Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Marioneta De Cristal por Satan666

[Reviews - 112]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Espero que les agrade esta historia, es completamente original. Fue editada, por lo que si la seguías hace unos años, te recomiendo que las vuelvas a leer.   

Si me quieren apoyar en wattpad también subo mis historias en la plataforma.    https://www.wattpad.com/user/karenvruz  

También hice un trailer para esta historia en la plataforma de tiktok, espero les guste.    https://vm.tiktok.com/ZMeykhEHp/

  Mis otras historias están en proceso de edición. 

Capítulo XIII. (Amenaza)

POV Adrián

Me vestí un poco mejor para la ocasión, intente verme tan simple como pude, para pasar completamente desapercibido entre las personas de este lugar, estoy seguro de que a pesar de mi apariencia, hice un buen trabajo. Termine poniéndome una gorra negra y baje para reunirme con un impaciente David. Yo no me tarde mucho más de cinco minutos, por eso supuse que su prisa se debía a cualquier otra razón.

Su expresión se relajo en cuanto me vio, y salimos tan rápido como pudimos. No le pregunte nada por la falta de confianza, pero él mismo se dispuso a comentarme la razón de su molestia.

— Bruno esta irritable hoy, supongo que sigue afectado por lo que ocurrió anoche, imagino que también te estaba molestando cuando llegue y los interrumpí.

— Sospecha de mí, así como de todos los que estaban anoche en el lugar, aunque debo serte sincero, yo no creo que su comportamiento se deba a eso, desde que llegue no ha sido más que desagradable.

— Aunque a veces se porta muy bien con nosotros...

— Por cierto ¿Qué es lo que vamos a hacer?

— Vamos a ir a la cueva a hacer un reconocimiento, los hacemos todos los días, en la mañana y en la noche.

— ¿Vamos a ir a la cueva? – Asintió.

— Espero que no te importe ir conmigo en la moto.

— No me molesta, no es como si pudiera ir en una por mi cuenta de todos modos.

Tan pronto nos subimos en la moto y arranco, saque mi teléfono para escribir un mensaje maniobrando con una sola mano, de manera que el no pudiera sentir mis movimientos, y no se enterara de lo que estaba haciendo. El movimiento de la moto girando por cada calle de la zona roja ayudo bastante y pude enviar rápidamente un Estaré en la cuevasin que mi compañero se percatara de mis maliciosas intenciones. No paso mucho tiempo cuando llegamos al local, no lucia distinto de las últimas veces que lo visite.

Me baje y lo seguí el paso a David, para ese momento el cielo ya estaba oscuro, también comenzaba a hacer un frío inquietante, de esos que te ponen de los nervios. Bajamos por las escaleras, caminamos por el largo pasillo hasta que mis sentidos fueron invadidos por el característico ambiente de la cueva. La música, el cigarro, el sudor y la presencia imponente de los residentes de la zona roja no se hicieron esperar.

No importa a dónde mirara, todo estaba lleno de personas, haciendo casi imposible reconocer a alguien, pero no me preocupe demasiado por eso, ya que se que no me va a ser difícil encontrarlo, si es que llega a venir esta noche. David tomo mi brazo y nos detuvimos en una esquina, me costo trabajo escucharlo a través de todo el ruido.

— Tenemos que vigilar los movimientos de cualquier persona o grupo sospechoso esta noche, lo mejor es que nos separemos, recuerda que en este lugar todo es nuestro asunto, toma nota mental de lo que sea que veas, cualquier cosa que lo amerite, nos vemos en este lugar a media noche.

— De acuerdo, ten cuidado.

No me hice ningún movimiento hasta que David desapareció entre el tumulto de personas, entonces me dispuse a abrirme paso con cuidado, buscando no llamar la atención de nadie, así como de no hacer molestar a nadie, se muy bien que los borrachos sin irritables, y todo lo ven como un problema. Si añadimos eso a que las personas que lo consumen son en su mayor parte personas peligrosas, entonces lo mejor que puedo hacer es mantenerme bajo perfil dentro de este lugar.

