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Marioneta De Cristal por Satan666

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Notas del capitulo:

Espero que les agrade esta historia, es completamente original. Fue editada, por lo que si la seguías hace unos años, te recomiendo que las vuelvas a leer.   

Si me quieren apoyar en wattpad también subo mis historias en la plataforma.    https://www.wattpad.com/user/karenvruz  

También hice un trailer para esta historia en la plataforma de tiktok, espero les guste.    https://vm.tiktok.com/ZMeykhEHp/  

Mis otras historias están en proceso de edición. 

Capítulo XI. (Red K y Halcones II)

POV Adrián

— Eres un terrible hombre de acción. – Sentí como si mi corazón subiera hasta mi garganta.

— No te escuche llegar. – Me puse de pie de inmediato.

— Tengo práctica en pasar desapercibido para los demás, es un error bajar la cabeza en este lugar, te la pueden cortar, literalmente. – Pase saliva.

— No pude evitar verme atrapado en mis pensamientos.

— Eso es normal, han pasado muchas cosas ahora mismo.

— ¿Los Red K están...?

— ¿Molestos? Todavía no les cuento exactamente lo que sucede, pensé que es buena idea hacer eso juntos, vamos. – Tome su mano.

— Tengo un poco de miedo, ellos pueden tomar mal todo esto y pensar que estoy tratando de acabar con ellos.

— No te preocupes, soy demasiado influenciable dentro, escucharan todo lo que diga, y aunque duden de ti, no lo harán de mí, por lo tanto nadie se va a sentir capaz de decirte nada.

— De acuerdo, entonces vamos a hablar con ellos. '

— Pero antes, debes taparte la cabeza. – Me puso la capucha del suéter.

— Supongo que me pueden ver los halcones.

— Exactamente.

Caminamos hasta la moto, me subí sin problema y cuando la arranco me sujete de su cuerpo, feliz y complacido de poder tocarlo. Fue un trayecto silencioso, no me moleste en decir nada, para contarle todo de una vez, tan pronto llegáramos al lugar de los Red K. Me baje de la moto cuando se detuvo y lo seguí despacio, entramos y lo primero que sentí fue el peso de otra persona sobre mi cuerpo, no tuve que verlo para saber de quien se trataba.

— Estaba preocupado por ti.

— Estoy bien Oliver, siempre estuve bien.

— S aseguro que sí, pero de todos modos...

— Parece que tienen muchas cosas para contarnos. – Dijo Ronald, S asintió, me puse nervioso.

— Eso estábamos planeando hacer, vamos a sentarnos.

— ¿Debo llamar a todos los que están ahora mismo?

— Es buena idea, así no tengo que repetir todo más de lo necesario. – S se sentó, y yo hice lo mismo a su lado.

— Oliver ve a llamar a todos. – Pidió Ronald, y a pesar de que frunció el ceño, no dijo una sola palabra, solo fue obedientemente.

— No es nada tan grave.— Le dije a Ronald, él me miro y para mi alivio sonrió levemente.

— Confió en ti Adrián, si fueras peligroso él nunca te hubiera mantenido tan cerca. – Señalo a S, lo mire y este solo se encogió de hombros.

— Para ser completamente sincero, tampoco sé porque confía tanto en mí, aunque por supuesto, no tiene ninguna razón para hacerlo.

— Eres muy transparente, es fácil ver a través de ti, lo que es un problema para nosotros ahora mismo. – Mire a mi novio y de inmediato se puso un cigarro entre los labios.

— Estoy seguro de que ambos tiene una historia bastante interesante.

— ¿Ronald tienes...?

— Aquí. – S no había terminado de hablar cuando Ronald ya le había tirado un encendedor.

— Muy amable.

Esperamos que todos se reunieran en la sala, algunos apenas estaban despertando, por lo que su aspecto no era del todo agradable, pero por supuesto que evite todo tipo de comentario o contacto visual más largo de lo necesario. Un vez estuvieron todos con nosotros mire a mi novio, lo vi tan ausente que me preocupa lo que esté pasando por su cabeza, pero no me moleste en llamar su atención, aclare mi garganta y todos me miraron, entonces me concentre en un punto fijo para no ponerme nervioso.

