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Lejos de tu presencia por 01PrincessaCandy01

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Notas del fanfic:

Luego de tres años escribiendo fanfic, y haber superado los 35. ¡Decidi escribir una yaoi e ir acumulando!

Les deseo suerte, y que lo disfruten.

Capitulo uno: Comienzo de todo.

Las gotas de lluvia caían sobre la carretera, salpicaban y se estrellaban anunciando su impacto contra el suelo. Las gotas eran violentas, arrasaban con cualquier insecto que se cruzara en su camino. Mientras las pequeñas gotas creaban un espectáculo extravagante y pasajero, un hombre corría destruyéndolas  a su paso.

Su aliento estaba agitado, cansado y agobiado por la lluvia. Corría cubierto de una capa oscura que tenía una capucha; esta intentaba mantenerle seca la cabeza.

Ponía, apresurado, un pie delante del otro. Tenía mojada la ropa, la piel, el pelo; todo el cuerpo.

Respiraba por la boca. Un ligero vapor  claro salía de su aliento.

El joven paro de correr al encontrarse con una intercepción de caminos. Tenía una señal que indicaba el nombre de cada uno de ellos, o hacia donde se dirigían.

¿Derecha o izquierda? ¿Derecha o izquierda? —Se preguntó parando por unos segundos, se dio vuelta para comprobar si estaba solo. Volteo de nuevo  mirando los caminos —…ambidiestro…Izquierda.

Con ese razonamiento, comenzó a correr hacia el camino mencionado anteriormente.

Llego a un pueblo, vio una parada de autobús y se detuvo a recuperar el aliento rogando que no lo siguieran. Se recostó en una de las paredes de la parada. Miro a ambos lados y saco de su bolsillo una bolsa con monedas. La apretó contra su pecho agradecido de no haberlas perdido.

—Estoy… cansado —Dijo recuperando el aliento— Debo… secarme… conseguir un lugar cálido.

Volvió a guardar la bolsa dentro de su pantalón. Busco y rebusco con la mirada algún lugar donde pasar la noche. Vio un antro. Entro y pudo sentir el  ambiente tan diferente.

Se detuvo en la puerta para apreciar el lugar, lo miro detenidamente. El aire era espeso, era envolvente y hasta parecía irreal. Tan mágico.  Se podía ver en la oscuridad a las sombras bailando, las mujeres de las barras, todo lo hipnotizo y lo atrajo. Lo embrujo… como embruja el mal al inocente.

Vio un asiento libre cerca de un hombre robusto y calvo a un costado de la barra. Se fue a sentar. Justo cuando se acomodó y miro con el rabillo del ojo. De reojo.

Un barman se acomodó frente a él, tenía una sonrisa enorme y agradable, pero su contextura muscular era un tanto intimidadora. Su cabello renegrido y sin brillo por el humo del tabaco y alguna droga seguramente ilegal del ambiente.

—Muchacho, ¿Qué le sirvo? —Pregunto limpiando un vaso de tequila.

Por un momento dudo en contestar, miro los precios —Esta bastante barato. Creo que puedo darme un justo —Pensó— Una cerveza.

—Claro, ¿Fría o natural? —Pregunto el cantinero, antes de que le pudiera contestar, interrumpió— Solo bromeo, nadie toma la natural. Enseguida te traigo una fría.

—Espere —Llamo estirando el brazo para detenerlo— Tengo demasiado frio el cuerpo, deme una natural.

El lugar se silenció ante el comentario del encapuchado, eso lo hizo sentir incómodo. La presión de que un arma. El Barman lo vio por unas milésimas de segundo impactado, luego, miro al hombre robusto de reojo por un momento —… ¿Eh? Claro… en seguida —

Pasaron unos momentos antes de que el lugar empezara a ambientarse de nuevo. Con música agradablemente rítmica y las cuerdas de guitarra vibrando al compás de las de la garganta de algún cantante de turno.

—Oye, niñito —Llamo el robusto— ¿De dónde vienes?

— ¿Disculpa? —Le pregunto mirándolo de frente, lo último que necesitaba era más problemas de los que ya tenía.

—No te hagas el tonto, ya me oíste —contesto  — ¿De dónde? Tienes rasgos muy suaves como para ser de aquí cerca. Y tu piel no es oscura por el trabajo bajo el sol… Eres muy joven para verde ilegal, ¿o no?

