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Capítulo I. Vacío
Hoy era su primer mes de casados, hoy era un día especial para ellos dos y cierto doncel rubio preparaba todo para que fuera más que perfecto. Hacía ya varios días que notaba diferente a su esposo, frecuentemente llegaba más tarde de lo usual, ya no salían juntos a pasear, ya no recordaba el día en que habían comido juntos, ya no hacían el amor, ya no existían los buenos días o buenas noches, las palabras de amor se extinguían en el frío ambiente del “hogar”, ni siquiera sabía si Sasuke dormía con él, en la cama que ambos habían escogido tan escandalosamente.
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Flash Back
- Sasuke ¡mira! – exclamó el doncel al ver una cama con una extraña forma de un tazón de ramen.
- No, Naruto… - suspiró – no llevaremos ese.
- Pero está hermoso dattebayo!
- Si quieres se lo podemos comprar a nuestro primer hijo.
- ¡Teme! – gritó sonrojado, no sabía de muchas cosas relacionadas con las relaciones sexuales pero de solo pensar que Sasuke ya había tenido muchos amantes lo mantenía más intranquilo que de costumbre al pensar si podría ser mejor el, siendo aún virgen.
- ¿Acaso no quieres un hijo? – preguntó
- Si… pero… - titubeó al no saber que decir a lo que solo hizo un tierno puchero.
- ¿Piensas que tan buen esposo serás? – como rayos había acertado ante la pregunta, no podía creer que fuese tan fácil de leer.
- …
- Tú eres mucho mejor que todas ellas juntas – murmuró mientras lo tomaba de la cintura acercándolo más a él, tomó sus labios lentamente para besarlo con ternura. El doncel dio un mal paso hacia atrás, resbalando con una hoja de papel para después caer sobre una gran y acolchonada cama matrimonial jalando con él al azabache quién no tardó en dar caricias al cuerpo del doncel.
- Etto.. disculpen – habló un doncel sonrojado, quién trabajaba en ese lugar – em… esto es un espacio público.
- Lo siento dattebayo – murmuró aún más sonrojado que el anterior no pudiendo creer lo que estaban a punto de hacer en ese lugar.
- Ya sabemos que cama llevar – habló el de ojinegro. Mientras señalaba la cama en la que minutos antes ambos habían estado.
Fin del Flash Back
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- Jumm… ese teme – murmuró para sí mismo, mientras un inevitable sonrojo cubría su acanelado rostro.
Todo era sumamente doloroso, no sabía que le pasaba a su esposo, la mayoría del tiempo Sasuke lo evadía diciendo que aún tenía trabajo que hacer provocando que el tiempo que pasaban juntos disminuyera. ¿Qué había pasado entre ambos? ¿Dónde estaba el amor que el azabache le decía tener?
No quería pensar en que el posiblemente lo engañaba, no quería que su matrimonio se fuera por la borda por una tontería o lo que quedaba del matrimonio y si para ello debía de poner todo su empeño lo haría costase lo que costase.
Había preparado una cena espectacular, solo para los dos, había sacado por primera vez una botella de champán de la alacena e incluso había cocinado su mejor platillo carne asada con salsa de jitomate, también había preparado unas bolas de arroz como postre entre otras cosillas para darle un toque perfecto. Ya tenía todo listo para esa noche, solo esperaba que nada saliera mal, subió a la habitación de ellos para bañarse. Minutos después salió y se vistió como usualmente lo hacía; una polera roja, una sudadera negra, un pantalón de mezclilla y unas sandalias negras para que estuviera más cómodo ya que sería en la casa de ambos.
Se sentó en uno de los sofás de la sala, uno anaranjado como el atardecer de un día de verano, apenas eran las ocho y media de la noche, aún faltaba un poco para que llegara su esposo. Encendió la televisión para ver qué programas pasaban, ninguno le agrado y decidió leer un libro.
Ya eran las diez y media de la noche, dos horas habían pasado y Sasuke aún no llegaba, ¿acaso algo malo le había sucedido? No, eso no podría ser o de otra forma ya se habría enterado.
Recorrió la enorme casa alrededor de diez veces para no quedarse dormido, pero ya no podría mantener los ojos abiertos, tarde o temprano caería ante el sueño. Llegó de nuevo al comedor la cena que había preparado con tanto esmero ahora estaba completamente fría. Ya era media noche, cogió una silla y se sentó, aún tenía un poco de esperanza en Sasuke. Solo pasaron cinco minutos más y cayó rendido a los brazos de Morfeo. Sin la mínima presencia de su esposo. Ahora ya lo entendía, Sasuke ya no lo amaba.
