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Por la manía de Milo por maxi anime

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Notas del fanfic:

Declaimer:

-Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen, todos son del gran GENIO MASAMI KURUMADA.

-No gano nada de dinero con este fic, solo sentirme feliz al ver sus reviews.

Notas del capitulo:

Espero les guste, un pequeño fic que he estado trabajando, dedicado a quienes les gusta los Milo x Camus

Es un fic sencillo, no muy complejo ni largo, como los que suelo hacer, espero les guste.

Una fría tarde de otoño en el santuario, una tranquila tarde como ninguna otra, ni un sonido fuera de lugar se escuchaba mientras el sol de la tarde se estaba  ocultando tras las montañas.   En el templo del escorpión Celeste solo se escuchaba el caminar alterado del santo protector de la casa y seguido de la mirada del castaño de Leo quien intentaba entender el dile de su compañero.

Milo caminaba de un lado a otro alterado y preguntándose qué hacer e incluso donde meterse ante el dilema en el que se había comprometido. Aioria en cambio solo miraba intentando entender la rápida historia que contaba el escorpión, pero siempre terminaba enredados con ella.

-Milo…cálmate- dijo serenamente- Respira y repite ¿Qué paso?

-¿Qué no entiendes de lo que te acabo de explicar?- pregunto alterado- Mate  a Camus.

-Milo, aun siento su cosmos y está aquí- marco.

-Si…pero por mi culpa se va a morir- exclamo estallando- ¿Qué debo hacer? Athena me mata, Hyoga me congelara vivo…Afrodita me usara de abono y Shura…me cortara en pedazos y todo en ese orden…

 -Cálmate Milo, no es para tanto- le interrumpió.

-¿Qué no es para tanto? ¿No es para tanto? Gato, presta atención

-Bueno Milo, en parte la culpa es tuya- exclamo bajando los hombros- Nadie te manda a tener escorpiones libres dando vueltas por la octava casa.

Milo se miró con culpa, era cierto, gran parte de lo que había pasado fue culpa suya por su nuevo Hobby, coleccionar escorpiones y todos en las doce casas sabían la gran variedad que tenía. Milo los encontraba en el santuario, en sus misiones y hasta los buscaba en su tiempo libre,  y no dudaba en darles un lugar en sus aposentos, pero lo que no pensó jamás es que uno de sus adoradas mascotas atacara a un santo dorado y muy importante para él. La vasta colección de escorpiones de Milo tenía especies tanto venenosas como inofensivas, y así como los criadores de serpientes investigan el veneno de los reptiles, el extraía el veneno de los escorpiones para tener siempre una cura a la mano, y eso estaba dirigido a los aldeanos del pueblo que el vigilaba desde su casa.

Pero fuera de sus especulaciones y hasta de sus buenas intenciones, no pensó que uno de los escorpiones fuera a lastimar a aquel santo de oro que significaba tanto para él, si hubiera sido otro no se sentiría como el peor ser humano sobre la faz de la tierra, pero no, habían picado a Camus, a aquel santo por el cual se desvelaba, aquel santo dorado.

El amor que se profesaban ambos santos era algo muy evidente para quien los viera, pero contrario a las apariencias ambos negaban sus sentimientos,  ellos mismos por temor a perder aquella gran amistad que tenían lo negaban, no querían terminar como Aldebarán y Mu, quienes se distanciaron al saber que el santo de Tauro amaba al de Aries, este no le era correspondido y la relación de ambos cambio, ellos no querían pasar por aquello, preferían mantener su amistad más allá de todo,

-Oye Milo- interrumpió el castaño los pensamientos del escorpión.

-¿Qué pasa?

-¿Qué hacía Camus en tu casa?- pregunto alzando una ceja- es decir…él vive en el onceavo templo, muy extraña ocasión baja… ¿a qué fue que bajo?

-No lo sé- recapacito recordando lo sucedido minutos atrás.

