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Can I...? por Hagen Anfallen Sixx

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Notas del fanfic:

Ningun personaje me pertenece, todos pertenecen a su respectivo autor, hago esto con fines de entretenimiento unicamente y de lucro con revs en caso de ser posible :3

-        Probabilidades de morir en el intento: muy altas – dijo el chico de cabello verde para sí mismo mientras armado con su gabardina negra y un ramo de rosas subía por el elevador muriendo de miedo y tratando de contener los temblores que le recorrían el cuerpo

No era que nunca antes hubiera visitado a su novio en el trabajo, el problema era que últimamente Sanji estaba enfadado por todo lo que tenía que ver con el empleo, le había pedido además de eso al menos un millón de veces que lo llamara cuando quisiera ir a verle para darse un espacio pero…Sanji no tenía nada que ocultar ¿no? ¿Entonces porque tenía que hacer una cita como mucha gente…? No tenía porque si el rubio no tenía un amante. Las puertas del elevador finalmente se abrieron y exhalo pesadamente dándose cuenta de que el piso parecía un caos en verdad, había pilas de papeles por cada esquina y la gente corría de una computadora a otra mientras de las fotocopiadoras e impresoras no paraban de salir hojas.

Sanji era hijo de un hombre muy rico dueño de una agencia de modelaje, el único hijo que tenía. Sanji era el heredero de la empresa y además de eso también el modelo número uno de varias marcas que requerían de los servicios de la empresa lo cual lo tenía siempre corriendo de un área a otra. Zoro caminó por la orilla de los cubículos, tratando de no estorbar a la gente y de no tirar una de aquellas pilas de papeles, caminó hasta la entrada de una pequeña oficina y miró a la mujer de cabello naranja que sentada al escritorio tecleaba con toda velocidad algo que desconocía…

-        ¿Nami? – preguntó Zoro aclarándose la garganta para que la muchacha notara su presencia

-        ¡ah! Hola, Zoro…no te escuché, perdona, ya es esa temporada en el que salen muchos nuevos catálogos de moda, casi todos nuestros modelos están ocupados y estamos enviando catálogos a varias empresas que aún no terminan de escoger modelos, muchas nos envían sus requerimientos y debemos encontrar al modelo más adecuado, contactarlo y mucho más…es horrible…Sanji esta abajo en una sesión… si quieres puedes bajar o esperarlo en la oficina, ya no debe tardar demasiado – dijo la muchacha sin quitar los ojos del computador

-        Em…creo que voy a esperarlo dentro… - dijo Zoro mirando con horror el pasillo por el que había llegado hasta ahí que ahora le parecía toda una pista de obstáculos

Zoro había ya estado en esa oficina muchas veces, era la de su novio después de todo, había estado ahí sentado una vez con las manos llenas de sudor y con Sanji tomándolo del brazo mientras hablaba desafiantemente con su padre para que permitiera su relación. El padre de Sanji era un hombre de mente abierta pero no por eso Zoro dejaba de ser un intruso para él, lo era al robarse a su único hijo y aunque no lo odiaba tampoco era muy amable con Zoro.

Zoro se detuvo frente al librero de la oficina aún con las rosas en la mano para contemplar las fotografías en el estante superior, de izquierda a derecha estaba la de Sanji con su grupo de universidad, una de Sanji con su padre, una de Sanji para su primera campaña publicitaria y luego una de Sanji y él sonriendo abrazados en una de sus primeras citas.

Zoro era alguien mucho más humilde que Sanji y sabía que el hecho de tener al rubio a su lado era más que nada una bendición caída de algún sitio. Zoro era fotógrafo, no trabajaba para la compañía de Sanji pero en algún momento lo había hecho, ahora se dedicaba a cubrir eventos de la prensa, toda clase de cosas pero sobre todo las cosas de espectáculos, tenía suerte de que de entre todos los posibles novios Sanji hubiera decidido que lo quería a él y el solo recuerdo lo hizo volver a tener una sonrisa.

Recordaba que cuando era fotógrafo Sanji casi siempre era su modelo y él en verdad adoraba fotografiar al rubio que con todo lucía hermoso, en algún momento del camino comenzó a sentir cosas especiales por aquel chico que después de cada sesión le sonreía amablemente y le agradecía que siempre tomara hermosas fotos de él. Sanji a diferencia de muchas personas en el mundo del modelaje no era alguien grosero y altanero, siempre cálido y agradecido por el buen trabajo. Pasó entonces que como parte de una campaña ellos y muchos en el equipo viajaran al mar, a la playa para una campaña, había más modelos ahí también y él estaba algo cansado pero aun así se esforzó en que las fotos de Sanji fueran las mejores, siempre debían ser así.

Había terminado la campaña y todos ya recogían el equipo, estaba dispuesto a subir a la camioneta a volver al hotel y dormir con el aire acondicionado cuando sintió la mano sobre su muñeca, Sanji estaba ahí, lo sujetaba con una pequeña sonrisa y los ojos llenos de un brillo único, le pidió que le acompañara y Zoro no tuvo que preguntar nada, igual lo hizo. Ambos pasearon por la playa, por la orilla del mar conociéndolo en completo silencio hasta que Sanji se dejó caer a una orilla mirando desde lejos, había ahí grandes rocas y el eco de las olas resonaba con fuerza.

