasta mi pelvis, lamiendo la piel sensible que respondía a tu tacto. Gemí aun mas fuerte al sentir tu mano tomar mi hombría y dirigirla a tu boca, aquello simplemente era perfecto, mis gemidos pronto se vieron convertidos en gritos de placer sofocados por mis manos sin éxito alguno.

Sentí como reías, y amaba eso. Tu lengua se pasaba por toda la extensión de mi pene haciendo que me retorciera debajo de ti, gemí hasta el punto de morder mis labios y hacerlos sangrar, sentía como tu boca subía y bajaba llenándome de un infinito mar de placidas sensaciones, hasta que no pude mas y termine en tu boca gimiendo tu nombre.

—Aki…— susurré apenas pude recuperar el aliento— te amo— te dije mirándote a los ojos, mientras de tu boca escurrían restos de mi semen que tan gustoso te tragaste.

Sonreíste y me besaste como respuesta, el sabor salado de mi esencia inundo mi boca, haciéndome gemir, en cuestión de segundos mi pene estaba erecto, pidiendo por mas.

Me sonreíste y con los restos que habían caído de tu boca trataste de dilatar mi ano.

Aquello simplemente era magnifico, sentía tus dedos masajear aquella zona tan sensible, sentí como uno a uno tus dedos se metían en mi interior—. Akira…Ahh… ya mételo— te pedí entre jadeos desesperados, moviendo mis caderas para que tus dedos llegaran mas a dentro.

—Eres un impaciente— dijiste y me besaste sacando tus dedos de mi interior dejándome esa incomoda sensación de vacío que tanto odiaba.

 Dirigiste tu pene hacia esa dilatada zona de mi cuerpo que pedía a gritos tu atención, lo metiste de una sola embestida casi volviéndome loco.

—Ahh Akiraaa— gemí tu nombre mientras me agarraba a tu espalda y enterraba mis uñas en tu piel blanca.

—Ahh Yuu… te amo— dijiste moviéndote despacio para luego aumentar el ritmo de tus embestidas, golpeando aquel punto que me hacía casi ver estrellas.

Gemí tu nombre y tú el mío, grite y rasguñe tu piel, mientras tú me mordías y acariciabas la piel a tu paso.

Terminamos con un gemido casi al mismo tiempo, nuestras respiraciones estaban más de desembocadas como si hubiéramos hecho el ejercicio mas exhaustivo que existiera en el mundo, y como no llamarlo así, si lo que acabábamos de hacer era algo mucho mejor, no era solo sexo, era amor, amor y solo eso.

 

Después de un rato saliste de mi interior sacándome un ligero gemido. Me miraste a los ojos y besaste mi frente apartando el cabello que se había pegado por el sudor que cubría nuestros cuerpos, yo solo te sonreí y me acurruque entres tus brazos hasta que ambos quedamos profundamente dormidos.

***

 

 

Habían pasado casi cuatro horas desde lo ocurrido en el hospital, pero por alguna razón dejo de importarme después de lo sucedido con Akira, ya después me encargaría de arreglar eso.

Así que tratando de no despertar a Aki de su sueño, me levanté en silencio para dirigirme al baño y poder asear mi cuerpo.  Estaba tan feliz que no me preocupe de nada mas en ese instante, solo disfrute del agua tibia cayendo sobre mi cuerpo. Nada podría arruinar ese momento; o eso creía…

 

Cuando salí del baño Akira se encontraba cabizbajo sentado en la cama, con el celular entre las manos. Se le notaba serio pero un deje de tristeza e incluso rabia se notaba en su semblante, por un momento me asusté, ¿Qué le pasaba?

 

—Akira…— susurré acercándome a él—. ¿Qué tienes?— le pregunté ya frente a él mientras acariciaba su cabello, pero no me contestó, se limitó a apretar con fuerza el celular entre sus manos— ¿Aki?...

— ¿Cómo pudiste ser capaz?— me dijo entre dientes, podía ver su enojo en cada palabra, en cada gesto de su rostro— ¿Cómo pudiste inventar todas esas enfermedades?— me gritó poniéndose de pie lanzando el celular hacia la pared cayendo después en varios pedazos.

Estaba asustado…

 

¿Por qué nada puede salirme bien?

— ¿De qué hablas?— le pregunté tratando de hacerme el desentendido.

— ¡No te hagas el tonto!— me gritó, sentí miedo, como si en cualquier momento pudiera golpearme e irse del lugar, dejándome solo—. Tu doctor acaba de marcarme explicándome todo lo que ha estado pasando todos estos meses— me dijo a gritos, caminando hacia mí, cada paso que daba yo retrocedía dos, hasta que me vi acorralado por su cuerpo y la pared—. ¿Por qué lo hiciste Yuu?— me preguntó golpeando la pared, cerca de mi cabeza ocasionando que brincara por la impresión.