Hice mi trabajo, estuve gran parte de la noche vigilando a los grupos de personas que resultaran sospechosas a mi vista, pero no pude ver nada lo bastante inusual como para reportarlo, aunque de todos modos intente recordar rostros y también el comportamiento de ciertos individuos.

Faltaba una hora para la media noche cuando me dispuse a acercarme lo suficiente al peligro, busque por la zona dónde esperaba encontrarlo, y mi corazón dio un brinco violento contra mi pecho cuando lo encontré. Me acerque despacio y a pesar de que se percato de mi presencia, pude ver que le tomo por lo menos varios segundos reconocerme.

— ¿Quién...? – Comenzó a decir un hombre que lo estaba acompañando.

— No se preocupen, es mi chico. – Dijo S.

— ¿Ah, si? – Ahora el hombre me miro con evidente interés.

— Pensé que no te vería esta noche, cuando te pase el mensaje solo te dejaba saber mi ubicación. – Mentí, para no verme desesperado.

— Pensé que seria buena idea verte, no sabemos que tan seguido podremos vernos desde ahora, no con tu acosador personal rondándote.

— Y ahora se puso mucho peor. – Dije entre dientes.

— Antes de entrar en detalles, voy a hacer el honor de presentarlos. – Me indico al hombre junto a él, así que le dedique toda mi atención.

— Así que tú eres su chico, vaya, estaba ansioso de conocerte. – Los ojos le brillaron de manera que me recordaron a los de un muñeco malévolo.

— Adrián este hombre es el Pinocho, podemos decir que él es una de las pocas personas que tiene mi confianza en este lugar.

— Un gusto. – Le dije y tome su mano cuando me la extendió, ambos nos dimos un apretón.

— El placer es todo mío, estoy fascinado contigo y con lo que le hiciste. – Me señalo a S con la cabeza.

— ¿Lo que le hice? – Los mira a ambos sin entender de todo sus palabras.

— Piensa que me embrujaste o algo, porque yo no suelo...

— No suele interesarse en absolutamente nadie. – El muñeco malévolo mostro una sonrisa que me puso los bellos de punta.

— ¿Y tu compañero? – Me pregunto S.

— Debe estar por aquí cerca, pero no creo que me reconozca entre tantas personas, la ropa pasa desapercibida.

— Ahora que lo dices, buen trabajo, por un momento no te reconocí.

— Pensé que era la mejor forma de poder verte hoy, verme de la forma más común posible.

— De todos modos, debes ser cuidadoso.

— Por supuesto. – Le dije, saco un cigarro y lo puso entre sus labios, sin decirle absolutamente el Pinocho lo encendió.

— ¿En que estás metido ahora? – Le pregunto el pequeño hombre, después de guardarse el encendedor en el bolsillo.

— Yo no, es mi chico quién esta metido en muchos problemas. – Sonrió y dejo escapar el humo del cigarro, yo me fascine al verlo sonreír.

— ¿Si? Puedo imaginar Adrián que eres de lo más prudente al trabajar.

— Bueno, intento hacer lo posible, yo no soy de este lugar. – Susurre.

— Eso puedo verlo, tus ojos siguen llenos de vida, la mayoría de los que nacen aquí, los tienen vacios. – Se levanto.

— ¿Ya te vas? – Le pregunto S.

— Voy a terminar de cerrar algunos negocios, ya sabes.

— No dejes que te agarren, eso va a resultar un problema para mí después.

— ¿Con quién crees que estas hablando? Todo estará muy bien, fue un placer conocerte Adrián.

— El placer fue mío. – Sin otra palabra el hombre se retiro satisfecho, y yo ocupe su lugar al lado de mi novio.

— Recuerda como luce ese hombre, puede que necesitemos su ayuda en un futuro no muy lejano.

— ¿Por qué le llaman Pinocho? Su nariz es bastante normal.

— Es el mejor mentiroso y estafador del país, al hombre lo tienen en todas las listas de los más buscados. – Pase saliva.

— Necesito decirte muchas cosas, pero no hay tiempo suficiente.

— Lo sé, y tampoco creo que sea buena idea llamarnos con frecuencia, a pesar de que no pueden interceptar llamadas o mensajes, ellos estarán alertas, al ver que te comunicas con alguien.

