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HoMir ~ Sana Locura. por Stereophonia

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Notas del capitulo:

Si, esto ha sido rápido (?)

Esto me lo pidió @CamiCyaa hace no recuerdo cuanto tiempo atrás y decidí escribirlo ayer mismo ~ Lo subo ahora porque necesitaba corregirlo (?)

Una aventura en primera persona que sin duda me ha gustado mucho escribir, aunque sea cortita ;;

Espero que les guste <3

Había pasado un largo tiempo desde que lo veía con otros ojos. Más allá de nuestro líder, él para mí era un amigo, quizás el mejor y la mayoría del tiempo, él era mucho más que eso. Pero claro, él no lo notaba y nunca lo haría porque no iba a ser yo quién se lo dijera.

¿Por qué hacerle caso al menor y más idiota del grupo? ¿Por qué si yo no soy nadie?

Fue el primer día cuando me percaté de que su belleza era única e inigualable, esa sonrisa que le hacían perder la cabeza a todos y esos grandes ojos que llamaban a ser mirados con más atención de la necesaria llamaron mi atención casi de inmediato. Pero claro, ese perfecto ser jamás se iba a fijar en alguien como yo y ese mismo día me decidí a mantener lo que sentía en silencio, como siempre. Bueno, hasta aquel día.

Seungho llegó hasta mi habitación con ánimos de jugar en la maquinita como cada noche y yo, sin ánimos de oponer resistencia a pasar más tiempo con él, acepté de inmediato. Él era como una droga para mí, siendo su sonrisa la forma más rápida de enviarme directamente al infierno o bien, llevarme hasta el cielo.

Ese día iba a escupirle todo lo que sentía y nada iba a detenerme, aunque tomaba la opción de tirarme por del balcón antes de hablar, podría evitar el sufrimiento que vendría luego. ¿Cómo esperar una respuesta positiva si todo indicaba que la negativa iba a salir ganadora? Nadie lo sabía, ni siquiera yo.

Sonreí innumerables veces viendo como el panda me ganaba en los juegos, la verdad, tan malo no era jugando, sino que los nervios me estaban comiendo vivo; literalmente ya no me quedaban uñas que morder y las sabanas bajo mis manos ya no podían estar más arrugadas.

Detalles.

Cuando el juego terminó por enésima vez, la hora de dormir llegó y supe que era el momento de la verdad. O lo gritaba en ese minuto, o no lo iba a gritar nunca; siempre guardando una pequeña gota de optimismo en mi interior.

- Seungho… debo decirte algo – la voz que salió de mi garganta fue totalmente irreconocible, demasiado grave producto de los nervios.

- ¿Qué pasa pequeño? – la forma en que me miró con preocupación, hizo que la tarea de hablar fuera aún más complicada pero sin embargo, seguí.

- No interrumpas. Ya esto es demasiado complicado de sólo pensarlo.

- ¿De qué hablas?

- Silencio… y escucha, luego podrás hablar – nuevamente el tono seco y grave se apoderó de mis cuerdas vocales, sintiendo como el corazón luchaba por salir de mi pecho con ímpetu.

Vi como el líder se sentó frente a mí, con ojos ansiosos y manos temblorosas, quizás pensaba que estaba enfermo; pero él no sabía que estaba enfermo por él, por sus besos, caricias y sonrisas.

- Desde el primer día, te amé. – decir eso, fue como si me sacaran una mochila llena de rocas de encima, inspiré hondo y exhalé con lentitud, intentando calmar las notorias pulsaciones de mi corazón, intentando no mirar a Seungho a la cara, eso sólo haría que todo fuera más complicado.

- Me conquistaste con tu forma única de sonreír y de reír – dejé escapar una pequeña risita nerviosa antes de seguir - con tus abrazos cuando estaba mal, con tus pequeños y discretos guiños en las sesiones de fotos, tú lograste meterte aquí… - apunté hacia mi pecho con fuerza, derramando un par de lágrimas llenas de nerviosismo – y no quieres salir, no puedo sacarte, ya lo intenté pero fue imposible…

Terminé de hablar y fue ahí donde me decidí a mirarlo, para encontrarme con unos ojos llenos de ternura y una pequeña sonrisa dibujada en sus gruesos labios, volví a sonreír sin ser capaz de articular nuevas palabras.

- No quiero que me saques de ahí, Mir… - Las suaves palabras del líder me dejaron como piedra, resonando y rebotando por mi cabeza de un lado a otro sin entender del todo. ¿Acaso él…? No, eso era imposible, seguro malinterpretó todo lo que dije.

- Significas más para mí que cualquiera de los que está allí afuera, yo te amo, Seungho. – murmuré en un hilo de voz, apartando la mirando mientras mis manos se aferraban con fuerza a las sábanas, arrugándolas.

- Quizás, yo no te amé desde el principio, pero estoy seguro de que lo hago ahora – Otra vez las palabras del hombre que tenía enfrente habían conseguido quitarme el habla.

- ¿Q-Que? – levanté mi cabeza, esbozando una torpe sonrisa con mis labios sintiendo como el corazón ya iba en la garganta listo para salir desbocado por mi boca.

- Eso, ¿Quién amaría tus idioteces aún más que yo?

Iba a decir algo, pero tuve la mejor interrupción de mi vida, sus hábiles labios sobre los míos, envolviéndome por completo sin dejar espacio alguno entre nosotros, mientras mis torpes manos tomaban su cuello y jalándolo más hacia mi propia boca. Quería más, mucho más que un simple beso. Lo había estado deseando desde antes de poder recordar.

Separamos nuestros labios a regañadientes, respirando agitadamente sobre los labios del otro en un estado en el que casi me sentí flotar y chocar de lleno en el techo. En ese momento, agradecí que existiera la ley de gravedad para mantenerme allí, recostado con mi antes no correspondido amor encima, regalándome pequeños besos por todo el rostro.

Comenzamos un juego que ambos deseábamos, donde las caricias y los besos se volvieron los protagonistas de la historia, nuestra nueva historia. Nos revolcamos de lado a lado, quitándonos las molestas prendas que iban sobrando y entorpeciendo las caricias, dejándonos completamente vulnerables a los ojos del otro.

Sonreímos con torpeza y seguimos en la tarea, entregándonos placer infinito el uno al otro, sintiendo lo que nunca en mi vida pensé sentir, rasguñé su espalda innumerables veces mientras se adentraba más en mí, marcándolo como mío y yo como suyo, por la eternidad.

Lo aprisioné contra mi cuerpo, enrollándome en su cintura como si mi vida dependiera de ello, estaba loco. Estábamos locos, pero era una locura sana, el tipo de locura que siente una persona cuando no quiere que la otra se vaya al despertar, ese tipo de locura.

Mordí sus labios una vez más, dejándome llevar por las sensaciones que ese día habían traído para mí, al mismo tiempo en que la calidez de mí, ahora amante, invadía por completo mi ser. Eso, señores, es el éxtasis mismo. Es aún peor que la droga de su sonrisa y es lo que había comprado mi boleto sin retorno hacia el infierno.

Seguimos enrollándonos entre las sábanas, entre sonrisas y más caricias llenas de amor durante toda esa noche, en un juego tácito que esperaba que nunca acabara y, que no iba a acabar.

Notas finales:

Je Je Je.

No sé, creo que el final me quedó medio, muy, mucho, muy extraño (???)

Cami, espero que te haya gustado ;;;

Recuerden seguirme en Twitter (Está en mi perfil) ~ y espero sus palabras de amor u odio (???)

Nos vemos en una siguiente oportunidad <3

 

Bais <3


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