— La situación es que... — No supe como continuar.

— Tenemos acceso a los halcones a través de Adrián, dentro de ese lugar hay personas que confían en él por lo que podemos sacar un beneficio de ello, estoy seguro de que ninguno objetara algo relacionado a este asunto, menos ahora que tenemos un trabajo que se hizo mucho más fácil de lo que ya era. – Mire a S impresionado, habla con facilidad y autoridad, como un líder.

— Espera, es verdad que tenemos una ventaja, pero es peligroso para tu chico correr estos riesgos, si lo descubren probablemente le vuelen la cabeza. – Dijo Sergio.

— No le va a pasar nada malo, la ventaja de Adrián la tiene en su forma de ser, es completamente ajeno a nuestra malicia o la de ellos, si somos cuidadosos, no hay forma alguna de que lo sepan.

— También me preocupa todo esto. – Me dijo Ronald.

— No va a pasarme nada malo, en serio.

— ¿Pasaste la noche con ellos? – Pregunto Oliver, un poco receloso.

— Tuve que hacerlo, de alguna forma termine formando parte de ellos. – Forme un par de comillas con mis dedos.

— Así que la situación se volvió de esta manera. – Les dijo S, con tanta tranquilidad que comencé a sentirme mejor también, porque si él cree que todo esto va a terminar bien, yo también debería.

— Si Adrián es nuestros ojos en ese lugar, buscar a Reyes va a ser cosa de niños, puede incluso describirnos como viven, sus hábitos y habilidades por lo que esto no me parece del todo mala idea. – Dijo Daniel, también se encogió de hombros.

— Esperen, todo esto me parece demasiado complicado, Adrián si te llegan a atrapar, ninguno de nosotros podrá protegerte.

— No tengo ninguna forma de ayudarlos, por lo menos déjenme hacer esto, les voy a facilitar el trabajo con Reyes también les hare saber lo que quieran, tenme un poco de confianza Ronald. – Lo mire fijamente, él suspiro.

— Por supuesto que confió, pero todo esto me pone bastante nervioso.

— Ahora que lo recuerdo, hay un tipo entre ellos que de alguna forma le tomo desconfianza ¿Cómo se llamaba?

— Se llama Bruno y si, es realmente un cretino.

— ¿Te pregunto algo extraño? – Esta vez hablo otro chico un poco más alejado de nosotros, lo busque con la mirada para contestarle.

— Simplemente me dijo que algo de mí no le parecía del todo bien, pero no supo darme una explicación sensata de porque me estaba tratando de intimidar, pienso que es solo un abusivo, también parece el líder.

— Entonces tráenos información sobre él. – Dijo Sergio.

— De acuerdo, hare todo lo posible por buscar lo que pueda sobre él.

— Si vamos a seguir con esto, tenemos que hacer un plan de trabajo. – Dijo Ronald, se puso de pie y le dijo a Oliver que le buscara un lápiz y cuaderno.

— Te dije que lo entenderían. – S me dio una palmada en la espalda y lo mire frunciendo el ceño.

— ¿No crees que estás demasiado relajado?

— Nada de esto me preocupa, chico que no me tiene miedo. – Dejo caer la colilla de cigarro en un cenicero.

— ¿Por qué?

— Te lo dije, siempre voy a cuidarte. – Mi cuerpo se estremeció satisfecho.

— Muy bien, a partir de este momento vamos a hacer las cosas de forma prudente. – Nos fulmino a ambos con la mirada.

— Hare lo que digas. – Levante las manos en señal de mi batalla perdida.

— No tengo comentarios. – Dijo S.

...

— No deberíamos estar juntos en un lugar tan público, ya estamos haciendo las cosas mal, chico que no me tiene miedo.

— Estamos muy lejos de la zona roja, y me estaba muriendo de hambre. – Dije antes de darle una mordida a mi sándwich.

— Ronald te va a regañar por ser un niño malo. – Sonrió.