— Ellos no, solo él.

— ¿Él?

— Bruno.

— Ah.

— Me amenazo, te juro que en mi vida había conocido a un hombre tan psicópata, y eso que nunca estuve rodeado de personas que estuvieran del todo bien de la cabeza.

— ¿Qué fue lo que te dijo?

— "No tengo ninguna prueba para decir lo que voy a decirte, pero creo que lo paso ayer tiene que ver contigo."

— Tiene razón al decir que no tiene pruebas.

— De todas formas es preocupante S.

— Vamos a solucionarlo, ahora dame un breve resumen de todo lo que ocurrió en ese lugar después de irnos.

— Muy bien. – Tome aire y le dije todo.

Le conté todo, hasta los detalles más insignificantes para que él se los pudiera imaginar en su cabeza y buscarle coherencia a las acciones y palabras que todas las personas que me rodearon desde ayer. No hablo más que para hacer algún comentario desinteresado. Me levante cuando dieron las doce en punto de la madrugada, lo mire de forma insistente, pero él solo me apretó la mano como gesto de despedida.

A pesar de que me fui decepcionado, también entendí que cualquier tipo de afecto que él mostrara en público despertaría la curiosidad de todos los que lo presenciaran, y también intentarían saber la identidad de la persona que estaba involucrándose con un Red K. Mi posición estaría comprometida, se que por eso intento tratarme de forma indiferente, y aunque no me gusto del todo, me conforme con verlo.

Llegue a la esquina dónde algunas horas antes nos separamos con David para esperarlo, no paso mucho tiempo cuando me percate de que más de una persona mostraba interés en mí cuando pasaban lo suficientemente cerca como para verme el rostro. Pero consiente de que un rechazo de cualquier tipo seria completamente imprudente, me quede tranquilo.

— Lo lamento Adrián, no me dejaban ir.

— ¿Dejaban?

— Un grupo de conocidos, están borrachos y de esa forma es fácil que suelten la lengua.

— Ya veo.

— ¿Cómo te fue a ti?

— No pude ver nada lo suficientemente importante, pero si vi a los Red K.

— Yo también, después de lo que paso anoche, me llena de cólera verlos.

— Tienes razón, no sé que se creen. – Tuve que apretarme los labios para no reírme en su cara.

— Vámonos, es mejor regresar y dormir un poco.

Asentí y lo seguí de regreso a la salida, lleve la mirada una última vez a dónde había estado sentando S hablando conmigo, pero ya no estaba ahí por lo que suspire resignado. El paseo de regreso fue tan rápido como el de llegada, no pude sentir el peso o el movimiento, simplemente me baje cuando estuvimos en frente del lugar de los halcones. Entramos y habían algunos chicos en el salón principal, nos saludaron y David se quedo hablando con ellos, sin embargo yo me pude escapar y subí a la habitación de Jacobo para verlo.

Toque un par de veces y escuche un Adelante por lo que empuje la puerta para dejarme ver el rostro, Jacobo me sonrió, le di un vistazo a la habitación y descubrí que estaba solo. Camine hasta su cama y me senté a su lado, no tiene mal aspecto, simplemente luce un poco descuidado. Suspire antes de mostrarle una sonrisa, parecida a las que compartimos durante muchos años, desde que éramos niños.

— Amigo, necesitas urgentemente un baño.

— ¿Me veo tan mal?

— No tanto, pero creo que te vas a sentir mucho mejor, después de una buena ducha.

— Si, creo que tienes razón.

— Vamos, te voy a ayudar ¿George esta trabajando?

— No tengo idea de dónde puede estar, seguro lo mandaron a trabajar y no se pudo negar, me dijo que Bruno esta intenso. – Ante la mención de ese nombre forme una mueca con los labios.

— Bueno, voy a cuidar de ti en su lugar.

— ¿Y tú por qué estás vestido así?

— Porque me mandaron a trabajar y tampoco me pude negar.

— ¿Bruno te mano a trabajar?

— Estaba con David, hicimos un reconocimiento en la cueva, nada muy inusual.