—De…—Volteo a verlo completamente, dejando que el interlocutor vea un moretón que tenía en el ojo— No importa de dónde soy, no voy a volver allí. No más.

— ¡Ah, fugitivo, eh! —Grito— Pues, bienvenido. Soy Nappa.

— ¿Nappa? —Pregunto de nuevo casi con una sonrisa. El hombre calvo había ha pasado de intimidador a agradable— Lo dices como si fuera normal que pasara esto.

— ¡Claro, chico! Óyeme. ¿Ves al cantinero de allí? —Dijo Nappa apuntando al Barman de hace uno momentos.

—Sí, es el tipo que todavía no me trajo la bebida —

—Bueno, el escapo de su casa a los catorce —Conto — Y esa mujer de pelo celeste, muy atractivo, es Marron, se escapó de su casa a los dieciséis.

— ¿Cómo sabes eso? —Pregunto.

—Te cuento si me dices tu nombre —Oferto Nappa— SI tu nombre me gusta, te pago la bebida.

En ese momento el Barman se acercó a dejarle la bebida tibia a al joven.

—Genial, perdí una bebida gratis —Bromeo— Soy Vegeta.

— ¿Vegeta? —Susurro el Barman— Valla. Está muy lejos de tu casa. Soy Turles.

— ¿Vegeta de los Saiyan?—Pregunto Nappa atónito— Chico, no digas tu nombre tan fuerte. Muchos aquí no están necesariamente muy “Complacidos” con la decisión de tu padre. Y te lo harán saber, aunque no vallas al cuento.

—Si… —Contesto— Lo sé, lo sé. Estoy cuatro pueblos de distancia… imagínate recorrer eso a pie bajo la lluvia.  ¿Y sobre Mi padre? En este momento me da igual.

—Bueno… —Contesto Turles—Si no tienes donde quedarte, hay espacio en mi casa. SI deseas…

— ¡Oye! —Grito Nappa— No invites extraños a mi casa.

—No es una casa, es un sótano —Contraataco Turles— No tiene donde quedarse, y con esa cara de niño. Dudo mucho que no lo violen.

Quedo atónito un momento — ¿V-Vio…larme? —Pregunto Vegeta— ¿Qué clase de lugar es este?

—No importa, mi turno termina en unos minutos —Dijo mirando el reloj— En cuanto termine te llevo a casa. ¿Nappa, vienes?

—No, gracias. Quede con alguien especial —Contesto tomándose la cerveza de Vegeta.

— ¡Ja! Como digas —Dijo guiñándole el ojo mientras reía— Bueno, no te muevas, Vegeta. O te podrían intentar haces cosas malas.

—Sabes, de repente las ganas de ir al baño desaparecieron —Contesto Vegeta. En cualquier otro momento, hubiera aceptado el desafiado de una lucha, pero estaba muy débil como para aceptarlo. Tenía hambre y frio.

Comida gratis… excelente —Pensó. Aunque en su interior sabía que nada en la vida podría dársele gratis y no reclamar nada a la larga.

 

Después de que el turno de Turles terminara, él y Vegeta caminaban por la calle hacia la casa de él. Ya la lluvia había cesado. Vegeta caminaba sosteniendo con recelo la bolsa con  lo que le quedaba de dinero, a pesar de haber permanecido en una familia muy estable –Económicamente- ahora se encontraba sin más que unas ciento ochenta monedas de plata.

—Oye, Vegeta —Llamo Turles, haciendo que su atención pasara de las monedas a el— ¿Qué llevas hay?

Turles caminaba al frente de él. Señalo la bolsa y espero una respuesta.

—Bueno… son algunas cosas que me traje antes de irme —Respondió, no era mentira del todo.

—Ja, los niños de ahora —Respondió pasando su mano por su pelo— En mis tiempos, solo nos llevábamos lo que teníamos encima. Nada más que hiciera peso extra.

—Esto no pesa nada, y es necesario —

—Claro… —

El ambiente volvió al silencio. La capucha cubría casi completamente el peinado de Vegeta, haciendo imposible reconocerlo como lo que en realidad era: un adolecente que heredaría una de la mayor corporación, mundialmente reconocidas.

Pero eso no significada que alguno de los habitantes se lo quedara viendo por un momento intentando identificarlo. Se sentía perseguido. En esos  momentos el término “Paranoico” no le venía nada mal.

