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Marioneta De Cristal por Satan666

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Notas del capitulo:

Espero que les agrade esta historia, es completamente original. Fue editada, por lo que si la seguías hace unos años, te recomiendo que las vuelvas a leer. 

  Si me quieren apoyar en wattpad también subo mis historias en la plataforma.    https://www.wattpad.com/user/karenvruz  

También hice un trailer para esta historia en la plataforma de tiktok, espero les guste.    https://vm.tiktok.com/ZMeykhEHp/

  Mis otras historias están en proceso de edición. 

Capítulo XX. (M)

POV Adrián

Me desperté mucho más aliviado porque el dolor de cabeza desapareció, me di cuenta de que Darío seguía profundamente dormido, ni siquiera me atreví a molestarlo. Salí de la habitación para dirigirme hasta el baño, me lave los dientes, la cara y mire mi rostro un rato en el espejo, que tenía una enorme grieta en el medio.

— Parece la cara de un extraño. – Susurre.

Supuse que alguien había roto el espejo anoche, peleando y prefirieron desahogarse así y no entre ellos. Me pregunte qué harían los halcones con las personas que ya no consideraban más parte de ellos. Es difícil predecir las acciones de las personas, aunque las conozcas de toda la vida. Porque cuando lastimas a alguien o cuando te lastiman, eso lleva a un cambio que nos guste o no nos guste evoluciona de forma positiva o negativa y puedes convertirte en alguien que nunca esperaste ser.

Tuve un enorme deseo de hablar con S, quería decirle cualquier cosa, así que regrese a mi habitación, me senté sobre la cama y tome mi teléfono, sorprendiéndome por la cantidad de mensajes que tenía, era la primera vez, incluso algunas llamadas. Mi pecho se oprimió al pensar que algo le pudo haber pasado a mi novio, mi persona. Antes de que ese ataque de ansiedad regresara me levante para regresar al baño y me asegure de ponerle llave a la puerta. Llame y cada segundo pasó de forma tortuosa, hasta que escuche su voz.

— ¿Qué sucede? Estaba trabajando y cuando llegue me quede dormido, no vi tus mensajes hasta ahora o las llamadas ¿Qué esta pasando S?

— Es lo que estaba a punto de preguntarte ¿Estás bien?

— Estoy bien ¿Por qué?

— No lo sé, desde anoche estoy un poco vuelto loco, yo nunca me pongo nervioso, pero no he dejado de fumar, tuve un ataque de ansiedad cuando estaba trabajando, después un mal presentimiento, pensé que te había pasado algo, no lo sé. – Pude notar lo cansado que estaba por su voz.

— ¿Cuántas horas llevas sin dormir?

— No estoy seguro.

— Necesito que vayas a dormir.

— ¿Cómo podríadormir pensando que te había ocurrido algo?

— Lo siento muchísimo, anoche fue un desastre y estaba tan cansado, me sentía terrible cuando me dormí.

— ¿Qué paso?

— Es muy largo de explicar, te diré todo cuando te vea, pero deben cuidarse de los halcones, no estoy del todo seguro de lo que pretenden, pero están haciendo una movida.

— Entiendo, le avisare a los chicos.

— ¿De verdad estás bien?

— Estoy bien, pero parezco un maldito zombie.

— Duerme todo el día, Ronald lo va a entender.

— Lo sé, tiene horas diciéndome que duerma, no podía hacerlo, porque tuve un terrible dolor de cabeza y a mi nunca me duele la cabeza.

— Eso es extraño...

— Todavía tengo un presentimiento, pero no sé como describirlo, solo debes cuidarte por mí.

— Te lo prometo.

— Chico bueno, intentaré dormir un poco, así no puedo ser útil.

— Descansa.

Me quede pensando en todo el asunto durante un rato, y en alguna ocasión leí sobre las personas que suelen sentir lo mismo, cuando tienen conexión entre ellos. Pero mires por dónde lo mires, es bastante absurdo. Guarde el teléfono en mi bolsillo y me di cuenta de que las armas seguían en el mismo lugar, tuve la intención de sacarlas, pero las termine dejando donde estaban. Un poco más aliviado regrese a la habitación y encontré a Darío despierto, hablando con Jacobo.