********************************************************************************

En el templo de le bendita vasija se encontraba una extraña reunión en la sala, tres santos de oro y uno de bronce se encontraban en lo que parecía una muy animada discusión, aunque en verdad las voces apenas se alcanzaban a oír. El guardián del onceavo templo estaba charlando con sus más allegados, sus vecinos y confidentes, Shura de Capricornio y Afrodita de Piscis, mientras el joven alumno, el santo de cisne escuchaba con atención, supuestamente aquella charla de mayores, aunque solo quería saber de chusma de lo que hablaban.  A pesar de ser una reunión de amigos, no se hablaba más que de cosas triviales, más que cosas de interés para los santos de Atenea, sucesos de la semana, algún que otro chisme, y si eran sobre los romances en el santuario eran los que más discutían.

-Aun no puedo creer que Mu y Aldebaran se pelearan, solo porque Alde ama a Mu- exclamo pensante Hyoga.

-No es que están peleados Hyoga- aclaro Shura- Yo creo que Mu no ve con los mismos ojos a Aldebarán ahora que conoce sus sentimientos hacia él, no es lo mismo mirar a un amigo que conoces hace años que mirar a un amigo que sabes que siente algo más que amistad hacia ti.

-¿Cómo lo tuyo con Aioros?- pregunto Afrodita.

-Lo mío es distinto, éramos amigos, lo veía como un hermano mayor, fui su asesino, lo llame traidor muchos años, siempre me arrepentí por ese hecho…al revivir por gracia de Atenea las cosas fueron tensas en un principio, nuestra relación es algo complicada de explicar.

-A mí me sorprende que se digan te amo- acoto Camus.

-He pasado por muchas relaciones antes que Aioros, de que estoy seguro que lo amo, eso no te lo dudo y que él me ama, tampoco lo dudo, aunque él tiene menos experiencia que yo- sonrió casi en burla.

-¿Cuántas parejas tuviste Shura?- pregunto Hyoga- si es que se puede saber.

-Tres en total con Aioros- contesto- el primero fue Camus…

-Solo salimos una vez- bufo molesto y miro a Hyoga- tenía catorce años, me obligaron a ir, fue idea de Milo y Death Mask.

-¿Pero no sentían nada uno por el otro?- pregunto intrigado al ver a su maestro.

-No, y para que dejes de preguntar, solo cenamos, nada más- contesto Shura con una grata sonrisa- Camus tenia catorce en ese entonces y era un niño, no podía ir más allá de cenar con él, además yo ya sabía que Camus estaba destinado a cierto bicho de la octava casa.

-Claro que no.

-Camus, por favor,  todo el santuario sabe, tus miradas a Milo, como se tratan, mejores amigos por siempre eso es verso…por favor, hasta Shiryu ciego se da cuenta- exclamo Shura con sarcasmo- ve y dile te amo.

-Claro que no.

-Maestro, si hasta yo me di cuenta ¿Por qué no lo hace?- pregunto Hyoga- tan solo verlos uno puede notar cosas…

-Es que…no es fácil, un buen santo debe saber…

-No permitir que sus emisiones lo dominen…si, todos los sabemos- exclamaron los tres a la vez.

-Y es por ello que no…

-Camus, deberías darte una oportunidad con Milo.

-Sé que sonara extraño, más de parte mía, pero, entiéndame, no quiero perder mi amistad con Milo, somos amigos desde pequeños…si el no siente lo mismo, perderé su amistad, como ocurrió con Aldebarán y Mu…no creo que sea justo sacrificar una amistad por un sentimiento.

-Tus argumentos son válidos Camus- aclaro Shura- pero, sabes mejor que yo que tu alma no está tranquila y no lo estará hasta que hables con Milo, te comprendo, sentía lo mismo por Aioros, no quería perder su amistad por mucho que me costó recuperarla, pero a veces vale la pena intentar, si Milo no te corresponde, él se pierde de tener a un gran hombre a su lado y allá afuera hay alguien más esperando tu cariño.