— Por lo menos fuiste con alguien. – Suspiro aliviado, mientras que yo lo ayude a levantarse.

— No va pasarme nada, deben tener la confianza de que puedo cuidarme, no soy un asesino entrenado o sé cómo disparar perfectamente, pero lo estoy intentando, creo que muy pronto voy a poder hacer todo eso.

— No estoy seguro de que me encante la idea, pero sé que tienes razón.

— Eso es algo que diría George. – Sonreí levemente, caminamos hasta el baño y cerré la puerta cuando entramos.

— También me preocupo por ti, es solo que George exagera. – Levanto su brazo bueno cuando comencé a sacarle la camisa y maniobre con el otro lado para no lastimarlo.

— A veces parece mi esposo. – Puse los ojos en blanco.

— Si, supongo que quiere cuidarte. – Desvió la mirada, lo ayude a sacarse el pantalón y el bóxer, encendí la ducha y entro.

— Me cuida de forma poco sana, de todos modos, entiendo porque lo hace y la verdad es que no lo juzgo, simplemente a veces me ahoga. – Le dije antes de acomodar mi espalda contra la pared del baño, junto a la ducha.

— Simplemente, espero que puedas lograr entenderte con él, ya que vas a quedarte en este lugar, creo que todos deberíamos estar en los mejores términos. – Jadeo de dolor.

— ¿Necesitas ayuda? – Le pregunte preocupado.

— Estoy bien, solo me distraje.

— Avísame si necesitas ayuda.

— De acuerdo, gracias Adrián.

— ¿Por qué me agradeces?

— Solo por estar.

— Siempre voy a estar.

...

Lo espere por unos minutos, lo ayude vestirse y después lo acompañe de regreso a su habitación, hablamos otro rato y se quedó dormido. Me quede observándolo el tiempo suficiente como para saber que ya no volvería a despertarse. Me levante en silencio y salí cerrando la puerta detrás de mí, esperando poder regresarme a mi propia habitación con Darío para dormir un rato, porque como David me había dicho, podía suceder algo inesperado de un momento a otro.

Sin embargo no esperaba chocar contra un enorme cuerpo en medio del pasillo, de inmediato maldije entre dientes, porque ya sabía a quién le pertenecía sin necesidad levantar la mirada hasta su rostro. De todos modos tuve que hacerlo, para desafiarlo y dejarle saber que no le tenía miedo, como él lo estaba esperando. Él sonrió altanero y prepotente, antes de ese momento nunca había sentido ganas de pegarle a alguien.

— ¿Viniste a amenazarme de nuevo? Porque de verdad no tengo ganas de escucharlo justo en este momento.

— Vine a ver Jacobo, el mundo no puede girar siempre alrededor de ti. – Movió un dedo sobre mi cabeza simulando la forma de un círculo.

— Perdóname por creer nuevamente que querías dejarme en claro que no confías en mí, pero no me faltan motivos para sospecharlo, te mantienes acosándome. – Frunció el ceño.

— Te vigilo como a todos los demás, pero debo ser sincero, hay algo de ti que no me gusta nada.

— Soy indefenso, pierdes el tiempo, cuando el verdadero culpable puede estar haciendo más planes, para salirse con la suya.

— Puede ser, es algo que ya veremos.

— Cuando sea tarde, supongo, eres bastante tonto. – Intente apartarlo del camino empujando su pecho, pero él es enorme, su cuerpo y su altura al menos triplican mi tamaño, por lo que físicamente no puedo hacer nada en su contra.

— Estoy seguro de que te vuelve loco que sea el único que sospeche de esa apariencia que intentas mostrarle a los demás, pero te atrapare cuando intentes hacer algo malo, estarás completamente perdido.

— Veamos cómo termina esto Bruno.

— ¿Me estás desafiando de nuevo?

— Te estoy amenazando de nuevo, no vas a poder hacer nada en mi contra y es divertido verte de esta forma.

— ¿Crees que te va a proteger siempre? – Señalo la puerta de los chicos con la barbilla.

— Sé que siempre me van a querer, pero no es su deber protegerme. – Me encogí de hombros.