— No sé cuándo poder volver a pasar tiempo contigo, les dije que estaba con Alice, pero sé que si no aparezco se van a volver locos.

— ¿Alice? – Frunció el ceño, asentí antes de darle un trago a mi jugo de naranja.

— La chica con la que estaba antes de irme contigo.

— La recuerdo, sí.

— Es agradable.

— Las personas más apacibles, terminan siendo las peores.

— ¿Eso no aplicaría también a mí?

— Estoy seguro de ello. – Puse los ojos en blanco.

— No estoy seguro de como termine metido en todo esto, pero ahora solo debo seguir haciéndolo, puede que me maten. – Termine de comer y me limpie con una servilleta.

— No va a pasarte nada, todo estará bien.

— Siempre pareces tan seguro, te envidio.

— Ese es mi talento.

— Estoy seguro de que tienes muchos talentos. – Estire mis brazos sobre mi cabeza desperezándome.

— Escucha Adrián, a pesar de que estoy seguro de que todo saldrá muy bien, las circunstancias siempre están cambiando, por lo que debo saber, si algo llega a salir mal ¿Desaparecerías solo conmigo? – La pregunta me tomo con la guardia baja, lo mire.

— Si algo llega a salir mal y tenemos que irnos, no tengo ningún problema con eso, porque mi vida ahora es contigo, no estoy dejando nada en este lugar.

— Ese es mi chico bueno, ahora... – Se puso de pie.

— ¿Ahora?

— ¿No deberíamos ir por tu ropa? Si vas a quedarte con los halcones, se te va a hacer muy difícil salir para donde gustes sin que te hagan preguntas ¿Me equivoco?

— Tienes razón.

— Te llevare por tu ropa, luego te llevare de regreso a la zona roja.

...

Estoy sorprendido de la facilidad con la que mi cuerpo se acostumbró a la moto, no es que ya no me asuste del todo, pero de verdad manejo mucho mejor mi cuerpo y mis nervios, ya no es como al principio. A pesar de que S maneja como un completo loco, confió en que no va a pasarnos nada, sin importar a la velocidad que pase los carros que se encuentran frente a nosotros, se mueve con una agilidad prácticamente ficticia. Disfrute el camino y mantuve la cabeza sobre su espalda, ya no voy a poder estar de este modo tanto como me gustaría poder y eso me molesta.

Para cuando llegamos a la zona azul ya había pasado el mediodía, las calles estaban prácticamente vacías, salvo por algún vecino ocasional paseando a su perro o regando su jardín. Ese tipo de acciones habituales me trajeron de vuelta a la realidad, la que era mi vida antes de conocer al hombre que está conmigo, la verdad es que si lo pienso un poco, todo esto parece ridículo, no dejo de preguntarme si no estaré atrapado en un muy absurdo sueño. Luego recuerdo que no soy tan creativo como para llegar a imaginarme todo esto.

— Anda, te voy a esperar aquí.

— ¿No quieres subir?

— Creo que lo vas a hacer más rápido si subes tú solo.

— De acuerdo, entonces espérame un momento.

— No me iré a ningún lado.

Camine hasta la puerta de entrada y busque la llave en mi bolsillo para abrirla, lo hice con sumo cuidado, para no llamar la atención de nadie, recorrí la sala de la forma más silenciosa que me fue posible, llegue hasta la escalera y subí a toda prisa a mi habitación. Entre y cerré la puerta de inmediato, observe el enorme espacio que siempre me pareció innecesario, sigue exactamente igual a como lo dije. Busque un bolso lo suficientemente grande, pero no tanto como para llegar a incomodarme y comencé a guardar la ropa que considere necesaria para estar fuera de la casa el tiempo suficiente.

Tome un par de cosas adicionales, como el cargador de mi teléfono, que ya debe estar a punto de apagarse, y también mi cepillo de dientes. Me acerque al cajón junto a mi cama y deslice la mano dentro de la gaveta, tome todas las tarjetas y el efectivo que estaba guardando en caso de alguna emergencia o que los chicos lo necesitaran. Lo último que tome fueron un par de zapatos adicionales a los que traigo puestos, y puse todo lo mejor que pude en el espacio tan reducido. Me asegure de tener lo necesario y puse el bolso sobre mi hombro, cerré la puerta con llave después de salir y baje hasta la sala.

