Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La habitación del JongTae por HaePark

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

¿Recuerdan hace mucho, mucho, mucho tiempo, cuando salieron unos gifs algo extraños del cuarto que compartían Taemin y Jonghyun?

No dispongo ahora mismo de susodichos gifs, pero les cuento como iban. (?)

En esos gifs se veían las cámaras entrando en la habitación de Jonghyun y encontrar un objeto algo sospechoso (como una cadena de perro, así metálico). En el siguiente gif, se veía como Jonghyun, azorado, se ponía la cadena, como enseñándoles a las cámaras como se hacía ante la atenta (y ávida) mirada de Taemin.

En esos gifs se veía a Taemin muy seme y a Jonghyun muy uke. Era una situación por demás bizarra, así que me pregunté ¿Qué puede haber sido el preámbulo a esto?

Aqui tienen mi interpretación en forma de un lemonoso one-shot.

Notas del capitulo:

Ni lo he releido, de tan floja que soy.

Perdonen incoherencias, erratas, etc.

Irelas corrigiendo con el tiempo.

Disfrutenlo.<3

-¿Cuál toca ahora?

Jinki se tiró literalmente sobre el sofá y agarró la botella que reposaba en la mesita de noche al lado del mismo. Le quito el tapón con el pulgar y le dio un largo sorbo, que se llevó la mitad del agua de la botella.

Kibum salió entonces del baño, a tiempo para oír mi pregunta y respondió:

-Ring Ding Dong.

Suspiré. Un clásico. Pese a que habíamos sacado ya un par de discos desde aquel, seguíamos interpretando nuestras canciones más conocidas (Lucifer, Replay, Amigo, Ring Ding Dong…) en todos nuestros SHINee World. A esta última yo la temía. Por mí solo de baile. Me encantaba y yo había ayudado a preparar la coreografía, pero era mi “punto negro” en la canción. El momento que elegían las musas para atravesárseme. El momento en el que se desbarataba toda mi actuación.

-Tranquilo, Tae.-rió Minho al ver mi expresión.

Alcé la mirada (estaba sentado a los pies del sofá donde descansaba nuestro líder, sobre el suelo) y le miré. Él me sonrió con cariño. Aparté inmediatamente la mirada, molesto.

No estaba dicho que fuera Minho.

Minho se percató de esto y sacudió la cabeza. Los demás del grupo, Kibum, Jonghyun y Jinki habían iniciado una nueva conversación mientras se vestían. Nos habían traído los trajes que íbamos a llevar las próximas tres canciones del concierto. Kibum me hizo un favor y, al encontrar mi traje en el montón, me lo tiró.

Consistía en unos pantalones negros (rotos por la parte de los muslos. Daba la impresión de haberse quedado enganchados en un alambre por varios puntos y retirados de mala manera. Pero a las fans les gusta.) Y una camiseta de tirantes azul con la espalda descubierta (De la sección femenina. A las fans también les gusta. Perturbador, si lo piensas bien.) De zapatillas no me cambiaba.

Me lo puse todo en un abrir y cerrar de ojos. Los años de experiencia te enseñan que los dos o tres minutos que dura el VCR o lo que sea que pongan para entretener a las fans mientras estamos en el backstage, se van entre que entras y sales del escenario. Hay que ser muy rápido.

Hace un par de giras, recuerdo que hacíamos apuestas entre nosotros a ver cuál era el que menos tardaba en estar listo para entrar de nuevo a escena. Key siempre nos ganó con un margen muy amplio de tiempo. En dos minutos era capaz de ir al baño, cambiarse de ropa, beber agua, comerse un par de galletas saladas, de cortesía de los organizadores. También ponen a nuestra disposición una fuente de chocolate y tonterías varias. Aunque tal vez se crean que hay ídolos que se toman cuatro kilos de chocolate antes de salir a escena. No lo sé. La cuestión es que a Key le da tiempo a hacer todo esto en tiempo récord, y encima puede retocarse el gloss de labios y el rímel de ojos.

Mientras yo constataba todo esto, los demás terminaron de vestirse y nos dirigimos a las máquinas. Estas “máquinas” como yo las llamo, son unos aparatos que sirven para echar fuego en las partes de canciones que lo requieran, niebla en otras, catapultarnos al escenario, etc, etc, etc. Esta vez nos subimos a unas que nos subían al escenario a través de trampillas en el suelo del mismo.

-Taemin.-me llamó la atención Minho mientras nos subíamos a la misma plataforma.

Le miré por encima del hombro, estaba detrás de mí.

-¿Qué?

Pensaba que me diría algo sobre la interpretación de la canción, como que no me echara demasiado a la izquierda en determinado paso (lo típico que se dice en los ensayos y luego jamás te acuerdas), pero en cambio respondió:

-Estás precioso.

Suspiré hondo y volví a mirar al frente. La cuenta atrás había comenzado, lentamente íbamos subiendo al escenario.

-Sé lo que me dirás.-susurró Minho detrás de mí, colocándose los chismes electrónicos, la cámara de seguimiento y el micrófono.-Pero esta vez no me rechaces; acuéstat…

-No.-me coloqué las cosas yo también, y en cuanto la trampilla subió al escenario, encajándose en este como si formara parte del propio suelo, salté a fuera de esta para colocarme en la posición inicial del baile.

Sucedió el típico alud de aplausos y el típico vaivén de lighsticks verdes. Alcé ambos brazos y saludé al público. Lo esperan de mí.

