Todo parecía ir tan bien…
Kuroko le había dejado hace unos meses. La relación que habían forjado se fue a quiebre cuando ambos se dieron cuenta del poco contacto que tenían entre ellos, apenas y se veían, casi nunca estaban en casa y cuando lo estaban, peleaban en lugar de hablar como gente civilizada o preferían dormir después de una larga jornada de trabajo.
Aunque después de la ruptura ambos parecieron quedar en buenos términos, unas semanas más tarde el mayor se vería afectado de sobremanera. Empezó a tomar calmantes para soportar el estrés en el tarabajo. Pero tuvo el efecto contrario: lo alteraron. Como pronto ya no le bastaban esas pastillas comenzó a recurrir a alternativas cada vez más y más fuertes, llegando a las drogas.
En una sobredosis se fue directo a urgencias médicas, como no tenía familiares llamaron a sus amigos, para tener cuidado de su salud, siendo la primera persona alertada, su amiga de la infancia:
-Me alejo de ti unos años y ya eres un desastre, Dai-chan.
Quiso ser egoísta y tenerlo sólo para él… pero no pudo. Ante todo era su amigo, no iba a poder con la carga si se quedaba con él.
Reunió a casi todo el equipo. Todos pusieron lo mejor de sí para ayudarlo, como en una familia, no podían dejar caer a uno de los suyos. Acordaron no decirle nada a Kuroko para no preocuparlo pero más que nada para no hacerle sentir culpable por la condición del moreno.
-Dices que siempre estás viajando -decía Akashi realmente molesto- pero me estás engañando, yo sé que tu estás solo y que no sales de tu cuarto-muchas veces le había propuesto que se uniera a él en ciertos negocios, recibiendo siempre una negativa.
-Las luces de las calles te hacen daño cuando sales –comentó Midorima, tratando de corroborar los síntomas del paciente-
Porque tu mundo es otro mucho más oscuro…
Realmente ninguno de los presentes conocía con exactitud la razón por la cual Aomine comenzó a drogarse.
-Déjalo ya…-Murasakibara estaba preocupado, asustado de lo que veía-
Sabes que nunca has ido a Venus en un barco
Quieres flotar pero…
-Lo único que haces en hundirte- Sentenció Akashi-
-Yo no soy Kuroko, pero estaré para ti cuando lo necesites- Kise había suspendido algunos de sus vuelos para apoyar a su compañero-
La rehabilitación funcionó muy bien y por ende no fue necesario contactar con el chico sombra. No por el momento.
-Sabes que pasas por la vida sin salir de tu mentira, que muchos alimentan y que crece día a día.
-La mafia te persigue y te coge la policía –el rubio no entendía cómo es que había llegado a ese estado- te encierran y te sueltan –lo habían arrestado por consumo y venta de drogas ilegales, el mismo moreno estaba bajo los efectos de ellas cuando lo encontraron a unas cuadras de su casa-
Y todos te dicen
-Déjalo ya-ya no sabían qué hacer para que se olvidara de ese vicio-
Intentaron ponerse en contacto con Kuroko sin éxito alguno: Estaba muy lejos de Daiki como para ir a auxiliarle.
El único que seguía a su lado, cuidándole, tomando su mano con cariño cuando le hablaba, manteniéndose positivo contra todo pronóstico era Kise. Y no es como si sintiera que cuando despertara podrían tener una relación más intensa…
Sabes que nunca has ido a Venus en un barco
Aunque parecía tener al moreno para él, era en realidad una pesadilla estar juntos en esa situación…
En un día inesperado Aomine despertó, entreabrió los ojos muy lentamente, enfocando con cierta dificultad a la persona que le observaba.
-¿T-tetsu?-parecía un sueño el tenerlo frente a él, cuidándolo- ¿Por qué estás aquí?
Quieres flotar
El rubio intentó no llorar, le dolían esas palabras, intentó hablar pero el sonido no salía de su boca. Ya no hacía falta, el paciente era lo más trascendental en ese preciso momento.
Haciendo el amago de una sonrisa Aomine susurró:
-No… no puedes ser Tetsu… si yo lo maté esa noche que Kise me dejó…
Cerró los ojos para no volverlos a abrir. No pudo escapar de la inminente muerte.
Pero lo único que haces es hundirte…