Confesión en el almacén
Narrado por Tsuna
Ya ha pasado un año, un año desde que me enamoré de Sasagawa Ryohei.
¿Cómo pude enamorarme de alguien como él? Bueno eso no lo sé, supongo que su manera de ver la vida, ese increíble optimismo y sus ojos levemente grises me sedujo.
- Buenos días Sasagawa - como siempre era un infierno ser saludado por él y aguantar mi sonrojo y mis nervios
- Buenos días Onii-chan - lo salude con una sonrisa
- Te veo después - pasó corriendo sin esperar una respuesta de mi parte
Camine de nueva cuenta hacia la escuela, él iba hacia allá pero siempre corría como parte de su entrenamiento.
- Tsuna-kun - voltee para ver a Kyoko-chan sonriéndome
- Kyoko-chan - me acerqué a ella y luego de intercambiar saludos caminamos juntos a la escuela.
- Sabes - rompió el silencio - me he dado cuenta de algo interesante
- ¿Unh?
- Tus ojos brillan cuando vez a mi hermano - me sonrió amable - no sé si mi suposición es correcta pero si lo es, por favor cuida mucho de él
Me sentía incómodo, ¿cómo decirle a Kyoko-chan que estaba enamorado de su hermano?
-No… No es lo que crees - negué avergonzado
- ¿Enserio? - Se sonrojo avergonzada - lo siento
- Es un buen amigo - mi estómago se retorcía al decir esa triste verdad
- Es una lástima, mi hermano te estima mucho - comentó casi en un susurro
- ¿Ehh? - ¿Escuche bien? ¿Soy estimado por su hermano?
- ¡Olvídalo! No debí haber dicho eso - se tapó la boca con sorpresa
- Por favor continúa hablando - le pedí controlado, aunque quería saber la verdad a como fuera
- ¡¡Olvídalo por favor!! - La sujete de los brazos y suplicándole con la mirada hablo de nuevo - no debo decírtelo yo
- ¿De qué se trata Kyoko-chan? - Me miro insegura y luego bajo la mirada
- No puedo, si te lo digo mi hermano podría salir herido - se soltó de mi amarre y salió corriendo hacia la escuela
¿De que se trataba? ¿Estimado? ¿Cómo amigo? ¿Cómo amado? Mi cabeza estaba a punto de estallar pero entonces escuché la campana de la escuela avisándome que llegaría tarde.
Las clases comenzaron pero no ponía atención, a diferencia de las demás veces que sólo era por falta de interés, esta vez mi cabeza se llenaba de dudas y miles de preguntas. Lo que había dicho Kyoko-chan...
- SAWADA - me grito el profesor de educación física, sacándome de mi mundo
- ¡Hai! – Grite sorprendido
- ¡Estas soñando Sawada! - me regaño, provocando unas risas por parte de mía compañeros
- Lo siento - incline mi cabeza disculpándome
- Como castigo hoy te quedarás hasta tarde a limpiar la bodega - grito autoritario.
Llegue a la bodega y con la mayor fuerza que pude, abrí las grandes puertas del lugar.
Me puse las manos sobre la cintura al ver el gran desorden que había. Suspire, tan sólo con ver el lugar ya me había cansado.
Sin más tiempo que perder, camine sobre las cosas y pase a recoger las pelotas de Basketball para acomodarlas en su lugar.
Cogía una por una y las llevaba a su sitio, esto me llevo alrededor de media hora, en lo que levantaba varias colchonetas para sacarlas a todas de su escondite.
- Sawada - su voz me sorprendió tanto que me hizo caer de frente dejando mi trasero a la vista de él.
- Onii-chan - dije con un poco de dificultad ante mi caída
- ¿Qué haces aquí? - Sonaba calmado
- El profesor me castigo, me dijo que limpiarla todo esto
- Oh ya veo - sonrió - mi club acabará temprano, podría ayudarte en un rato - me dijo mientras tomaba un saco de boxeo y lo cargaba en su hombro
- No es necesario - le dije aunque al parecer no me escuchaba ya que su sonría persistía
- Esta bien, vendré a ayudarte, los profesores no dirán nada si alguien más ayuda a limpiar - sonaba increíblemente cool y sexy
- ok - mis mejillas me quemaban pero al parecer a él no le interesaba mucho y salió hacia su club.