Detrás de mí, los demás chicos comenzaron a prepararse. Minho a mi lado y Jonghyun delante de nosotros. Pese a lo que acababa de hacer, miré a Minho con una sonrisa y le guiñé un ojo. Es otra cosa que las fans esperan también de mí. Maldito 2min.

Jamás olvidaré el día que, estando yo tranquilamente en mi sala de entrenamiento de la SMEntertainment, la agencia donde trabajo, en mi hora de descanso para la comida, abrió la puerta mi mánager y, sin esperar una invitación, se sentó sobre la colchoneta frente a mí.

Alcé una ceja y me atraganté con el bocadillo de chorizo que en aquel momento me zampaba.

-Mmmmh…¿Sí?-inquirí tras las toses.

-Taemin, tenemos que hablar.-explicó el mánager con el semblante grave.

Me asusté. ¿Habían decidido acortar mi contrato y echarme de la SM? ¿Me harían sacar un álbum en solitario? ¿Tendría que volver a vestirme de chica en un escenario? ¿Las fans habrían cambiado de…?

-Las fans han cambiado de couple.-asintió el mánager.

Sentí como si un temblor sacudiera el suelo sobre el que estaba sentado, lo abriera en dos justo debajo de mi trasero y yo cayera por la grieta, gritando: ¡NOOO! Luego la grieta se cerrara y nadie volvería a saber jamás de Lee Taemin. Aún así, el magma del núcleo terrestre no lograría acallar mis gritos, que se seguirían oyendo en todos los SHINee World’s en la parte en la que a Onew le tocara besar/abrazar/sonreír/guiñar un ojo/simplemente mirar a quien fuera su próxima couple. El bocadillo se me cayó a causa de la impresión. El chorizo se desparramó por el suelo. No dejé de mirar al mánager y cuando este habló, me sorprendió no estar consumiéndome bajo las rocas de la litosfera.

-¿Qué dices, Taemin? ¿Estás bien?

-¿Quién…quien es…mi próxima couple? ¿O es solo a Onew al que cambian?

El mánager sacudió la cabeza, apesadumbrado. Mala señal. Muy mala señal.

-Solo te cambian a ti. Ha surgido un nuevo fanclub…ahora te shippean con Minho.

Shippear, verbo inventado por las fans fujoshis. Fujoshis, término que no comprendo. Da igual, a fin de cuentas. Sé que shippear es algo así como “emparejar” y si te shippean o te emparejan con otra persona…estás perdido.

-¿Con Minho?-exclamé, incrédulo.

Minho pega bien con Key, pero, ¿Conmigo?

-Exacto. Ha comenzado en internet la ola al 2min, lo que puede verse en multitud de fanfics, fanarts, fanmades…

¿2min? Hasta el nombre me dio mala espina. Ontae suena mejor. Aunque 2min, lo que sería MinxMin (Aunque técnicamente eso sería Min al cuadrado, aunque no viene al caso). La cuestión es que el nombre tenía algo práctico…

-¿Dejaré de ser el pasivo?-junté las manos, ilusionado. Cuando Onew era mi couple, todo el mundo me veía como una especie de osito de peluche achuchable, o como un nenaza a mis dieciocho años. E incluso nuestra estilista se empeñaba en vestirme como tal.

-No.

Alcé ambas cejas.

-Entonces esto es una pérdida de calidad.-fue mi comentario.

No se confundan, en verdad yo no defendía el Ontae porque estuviera enamorado de Onew o algo así. Es sólo que Onew llevaba cuatro años saliendo con Jung Ah, la líder de After School, y veía nuestro bromance como una broma entre amigos. No le importaba besarme, abrazarme, o mirarme protectoramente en público, los dos sabíamos que no iba en serio. Nos queríamos mucho, pero no de esa forma.

No estaba dicho que fuera Onew.

Sin embargo, Minho ya había demostrado anteriormente cierta atracción por mí. Me tocaba, me acariciaba la espalda y el torso pretendiendo hacerlo “en broma” o “sin querer”, incluso un par de veces intentó besarme.

-Eres muy guapo.-le explicaba cuando me apartaba rápidamente de sus intentos de beso sorpresa, incluso estaba desarrollando reflejos contra los labios de Minho.-Muy guapo, pero no me gustas, Minho.

-No tengo por qué gustarte.-casi suplicaba él.- No te estoy pidiendo que te comprometas nada, ni siquiera que salgas conmigo. Solo quiero acostarme contigo, tener una noche entera tu precioso cuerpo solo para mí…

Si pretendía ser sexy haciéndome ese tipo de peticiones indecentes, fracasaba estrepitosamente. Tal vez le hubieran servido en otras ocasiones, vamos, sin duda le habían servido si tenemos en cuenta lo solicitada que andaba su polla (Estando en una de nuestras giras hace unos meses hicimos otra apuesta, a ver quien conseguía tirarse a mas tías en el transcurso de la gira. La hicimos estando ebrios y ninguno quedó en mal puesto. Parecemos cinco ositos adorables y románticos, pero tendríais que vernos luego. Key se tiró a seis, yo a siete (y siendo gay. Doble paréntesis), Jonghyun a nueve, Onew a nadie porque es fiel a Jung Ah y Minho a diez), pero conmigo no iban a servirle.

Porque…haré una confesión. No podéis contárselo a nadie. Dejaréis de creerme un osito adorable. Aunque tal vez sea mejor (dejarán de vestirme de chica y compararme con absolutamente todas las Girls’ Generation), pero vendrá muy mal para mi imagen. Y para la imagen del grupo en general.