Entre a la cocina para asomarme superficialmente, suspire aliviado cuando no encontré a nadie y me dirigí nuevamente a la salida. Tan pronto cerré la puerta principal caí en cuenta de que me estoy escapando de mi casa, y por muy insufribles que sean mis padres, cuando noten mi ausencia, ellos van a buscarme. Me puse la enorme capucha del suéter sobre la cabeza, para que ningún vecino entrometido que estuviera asomando la cabeza pudiera reconocerme.

Me subí a la moto y esta arranco de inmediato, no me animé a decir nada hasta que salimos de la zona azul, ya que me di cuenta de que no era el único con prisa por salir de ese lugar tan rápido como me fuera posible.

— Tome todo lo que considere necesario, incluso ropa bastante grande que no llegue a ponerme, para poder cubrirme, creo que estaré bien por un tiempo, tengo mis tarjetas y el efectivo.

— Yo te estaré apoyando también por el lado financiero, no te preocupes.

— Creo que puedo utilizar mis tarjetas por un tiempo, pero cuando mis padres se den cuenta de que desaparecí del mapa, probablemente las vayan a rastrear.

— Tienes razón, en ese caso debes sacar todo el efectivo que sea posible.

— Intentare conseguirlo cada vez que salga. – Le dije.

— No te vayas a poner nervioso, y tampoco le permitas a ese hombre ver a través de ti más de lo debido.

— No te preocupes, voy a buscar la forma de lidiar con Bruno, sin hacer que me odie más de lo que ya lo hace.

— Si se convierte en una molestia, tendremos que encargarnos de él.

— No quiero que pase nada, voy a hacer lo que me dijo Ronald, seguiré el plan.

— Si, debes intentar conseguir esa clave, en cuanto la tengamos estaremos listos para ir por Reyes.

— Haré todo lo que pueda.

...

— Voy a dejarte aquí, es el lugar dónde te busque esta mañana, no te vayas a perder por favor, y tengo algo para ti.

— ¿Ah, sí? – Me baje de la moto con cuidado, lo mire mientras sacaba algo de su cintura.

— Toma. – Me extendió una pistola.

— Yo no...

— Sé que no sabes usarla, pero estoy seguro de que te van a enseñar, diles a tus amigos que quieres aprender, pero ellos no deben saber que la tienes, en caso de que ocurra algo malo, esa pistola puede salvarte la vida Adrián, mantenla siempre contigo, pero escondida.

— De acuerdo, aunque tener esto encima me pone nervioso. – La puse en mi cintura, de la misma forma que él la tenía guardada.

— Yo mismo te enseñare cuando vengas conmigo a nuestro lugar, va a ser difícil, pero no imposible salir de este lugar, cuando logres ganarte la confianza de esos tipos, entonces podrás disponer de tu libertad.

— Te mantendré informado de todo lo que suceda.

— Eso me recuerda, tengo algo más. – Busco en su bolsillo y me extendió un teléfono.

— ¿Para que necesito otro?

— Este es desechable, si me llamas o me escribes no quedara registrado nada, tampoco pueden rastrearlo, está completamente trucado.

— Entonces voy a usar este para comunicarme con ustedes.

— Ese es mi chico bueno, ahora debes darte prisa, si nos ven juntos en este lugar estamos jodidos.

— ¿Y cuando voy a poder verte?

— Pronto. – Formo una sonrisa prácticamente imperceptible y con el dorso de la mano dejo una caricia sobre mi rostro.

— Cuídate. – Susurre antes de verlo irse.

Me quede un rato mirando la calle vacía, pero el olor a basura comenzó a marearme y camine hasta el lugar de los halcones, de alguna forma mucho más nervioso que el día anterior. Y busque la puerta tocando torpemente la pared, la toque cuando sentí el metal frio sobre mi mano y de inmediato escuche el chillido que producía al abrirse.