-        Es un bonito lugar ¿no crees? – preguntó Sanji primero, siempre siendo el más valiente de los dos para todas aquellas cosas del amor

-        Sí, es bonito, pronto va a atardecer, después de eso se oscurecerá, quizás debamos volver al hotel, debes estar cansado – decía Zoro de pie junto al otro mirando el mar

-        Nada de eso, ven, siéntate conmigo…quiero ver el atardecer con la persona que más me quiere – dijo sonriendo con autosuficiencia y Zoro se sonrojó como siempre que Sanji lo sorprendía mirándolo o en alguna travesura romántica

-        Tonto… - susurró apenas y él tomó su mano sonriendo

-        Si…también te quiero… ¿ya podemos dejar de mandarnos señales y al fin comenzar a salir? Ahora que ya lo dijimos… - dijo sonriendo aunque bien sabía que Zoro no había dicho nada él lo entendía siempre

Sanji…

Sanji siempre supo hacer reír a Zoro, hacerlo jugar, hacerlo sentir como un niño de nuevo…él era, es…siempre sería el hombre de la vida de Zoro, aquella misma tarde se dieron su primer beso con mucha ternura mientras que el atardecer pasaba a ser completamente ignorado, lo único que para Zoro era importante eran las caderas de Sanji entre sus manos fuertemente sujetas, sus ojos brillantes de amor fijos en los suyos y ese delicado olor a Sanji en su camiseta, lo estrujó con tantas fuerzas deseando que no se fuera y no lo dejó nunca después de que tomó su mano aquella tarde al caminar de vuelta al hotel.

Después de aquella tarde el primer obstáculo fue la prensa amarillista y después de eso todos los otros problemas vinieron en cascada, primero unas cuantas fotos filtradas en revistas hablando pestes de Zoro, por no ser de la altura de Sanji, diciendo que solo era un oportunista y un millón más de cosas que hicieron llorar al peliverde como un crio mientras Sanji le abrazaba y le decía que él sabía que no era verdad… Zoro estaba dolido y en un arranque le preguntó al rubio como podía estar tan seguro de que no era un engaño, Sanji solo sonrió y miró en los ojos del otro “acabas de gritármelo”.

 En los ojos de Zoro Sanji veía todo lo que el otro no le decía y eso era un don suyo que Zoro agradecía, nunca hizo falta pelear por las cosas no contadas.

Ambos se mudaron juntos después de eso, la casa de Zoro estaba llena de paparazis esperando declaraciones y Sanji odiaba esa clase de cosas, después de eso tuvieron que pelear un poco también en la empresa porque la gente murmuraba a sus espaldas y eso  no le gustaba a ninguno pero siempre que andaban por los pasillos ese era Sanji con sus lentes oscuros y ese estilo de modelo que no dejaba nunca estrujando la mano de alguien tan humilde como Zoro que se resumía a seguirle el paso lo mejor posible, Sanji disfrutaba besando a Zoro frente a todo mundo y finalmente varias bocas se cerraron. Por ultimo estuvo el padre de Sanji que daba mucho miedo, sobre todo a Zoro, y no era para menos pues el sujeto era un hombre inmenso que con mover el meñique podía lograr que nunca jamás le dieran trabajo en el medio. Estaba furioso de que fotos de su hijo y “ese aprovechado bastardo” aparecieran en la red y en varias revistas, estaba enojado con Sanji por escoger a un fotógrafo, Sanji estaba molesto y defendió mucho a Zoro, habló con su padre casi a gritos de maneras en que Zoro creyó que no era posible tanto amor pero al final fue el moreno quien no pudo soportarlo. “si cree que solo quiero aprovecharme de Sanji como todos creen se equivoca, renuncio, no necesito nada de ustedes” dijo más valiente que nunca “salvo a Sanji para mi” dijo después sonriendo y el padre de Sanji solo sonrió orgulloso “no tienes que hacerlo, no hasta que el agua se calme…bienvenido a la familia, Zoro….”

El moreno despertó a la realidad en la que la puerta de la oficina se estaba abriendo, al otro lado de ella su novio con cara de fastidio contemplando una pila de hojas de papel y marcándolas con un enorme marcador negro. Sanji levantó la mirada al ver al otro ahí con las rosas en una mano y la fotografía en la otra, su cara se frunció por un momento pero solo pudo sonreír después de eso, tomó las hojas y las puso en uno de sus cajones antes de ir hasta el fotógrafo.

-        Te pedí que avisaras cuando venías… - dijo tomándole de la cintura y acomodándose en su espalda con una suave sonrisa orgullosa

-        Lo siento, creí que no lo olvidarías… - dijo Zoro mientras se giraba y le mostraba las rosas ofreciéndoselas – hoy hace 3 años… - susurró

-        ¿…Estábamos en esa playa sentados en la arena con los músculos hechos papilla y arena hasta en las interiores comiéndonos a besos y tratando de contener nuestros impulsos sexuales? – preguntó Sanji sonriendo

-        ¡TONTO! No tienes que decirlo así – exclamó el moreno fingiendo molestia y Sanji tomó las rosas sonriendo

-        Te amo, Zoro…gracias – dijo y le lanzó una caja de terciopelo sonriendo – feliz aniversario – dijo y Zoro lo abrió encontrando un anillo – es de compromiso… ¿prometes que algún día serás mi esposo? – preguntó sonriendo y el moreno no pudo evitar las lagrimas

¿En verdad Zoro había llegado a pensar que ese hombre me estaba engañando con alguien más? Era un idiota.

Notas finales:

¿REVS?


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