Lo diré.

No soy pasivo…soy activo. O séase, seme, como dicen las fujoshis (creo que significa activo y uke pasivo. Interesante vocabulario el que inventan las fans. O los japoneses.)

Sé que no me pega absolutamente nada, siendo tan lindo como me hacen ser. Pero tú tampoco tienes cara de ser una pervertida (o un pervertido, no puedo verte bien) y estás en esta página leyendo fanfics.

Por tanto, Minho no me gustaba. No estaba dicho que fuera él. Onew no me gustaba. Tampoco él.

Key…bueno. Era como mi madre. Tan como mi madre era, que ni siquiera me atreví a decirle que era gay.

Puso el grito en el cielo cuando se enteró de que me acosté con mi primera chica, Krystal Jung (Hermana de Jessica Jung, maknae del grupo f(x). Doble paréntesis) y dos días después con Seohyun, de Girls’ Generation, pero tuvo que irse acostumbrando. Aún así, era excesivamente protector conmigo y me quería tanto, que incluso se creía que todas las noches que pasaba en el cuarto de Luhan, de EXO, las pasábamos jugando al GTA.

Por supuesto, no estaba dicho que fuera Key.

Con motivo de todo esto del cambio de couple, se cambiaron muchas cosas. Las coreografías no podían cambiarse, pero sí se cambió la disposición de dormitorios de manera que yo durmiera con Minho, Jonghyun y Key juntos (ellos seguían como JongKey y eran felices) y Onew con el mánager. Minho aprovechó esto para intentar seducirme aún más, a unos extremos tan dramáticos que rozaban la violación.

Tras dos meses de convivencia y cuatro amenazas de orden de alejamiento, pusimos unas reglas. Nada de espiarme en la ducha, ni con cámaras de vídeo ni con nada. Nada de esperar a que yo me durmiera para tocarme. Nada de acorralarme contra la pared mientras me vestía. Nada de escribirme insinuaciones pervertidas y dejarlas entre mis calzoncillos (Lo hizo. Varias veces.). Nada de guardarse mi móvil en el paquete e incitarme a buscarlo (Esto no lo hizo. Pero por si acaso.) Entre otras muchas reglas con las que podría formarse hasta una Constitución. Cuando obligué a Minho a firmarlas, este me miró a los ojos con expresión de intenso dolor y declaró, dramático:

-Oh, Taemin. Sabes que acostarte conmigo te agradaría tanto como a mí. Si te resistes, es solo por morbo.

-Que no, Minho. Que no. Y firma ya.

-Y porque te gusta que te ruegue. Pero ten cuidado, Taemin-practicó su rúbrica sobre el papel de la firma, por fin, haciendo que el boli rasgase el papel de manera tétrica y, acorde con el resto de la escena, dramática.- Algún día dejaré de hacerlo y me perderás.

-¿Cuándo?-fue mi pregunta emocionada.

Me miró descolocado. Musitó:

-No sé. Pero algún día.

Crucé los dedos y esperé. Esperé todas las actuaciones en las que el mánager nos obligaba a besarnos. A abrazarnos. A subirme a caballito sobre él. A mojarle con el agua en la canción de Lifeguard. Intenté explicarle, una y otra vez, que lo hacía por trabajo. Él alegaba que lo entendía, pero también alegaba que del roce surge el cariño o no sé exactamente qué frase sacada de alguno de los Tumblr’s de frases célebres.

-De tanto fingirlo, te acabarás enamorando de mí.-decía, convencido.

-No me ha pasado tal cosa con Onew.-observaba yo.

Por suerte, la época del 2min pleno no duró demasiado. La volubilidad que caracteriza a las fans hizo que algunas se volvieran a decantar por el Ontae, mientras que una fracción importante seguía ahí con el 2min. Hubo incluso unas cuantas que comenzaron a apoyar a diferentes chicas conmigo, Sulli, Krystal, Yoona incluso…pero nunca llegaron a ser la mayoría absoluta.

-Tengo buenas noticias para ti, Taemin.-anunció una vez más mi querido mánager, pillándome de nuevo a la hora de la comida. Pero esta vez mi bocadillo era de salchichón.-Vuelve el Ontae.

-¿Que vuelve el Ontae?

Esta vez, sentí como si se abriesen las puertas del  infierno y se me permitiera el retorno a una tierra cálida, suave, limpia. Sin la opresión de Minho encima (literal).

-Sí. Las fans están divididas entre tú con Minho y tú con Onew. A partir de ahora harás fanservice a dos bandas.

-¿Y me cambiarás de cuarto?-pregunté, esperanzado.

-No.

Le miré fatal. Era lo mínimo.

-Por favor…-suspiré hondo, empleando mi plan B; mostrarme desvalido. El plan C era gritarlo y ordenarlo cual diva y el D amenazar con mi dimisión.-Por favor…cámbieme de cuarto…me da igual con quien compartirlo pero…que no sea con Minho…

-¿Por qué no con Minho?-ladeó la cabeza, interrogante.

Superponí el labio inferior, buscando adoptar la expresión más adorable e infantil de la que fuera capaz.