— Espero que duermas con un ojo abierto y cuides tus pasos.

— Espero que no te vuelvas loco pensando en mí todo el día, hasta puedes terminar enamorándote. – Sonreí y pude apartarlo, porque su cuerpo ya no estaba tenso.

— Si tú eres el culpable, te matare con mis propias manos. – Gruño.

— No deberías poner tus manos sobre mí, tal vez te quedes sin ellas.

...

Para cuando regrese a la habitación era como las tres de la mañana, me deje caer derrotado sobre la cama, abrace una almohada antes de cerrar los ojos e imagine esos ojos grises mirándome fijamente, con tanta intensidad como para quitarme las palabras de la boca. Pensar en mi novio fue un buen ejercicio relajante, porque en pocos minutos me quede profundamente dormido, sin pensar nuevamente en Bruno y sus amenazas o todo lo que me esperaba soportar desde ahora en este lugar.

Me desperté a mediados de la mañana, lo primero que hice fue sentarme en la cama, para caer en cuenta del lugar dónde me encontraba, sigo sin acostumbrarme a ver la habitación que comparto con Darío tan pronto me despierto. Me puse de pie y mire la cama junto a la mía vacía, se que si hubiera ocurrido algo importante, me habrían despertado. Pero tal vez por las amenazas de Bruno o mis propios nervios, siento un enorme vacio en el estómago.

Me puse el suéter de Ronald, que por cierto aun no le regreso, me queda lo bastante grande como para esconderme, por lo que me siento cómodo y paso desapercibido. Me asegure de tener la pistola junto a la cintura, me pase las manos por el rostro para limpiármelo superficialmente y baje. Encontré a varios chicos caminando por el pasillo, vistiéndose o aseándose tan rápido como podían hacerlo, pero sin prestar demasiada atención.

— Adrián, estaba a punto de subir a despertarte. – Me dijo Benjamín.

— ¿Sucedió algo? – El vacio en el estómago se hizo presente con mucha más fuerza.

— Bruno convoco una reunión, parece que tomaremos medidas por lo que paso el otro día, en cuanto a la seguridad y todo eso.

— Imagino que debe estar bastante estresado. – Esa idea me hizo sonreír, pero me aclare la garganta de inmediato, para que Benjamín no pudiera percatarse.

— Vamos, todos están en el salón principal.

— Claro, vamos.

Entre rápidamente y me apoye en uno de los brazos del sofá que estaba sin ocupar, todos estaban conversando entre si mientras esperan señales de Bruno, aproveche el momento para intentar grabarme el aspecto de varios con los que nunca intercambie palabras en la cabeza. Lo más probable es que lo mismo que estoy haciendo con los halcones, deba hacerlo también con los Red K, informar sobre todo lo que vea.

Pude ver a George bajando las escaleras junto a Jacobo, mi amigo se ve de mucho mejor aspecto, pero hace pequeñas muecas de dolor cuando camina, y se que George lo deja caminar solo, pero vigila siempre en caso de tener que intervenir y cargarlo o sujetarlo. Se acomodaron a mi lado, me levante para hacer que Jacobo ocupara mi lugar, prácticamente tuve que obligarlo a sentarse, pero después de discutir entre los tres por un momento lo necio que era Jacobo, apareció la persona que siempre termina logrando sacar lo peor de mí en este lugar.

La pequeña discusión termino de inmediato, nos quedamos en silencio, así como todos los demás. Pude notar el cansancio de Bruno dándole apenas un vistazo, y por un momento casi sentí pena por él, después me recordé que ese hombre quiere verme tres metros bajo tierra, y cualquier tipo de afecto positivo hacia él desapareció tan pronto como vino.

— Estuvimos conversando con nuestro líder, sobre todo lo que ocurrió y no tomaremos más riesgos, nuestras vidas están en peligro, así que las primeras medidas que tomamos con son las siguientes.

Todos nos miramos entre nosotros nerviosos, pero se que ninguno de ellos puede estar la mitad de nervioso que estoy yo, todo esto es por mí, cualquier medida que se tome será gracias a lo que hice. No pude evitar removerme incómodo, es como si estuviera en un juicio esperando una sentencia.