-Son el dúo dinámico, eres correspondido- aseguro Afrodita.

Camus recapacito las palabras del santo de capricornio, era verdad pero a la vez sus temores por perder su amistad no lo dejaban decidir. Afrodita también tenía su razón, ambos siempre que cumplían misiones, además de asegurar que salieran perfectamente, no había otra pareja con la misma efectividad en todo el santuario, su amistad había logrado que con solo mirarse se dijeran todo, planearan todo en silencio y así siempre salían victoriosos. Después de pensar un momento que sería lo mejor, opto por lo que técnicamente lo estaban obligando a hacer, ir a Escorpio y hablar con su guardián, cortésmente se retiró, dejando en la gran sala a los tres con una sonrisa.

-Qué bonito amor- exclamo enternecido Afrodita.

-Camus se hace mucho problema por cosas sencillas- sonrió Shura.

-Mi maestro oculta su inseguridad muy mal- se burló Hyoga.

Camus bajo los doce templos no muy seguro de lo que quería hacer o lo que iba a hacer, por un lado no quería que su amistad con Milo se volviera nada y por otro lado ese sentimiento que se guardaba desde hacía algún tiempo no lo tenía tranquilo. Saludo a Aioros en su templo mientras continuaba su larga marcha hasta el octavo templo, por un momento le pareció demasiado largo el trayecto pero cuando llego a la puerta le pareció todo lo contrario ¿sería el peso que llevaba en su corazón aquello? Fuera cual fuera la respuesta a ello, llego al templo de escorpio por algo y no se iba a ir sin una respuesta.

-Milo- llamo al guardián del templo, sin obtener respuesta- Milo- comenzó a buscarlo por los aposentos.

Busco por las salas aledañas rastros del guardián, pero pareciera que, además de los alacranes que este coleccionaban y caminaban por los pisos del templo no había nadie en casa. Sonrió de lado viendo a aquellas mascotas de Milo dando vueltas por la casa, no entendía la nueva fascinación por el santo de escorpio por esos pequeños animales, a decir verdad le parecían más una plaga peligrosa que podría lastimarlo que mascotas.

-¿Qué tienen estas cosas de interesante- se preguntó tomando uno en sus manos  tranquilamente, según Milo los escorpiones sueltos no eran peligrosos así que se encontraba seguro que no corría riesgos, o eso pensaba - negros, duros y feos…Milo es todo lo contrario.

El escorpión que había tomado parecía tener en un principio ningún temor por el santo de oro pero al parecer entendió las palabras del santo  y quizás en un método de defensa por ser levantado del suelo pico al santo de oro en el único lugar al descubierto, una pequeña abertura entre su mano y la fracción de su armadura que protegía el brazo.  El fuerte grito del santo dorado de la onceava casa no tardó en hacerse escuchar y Milo no tardo en ir a verlo.

El santo de escorpio se encontraba en el jardín de su templo, cuidado de los pequeños escorpiones que necesitaban un habitad más húmedo, con más sol y plantas a su alrededor que el frio templo, cuando escucho aquel grito que venía desde los oscuros pasillos de su templo y lo reconoció en una fracción de segundo no dudo en ir correr en auxilio de su mejor amigo, encontrándolo en el suelo rodeado por varios escorpiones y  no se explicaba como los venenosos habían salido  de sus terrarios, que siempre estaban sellados.

-Camus, Camus- grito tomando en brazos a su gran amor, aunque no estaba seguro de decírselo a una dada las circunstancias, lo llevo hasta su habitación donde le quito su armadura y comenzó a evaluar aquel piquete, viendo aquella hinchazón muy evidente sobre la mano que ahora tenía un color rojo, intento succionar el veneno, pero no logro sacar nada de la herida más que sangre- Camus- miro desesperado, el santo de acuario se encontraba inconsciente y al parecer no sentía dolor, por lo que intento hacerlo reaccionar- Camus…despierta.