-Minho y yo…hemos peleado…no quiero imponerle mi compañía a Minho-hyung…

Sabía, que de preguntárselo a Minho, este me seguiría la corriente, aunque eso significara perder la visión de mi cuerpo desnudo mientras me cambiaba. El mánager le regañaría si sabía que me acosaba sexualmente. O incluso la cosa subiría a Soo Man (director de la SMEntertainment), quien tal vez podía llegar a despedirle. Aunque las fans no se mostrarían tan escandalizadas de saber que Minho me acosaba. Algunas alegarían que era un hombre enamorado y que lo habían sabido siempre. Algunas fans están muy locas.

-Así que habéis peleado.-repitió el mánager.- ¿Y no existe posibilidad de reconciliación?

-No.-negué, fingiéndome apesadumbrado.-Ninguna posibilidad…

El mánager se lo pensó.

-Está bien.

Fue así como comenzó mi etapa en el dormitorio de Jonghyun. Key comenzó a dormir con Minho y yo con Jonghyun.

Jonghyun como compañero de cuarto era básicamente perfecto. Era ordenado y no se quejaba porque yo no lo fuera. No roncaba. No hablaba en sueños. No colgaba fotos de mujeres desnudas en las paredes ni guardaba revistas porno bajo la cama. No metía su ropa en mi armario y no se duchaba con mi gel. Y no mostraba absolutamente ninguna atracción por mí. Un cambio a todas luces a mejor.

Sin embargo, era raro. Como vocalista principal de SHINee resulta verdaderamente carismático, atractivo, parece que estando en su compañía jamás dejarías de reír. Pero no era así. Llevaba años trabajando con él, incluso antes de que debutase con SHINee me estuvo dando clases particulares de canto, pero cuando estaba en su entorno íntimo, en su habitación, sentía que todo era diferente. Muy raro.

Algunas noches se iba a la cama con una cara tan larga que no podía hacer menos que preguntarle:

-¿Estás bien?

-Cansado.-era siempre su respuesta.- Muy cansado.

Suponía que ser el vocalista principal de un grupo exitoso como era el nuestro traía consigo un montón de presión adjunta. Pero…siempre parecía haber algo más.

Un día se lo pregunté.

-¿No escondes algo?-inquirí puerilmente.-¿Una pena secreta?

Estábamos tumbados en nuestras camas, completamente vestidos y preparados para el concierto de aquella noche.

Él rió.

-¿En qué película crees que estamos?

Me encogí de hombros, no muy convencido.

-Entonces estás bien, ¿No?

-Sí. Perfectamente. Siempre lo estoy.

 

Las cosas  no hubieran cambiado si determinado día no se hubieran dado una serie de circunstancias que provocaron un súbito cambio.

Volvíamos de un concierto.  La adrenalina aún estaba presente en nuestro cuerpo, causando estragos en nuestro sistema nervioso. Estragos que nos impulsaron a bebernos un par de copas (léase beber hasta emborracharnos y que nos tengan que llevar los miembros del equipo a nuestra habitación del hotel pues no podemos andar, de tan ebrios) en el bar del hotel.

Era la una de la madrugada cuando nos sentamos los cinco alrededor de una mesa y pedimos cada uno nuestra bebida alcohólica favorita.

El proceso de emborrachamiento de SHINee era más o menos siempre el mismo. La primera copa nos la bebemos lentamente, a pequeños tragos, hablando con los demás sobre el concierto en tono relajado. La segunda es más o menos igual. A partir de la tercera, comenzamos a subir el tono y a hacer chistes penosos que nos arrancan ebrias carcajadas a todos los demás. En la cuarta (salvo Onew y yo, que somos los que mejor aguantamos el alcohol) es cuando empieza a desfasarse. La bebemos de un trago, y comienza la fase de las imitaciones. Minho se levanta e imita a Onew en alguno de los traspiés acontecidos durante el concierto, Key imita algún gallo que se le haya escapado a Jonghyun, Onew me imita bailando, yo imito a Minho rapeando…en esta etapa abundan las hipérboles que rozan la parodia e incluso un poco la burla. Después de esto nos ponemos picajosos, pero a la sexta copa nos animamos. Nos animamos demasiado.

Aquel día me retiré justo en mitad de la fase de las imitaciones. No tenía muchas ganas de beber y sí muchas de dormir. Así que se lo hice saber a mis compañeros y me subí a nuestra habitación. Ninguno me siguió. Me dieron las buenas noches en el tono más asubnormalizado a causa del alcohol que fueron capaces de adoptar y siguieron prestando atención a Onew, quien imitaba a Jonghyun cogiendo el micrófono y gritando contra él una octava más arriba que la voz real de Jong.

En cuanto llegué a la habitación, me desnudé en la propia habitación, tiré de cualquier manera la ropa a la cama y me metí en el baño.

Dediqué unos segundos a mirarme al espejo antes de entrar en la ducha. Tenía el pelo revuelto, despeinado y sudoroso, la piel enrojecida por el alcohol y el esfuerzo realizado apenas una hora antes. El maquillaje de labios y ojos se había corrido un poco, dándome un aspecto casi tétrico, pero, ante todo, sexy. Muy sexy. Me correría conmigo mismo.

Tras hacer tal constatación, entré en la ducha.

Estuve duchándome como media hora. Nunca me había gustado prolongar las duchas demasiado, me daba sensación de estar entumeciéndome. Así que, en cuanto me sentí limpio, me puse el albornoz y salí de la ducha.

Apenas entré en la habitación, me resbalé a causa de mis pies descalzos y mojados. Me tuve que agarrar a la puerta del armario que tenía al lado para no caer redondo al suelo. Suspiré, aliviado, al ver que había evitado la caída. Bien, me había librado de hacer el ridículo.

