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Marioneta De Cristal por Satan666

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Notas del capitulo:

Espero que les agrade esta historia, es completamente original. Fue editada, por lo que si la seguías hace unos años, te recomiendo que las vuelvas a leer.   

Si me quieren apoyar en wattpad también subo mis historias en la plataforma.    https://www.wattpad.com/user/karenvruz  

También hice un trailer para esta historia en la plataforma de tiktok, espero les guste.    https://vm.tiktok.com/ZMeykhEHp/

  Mis otras historias están en proceso de edición. 

Capítulo XV. (El príncipe y el Nerd)

POV George

No soy nada bueno notando lo obvio, por lo que me cuesta mucho saber que le sucede a Jacobo, quiero poder entender sus sentimientos, para poder lidiar con la situación como se debe, pero cuando me pidió que lo deje solo de forma tan brusca, me dejo con la guardia baja. Realmente no pude pensar en decirle nada coherente hasta que salí de la habitación. Me quede esperándolo por varios minutos, que se convirtieron en horas y finalmente me preocupe tanto que entre con mucho cuidado, para no molestarlo, pero lo encontré profundamente dormido.

Limpie un poco su rostro con mi camisa, y evite mirarlo, lo cargue para dejarlo recostado sobre su cama, le saque los zapatos y le puse la cobija sobre el cuerpo, me senté a su lado por un momento, preguntándome que fue lo que sucedió para que volviera a colapsar de esta forma tan insana. Si lo que confesé fue lo que provoco esto, entonces tendré que guardarme a partir de este momento mis sentimientos, mis palabras, lo que sea que le haga daño, no puedo ignorar lo que siente, aunque no estoy seguro de que es exactamente lo que siente.

Comencé a sentir ansiedad por querer saberlo, por poder entender lo que hizo que regresara ese Jacobo que tanto cuide para que no sufriera más ¿Se supone que ahora mismo sea yo quién le haga daño? Es absurdo, no puedo hacerlo, porque es como si me arrancaran el corazón del pecho. No tuve que haberme salido de la habitación, tendría que haber hablado con él como siempre, de lo que estaba ocurriendo en su mente y en su corazón. Pero vacile al verlo tan molesto, es inusual, es algo que nunca hubiera pasado por mi cabeza antes, ver a mi mejor amigo molesto, no había sucedido en varios años.

...

— Ahora que lo pienso ¿Y Adrián?

— Creo que esta haciendo una llamada. – Le dije con cuidado, no quería tocar otra vezalgúnpunto sensible, aunque de todos modos fue él quien pregunto por Adrián.

— ¿A quién llamara con tanta frecuencia? – Susurro, más para sí mismo que para mí.

— Creo que menciono algo de su amiga. – Dijo Camilo, mientas buscaba un espacio para sentarse a nuestro lado.

— Claro, su amiga, creo que la menciono antes.

— Es extraño, nunca fue particularmente unido a nadie ajeno a nosotros. – Le dije y asintió dándome la razón, pero luego nos quedamos callados por un buen rato, odio sentirme incómodo con él.

Los chicos estaban distraídos viendo un partido de futbol, yo no le estaba prestando atención, todo el tema de Adrián y Jacobome estaba consumiendo la mente, el saber cómo lidiar con todo sin lastimar a nadie, la situación me provoco un verdadero dolor de cabeza y aunque ellos no tienen la culpa de esto, maldije por los sentimientos de todos. Me levante para salir del lugar sin reparar en nadie.

Camine por el pasillo hasta mi habitación, pero no entre, comencé a dar vueltas de aquí para allá pensando que hacer, y me llegaron diversas ideas sobre una posible forma de lidiar con todo esto antes de que se ponga mucho peor. Tome mi celular del bolsillo y mire la pantalla por un largo rato. Finalmente busque el contacto para llamarlo decidido a escuchar una tercera opinión, aun viniendo esta de la persona menos indicada en toda esta situación.

El tono sonó una vez, dos veces, tres veces...

— ¿Qué sucede George?

