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Be my umbrella por TKForTheMusic

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Notas del fanfic:

¡¡¡Hola!!! Aquí yo, después de un tiempo. Necesitaba urgentemente escribir un XiuHan de nuevo, porque XiuHan ;u; te matan cruelmente con su nivel de dulzura. Así que... Traje esto, no sé lo que es, una cosa extraña y deforme, pero aquí está :'D 

 

Btw, está especial y exclusivamente (?) dedicado a mi querida tía ^^ 

 

¡Espero que les guste! 

8 de enero, 2021. 

Barnone’s coffee no era un lugar demasiado concurrido, a pesar de que abría a primera hora del día y cerraba cuando daba la medianoche. Se localizaba en una esquina del asfalto de Gyeongi-do y contaba con una decoración en tonalidades de rojo bordó y marrón oscuro, dándole una apariencia cálida y familiar. A LuHan le gustaba ir con frecuencia, el encanto de la cafetería era su imagen anticuada y eso lo incitaba a visitarlo, además le traía viejos recuerdos que salían a flote una vez que se sentaba frente al gran ventanal. 

 

Recuerdos que se negaba a olvidar.

 

—Buenas tardes, LuHan —le saludó HyoSoo, la joven mesera del local.

 

—No sé si tan buenas —bromeó él—. Es sólo que me siento cansado por las entrevistas —explicó viendo que la muchacha lo miraba con ojos concernidos.

 

Ella le sonrió. —¿Qué vas a tomar? ¿Lo de siempre?

 

—Lo de siempre —repitió devolviéndole la mueca.

 

HyoSoo se marchó al mostrador para hacer el pedido y él miró su reloj por décima vez en el día. Seis de la tarde. Había una posibilidad de que esta vez no tomase su café en solitario. Existía la esperanza, aunque mínima y remota, de que él viniese.

 

Ansioso, tamborileó los dedos contra la madera de la mesa.

 

 

25 de marzo, 2015.

 

El día había sido un fracaso, con todas las merecidas letras. Había llegado tarde a su entrevista de trabajo en la que sintiéndose realmente torpe y nervioso había dicho un par de estupideces que lo dejaron en ridículo, ante la mirada incrédula de los gerentes. Luego recibió la llamada de su madre informándole que su hermano menor se había metido en pleitos, y éstos habían terminado muy mal, de modo que debía buscarlo al colegio. 

 

Enfadado, lo había retirado de allí y aunque debía tomar la posición de hermano comprensivo, ambos se habían gritado y armado una gran disputa, que terminó con un LuHan muy malhumorado y sin ánimos de absolutamente nada.

 

Cuando su madre le pidió que hiciese un par de compras para la cena, LuHan salió casi agradecido de alejarse de la tensión hogareña. No obstante, su alivio se terminó en cuanto el cielo se nubló y la lluvia empezó a empaparlo, por lo que apuró su recorrido. Hizo los mandados y aplastó la bolsa contra su pecho, para que a ésta no le llegara el agua.

 

Estaba llegando a la esquina cuando un auto pasó demasiado cerca de la acera y barrió un charco de agua que le dio de golpe en todas sus extremidades. A punto de proferir insultos se refugió bajo una tienda, sintiendo cómo los ojos le ardían de la rabia y cómo un malestar se extendía por su pecho. Se agachó, dejando caer los hombros y la cabeza, incapaz de animarse a sí mismo. Los últimos ciudadanos caminaban apurados y sin dirigirle la mirada.

 

De pronto sintió que las gotas que se escurrían en su cabello cesaban, y que una voz preocupada le hablaba:

 

—Oye, ¿estás bien? —Un chico que lucía menor que él lo miraba tendiéndole un paraguas.

 

LuHan lo miró a los ojos y juró que el sol se asomaba entre las nubes. O quizá lo confundía con la calidez interior.

 

Ese día conoció a MinSeok y ya nada volvió a ser lo mismo.

 

 

Julio, 2015.

 

Resultó ser que MinSeok y él tenían más de una cosa en común. En realidad muchas, demasiadas cosas, y LuHan se encontró a sí mismo cuestionándose si no se había topado con su alma gemela.

 

Como a ambos le gustaban casi todo lo mismo, a partir del primer encuentro hubieron muchos más, donde no había forma de que pasaran aburrimiento. Jugaban fútbol, tomaban café, tenían disputas literarias (LuHan amaba escribir y MinSeok a los libros), iban a los karaokes, hacían deportes extremos, salían a montar bicicletas e incluso salían a bailar.

LuHan no recordaba otra temporada que fuese tan buena o que su humor fuese tan alto. 

 

Para él, MinSeok era el amigo que siempre había deseado pero nunca había tenido. 

 

Calmado, buen oyente y amistoso, MinSeok representaba al compañero de alma que él necesitaba.

 

El día que MinSeok se marchó, algo dentro de LuHan se quebró con demasiada facilidad, sin arreglo.