********************************************************************************

-¿Sabes al menos que escorpión lo pico?- pregunto Aioria sacándolo de sus pensamientos.

-No, para colmo estaban al menos cinco venenosos alrededor de Camus, otros tantos no son letales, pero pueden causar graves daños… ¿debería usar Antares?

-¿No tienes algún antibiótico?- pregunto alzando una ceja- tienes extraído el veneno de todos tus escorpiones, al menos tendrías que tener algo…

-Sí, pero no puedo ponerle cada uno de ellos podría ser contraproducente si el antídoto que le coloco no es el correcto.

-Entonces estas en un lio… ¿no hay forma de saber que lo pico?

-No…pero…si…

-Explícate.

-Al cabo de unas horas cada toxina actúa de forma diferente, si dejo pasar el tiempo y dejo que actúen sobre el cuerpo de Camus podre saber cuál fue el escorpión que lo pico y aplicarle en ese momento el antibiótico…pero…

-¿Pero qué?- pregunto.

-Camus podría convulsionar violentamente y si el veneno es de un letal…su sistema nervioso quedaría gravemente dañado- respondió tomándose la cabeza.

-¿Y en el mejor de los casos?

-Solo tendrá fiebre u alguna alucinación, de ser que lo pico un inofensivo…

-Entonces suplica a todos los dioses que el escorpión que lo pico fuera un inofensivo- exclamo seriamente- porque de lo contrario tendrás a medio santuario por tu cabeza…debes sacarlo de aquí, al menos hasta que despierte  y podrás tratarlo…

-¿Cómo hago eso Einstein?- pregunto con sarcasmo- ¿bajare con Camus en brazos y les diré a todos nos vamos de parranda?

-No…necesitamos un cómplice que pueda con esto…alguien listo…alguien que pueda ayudarnos si las cosas se complican- comenzó a pensar el castaño- alguien con un avanzado control mental…de la psicoquinesia…alguien como- miro con complicidad y luego salió a toda prisa del templo, dejando  solo a Milo, quien regreso a su habitación para seguir atendiendo a Camus, quien habia levantado temperatura.

Media hora después estaban en aquella habitación dos de los santos más poderosos, Shaka de Virgo y Mu de Aries, quienes miraban sorprendidos cuando se les conto la historia de lo que había ocurrido.

-A ver si entiendo- exclamo Mu indagando- ¿quieren que los ayudemos a ocultar el asesinato de Camus?

-No está muerto y no permitiré que muera…fue un accidente, no se aun como mis escorpiones escaparon- intento explicar Milo.

-Milo se ocupara de Camus en un Mil por ciento…solo hay que sacarlo de aquí antes que todos se den cuenta- acoto Aioria- ¿nos ayudan? Shaka eres el mejor manipulador mental que existe sobre la tierra…creas ilusiones complejas muy difíciles de poder diferenciar de la realidad…Mu…eres el santo de oro con  un gran poder de psicoquinesia…

-Aioria ¿Qué pasa si Camus muere?- pregunto Shaka.

-No permitiré que eso pase- dijo Milo apenado- A él no le pasara nada…no lo voy a permitir.

-Está bien Milo…te ayudaremos a sacarlo del santuario… ¿sabes a donde podrás tenerlo?

-Abajo, en el pueblo que custodio hay una casa donde podre cuidarle- exclamo tranquilo- para mañana Camus estará aquí…

-Milo, creeremos en tu palabra- exclamo Mu como el mayor- mañana antes que salga el sol los dos deben de estar aquí en el santuario, al menos subiendo las doce casas…

-Si…si- dijo más tranquilo- gracias…mil gracias.