Me senté y oculte mi cara en las rodillas, sin poderlo evitar una sonrisa inundó mi cara mientras que mis manos sacudían mis cabellos con vergüenza, más al recordar mi charla con Kyoko-chan en la mañana. ¿Quizás si tenga alguna oportunidad?
El día comenzaba a tomar un tono anaranjado, avisando que dentro de un rato más el sol se ocultaría. Sin mucha concentración y con bastante torpeza limpiaba el lugar, sin duda quería que cuando llegará Onii-chan hubiera el menos trabajo posible por hacer
- Sawada - su voz sonaba claramente desde la puerta
- Onii-chan - hable emocionado
- ¿cómo van las cosas? ¿Falta mucho? - negué con la cabeza.
- No, sólo falta acomodar estas colchonetas y levantar las bolas de baseball - hable orgulloso de mi rápido trabajo.
- Ya veo, te ayudare - entró para recoger la bola más cercana a él
Continúe levantando aunque mi corazón casi no me dejaba trabajar en paz, al contrario, se movía tanto que me temblaban las piernas como si fueran gelatina
- Ahí hay otra - me señaló una que estaba abajo de uno de los muebles y corrí a por ella, me agaché para tomarla, pero mis brazos eran muy cortos. Me estire un poco más pero apenas y podía tocarla con las puntas de mis dedos.
- No la alcanzó
- Déjame intentarlo - metió su mano al mismo lugar, su cara estaba tan cerca de la mía, tanto que podía sentir su respiración en mi cara. - Aquí esta - me pareció escucharlo decir algo pero estaba tan fascinado de nuestra cercanía que no pude hacerlo apropiadamente
- ¿eh? - Parecía embobado
- Sawada - sus ojos chocaron con los míos y quedamos prensados en esa maravillosa vista. Sentí su mano recorrer mi mejilla con suavidad y su mano oculta bajo el mueble tocar la mía, jugando con mis dedos y mis nudillos.
Vi atento y con los ojos bien abiertos de la impresión, como sacaba ambas manos y sin dejar de mirarme fijamente a los ojos la besaba con dulzura.
Mi corazón me traiciono y de un momento a otro ya me tenía sobre el suelo besándome con impaciencia y pasión.
- jajaja – escuchamos afuera de la bodega y nos separamos enseguida. Corrí al otro lado de donde estaba y me escondí en lo que Onii-chan se quedó sentado donde estábamos.
- oh! Sasagawa – entro uno de nuestros compañeros y lo saludo ignorando mi presencia
- ¿qué tal? – comenzaron a platicar mientras me mantenía oculto de la visibilidad de nuestros compañeros que llegaron después.
Mi corazón temblaba pero no sabía de qué, de miedo a ser descubierto o del reciente beso con la persona que amo. Cerré los ojos avergonzado mientras me apretaba el pecho tratando de calmarme. Tenía un monto de líos en mi cabeza y en mi cuerpo, desde el corazón hasta la parte inferior ¿Qué podía hacer si ese había sido mi primer beso?
- nos vemos después – escuche a los chicos que despidieron y luego salieron del lugar.
Salí de mi escondite temeroso y me pare cerca de una pared, esperando que Onii-chan dijera algo
- supongo que ya no se puede ocultar –lo escuche claramente, en lo que se levantaba y cerraba la puerta de la bodega con llave
- ¿onii-chan? – volteo su mirada y pude notar ese brillo de deseo y sinceridad que inundaba sus ojos grises, camino a paso lento hacia mí en lo que yo me pegaba más a la pared detrás de mía y hasta que estuvo lo suficientemente cerca dijo con las más hermosas palabras:
- te amo
Tape mi boca que se había abierto en automático, mientras mis ojos se salían de su órbita, dejando que viera mi sorpresa a tan repentina confesión.
Es que era como un sueño, el amor que creí imposible estaba ahí, diciéndome que sentía lo mismo, ¿a esto era lo que se refería Kyoko-chan?
- yo… - intente decir mi respuesta pero las lágrimas me traicionaron que no pude hablar más y empecé a sollozar.
- ¿puedo tomar tus lagrimas como un sí? – me pregunto en la oreja, asentí a tan bella pregunta – te amo – sentí sus carnosos labios besar las lágrimas que caían por mi rostro y luego en un rápido movimiento quito mi mano de mi boca y para reemplazarlo puso sus labios sobre los míos.
