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Marioneta De Cristal por Satan666

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Notas del capitulo:

Espero que les agrade esta historia, es completamente original. Fue editada, por lo que si la seguías hace unos años, te recomiendo que las vuelvas a leer.   

Si me quieren apoyar en wattpad también subo mis historias en la plataforma.    https://www.wattpad.com/user/karenvruz  

También hice un trailer para esta historia en la plataforma de tiktok, espero les guste.    https://vm.tiktok.com/ZMeykhEHp/  

Mis otras historias están en proceso de edición. 

Capítulo XII. (Sin miedo)

POV Adrián

No pude dormir nada, me pase las pocas horas que tuvimos para dormir dando vueltas en la cama, y para cuando el cielo estuvo lo bastante claro como para comenzar el día, nos llamaron a todos para reunirnos en el salón principal. Me di cuenta de inmediato que no fui el único que paso las pocas horas de descanso en vela. Me senté en el brazo del sofá sin ver del todo a las personas que estaban a mi lado, simplemente busque al menos tres historias convencibles que comprobaran mi inocencia.

Bruno apareció y todos le prestamos atención, él también se ve cansado y debo decir que no mucho menos molesto, por lo que nadie se atrevió a decir nada hasta que hablo.

— Anoche no habían muchas personas aquí y alguien ayudo a los Red K a entrar, la situación es grave, tenemos que atrapar a este traidor, porque esto puede volver a repetirse, hablar con el jefe y como era de esperarse no está nada feliz.

— Bruno cariño, no es por llevarte la contraria, pero ¿Se te ocurrió que ellos pudieron haber entrado por su cuenta? No estoy defendiendo a todas las personas aquí presentes, es que son los Red K, saben lo que hacen.

— Por supuesto que repase esa idea en mi cabeza un millón de veces, pero mi historia me convence más, porque encontré pruebas.

— ¿Pruebas? – Darío frunció el ceño y todos comenzaron a murmurar.

— En este piso hay un pequeño baño que casi nadie usa, porque tiene las tuberías dañadas, tiene una ventana lo suficientemente grande como para que entre una persona y anoche estaba abierta, la última vez que hice una inspección de rutina, estaba cerrada.

— ¿Nadie los vio entrar? Si al menos sabemos la dirección de la que ellos comenzaron a salir podríamos atar conjeturas. – Dijo una persona a mi lado, entonces me di cuenta de que se trata del chico que se presentó conmigo ayer, Víctor.

— Claro que no podemos dar nada por el hecho todavía, eso lo hacen los idiotas, pero es la probabilidad más certera que tenemos hasta ahora y no la voy a pasar por alto, estoy seguro de que los dejaron entrar, las ventanas de este lugar solo se pueden abrir desde adentro.

— Bueno, si tenemos un traidor entre nosotros no tardara mucho tiempo en cometer un error. – Dijo Camilo, al otro lado del salón.

— Exactamente, es por eso que los voy a estar vigilando a todos, no pasaré a nadie por alto, integrantes viejos y nuevos. – Me miró fijamente y molesto por su descaro le sostuve la mirada sin miedo.

— Te recuerdo Bruno que anoche le dispararon a Jacobo, por lo que dudo mucho que Adrián siendo su mejor amigo le hiciera algo como eso o permitiera algo como eso, agregándole además el hecho de que él no conoce la zona roja o a los Red K. – Le dijo George, y Bruno retiro su mirada feroz.

— Secundo la moción. – Dijo Darío levantando la mano.

— Muy bien. – Gruño Bruno entre dientes.

— No se preocupen, no puede acusarme de nada, porque anoche antes del problema, yo estaba dormido en la sala.

— Es verdad, yo lo vi. – Dijo un chico cuyo rostro me resulto desconocido, pero le sonreí agradecido.

— Lo que les quiero decir a todos es que sin importar quienes sean, no van a recibir ningún trato especial, todos son sospechosos a partir de este momento. – Sentencio.

— Hasta tú, supongo. – Le dije entre dientes, y si las miradas mataran, la suya me habría asfixiado en ese mismo momento.

— Todos. – Repitió.

...

— Bruno no es una mala persona, solo está nervioso porque nuestras vidas estuvieron en peligro anoche. – Me dijo Darío mientras subíamos de regreso a la habitación.