Abrí la puerta del armario salvador, suponiendo que era el mío (estaba aún algo ebrio y cansado, comprendedme), pero…¡Craso error! Era el de Jonghyun.

Y no era tan ordenado como yo lo creía, o al menos, su armario no lo estaba. En cuanto lo abrí, se me vino encima un alud de ropa y de bolsas con zapatos. Tuve dar saltitos cual maricona para evitar ser derribado por tal avalancha.

Como Jonghyun no estaba, y probablemente tardaría en volver, me vi en la obligación de recoger toda su mierd…pertenencias.

Algo molesto, me entregué a la tarea de recoger las múltiples camisetas de mi compañero y sus pantalones a juego (¿De verdad hace falta llevarse tanta cosa a una gira?). Lo peor fueron luego las bolsas de zapatos. Jonghyun calza una 41 y, como es bajito, se empeña en calzar zapatos con una plataforma de ocho centímetros. Probablemente no sabéis como es que os caiga una bolsa repleta de esas moles encima y ojalá nunca lo lleguéis a saber.

Total, que me supuso un esfuerzo hercúleo colocarlos en la balda superior del armario, donde se supone que estaban antes.

En mitad de la labor, una bolsa de zapatos se me partió y todos los en ella metidos cayeron al suelo desparramándose.

-¡Maldita mierda!-grité, contento de tener por fin una excusa para soltar algún taco.

Justo entonces, como si hubiera estado esperando a mi grito, la puerta se abrió y Kim Jonghyun en carne y hueso penetró en la estancia.

Me giré, lo miré.

Me miró.

Nuestras miradas se enfrentaron durante una fracción de segundo. Yo intentaba decidir si estaba suficiente sobrio como para entender algo de lo que yo fuera a decirle. Él, al parecer, miraba algo más. Su mirada paseaba de abajo arriba, por todo mi cuerpo.

Fue solo entonces cuando me di cuenta de que tenía el albornoz a medio quitar (desabrochado), mostrando impúdicamente lo que viene a ser todo mi pecho, las caderas y la entrepierna.

-Mh.-dije, mientras me apresuraba a abrocharme el albornoz. Era una situación, como mínimo, violenta.

Jonghyun penetró en la estancia y cerró la puerta detrás suya, sin mediar palabra.

-¿Jonghyun?-me asusté al verle caminar decidido hacia mí. Tal vez estaba borracho y al ver visto lo que había visto, se disponía a violarme. O peor, a acosarme como hacía Minho. Debía escapar. La ventana estaba justo detrás de mí. Que estuviéramos en un cuarto piso y que la ventana diera a la autopista eran solo detalles.

Pero no, violarme no parecía ser su propósito. Ni tampoco parecía muy borracho cuando, de malos modos, me apartó de sus preciadas bolsas de zapatos de plataforma que formaban un desordenado círculo a mí alrededor.

-¿Qué te crees que haces?-le increpé.

-¿Qué derecho consideras tú que tienes para curiosear en mi armario?-fue su furibunda respuesta.

Me quedé, en un principio, descolocado.

-¡Lo abrí por equivocación!-exclamé.- Se supone que deberías estar agradecido de que, encima, te lo ordeno.

-Pues no te obligué que lo hicieras.

Se agachó para coger una bolsa del suelo.

Pero, algo (el karma sin duda) hizo que, al alzarla, esta se abriera como anteriormente la otra se me había roto a mí, y su contenido cayera de vuelta al suelo.

Pero…su contenido esta vez no eran zapatos.

Era algo muy diferente.

Hasta mis pies rodó un artículo de aspecto sospechoso. Morado. Grande. Alargado. Mis ojos se desorbitaron. Era un consolador.

…Un consolador.

Mi mente fue atacada por la fugaz imagen de Jonghyun, desnudo, tumbado sobre la cama y auto penetrándose con el chisme ese. Gimiendo, completamente excitado. Imagen perturbadora.

No, no, se supone que tendría que darme asco. Pero, en cambio notaba un cosquilleo en absoluto desagradable, recorrer mis entrañas, más cercano a la excitación que al asco.

Tendría que ser la adrenalina del concierto, que aún hacía mella en mí. Sería eso.

Pero, como hipnotizado, mis ojos paseaban por el suelo, por cada uno de los objetos que contenía esta bolsa. Había un látigo.

Jonghyun, encadenado, siendo azotado por mí. Gritando. De placer y de dolor, de dolor y de placer. Comenzó a dolerme la entrepierna.

Había otras cosas igualmente interesantes, como pinzas para pezones y para genitales, sondas, esposas, anillos, cadenas, fustas, más látigos, rosario de bolas…Me llamó la atención una correa. Sí, no estoy exagerando. Un collar de metal, terminado en una argolla, donde se insertaría una correa de perro.

Jonghyun…llevando eso…para mí…

-¡Taemin!-oí entonces. Volví a la realidad. Jonghyun me miraba y me apuntaba con el dedo, entre acusador y horrorizado.

Me giré, intenté disimular mi sonrojo.

-Recoge tus cosas.

-Taemin-repitió Jonghyun.-Taemin. Estás erecto.

¡Mierda! Miré hacia abajo. Fatídica verdad.

La finísima tela del albornoz se hallaba levantada, cual carpa de circo, por mi entrepierna, más dura y erguida de lo que hacía mucho que la veía.

No se podía disimular tal cosa.

-¿Te pone lo que ves?-inquirió Jonghyun, desafiante.-¿Te pone saber que tu compañero de cuarto y de grupo es gay, y masoquista?