- nhh – su lengua delineaba mis labios y comenzó a pedirme permiso para entrar a mi cavidad, cerré los ojos y accedí a su petición.
Por primera vez sabía lo que era un beso, su lengua jugaba magistralmente con la mía, cambio de posición y puso su brazo por encima de mi cabeza y su otra mano levantaba mi barbilla para ser besado. Luego sentí como era despojado de la parte de arriba de mi uniforme, dejándome desnudo de esa parte.
Con alto grado de timidez y con el corazón saltándome del pecho, le quite su camisa para quedar en las mismas condiciones mientras me besaba.
Poco a poco, el aire era escaso y nos separamos. Tarde unos momento en abrir mis ojos y cuando lo hice los suyos me veían con dulzura.
Sin decir nada me dio un beso en la frente, quitando con sus dedos el mechón de cabello que sobresalía de ahí.
- ven – tomo mi mano y se sentó en una de las colchonetas que faltaba por acomodar, levanto mi barbilla con una mano y me miro desde arriba con una sonrisa – ¿sabes poner un condón? – mis mejillas hirvieron ante tal pregunta
- no – se sorprendió ante mi negativa – nunca lo he hecho
- ya veo – hablo aliviado – te enseñare – me lanzo un pequeño sobre plateado y como pude lo atrape – ábrelo – me ordeno
Tome el sobre y desde la parte puntiaguda del condón lo abrí rápidamente sin dañarlo.
- Asegúrate de que mi amigo este despierto – vi su cremallera y su cinturón abierto y sostenido por él.
Baje la mirada un poco asustado, el día de hoy perdería mi virginidad.
Mordí mis labios y acerque mis manos a ese lugar mientras me ponía de rodillas frente a él. Baje su bóxer y vi su vello púbico, lo baje aún más y metiendo mi mano saque su miembro.
Era la cosa más grande que había visto en mi vida, nada que ver con el mío. Trague un poco de saliva y le di un beso en la punta provocándole un gesto de disfrute. Lamí un poco el lugar y luego con la misma técnica baje por los lados, era imposible que algo así cupiera en mi pequeña boca.
Sentí como el miembro de mi amado por si solo se levantaba, dándome una imagen extremadamente excitante
- está despierto – quite mis manos para, según yo, no lastimarlo y lo señale - ¿Qué hago ahora?
- quítate los pantalones – se arrodilló y comenzó a desabrocharme los pantalones
- espera… ¿Qué? – tome sus manos para que no fuera tan rápido
- necesitas prepararte, dolerá si no lo haces – me sentí un poco molesto al ver tan evidente experiencia
- pero… como..
- quítate los pantalones – los bajo en un solo movimiento sacándome un grito de vergüenza.
Sin tiempo que perder, me volteo y levanto mi trasero hasta su cara. Intente zafarme pero sus brazos eran demasiado fuertes en respuesta sus años de entrenamiento en el boxeo.
- no te muevas – moví mis caderas, en señal de rebelión, esa pose era un tanto vergonzosa.
- es vergonzoso – mi cara se sentía caliente al decir eso
- no te preocupes – paso su lengua por mi entrada, robándome un grito de sorpresa
- espe… - se nuevo sentí su húmeda lengua pasearse por el lugar, dibujando una serie de círculos hasta que sentí un líquido frio en esa parte
- ¿Qué es…
- es lubricante – lo esparció por todo el lugar – será más rápido con esto
- No – mis mejillas quemaban de verdad, mi corazón latía como nunca y mi cabeza daba giros impidiéndome saber lo que hacia
Sentí como un dedo entro en mi entrada, lo cual me provoco un grito de dolor
- no – me aferre a la colchoneta con las uñas
- relájate – su voz sonaba tranquila, pero a mí no me tranquilizaba para nada
Su dedo entraba y salía y luego formaba círculos en ese lugar. Pronto y sin previo aviso entro un segundo dedo, que me dejo boquiabierto y con un grito sofocado.
- due… le. – dije mientras mordía la colchoneta sucia
- no te preocupes – sus dedos se abrían y cerraban como si fueran tijeras, desde todos los puntos.