— ¿Estás bromeando? Siempre está de mal humor, es grosero y habla como si se tratara del presidente del país. – Puse los ojos en blanco.

— Discúlpalo, ser líder y responsable por todos, no es nada fácil para él.

— ¿Entonces si es el líder?

Si, y supongo que teme hacer un mal trabajo, ya sabes, el halcón confía en él, ninguno de nosotros lo ha visto, se supone que Bruno es el único que lo conoce, solo pide hablar con él, específicamente.

— Supongo que el halcón debe ser una persona intimidante.

— Para liderar a un grupo de inadaptados y asesinos hay que ser bastante intimidante, lo que me recuerda que nosotros tenemos trabajo que hacer.

— Es cierto, lo de disparar...

— Prepárate y nos vemos abajo en diez minutos, necesito lavarme la cara y un enorme café oscuro. – Lo deje seguir caminando por el pasillo hasta que despareció, entonces me dirigí hacia cualquier otro baño y asegure la puerta.

Me dispuse a lavarme también, y me senté sobre la tapa del inodoro, tome mi teléfono del bolsillo para ver los mensajes, no había ni uno. Suspire antes de decidirme a marcar el número de mi novio, no fue difícil aprendérmelo de memoria, por lo que mi dedo se movió en pocos segundos sobre la pantalla, lo puse en mi oreja y espere. Escuche el primer tono, el segundo tono, el tercer tono...

— Pensaba llamarte un poco más tarde, imagine que estarías durmiendo.

— No pude dormir nada, y de todos modos nos levantaron en cuanto se puso el sol.

— ¿Están como locos?

— Completamente.

— ¿Y tú como te encuentras?

— Podría estar mejor, pero no debería quejarme.

— Imagine que tendrías muchas preguntas.

— Tengo muchas preguntas S.

— Te escucho mi amor. – Mi cuerpo se estremeció desde los pies hasta la cabeza, pude escucharlo aspirar con fuerza, supuse estaba fumando.

— Lo primero no es una pregunta, más bien es un reclamo.

— ¿Ah, sí?

— Le dispararon a mi mejor amigo. – Pude darme cuenta de que lo dije con una nota de resentimiento en la voz.

— Estoy seguro de que fue un accidente, porque Daniel y Oliver tenían instrucciones de no herirlos, pero estaban tratando de evitar a ese enano con la metralleta, ya sabes que todo se salió un poco de control.

— Así que eran Daniel y Oliver. – Susurre, recordando la mirada que me dedico uno de ellos en el sótano.

— ¿Tu amigo se encuentra bien?

— Solo fue una herida superficial, por suerte.

— Eso es bueno.

— Ahora si tengo una pregunta ¿De dónde diablos sacaron un camión de Coca—Cola y por qué...?

— Lo robamos, un poco después de que me mandaras el código, porque nos dieron indicaciones de sacar a ese hombre del estado y esa fue la manera más prudente de hacerlo.

— ¿Prudente? Creo que destruyeron casi toda la calle.

— Si, Ronald no puede ver bien de noche.

— Espera, entonces ¿Estás en otro estado?

— Sí, acabamos de dejar a Reyes dónde nos indicaron, estaré de regreso en la noche.

— ¿Y cuándo puedo verte?

— Cuando veamos la situación adecuada para reunirnos.

— De acuerdo, debo dejarte, mi compañero me va a ensenar a disparar.

— Me gustaría ver eso, no lastimes a nadie. – Pude escucharlo reír.

— Idiota.

— Nos vemos chico que no me tiene miedo, se cuidadoso.

— Nos vemos Alice, te llamo después. – Colgué.

Salí del baño rápidamente y me dirigí a la habitación, tome mi cepillo de dientes y regrese solo para lavármelos, después de asearme baje para buscar a Darío, lo encontré sentado en un sofá con una enorme taza de café, conversando con otros halcones. Me senté a su lado y pase por completo de participar en la conversación, más bien cerré los ojos por un rato para descansarlos.

— Ya que Jacobo está herido y George no va a quitarse de su lado por nada del mundo, necesito apoyo hoy, así que Camilo ven conmigo a trabajar. – Dijo la voz más imponente y molesta para mí.

— En un momento jefe. – Camilo puso su propia taza de café en la mesa, se despidió de Darío con la mano y fue a alistarse, me mantuve mirando de reojo los movimientos de Bruno, por seguridad, temo que el hombre me apuñale.

