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Beyond: Two Souls por Amy_Walker

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Notas del fanfic:

Bien, vengo con otra adaptación de un juego hahaha el cual esta muy bueno la verdad e interesante, espero les guste n.n

Los personajes no me pertenecen son de Masashi Kishimoto

Nací con una extraña habilidad, la capacidad de ver lo que ningún ser humano ha podido ver en su vida. En mi cabeza está todo mezclado. Las imágenes, los sonidos, los aromas. Necesito recordar, ordenar todo lo que ha ocurrido hasta este momento. Recordar quién soy. Si tuviera que contar cómo empezó todo, debería empezar por aquí.

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-Te encontré a un lado del camino, en medio de la nada…- dijo el oficial sentado de frente a un muchacho rubio- ¿Ha habido un accidente?- no hubo respuesta- ¿Alguien ha intentado hacerte daño?- se levantó de su silla impaciente- ¿Qué te parece un nombre? ¿Alguien con quien contactar?- se acercó al blondo- Debes de tener familia… Amigos… Alguien que pueda decirnos quién eres. No hablas mucho, ¿cierto?

El chico solo tenía su mirada perdida en la pared de aquella oficina.

-Bueno, si no me ayudas, no puedo ayudarte.- suspiró con pesadez- No vamos a ningún sitio.- caminó detrás del menor, se percató de una marca que tenía en la cabeza- ¿Es una cicatriz?- se acercó- ¿Es reciente? – cuando estaba a punto de tocarla, una taza de café que había en el escritorio repentinamente se estrelló contra la pared, dejando el líquido escurrirse por ésta.

Afuera,  no muy lejos de ahí, iba un carro a toda velocidad, tratando de llegar a ese lugar lo antes posible. Dentro de aquel carro se encontraba un peli blanco hablando por teléfono.

-¡Dígales que vuelvan!- decía desesperado- ¡No tienen idea a que se enfrentan! Dígales que esperen a que yo llegue…- guardo por un momento silencio esperando respuesta- ¡Dios! Contacte con ellos enseguida, ¿me oye? ¡Tiene que detenerlos!- colgó bruscamente el celular- ¡Idiotas! ¡Serán idiotas!

Regresando a aquella oficina de policía. El rubio escuchó unos murmuros.

-Lo sé.- dijo a la nada- Ya vienen.

Afuera de la oficina en el pequeña estación, varios hombres armados entraron como si nada, apuntando a todos lados, se pusieron en frente de la puerta en donde del otro lado se encontraba aquel  muchacho

-Un segundo, ¿Qué es lo que sucede?- preguntó un policía a los soldados

-El joven que ha traído, ¿Dónde está? – dijo uno de los soldados

El policía sólo señaló con la mirada aquella puerta, el soldado dio una señal y los otros se prepararon, miró de nueva cuenta al policía y le hizo una señal para que abriese la puerta, éste así lo hizo.

El carro que llevaba al peli blanco llegó a la estación de policía, éste se bajó corriendo, la estación había quedado hecha un completo desastre, las puertas de vidrio de la entrada estaban rotas, varios cuerpos de soldados tendidos en escritorios, los ventiladores de techo derrumbados, cables de electricidad haciendo corto circuito, paredes y suelo llenos de sangre, el único que había sobrevivido era el policía que había interrogado al rubio.

-Naruto… ¿Pero que haz echo?- dijo el peli blanco

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En una cama individual se encontraba un niño durmiendo plácidamente, su lámpara de noche comenzó a prenderse por sí sola, eso junto con el viento abrumador que entraba por las ventanas de su habitación.

-¡Mamá!- gritó levantándose de golpe

A la mañana siguiente, el niño se encontraba mirando la ventana de la sala, viendo el paisaje blanco por la nieve, pensando, por qué no podía salir a disfrutar de ello.

-Cariño, no puedes estar todo el día mirando por la ventana- dijo una rubia detrás de él.- el niño solo siguió con lo que hacía- ¿Por qué no buscas algo que hacer?

Se levantó de la silla en la que estaba recargado, para irse a poner un abrigo, botas y un gorrito para salir al patio trasero de su casa, a jugar con la nieve, el patio estaba cercado con tablas de madera un poco altas. Un balón de futbol se lanzó por sí solo hacia un extremo del patio.

-Para ya, Menma, no tengo ganas de jugar- dijo el niño con pesadez

-¡No me atraparás!

-¡Ya verás, vas a pagar!

-¿Oyes eso?- dijo el niño- Viene de la calle

Se acercó a un orificio de una de las tablas, y pudo ver como un grupo de niños jugaba con bolas de nieve.

-¡Toma!- dijo un niño tirando a otro

-Creo que ya sé cómo podemos divertirnos- dijo el rubio- Bueno, se supone que no debemos hacerlo. Vamos, jugamos un ratito y luego regresamos. Mamá no se va a enterar.

Trató de saltar la tabla lo cual fue sumamente imposible, y cayó a la nieve.

-¡Al menos podrías ayudarme, Menma!- dijo mientras se levantaba

La parte baja de una de las tablas se desprendió.

-¡Menma, eres el mejor!- salió por aquella apertura

-¡Naruto, ¿quieres jugar?!- le dijo un niño- ¡Pues corre, escóndete! ¡Te vamos a llenar de nieve!- corrió para esconderse

El rubio tomó una bola de nieve, y comenzaron a lanzárselas, se estaba divirtiendo.

 -¡Ahora verás, te voy a matar!- dijo el mismo niño que lo había invitado, corriendo detrás de él, lo agarró de la gorra de la chaqueta.