Con ayuda de los santos de Aries y Virgo, Milo bajo inadvertido con Camus en su espalda, ambos sin armadura, la creación de ilusiones y la telequinesia ayudo que en cada templo que pasaban nadie se percatar de un santo de acuario inconsciente y mucho menos que lo llevaban lejos del santuario. Mu, Shaka y Aioria escoltaron a Milo hasta la supuesta cabaña, que era ni más ni menos que una pequeña choza, con cuatro paredes, y en la que había una cama y alguno que otro mueble.

Milo se quedó solo mirando a Camus dormir, o al menos eso esperaba que estuviera haciendo el de cabellos agua marina. Peino sus cabellos viéndolo tranquilo descansar, mientras con un paño frio intentaba bajar la fiebre.

-Dioses… ¿Por qué tuvieron que hacer eso?- pregunto mientras limpiaba la frente del francés- Camus...perdóname- una lagrima callo de sus ojos sobre el rostro del santo de acuario, el cual por un breve momento sonrió, lo que logro sacar una sonrisa en el al ver eso, le tomo la mano y la beso dulcemente.

Pasaron las horas, la luna ilumino aquel cielo cubierto por las estrellas, sin comer ni beber, Milo paso cada hora, cada minuto, cada segundo junto al santo de acuario. El único síntoma que este presentaba era la fiebre, muy alta, su cuerpo ardía en calor y aun con el cuerpo semidesnudo, con paños húmedos mojando cada centímetro de la piel del francés, nada parecía aplacarlo. Milo se esforzaba en bajar aquella fiebre, sabía que ese síntoma era muy común en las picaduras de escorpiones, tanto venenosos como los que no lo eran, lo único que esperaba era que el santo de acuario, su amado francés no tuviera convulsiones, ya que con ello su sentencia estaría firmada.

-Milo- llamo Camus al despertar ardiendo en fiebre, buscando con su mirada a un muy casado santo de escorpio, quien lo miraba embelesado- Milo.

-Camus…Camus…despertaste- exclamo más tranquilo- eso es bueno, dioses, gracias, mil gracias- beso la mano del agua marina- gracias, gracias.

-Milo…Milo…te amo- dijo casi sin fuerza- Milo…

-¿Qué?- exclamo sorprendido- Camus...

-Te amo Milo-volvió a decir con su vos seca mientras las lágrimas surcaban sus ojos- Milo…adiós-

-No…no digas eso- puso dos dedos en sus labios- no digas adiós…no te vas a ir…no te lo permitiré…vamos, se fuerte…no me dejes así…vamos…mantente despierto.

-Me siento débil…solo quería…quería decírtelo…quería que lo supieras…

-Dioses ¿Por qué tuvo ese maldito escorpión que picarte?- se preguntó tomándolo en sus brazos- también te amo…solo que…

-Tu amistad es muy importante para mí- término su frase- no quería.

-Distanciarme de ti- termino lo que decía el otro- eso no iba a pasar…tú me importar demasiado.

-Al menos…esta vez…me iré sabiéndolo.

-No digas eso Camus- le corrigió- no permitiré que te vayas…luchare hasta en el mismo infierno por ti- le beso en los cabellos- te amo…

Ambos sellaron aquel momento con un tierno beso, que si bien no era el momento ideal o el lugar, sentían que debían hacerlo, sellar ese pacto que comenzaba entre los dos con un beso, uno que les demostraba que más allá de sus miedos, el amor existía, que su amistad no se terminaría y que desde ese momento no habría más temores. Milo se recostó al lado de Camus y encendió su cosmos, para espantar a cualquier espectro o ser que quisiera llevarse a su amado y no durmió, abrazándose a aquel que tanto amaba.

 A la mañana siguiente Camus despertó primero, se sentía algo mareado, con un fuerte dolor en su mano derecha, pero ya no tenía fiebre y al verse abrazado de Milo no pudo sentirse más feliz. No quiso levantarse, estaba débil después de todo, y al parecer el veneno del escorpión aún estaba haciendo efecto en él, más el recuerdo de aquel beso, que quizás sería el último de parte de su amado santo de escorpio lo regocijaba, era su consuelo.