— Adrián, es hora de hacer la reunión.

— Esta bien, pero me muero de hambre.

— Vamos a desayunar juntos fuera de la zona roja cuando esto terminé.

— Si, yo también muero de hambre. – Dijo Darío entre dientes, así que supuse que estaba de mal humor.

— Seguro estaremos abajo un buen rato, porque hay que hablar de muchas cosas, ya saben que Bruno no pasa nada por alto.

Jacobo tuvo todo la razón, la reunión nos estaba haciendo quedarnos dormidos a todos, pero ya que nadie quería problemas Bruno, intentamos parecer interesados en todo lo que decía. Primero se hablo de los trabajos que habíamos hecho en la tarde, le explique todo lo que había visto y le entregue la cámara con las fotos. El segundo tema fue lo que ocurrió en los 7 pecados.

Pensé que diría que solo habíamos perdido el tiempo, que nadie pensó en buscarlos en las habitaciones del hotel, aunque eso se escuchara un poco ridículo. Pero nos sorprendió con la noticia de que Antonio había descubierto parte del plan de los Red K. Así que deje de mandar mi mente a volar para prestar atención a todo lo que decían.

— Posiblemente no se dieron cuenta caballeros, pero les dije que habían otros halcones nuevos que no conocían y ellos estaban en ese lugar mucho antes que nosotros, saben hacer su trabajo y pudimos descubrir algunas cosas. – Dijo Antonio.

— Parece que están planeando eliminar todo lo que consideren una molestia de la zona roja, todos los grupos, mafias, bandas y familias, por supuesto que eso nos incluye a nosotros, pero no creo que vengan contra nosotros en un buen tiempo, tenemos que prepararnos. – Dijo Bruno.

— Disculpa Bruno ¿De verdad podemos confiar en esos hombres? Porque la verdad es que no tenemos pruebas de que lo que nos digan sea cierto.

— Darío, se que podemos confiar en ellos, están de nuestro lado. – Bruno no parecía tener ganas de discutir y menos con Darío.

— Se que les va a costar comenzar a confiar en nosotros, pero estamos de su lado y no tienen porque preocuparse por una traición.

— Mm... — Mire a Darío y tome su mano para calmarlo.

La reunión término después de darnos más trabajo y las medidas que se tomarían en el lugar, así como el entrenamiento de los halcones. Así que imagine que retomaría mis clases con Darío, lo que no era del todo malo. Cuando me levante no solo tenía un horrible dolor de culo, también estaba aliviado de que hubiera terminado la reunión, y me sentí aliviado de que M no se hubiera aparecido en ningún momento.

— Vamos, el trabajo es hasta la noche y quiero comer. – Nos dijo Jacobo.

— Si, vámonos. – Gruño Darío.

Nos fuimos de la misma manera que ayer en las motos, George estaba tan silencioso como antes y no se me ocurrió que decirle, pero hice una nota mental para subir y hablar con los chicos de lo que estuviera pasando con ellos tan pronto pudiera hacerlo.

Llegamos a un restaurante familiar en el centro, que para nuestra suerte no estaba tan lleno, ya había pasado la hora del desayuno. Entramos y nos sentamos en la misma mesa, dos en cada asiento frente a los demás. El camarero se acerco y levanto la libreta para tomarnos el pedido.

— Buenas ¿Qué es lo que van a querer?

— Café. – Dijimos al unisonó, el chico se puso nervioso, supongo que todos nos vemos como si fuéramos lobos hambrientos.

— Dame el menú cuatro.

— A mi también.

— Yo quiero el seis.

— Dame el dos.

El camarero se fue corriendo con los pedidos y todos nos reímos porque comenzamos a culparnos de haber asustado al pobre chico.

— A mí no me miren, normalmente soy el que causa menos temor y Darío tiene cara de querer comerse a una persona. – Dijo Jacobo.