—Muy bien, llegamos —Anuncio. Abrió la puerta de una especia de departamento, con más cuidado y paso por unos pasillos.

Llegaron a una escalera que iba al sótano, se encontró varias puertas más, una vez que encontraron la adecuada –Una negra de madera descuidada con una cerradura plateada- La abrieron y pudo ver una pequeña habitación con todo lo necesario para vivir.

Tenía unas camas, una mesa con sillas, la cocina y heladera, y una habitación que llevaba al baño. Lo necesario.

Luego de haber comida, una comida no muy… nutricional. Que consistía sopa instantánea, pero era suficiente para saciar el hambre por unas pocas horas.

De vez en cuando Vegeta miraba a Turles, evitando su mirada, lo observaba. Sus ojos se toparon con lo labios de Turles, haciendo que el joven se sonrojara notoriamente.

— ¿te encuentras bien? —Pregunto Turles a observar ese repentino cambio en su invitado. Se acercó y puso su mano sobre su frente— No creo que tengas fiebre…

Vegeta estaba cada vez más sonrojado, puesto que, Turles estaba demasiado cerca de su rostro— no es por… eso, estoy bien, de verdad.

Turles torno en sus labios una sonrisa maliciosa al notar la verdadera razón del sonrojo de su acompañante, y lo observo fijamente a los ojos. Vegeta lo miraba sin reaccionar.

—Yo creo que el sonrojo… —hizo una pausa para pasar un dedo por los labios de vegeta desliñándolos— te lo produzco… yo.

Vegeta se tensó, y una necesidad de salir corriendo del lugar se hizo propia de él, así que se levantó de golpe, empujando a Turles al suelo y corrió hacia la puerta. Pero cuando llego a esta, una mano se puso sobre su boca intentando evitar que el hablara y sintió como era aplastado contra la puerta. Con la otra mano de su captor aprisiono la que estaba sobre la perilla de la puerta.

Vegeta sintió como era prácticamente aplastado por el peso Turles, mientras este susurro en su oído “juguemos a la presa… yo seré el cazador”, mientras comenzó a besar su nuca. La altura de amos era remotamente significativa.

Vegeta intento liberarse, pero su única mano libre estaba paralizada por los actos de Turles. Pero en el momento que sintió una mano paseando por su estómago sobre la camisa intento detenerla. Cuando llego el momento en el que Turles se despegó de su nuca y paso hacia el ovulo de la oreja y luego del hombro a la clavícula. Su mano se deslizo hacia el cinturón, sacándolo e intentad o adentrarse en su pantalón, la mano libre del menor reacciono intento detenerlo.

Turles saco su mano de la boca de vegeta y susurro en su ojera— ¿no esperaras que me detenga, o si?

Vegeta solo podía intentar callar los sonidos de su garganta para suplicar—Por favor… Turles, detente —

—Pero si estabas sonrojado —cuando logro meter su mano dentro del pantalón de vegeta, este dio un notorio gemido— ¿lo ves? Me deseas, acéptalo.

Por una suerte divina de Vegeta, la puerta se abrió tirándolos a ambos al suelo. Por suerte, de nuevo, separándolos. Nappa quedo algo notoriamente confundido, hasta que el más joven se levantó alejándose lo más que pudo del hombre de piel gris.

— ¿Qué le has hecho esta vez? —Pregunto Nappa, mientras veía a vegeta arrinconarse como si lo acecharan mil demonios.

Turles se levantó acomodándose la ropa y sobándose la cabeza —No sé, ¿eso es comida? —Pregunto apuntando a la bolsa de papel que traía Nappa.

—Tal vez —Camino hacia la lacena de la cocina.

Turles se acercó a Vegeta, tomo con rudeza sus manos dejando desprotegido al muchacho, la fuerza hizo que vegeta dirige un chillido, cual animal, de dolor bajo pero audible. El mayor susurro en su oreja:

— No siempre estará Nappa para salvarte, esto lo dejamos pendiente—

Soltó las manos de vegeta golpeándolas contra su pecho, una mirada de desprecio de su interlocutor. El de cabello alborotado rio y se alejó.

Vegeta recostando su espalda en la pared y cayendo despacio hacia el suelo, murmuro tomando sus muñecas rojas— Tengo que conseguir rápido un empleo y marcharme de este lugar cuanto antes…

 

Continuara…

Notas finales:

¿Y qué tal? que nervios, pero bueno. Hasta el proximo capitulo...


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