Metió un tercer dedo y fue cuando no pude aguantar más y me corrí en un segundo
- ahh! – gemí aliviado – aunque sus dedos seguían ahí
- ¿te sientes mejor? – no dije ni hice nada, tenía un sueño extraño, lo que acababa de sentir fue ¿un orgasmo? – continuare
Sus dedos pronto se movían con rapidez dentro de mí, sacándome gemidos incontrolables. Adentro y afuera, simulaban embestidas, pero imagino que las verdaderas dolerían más.
- ¿tienes el condón? – Asentí en medio de mis jadeos y saco sus dedos – ponlo – se sentó y se inclinó hacia atrás dejándome ver su enorme erección
- ¿Cómo? – me miro dulce y tomo mis manos
- aprieta la punta y luego desenróllalo hacia abajo, ten cuidado de no romperlo- asentí y lo hice tal y como dijo.
- listo – mi voz sonó orgullosa de mi trabajo perfecto que me avergoncé
- ahora ven – me ofreció una de sus manos en lo que se recostaba en la colchoneta que había ensuciado
Tome su mano y me senté sobre él, con miedo me quede sobre su vientre hasta que el me ordenara hacer algo
- mételo – lo mire espantado y al ver mi reacción me dio un beso tratándome de convencer, lo cual funciono
Tome su miembro y lo alinee a mi entrada, seguro dolería como el infierno pero me arriesgue, sentí la punta rozarme y luego entrar, solté un pequeño quejido y pare. Onii-chan me veía atento. Tome un poco de aire y cerré los ojos con fuerza al sentir como esa cosa enorme invadía mi espacio, moviéndome todo por dentro, arrebatándome el poco aliento que conservaba al sentir el inmenso dolor que me daba.
Finalmente lo metí por completo pero no me movía de mi sitio, las manos de mi amado Ryohei tomaban las mías para darme equilibrio pero más bien las usaba para contrarrestar el dolor apretándolas con fuerza, su pene entraba tan profundo, parecía que tocaba mi próstata.
- cuando estés listo, muévete – trague saliva y subí un poco, sentí mis carnes desgarrarse por tal acto que grite. Luego baje y me sentí peor.
- Ahh!! – toco mis mejillas y me sonrió
- relaja tus músculos, están muy tensos – lo intentaba pero esto solo me causaba más dolor.
- duele!!
- lo sé – me sonrió y luego en un acto rápido me tumbo contra la colchoneta – fue muy rápido ponerte a cabalgar
- ¿cabalgar? – juro que no entendía sus expresiones
- quédate abajo, seré gentil – me dio un beso en la frente y se movió, el dolor era considerablemente menos, pero aun así me sujete de la colchoneta.
Sus movimientos iniciaron suaves, dándome una sensación parecida al que tuve cuando me corrí, pero luego comenzó a moverse con mayor rapidez, tomo una de mis piernas y la alzo hasta su hombro, en lo que la otra la había acorralado bajo de él, dándole, esta nueva pose, mayor entrada en mi
- ahhh!! – grite escandalosamente al sentir como tocaba cierto punto que volvió a tocar más tarde intencionalmente repetidas ocasiones. Era como el cielo, me sentía como en el cielo, sus embestidas eran prefectas, me llenaban, me hacían gritar de placer y dolor, su mirada me desvestía hasta llegar a mi alma.
- Oni.. – me beso con desesperación en lo que mis piernas eran torturadas por la pose.
- soy Ryohei – asentí y sin dudar más dije:
- Ryohei!!! Ahhh!! Haa! Ah! Ah! Ah! Ahhh!! – los dos nos sentíamos a punto de venirnos, la cara de mi amado sol tenían una expresión de placer mientras que fruncía el ceño como advertencia de que se vendría pronto
Ambos nos miramos y con el metiéndose hasta el fondo de mí y yo arqueando mi espalda hasta un punto insostenible - Ahhh!! – gritamos al unísono al venirnos, yo sobre nuestros dorsos y el dentro de mi. Los dos caímos rendidos en el mismo lugar y de inmediato y con mucho cuidado salió y beso mi entrada recientemente estrujada.
La sangre de mi virginidad robada había manchado la camisa de Ryohei que por alguna razón acabo debajo de mí.
- te amo – me susurro cerca de los labios para volverme a besar, con la misma demanda que antes y al separarnos, por primera vez y sin miedo pude confesar mis sentimientos
- yo también te amo.
FIN