Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi amado esclavo por UsagisWhife

[Reviews - 13]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Un pequeño One shot:3

Notas del capitulo:

Holis! *3*/

bueno vuelvo aqui con otra loca idea, me avente dos dias escribiendo, asi que mas vale que les guste ;3 si repruebo mate sera culpa de ustedes! xD

bueno ¡a leer! :3

“13 de agosto de 1864, el día de hoy se realizara la decimo sexta venta de esclavos en la ciudad de Tokio  a las 5:00 pm”

Eso era lo que se repetía una y otra vez, claro, las ventas de esclavos eran el mejor negocio en ese tiempo, los esclavos eran muy bien pagados, se pagaban miles de yenes por esclavo, pero claro, eran utilizados para diferentes motivos, los más vendidos y mejor pagados eran las chicas con mejores cuerpos y los chicos más tiernos.

Cuando uno era vendido solo le esperaba un destino: vivir eternamente ante las órdenes de sus amos.

Los esclavos eran prisioneros, delincuentes, extranjeros y otros cuantos mas, pero en el caso de nuestro pequeño protagonista, Takahashi Misaki, el es un huérfano, su padre al saber que su madre estaba embarazada le dejo, y su madre murió durante el parto, quedando así completamente solo en este mundo. Al no haber nadie que cuidara de el se convirtió en un esclavo mas.

Desde pequeño había sido educado para ser un buen esclavo, se les enseñaba modales, lenguaje, baile, cocina; los esclavos recibían la mejor educación de odas, todo para poder ser la mejor compañía y sirvientes de sus amos, ya que sus precios eran extremadamente altos, solo los mas ricos tenían el privilegio de poder comprar uno.

Ahora Misaki acaba de cumplir los 16 años, es decir, ya había cumplido la edad en la que odia ser vendido, y esta, seria  su subasta, saldría de aquel agujero en el que se había criado para tal vez… caer en uno peor.

Se encontraba en el rincón de su pequeño cuarto, un mugroso espacio con 4 paredes y una cobija para taparse en las noches de frio, estaba sentado en el rincón, abrazado en sus rodillas, al borde del llanto, no había estado tan triste en ya mucho tiempo ¿y si lo compraban?, ¿y si ese hombre era malo?, ¿y si lo lastimaba?, no podía tranquilizarse, al menos donde lo tenían, tenían la prioridad  de mantener a los esclavos vírgenes, para mejor satisfacción de sus futuros amos, pero… si se iba con ese hombre… dios sabe que le haría.

No quería que nada malo le pasara, estaba asustado, los minutos pasaban y pasaban, faltaba poco menos de una hora para que la subasta diera inicio y Misaki no dejaba de temblar, dentro de unos pocos minutos un hombre llegaría, lo sacaría de su celda y lo llevaría con su nuevo dueño, a su destino…

¿Por qué? ¿Por qué su padre había abandonado a su madre?, si no lo hubiera hecho el se hubiera hecho cargo de el, y así jamás hubiera terminado como esclavo, ahora tal vez podría estar trabajando en el campo con el, podría conocer alguna chica linda, podría tener una buena vida, pero no… el cobarde de su padre lo dejo a el y a su madre, su madre dio su vida por el, y le estaría eternamente agradecido, pero sabia de todo el amor que le tenia su madre, y seguramente ella no querría que su hijo viviera a merced de un hombre que lo mas posible, le odiaría y solo lo querría para mancillar su cuerpo una y otra y otra vez.

Su cuerpo se estremece cuando escucha el rechinido de la puerta al abrirse, la luz entra y lo sega por unos instantes, cuando por fin puede acostumbrarse a la luz, logra divisar una figura alta y fuerte que lo toma de un brazo.

-¡no! ¡Por favor! ¡No quiero, no quiero!- suplicaba un desesperado Misaki

Lo sacaron de su cuarto y lo trasladaron por los pasillos de esa gran “cárcel” como el le llamaba, pero prefería una cárcel al infierno al que iría; después de recorrer unos cuantos pasillos fue arrojado en una especie de habitación con 10 chicas y 9 chicos mas. Estos serian los vendidos el día de hoy, pero tal parece la suerte le sonreía un poco, había sido el ultimo en ser llevado, o sea… seria el ultimo en ser subastado, al menos, los mas pervertidos a esas alturas ya se abrían ido…

Unas campanadas sonaron afuera de aquel cuarto, la subasta daría inicio, entro otro hombre igual de alto y fuerte también, tomo a una chica rubia y la saco arrastrando del lugar, Misaki logro escuchar al presentador.

-¡bienvenidos todos a la decimo sexta venta de esclavos, preparen sus ofertas, que nuestra primer mercancía hará aparición en unos instantes!-

Se escuchaban quejidos de aquella chica y su forcejear, se escucho un golpe seco, seguramente la habrán aventado sobre la tarima.

-Bien- dijo el presentador- esta pequeña jovencita tiene 17 años de edad, esta es su 2da subasta, en la primera no tuvo mucha suerte, pero ahora, es diferente, puesta que esta de oferta, esta jovencita de cabellos rubios y virgen, además de fuertes piernas y habilidades domesticas increíbles se encuentra con un precio de 50 millones de yenes para empezar la subasta-

Cuando termino de hablar empezaron a sonar voces de hombre gritando cantidades “¡50 millones!, 60, 65, 70, 72… 75.

-¡Vendida al hombre de gabardina roja!, ¡traigan al siguiente!

Un hombre volvió a entrar, y esta ves se llevo a un chico, tal parece de la misma edad que Misaki, tal vez solo un poco mas alto, se repitió el proceso pero con una chica… así fue hasta que poco a poco los chicos y las chicas de la sala fueron desapareciendo, `parece que esta vez se vendieron todos, mejor para Misaki.

Finalmente cuando Misaki se hallaba solo en esa gran habitación el hombre volvió a entrar, al instante la sangre de Misaki se helo y su corazón comenzó a latir desenfrenado mientras comenzaba a sudar.

El hombre al igual que a los demás lo tomo por un brazo y se lo llevo arrastrando mientras Misaki lanzaba inútiles gritos de protesta a la vez que las lagrimas surcaban su rostro. Fue llevado hasta la tarima, donde fue lanzado en el centro, levanto la vista y pudo observar la gran cantidad de hombres que se encontraban en aquel gran lugar donde seguramente seria vendido.

-Nuestro ultimo producto- dijo aquel hombre- este jovencito de 16 años, y al igual que los demás es completamente virgen, solo miren esa carita, no les gustaría tener ese par de ojos verdes en su cama, ¡vamos!, ¡anímense!, la oferta comienza con 150 millones de yenes-

Al instante los gritos de los hombres comenzaron, claro, Misaki era en extremo tierno, tenia esos grandes ojos verdes, cabello castaño tan suave como la seda, piel blanca como la nieve y dulces labios rosas, era claramente irresistible.

-¡150!- dijo uno

-¡170!-dijo otro

-¡200!- dijo uno mas

-¡¡300!! –dijo un hombre al fondo

-¿alguien ofrece mas?- dijo el presentador-¡vamos! ¿310?...

-…-

-¡Vendido al hombre de los 300 millones!

Misaki estaba que no cavia de su asombro… ¿alguien tenia tanto dinero? Estaba asustado… mucho. ¿Quién seria aquel hombre que lo había comprado?

Nuevamente el mismo hombre que lo había traído ahora lo sacaba, lo llevo a un edificio, el mas lujoso que hubiera visto jamás, era una gran construcción con finos decorados en colores anaranjados, marrón y dorado, lo metieron en una habitación unas diez veces mas grande de lo que eran sus pequeñas cuatro paredes.

Dentro de la habitación había un solo sillón, y en el se hallaba sentado un hombre, alto, de cabellos plateados, tenia un porte perfecto, vestía un traje, y tenia unos preciosos ojos amatistas.

-Hola, Misaki- dijo ese hombre con aquella sensual y perturbadora voz, la cual logro erizarle los bellos a Misaki, además de que le causo cierto temor-  un gusto en conocerte, desde ahora…  yo seré tu amo- dijo sonriendo

Misaki no podía articular una sola palabra, se encontraba estático, temblaba como un enfermo de Parkinson, ese hombre… ese hombre seria su amo, esa mirada le inspiraba temor, sus palabras confianza y su porte respeto, era una combinación muy extraña, aun se hallaba en el suelo, de rodillas sosteniéndose con sus manos

-y yo…- tenia la voz temblorosa, tartamudeaba, apenas tenia la voluntad de abrir la boca

-No te molestes, no debes decir nada, nos iremos ahora…- dicho esto el hombre se levanto del sillón y con su porte perfecto comenzó a caminar hacia la salida.