— Vamos a hacer un entrenamiento intensivo, necesitamos que todos estén en buen estado físico, vamos a reforzar la seguridad de este lugar, nos vamos a identificar, no con una clave, lo haremos con esto. – Levanto la mano y entre los dedos están sosteniendo un pendiente.

— ¿Qué es? – Pregunto alguien.

— Es un pendiente, van a tener que perforarse, no importa en que lugar lo tengan, pero absolutamente todos deben ponerse esto, vamos a probarlo por un tiempo para ver como nos funciona, este pendiente tiene la forma de un halcón, lo van a notar cuando lo tengan entre sus manos. – Tomo una caja que tenia a su lado en el piso.

— Es una forma de identificarse similar a la que usa los Red K. – Dijo un chico que estaba apartado de nosotros.

— A ellos les ha funcionado bien, tampoco es como si alguien se atreviera a decir que es uno cuando no, le arrancarían la lengua, probablemente.

— Pero Bruno ¿Qué vamos a hacer sui esto no funciona? – Esta vez si pude reconocer al dueño de la pregunta, Darío.

— Tenemos un segundo plan, pero por ahora vamos a concentrarnos en esto, les presento a M, los va a perforar a todos el día de hoy.

Señalo a un hombre no mucho mayor que él, tatuado por toda la piel, cada centímetro estaba lleno con enormes figurar de colores o en blanco y negro, también tenia varias perforaciones, por debajo de todo eso vi a un chico con ojos oscuros, cabello bastante espeso y negro, atado de forma descuidada con una liga.

Me cautivo su apariencia de tal forma que lo mire fijamente por lo que me pareció una eternidad, hasta que sus ojos se encontraron con los míos y no pude seguir haciéndolo. Me sentí avergonzado, por mirarlo como si se tratara de un espectáculo, pero el también me dedico una larga mirada, solo aparto los ojos cuando Bruno llamo su atención.

— Entonces los dejo en tus manos, mientras iré por algo para desayunar. – Le dijo Bruno, le chico asintió y preparo todo, en poco tiempo ya estaba atendiendo a los chicos.

— Yo te compro el desayuno, ve a dormir. – Pude escuchar que le dijo Darío a Bruno, de forma muy autoritaria.

— No puedo, necesito quedarme.

— No, me haré cargo, ve a dormir ahora mismo porque si ocurre algo, tú eres el primero que debería estar alerta.

— Lo lamento.

— No te quiero ver aquí abajo hasta después de unas horas. – Y Darío lo empujo fuera del salón, eso me sorprendió un poco, ya sabía que eran amigos, pero no había visto a nadie tratar así a Bruno.

— Yo puedo ir por el desayuno para todos, en la moto solo serán unos minutos. – Le dijo George.

— Este bien, con Adrián nos encargaremos de cuidar a Jacobo. – Me miro y asentí, ya que Darío ahora me pone nervioso.

— También hagan eso de la perforación, parece que no nos dejaran en paz si no lo hacemos.

— Lo vamos a hacer, anda. – George asintió, aunque siguió dudando un poco y luego se fue.

— Separarlos a ustedes es más difícil que descubrir los secretos de los Red K. – Le dijo Darío a Jacobo.

— Estamos juntos desde niños, supongo que no sabemos vivir sin el otro. – Susurro.

— Es verdad. – Le di la razón.

— Si te pasa algo, George nos va a matar, así que realmente te voy a estar cuidando. – Gruño Darío.

— Aunque ya me siento mucho mejor, puedo esperar aquí sentando.

— Sí, es buena idea sentarnos. — Todos lo hicimos.

El resto de la mañana tan rápido que no pudimos sentirlo, el tiempo se nos fue conversando, de cualquier cosa que se nos viniera a la mente. Luego apareció George con el desayuno, y se acercaron otros chicos a pasar el tiempo con nosotros, algunos nos mostraban sus perforaciones, muchos se las hicieron en la ceja, la boca y la barbilla, eso me puso de los nervios, me no comente nada al respecto, porque debo pasar por eso también, debo hacerlo si quiero permanecer aquí.