— Muy gracioso Jacobo, muy gracioso. – Darío fulmino a Jacobo con la mirada.

— Tenemos el rostro como unos muertos. – Dijo George.

— Soy incapaz de asustar a una persona, así que. – Les dije.

La conversación siguió otro rato, pero en cuanto llego la comida no se volvió a escuchar palabra. Tuve que recargar la taza de café, y cuando los platos quedaron limpios, pagamos para levantarnos y salir del lugar. Regresamos a la zona roja, pero todos tenían distintos planes, hasta que tocara el trabajo de la noche, no me moleste en preguntarles nada. Sabía que tenía una conversación pendiente con ellos, pero me ocuparía de ese detalle en otro momento. A pesar de saber que lo encontraría dormido, camine hasta el lugar de los Red K y después de que me dejaran pasar entre a su habitación.

Me recosté a su lado y cerré los ojos, no encontrando mejor sensación en el mundo que esa, el hecho de solo tenerlo a mi lado, poder sentir su perfume, el cigarro que se fuma, la escaza luz en su cuarto. No espere quedarme dormido, pero me di cuenta de que lo hice cuando mis ojos se abrieron y mi mente estaba ausente. Me senté sobre la cama para aclarar mis pensamientos un momento, y pude escuchar el sonido de la ducha. Me acerque lentamente hasta la puerta del baño, dude en abrirla durante al menos treinta segundos, pero lo hice.

El baño estaba inundado de vapor por lo que a pesar de ver su cuerpo, no podía distinguir nada. Me limite a hacer la primera locura en mi vida que me estaba pidiendo un impulso, me comencé a quitar la ropa, supe que él no se dio cuenta de que estaba en ese lugar hasta que entre a la ducha, me miro sorprendido. Solo le sonreí y deslice la mano sobre su pecho, admirando cada tatuaje que encontraba en mi camino, él acerco su mano a mi rostro dejando una caricia, suspire complacido.

— ¿Qué pretendes? ¿Seducirme? – Preguntó con una nota divertida, pero sus ojos grises y penetrantes recorrieron mi cuerpo con atención.

— ¿Lo estoy consiguiendo? – Me acerque lo suficiente como para que mi cuerpo ejerciera presión contra el suyo, suspiro.

— Tengo un muy buen autocontrol...

— Entonces tengo un desafío.

— Adrián...

— Ya no tengo miedo, ni siquiera siento que entregarte esto sea suficiente, si pudiera sacarme el corazón del pecho, solo lo pondría en tus manos.

— Mis manos siempre se llenas de porquería, podría ensuciarlo. – Susurro.

— Entonces tendré que aprender a vivir de esa forma, puedo lidiar con un poco de porquería.

No deje que me contestara, porque estaba seguro de que era el momento y el lugar correcto. Si el hombre que estaba a mi lado siempre era capaz de controlarse para no hacerme daño, tanto con mis inseguridades como en la vida que habíamos elegido tener, entonces yo era capaz de darle mi alma a cambio de poder verlo todos los días. En ese momento se me olvido el dolor emocional al que nos enfrentábamos siempre, los hechos que nos consternaban y nos hacían tener pesadillas, porque tan solo al presionar mis labios contra los suyos, me volví completamente loco.

Apoye las manos sobre su pecho y tome sus labios entre los míos para comenzar un beso fuerte, intenso. A pesar de dudar por un instante, me

correspondió con la misma ansiedad de sentir, no tomo el control de la situación, así que yo marque el ritmo del beso, que con el pasar de los segundos se volvía más fuerte. Estaba acostumbrado al dolor que me causaban sus perforaciones cuando nos besábamos, pero justo en ese momento no me molestaron en lo absoluto, porque quería tener todo lo que pudiera entregarme, para poder recordar esa tarde con los detalles tan característicos a los que solo yo puedo tener acceso.