Aun inmóvil Misaki seguía en el piso, pero recibió una patada por el hombre que lo había llevado hasta ahí en señal de que debía reaccionar, rápido se puso en pie, corrió tras ahora su nuevo amo, lo alcanzo justo antes de salir a la calle, pero lo esperaba justo después del pórtico y logro ver la calle.

La gente paseaba en sus carruajes, las damas se pavoneaban con sus grandes vestidos, y los elegantes catrines caminaban tranquilamente; el sol brillaba y unas pocas nubes cubrían el cielo azul, era un día perfecto, por un momento la idea de echar a correr y huir paso por la mente de Misaki.

-Ni lo pienses- dijo su amo tomándolo del brazo- no escaparas, no lo permitiré- dijo mirando hacia el horizonte con la mirada vacía.

-N no lo haría…- tartamudeo borrando cualquier rastro de ese pensamiento

-bien-

Caminaron hasta el carruaje de aquel hombre que lo había comprado y se encaminaron al hogar de aquel hombre, el camino fue completamente silencioso, nadie dijo nada, ni un solo ruido, un murmullo, una palabra, un estornudo… nada.

Cuando por fin llegaron a Misaki se le desencajaba la mandíbula, era la casa mas grande que haya visto, para empezar, era rodeada por un enorme bosque, y en el centro de este se encontraba esa imponente construcción.

El pórtico era enorme, solo en el pórtico tenia mesas de te hermosas, los jardines principales eran una hermosura, y la decoración era digna de un dios, y solo había visto el exterior, no quería imaginar como seria por dentro.

El conductor detuvo el  carruaje justo frente a la puerta principal, bajo de su puesto y se dirigió a abrir la puerta de la cabina, bajando primero el amo y después su nueva adquisición. Entraron a la casa, encontrándose con un enorme salón lleno de reliquias, muebles, libreros y un enorme candelabro colgando desde el techo.

-Acompáñame Misaki, te llevare a tu habitación- dijo el hombre con una voz de terciopelo

Misaki se limito a asentir y seguir a su amo, al final del salón se hallaba una gran escalera, la cual era recorrida por una larga alfombra marrón, Misaki se preguntaba ¿Qué no había mas sirvientes? Fuera del cochero no había nadie en esa gran casa.

Esa escalera se dividía en otras dos, Misaki solo seguía al peli plateado, el cual tomo la escalera de la izquierda, la cual llegaba a un pasillo, recorrieron ese pasillo y entraron por la tercera puerta, la cual llevaba a otro pasillo, el cual tenia 6 puertas, el ojilila se detuvo.

-Todas estas son habitaciones, elige la que gustes, tienes 1 hora para acomodar tus cosas, luego de eso te espero en la sala para darte un recorrido y decirte cuales serán tus tareas aquí de ahora en adelante.- un momento que fue lo que dijo al principio… ¿cosas?

-amm este yo…-

-¿si?

-y yo… no tengo… cosas…- El ojilila se sorprendió, pero no dijo nada, era de esperarse después de todo… el era un simple esclavo

-oh ya veo… entonces ven…-

El hombre lo llevo de regreso a la sala principal y dijo:

-Bien… primero que nada, mi nombre es Usami Akihiko, pero deberás referirte a mi como amo ¿entiendes?-

-s si… amo- tartamudeo sonrojado y con la mirada baja, Usami trago saliva.

-bien, ahora acompáñame-

Lo llevo hasta la gran cocina, le enseño donde estaba cada cosa, los platos, vasos, cubiertos, mantelería y alimentos.

-Deberás preparar mis alimentos todos los días, después de todo, se supone que sabes cocinar- Misaki asintió-

Continuaron caminando por la casa, prácticamente Misaki debía alimentar, vestir y limpiar a su amo, además de que era el encargado del jardín y de la limpieza de la casa.

Ese hombre… ¿Usami Akihiko?... por lo visto vivía solo, y tenia mucho dinero ¿estará casado? ¿Solo busca un sirviente? ¿Lo lastimaría? Eso era lo que mas le inquietaba, el hecho de que ese hombre de ojos lilas pudiera hacerle algo, el nunca se había tocado ni mucho menos, Misaki era la inocencia en persona.

Su amo le había dejado el resto del día, pero el día de mañana comenzaría con sus labores, así que Misaki fue a donde le habían indicado que estaría su habitación, eligió la primera de las puertas que vio y entro, era una habitación normal, tenia una cama con base, un pequeño ropero, una ventana que daba al jardín, un tocador y un buro del lado derecho de la cama, tenia lo esencial, y era por lo visto mas grande y cómodo que su cuartucho de antes.

Se hecho en el viejo colchón y se tapo con la frazada, se quedo dando vueltas en la cama por un rato mientras pensaba en como seria su vida desde ese momento, el día de mañana todo comenzaría, debía levantarse muy temprano a preparar el desayuno de su amo, ese hombre… ¿confiaría en el? Eso era lo que pasaba por la cabeza de Misaki, no sabia que planeaba ese hombre, y eso era lo que mas le aterraba.

Una lagrima rodo por su mejilla, sabiendo que así escapara, no tendría una buena vida, no sabia si podría conseguir empleo, tendría que vivir en la calle, comiendo de la basura, pasando frio… posiblemente seria violado por uno de los muchos pervertidos que hay ahí afuera.

Sacudió su cabeza tratando de sacar esas cosas feas de su cabeza, sus pensamientos fueron interrumpidos por un ruido proveniente de su estomago, era obvio que tendría hambre, no comía desde hace tres días, pero no podía ir con su amo a decirle que tenia hambre cual niño pequeño a mitad de la noche, no, el era un esclavo, si su amo no le ofrecía de comer así estaría, eso le habían enseñado.

Hambriento y con los cachetes húmedos Misaki regreso a la cama, cerrando sus ojos y tratando de quedarse dormido,  después de un tiempo lo consiguió, soñando con el hecho de que su madre hubiera sobrevivido, o que su padre no los dejaba… hubiera sido hermoso, pero después de todo… era solo un sueño.

Se levanto muy temprano al día siguiente, poniéndose la ropa que le había dado su amo, era una especie de traje, pero muy extraño, eran unos pantaloncillos cortos, negros, acompañados de una camisa también de manga corta, un chaleco negro y un moño rojo atado al cuello, trato de acomodarse su rebelde cabello, sin embargo se rindió después de unos cuantos intentos.

Salió de su habitación y se dirigió a la cocina tratando de no perderse en aquella enorme mansión, una vez llego abrió la despensa, y en base a la lista de lo que no le gustaba a su amo logro hacer un lindo desayuno digno de un rey: primero un coctel con frutas de temporada, seguido de unos deliciosos panqueques de nuez, y para el postre un pay de piña, además acompañado de jugo de naranja, leche, y te de manzanilla.

Cuando tuvo todo listo acomodo la mesa y fue a ver la agenda de su amo, a petición de el, memorizo todo lo que tendría que hacer el día de hoy, recogió el periódico y lo puso a un lado del desayuno de su amo, en ese momento se dirigió a la habitación en la que su amo dormía.

Ahí estaba, frente a la puerta, tras ese gran pedazo de madera se encontraba el posible tirano de su amo, no lo conocía, no sabia de que era capaz, no sabia si le trataría bien o mal, pero a eso nadie le importaba, Misaki era de su propiedad y ahora no podía hacer nada, ese hombre había pagado por el y ahora le pertenecía, el debía satisfacer todo deseo de su amo… todo.

Tomando todo el valor que tenia levanto su puño y golpeo suavemente la puerta, no hubo respuesta, Misaki trago saliva y volvió a golpear, pero esta vez un poco mas fuerte, nuevamente, no hubo respuesta ¿Qué hacia? ¿Entraba o lo dejaba así?, seguramente si lo dejaba así su amo se enojaría, pero es posible que también se enojara si entraba sin su permiso, ¿Quién querría un simple esclavo en sus aposentos?

Tentando a su suerte tomo la dorada perilla y la giro poco a poco abriendo la puerta, empujo con un poco de fuerza aquella gran y pesada puerta, encontrándose con un enorme cuarto, unas seis veces mas grande que el suyo, había un juego de sillones, mesa de te, muebles visiblemente caros, una enorme cama con dosel, y un gran ventanal que era cubierto por una gran cortina color vino.