Me estremecí palpablemente. Gay y masoquista…

Mi miembro, tras la tela del albornoz, requería atención. La clamaba a gritos.

Asentí.

-Creo que es evidente.

-Taemin…

Nos volvimos a mirar a los ojos. Permanecimos así un par de segundos hasta que algo más abajo requirió mi atención.

-Tú también estás erecto.-le hice notar.

Jonghyun bajó la cabeza (Tal y como había hecho yo antes) y se sonrojó. Sus facciones adoptaron un rubor completamente adorable. No sé, sabiendo que era masoca tal vez no fuera tan raro que sintiera tantas ganas de partirle el trasero en dos.

-No sé, iba a pedirte que te acostaras conmigo.-me encogí de hombros, disimulando mi deleite.- Pero tal vez ya no haga falta que lo diga.

 

Mis jadeos. Los gemidos de Jonghyun. Parecía una escena de fantasía sexual de cualquier mente enferma o  simplemente pervertida (como la tuya, por ejemplo). Tenía a Jonghyun agarrado de la correa. Le había hecho ponerse aquel aro metálico que tan atractivo me parecía en su varonil cuello. Él se había resistido por morbo, y yo le había obligado a la fuerza, solo por morbo también.

Le tenía a cuatro patas sobre su cama, que ya se hallaba desecha y revuelta, y eso que aún no habíamos finalizado con los preliminares (que tenía planeado alargarlos todo lo posible), con la correa puesta. Yo me hallaba detrás suya, tirando de la correa a cada movimiento del vocalista y azotándole con el látigo.

-Tae…Taemin…-gemía como loco a cada azote. ¿De verdad algo así podía ponerle a una persona? Aunque yo no podía encontrarme mucho más cuerdo puesto que mi erección goteaba de solo ver su carne brillar, enrojecida por el golpe de las cuerdas del látigo.

También me ponía la férrea resistencia que oponía, o más bien que fingía oponer. Buscaba mi castigo y disfrutaba con él. Masoquismo puro y duro. Se notaba que no era la primera vez que practicaba algo como esto, y, todo hay que decirlo, me puse algo celoso. Quería ser el único que pudiera provocarle ese placentero dolor, el único que tuviera el lujo de mancillar su cuerpo. Suena muy bonito, pero la cuestión es que no lo era.

Al menos tenía el lujo de disponer del cuerpo del mayor para hacer lo que quisiera durante el momento presente.

-Di amo.-le ordené.

Él negó con una sonrisa inusitadamente traviesa.

-¿Te niegas? –sentí mis propios muslos presionar mi entrepierna con fuerza, como reteniéndola.- a ver cuánto te dura esa resolución.

Bajé de la cama y recogí uno de los objetos que aún se hallaban esparcidos por la habitación. Nos había dado tiempo ni a recogerlos antes de lanzarnos a la cama a follar cual conejos.

Era una especie de anillo, de esos que tienen por finalidad retener el orgasmo. Jonghyun lo vio por el rabillo del ojo mientras volvía a la cama y pareció perder levemente el aplomo. Sonreí jubiloso, al notarle asustado y al mismo tiempo percatarme de cómo su erección crecía aún más, si posible fuese, y goteaba.

-Por favor, Tae…-gemía. Pero no terminaba de llamarme amo.

-Vamos, precioso-sonreí, cruel, mientras mi mano se acercaba con el anillo a su entrepierna.- Sabes que lo estás deseando. Nótalo.

Paseé el frío metal del anillo por toda la extensión de su miembro. Jonghyun se retorció bajo mis piernas, presa de placer y de expectación.

Propiné un tirón a la cadena con la que lo sujetaba para hacer que se incorporara. Con un jadeo ahogado, volvió a estar a cuatro patas.

-¿Te gusta?-me incliné para susurrar a su oído.

-N-no…-mintió.

Le ignoré y se lo ensarté, lentamente para que lo notara, en la entrepierna.

Jadeó al notarlo estrangulando su erección. Imaginé lo doloroso e insoportable que debía ser. Algo próximo a la tortura.

Llevado por mi maldad (y por los impulsos que dictaba mi entrepierna), tomé su miembro y comencé a masturbarle, con tanta fuerza que casi llegaría a hacerle daño.

Los ramalazos de intenso placer debieron de recorrer su entrepierna con tanto brío y fuerza que noté a Jonghyun estremecerse violentamente. Sin mostrar piedad alguna, tiré de la correa, una, dos, tres veces para hacerle enderezarse. Al día siguiente tendría el cuello lleno de ronchas rojas. No reparé en tal detalle en aquel momento.

Finalmente, Jonghyun calló sobre la cama y se quedó allí, experimentando el placer y el dolor entremezclados hasta unirse en una delirante combinación. Yo, al ver que encajaba mis latigazos sin resistencia alguna, me preocupé y dejé de azotarle.

-¿Estás bien?

Él asintió.

-Ahh…quítame esto, por favor…-se llevó sus propias manos a la entrepierna para quitárselo él mismo. Le hice apartarlas de un manotazo.

-Llámame amo.-insistí.

Si me lo llamaba, le quitaría el artefacto de inmediato. Si, por el contrario, se negaba a llamármelo, eso significaba que estaba dispuesto a jugar un poco más.

Permaneció callado.

Sonreí.