— Necesito que me ayudes con algo, bueno más bien que me aconsejes.

— ¿Es urgente?

— Demasiado.

— Bueno, te escucho. – Escuche lo que pareció un golpe y luego risas.

— Pensé que estabas haciendo una llamada abajo. – Le dije.

— Estoy en la otra calle, ya voy a subir, pero comienza a contarme lo que sucede.

— Esta bien, el asunto es que esta mañana tuvimos lo que podrías llamar una pequeña reunión con Bruno, todo lo que dijo nos dejo pensando, no fue un tema que nos agradara demasiado.

— Por casualidad ¿Se trataba de mí? – Pregunto, que perspicaz.

— Algo así. – Susurre.

— Ya me lo imaginaba, sigue. – Escuche otro golpe.

— Me deje llevar por mis pensamientos, así que admito que no escuche lo que dijeron o como quedaron finalmente con el asunto, se que Jacobo me pidió quedarme para hablar con él, y eso hice.

— ¿De que hablaron?

— Me pregunto lo que me sucedía, entonces hablamos de ti, las cosas se pusieron un poco tensas, no puedo darte detalles, simplemente nuestras opiniones no fueron las mismas y eso nos altero, hasta el punto de que se torno en algo un poco más personal, digamos que después de decir y decir todo lo que estábamos pensando, termine diciéndole que estoy enamorado de... cierta persona, a partir de ese momento Jacobo se comporta de forma extraña, me saco de la habitación y creo que estuvo llorando ¿Adrián? – Permaneció en silencio por un momento.

— ¿Eres idiota? – La pregunta me dejo pensando.

— ¿Por qué? No puedo entender lo que sucede Adrián.

— ¿De verdad no te has dado cuenta? Eres increíble. – Suspire.

— Se un poco más claro, por favor.

— Tú le gustas a Jacobo, George.

— ¿Qué?

— Ni siquiera me corresponde decírtelo, pero temo que sigas cometiendo estupideces, tú deber es cuidarlo, no lastimarlo y no sé quién te gusta, no puedo obligarte a que dejes de querer a esa persona, pero no lastimes a Jacobo, porque no se lo merece.

— Creo que estoy en un enorme problema. – Me deje caer al piso.

— Intenta hablar con él lo antes posible, soluciónalo.

— Ya lo intente, no quiere hablar conmigo, me grito y temo que se sienta peor si sigo intentando explicarle.

— De todos modos debes hablar con él, no me importa lo que hagas, solo arréglalo, nos vemos en unos minutos. – Colgó.

— Mierda.

Coloque mi cabeza entre mis piernas exasperado, no creo poder lidiar con todo esto, no tengo la fuerza para hacerlo. Las cosas están del siguiente modo, a mí me gusta Adrián pero, Adrián dice que a Jacobo le gusto. Si yo lastimo a Jacobo confesándole a Adrián que todo esto se trata de él, entonces puede que ninguno de los dos me vuelva a dirigir la palabra, Los tres solo nos tenemos los unos a los otros. Detesto esta situación con todas mis fuerzas, me gustaría no tener que lidiar con ella.

POV Adrián

— De todos modos debes hablar con él, no me importa lo que hagas, solo arréglalo, nos vemos en unos minutos. – Colgué.

— ¿Qué sucedió?

— ¡Debe ser idiota!

— ¿Le paso algo a tus amigos?

— Resulta que existen personas que no pueden ver claramente lo obvio, Alice.

— ¿Un problema muy grande?

— Un problema enorme. – Extendí mis manos de manera que simularan lo grande que era todo el asunto, pero estoy seguro de que ella no pudo entenderlo.

— Todos los problemas tienen solución. – Dijo tranquilamente, tomando la taza de café que había pedido entre sus manos y sorbiendo un poco.

— El problema es el método de la solución, a veces hay que pasar mucho antes de ver solucionado un problema, que para comenzar se pudo haber evitado. – Suspire y tome mi propia taza para beber el contenido oscuro, me queme la lengua.