Misaki entro temblando, dando cuidadosamente paso por paso, tratando de no tropezar con alguna antigüedad, camino hasta el ventanal, jalando de una cuerda al costado de el, logrando que las grandes cortinas se recorrieran, dando paso al abrazador sol de la mañana, inundando la habitación de luz.

Misaki escucho un quejido, y volteo hacia la gran cama, donde su amo se removía tratando de cubrirse de la molesta luz, se notaba que dormía plácidamente. Nuevamente un temeroso Misaki caminaba con cautela, pero esta vez hacia la cama, cuando estuvo junto a ella una de sus manos se encaminaba hacia el hombro de su amo, pero se detuvo justo antes de tocarlo, “no puedes tocar a tu amo si el no te lo permite”, descartando la idea se limito a susurrar:

-A amo, y ya es hora d de despertar…- dijo con una voz tremendamente dulce.

Akihiko se removió y abrió sus ojos impulsados por una melodiosa voz que rápidamente le pusieron de un buen humor… que linda voz.

-mmmm- dijo llevando sus manos a sus ojos tallándolos, su vista era algo borrosa, así que entrecerró los ojos, y cuando pudo acostumbrarse, se encontró con esas preciosas esmeraldas que lo miraban inseguras- a, si… ya voy- se sentó en la cama, dejando a la vista su blanco y bien torneado pecho, sacando un tierno sonrojo por parte del castaño

-ammm yo…- dijo Misaki-  l lamento haber entrado a su habitación, p pero no respondía la puerta y y…

-tranquilo Misaki, no pasa nada…- dijo el peli plata dándole una linda sonrisa, a lo que el sonrojo de Misaki aumento

-ah… si bueno… le daré su ropa- un Misaki completamente sonrojado de dirigió al gran armario lleno de trajes, eligió una combinación casual pero formal a la vez, volvió la mirada para darle la ropa, pero gran sorpresa se llevo al voltear y ver a su amo a contra luz completamente desnudo, a excepción de lo calzoncillos, su rostro no podía estar mas rojo, es cierto, debía vestirlo.

Camino tembloroso hacia su amo, el cual extendió sus brazos, dejando que Misaki metiera las mangas de la blanca camisa, cuando lo hizo, abotonar los botones fue una ardua batalla, ya que sus manos temblaban y era muy difícil abrocharlos; pero nada fue mas difícil que el pantalón, cuando subía la bragueta de este no pudo evitar mirar ese extraordinario bulto que impedía que cerrara, el pánico entro en el y cerro rápidamente la bragueta, alejándose lo mas posible del lugar.

Cuando su amo estuvo completamente vestido se encaminaron hacia el comedor, Misaki retiro una silla, para que su amo pudiera ocupar su lugar en la mesa, Misaki corrió a la cocina por el desayuno, lo acomodo frente a su amo, el cual a penas la comida estuve en frente suyo comenzó a comer, Misaki se encontraba un poco retirado de el, a la espera de que su amo necesitara algo.

-Misaki- dijo el peli plata- ¿Cuál es mi horario de hoy?

-ammm pues… debe organizar el papeleo de su nueva adquisición, o sea yo, por otro lado, la Srita. Aikawa vendrá a recoger el manuscrito, y mas tarde tiene una cita con el amo Kamijou- Misaki no tenia ni idea de quien eran esas  personas, sin embargo hablaba de ellas como un experto, así le habían enseñado.

-ahhh- suspiro- ¿vendrá Aikawa?, por favor, cuando llegue dile que eh muerto

-p pero amo- replico Misaki

-bueno… solo entretenla un rato-

-entendido amo-

Akihiko continuo comiendo, y cuando finalmente termino se levanto de su silla, rápidamente Misaki paso a recoger los platos, pero cuando lo hacia, un fuerte ruido fue emitido de su estomago, causándole una evidente vergüenza y a Akihiko una gran sorpresa.

-Misaki…- dijo el ojilila

-¡N no se preocupe amo!, ¡estoy completamente bien! – mintió Misaki, haciendo una reverencia a su amo

Akihiko lo tomo de los hombros, sobresaltando a Misaki, su amo lo estaba tocando, Akihiko lo levan y observo su rostro, mirando que estaba algo pálido y con ojeras, ahora que lo notaba el chico estaba muy delgado.

-Misaki, ¿hace cuanto que no comes?- dijo tomándolo de las mejillas ahora sonrojadas

-y yo…-

- no me mientas, no lo tienes permitido- dijo clavando sus ojos amatistas en los contrarios

- c cuatro días…- dijo mientras miraba esos hermoso ojos lilas

-¿¡cuatro días!?- dijo soltándolo- ¿¡por que no lo habías dicho!?

-e es de m mala educación pedir algo al amo, el amo me dará l lo que el crea conveniente- dijo nervioso

-la comida no entra en ese aspecto, te ordeno que comas todo lo que quieras en esta casa, no puedes estar sin comer-

Los ojos de Misaki comenzaron a humedecerse, nunca nadie se había preocupado por el, nunca nadie le había ofrecido nada, y ahora este hombre llegaba y le decía que podía comer lo que quisiera, era simplemente demasiado para el. Dejando salir sus lágrimas hizo una notable reverencia hacia su amo.

-¡gracias amo! ¡D de verdad, muchas gracias!- dijo sin poder detener las lagrimas

-no es algo que debas agradecer- dijo sonriendo, tomo su barbilla levantando su cabeza, a la vez que limpiaba las lagrimas del castaño.

Después de eso el castaño se dispuso a limpiar el comedor y seguido de eso, por órdenes de su amo, fue a la cocina a engullir el más delicioso desayuno que hubiera probado jamás.

Su día no fue la gran cosa, por la mañana se dedico a limpiar un poco la gran casa, acomodo la habitación de su amo y  recorto un poco los rosales del jardín, alimento los caballos, y preparo la comida, guardando un plato para el.

Fue por su amo a su estudio, toco suavemente la puerta,  entro cuando escucho un suave “pase”.

-amo… es hora de comer- dijo Misaki suavemente

-si, ya voy- dijo su amo levantándose de su escritorio pasando por delante del chico, pero justo cuando paso frente a el paso una de sus grandes manos por las castañas hebras del menor, ante esto, Misaki no pudo evitar que su sangre fuera directo a su rostro.

Siguió a su amo nuevamente hasta el comedor, donde sucedió lo mismo que en la mañana, Akihiko comía en silencio y Misaki se limitaba a esperar a que su amo necesitara algo.

El resto del día fue algo normal, Misaki conoció a Aikawa, la editora de su amo, tal parece su amo era un irresponsable respecto a sus manuscritos, y su editora era una desquiciada que se encargaba de gritar a su amo, era muy hermosa, tenia un cabello anaranjado con tonos rojizos, grandes ojos grises.

Mas tarde un amigo de su amo los visito, tal parece se llama “Hiroki Kamijou”, y son amigos desde la infancia, Misaki elaboro unas tartaletas de fruta para ambos amigos, claro junto con un poco de te.

Pero había algo que le inquietaba, su amo… no parecía ser una mala persona, lo trataba bien, se preocupaba por el, lo único que hacia era lo que un sirviente cualquiera haría, ¿Por qué había comprado un esclavo si solo quería una sirvienta? Una sirvienta cobraría mucho menos, además, en todo caso, ¿Por qué o compro un esclavo mas barato? ¿Por qué pagaría tanto dinero por el?

Era eso lo que le impedía a Misaki confiar en su amo, no bajaría la guardia, ni por un momento.

 

Así pasaron los días, las semanas y los meses, Misaki era no mas que el sirviente de la casa, su amo lo trataba bien, era amable, se preocupa por su seguridad, en una ocasión, Misaki enfermo y su amo llamo un doctor para atenderlo, esto conmovió el corazón de Misaki, ya que este pensaba que le dejaría morir.

El corazón de Misaki latía como desquiciado cada vez que su amo tenia un contacto con el o mostraba algún signo de preocupación, el sentir esas grandes manos pasearse por su cabeza era una sensación hermosa. El escuchar las dulces palabras que su amo le dedicaba era la gloria, sin embargo, Misaki aun se negaba a confiar en el, cuando sentía que su amo se acercaba mucho a el, discretamente se alejaba, ya que, mientras no le diera la orden de no alejarse podría hacerlo.

