Uno pensaría que aquella no era una pareja normal, Zero estaba ahí, sentado en la biblioteca tratando de fijar su atención en el libro entre sus manos pero Takuma parecía demasiado relajado ahí con Senri sobre sus piernas leyéndole en voz baja un libro, no acababa de entender que era lo que estaba pasando ahí, no era normal verlos tan unidos a pesar de que tampoco eran chicos muy opuestos, obviamente eran amigos pese a todo lo que pudiera estorbar en su relación.
- Ya casi termino la tarea de esta semana ¿Cómo vas con tu ensayo? – preguntó de pronto Yuki sentándose al lado del otro con un par de libros entre sus manos
- No puedo concentrarme…solo hay que ver eso – dijo Zero con toda sinceridad mirando como aquellos dos leían un cuento para niños. Takuma era un buen cuenta-cuentos, había que confesar, hacía las voces y ponía emoción en los diálogos y esto a cambio de la total atención de Senri que parecía sorprendido
- Ah, olvidaba que no sabías… - dijo la castaña mientras buscaba una página en uno de sus libros – Kaname me habló sobre ellos cortamente, no parecía muy entretenido de que habláramos de eso pero aun así me lo dijo para que no me tomara por sorpresa…sus familias decidieron comprometerlos – dijo Yuki finalmente mientras tomaba su pluma para comenzar a hacer notas
- ¿comprometerlos? Pero… ¡son dos chicos! – exclamaba Zero algo preocupado
- Parece ser que eso no importa entre vampiros, la reproducción es poco importante según me dijo Kaname, parece que hay alguien dispuesta a llevar un bebé para ellos – dijo Yuki mirándolos ahí, se veían tan tranquilos en aquel rincón de biblioteca
- ¿y a ellos no les molesta? No es que se vean molestos pero no creo que un matrimonio arreglado sea bueno para nada – dijo Zero mordiendo la punta de la tapa de su bolígrafo
- Bueno, realmente ellos se ven felices, parece ser que fue una petición expresa de Takuma…no sé qué tan contento este Senri, a final de cuentas nunca parece demasiado contento– dijo la castaña dando por terminada la conversación al comenzar a escribir
Por su parte el vampiro rubio cerraba el libro enorme que acababan de terminar después de varias semanas de haberlo estado leyendo, Senri miraba con curiosidad al otro y llevó su mano a la mejilla de aquel con dudas y miedos para mirarlo. Takuma se giró para mirar a los ojos al otro y el verde hizo choque con el gris de los ojos del menor, quien acabó por entreabrir la boca un poco sorprendido y ligeramente teñir sus mejillas de rojo.
- Tengo hambre… -susurró Senri – pero quiero un libro más… - susurró
- Leere uno para ti esta noche…busca uno y lo llevaremos con nosotros – decía Takuma con una amable sonrisa
Senri se levantó con calma de las piernas de su futuro esposo, caminó por entre los pasillos buscando uno de esos libros infantiles que le gustaban tanto, amaba que Takuma se tomara el tiempo para dejar sus mangas y comenzar a leer para él, que siempre que entraba a la habitación pusiera sus ojos en él, que siempre que se le acercaba un poco lo tomara entre sus brazos pero sobre todo amaba que entre ellos el lazo ya era tan fuerte que las palabras habían dejado de ser necesarias, no eran importantes, habían desarrollado nuevos poderes al encontrar el amor en el otro.
Takuma había desarrollado la formación de campos de fuerza, sus poderes originalmente inexistentes se habían aparecido para defender a su amado… Senri por su parte había desarrollado la aparición y ambos ahora tenían el poder de la telepatía. Los tres eran poderes de los vampiros más viejos, en la actualidad no muchos tenían poderes de ese tipo y una buena cantidad de vampiros pese a ser sangre pura nunca llegaban a despertar los suyos. Eso era lo que había logrado que sus familias aceptaran mantenerlos juntos.
“¿qué opinas de ‘la bella durmiente’?” ´preguntaba la voz de Senri en la cabeza del rubio
“lo que tú quieras, Senri” contestó el otro mientras lo miraba con la usual sonrisa y esa alegría natural. Senri se sonrojó al verlo mirarlo con tal intensidad
“pervertido… “susurró sin obtener respuesta mental más que la risa suave de Takuma oculta bajo la palma de su mano.
Takuma y Senri caminaron de regreso al dormitorio tomados de la mano sin mayor preocupación, no les molestaba ser vistos en público demostrándose mutuamente lo mucho que se amaban ahora que sus familias habían aceptado comprometerlos.
Todo había iniciado hacía ya casi 8 meses mientras ambos iban de misión para eliminar un nivel E, antes de eso Senri había estado tratando de evitar a Takuma y el rubio estaba muy serio con el otro pensando en que quizás le había hecho algo malo que había causado su molestia pero no era tal y si no hubiera sido por la orden del consejo quizás aquella amistad simplemente se hubiera perdido, ambos viajaban en un pequeño vagón de tren, Takuma leía fijamente un manga con menos entretenimiento del que parecía, el silencio era incómodo y por primera vez en mucho tiempo el ceño del vampiro rubio se frunció tras el libro.
- Demando saber si cometí alguna estupidez que te tenga molesto, no creo merecer tanto silencio, no solo te mantienes callado si no que tratas de evitar mi mirada y a mi mismo, te he visto cambiar de pasillo mas de una vez cuando me ves ir hacia ti y no creo haber hecho algo tan malo como para tenerte asi… - susurró el vampiro rubio mirando al otro con enfado
Senri se incorporó un poco en su lugar y por unos momentos pareció tener la intención de decir algo que sería importante pero al final solo acabó por sumergirse en el fondo del asiento.
- ¡DIME AHORA! – exclamó Takuma perdiendo la paciencia y con un brillo purpureo anormal en su mirada, el enojo no era normal en el por buenas razones.
- Yo solo… - susurró Senri temblando un poco – supongo que tengo problemas por esto…pero no importa, debo decirlo ahora…Takuma-san… - susurraba el castaño cuando el tren se detuvo, acababan de llegar a su parada
- Esto no se queda asi, me lo dirás mas tarde… - dijo de nuevo el sonriente Takuma mientras posaba su mano sobre la de Senri haciéndolo ruborizar un poco para después tomar sus maletas y bajar del tren.
Takuma miró a un lado y al otro de la estación, había gente caminando por ahí aunque muy poca con franqueza, se acercó a una de aquellas personas que parecía estar esperando un tren y le preguntó por el nombre del pequeño hostal donde iban a quedarse mientras completaban su misión.
- ¿pero van a quedarse? – preguntó el hombre después de dar las instrucciones – yo que ustedes no me quedaría por mucho, los monstruos están acabando con todo
- A eso vinimos… a detenerlos – dijo Takuma sonriendo orgulloso mientras avanzaba con paso firme y aquella espada sobre su espalda, su amada espada como la mejor de sus defensas.