— No sé como puedes beber el café de ese modo, sin azúcar o leche.

— Necesito que esto me despierte, es mejor que este lo más fuerte posible.

— Adrián, retomando el tema de antes y la conversación, no estoy de todo convencida de que sigas frecuentando la zona roja, pienso que vas a perder toda la humanidad que tienes en ese lugar, es tan peligroso.

— Ya te dije que tengo mucho que hacer en ese lugar, no te preocupes por mí, porque no me va a pasar nada.

— Pero me dijiste hace un momento que ese día los Red K te llevaron para sacarte información sobre los halcones, eso puede repetirse.

— En esta vida debemos correr riesgos para todo, incluso el hecho de estar aquí contigo, puede ser un problema para ambos. – Me termine el café de un solo trago, asegurándome de soplarlo un poco antes de ponerme la taza en los labios.

— ¿Y eso que quiere decir?

— Ya me conocen en la zona roja, estamos muy cerca de la entrada, puede que alguien te vea y luego te persigan, no quiero que eso pase. – Puso su mano sobre la mía.

— No voy a fingir ser valiente y decirte que no me da miedo, pero no voy a dejar de verte Adrián, así como hoy, nos vamos a reunir una vez a la semana, quieras o no.

Nos quedamos en silencio y en ese momento se escucho otro golpe lo bastante fuerte como para atraer miradas curiosas de los clientes en el local, incluyéndonos, miramos con pena al pobre mesero que se disculpaba por tercera vez con el supervisor de turno, por dejar caer la bandeja junto a los platos que estaba llevando. La persona que lo tenía a su cargo no parecía mucho mayor que él, pero lo mirada como si tuviera ganas de ahorcarlo, mire atento la situación para intervenir en caso de que fuera necesario.

No es que ahora tenga exceso de confianza, solo siento que puedo salir ganando en este tipo de problemas, es verdad que la zona roja te hace forjar el carácter, te hace madurar y crecer. Es decir, solo pasaron días desde que todo esto comenzó, pero algo cambio en mí, lo puedo sentir. No importa si no soy una amenaza como el resto de los chicos, se que buscare la forma de pertenecer y ganarme el puesto que tenga merecido aquí.

En cuanto a Alice, ahora mismo no puedo ser del todo sincero con ella, se supone que confiamos en el otro y se que eventualmente ya podre sincerarme con ella, sobre mis pecados. Pero no necesito un juicio en estos momentos, eso puede ocurrir después, cuando mi voluntad este completamente fortalecida. A pesar de perderme en mis pensamientos, mis ojos siguieron a mesero que no había dejado de disculparse desde hacia varios minutos. Puede que sea su primer trabajo y este nervioso.

— Pobre chico, espero que no lo despidan, aquellos se están burlando de él. – Señalo a un grupo de chicos, probablemente de nuestra edad.

— Estoy seguro de que podrá hacerlo mejor con práctica y costumbre. – Le dije mientras estire los brazos hacia arriba, desperezándome.

— Adrián ¿De verdad va a estar todo bien?

— Te prometo que no me va a pasar nada malo, estoy aprendiendo muchas cosas en la zona roja, temprano estuve practicando con mi compañero de habitación, resulta que tengo talento disparando, siempre termino dándole al blanco.

— No sé si debería sentirme más aliviada por eso o más preocupada.

— Señorita Alice, tu única preocupación deberías ser tú misma, siempre te miran, son unos cuervos y temo que te pase algo.

— ¿Los hombres? No tengo gran problema con ello, estoy acostumbrada, nadie hasta ahora intento pasarse de los limites. – Ella miro de reojo a la mesa junto a nosotros y efectivamente hay dos chicos mirándola.

— Más vale que no te pase nada, tal vez me termine convirtiendo en un asesino al final de todo. – Sonreí con los labios, no tengo idea de porque me resulto ligeramente divertido el comentario, tal vez porque no tengo lo necesario para quitarle la vida a una persona.