Aun tenia sus dudad, las mismas que ah tenido siempre ¿y si solo esta fingiendo? ¿Y si todo esto es una mentira? ¿Y si quiere lastimarme? Esas preguntas llegaban a la mente de Misaki cada vez que se metía en la cama con el corazón latiendo desbocado, después de tanto tiempo, el no bajaba la guardia, nunca lo haría.

Desde que Misaki vivía ahí, su mente siempre estaba llena de emociones, cuando su amo le sonreía, una extraña felicidad lo llenaba, pero las veces que iba a los bailes con las mujeres mas ricas y hermosas, había algo que lo hacia rabiar, algo que no podía explicar.

Ya eran 7 meses, 7 meses en esa casa, hoy era sábado, eso quería decir que debía ir al mercado, fue a la habitación de su amo a avisarle que ya se iría, el mayor acepto.

Camino por las calles de la ciudad con la canasta en mano, caminaba tranquilamente hasta que llego al mercado, reviso su lista y compro todo lo que necesitaba (excepto ropa haha xD), unas manzanas, pescado, carne, pollo, verdura, fresas, piña, todo tipo de cereales, a Misaki le gustaba ir al mercado, pues al ver la comida le daban ideas de nuevos y deliciosos platillos que podría preparar a su amo.

La canasta ya iba llena, y un lindo castaño se dirigía de vuelta a la casa de su amo, pero de lo que no se había percatado era que desde hace 3 cuadras atrás un hombre lo venia siguiendo.

Misaki caminaba tranquilamente, nada le preocupaba, decidió tomar un atajo, pues se le hacia tarde para hacer la comida, así que doblo en una calle que se encontraba completamente sola y gracias a su inocencia no sospechaba nada, cuando paso frente a un callejón sintió como un hombre lo jalaba.

Tirando la canasta Misaki fue arrastrado al fondo del callejón y aprisionado contra la pared, un hombre pasaba sus asquerosas manos por debajo de la camisa de Misaki, este solo se limitaba a forcejear; la lengua de su atacante se paseo por la mejilla del chico, a lo que este cerro los ojos con asco, el hombre bajo sus rasposos labios hasta el cuello de Misaki, sus manos ahora jalaban con fuerza los pezones del mas pequeño.

-Ah… suélteme- decía Misaki tratando de alejar a aquel hombre con sus manos- suélteme- ahora Misaki había comenzado a llorar- suélteme…

El hombre había sacado una mano de la camisa de Misaki para bajar sus pantalones, sacando su horrible miembro.

-No… ¡no!- ahora el hombre trataba de abrir el pantalón de Misaki- suélteme… ¡¡que me suelte!!-

Misaki levanto con fuerza una de sus rodillas, logrando golpear el miembro desnudo de su atacante, el cual se hinco y se retorció por el dolor, Misaki aprovecho que aquel hombre se encontraba ahora en el piso para echar a correr, tomo la canasta y corrió como alma que lleva el diablo.

Corrió y corrió, hasta que entro a la casa de su amo donde al cruzar la puerta de la entrada se tiro en el piso tratando de controlar su agitada respiración.

Había tenido mucho miedo… mucho, dios sabe lo que ese hombre hubiera hecho, definitivamente, ahora no tomaría mas atajos… aunque mientras ese hombre pasaba sus asquerosas manos por su cuerpo lo único que pasaba por la mente de Misaki era el rostro de su amo.

Ya un poco mas calmado se levanto y fue a la cocina, reviso la canasta, lo único que se había caído eran unos cuantos panes y las fresas, esa semana no habría pastel de fresa… que mal, Misaki deseaba hacerle uno a su amo.

Acomodo todo en la cocina y se dispuso a hacer de comer, un medallón de res bañado en salsa, arroz conde, ensalada de frutas, vino, y un mus de mango, todo para dar un gusto a su amo.

Ya con la comida lista Misaki fue hacia el jardín donde se encontraba su amo leyendo  un libro.

-Amo- dijo Misaki haciendo una pequeña reverencia a manera de saludo

-¿si? ¿Qué sucede Misaki? – dijo quitándose los lentes

-La cena esta lista- dijo sonriendo Misaki al ver de nuevo a su amo

-entiendo- se levanto y se encamino al comedor seguido por el pequeño castaño.

Akihiko tomo su lugar en la gran mesa y comenzó a comer la deliciosa comida de su esclavo, debía admitir, que era la mejor comida que hubiese probado jamás, la comida de su niño tenia algo especial, era como si la preparara solo con la intención de complacerlo.

La comida del peli plata era silenciosa, igual que siempre, pero esta vez algo interrumpió su comida, un ruido proveniente del estomago del castaño a su costado.

-Misaki…- dijo Akihiko

-¿si amo?- dijo Misaki haciendo como que la virgen le hablaba

-¿no has comido?- dijo su amo severamente

-¿eh? A… este… yo…- dijo nervioso

-Misaki- dijo a manera de presionar

-No- dijo avergonzado, al instante se puso de rodillas a la vez que ponía sus manos en el piso y bajaba la cabeza- yo de verdad… no quería desobedecerlo amo, pero, se me hizo tarde, y no me dio tiempo de comer, por favor… ¡perdóneme!- dijo Misaki al borde del llanto.

-No, tendrás un castigo…- dijo severamente el peli plata, al escuchar de esto el cuerpo del castaño comenzó a temblar de miedo- comerás conmigo- dijo

En es instante Misaki levanto la cabeza asombrado, ¿comer con su amo? ¡No podía!, era demasiado…

-P pero amo…- dijo Misaki

-nada, ahora levántate y trae un plato para ti-

-¡Amo! ¡Comer con usted seria una gran falta de respeto!- replico Misaki levantándose

-Obedece Misaki- dijo severo su amo

-si amo- dijo un derrotado castaño

Se sentaron a comer juntos, nadie decía nada, el silencio inundaba la habitación, lo único que se escuchaba eran los tenedores chocar contra los platos, pero a pesar de haber silencio, no era uno incomodo, de hecho, era una atmosfera muy amena, ambos se sentían muy a gusto. 

Terminaron de comer y Misaki recogió los platos, cuando regreso su amo aun se encontraba en la habitación.

-Misaki, ven- ordeno y Misaki obedeció

-¿si amo?-

-de ahora en adelante comerás conmigo- dijo su amo

Misaki iba a replicar, pero vio la severa mirada de su amo, y cualquier impulso de rebelión desapareció de él, así que se limito a asentir.

-si amo- dijo agachando la cabeza.

Akihiko sonrió y alzó su mano, pasándola por los castaños cabellos de su lindo esclavo, el pequeño no dijo nada, simplemente se dedico a disfrutar del tacto que le brindaba su amo, adoraba que revolviera sus cabellos, le hacia sentir un extraño cosquilleo, esas grandes y suaves manos lo mimaban y Misaki simplemente no decía nada, ambos estaban felices, de tener al otro así, pero de un momento a otro las caricias se detuvieron.

Agresivamente Akihiko tomo la barbilla del menor y alzó su rostro volteándolo, dándole una vista perfecta del lado derecho del blanco cuello del castaño.

-Misaki… - Misaki sintió miedo al oír esa voz, parecía haber sido sacada del mismo infierno, comenzó a temblar- ¿Qué es esto?- dijo con la ira inundando sus ojos

-¿eh? ¿Q que cosa amo?- dijo temeroso, a penas podía articular una palabra

-¡Esto, esta marca roja en tu cuello!- grito asustando al castaño

-¿eh?- ¿marca roja? Un momento… el hombre que lo ataco- a amo…

-¿¡que has estado asiendo!?,  ¿¡con quien te acuestas!?-

-eh no, amo, yo no… - trato de excusarse en completo pánico

Akihiko ya dominado por la ira tomo con fuerza al niño de los brazos, el pequeño al sentir el dolor no pudo evitar que las lagrimas rodaran sin control por sus mejillas

-a amo…- lloriqueo Misaki

-¿¡¡con quien te acuestas!!?- grito sacudiendo al castaño, logrando que este se asustara mas

Misaki estaba muy asustado, nunca había visto a su amo así, el era tranquilo y cariñoso, no violento como el hombre que tenia en frente seguramente lo golpearía.

-¡¡responde!!-

-¡c con nadie!- logro decir Misaki- cu cuando i iba al mercado… u un hombre… m me ataco…- dijo cerrando sus ojos con fuerza, esperando el golpe que nunca llego, solo sintió como el agarre de sus brazos se relajaba, sin fuerzas, Misaki callo al piso.