— ¿Quién es? – Pregunto un hombre de forma brusca.

— Soy Adrián. – Le dije inseguro, pero solo me dio una segunda vista antes de dejarme pasar.

— Lo siento no te reconocí, estuve en la sala contigo anoche, me llamo David. – Estiro la mano y yo se la apreté.

— Es un placer, estaba buscando algunas cosas y me tarde más de lo que pensé ¿Los chicos están aquí? – Le pregunte.

— ¿George y Jacobo? Salieron esta mañana, pero creo que ya regresaron.

— Gracias David, nos vemos más tarde.

POV George

— ¿Puedes dejar de caminar por toda la habitación? Me tienes nervioso.

— No puedo creer que estés tan tranquilo, se fue esta mañana y todavía no ha regresado, le pudo haber pasado algo.

— Estoy seguro de que Adrián se encuentra perfectamente.

— Jacobo, esto de verdad me tiene nervioso, anoche no pude dormir porque no pude dejar de pensar en que le puede ocurrir algo malo.

— Nos tiene para cuidarlo y al contrario de lo que piensas, Adrián es muy fuerte, sé que podrá con todo esto, él se quiso quedar y no podemos hacer nada al respecto.

— Este no es su mundo.

— George, puedo entender que toda esta situación este fuera de tu zona de comodidad, pero necesitas meterte en la cabeza que nosotros no somos nadie para decirle que hacer.

— Ya lo sé, es que...

— Estoy seguro de que vas a disfrutar tenerlo aquí con nosotros, recuerda que lamentábamos no poder pasar tanto tiempo con él, sus padres no querían vernos cerca de la casa.

— Si me gusta que podamos pasar más tiempo con él, pero no así. – Me recosté sobre la cama y puse un brazo sobre mis ojos.

— Estoy seguro de que en cualquier momento va a atravesar esa puerta y te agradezco que no lo regañes o le hagas preguntas, no podemos atosigarlo.

— Sé que no, pero estoy preocupado.

— George, no eres el único que quiere a Adrián. – Lo mire y suspire al ver esa mirada severa a la que no le puedo replicar.

— Voy a intentar tranquilizarme.

— Muchas gracias.

— Alguien está llamando. – Saque mi teléfono del bolsillo y contesté.

— ¿Diga? Ah, Ignacio ¿Qué sucede? ¿Entonces yo debo hacerlo? Ya me lo estaba esperando, supongo que le vas a cambiar la clave antes de darme el turno, dime cuál es y bajare en un momento, bien te veo ahora. – Colgué.

— ¿Qué sucede?

— Tengo que hacer de vigilante, ya me lo estaba esperando, ahora debo pasar la noche cuidando a ese tipo. – Maldije por lo bajo y cerré los ojos, pero los volví a abrir cuando sentí la cama hundirse mi lado.

— Te haré compañía, no te preocupes. – Le sonreí con los labios.

— Así como tengo la cabeza lo más seguro es que se me olvide la clave, así que recuérdala, es 3468.

— No se me va a olvidar, supongo que hay que trabajar. – Se puso de pie.

— Esta va a ser una noche muy larga. – Me queje.

POV Adrián

— ¿Qué sucede?

— Tengo que hacer de vigilante, ya me lo estaba esperando, ahora debo pasar la noche cuidando a ese tipo.

— Te haré compañía, no te preocupes.

— Así como tengo la cabeza lo más seguro es que se me olvide la clave, así que recuérdala, es 3468.

— No se me va a olvidar, supongo que hay que trabajar.

Mantuve mi cuerpo contra la pared y aguante la respiración hasta que dijeron la última palabra, me basto menos de diez segundos tomar el teléfono y teclear rápidamente los números 3468y enviarlo justo antes de que la puerta de la habitación se abriera, estire la mano como si hubiera tenido intención de abrirla, dibuje sorpresa en mi expresión, y entonces los mire con una sonrisa. Ellos estaban sorprendidos de verdad pero ninguno dijo nada hasta que yo hable, y eso me hizo preguntarme si habían estado hablando de mí antes de que llegara justo a tiempo para escuchar la clave que necesitaba averiguar.