También conocí a muchos de los chicos por primera vez, todos fueron amables conmigo, y apareció ese pequeño sentimiento de culpa, que muy rara vez me ha molestado desde que estoy en la zona roja. Se me pasa tan pronto se me viene la imagen de mi novio a la cabeza. Sé que mi corazón y lealtad están lejos de los halcones, por mucho que quiera a George y Jacobo.

Deje a los chicos pasar primero, todos tienen perforaciones, para ellos es simplemente una más, en cambio para mí es un símbolo de que mi vida nunca volverá a ser como antes, una marca de por vida. No pude seguir atrasándolo más, todos me insistieron que pasará, entonces lo hice, me senté y mire a Vicent un poco más de lo necesario, todavía fascinado con sus tatuajes, no pude ver piel virgen. En ninguna parte visible.

— ¿En dónde lo quieres? – Pregunto de forma descuidada, dándome la espalda, pero cuando se volteó me miro con interés.

— Nunca me hice una, dime tú dónde crees que se va a ver bien.

— Vamos a verte. – Se puso en cuclillas y me miro detenidamente, eso me puso nervioso, pero intente sostener sus ojos con los míos.

— Supongo que ese tipo de cosas no se ven bien en mí.

— Es un desperdicio arruinar ese rostro. – Sonrió, no pude evitar comenzar a morderme los labios.

— ¿En la oreja?

— Parece la mejor opción, y no te preocupes, no te va a doler.

— Supongo que siempre le dices eso a los primerizos.

— No realmente. – Preparo la aguja, no cerré los ojos en ningún momento, ni durante la espera o el proceso, a pesar de mis nervios.

— Bueno, estoy listo.

Se acercó lo suficiente como para preparar la zona y luego hacer la perforación, sentí de inmediato el aroma del cigarro y la menta, también cierto ligero perfume, me agrado lo suficiente como para relajarme y realmente todo pasó muy rápido. Si me dolió, pero no como para hacer todo un drama al respecto. Vicent parecía complacido con la situación, no me atreví a preguntar porque, aunque me estaba muriendo de ganas.

Me levante de la silla y tome un pequeño pedazo de espejo que estaba cerca, ahora mi oreja está rota y tengo mi primera perforación. No sé cómo sentirme al respecto, pero no es el todo malo o desagradable, por lo que aprenderé a vivir con ello hasta que me la pueda quitar, cuando los Red K me lo indiquen. Pude sentir que alguien tomo mi mano para dejar en ella un papel arrugado, en el que pude ver lo que parecía un número de teléfono, mire a Vicent que ya estaba volviendo a acomodar la aguja para la siguiente persona.

— ¿Entonces si era un coqueteo? – Suspire y metí el papel en mi bolsillo.

— ¿Estás hablando solo cariño? – Me pregunto Darío, parándose a mi lado.

— Algo como eso, pero no te preocupes, que todavía no me volví loco.

— Yo te veo bastante cuerdo y hablando de eso, las personas cuerdas necesitan defenderse, tenemos que seguir el entrenamiento. – Se cruzó de brazos.

— Vamos, me gusta la idea de seguir aprendiendo del mejor. – Arqueo la ceja, pero sonrió y supe que se sentía satisfecho con el cumplido.

— Parece que ya estamos todos listos. – Dijo Jacobo acercándose, lo ayude permitiendo que apoyara parte de su cuerpo encima del mío, parece que sigue adolorido.

— . Ya que terminamos con todo esto ¿Tú y tu esposo tienen planes?

— No es mi esposo, ya te lo dije. – Le dijo Jacobo, hablando mientras apretaba los dientes, pero ligeramente sonrojado, lo que me sorprendió porque de repente ciertas situaciones tuvieron sentido en mi cabeza, soy un estúpido.

— Muy bien, entonces ¿Tienen planes? – Insistió Darío.

— No realmente, tampoco hay trabajo.

— Entonces todos vendrán conmigo hoy, entrenaremos. 

Notas finales:

Les agradezco por leer, espero que disfruten esta historia. Preguntas, dudas y sugerencias en los comentarios.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).