— ¿Te perforaste la oreja? – No me esperaba que reparara en ese detalle y termine llevando la mano a mi perforación.

— Tuve que, fue prácticamente una obligación, estoy trabajando en algo y por el momento debo ser un chico obediente. – Ella proceso lo que le dije durante un momento.

— Se que hago muchas preguntas.

— Es normal tener curiosidad. – Me encogí de hombros.

— Supongo que cuando alguien te importa sientes curiosidad. – Susurro.

— Todo estará bien, ya vas a ver.

— ¿Puedes moverte bien en la zona roja? Se que ese lugar es un laberinto.

— Tengo buena memoria cuando no estoy cansado, para mi mala suerte siempre termino cansado cuando me muevo por esas calles, pero hoy pude salir sin problema, y se que puedo regresar de la misma manera.

— ¿Me vas a escribir?

— Siempre que pueda.

— ¿Y cuando nos vamos a ver otra vez?

— Si no sale ningún imprevisto, supongo que entres días aquí mismo.

— Esta bien, entonces supongo que debes irte, tu amigo te esta esperando, le dijiste que llegabas en unos minutos.

— Es verdad, debo solucionar ese problema, deséame suerte. – Me puse de pie.

— Suerte. – También se puso de pie.

— Te escribiré.

— Espera, tengo algo para ti. – Tomo mi mano y después de buscar algo en su bolsillo, paso por ella una pulsera dorada muy fina, con una pequeña cruz.

— ¿Y esto?

— El otro día visite a una bruja, me gustan ese tipo de cosas, le compre dos de esas, se supone que es para la protección. – Susurro apenada, levanto su mano y pude ver la suya adornando su muñeca.

— Gracias Alice.

— Hice que la grabaran, tiene nuestras iníciales, pensé que era algo que ambos podíamos compartir. – Me acerque a ella y la despeine.

— Mi cabello. – Se quejo.

— Vamos.

Y después de darle un último vistazo al camarero que estaba recibiendo un nuevo regaño, salimos del lugar. Yo debo volver para solucionar el problema con George y ella me dijo que tenía deberes para hacer, nos despedimos y seguimos nuestros caminos.

POV Darío

— Espero que esta sea la última vez que deba buscarte por estupideces. – Le pegue en la cabeza con la mano.

— Ya te dije que no fue mi culpa, todos me buscar problemas.

— Eso es porque eres un perdedor ¿No te has dado cuenta? No entiendo la razón de que tengamos que ver uno con el otro, no te soporto. – Suspire.

— Somos hermanos.

— No somos hermanos, y te advierto que no lo andes repitiendo por ahí. – Lo señale con el dedo.

— Te guste o no somos hermanos, Darío. – Frunció el ceño, lo mire.

— ¿Por qué debo hacerme responsable de ti? Tengo una vida lejos ustedes porque no me gustan, trabajo y estoy ocupado.

— Supongo que no se puede evitar.

— ¿Y ahora dónde te dejo? Te voy a dejar en la casa, no sé lo que estuviste comiendo durante estos meses, pero confió en que podrás hacerlo un poco más.

Las personas dicen que un hermano es lo mejor que te puede pasar en la vida, yo no estoy de acuerdo, mi hermano es lo peor que pudo pasarme, no me siento culpable por decirlo y me importa menos ser cruel. Yo no me crie precisamente en un ambiente familiar cómodo, mi madre me dejo criarme solo desde que tengo memoria, ella siendo prostituta nunca tuvo tiempo para ocuparse de nosotros, por lo que cuando se me dio la oportunidad de dejar la casa, lo hice de inmediato.

En la zona roja no importan mucho las relaciones familiares, lo normal aquí es crecer solo, que los padres se desentiendan de sus hijos, como si no existieran, y lo mismo aplica para los hermanos o hermanas. Pero yo nunca pude deshacerme de mi dolor de cabeza personal, a pesar de mi evidente desagrado hacia él, no parece perturbado, me persigue, sigue buscándome cada vez que tiene problemas, no sé cómo lidiar con la situación.