—No quería que me dejaras…— susurré ya con lágrimas en los ojos, unas que caían al piso porque no me atrevía a mirarte a los ojos— tenía miedo de que me dejaras por tu amigo y te olvidaras de mí— te dije, pude escuchar como bufabas molesto y me tomabas del cabello para que te mirara.

— ¿Cómo mierdas puedes ser tan egoísta?— me preguntaste molesto— jamás te he dado motivos para que pienses eso de mi— me dijo, pude notar como sus ojos se enrojecían al momento de soltar mi cabello, gemí adolorido pero no me importo, en parte lo merecía.

—Tenía miedo Akira, ya no venias a verme, preferías estar con él o con cualquier otro que conmigo— te grité molesto. Te grite como no lo había hecho desde la vez que te golpe por culpa de esos mensajes que no debí leer— te valía si necesitaba de tu presencia tú solo te ibas y ni los malditos mensajes me contestabas, pensé que en cualquier momento ibas a llegar y me dirías que ese tal Ryuji ahora era el que estaba en tu corazón— te grité por fin mirándote a los ojos. La rabia que sentía era enorme—. Jamás nunca me preguntaste cómo era que me sentía, si me afectaba que no estuvieras conmigo solo te ibas y me dejabas solo.

 Lo que vino después de eso fue tan rápido, me gritaste diciendo que no podías creer lo desconfiado que era, que no podías estar conmigo si yo me la iba a pasar inventando enfermedades, no solo engañándote a ti si no a todos lo que tanto se preocuparon de mi salud.

Te rogué que me perdonaras, pero ni siquiera hiciste intento de escucharme, no sabía qué hacer, solo lloré y lloré hasta que saliste de mi apartamento dando un portazo.

Grite y lloré como jamás lo había hecho, peor que la vez de los mensajes en tu celular. El dolor que sentía en ese momento no se comparaba con nada que pudiera haber sentido con anterioridad.

Agarre el celular y te marque una y otra y otra vez pero nada funciono, te mande decenas de mensajes y ninguno contestaste. Estaba perdido, sabía que sin ti ya no podía vivir.

Nada parecía funcionar, “mis enfermedades” ya no funcionarían, a menos que…

 

No pensé en nada más que en poder recuperarte no sabía si funcionaria pero no quedaba de otra…

 

Llame a Uruha y le conté más o menos lo sucedido, le dije que tu ya no me creías, que ya no me amabas y que mi vida no tendría sentido sin ti…

Le dije que ya nada valía la pena y que te dijera que me perdonaras.

Kouyou gritó como loco, preguntándome que qué era lo que planeaba hacer, pero solo me limité a decirle que por fin acabaría con todo mi dolor, y dejaría de ser una molestia para los demás.

Me dirigí al botiquín en mi baño y saque los frascos de Fluoxetina que tenia saque todas y cada una de las pastillas de los cinco frascos que tenia. Las acomode en pequeños montones de cinco cada uno. Y me senté al borde de la tina de baño junto con una navaja.

 

Esperaba que Uruha hubiera marcado a Akira avisándole lo que haría, y rogaba más aun que tú vinieras a detenerme o al menos a salvarme antes de que esto saliera mal.

Tomé la navaja con mi mano, temblorosa, y la dirija a mis muñecas… uno, dos, tres cortes en cada muñeca, el dolor Escocia mi carne pero no me importó, vi la sangre caer al piso blanco de mi baño, como las pequeñas gotitas empezaban a convertirse de apoco en charquitos carmesí que dibujaban mi dolor… y poco a poco me fui tomando cada pastilla, faltaban más o menos dos montoncitos de pastillas pero ya me sentía demasiado mal, la cabeza me daba vueltas y yo apenas y si podía levantar el vaso con lo que restaba de agua.

Fue cuando escuche la puerta del baño azotarse y te vi a ti hincándote a mi lado, llorando, gritando mi nombre.

Todo pasó tan rápido, pronto ya me hallaba en tu coche junto con Uruha que me gritaba con lágrimas empapando sus ojos, y por un momento sonreí. Todo había salido bien,  tú habías regresado y de seguro ya jamás te irías de mi lado.

Sentí como poco a poco mis ojos se cerraban y como los gritos de Uruha y los tuyos se hacían cada vez más silenciosos, hasta que ya no vi ni escuché nada…

 

~Yo nunca quise herirte
Siento haberte hecho llorar
Oh no, no quise herirte
Soy solo un hombre celoso, mira
Soy solo un hombre celoso, mira afuera cariño
Soy solo un hombre celoso~

 

Notas finales:

perdon si algo esta mal juro que lo arreglare, hace mucho que no escribia nada y bueno creo que paresco algo asi como novata de amateur de escritora, de verdad perdon u.u

esta es la cancion en la que me inspire, bueno maso

https://www.youtube.com/watch?v=T41D3WB7USE

 

sayo~

 

kira...

 

dejen rews o me suicidare X.X


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).