 

 

8 Enero, 2021.

 

—Así que hoy tampoco vendrás —murmuró al aire, sonriendo aunque su mirada era melancólica—. Bueno, espero que estés bien.

 

Pidió la cuenta a HyoSoo y después de pagarla y dejarle una propina a la joven, salió suspirando hacia su departamento.

 

 

19 de agosto, 2015.

 

—¡¿Es en serio?! ¡Increíble! ¿Por qué no me la has mostrado todavía?

 

LuHan y MinSeok estaban en la habitación del mayor, recostados en la cama y platicando cosas sin sentidos.

 

—Porque la empecé a escribir ayer. —Rió LuHan—. Pero prometo mostrártela cuando haya avanzado un poco. Necesito tu opinión para seguirla.

 

—La tendrás —afirmó con emoción—. ¡No puedo creer que ya estés escribiendo tu primera novela! Y ya era hora, por cierto.

 

El menor se dio la vuelta y lo abrazó reposando su cabeza en el hombro de MinSeok. —Estoy feliz de que seas el primero en leerla.

 

—Y yo estoy muy orgulloso por ese hecho —le contestó peinándole las hebras con los dedos—. ¿De qué se tratará?

 

—Ya vas a ver —dijo guiñándole el ojo—. Te llevarás una agradable sorpresa.

 

—Ya no es tan sorpresa, idiota. Supongo que será algo de nosotros dos.

 

—¡Ya! —gritó escandalizado y dejando de abrazarlo para fruncir el ceño—. ¡¿Cómo lo supiste?!

 

—No eres bueno ocultándome cosas, eres como un libro abierto—se burló MinSeok riendo con fuerza.

 

—Y tú no eres bueno conmigo —contraatacó abultando los labios—. A veces pienso que no me quieres.

 

MinSeok puso los ojos en blanco y sin perder la expresión divertida comenzó a hacerle cosquillas en el estómago.

 

—¡Jajaja! ¡Basta, basta! —logró decir el más alto entre risas.

 

—Tú sabes que te quiero —susurró con dulzura pero mirándolo con seriedad, intentando transmitirle su sinceridad.

 

—Lo sé MinSeok, lo sé. —LuHan le sonrió abiertamente y le dio un sonoro beso en la mejilla.

 

 

10 de enero, 2021.

 

—Escuché que tu primera novela fue todo un éxito —decía ChanYeol a través del teléfono—. ¿Best seller? ¡Quién hubiera dicho que tenías tanto talento! Jamás me habías compartido tus escritos, traidor.

 

—No eran nada para presumir —se excusó LuHan, negando con la cabeza por las cosas que decía su amigo.

 

—Bah, estás siendo modesto. Lo he leído y me gustó mucho. Pasado mañana es la firma de autógrafo, ¿eh? Con BaekHyun haremos lo posible para ir.

 

—No es necesario que lo hagan —se apresuró a decir—. Sé que andan ocupados con el trabajo.

 

—Nada de eso, tenemos que ir. Por nada del mundo nos perderemos la imagen del avergonzado LuHan frente a una numerosa audiencia de veinteañeras.

 

—¡Llegas a volver a decir algo así y juro que cortaré cualquier contacto contigo! —exclamó incapaz de contener la risa.

 

 —Te juro que haré el esfuerzo para no hacerlo —prometió a través de la línea—. ¿Sabes? Algunas partes del libro me recordaron a MinSeok y tú, ya sabes, la parte donde…

 

—ChanYeol. Necesito colgar ahora, tengo un par de asuntos que atender. —De pronto su ánimo había decaído y sentía la garganta seca, con un creciente dolor en el pecho.

 

—Oh… está bien —musitó un apenado ChanYeol, consciente de había arruinado el momento—. Te veo luego. BaekHyun te manda saludos.

 

—Mándale otros —respondió esforzándose para que su voz sonase alegre.

 

Desde luego, la popularidad que había logrado con la publicación de su novela era bastante difícil conseguir para un autor que publica su primer libro. Asombrosamente a la cuarta semana de la venta, fue necesario mandar a hacer una segunda edición, y se rumoreaba que también lo pedían en países extranjeros. Era algo para estar exuberantemente feliz, pero LuHan no lograba encontrar la felicidad del todo. Porque le recordaba a MinSeok, con sus ojos atentos que leían un nuevo fragmento de su historia, con sus opiniones y consejos, siendo sincero pero cuidadoso en primer lugar. Y era masoquista por querer compartir ese escrito con todo el público, pero el asunto era el siguiente.

 

Había pasado tantos años, tanto tiempo sin sentir a MinSeok que aquel libro era la única prueba de que MinSeok alguna vez había existido, que lo había estrechado contra sí y que lo había besado hasta la saciedad. LuHan tenía miedo de empezar a olvidar los rasgos faciales de su rostro, o a su preciosa sonrisa, pero tenía más miedo de no recordar siquiera las acciones de MinSeok que lo habían transformado a él y que lo habían hecho caer profundamente, enamorarse.