Admito que una parte de mí se siente culpable y por eso lo busco en este tipo de ocasiones, de todos modos es menor que yo, esta bastante solo porque no tiene amigos, y se encierra en su propio mundo, imagino que con la intención de que al menos su mente permanezca lejos de este que si es real. Yo siempre estuve agradecido de que mi madre no me criara, fue lo único que pude agradecerle, pero mi hermano no es como yo, necesita que alguien lo cuide todo el tiempo, es un perdedor.

No tiene talento para sobrevivir en este mundo lleno de dolor, su forma de permanecer ausente es estudiando todo el día, todos los días. Nadie lo soporta, siempre lo molestan, es una vergüenza para mí, que nunca permití que otra persona me pusiera una mano encima. Siempre tuve mi carácter, aprendí a defenderme cuando encontré a Bruno, nos hicimos amigos, luego crearon los halcones y llevamos un par de años juntos.

Ambos nacimos de la misma madre, pero somos opuestos en todos los sentidos del mundo, él es una carga con la que no quiero lidiar. Nunca más, por lo que esta vez hare lo posible por alejarlo de mí.

— Quiero aprender a defenderme. – Soltó, lo mire para asegurarme de que me estaba haciendo una broma, pero recordé que él no sabe como ser divertido.

— ¿Disculpa?

— Quiero ser un halcón. – Mis labios formaron una sonrisa.

— ¿Qué es lo que quieres? – Repetí.

— Ser un halcón. – No pude evitarlo, comencé a reírme como un completo demente, sostuve mi estómago y me puse de cuclillas en el suelo.

— Eres un idiota. –Gruño y comenzó a caminar.

— Espera... — Pero no pude dejar de reírme.

— Darío. – Lleve la mirada hacia el dueño de esa voz y me encontré con Bruno.

— Chicos ¿Qué están haciendo aquí?

— Nos acaban de llamar para hacer una entrega, es por aquí cerca ¿Ya te encargaste de tu problema?

— Digamos que algo así, mi problema va caminando por allá. – Me puse de pie y lo señale.

— Creo que hay una pandilla por allá. – Dijo Camilo.

— No es tan estúpido como para meterse con ellos, no te preocupes.

— Creo que no conoces bien a tu hermano.

— ¿Por qué lo dices? – Fruncí el ceño.

— Mira eso. – Señalo con el dedo y seguí la dirección para encontrarme con mi hermano abrazado al cuello no de uno de esos hombres de la pandilla, también había una chica llorando, toda una escena digna de ser recordada.

— ¿No deberías ayudarlo? – Pregunto Bruno preocupado.

— Si lo matan, me van a quitar un problema de encima.

— Darío. — Se cruzó de brazos.

— Muy bien, le volveré a salvar el culo nuevamente, pero se le metió en la cabeza que quiere ser un halcón, tú vas a tener que soportarlo. – Le advertí, pude ver que puso los ojos en blanco.

— Espera Darío. – Camilo me sujeto la muñeca, lo mire fastidiado.

— ¿Y ahora qué?

— Son los Red K.

— ¿Cómo...?

— Mira sus cuellos, las personas que están con tu hermano son los Red K. –Me quede sin aire por un momento.

— ¡De todas las personas en la zona roja! – Me queje, pero Bruno no me dejo terminar, me tomo de la mano y nos acercamos.

— Creo que ya pueden dejarlo. – Gruño, lo mire sorprendido, sé que mi amigo tiene su carácter, pero hay que tener mucho valor para hablarle así a un Red K, después tomo a mi hermano del brazo para jalarlo, tiene unos buenos golpes bien merecidos en la cara.

— Estaban molestando a esa chica, no podía dejarlo pasar...

— ¿No podías? ¿Te crees un súper héroe? ¿Acaso sabes cómo defenderte? – Le di un golpe con la mano en la cabeza, Bruno me miro severo.

— Miren si no se van los quiebro a todos ahora mismo, no tengo mucha paciencia. – Uno de ellos saco una pistola, no pude verla del todo bien, por lo que no identifique el tipo de arma, por los nervios.