-No… No, suéltame…- cayó arrodillado, el otro niño comenzó a untarle la nieve en la cara, el blondo comenzaba a asfixiarse- ¡No! ¡No! Para…- pero el otro no hacía caso. De pronto comenzó a sentir que lo ahorcaban, haciendo que se separara del rubio, se llevó las manos a la cuello por inercia, tratando de que no lo ahorcaran pero de nada sirvió, estaba comenzando a ponerse pálido.

-¡No, Menma! ¡No!- gritó asustado el blondo

La presión sobre el cuello del otro chico desapareció, comenzó a toser, pero cuando se recuperó por completo, gritó.

-¡¿Lo han visto?!- miró a los otros niños que ahí se encontraban- ¡Casi me mata! ¡¿Han visto lo que ha hecho?!- los niños se acorralaron al rubio

-Naruto- susurró un hombre que pasaba por aquella calle

-¡Es el demonio!- gritaba sin cesar aquel niño

-¿Qué está pasando?- se acercó aquel hombre

-¡Es el demonio, ya se los dije! ¡Naruto Uzumaki es el demonio!

-Vamos, ven- el mayor jaló de la muñeca al rubio- Nos vamos a casa, vamos- el menor se resistía- ¡Ahora!- lo regañó, lo jaló dentro de la casa- ¡Entra ya!- azoto la puerta

-¿Qué ha pasado?- dijo la rubia mirando como jalaba el mayor al niño

-¿Qué hacías en la calle?- omitió la pregunta de la mujer- ¡Sabes que no puedes salir del jardín! – le gritó

-Vi a los niños jugando…- respondió el rubio- Yo solo quería divertirme…

-¿Pero qué le has hecho a ese niño?- decía con gran enojo

-Jiraiya- dijo la rubia tratando de calmarlo

-Yo no he hecho nada. Ha sido Menma.

-¿Qué?- dijeron los dos incrédulos

-Me estaba protegiendo- continuó el menor- Creyó…

-¡Estoy más que harto de tus historias!- gritó de nueva cuenta - ¡Naruto, te has pasado de la raya!- se acercó con intenciones de pegarle

-¡No! ¡No!- gritó con miedo tratando de huir del mayor, pero éste lo agarró de la mano y alzó el brazo a punto de pegarle

-¡No, Jiraiya!- gritó la mujer

Las luces comenzaron a parpadear, algunos de los muebles a temblar, lo cual detuvo al mayor. Se alejó del niño quien sollozaba, y todo volvió a como estaba.

-Vete a tu cuarto

El niño solo seguía paralizado.

-¡Ya!

Corrió escaleras arriba.  Ya más noche, la rubia estaba arropando al  niño en su cama.

-Procura dormir un poco, cielo- dijo ésta- Por la mañana todo habrá pasado, ¿sí?- le dio un beso en la frente- Buenas noches- apagó la lámpara del buró y se levantó de la cama yendo en dirección a la puerta.

-¡Mamá!- dijo el rubio, la mujer lo miró- Me dan miedo los monstruos, mamá. Me quieren atrapar.

-Cariño, sabes que los monstruos no existen. Dejaré la luz encendida y la puerta abierta. Vamos, duérmete ya.- salió de la habitación.

La lámpara y la alarma que se encontraban en el buró comenzaron a prenderse.

-¡Vete! ¡Te odio! ¡Por tu culpa mis padres ya no me quieren!-gritó el niño- ¿Me oyes? ¡Lárgate!

-No deberías enfadarte con él, Jiraiya- dijo la mujer acercándose a su esposo que estaba sentado en una de las sillas del comedor- Es solo un niño…

-¿Un niño?- dijo burlón- ¿No has visto lo que hace? Tsunade, no es un niño normal, es… - hizo una pausa buscando que decir- Tsunade, es un monstruo.

-¡No te atrevas a hablar así de él!- dijo enojada

-Las cosas que pasan a su alrededor no son normales.- se levantó de la silla- Y cada vez va peor. ¡Por el amor de Dios, Tsunade! ¿Y si va contra nosotros?- se acercó a ella

-Para ya, no seas ridículo. – se fue a sentar al comedor

-Tsunade, esa cosa es un animal descontrolado. No tenemos ni idea de lo que pueda hacer. Tenemos un demonio viviendo bajo nuestro techo. Tsunade, esto tiene que acabar. Y se va a acabar ahora, antes de que nos volvamos locos o nos mate. Dijimos que cuidaríamos de un niño, Tsunade, pero esto no. Esto no…- se sentó de nueva cuenta

En el cuarto del niño, éste no podía dormir, escucho unos ruidos extraños y se sentó en su cama y prendió la lámpara del buró. Miró la puerta y no había nada.

-No hay que tener miedo, Menma…-dijo con la respiración entre cortada por el miedo- Vamos a dormirnos y no nos va a pasar nada malo.- tomó un zorrito de peluche que tenía a un costado y lo abrazó fuertemente tratando de así darse valor, lo dejó de nuevo a su costado, pero en eso ráfagas de viento comenzaron a entrar, la lámpara a parpadear, algo lo jaló de los pies, no pudo evitar gritar. La pareja que se encontraba en el comedor al escuchar aquel grito subió de inmediato a la habitación. El niño seguía gritando.

-¡Naruto!- gritó Tsunade tratando de abrir la puerta pero no se pudo- ¡Naruto!

-Déjame a mí…- dijo Jiraiya comenzando a empujar la puerta, tratando de que ésta cayera o cediera, y después del tercer intento lo logro.

-¡Naruto!- entró la rubia a socorrer al niño quién estaba acurrucado en un rincón del cuarto llorando.- ¿Estás bien?- lo abrazó y estaba completamente helado- Oh, Dios. ¿Qué te ha pasado, cariño?

-Me dijiste que los monstruos no existían…- sollozó- No es cierto, mamá, no es cierto.- la abrazó


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