— Acabo de llegar, pase por mi casa para buscar mi ropa y un par de cosas así que tarde más tiempo del que me había imaginado ¿Para dónde van?

— Adrián, es un alivio verte y perfectamente bien. – Jacobo fulmino a George con la mirada, lo que me confirmo que definitivamente habían estado hablando de mí.

— No quería preocuparlos, lo lamento.

— Estamos bajando al sótano, tenemos que vigilar esta noche. – Dijo George, ignore su mirada penetrante.

— ¿Entonces van a estar toda la noche allá...?

— Abajo, en el último piso de este lugar, puedes pasar a vernos más tarde si quieres ¿Vas a estar bien tu solo? – Me pregunto Jacobo, sonreí para darle tranquilidad.

— No se preocupen, voy a buscar a Darío, de todos modos tenía un favor que pedirle. – Les dije a ambos.

— Entonces nos vemos más tarde.

Los mire hasta que desaparecieron por el pasillo, espere un momento y cuando no vino nadie, saque el teléfono para ver la pantalla, encontré un nuevo mensaje Esta nochey de inmediatologuardede nuevo en mi bolsillo. Pase el resto de la tarde hablando con Darío, sobre los hábitos que suelen tener las personas de la zona roja, la clase de vida que se lleva cuando se nace de forma humilde y la manera en que la mente se pudre por completo, cuando te la mal influencia. Todo eso me dejo algo ausente hasta la noche, porque yo lleve una vida bastante buena, salvo por la falta de afecto.

Luego repase el plan de Ronald en mi cabeza, lo primero que tenía que hacer era conseguir la clave y lo hice. Lo segundo era hacer un breve recorrido por todo el lugar, sin llamar la atención de nadie. Lo hice en cuanto me separe de Darío porque lo llamaron para explicarle algo relacionado a un trabajo, y para mi suerte no había nadie recorriendo los pasillos por lo que pude observar cada puerta, ventana o espacio de esa enorme estancia. Lo único que no visite fue el sótano, pero si me fije en el camino que llevaba hacia abajo, por lo que mantuve la información en mi cabeza, hasta que pude enviar otro mensaje dentro del baño.

En el primer piso van a encontrar un baño, está detrás del lugar, hay una pequeña ventana, estaba cerrada, perola deje ligeramente abierta. Después de que entren lo único que deben hacer es caminar derecho hasta un pasillo con una mesa llena de papeles, luego tomen el camino de la izquierda y van a encontrar unas escaleras, es el único acceso hacia abajo que encontré en el primer piso, ahora mismo se encuentran dos personas cuidando el sótano.

Me deje caer en uno de los sofás del salón donde nos reunimos la noche anterior, cerré los ojos y trate de concentrarme en pensamientos buenos, para que los nervios no se apoderaran de mi cuerpo, y terminara siendo una molestia, por exponer mis sentimientos más de lo debido. Fue tanto mi intento por despejar mi mente que de un momento a otro comencé a quedarme dormido. Lo que me despertó fue el sonido de una pelea, no pude saber cuánto tiempo había pasado o lo que estaba ocurriendo, hasta que me puse de pie y salí corriendo justo en la dirección de la que yo sabía estaba proviniendo todo el ruido.

— ¿Darío que está pasando? – Le pregunte cuando lo intercepte de camino, tiene una metralleta en la mano, lo mire con la boca abierta.

— Se metieron, de alguna forma y todavía no estamos seguro de cuantos son o que tan peligros resultan para nosotros.

— ¿Sabes quienes se metieron?

— No lo sabemos, pero escuchamos un disparo, sé que George estaba de turno y Jacobo probablemente este con él.

— Están juntos, me dijeron que tenían que hacer de vigilantes esta noche. – Llegamos hasta las escaleras.

— Entonces reza porque ninguno este herido. – Preparo la metralleta, pase saliva, hasta ese momento Darío me había parecido inofensivo.

