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You are my life por K-08

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¿Suerte o destino?

Se dice que el destino es la única cosa que los humanos podemos controlar, pero la verdad es que el destino es el que nos controla a su antojo.

En el barrio más humilde de toda Inglaterra, hay un joven que es conocido por todos, Sebastián michaelis un joven de 16 años de cabello azabache y ojos de un tono escarlata. Era un chico de carácter travieso y libertino, conocido principalmente por meterse en problemas, por acostarse con cuanta mujer se le antojara, un verdadero demonio. Pero en el fondo su vida tenía varios altibajos, para empezar su madre tenía varios problemas mentales como bipolaridad y esquizofrenia, nunca conoció a su padre, tenía cuidar a sus tres hermanos menores de 7 años de edad, él trabajaba como mesero en un café en las tardes y en las noches trabajaba en un bar, el colegio no era lo más importante en su vida y poco le importaba asistir o reprobar.

Tenía varios amigos, pero solo unos cuantos les llamaba  su hermanos, uno de ellos era Claude faustus un pelinegro de ojos color miel prácticamente él y Sebastián fueron criados juntos, el segundo era Ash Lander un peliblanco con ojos de un peculiar tono magenta.

Era sábado en la noche, noche de fiesta, Sebastián siempre era el alma de las fiestas, no faltaba a ninguna. Música a todo volumen, luces de todos los colores, jóvenes bebiendo sin control, humo de cigarrillo inundando el ambiente, chicas con vestidos y atuendos demasiado escotados. Una fiesta digna de Sebastián.

-mira Sebastián a la rubia de allá-  señalaba Claude a una rubia de buen cuerpo con un vestido de color rojo, entallado y escotado

-mmm nada mal-Sebastián tomo un trago de cerveza que tenía en su mano, se encamino hacia la rubia para coquetearle, esta rápidamente cayo en los encantos del pelinegro de ojos escarlata, Sebastián la tomo de la mano para llevarla a un lugar apartado para tener con ella sexo.

Era casi su rutina acostarse con una mujer que apenas conocía, tuvo un par de novias pero nada serio, la palabra amor para el no existía.

Llego casi a las 4 de la madrugada a su humilde hogar, era un departamento demasiado viejo, la paredes tenían un color demasiado opaco, la cocineta estaba sucia dándole una apariencia horrible, la sala tenía sillones viejos, una televisión era muy anticuada, un baño con las baldosas, sucias y rotas. Habían tres recamaras, una era de su madre, otra era de sus hermanitos y la última era solo de él, agradecía por tener tan siquiera privacidad.

Entro con sigilo para no despertar a sus hermanos, la casa estaba obscura y de repente se ilumino. Sebastián dio un brinco y más al ver la divertida sonrisa de su bipolar madre.

-¿Dónde estabas Sebastián?- dijo con una sonrisa casi psicótica pero de repente cambio su mirada a una seria y enojada, Sebastián suspiro, su madre era literalmente impredecible

-no es de tu incumbencia- la tomo en brazos como a una niña- ahora a dormir- le dijo en tono serio, su madre empezó a reír risueña

-si papa- dijo en modo de broma, Sebastián aún era un adolecente y tenía que cuidar de cuatro niños, literalmente. Dejo a su madre en su cama, su habitación tenía la única ventana cerrada con doble llave, ya que a su madre a veces le daban cuadros depresivos, más de una vez había intentado suicidarse, ahora era una buena época ya que su madre estaba algo estable.

Después de dejarla en su habitación entro a su recamar para poder dormir un poco antes del amanecer. De verdad su vida era un asco, ni siquiera él sabía cuál era su razón de vivir, quizá algo o alguien lo ataba a este mundo

-¡que ridículo!- mascullo Sebastián mientras entraba a un sueño profundo…

En un barrio rico, se sitúa la mansión de la familia más rica y poderosa de toda Inglaterra, la familia phantomhive, esta familia siguiendo los pasos de sus antepasados servían a la familia real. La familia estaba conformada, por Rachel y Vincent phantomhive. Ambos dos personas amables y humildes pero detrás de todo eso, el señor phantomhive dirigía el mundo oculto que hay en Inglaterra. Tenía un hijo que sobreprotegía, ciel phantomhive de 14 años, su único hijo, el cual de bebe había sido secuestrado esa era la razón por la cual lo sobreprotegía.