— Oliver no vinimos a pelear, estamos trabajando. – Le dijo otro en un inútil intento por alivianar la situación.

— Ya lo sé, pero esta es la gente del halcón, no me parece mala idea un pequeño intento de eliminar a unos cuantos. – Dijo el que identifique como Oliver, pude ver que Bruno tocaba su pantalón disimuladamente buscando su propia pistola.

— Nos vamos a ir. – Le dije y levante las manos en señal de perdida.

— Primero nos buscan pelea y después de asustan, y dices que los halcones son los rivales de los Red K. – Todos los de ese lado se burlaron.

Antes de que pudiéramos contestar sus provocaciones escuchamos uno de los peores sonidos que se pueden escuchar en la zona roja, el de una patrulla de policía. Todos salieron corriendo, ellos y nosotros.

La policía en la zona roja es peor que los delincuentes, todos temen caer en sus manos, por eso la evitan y de ser posible para siempre. La mafia que controlan desde las fuerzas policiales es tan grande como la de los Red K o los halcones, son como una astilla que se te queda atrapada en el dedo y nunca consigues sacarla, solo se hunde más. Hasta que ya no puedes soportar el dolor, caer en sus manos es el peor error que alguien podría cometer.

Para nuestra desgracia, nos interceptaron y comenzaron a atraparnos uno por uno, incluso a los Red K, lo único que se escucha alrededor eran gritos, quejas y amenazas, incluidas las mías.

— Santiago, yo voy a matarte con mis propias manos, te voy a agarrar el cuello y entonces.

— No, no vale la pena Darío.

— Si lo vale, quiero asesinarlo.

— Es solo un chico. – Y Bruno se puso en medio de ambos, pero también lo agarraron y esposaron.

— Todos ustedes están completamente jodidos, por alterar el orden público van presos.

...

— Pueden irse, todos.

— ¿Todos? – Pregunto uno de los Red K.

— Pagaron la fianza de todos, váyanse antes de que no los dejemos irse.

— No hace falta pedírmelo dos veces. – Me puse de píe tan rápido como pude.

— Pero, espera ¿Quién pagó la fianza de todos nosotros?

— Anónimo, ahora fuera.

Todos salimos de las celdas, unos más agradecidos que otros, yo por ejemplo pase uno de los momentos más incomodos de mi vida con los Red K durante las últimas horas, por alguna razón los sujetos me dan escalofríos. No es que no tengamos valor, nosotros somos lo bastante inteligentes como para saber que ellos son peligrosos, tienen habilidades fuera de lo ordinario, sus historias dan miedo, es por eso que a la hora de tratar con ellos, todo el mundo en la zona roja es cuidadoso.

Meterse con uno es meterse con todos, y muchas veces ese no es el caso en el resto de las pandillas, todos cuidan de sí mismos, a pesar de que viven juntos, comparten un nombre y los días.

— Vámonos antes de que este haga algo más que salga mal. – Le dije a Bruno, asintió.

— Habían otros Red K en la comisaria, uno estaba sobre la recepción de la entrada, sentado como si nada.

— ¿Quién pago nuestra fianza? – Susurro Camilo.

— Seguro fue Adrián. – Le dije, Bruno se detuvo, pude ver sentimientos encontrados en sus ojos.

— ¿Quién es Adrián?

— Cállate Santiago, no preguntes o digas nada. – Le advertí.

— Es un príncipe. – Le dijo Bruno.

— ¿De la zona azul?

— Exactamente.

— ¿Es un halcón?

— Así es, chico. – Esta vez le contesto Camilo.

— Quiero conocerlo.

— ¿Por qué? – Le pregunte exasperado.

— Porque quiero ser un halcón, si un príncipe pudo hacerlo, yo también voy a poder conseguirlo. – Volví a poner los ojos en blanco. 

Notas finales:

Les agradezco por leer, espero que disfruten esta historia. Preguntas, dudas y sugerencias en los comentarios.


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