-¿un hombre te ataco?- dijo Akihiko ya tranquilo

-…- Misaki solo sollozaba en el piso

-Misaki…- Akihiko se hinco y estrecho al pequeño castaño entre sus brazos-Misaki… lo siento… de verdad… lo siento- dijo apretando su agarre

-…- el pequeño simplemente regreso el abraso a su amo, importándole poco que ese tacto se considerara falta de respeto.

Estuvieron un rato abrazados, Misaki solo sollozaba en el hombro de su amo, y el otro no debilitaba su agarre para nada, solo lo abrazaba y jugaba con sus cabellos castaños, lo había asustado, mucho… se sentía como una mierda ¿Cómo era posible que hubiera inculpado de eso a una persona tan inocente? No tenia perdón, ahora tal vez su niño le tuviera miedo, o peor… le odiara, el no quería eso, no soportaría que su niño se alejara, sabia que aun no confiaba plenamente en el, pero… al menos parecía que se encontraba bien con el. Ahora después de esto… no sabía lo que pasaría.

-Misaki…- susurro el peli plata

-…-

-desde ahora no tienes permitido salir solo, cuando salgas debe acompañarte Tanaka (el cochero) o yo, sino no tienes permitido salir, ¿entendido?- el castaño solo asintió aun con su rostro escondido en el pecho de su amo.

 

Mas tarde después de que Misaki se calmara su amo le dio un beso en la frente y se fue a trabajar en su manuscrito, gracias a eso, Misaki no pudo concentrarse en nada el resto del día.

Su amo le había asustado, pero a pesar de eso… había intentado reconfortarlo, se había arrepentido, pero… ¿Por qué se habría enojado tanto? No lo entendía, bueno… seguramente solo estaba estresado, todos tenemos nuestros momentos. Pero le había gustado, le había gustado estar entre los brazos de su amo, por un momento se sintió amado y protegido, lo que nunca había sentido antes… mentira, desde que vivía en esa casa muchas veces se sintió amado y protegido, cada vez que su amo le dedicaba una sonrisa, o una mirada amable, gracias a el podía experimentar esa clase de sentimientos.

Su risa, la risa de su amo era lo mas maravilloso que hubiese escuchado jamás, cuando la escuchaba un sentimiento de querer reír también lo inundaba, era algo extraño, quería pasar mas tiempo con su amo, quería poder conversar con el, quería poder preguntarle si le dejaría leer una de las novelas que escribía, quería que le abrazara, quería divertirse junto a el, siempre, a cada momento del día, quería estar siempre con el, así que… por un pequeño ataque de locura no lo dejaría, no se creía capaz de hacerlo.

Fue al jardín y tomo las tijeras, las rosas estaban creciendo mucho, y si superaban cierto peso, los tallos no las podrían sostener y caerían, esas hermosas rosas blancas, eran una maravilla, eran les segundas que mas le gustaban del jardín, las que mas le gustaban eran las lilas que rodeaban un pequeño estanque, esas hermosas flores, le gustaban porque eran exactamente del mismo color que los ojos de su amo, ese tono amatista que le encantaba, además su olor era capaz de llevarte al paraíso, daría su vida por mantener vivo ese pequeño matorral de flores, eran simplemente perfectas.

Recorto las rosas y las rego, aprovechando de regar las demás flores del aquel enorme jardín.

Después de eso miro al cielo y se dio cuenta de que el sol estaba por ponerse, se dirigió dentro de la mansión, mas específicamente al baño, se había ensuciado en el jardín así que se daría un agradable baño, entro al baño que su amo había puesto n otra de las seis habitaciones, le había puesto una pequeña ducha, una tina, lavabo y taza de baño, además de una vitrina con sales de baño. Tomo una y la vacio en la tina mientras el agua caliente la llenaba.

Cuando estuvo completamente llena Misaki se metió en ella relajándose con el agua caliente, cerro los ojos tratando de pensar en como era su vida antes horrible a comparación de ahora, aun recordaba el miedo que le embargaba cuando iba a ser vendido, el terror que sentía de su nuevo amo, ahora se arrepentía de todos esos feos sentimientos, su amo era una persona muy amable, demasiado, ahora confiaba en el un 99.9%, por que después de lo de esa tarde, sabia que no lo debía hacer enojar, pero, se lo repetía, todos teníamos nuestros momentos.

Salió de la tina y se enrollo en una toalla, fue a su habitación y se puso su pijama, se encamino a la habitación de su amo, toco la puerta y escucho un pase, entro y se encontró a su amo leyendo el mismo libro de antes.

-Amor- dijo Misaki- ¿desea que le prepare el baño?

-por favor Misaki- dijo sonriéndole

Misaki hizo lo indicado, lleno la enorme tina de agua caliente y espuma, además de que puso velas con aromatizante para un gusto mayor de su amo. Cuando el baño estuvo listo se lo comunico a su amo, el cual entro al baño. Cuando su amo se encontraba en el baño Misaki le preparo la cama, guardo su libro y saco su pijama.

Cuando Akihiko salió del baño envuelto en una bata Misaki ya lo esperaba con su pijama, le ayudo a colocársela, claro no sin que un enorme sonrojo apareciera en el rostro del castaño. Ya cuando Akihiko estuvo dentro de la cama Misaki se disponía a irse.

-Bien amo, si me necesita solo llame, ahora me retiro- dijo Misaki haciendo una reverencia

-de hecho Misaki- dijo Usami deteniéndolo- hay una cosa mas que quiero

-¿si? ¿Qué necesita?-

-quiero que duermas conmigo- ¿¡que!?

La sangre llego rápidamente al rostro de Misaki, empezó a temblar, ¿Qué rayos le estaba pidiendo su amo?

-¡p pero amo!-

Nuevamente esa mirada severa  apareció en el rostro de su amo, entendía que no podría negarse de ninguna forma, lentamente camino hacia la cama de su amo, donde este se recorrió para dejar a su niño recostarse, Akihiko se estiro y apago las velas, matando cualquier iluminación que no fuera la de la luna. Akihiko se recostó al lado de su pequeño que se encontraba hecho un ovillo por los nervios, puso una mano en su cintura, a lo que el pequeño se puso aun más nervioso, gracias a esa mano se acercaron mas, Akihiko abrazo tiernamente al castaño, depositando un beso en la frente del castaño causando que los latidos de su corazón aumentaran, si es que eso era posible.

-te quiero- dijo

-A amo…- dijo Misaki…

¿Qué es lo que su amo le decía? ¿Le quería?, no se la creía, su amo le quería, lo apreciaba, una enorme felicidad llego al pecho castaño, haciéndolo tomar con los puños las solapas de la pijama del mayor, este tomo con su mano la mejilla del pequeño, acerco sus rostros, poco a poco, lento, disfrutando de la respiración del castaño que no trataba de alejarse, estaba a milímetros… sus labios estaban a nada de tocarse.

-¡Achu!- Misaki estornudo- ¡Ah! ¡Amo lo siento!- dijo un Misaki completamente apenado y sonrojado

-¿ah? Hay Misaki, ¿no te estarás enfermando?- puso una mano en la frente del castaño, verificando que tuviera fiebre- mmm creo que no tienes fiebre, tal vez fue solo una pelusa la que te hizo estornudar, bien… deberíamos dormirnos ya-

Dicho esto Ambos se durmieron abrazados, después de eso ninguno hizo ningún comentario, ya que ambos estaban completamente consientes de lo que estuvieron a punto de hacer, sin embargo, algo cambio, Akihiko era ahora mucho mas cariñoso con Misaki, sin mencionar que ahora le pedía que durmieran juntos todas las noches, y claro, el castaño no se negaba.

Pasaron las semanas, ahora Misaki no salía solo, ni de chiste, Usami se había vuelto mucho más posesivo con su pequeño.

Un día llego Aikawa con una carta, la carta decía que Akihiko estaba invitado a un gran baile, pero era obligatorio llevar pareja, Misaki se sentía triste, su amo no dormiría con el por ir a un baile, con una mujer… el se quedaría solo… pero bueno… ¿Qué importaba?, no era como si quisiera ir con el.

Ya era tarde, el sol estaba por ponerse, y su amo ya se encontraba vestido muy formalmente gracias Misaki.

-Está listo amo- dijo Misaki terminando de abrocharle el saco y con una triste sonrisa en su rostro.