 

Exhausto se dejó descansar contra el mullido sofá de su habitación y se permitió cerrar los ojos por unos largos minutos.

 

 

2 de septiembre, 2016.

 

Aquél día habían acordado encontrarse en una pequeña cafetería llamada Barnone’s coffee. 

MinSeok había sido quien había sugerido la idea, alegando que el café que hacían allí era delicioso. De modo que a las seis en punto LuHan ya estaba sentado frente al ventanal, sonriendo a cualquier persona que pasara a su lado.

 

Pero dieron las seis y media y MinSeok no llegó.

 

Ni a las siete.

 

Ni a las ocho.

 

Ni a las nueve.

 

Preocupado hasta la muerte, LuHan había llamado numerosas veces a su novio y éste no le había contestado ninguna. Fue a buscarlo a su trabajo, suponiendo que quizá había sufrido un percance allí y para su completa estupefacción le avisaron que MinSeok había renunciado. Estuvo aún más horrorizado cuando comprobó que sus sospechas eran ciertas, MinSeok no estaba en su casa, donde vivía solo. La vecina, una mujer mayor le comunicó que en medio de la tarde se había marchado con sus valijas sin ofrecer explicaciones a alguien del vecindario.

 

Cuando llegó a su propio hogar, desgastado, se permitió derramar todas las lágrimas que llevaba conteniendo hasta ahora, sintiéndose más roto que nunca.

 

 

12 de enero, 2021.

 

—Oppa, me he enamorado del personaje de JongDae. ¡Quiero un romance como el de ellos dos! —chillaba emocionada una estudiante con su uniforme escolar.

 

Divertido, LuHan contestaba mientras firmaba la primera página del libro. —Muchas gracias, me alegra que te haya gustado. ¿A quién dedico el libro?

 

—Lee MinSun —respondió la muchacha, sin dejar de saltar ni aplaudir.

 

—Aquí tienes, realmente gracias por venir —farfulló mirándola con alegría, provocando que ella se volviera más loca.

 

—El siguiente —habló el guardia de seguridad que estaba detrás de él.

 

—Hola —saludó LuHan tomando el libro que la persona le tendía—. ¿A quién dedico el libro?

 

—A Kim MinSeok, por favor.

 

El chino se quedó helado, incapaz de respirar o reaccionar. Lentamente levantó la mirada para encontrarse con MinSeok, su MinSeok. O el que alguna vez fue suyo.

 

—Min…Seok —murmuró con la respiración entrecortada.

 

—Tiempo sin verte —dijo él, con una tímida y nerviosa sonrisa. El paso de los años no lo había afectado, pero lucía más delgado y cansado que nunca. Como si estuviese soportando una gran carga de la que no se podía deshacer.

 

Viendo que LuHan seguía absorto con su aparición y no tenía intenciones de hablar, lo hizo él. —No tengo mucho tiempo. —Movió la cabeza hacia su derecha, señalando la fila que estaba a un par de metros de su espalda—. Pero me gustaría decirte que me hiciste sentir muy orgulloso con tu libro. Me enorgullezco de que lo hayas publicado, y de que hayas cumplido tu sueño, realmente te lo mer…

 

LuHan lo interrumpió. —No… —Se paró del asiento y le tomó firmemente las manos—. No hables así. Kim MinSeok, te prohíbo irte de aquí. Juro que si vuelvo a perderte de mi punto de vista no podré soportarlo. No me vuelvas a hacer algo así.

 

—Lu-ge —musitó MinSeok, con la voz quebrada. Sentía todas las miradas curiosas clavadas en su espalda, pero no le importó—. Lo que pasó aquella vez es una larga historia, pero…

 

—No me importa —LuHan lo volvió a interrumpir, acariciándole la mejilla y sonriéndole por primera vez—. Más tarde me contarás todo. Pero ahora, por favor, no te vayas. No vuelvas a hacerlo.

 

—No, baobei. Te prometo que no me iré a ninguna parte sin ti —dijo, con las lágrimas por fin cayendo—. Y volveré a ser tu paraguas.

 

—Es mi turno de ser tu paraguas —respondió con los labios temblorosos, con la sensación de volver a casa.

 

Porque a fin de cuentas, MinSeok era su hogar, todo lo que se respiraba sobre él era hogar.

 

—Me urgen las ganas de besarte —le comentó riendo y aligerando el ambiente. Los murmullos de la gente que esperaba en la fila y del personal no cesaban, pero nadie podía escuchar la conversación que mantenían en voz baja.

 

 

—No deberías contenerlas, o seré yo mismo quien te bese aquí mismo.

 

 

Notas finales:

Bueno, si a por lo menos una persona le gustó soy feliz ;3; Espero que leer sus comentarios para saber qué les pareció, me sirve más de lo que imaginan ^_^ 

¡Un fuerte abrazo! 


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