Ciel era un bello adolecente con rasgos finos, piel blanca y suave, ojos de un profundo color azul zafiro y cabello de un color también azulado, se parecía a su padre pero también tenía rasgos de su madre, era orgulloso pero a la vez tímido, tenía pocos amigos, era demasiado apático  y anti social. Se sentía como un pequeño pajarito en jaula de oro, sus padres no dejaban que conociera el mundo y eso en verdad le frustraba.

Entre sus pocos amigos, destacaban undertaker y grell, aún se preguntaba ¿Cómo rayos era posible que esos sujetos se convirtieran en sus amigos?, para empezar undertaker y grell no compaginaban   en nada con ciel, undertaker era un peliblanco de apariencia misteriosa y siempre llevaba una tétrica sonrisa, su cabello cubría sus ojos era una persona rara y extraña, grell sutcliff era un pelirrojo que se consideraba mujer, pero su padre al ser un sujeto del parlamento no toleraba ese comportamiento, pero a pesar de todo grell era todo un casanova, las chicas adoraban la forma de ser de grell y esos ojos de color verde amarillento las volvía locas. El punto era que ciel no era una persona como grell y menos como undertaker, pero de alguna manera ambos habían logrado convertirse en sus amigos.

Era domingo por la mañana, ciel bajo a desayunar como todas las mañanas, su vida era una aburrida rutina. Al llegar sus padres lo recibieron con una típica sonrisa amorosa, ciel también sonrió

-buenos días padre- miro a su padre que le respondía con una sonrisa- madre- se dirigió a su madre, para después tomar asiento los sirvientes le sirvieron su desayuno en ese momento su teléfono vibro

-¿Quién es querido?- pregunto su madre con cierto recelo

-es grell, me está invitando a un café…. ¿puedo ir?- pregunto ciel aunque ya sabía la respuesta 

 -lo siento ciel pero no puedes- dijo su padre en un tono serio

-¿Por qué no?- pregunto algo harto de la situación

-no queremos que nada te pase, aquí con nosotros estas a salvo- decía su madre con cariño, ciel se levantó para salir del comedor sin importarle los gritos de sus padres, se dirigió a la azotea de la mansión desde donde había una vista magnifica, al llegar ahí rápidamente saco su teléfono para enviarle a grell un mensaje diciendo que no iría, como respuesta recibió una llamada

-bueno- contesto ciel de inmediato escucho la voz chillona de su amigo

-ciel ¿Por qué no puedes ir?- decía el escandaloso pelirrojo claramente enojado

- ya sabes cómo son mis padres…- le dijo con un suspiro

-escapare ciel…- ciel abrió los ojos sorprendido, resoplo un poco fastidiado

-si desaparezco en menos de una hora tendrás a todo el ejército buscándome- dijo sacándole una risa a su amigo, pero no estaba bromeando, su padre contrato una vez al ejercito solo porque su hijo no estaba en su habitación

-yo solo decía… si quieres escaparte ll-a-m-a-m-e- dijo en tono insinuante, ciel rápidamente le colgó, mirando la hermosa vista.

Su vida eran monótona, aburrida, muchas veces quiso cometer suicidio pero por alguna extraña razón no podía, sentía que algo lo ataba aun al mundo, suspiro frustrado, su vida era realmente aburrida.

No entendía porque lo sobreprotegían, había escuchado rumores de que lo secuestraron cuando era bebe pero sin embargo lo encontraron a tiempo, desde entonces sus padres lo metieron en una jaula donde nadie podía tocar a ese bello ángel, sin embargo para ciel no conocer el exterior y sentirse en una jaula era demasiado… depresivo.

Decidió hacer algo, escaparse de la mansión…  

Sebastián estaba cocinándoles en desayuno a sus tres hermanos, unos trillizos de 7 años idénticos, sus ojos eran de color vino y sus cabellos de un encantador morado, Thomson, Timber y Cantebury.