Mi respiración comenzó a acelerarse y nuestras lenguas se encontraron para recorrerse mutuamente en alianza. No estaba seguro de que hacer o como moverme, pero sabía que pensar en ello me haría entorpecer el momento, por lo que deje que mi cuerpo controlara la situación, lo que había estado guardando por tanto tiempo, estaba sucediendo de la forma correcta, y estaba seguro porque me estremecía de placer cada vez que mi cuerpo ejercía presión contra el suyo, y mi novio gruñía de manera que estaba seguro no podría sacarme de la cabeza.

Sus manos, que se habían estado conteniendo recorrieron mi cadera con posesividad y me acerco un poco más, por lo que ya no había ningún tipo de distancia entre nosotros y pude sentir su erección palpitando contra la mía. Era mucho mejor de lo que había imaginado, sentirlo así, desnudo. Pero estaba seguro de que la razón de que mis sentidos, que por el momento habían desaparecido, sabían que solo se debía a que era el único que podía tomar todo lo que era suyo, no había espacio para las dudas o el miedo, esto me consumió el juicio y sentí como un lazo mucho más fuerte nos unía en vida.

No me di cuenta cuando salimos de la ducha, pero me acomode sobre la cama y le sonreí cuando sus ojos me miraban con tal intensidad que me pregunte que estaría pensando en esos momentos. Sujete su cuello con los brazos para acercarlo y comenzar otro beso que me hizo delirar de tal forma como si estuviera borracho. Deje escapar un gemido cuando tomo mi entre pierna para recorrerla desde la punta hasta los genitales, mi cuerpo tembló complacido y repetí la misma acción con él, tome su entre pierna con firmeza y moví la mano sobre la erección que parecía estar por explotar en cualquier momento.

Uno de sus dedos se deslizo entre la división de mis nalgas y acaricio mi entrada de forma superficial. Maldije entre dientes y él se mostroalgo divertido por mis groserías, que al parecer, eran la prueba de que no importaba lo que me hiciera, estaba loco por tomar todo lo que pudiera darme. Le hice caso a mi segundo impulso y me deslice bajo su cuerpo hasta que mi boca estuvo a la altura de su miembro, introduje la punta y succione con fuerza, complacido por escuchar que ahora él no pudo contener las groserías. No fui bruto por temor a hacerle daño con los brackets, pero comencé a mover los labios sobre la extensión y sentí cada pequeña vena que se marcaba sobre su carne con la lengua, genere una arcada tan pronto como ejerció una embestida y la punta de su miembro me toco la garganta. No lo estaba mirando, pero podía sentir su mirada sobre mí, sabía que era la misma de ese día cuando lo vi por primera vez, la que se apodero de mi mente y mi vida, condenando mi existencia.

— Si no te detienes me voy a correr, chico que no me tiene miedo.

— No me llamabas de esa forma hace mucho tiempo. – Susurre.

— Estaba recordando cuando te vi la primera vez, esa noche te robaste todo de mí.

— Esas son mis palabras y no pretendo criticar tu gusto en hombres, pero sigo sin entender que fue lo que te atrajo de mí esa noche, entre todas esas personas que había en ese lugar..

— Instinto.

— A veces no entiendo lo que dices, lo que piensas o que significa que me mires de esa forma, pero estoy seguro de una cosa, si a partir de ahora el futuro es blanco o negro, quiero que solo termine contigo.

— Realmente no me gusta tu forma de decir que estas del todo dispuesto a morir conmigo.

Nunca estuve seguro que esperar de mi primera vez, evite el contacto físico con mis novios y todos me dejaron por lo mismo. En ese tiempo me pregunte si realmente era algo tan importante, si era una experiencia que nunca olvidaría o si solo era una forma de darse importancia como hombres. Lo que fuera, al diablo con todos esos hijos de puta, que nunca podrían sentir lo que yo estaba sintiendo. Los dedos de S entraban y salían expandiendo mi entrada, la invasión era una mezcla de dolor y placer a la que no tarde mucho en acostumbrarme. Tuve que pedirle que se detuviera porque necesitaba sentir más que eso, quería tenerlo dentro de mí para adueñarme de lo único que aun no me entregaba.