— Parece que son los Red K. – Dijo una tercera voz, llegando a nuestro lado, no tuve que verlo para saber que se trataba de Bruno, hice todo lo posible por no mirarlo.

— Esto es un enorme problema, pero no tenemos opción, vamos.

Sin decir otra palabra ambos bajaron por las escaleras, pude escuchar el sonido de la metralleta, el sonido de cada bala rebotando y partiendo lo que se atravesara en su camino, eso me puso de los nervios, comencé a debatirme entre bajar o no. La preocupación pudo más que mi sensatez y baje corriendo las escaleras, cuidando de no tropezarme, para cuando toque el piso del sótano con los pies, un grupo de hombres me paso por un largo, cargando un bulto realmente enorme, entonces los vi, esos ojos grises.

Busque con la mirada a los chicos, pero solo vi a Darío disparando una y otra vez, me agache y comencé a arrastrarme por el suelo, encontré a George no muy lejos de mí encima de Jacobo, cuando estuve lo bastante cerca pude darme cuenta de que esta sobre su cuerpo para protegerlo, porque esta inconsciente.

— ¿Qué le paso? – Pregunte preocupado, George se sorprendió de verme, pero para mi sorpresa no me grito para que me alejara de la escena.

— Esta herido, le dieron en un brazo y está sangrando mucho, tenemos que sacarlo de aquí.

— ¿Y Reyes? – Pregunte al tiempo que ayudaba a levantar a Jacobo del suelo.

— Se lo llevaron, de alguna forma consiguieron abrir la reja de seguridad, maldita sea.

— Creo que por ahora debemos dejar que los otros se encarguen. – Le dije, pero no encontré forma de salir, sin evitar que alguna de las balas de Darío o el Red K que estaba disparándole nos alcanzara a nosotros.

— ¡Vuelvan cobardes! – Gruño Darío y salió corriendo escaleras arriba, luego se escuchó un golpe lo suficientemente grande como para llegar a preocuparme.

— Ya regreso George, espérame un momento. – Recargue todo el peso de Jacobo encima de él y también salí corriendo escaleras arriba.

Por dónde viera habían personas corriendo como locas, en ese momento no pude distinguir el rostro de nadie, pero si me di cuenta de que eran tanto los Red K como los halcones, y me preocupo ver que no habían salido del lugar todavía, como lo habíamos repasado en el plan esta mañana . No perdí tiempo y me asome junto a la puerta de entrada en la que estaban otros chicos observando un enorme camión de Coca—Cola y quede loco tanto o más que los de adentro. Salí y busque desesperado algún rostro conocido, pero no pude reconocer a nadie, porque todos se estaban tapando el rostro.

Ubique a un pequeño cuerpo levantando otro mucho más grande, por encima de las puertas traseras del camión, escuche otro disparo y deje caer en el suelo, así como los chicos que estaban en la puerta, busque al culpable ocasionar ese susto y pude reconocer la forma del cuerpo de Ronald, me dedico una mirada antes de dirigirse al camión y subirse en el puesto del conductor. Luego otros chicos hicieron lo mismo, tan pronto dejaron el lugar de los halcones, el camión arranco tan rápido que estuvo a punto de aplastarnos a varios de los que estábamos en el suelo, tuve que girar mi cuerpo hasta que estuvo fuera de peligro.

Se escuchó el sonido de diversas cosas siendo derribadas por la calle, hasta que el sonido se hizo un eco distante y luego un susurro. Me puse de pie, me acerque a los demás para asegurarme de que no estuvieran heridos, y todos entramos de regreso. Todo estaba de cabeza, pero fue lo que menos me preocupo y a todos cuando apareció el rostro furioso de Bruno detrás de un pasillo. Pude ver a George levantando a Jacobo y me acerque para ayudarlo a recostarlo en el sofá.

— ¿Se encuentra bien? – Pregunto Bruno.

— Parece que solo le dio en el brazo, necesitamos sacar la bala.

— De acuerdo, que alguien llame a un doctor. – Gruño y luego nos miró a todos, cada persona que estaba dentro del lugar en esos momentos se reunió en el salón principal.