— Darío ¿Qué vas a hacer hoy?

— Voy a pasar la mañana con Adrián, tenemos asuntos juntos y en la tarde estoy libre cariño, puedo ir a trabajar.

— Entonces vamos a almorzar juntos. – Me sorprendió ver que Bruno le dio un cambio brusco a su expresión y estaba mostrándose más relajado hacia Darío.

— Claro que sí, supongo que quieres que hablemos de todos modos, vamos Adrián. – Se puso de pie, así que también lo hice, le dedique la última mirada a Bruno y salí con Darío del lugar.

— Parece mucho más tranquilo cuando habla contigo. – Le dije.

— Somos cercanos, no va a hablarme como le habla a los demás, porque sabe que no le voy a dirigir la palabra en mucho tiempo.

— Eso es una sorpresa. – Y si, realmente estoy sorprendido, porque me resulta inesperado que Bruno pueda ser otro aparte del odioso al que ya me estoy acostumbrando.

— Mira, vamos a comenzar a practicar por aquí cerca, en casa tenemos una habitación para hacerlo, pero prefiero que aprendas en la calle, como todos en este lugar, así que lo haremos con botellas.

— Está bien, no me molesta y me gusta la idea de hacer todo tal como lo aprendieron todos ustedes así que vamos a ello, y por cierto Darío yo no tengo un arma.

— Aquí tengo una para ti.

Caminamos hasta un terrero vacío, lleno de basura, colchones viejos y restos de lo que parecía un cementerio de armas, eso me puso los bellos de punta, pero no deje escapar ningún comentario. El único ser con vida en ese lugar aparte de nosotros, era un perro que se estaba rascando con demasiada brusquedad. Me detuve cuando Darío lo hizo y lo observe mientras caminaba de aquí para allá, acomodando todo.

Cuando ignore el aroma a basura, el ambiente me pareció agradable, me mantuve mirando el cielo y permitiendo que los rayos de sol que me estaban alcanzando me llenaran por completo de calor. Ya complacido me ubique junto a Darío para que me explicara como comenzar todo el entrenamiento.

— Bueno, creo que ya está listo. – Me dijo y observe las botellas puestas en distintas posiciones y alturas, sobre restos de basura.

— Debo darle a cada objetivo sin dañar nada más que la botella. – Susurre.

— Oh, parece que sabes un poco sobre esto y estas en lo cierto, es lo que quiero que hagas, las botellas están en ciertas posiciones complicadas para nuestro ojo a la hora de disparar, las botellas no se mueven, pero las personas si, por lo que hay que ser rápido.

— Lo voy a intentar. – Estire los brazos sobre mi cabeza.

— Aquí tienes, no es una gran pistola, luego te enseñare que tipo de armas son las que usamos y como se llaman.

— Gracias Darío, entonces veamos qué puedo hacer. – Tome la pistola.

— Lo primero que debes hacer es quitarle el seguro, de esta forma y luego apunta a tu objetivo. – Me enseño y luego me señalo la primera botella.

— ¿Algún consejo? – Le pregunte.

— Mantén el cuerpo lo más derecho que puedas e intenta no cerrar los ojos, hay personas que cuando disparan suelen cerrar un ojo, pero si haces eso se limita tu campo de visión. – Se encogió de hombros.

— Muy bien, aquí voy.

Estaba consiente desde el principio que no era algo tan fácil de hacer, por mucho que ellos lo mostraran de esa forma, pero para mi sorpresa resulte no ser tan malo disparando, falle las primeras cuatro veces y luego comencé a darle continuamente a las botellas, a veces solo las terminaba rasguñando con las balas, pero la gran mayoría terminaron explotando. Me sentí feliz y satisfecho conmigo mismo.

Estuvimos entrando hasta el mediodía y parar cuanto terminamos las gotas de sudor se apropiaron cada centímetro de mi cuerpo, recorriendo mi espalda, mis brazos y mi rostro como si me hubieran arrojado un recipiente de agua encima. Tan pronto entramos de regreso al lugar de los halcones, me deje caer en el piso derrotado, jadeando y suspirando.

— ¿Qué les paso a ustedes dos? – Pregunto George, entrando a la sala con una bolsa con lo que me pareció comida ordenada de algún restaurante.