Se introdujo despacio para no hacerme daño y apreté las sábanas con los dedos mientras mis paredes anales le abrían paso a su miembro, que tomo cada centímetro de mi interior con sus movimientos poco bruscos, pero profundos y eso me hizo entenderlo de inmediato, la necesidad de tomar el cuerpo de una persona, para sentirse de esta forma solo un momento, solo un instante, y me di cuenta de que subestime mucho tiempo mi apetito sexual y lo bien que podía sentirse el tener de esa forma a otra persona, a tu persona. Los movimientos aumentaron cuando le pedí que no se preocupara por hacerme daño, que simplemente marcara el ritmo que necesitara, porque maldita sea, necesitaba abrazar su carne con mi cuerpo, tanto como me fuera posible.

Los movimientos hicieron que la cama golpeara la pared una y otra vez, eso fue lo último que escuche antes de que se me nublara la vista y mi novio explotara liberando todo lo que había estado conteniendo desde la primera vez que nos vimos. En ese momento supe que se enamoro de mí aquel día, justo en ese instante.

...

— Tienes muchos más tatuajes de los que imagine, algún día quiero saber el significado de todos ellos.

— Cuando podamos pasar la noche juntos te lo diré, si es que lo recuerdo. – Negué y deslice un dedo sobre su pecho.

— Adrián, yo te miro de esta forma porque para mí eres mi razón de vivir.

— Puedo entender lo que quieres decir, porque estuve viviendo toda mi vida solo por vivirla, de forma ausente y desinteresada, siempre me sentí como si estuviera muerto, y cuando apareciste por primera vez algo cambio, pude sentirlo en ese instante, que nada volvería a ser lo mismo. – Susurré.

— Me preguntaste porque terminaste siendo tú, entre todas las personas de ese lugar, no tengo una respuesta exacta para esa pregunta, pero si tengo que responder algo entonces seria que aunque cambiáramos el lugar y las circunstancias, hubiera ocurrido de todos modos.

— Yo también lo creo.

— No soy la persona más peligrosa de este lugar, pero si la menos indicada para estar contigo, mi vida nunca tuvo estabilidad de ningún tipo.

— No voy a ir a ningún lado, solo voy a irme cuando termine bajo tierra.

— Esperemos que eso no ocurra hasta que podamos envejecer. – Lo mire atentamente.

— Es la primera vez que me hablas sobre el futuro.

— Es la primera vez que puedo imaginarlo.

— ¿Quieres hijos? – Sonreí divertido.

— Diablos no, no podría ser un buen padre, pero podemos tener un perro.

— Trato hecho.

Nos quedamos en silencio, simplemente disfrutando de la compañía del otro, no había esperado sentirme de esta forma cuando desperté en la mañana, pero se que hice lo correcto. Soy la misma persona, sigo siendo el chico de la zona azul que tuvo una vida ajena a este lugar, pero quiero creer que esa fue una etapa y esta es otra. No estoy eligiendo tener esta vida porque tenga complejos suicidas o piense que pueda llegar al nivel de los otros, es solo que él también es mi razón de vivir.

— ¿Te importancia si fumo?

— Para nada. –En un momento pude percibir el aroma del que siempre esta embriagado su aliento.

— Me molesta ver esa perforación en tu oreja. – Sus palabras me tomaron por sorpresa, ya que no las esperaba en lo absoluto.

— Debo llevar esto o tendré problemas con los chicos.

— Ya lo sé, pero me recuerda que nuestra situación es complicada.

— Ahora mismo estoy dispuesto a ver que pasará, realmente no quiero ir a trabajar, solo quiero quedarme contigo. – Me abrace a su pecho.

— Yo también tengo trabajo y aunque Ronald me dijo que descansara, no puedo solo quedarme sin hacer nada, además me hiciste sentir mucho más relajado, los problemas desaparecieron por un rato.

— Intentaré hacerlo más seguido, que tus problemas desaparezcan. – Me miro.

— Adrián ¿Eres un pervertido? Ahora no puedo evitar creer que lo planeaste y me siento abusado. – Puse los ojos en blanco.

— Pobre hombre indefenso y abusado, al menos hubieras intentado gritar para que te salvaran de mí.