-no estés triste Misaki- dijo su amo- no volveré tarde, no te llevo por que este tipo de fiestas son muy aburridas, no quiero que te aburras- dijo pasando sus dedos por la suave mejilla de su esclavo- no me esperes despierto por favor- dicho esto dejo un beso en la frente del pequeño, obteniendo como recompensa la vista del hermoso rostro sonrojado de Misaki.

En ese momento entro Aikawa.

-¡Sensei! ¿ya esta listo?- dijo Aikawa- ¡oh! ¡hola Misaki-kun!- dijo sonriendo, Aikawa llevaba el cabello arreglado en un moño alto, dejando unos pocos cabellos en du frente a manera de fleco, también llevaba puesto un enorme vestido azul con toques en plata muy hermoso.

-Sra. Aikawa- dijo Misaki haciendo una reverencio, la cual Aikawa regreso.

-Sensei…- dijo Aikawa notando algo extraño- ¿y su pareja?

-No tengo…-

-¿¡¡que!!?, ¡pero es obligatorio llevar pareja!-

-pues no tengo así que vámonos-

-¡sensei!, no podemos ir si usted no tiene una pareja, ¿Dónde conseguiremos una pareja para usted a esta hora?

-¡Ay que paranoica eres!, ¡si tanto quieres que tenga una pareja que sea Misaki!-

Ante esto el castaño se sorprendió, ¿el? ¿ir al baile?

-ah… este… yo…- dijo un nervioso castaño

-¡Corre Misaki-kun debemos vestirte!-

Aikawa se llevo a Misaki hasta la habitación, rápidamente lo desnudo y lo vistió para la ocasión, le puso una camisa blanca, con un chaleco dorado claro, con encajes de un dorado un poco mas intenso, junto con un pantalón algo  entubado de un color entre gris y azul, junto con unas botas negras sobre el pantalón y un saco largo, de grandes botones dorados, desabrochado y largo, del mismo color que el pantalón, debía admitirlo, Misaki se veía genial.

Misaki bajo acompañado de Aikawa, Akihiko no cabía en su asombro, nunca vio tan lindo a Misaki.

-Misaki- dijo acariciando con su pulgar la mejilla del menor- te vez encantador

El menor solo saco una pequeña sonrisa, se sonrojo y agacho su cabeza. Akihiko ofreció su brazo al pequeño y este lo tomo feliz. Así del brazo se encaminaron hasta el carruaje destinado solo a ellos, Aikawa y su acompañante, otro escritor llamado Ijuuin,  se fueron en otro carruaje, así en los carruajes se dirigieron al gran salón donde se realizaría la fiesta.

Los dos hombres iban del brazo en el carruaje, no decían nada, simplemente se encontraban felices de estar en compañía del otro.

De esta manera llegaron a un gran salón, el cochero se detuvo frente a la puerta del lugar, les abrió la puerta a nuestros protagonistas, primero bajo Akihiko para ofrecerle una mano a su esclavo para ayudarlo a bajar. Ya una vez abajo del carruaje aun del brazo caminaron por las grandes escaleras hasta la entrada del lugar.

Era un salón enorme, con grandes pilares y azulejos color crema, enormes ventanales con cortinas rojas y un enorme candelabro en el centro del techo del salón, había meseros por todos lados, todos llevaban copas con diferentes bebidas; había una mesa llena de bocadillos que se veían deliciosos.

Misaki se encontraba en extremo feliz, estaba en un evento social junto a su amo, ¡y además iba como su acompañante! No podía pedir mas, ahora tendría un pretexto perfecto para estar anclado a su brazo toda la noche.

Recorrieron el lugar un rato, tal parece el peli plata conocía mucha gente ahí, pues se había detenido muchas veces a saludar a alguien, pero a Misaki no le molestaba, ya que a todos lo presentaba como su “acompañante” Misaki simplemente lo estaba disfrutando mucho.

Ya pasada más o menos una hora entro una pequeña orquesta junto con una mujer extremadamente hermosa, se acomodaron en uno de los costados del salón y comenzaron a tocar.

Era una melodía lenta, el piano en ella era hermoso, la mujer comenzó a cantar, en ese momento Misaki pensó que era la voz más hermosa que hubiese podido escuchar jamás.

https://www.youtube.com/watch?v=0s4ErNrXEb4 (óiganla mientras leen y les llegara el sentimiento, a mi me llego ;n;)

-Misaki- dijo su amo- ¿me regalas esta pieza?- le dijo ofreciéndole una mano

-Amo…- susurro Misaki, luego asintió y poso su mano sobre la del peli plata.

 Juntos caminaron hasta el centro de la pista, Akihiko tomo la cintura del castaño con su mano derecha, y entrelazo su mano izquierda con la del pequeño elevándola a la altura del hombro. En ese momento comenzaron a mover los pies al ritmo de la música, era un paso lento, sin prisa, sus miradas se encontraban fijas sobre la del contrario.

Akihiko soltó la cintura de Misaki para que diera un vuelta sobre si mismo, luego volvieron a su pose inicial y continuaron con ese suave movimiento, comenzaron a mover los pies de manera que giraban, nuevamente Usami dio una vuelta Misaki, pero esta vez lo atrajo mas hacia si, haciendo que sus cuerpos quedaran completamente pegados.

Poco a poco se iban despegando del suelo y relajando sus cuerpos, realizando los movimientos con más fluidez y gracia, logrando así una danza de ángeles.

Se cansaron de bailar en un mismo lugar, así que comenzaron a moverse por el salón, con pasos cortos, rítmicos y perfectos, aun con ese paso lento, sin prisa, solo disfrutando de la compañía del otro, de sus roces y sus miradas, perdiéndose en el momento ya que en ningún momento esas lilas se separaron de las esmeraldas.

Continuaban moviéndose, se sentían perdidos, no había nadie mas que ellos, los demás habían desaparecido, todo el mundo había muerto, solo estaban ellos, la música y ese hermoso baile. La música se intensifico y comenzaron con movimientos más rápidos.

Ahora se movían con pasos un poco más largos y veloces, los giros de Misaki bien podrían ser confundidos con los de una princesa, la gente los miraba impresionados por la forma de bailar de esas dos personas en el centro de la pista.

Comenzaron a intercalar giros y pasos, así como el sentido de los giros, sus cuerpos parecían ser uno solo, estaban sincronizados perfectamente, podrían morir en ese momento y lo haría felices.

 

Cada vez bailaban mas rápido, nunca habían sentido la emoción que ahora sentían solo por el hecho de bailar con una persona especial para ellos, era una sensación maravillosa, una que jamás olvidaría, sus manos unidas sudaban, y comenzaban cansarse por la intensidad de su baile, sin embargo, no querían parar.

La voz era mas intensa, estaban emocionados y extasiados, de pronto la canción se torno lenta otra vez, Akihiko tomo de la cintura a Misaki cargándolo y dando una vuelta, cuando lo bajo, lo hizo de manera que quedaran lo mas cerca posible, y así en esta posición unieron sus labios en apenas un roce.

La canción dio sus toques finales mientras ellos movían suavemente sus labios sobre los del otro, haciendo ese roce el más maravilloso.

 

Después de eso bailaron un poco mas y caminaron un poco por los jardines del salón, pero no se separaron un solo momento, después delo que había pasado, de lo que habían descubierto no se separarían nunca.

Habían descubierto que estaban perdidamente enamorados el uno del otro, a pesar de que nunca lo habían admitido, ahora lo sabían, sabían que no podrían vivir sin el otro, ya se había acostumbrado en las noches al calor del contrario, se había hecho adictos a las expresiones y gestos de cada uno, se les hizo vicio de las miradas que se daban, de sus sonrisas, del tacto del contrario, se habían enamorado de la forma mas pura. Darían la vida el uno por el otro.

La velada transcurrió tranquila, pero ya era tarde y Misaki se hallaba muy cansado, Usami lo dejo sentado en uno de los sillones y se dirigió por sus abrigos.

Cuando ya los tenia en mano se disponía regresar al lado de su adoración, pero algo intervino, una pomposa mujer se acerco.