-¿Quieres tenerme en tu culo, cariño?-pregunté con dulzura, acercando de nuevo mis labios a su oído.-¿Quieres notarme desgarrando tu trasero, entrando y saliendo, haciéndote mío?

Él asintió frenéticamente contra el colchón.

-En ese caso, aguanta un poco más, precioso.

Tomé una delgada cinta de color rojo sangre. Se parecía a los clásicos lazos que se utilizan para decorar los presentes o las tarjetas de felicitación en los cumpleaños. Yo la emplearía para otra cosa.

Agarré a Jonghyun, que se retorcía con verdadera fruición contra la sábana. Imaginé las oleadas de puro fuego que le estarían recorriendo por dentro, como si hubiera prendido cada una de sus terminaciones nerviosas. El solo verlo me excitó más de lo que jamás nada lo había hecho.

Se llevó una mano a la entrepierna. Preví sus intenciones solo un segundo antes de que comenzara a pugnar con el anillo constrictor para quitárselo.

Salté a la cama, aferré la correa y le propiné un tirón tan fuerte que noté como todo el aire abandonaba súbitamente sus pulmones y quedaba flácido, colgando de mis manos.

-¡¿Te he dicho que puedes quitártelo?!

Soltó un quejido. Para mis adentros, notaba dagas de hielo y fuego danzar sobre mi piel. Fuego de la excitación, sexual y anímica, hielo del miedo. Miedo a herirle…demasiado.

Jonghyun no es Onew. Jonghyun no es Minho ni Key. Jonghyun inspira en mí un impulso de protección, de propiedad…no quiero que otros disfruten de las mieles que yo ya he determinado mías. 

La parte racional de mí (¡Existe, creedme! Hiberna durante la mayor parte del tiempo, pero a veces hace acto de presencia) sabe que no será exclusivamente mío. Hay demasiadas cosas en contra.

Somos famosos, ambos hombres, y, el mayor impedimento de todos, es que ya nos relacionan con otras parejas. A mí con Minho y a él con Key. Sí, sé lo que estaréis pensando, “los ships de la gente son como un juego, no se interpondrían entre vosotros en la vida real”.

¿No? Bueno, para vosotros puede que nuestra existencia y nuestra forma de vivir la fama sea un juego, pero para nosotros es nuestra realidad las veinticuatro horas del día. Estar en el podio es como prostituir tu alma (y tu cuerpo y tu imagen, pero si se quedan únicamente con la frase anterior suena todo más poético y célebre)

Pero no es momento para sentimentalismos. En ese momento, fui consciente de que me conformaría con poder disfrutar del cuerpo de Jonghyun de vez en cuando, en encuentros tan fugaces y apasionados como este que estábamos teniendo.

-Tae…no puedo más.-en sus bellos ojos habían comenzado a aflorar las lágrimas. Algo se desató en mi abdomen y, guiado por ello, me incliné hacia él y las besé, borrándolas.

-Sé fuerte. Haz que me sienta orgulloso de ti.

Tomé la cinta y la pasé por su pecho, rodeando cada uno de los pezones con ella, atándolos. Finalmente, ajusté lo sobrante de la cinta en torno a mi muñeca, de forma que pudiera estimular a la vez sus dos pezones.

Y lo hice. Los retorcí y les propiné suaves tirones. Tras uno algo más fuerte, me agaché y los mamé con verdadera dedicación.

Jonghyun explotó.

-Ah…¡Amo!

Aproveché, lo sabía al límite de su cordura y además había conseguido doblegarlo. Llevé la mano a su entrepierna y desajusté el anillo de un seco tirón, permitiéndole así alcanzar el tan ansiado orgasmo.

Soltó un grito que debió de oírse hasta en Occidente (Por cierto, ¿Lo oyeron?), y con un violento espasmo que levantó su espalda por encima del colchón varios palmos, se corrió tan espesa y abundantemente que quedé acongojado.

Permaneció unos segundos sin moverse, quieto, boca arriba, boqueando pesadamente con expresión de éxtasis. Pensé que había alcanzado el sub-espace (O espacio sumiso, una sensación de orgasmo continuo que experimenta el uke de una relación BDSM tras la corrida cuando se le ha estimulado hasta el límite del placer), así que, lejos de sentirme insatisfecho ya que mi propio orgasmo tendría que esperar, experimenté un gran orgullo y placer que nada tenía que ver con lo sexual.

Me incorporé de la cama, dispuesto a acabar yo por mi cuenta en el baño. Arrastré perezosa (y sensualmente) mi cuerpo por las sábanas. Pero, en cuanto puse un pie en el suelo, noté como los dedos temblorosos de Jonghyun aferraban mi muñeca, instándome a que me quedara con él.

-¿Ya te vas? ¿Así, sin más?

Le miré sin comprender. No parecía del todo recuperado del orgasmo, puesto que jadeaba y su pecho subía y bajaba pesadamente, fatigado, pero al menos, estaba consciente.

-¿Crees que solo con uno puedo saciarme?-inquirió, burlón.

Sonreí complacido.

-Te acuerdo, zorra. Ponte a cuatro patas.

Obedeció, ansioso. Aniquiladas las inhibiciones del principio, la atmósfera tomó un matiz más cálido, más íntimo. Solo el experimentarla ya me tenía al roce del orgasmo.

Pero aún jugaría algo más con aquel delicioso bocado que se me ponía delante. El trasero de Jonghyun. Lo besé casi con reverencia, un beso casto (todo lo casto que puede ser ese tipo de beso), que hizo que Jonghyun gimiera y sacudiera sus caderas, rogándome que lo tocara.