-Camus- musito Milo despertando al verlo suspirar tranquilo, examino su muñeca, la cual parecía solo estar hinchada y suspiro aliviado- Fue entonces Camus quien te pico- sonrió.

-¿Camus?- pregunto alzando una ceja.

-Tengo un escorpión al que le puse tu nombre, porque es bello como tú.

-¿Esa cosa morada?

-Es color vino- aclaro- te fijaste que su cola y aguijón tiene color azul- sonrió- por eso se llama escorpión azul, pero su veneno no es muy potente, solo muy pocos llegan a edad adulta y su veneno no es muy potente…

-Bueno, estar contigo me hace fuerte contra el veneno- sonrió.

-Le puse Camus porque le gustan los lugares frio…recogí a su madre hace mucho…

-¿A su madre?

-Una particularidad de los escorpiones es que no viven más de cinco años, la recogí cuando fuimos a una misión a Cuba hace…seis años, antes que te fueras a entrenar a tus discípulos ¿te acuerdas? Ella tuvo muchas crías…Camus es el único que llego a la edad adulta.

-¿Y su veneno que tan toxico es?

-No es tan toxico como se ve- acoto-su veneno se usa para crear medicamentos que aumentan las defensas del organismo, aunque eso está en fase experimental- explico- el veneno de Camus podría curar el cáncer, pero no podrá curar el mío.

-¿Tienes cáncer?

-Yo creo que mi amor por ti es mi cáncer- respondió y comenzó a besarlo.

Camus sonrió, abrazo a Milo y entre besos volvieron a demostrarse ese cariño que por demasiado tiempo ambos habían callado, callado por el temor de perder su amistad, de perder a aquel por el que sus corazones latían y se dejarían morir por él.

-Te amo.

-Y yo a ti- dijo el otro respondiendo al gesto.

********************************************************************************

En el santuario una especie de reunión se encontraba en la casa de Sagitario, tomando café cinco santos estaban mirando a un sonriente Aioros, quien estaba feliz ante una “maldad que habia cometido”

-Hermano…- exclamo con una gota en la cabeza el santo de leo.

-Rebobinemos- pidió Mu- fuiste tú quien soltó a los escorpiones peligrosos después que Camus fue picado.

-Si- respondió sonriendo.

-¿Cómo sabias que Camus iba a ser picado?- pregunto Shura.

-No lo sabía, cree el plan en el momento- respondió sonriendo con picardía- Camus tomo al escorpión, este claramente lo iba a picar, entonces solté a los venenosos.

-¿no pensaste que uno podría picar a Camus?- pregunto Shaka.

-Los solté, segundos antes que Milo llegara, no tuvieron tiempo.

-Hermano- se tomó la cabeza Aioria- pero al menos ya hicieron lo que tenían que hacer.

-El amor, el amor- sonrió Afrodita- ya era hora que se dijeran te amo.

Fin

 

Notas finales:

Primera y unica aclaracion: No se nada del veneno de escorpion y sus efectos sobre el cuerpo humano, salvo que lo que Wikipedia dice,  segun Wikipedia el veneno del escorpion azul tiene 8.0 mg*kg pero no entiendo mucho, tampoco se lo que alguien experimenta ante la picadura de uno, donde vivo es comun la picadura de alacran en verano pero nunca dicen en las noticias sintomas o cosas asi, por lo que solo puse que Camus tuvo fiebre, a pesar que quizas el neurotoxico haga mas que eso, 

Espero les alla gustado, hace mucho que no hago un oneshot :) cada vez me acerco a los 50 fics, asi que quizas alla mas en un futuro.

Si les gusto, si no, Sugerencias de parejas para proximos fics, quejas, tomarazos, abucheos y todo los que se les ocurra en reviews, en el cuadrito de abajo a su derecha, tardaran pocos segundos y me sacaran una sonrisa.

Nos leemos en el proximo oneshot


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