— Ahora tengo síndrome de estocolmo. – Me abrazo.

— Entonces no te dejaré ir y probablemente te abuse de nuevo.

— Ya lo veremos.

A pesar de que estaba dispuesto a cumplir con lo que le dije, el tiempo jugo en mi contra, ya estaba terminando la tarde. Tuve que levantarme, maldiciendo en el instante que mi cuerpo se sintió azotado por el dolor que ahora se mantenía latente de mi cintura para abajo. Intente disimular todo tipo de incomodidad frente a S y cuando salimos de la habitación evite la mirada de todo el mundo, para que nadie me pusiera atención, que vergonzoso.

Me senté un rato para hablar con ellos sobre el trabajo que habíamos estado haciendo con los halcones, tanto el de las fotografías como lo de los 7 pecados, también mencione a todos los miembros nuevos, incluso a M, pero sin grandes detalles de por medio, ya que no quería mencionar como lo conocí y nuestro reencuentro. Las dos veces habían sido intensas para mí y no quería volverlo a ver de nuevo, esperaba que el universo se pusiera de mi lado en ese aspecto.

Me tome un vaso de café y me levante apretando los dientes en cuanto regreso el dolor, contuve las ganas maldecir. Me puse la máscara y amarre mi cabello con una liga, porque estaba lo suficiente largo como para que comenzara a molestarme en la cara. Le dije a S que caminaría hasta el lugar de los halcones, pero insistió en dejarme mucho más cerca y finalmente acepte, por lo que después de despedirme de los Red K, subimos a la moto y nos fuimos.

Me dejo a una calle de distancia y lo observe hasta que desapareció de mi vista, camine hasta la puerta y entre esperando no encontrarme con Bruno que se podría decir no es mi persona favorita en el mundo, de momento. Solo vi a un par de chicos en la sala, sentados o dando vueltas de aquí para allá, así que los salude antes de intentar subir por las escaleras, pero alguien me bloqueo el paso, levante la mirada y le agradecí al universo por ser un hijo de puta con mis peticiones. Sus ojos eran los mismos que esa noche, destacaban por ser juguetones y siniestros, vaya combinación.

— De verdad estaba esperando encontrarte, pero no tan pronto, me siento complacido.

— Lamento si el gusto no es compartido. – Le dije sin dejarme intimidar.

— Adrián.— No pude evitarlo, mi cuerpo se estremeció cuando pronuncio mi nombre, tal vez porque no estoy seguro de que lo que puedo esperar de este hombre.

— No tenemos nada de que hablar. – Intente subir, pero solo se limito a bloquearme el paso, lo mire fastidiado.

— Estoy seguro de que tendremos mucho de que hablar, porque la única razón por la que estoy trabajando con esta gente ahora mismo, eres tú. –Mal presagio.

— No debiste tomarte la molestia, mi vida ya es lo suficientemente complicada.

— Déjame complicarla un poco más. – Suspire y me acerque para encararlo, la idea no pareció molestarlo.

— M, no.

— No podrás escapar mucho tiempo, ahora soy un halcón. – Me dio paso.

— No creo que el universo me siga haciendo esto. – Y aunque él no entendió de que estaba hablando, sonrió y toco mi barbilla antes de irse.

Termine de subir y me encerré en la habitación para poder descansar un rato, esperando que nunca llegara la hora de ir al trabajo, para mí fueron muchas emociones por un día, no sé cómo debo lidiar con M. Busque en mi bolsillo uno de los cigarros que tome de la cama de mi novio en cuanto nos levantamos para vestirnos, yo odio fumar y dudo que el sentimiento o el habito cambien, pero cuando él fuma esto, para mí es uno de olores preferidos. Me sentí como un estúpido mucho tiempo porque nunca pude atreverme a entregarme de la forma en la que lo hice ahora, pero estoy agradecido por mi racionalidad y buen juicio, hice lo correcto.