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La mañana había llegado, el tibio calor de los rayos del sol acariciaba su acanelado rostro, se dio media vuelta y tomando el suave edredón se enredó aún más, a punto estaba de volver a conciliar el sueño cuando se percató de la presencia de otra persona que dormía junto a él, no podía ser un violador y si lo fuera ¿Cómo había llegado a su cama? Por unos segundo temió lo peor, con sus manos tocó su cuerpo y suspiró aliviado al sentir que aún tenía la ropa puesta. Dirigió su mirada a la otra persona, listo para golpearlo si era un extraño. Grande fue su sorpresa al darse cuenta de que era Sasuke quién se encontraba a su lado, por segunda vez después de tantos días había dormido de una manera espectacular.
Tal vez era una simple ilusión de la necesidad que tenía de estar más tiempo con el ojinegro, no pudiendo con el peso que cargaba en su interior comenzó a llorar, los sollozos no eran tan fuertes, las lágrimas escurrían por sus azules ojos, no tardó en empezar a moquear. Hacía ya tanto tiempo que no veía al azabache, ni siquiera había sentido el calor del cuerpo del contrario como ese día. Puesto que el varón siempre salía antes de que el doncel se despertara y llegaba cuando ya dormía.
Sasuke abrió lentamente los ojos, dándose cuenta de que ya era muy tarde, alrededor de las 9:00 am y a pesar de que él era el presidente de la empresa últimamente se la vivía más en la empresa que en su propia casa, en donde estaba el rubio doncel al que decía amar.
Observó una pequeña figura junto a él percatándose de los sollozos del doncel, lo miró mejor y sintió desfallecer al ver a su esposo llorar, se sintió culpable, últimamente no le prestaba atención. Pero tenía sus razones, se acercó a él y lo tomó de la cintura pegándolo a su cuerpo. Se estremeció de nuevo al sentir el cuerpo de su esposo, lo deseaba con locura pero no haría nada. Jamás lo haría. No de nuevo.
- Naruto, ¿qué te sucede? – preguntó mientras acariciaba los rubios cabellos.
- … - no recibió respuesta alguna y eso le frustro.
- Dime que es lo que pasa – moría por dentro al no saber del porqué de la tristeza del rubio.
- …
- Esperaré a que quieras decírmelo – 20 minutos habían pasado y el doncel había dejado de llorar.
- Yo… siento que… – suspiró – olvídalo no es nada importante.
- ¿Estás seguro?
- Claro – lo miró mientras le mostraba una falsa sonrisa – solo extraño estar así contigo – suspiró – y tú ¿Tendrás algo que decirme? – esperaba al menos un >> Feliz aniversario de un mes << por parte del azabache.
- Emm… no y ya que lo tuyo no era nada importante me iré al trabajo.
- Pero puedes faltar al menos un día por nosotros – habló casi suplicando que se quedara junto a él.
- ¿Y porque debería de faltar? Hoy no es un día feriado, ni mucho menos importante, entonces ¿Por qué debería de faltar?
- Olvídalo, solo… no sé lo que digo- volvió a hablar, Sasuke ni siquiera había recordado que cumplían un mes de casados, mientras aquel diminuto corazón se partía en miles de pedazos, tan pequeños que jamás podrían volver a juntarse para rehacer aquel corazón destrozado. Deshizo aquel abrazo que aún le daba el varón y por un instante quiso que todo fuera una triste mentira, una cruel broma y una mala pesadilla, ¿acaso el mundo estaba en su contra? Tal vez no merecía vivir y por eso la vida lo trataba de forma cruel.
¿Alguna vez lograría ser feliz?
20 minutos habían pasado, el agua caer de la regadera ya no se escuchaba, quiso que la tierra se lo tragara, no quería volver a ver a su esposo a la cara si este solo le daba una mirada si nada de sentimientos, una fría, cruel y despiadada que lo único que hacía era profundizar aún más la llaga que tenía abierta, bajo a la sala, dirigió la mirada a un punto vacío del salón. Escucho las pisadas en las escaleras, poco después abrieron la puerta principal, la cerraron y un silencio infernal inundó la gran casa que tenían.
Si de esa forma vivirían ellos dos, el ya no querría estar con él ¿Qué había pasado entre ellos? ¿Dónde estaba el ferviente amor que se decían tener? Algo que no quiso pensar cruzo por sus pensamientos: “´Él solo había jugado con sus sentimientos, no lo quería y solo había sido una simple noche de lujuria y pasión que fue desechado tan fácilmente”
No habían sentimientos de por medio y ese matrimonio felizmente arreglado no podría durar más, tomó el pequeño sobre de los análisis de laboratorio que se había mandado a hacer y que habían llegado en la mañana del día de ayer, aquel que felizmente había planeado entregarle a su esposo como regalo de su aniversario pero del que ahora ya no quería dárselo, pues no estaba seguro de cuál sería la reacción de varón y lo guardó en la pequeña cajita que le había regalado su abuela adoptiva.
Sin saber siquiera que posiblemente jamás sería capaz de dárselo y que su matrimonio o lo que quedaba de este estaba a punto de irse por la borda.
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Continuará…
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