— Estábamos entrando, y hace demasiado calor afuera. – Le dijo Darío, lo que agradecí porque me siento incapaz de hablar, tengo la garganta muy seca.

— Adrián, puedes ir a bañarte, creo que no lo has hecho desde que llegaste, usa el baño de siempre sin problema, yo tengo que salir con Bruno.

— Gracias por ayudarme, nos vemos más tarde. – Me queje cuando me levante del suelo exhausto.

— Y vamos a seguir con el entrenamiento, no lo olvides ya que vale la pena seguir entrando tu talento, nos vemos luego George. – Se despido de ambos con la mano y desapareció por el pasillo.

— ¿Es para Jacobo? – Le pregunte a mi amigo, señalando la comida.

— Si, necesita comer algo.

— ¿Ya se despertó? ¿Está mucho mejor? – No me había preocupado por preguntarle eso en la mañana, comencé a sentirme mal conmigo mismo.

— Se despertó y está mucho mejor, sube a comer con nosotros después de que te bañes y hablemos.

— Está bien, hagamos eso.

Ambos subimos, pero tomamos caminos separados ya que entre por mis cosas a la habitación y me dirigí de inmediato al baño, puse el seguro en la puerta y me quite la ropa, sentí un enorme alivio inmediato. Deje el agua de la ducha correr y para mi sorpresa estaba saliendo caliente, la nivele para que estuviera tibia, y pudiera disfrutarla mucho más. No paso mucho tiempo cuando me metí al agua y sentí un alivio corporal inmediato, comencé a lavarme tanto el cuerpo como el cabello para no perder tiempo. Estuve listo en pocos minutos y definitivamente me sentí mucho mejor que antes.

Me vestí con ropa ligera y metí la pistola como pude en mi cintura sin que se notara, la que me entrego Darío la deje dentro de mi bolso, me pase la mano por el cabello para peinarlo y regrese todo a la habitación. Camine por el pasillo hasta la puerta de George y Jacobo, toque un par de veces antes de abrir la puerta y entrar. Mi amigo esta acostado con el brazo ventado, no tiene puesta la camisa y luce derrotado. Pero aun así me regalo una de esa enorme sonrisa que tanto nos gusta recibir con George.

— ¿Te sientes mejor? ¿Te duele?

— Me siento mejor, y me duele cuando lo muevo pero las pastillas calman el dolor por unas horas. – Me señalo con la cabeza una caja de pastillas junto a la mesa, son para calmar el dolor de los músculos.

— Me asuste cuando te vi herido lleno de sangre, y lamento no haber podido ayudarte más, la verdad es que como los demás solo comencé a correr por todos lados para ver que estaba pasando.

— George me conto todo lo que paso después de que perdí la conciencia, supongo que Bruno va a estar mucho más intenso y estresado con todos nosotros.

— Yo creo que específicamente más con algunos que otros. – Dije entre dientes.

— Aquí está la comida. – George trajo la comida en un plato y entre ambos hicimos sentar a Jacobo lo suficiente como para que pudiera comer con comodidad.

— Gracias, lamento tenerte aquí conmigo.

— Ya te dije que no me digas eso, es molesto. – George frunció el ceño, lo mire.

— Se molesta cuando le agradezco por cuidarme. – Me aclaro Jacobo.

— Solo nos tenemos entre nosotros, cuidarte es lo único que puedo hacer, y anoche no lo hice, soy yo el que se tiene que disculpar.

— Estoy bien y no fue culpa de nadie, vamos a comer. – Tomo el cubierto.

— ¿Puedes comer tu solo?

— Sí, no te preocupes por eso, tengo herido el brazo derecho.

— Y tú eres zurdo, es verdad. – Susurre y me puse de pie.

Permití que George sirviera los otros platos de comida, mientras que yo saque tres latas de cerveza en una nevera pequeña es que está en una esquina de la habitación, y de la cual apenas noto su existencia. Le deje la de Jacobo abierta a su lado, me senté en la cama de George con mi plato y mi lata, entonces comencé a comer. No fue hasta ese momento que me di cuenta de lo hambriento que estaba, pero antes no lo había podido sentir por todas las preocupaciones. Tenía el estómago lleno de angustia.