A pesar de eso, la cabeza me estaba dando vueltas, así que me senté y busque mi teléfono viejo en uno de los cajones junto a la cama, tenía varias llamadas perdidas de mis padres, pase de ellas y me concentre en los mensajes, algunos eran de Alice, así que le contesté y volví a dejar el aparato donde estaba. Tenía que acercarme a la zona azul para verla en cuanto mi situación en la zona roja no fuera tan complicada.

Darío entro a la habitación y se sorprendió al verme, entonces supuse que me habían estado buscando o esperando. Así que reuní toda mi fuerza mental para intentar mostrar una buena actitud, aunque no estaba seguro de que tipo de trabajo haríamos esta noche.

— Adrián, te estaba buscando, tenemos que prepararnos para el trabajo.

— Creo que ya estoy listo, solo voy a cambiarme la ropa.

— De acuerdo, yo también haré lo mismo, no sé que sucede con Bruno que esta tan emocionado con esos chicos nuevos, pero esto no me gusta nada.

— No parecen ser malas personas. – Me saque la camisa y la arroje sobre la cama.

— No lo sé, tengo un sentido particular para estas cosas.

— Entonces vamos a vigilarlos. – También me saque el pantalón.

— Gracias, por ponerte de mi lado.

— Siempre estaré de tu lado Darío, somos amigos.

— Así es, somos amigos y no tengo muchos... supongo que Bruno es la única persona que realmente considere de esa forma, antes de que llegaras.

— Tampoco soy bueno con los amigos, pero me gusta hablar contigo, no es incómodo y te admiro.

— ¿Me admiras?

— Eres fuerte, determinado y analítico.

— Vaya, me siento un poco honrado...

— ¿Crees que podamos seguir con la práctica? Me gustaría mejorar muchos aspectos de mi mismo y siento que con tu ayuda, podré hacerlo.

— Estoy encantando de ayudarte cuando lo necesites. – Le sonreí.

Me puse una camisa blanca y pantalones deportivos negros y ajustados, también unos converse gastados y la máscara. Tome las pistolas y las puse en los mismos lugares de siempre, el bolsillo y el muslo. También me percate de que Darío estaba tomando las suyas. Él se transforma cuando dispara y me gustaría poder aprender a no dudar y solo ser cruel, porque requiero de ello para salvar mi vida, si pretendo seguir haciendo esto.

Bajamos y la mayoría de los chicos que estaban en el lugar se encontraban en la sala, incluyendo a los nuevos, incluso él. No lo mire, me dispuse a sentarme en el brazo del mueble cuando vi a Jacobo sentado en el mismo. Lo salude con una mirada y nos sonreímos. A pesar de mi desagrado por Bruno, le dedique toda mi atención, para no tener excusa y mirar por los alrededores.

— Esta noche vamos a trabajar en equipos, para poder recorrer terreno de forma mucho más eficiente, no quiero excusas con respecto a quién les toque trabajar, son adultos y necesito que colaboren. – Pude ver que le dedico una mirada a Darío, que solo lo miro fastidiado.

— Un grupo se va a ir conmigo a los 7 pecados y le otro se va con Bruno a la cueva. – Dijo Antonio.

— Ustedes vengan conmigo y seleccionare a otros que saben moverse en el local. – No esperaba que Bruno también me eligiera, pero es mucho más cómodo para mí trabajar con mis amigos.

— Y ustedes vengan conmigo. – Antonio se llevo a algunos de los chicos que llegaron con él y a algunos viejos.

— Pueden ir saliendo, los alcanzo en unos minutos.

No hizo falta preguntar nada, me subí a la moto con George y Darío se fue con Jacobo, el resto de los chicos se acomodaron a su modo. Intente prestarle atención al camino y llegamos a la cueva sin complicaciones, el lugar era tétrico, pero era de mis lugares favoritos, porque aquí lo vi por primera vez, fue el lugar en el que me cambio la vida. Me acomode a un lado de los chicos que estaban esperando a Bruno, sin poder evitar preguntarme que se supone que haríamos, aunque la verdad ya tenía una sospecha. Básicamente era la misma razón por la que habían buscado a los miembros nuevos, los Red K.

— ¿Seguiremos intentando averiguar que traman los Red K? – Pregunte.