Agarré su cintura, y, en vez de tocarlo suavemente, le propiné un delicioso spanking. ¡Plas! ¡Plas! (Onomatopeyas inútiles, pero visuales) ¡Plas! Uno en una nalga, otro en la otra, aumentando en intensidad y disminuyendo en el intervalo entre una y otra nalgada. ¡Oh, sí! El trasero de Jonghyun enrojeciéndose y sensibilizándose, su miembro, de nuevo bien erguido, chorreando sobre mis rodillas. ¡Mh, mh! (Imitación de los gemidos-quejas de Jonghyun) ¡Agh, agh! (Imitación de mis jadeos)

No sé cuantas nalgadas le di, pero cuando vi que su entrada se contraía y se expandía ya de puro deseo y sensibilidad causada por mi duro contacto, consideré que esa deliciosa abertura estaba ya más que preparada para recibirme.

Y me arranqué los pantalones y los bóxers y los tiré al suelo. Sin más preámbulos, penetré hasta el fondo el trasero de Jonghyun. Oí su grito, que no supe distinguir si era dolor, o placer, o la mezcla de ambos. No me amilané, pero aguardé unos instantes a que Jonghyun volviera a respirar acompasadamente y no temblara entre mis piernas para comenzar a embestirle.

-¿Estás bien, precioso?

-Sí, sí…amo…muévete.-sacudía las caderas como una zorrita. Me ponía muchísimo. Y más que me llamara amo de esa manera tan abnegada, tan sumisa…

No lo hice con delicadeza. Comencé a follarle hasta el fondo, con rudeza, como si jodiéndole bien adentro pudiera extinguir el fuego que arrasaba mi abdomen y mi entrepierna. Quería marcarle con ese fuego, quería transferirlo de mi cuerpo al suyo y que juntos lo apagáramos. Y lo hice con ímpetu.

Se revolvía, había caído pesadamente sobre la cama y yo permanecía a horcajadas sobre su trasero. Sus manos aferraban, como a una tabla de salvación, las sábanas de la ya deshecha cama. Se estremecía a cada embestida, certera en su próstata. Pedía más.

Por aquel entonces, ya nos habíamos olvidado ambos por completo de que existían otros tres SHINee y de que compartíamos dormitorio con ellos. Y de que podrían aparecer en cualquier momento.

Ellos decidieron hacer su entrada en la habitación justo en ese momento para recordárnoslo.

Imaginen el panorama.

Yo encima de Jonghyun, follándole como si me fuera la vida en ello. Jonghyun con un collar de perro en torno al cuello. El suelo de la sala repleto de objetos como látigos o anillos constrictores.

Típico.

-No sabía que te follabas a Jonghyun.-comentó Onew sorprendido, media hora después, sentados cada uno sobre su cama en petit comité. Yo con un demonio en los pantalones que nadie me dejó satisfacer, pero eso en la situación fue lo de menos.

-No me lo follaba.-repuse con las orejas ardiéndome por la vergüenza.- hoy ha sido la primera vez.

Jonghyun miraba sus piernas, esquivando deliberadamente cualquier contacto visual.

-¿Y planean seguir haciéndolo?-preguntó Minho, a todas luces dolido. Celoso.

Kibum también me miraba con reproche. Para él había sido un shock muy fuerte ver a su bebé transformado en una máquina de trincarse vocalistas.

-Tendréis que asumirlo.-les encaré.- ni soy un bebé ni soy de tu propiedad, Minho. Me halagáis con vuestra sobreprotección y posesión, bueno, realmente no, la cuestión es que no quiero dañaros pero tenéis que asumir que yo soy yo, con mi forma de concebir la vida y mis sentimientos.

Onew me miró con un deje de…¿Admiración? En su mirada. Por haber hecho frente a Kibum y a los sentimientos de Minho. Me sentí como si me hubiera quitado de encima dos pesadas cadenas y ahora volviera a tener libertad de movimientos, incluso hallándome en el punto de mira de medio grupo.

-¿Y estás enamorado de Jonghyun, Tae?-quiso saber el líder, cruzado de brazos y mirándome con la dulzura y firmeza de un hermano mayor.

¿Estaba enamorado?

Lo dudaba, lo ignoraba, era demasiado rápido como para tomar una resolución tan profunda. Algo se había desatado en mi corazón, en mis entrañas, ahora el aire que respiraba no se hallaba compuesto por las mismas sustancias que el que respiraría horas antes, ahora el mundo había abandonado el heliocentrismo para centrarse en un vértice mucho más cálido, profundo, y para mí real. Ignoraba si el motivo por el cual en la piel se me hubieran abierto heridas de las que no manaba sangre, sino necesidad, era Jonghyun, e ignoraba asimismo si era él el indicado para sanarlas.

¿Estaba enamorado?

Ya lo iríamos descubriendo.

Notas finales:

Y lo mejor es que shippeo el Ontae hahahaha...

En fin, me gusta como quedó. ¿Y a ustedes?

Quiero rw's. En serio, por favor. Rw's. O les hago spanking así bien duro como Tae a Jonghyun (?)

No sé que más decirlas salvo que las amo, lectoras.<3

Nos vemos en próximos fics º-º

¡Bye!<3

Contacto-> @HaenyPark (Para fangirlear y darnos mutuo amor y esas cosas)

authorhaeny@gmail.com (Para hablar de cosas relacionadas con betear una historia, recomendar un fic (de esta página), etc)

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).