— Yo voy. – Se ofreció un chico y desapareció rápidamente.

— ¿Qué fue lo que paso? Se supone que estaban vigilando y además se llevaron a Reyes ¿Cómo fue que consiguieron la clave? ¿La cambiaron esta noche?

— La cambie poco antes de cambiar el turno con George. – Dijo el que se supuse era Ignacio.

— Los únicos que sabían la clave éramos nosotros tres. – Dijo George.

— Tenemos que averiguar quién fue el traidor. – Me fulmino con la mirada y el hecho no me pasó desapercibido, pero concentre en ver a Jacobo.

— Estoy seguro de que al menos no se fueron intactos, le tuve que volar los sesos a unos cuentos. – Dijo Darío, apareciendo con su metralleta en la mano.

— Nadie está del todo seguro de que paso, la mayoría estábamos arriba y bajamos cuando escuchamos los disparos, tampoco sabemos cómo fue que entraron. – Dijo Benjamín.

— Lo primero que debemos hacer es averiguarlo, tengo que hablar con el jefe, no va a estar nada contentó, pero ahora mismo es muy tarde para alcanzarlos, vamos a resignarnos, pero tenemos que saber lo que ocurrió esta noche, no entraron aquí sin ayuda, no conocen nuestro lugar.

— Creo que lo primero que debemos hacer cariño, es encargarnos de Jacobo y luego de buscar sospechosos. – Darío miro a Bruno frunciendo el ceño.

— Tienes razón ¿Hay más heridos?

Por suerte no había nadie más herido de gravedad, los que habían estado peleando tenían golpes y rasguños, pero nada que necesitara atención médica, yo me quede junto a George y Jacobo toda la noche. No tuve tiempo de pasar mensajes, pero tampoco sentí la necesidad de hacerlo, porque sé que todos se fueron bien y a salvo. Después de que el médico atendió a Jacobo, me asegure de pagar toda la cuenta, sintiéndome lo suficientemente culpable por ver a mi amigo así. Me quede dormido a su lado y me despertó la voz de Darío en la madrugada.

Subimos y recostamos a Jacobo en su cama, él no se despertó en ningún momento, pero respiraba tranquilamente. Nosotros nos fuimos a nuestra propia habitación y volví a caer como un peso muerto sobre la cama, pensé en sacar la pistola de mi pantalón, porque la presión que ejercía contra mi piel me estaba molestando, pero después de recordar la expresión de Bruno, la deje justo dónde estaba.

— No creo que puedas dormir bien, pasaron muchas cosas esta noche. – Me dijo Darío, acomode mi cuerpo de lado para poder verlo.

— La verdad es que me quede muy impresionado, sobre todo cuando te vi con esa metralleta, no sabía que pudieras manejarla.

— Soy bueno con las armas, pude aprender un poco sobre ellas de alguien hace bastante tiempo.

— Todo paso realmente rápido, creo que nadie termino de entender la situación y parece que estaremos en problemas mañana.

— ¿Lo dices por Bruno? Es verdad que está furioso, pero no puede hacer nada sin pruebas, incluso aquí acusar a alguien puede poner en peligro tu vida.

— ¿Crees que averigüemos que fue lo que paso?

— Esperemos que sí, aunque hay grandes probabilidades de que no, fue inesperado, bajamos la guardia, seguro estaremos trabajando en eso desde más tarde.

— Necesitar dormir al menos un par de horas. – Le dije.

— También intenta dormir un poco, me pediste que te enseñara a disparar, así que vamos a hacer eso, necesitas estar descansado, porque vas a necesitar toda tu concentración.

— Está bien, nos vemos en un par de horas.

Cerré los ojos, pero no me quede dormido de inmediato, como era de esperarse me puse a pensar en todo lo que paso, en todo lo que va a pasar y sobretodo en que debo preguntarle a los chicos ¿De dónde sacaron ese camión de Coca—Cola? Pero para saber todas las respuestas, debo esperar algunas horas. 

Notas finales:

Les agradezco por leer, espero que disfruten esta historia. Preguntas, dudas y sugerencias en los comentario


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