— Eso supongo, no sé que se propone hacer el jefe, pero Bruno solo tiene que obedecer. – Dijo Darío.

— ¿Qué es lo que realmente pretenden? ¿Eliminar a todos los Red K? – No pude evitar que la pregunta sonara con cierto tono de burla.

— Si pudiéramos hacerlo, no lo pensaría demasiado. – Dijo George, su tono de voz me dio a entender que estaba hablando en serio.

— ¿Los matarías a todos?

— A todos.

— Son nuestros enemigos, si les tenemos algún tipo de piedad, ellos nos van a matar a nosotros. – Dijo Jacobo.

— No lo saben. – Susurre.

— Miren, puedo ver a algunos Red K. – Dijo Darío, mire en la dirección que estaba señalando y pude identificar a Oliver, Daniel, Rafael, entre otros de los chicos.

— Esos no son problemáticos. – Dijo George.

— Pero si esos están aquí, probablemente atentos a cualquier problema, puede que los que si son peligrosos estén por los alrededores. – Señalo Jacobo.

— Vamos a separarnos, tengan cuidado. – Dijo Darío, suspire.

La mirada de George me puso de los nervios, me pregunto si sería capaz de matarme sin pensarlo, como dijo. Sé que debo prepararme, porque en el futuro tendré que enfrentar todas esas posibilidades, no es posible que razone con alguien que herido y traicionado nunca entendería el porqué le hice daño. Comencé a caminar por los alrededores y pude ver a otros Red K, me pregunte si mi novio también estaría presente esta noche en el lugar. Lo mejor era no verlos o entrar en contacto con ellos, solo era cuestión de tiempo que también notaran a los halcones y se pusieran un poco más a la defensiva.

— Haces un buen trabajo. – Su voz me tomo por sorpresa.

— Tengo la leve impresión de que eres un acosador.

— Trabajamos juntos, tengo una excusa para estar en este lugar, puedo jurar que solo es una coincidencia.

— ¿Las personas cómo tú juran?

— Bueno, a veces ¿Eso te sorprende?

— No esperaba que una persona tan escalofriante fuera devota a algún tipo de fe.

— ¿Piensas que soy escalofriante? – Sonrío y nos miramos a los ojos.

— No tengo la menor duda.

— Estuve investigando un poco sobre ti, vaya que eres fascinante. – Mi cuerpo se comenzó a tensar.

— ¿Y qué descubriste?

— Tu procedencia, parece que tus padres tienen el dinero suficiente como para mantener a un país pequeño económicamente estable.

— No tengo nada que ver con eso, pero supongo que suena tentador para una persona como tú.

— El dinero me gusta, pero no es lo más importante del mundo. – Lo mire arqueando una ceja.

— ¿Qué podría gustarle más a una persona que el dinero?

— A mí me gustas mucho más tú. – Sus ojos negros brillaron con malicia.

— Es una pena que ya tenga a una persona que considere mi todo.

— Mira Adrián, realmente no me importa que intentes mostrarme que no te importo de la forma que sea o el pretexto que busques, porque desde la primera vez pude sentirlo.

— ¿Qué sentiste?

— Un hilo entre mis dedos que esta torpemente atado a ti. – Suspire.

— M.

— ¿Te lo explico? Fue muy extraño la primera vez, como si me hubieran enterrado un cuchillo en el pecho, profunda y dolorosamente, tocando algo que pensé estaba muerto desde hace mucho tiempo, luego del dolor se siente algo delicioso.

— Mi destino está atado a otra persona, ese hilo, debes estar viéndolo mal.

— Si te encuentras atado a otra persona ¿No puedo solo cortar ese hilo?

— No puedes.

— Adrián, existen las tijeras.

Entonces fue que me di cuenta de que unos ojos grises y oscuros me estaban observando desde el segundo piso de la cueva. Y me pregunté si S bajaría a cortarle la cabeza a M.  

Notas finales:

Les agradezco por leer, espero que disfruten esta historia. Preguntas, dudas y sugerencias en los comentarios.

 


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