Los tres eran callados pero eso los hacia más peligrosos ya que Sebastián no podía saber que harían

-tomen- les dio el desayuno a sus hermanitos

-gracias hermano- dijeron los tres al mismo tiempo ocasionándole un escalofrió a Sebastián

-iré a llevarle el desayuno a mama- tomo una bandeja y abrió la habitación de su madre con llave, ya que la encerraba para que en su ausencia no hiciera alguna locura ya que también sufría esquizofrenia, al entrar vio a su madre profundamente dormida, le dejo su desayuno y salió en silencio.

Los trillizos solo se limitaban a desayunar sincronizadamente, de alguna manera se las arreglaban para cuidarse solos. Sebastián los dejaba en las tardes y noches, así que ellos hacían la cocina y cenaban, sin embargo como niños hacían demasiadas travesuras.

Sebastián miro el cielo y noto como se nublaba, iba a caer una tormenta…

Ciel se encontraba en el estudio de su padre, que lo miraba con severidad. Ciel solo lo miraba retándolo

-solo queremos protegerte- como odiaba esas palabras de parte de su padre

-encerrarme en una jaula de oro… ¿Qué pasara cuando mueran? ¿Quién me protegerá?- dijo sarcástico

-tu vida está planeada tú no tienes por qué preocuparte- esas palabras enfurecieron a ciel

-¿mi vida está planeada? Si lo se soy solo un estúpido títere que manejas a tu antojo- le grito furioso

-No me hables así- decía con voz severa

Ciel enojado  salió corriendo del estudio de su padre, corrió y corrió hasta llegar a la puerta principal de la mansión, solo quería huir de aquella prisión, corrió, corrió.

De repente se detuvo gracias a la falta del aire y también si seguía corriendo le daría un ataque de asma. Parpadeo un par de veces para darse cuenta de que había corrido bastante, había neblina y estaba en frente de un puente, un puente que parecía fantasmal, su respiración se agito bastante estaba teniendo un pequeño ataque de asma, pero para su suerte tenía su inhalador en el bolsillo de su pantalón, inhalo un par de veces hasta que su respiración se normalizo. Miro el puente y sus ojos se cristalizaron, ya no podía más, quería ser libre, quería volar… quería escapar… sin pensarlo mucho se subió a los barandales del puente estaba más que dispuesto a saltar, pero…

-¿Qué piensas hacer?- era una voz varonil pero a la vez juvenil, ciel trato de buscar a la persona que hablaba y la encontró, era un joven de 16 años de bellos rasgos, ojos color escarlata y un cabello color negro, en su mirada denotaba amargura acompañada de una sonrisa cansina.

-nada que te importe- dijo el azulino con un dejo de amargura en su voz, el pelinegro miraba con curiosidad al azulino, la verdad es que él también quería saltar de ese puente pero al ver a ese precioso niño de cabello azulino y ojos zafiro decidió retrasar su acción durante algunos minutos, sintió curiosidad.

-creo que tienes razón- mascullo algo enfadado

-¿Quién eres?-pregunto el azulino bajándose del barandal, mirando al joven que lo había detenido en su intento de suicidio… una situación bastante peculiar para conocerse

-me llamo Sebastián michaelis ¿y tú?-pregunto sin darle mucha importancia

-soy ciel phantomhive- el pelinegro abrió los ojos con sorpresa, la familia phantomhive era conocida por todos en Inglaterra  

-¿Qué hacia un phantomhive intentando suicidarse?-pregunto el pelinegro ya que en su interior no encontraba una razón para que ese niño que lo tuvo todo quisiera suicidarse, quizá solo era para llamar la atención, se sintió un poco decepcionado

-bueno yo… solo quería ver… si de esta forma podía ser liberado…- dijo sintiendo unas gotas de lluvia en su rostro

-¿liberado?- pregunto el pelinegro

-no tengo por qué contarte mi vida- dijo el azulino receloso, la lluvia se empezaba a intensificar

-tienes razón- acertó a decir el pelinegro con una sonrisa- bueno fue un placer conocerte phantomhive- abrió un paraguas que traía consigo…

-si el placer es mío michaelis- decía con sarcasmo pero realmente lo sentía de verdad, estaba alegre de conocerlo.

Sebastián continuo su camino, pensando en ese azulino, bello azulino, sin duda nunca había conocido a una persona con tal belleza. Ciel también en todo el camino de regreso a la mansión pensó en el pelinegro que le robo un suspiro…

Ambos se preguntaban si su encuentro fue ¿suerte o destino?.

  


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