-¡Usami-sama! ¿ya se va?- dijo la mujer con una horrible voz chillona

-si, ya es tarde, así que ya debo irme-

-oh, Usami-sama, antes de que se vaya me gustaría decirle que ¡soy su mas grande fan!- dijo mientras levantaba el pecho, insinuándole sus grandes pechos al escritor

-oh pues.. muchas gracias pero de verdad debo irme- dijo dándose la vuelta

-¡Usami –sama espere!- dijo la chica tomándolo por un brazo, el escritor volteo ya harto de la situación

-Mira de verdad tengo que…- no pudo terminar la frase ya que esa chica lo había jalado y besado, Usami asqueado aparto a la chica, pero antes de decir cualquier cosa escucho un sollozo, volteo y se encontró a Misaki llorando frente a el… oh no. Misaki hecho a correr lo más rápido que pudo, Usami intento seguirlo, pero esa molesta chica había vuelto a interponerse en su camino.

Misaki corrió, triste, destrozado, su amo había besado a esa mujer, justo después de haberlo besado a el, corrió hasta el carruaje y le dijo que por favor lo llevara a casa.

Misaki no podía detener las lagrimas, se sentía destrozado, sentía un horrible vacio en su pecho, le dolía, era el peor dolor que pudiera sentir, ¿eso es que te rompan el corazón? Es lo más horrible que se puede sentir.

Una vez que llego a la casa corrió a su habitación y comenzó a desvestirse. se iría, se iría para ya no sufrir mas, pero se iría justo como llego, sin nada, lo dejaría todo, toda su ropa, los libros que su amo le regalo, solo se llevaría con el los recuerdos.

Una vez se encontró desnudo busco la ropa con la que había llegado a esa casa, encontró la desgastada camiseta y el mugriento short con los que había vivido los últimos meses antes de llegar a esa casa, se los coloco, sintiendo frio y asco por la suciedad de las prendas, se había acostumbrado a la suave y caliente tela con la que su amo lo vestía, decidió no darle importancia y salió de la habitación.

Bajaba las escaleras con prisa, su amo llegaría pronto, debía apurarse e irse cuanto antes, lo había engañado y traicionado, desde un inicio sabia que no debía confiar en el, sin embargo lo hizo y así acabo, con el corazón completamente destrozado, al menos cuando llego, no estaba enamorado, ahora, era mas que eso, se había hecho adicto a su amo, y como toda adicción, seria muy difícil dejarlo.

Llego a la puerta principal, pero antes de que pudiera posar su mano por la perilla la puerta se abrió dando paso a un agitado Akihiko, que apenas vio a su castaño lo abrazo como si su vida dependiera de ello.

-Misaki… no es lo que piensas- dijo sin soltar a su pequeño esclavo

-Suélteme por favor… - dijo Misaki volviendo a llorar

-Misaki, ella me beso, yo no me atrevería a besar alguien que no fueras tu

-Amo…- ¿ella lo había besado? Un rayo de esperanza había aparecido en el corazón del chico.

-Te amo, a ti y a nadie mas, cautivaste mi corazón desde el primer momento en que te vi, te vi y me enamoraste completamente, cuando te vi supe que debías ser mío, supe que tu habías nació sola y únicamente para mi- dijo el peli plata haciendo que el corazón de Misaki se acelerara y el vacio que antes ahí se encontraba desapareciera.

-Amo…- dijo Misaki ahora devolviendo el abrazo- yo… yo también lo amo- dijo llorando en el hombro de su amo, pero esta vez de felicidad

Se separaron solo para mirarse a los ojos antes de juntar sus labios en un tierno beso, un tierno y romántico roce, Misaki se había asustado por nada, era un tonto solo por el hecho de dudar de su amo, Akihiko subió las manos hasta la nuca de Misaki profundizando ese beso.

Misaki era un inexperto, después de todo el nunca había besado a nadie, esos eran a penas sus primeros besos, y eso Akihiko lo sabia, sin embargo no podía evitar tratar de devorar los dulces labios de su amado.

De un momento a otro se separaron para tomar un poco de aire, sin embargo cuando volvieron a unir sus labios Akihiko metió su lengua en la boca de Misaki, ahora su lengua exploraba esa pequeña y caliente cavidad, a la vez que acariciaba la tímida lengua del contrario.

-mmm- gimió Misaki- Amo…

-Misaki…-

Akihiko lo tomo de la cintura y lo elevo, al sentirse elevado Misaki enrollo sus piernas en la cintura de su amo, aun sin dejar de besarse Akihiko camino escaleras arriba, sin dejar de saborear el dulce elixir de los labios de Misaki, cuando por fin llegaron a la habitación del mayor, el peli plata recostó al pequeño en la enorme cama que ya habían compartido muchas veces.

Se coloco sobre el pequeño y continuo besándolo dulcemente, dándose a entender con un simple beso lo mucho que se amaban, Akihiko abandono los labios de su adoración y se posiciono en su cuello dejando besos húmedos, Misaki ya había comenzado a jadear, y el sonrojo en su rostro era mas que evidente.  Esos labios en el cuello de Misaki le causaban un cosquilleo en el bajo vientre que no podía explicar, ¿Qué era esa sensación? No sabia, pero de algo estaba seguro, le encantaba y quería mas.

Akihiko paso su lengua por el cuello de Misaki, a lo que este volvió a gemir, los adorables gemidos de Misaki encendían a Akihiko, ahora tenia una nueva afición, escuchar los gemidos del castaño. Se aventuro a meter una mano bajo la playera de su niño, sintiendo esa suave piel con las yemas de sus dedos, acariciándola, extasiándose con la sensación de poder tener a ese ser entre sus brazos.

Las manos subieron hasta los pezones, los cuales comenzó a acariciar, Misaki se sobresalto ¿Dónde estaba tocando su amo? Aunque sonara extraño, le gustaba ser tocado de esta forma.

-Misaki…- dijo Akihiko- me encantas- dicho esto volvió a atacar el cuello del menor sin abandonar su labor en el pezón derecho.

Otra de las manos del escritor bajo hasta el muslo de Misaki acariciándolo con pequeños movimientos circulares, pequeños suspiros salían de la boca de Misaki encendiendo mas a Akihiko.

El peli plata se harto de las restricciones y quito la camisa del castaño, fue ahí cuando Misaki entendió lo que estaban haciendo, eso que el había temido en un inicio le hiciera, y aunque ahora  le costaba admitir, ahora quería que siguiera, quería pertenecerle a su amo de todas las formas posibles, se entregaría el en cuerpo y alma, seria de el por siempre y para siempre, tenia miedo, pero no importaba, por que sabia que era su amo quien le hacia todo eso.

Una vez Misaki quedo con el pecho desnudo Akihiko se alejo un poco, contemplando la hermosa vista que tenia, Su pequeño semi desnudo, con ese pequeño y delgado peco, siendo decorado por esos lindos botones rosas, su pecho subía y bajaba por la apresurada respiración, su pequeño ahora tenia una mirada deseosa, no es posible que este niño pudiera ser increíblemente tierno y sensual a la vez.

Ahora bajo a mimar sus pezones, pero esta vez con su boca, chupaba y acariciaba esos lindos botones rosas con movimientos circulares, dando  una que otra mordida, sacando hermosos gemidos de la boca de su uke.

Bajo un poco más, dejando un camino de besos húmedos por todo el torso del castaño, acariciaba con sus manos los costados de su torso y sus delgadas y largas piernas. Los suspiros de Misaki eran más audibles cada vez hasta el punto de transformarse en gemidos, estaba completamente extasiado, sintió como su amo volvía hasta sus labios, ahora fue el lindo castaño el que enredara sus dedos en los plateados cabellos de su seme profundizando el beso. Un nuevo deseo de poder tocar al mayor lo invadió.

-ahhh Amo…- dijo entre beso y beso- por favor… quítese la camisa.

Al escuchar esto Akihiko se incorporo y se aflojo la corbata, se la saco y desabrocho su camiseta, no termino de quitársela, puesto que volvió a ver los labios húmedos del castaño y nuevamente el deseo de devorar esos rosados labios llego a el, pero el hecho de que la camisa estuviera abierta fue suficiente para Misaki, metió sus manos y pudo sentir la suave y fría piel de su amo, sintiendo como una corriente eléctrica era producida en su bajo vientre al sentir esa blanca piel, Misaki recorría con sus manos el fuerte pecho y la ancha espalda de su amo.

Akihiko hacia lo mismo, sus labios no se separaban, parecían un par de adictos, no, eran un par de adictos, Misaki levanto las rodillas y abrió las piernas, dejando así que su amo se acomodara mejor, lo tomo de la cintura, obligándolo a arquearse, haciendo que sus dos hombrías se rosaran, sacando un gemido por parte de ambos.