Termine el plato y la cerveza y me deje caer en la cama, cerré los ojos y perdí la conciencia. No estoy seguro de cuánto tiempo me dormí, pero senté tan bruscamente que me hice daño en la espalda, maldije por lo bajo y me levante. Pude ver a Jacobo dormido en la cama, pero no vi a George por ningún lado, verifique que mi amigo estuviera cómodo y luego salí de la habitación.

Me asome para ver el cielo, seguía lo bastante claro como para pensar que solo me dormí un par de horas, baje para ver a quien me conseguía rondando por el lugar sin nada que hacer, como yo. Para mi mala suerte solo encontré a Bruno y se me acerco, me puse tenso.

— Hablemos un momento príncipe de la zona azul.

— Está bien. – No le mostré miedo, porque S me dijo que él posiblemente es bueno leyendo a las personas, y debo cuidarme de sus habilidades.

— Yo no tengo ninguna prueba, tampoco tengo un fundamente valido para decir lo que quiero decirte, pero debo hacerlo porque de otra forma me terminare volviendo loco. – Me cruce de brazos y lo mire firme.

— Sospecho que tuviste algo que ver con lo que paso anoche, no tengo la menor idea de porque mis instintos terminan acusándote a ti, pareces inofensivo, pero escucha con cuidado, voy a estarte vigilando.

— Ya me lo imaginaba, de todos modos.

— Decirte esto no es inteligente, porque si mis sospechas son ciertas, vas a tener el doble de cuidado sobre tus pasos, no sé qué clase de persona eres o si traicionarías a tus amigos o no, pero no confió en ti.

— Ya somos dos, tampoco me gustas para nada. – Le sostuve la mirada, él sonrió.

— Está bien, entonces que comience la cacería del gato y el ratón.

— Estaré esperando ansiosamente por tus movimientos. – Lo desafié, gruño por lo bajo.

— ¿Está todo bien? – Pregunto una tercera voz, ambos buscamos al dueño y nos encontramos con un David bastante nervioso.

— Sí, no te preocupes. – Le dije y retrocedí unos cuantos pasos.

— Bruno, quería avisarte que ya voy salir para hacer el reconocimiento, pronto va a anochecer. – Me gire hacia la ventana, y note que el cielo que hasta hace muy poco vi bastante claro, ya se estaba tornando de un color naranja bastante oscuro.

— Espera David. – Le dijo Bruno y el chico detuvo todo movimiento.

— Ve a trabajar con él. – Me dijo a mí, asentí.

— ¿Vendrás conmigo Adrián? – Al menos a David no parece disgustarle la idea de tenerme cerca.

— Sí, pero vas a tener que esperarme un momento.

— Adelante, te espero aquí.

Subí corriendo hacia la habitación para alistarme para salir como se debe, y repase la conversación que tuve un momento antes con Bruno, lo que sucedió fue que prácticamente nos amenazamos entre ambos. Y como él mismo lo dijo, ahora tengo que cuidar mis pasos con mucho más cuidado, todo lo que haga a ese hombre le va a resultar sospechoso, sé que esto es un tema que tengo que hablar con mi novio, más bien con todos los Red K.

Sé que mi posición aquí dentro está comprometida, y estoy seguro de que ellos van a tener un plan de movimientos adecuado para mí, a partir de este momento, después de que pasó todo esto. Aunque siendo sincero estoy completamente satisfecho conmigo mismo, nunca pensé que me atrevería a desafiar a otra persona de esa forma, es verdad que este lugar te termina haciendo mejorar las debilidades, y si mis nuevas fortalezas están saliendo a la luz, estoy preparado para recibirlas todas.

Esas no eran mis palabras o las acciones que yo hubiera tomado en el pasado, a veces siento como si algo se apoderara de mí, tal vez el valor de la persona que me hizo tomar la decisión de involucrarme en este mundo. Soy la clase de persona que cree en el destino, por lo que estoy seguro de que nos estuvimos esperando el uno al otro por mucho tiempo para hacernos crecer mutuamente. Yo su lado más humano y él mi lado asesino.

Pero si es verdad que estamos atados por un hilo que une desde el principio, eso significa que ya no existe escapatoria de esto. Si de algo estoy completamente seguro es que si ese hilo de verdad nos mantiene atados a nosotros, entonces debe ser de color rojo. 

Notas finales:

Les agradezco por leer, espero que disfruten esta historia. Preguntas, dudas y sugerencias en los comentarios.


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