Todas las sensaciones que azotaban el cuerpo de Misaki eran completamente nuevas  para el, estaba nervioso y temeroso, pero se dejaba llevar por las caricias de su amo y terminaba cayendo al abismo de la lujuria y la pasión, sabia lo que harían esa noche, sabia que lo mas posible era que le dolería, pero no importaba mientras fuera el.

Akihiko adentro una mano en el pantaloncillo de su niño, obteniendo un gemido mas audible y un pequeño temblor por parte de su esclavo, se había adentrado en un lugar en el que nadie, ni siquiera el mismo Misaki había tocado. Sintió el pequeño y ya endurecido miembro de su pequeño, comenzando un suave masaje, arriba, abajo.

-ahhh… amo- gimió Misaki

-¿te gusta?- pregunto morboso

-yo… no se… es extraño- dijo arqueando su espalda por el placer que su amo le estaba brindando.

Ese leve movimiento en su parte baja le estaba consumiendo, ¿Qué era esa sensación? Era algo muy… extraño, pero le gustaba, quería que su amo siguiese, quería que lo hiciera más rápido, pero la vergüenza se lo impedía.

Pero tal parece su amo le leyó la mente, ya que comenzó a hacer los movimientos con un poco mas de fuerza.

-ah… amo… yo ¡ah!-

-no digas nada, solo disfrútalo…-

Misaki ya no podía parar de gemir, era una sensación que lo estaba llenado por completo, sentía un cosquilleo en su parte baja, quería que su amo apretara esa parte de su anatomía con su mano, el masaje comenzó a volverse mas fuerte y apresurado, sacando altos gemidos de la boca de Misaki, y así cuando ya no pudo mas, Misaki tuvo su primer orgasmo, derramándose en la mano de su amo.

-¡ahhh!-

Esa sensación que tuvo fue indescriptible, sintió como si hubiera volado hasta el cielo y caído de el en un segundo, quería sentir  eso otra vez, Misaki jalo a su amo por los hombros y lo acerco a sus labios, dándole un hambriento beso.

Aun entre el beso, Akihiko uso la mano restante para bajar el short de su pequeño, dejándolo completamente desnudo.

Akihiko aun con la esencia de Misaki en su mano bajo sus dedos hasta la entrada del menor.

-Relájate- ¿relajarse? ¿para que?

Eso fue lo que pensó, pero sus preguntas fueron respondidas cuando uno de los dedos de su amado intentaba abrirse paso en un lugar en el que Misaki creía no debía entrar.

-Ahhh amo… espere, ¿q que e esta haciendo?-

-solo confía en mi y relájate- dijo haciendo mas presión, logrando comenzar a introducir ese dedo en la estrecha cavidad de Misaki. El dolor comenzaba a embargar el cuerpo de Misaki, junto con una extraña sensación de incomodidad.

Le dolía, y era solo un dedo, ¿Qué planeaba hacer? ¿metería más?, el dedo en su interior comenzó a moverse, primero de adentro hacia afuera, luego haciendo pequeños movimientos circulares. Unos minutos después el dolor comenzó a desaparecer, y unas pequeñas punzadas de placer lo atacaban, pero justo cuando comenzaba a disfrutarlo, otro dedo entro en el, causando así que las oleadas de dolor volvieran, nuevamente esos dedos comenzaron a moverse en su interior, de adentro hacia afuera y luego en forma de tijeras, la secuencia se repito con el tercer dedos.

Después de un rato con los tres dedos dentro la entrada de Misaki aflojo, fue ahí cuando Akihiko decidió sacar los dedos, ante esto Misaki se extraño.

-¿amo?-

-ahora Misaki, no te asustes, todo estará bien- dijo depositando un cálido beso en la frente del menor

-¿eh?, ¿a que se refiere amo?-

-solo… no te asustes-

Akihiko termino de desvestirse, sacándose los pantalones y liberando su ya muy duro y erecto miembro, se acomodo entre las piernas de su uke y acomodo su miembro en la entrada del pequeño, al instante sintió a su pequeño sobresaltarse.

-tranquilo…-

El peli plata comenzó a hacer presión, adentrándose poco a poco en le muy estrecha entrada del menor, Akihiko sentía que moriría, era lo mas estrecho que hubiera sentido jamás, antes se había acostado con vírgenes, pero ninguna tan estrecha como su pequeño, el cual estrujaba su miembro con las calientes paredes de su interior.

-ahhh… du duele…-

-tranquilo, ya pasara- dijo dándole un tierno beso en los labios a su adoración

El dolor que ahora azotaba el cuerpo de Misaki era terrible, sentía como si lo estuvieran desgarrando por dentro, trato de evitarlo, pero al final no pudo contener las lágrimas en sus ojos por el dolor.

Al verlas, el ojilila poso sus labios sobre cada una de esas gotas de agua salada limpiándolas.

Cuando por fin estuvo completamente dentro espero a que su pequeño se adaptara a la nueva intromisión, pero era una tarea difícil no moverse como una bestia en el interior de Misaki, su interior era caliente y delicioso, estaba utilizando todo su autocontrol para no embestirlo de una manera bestial.

Pasaron los minutos, solo se miraban y daban pequeños besos, ambos tenían la respiración agitada y estaban algo agitados, Misaki tomo por las mejillas a su seme, y con una mirada le indico que ya podía comenzar a moverse.

Akihiko comenzó con suaves y lentas embestidas, sintiendo un placer inimaginable, no podría controlarse por mucho tiempo.

Por otro lado Misaki gemía con cada pequeña embestida, ya no sabia si de dolor o de placer, solo el sentir a su amo moverse dentro de el le estaba llenando de éxtasis, estaba tremendamente avergonzado, por lo que tomo una almohada y tapo su rostro con ella.

-No Misaki- dijo Usami dando una embestida mas profunda

-ah…-

-no hagas eso- dijo volviendo a embestir de la misma manera- quiero ver tu rostro

Se agacho y con una mano retiro la almohada, volviendo a embestir hasta el fondo de ese pequeño ser, acerco sus labios y los unió en un ferviente beso.

Mientras disfrutaban de ese cálido beso las embestidas comenzaban a intensificarse, ahora eran un poco más rápidas y fuertes, los gemidos no se hicieron esperar, ahora Misaki no tenia ningún rastro de dolor, solo sabia que el sentir tan profundo a su amo lo estaba volviendo loco.

Usami separo sus labios de los de Misaki, tomo sus piernas, pasándolas por encima de sus hombros, obteniendo así una mejor posición, la cual aprovecho para embestir más fuerte a su pequeño, sintiendo un placer infinito.

Misaki arqueo su espalda y se aferro a las sabanas, ya que las embestidas ahora eran mas fuertes y veloces, ya no podía acallar su gemidos, con cada embestida salía otro gemido de su boca.

-Ah Misaki…-

-a amo…- dijo con pequeños rastros de lagrimas en lo ojos

Nuevamente las estocadas se hicieron más fuertes, y ya perdidos en la lujuria no hacían mas que mover sus caderas en contra de la otra, buscando un mayor contacto.

-¡ah!, ¡amo! ¡mas, mas fuerte!- jadeo un muy excitado Misaki

Akihiko se inclino hacia Misaki, enterrándose aun mas en su interior, ya no gemían, gritaban, estaban cerca, el orgasmo pronto llegaría a ellos, y así fue, solo bastaron 5 estocadas mas, ya que en la ultima el peli plata logro tocar aquel punto de su adoración, haciendo que esta llegara al orgasmo, contrayendo sus paredes, apretando el miembro del escritor haciéndolo correrse en su interior.

Calleron agotados en la cama, donde se abrazaron, sintiendo el calor del otro

-Te amo Misaki- susurro Akihiko

-Yo también lo amo- dijo Misaki escondiendo su cabeza en el pecho del ojilila

-Te amo demasiado, di que nunca me dejaras- dijo intensificando su agarre

-Nunca, soy su esclavo, soy suyo- dijo regresando la intensidad del abrazo

-si, mío, solamente mío…

                                                                             

                                                                              … mi amado esclavo-

Notas finales:

¿que me dicen? ¿les gusto?

siento que quedo todo romantico y derrama miel -.- pero pues bueno espero que les haya gustado(:

por cierto pasense por mi Fanfic "lo hecho esta hecho" no se arrepentiran de leerlo(:

bueno les dejo mi facebook por si alguna o alguno quiere agragarme ;)

https://www.facebook.com/mafer.morales.96558

ahora sin mas que decir... ¡hasta la proxima!

Usagi'sWhife ¡fuera!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).