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Marioneta De Cristal por Satan666

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Notas del capitulo:

Espero que les agrade esta historia, es completamente original. Fue editada, por lo que si la seguías hace unos años, te recomiendo que las vuelvas a leer. 

  Si me quieren apoyar en wattpad también subo mis historias en la plataforma.    https://www.wattpad.com/user/karenvruz  

También hice un trailer para esta historia en la plataforma de tiktok, espero les guste.    https://vm.tiktok.com/ZMeykhEHp/  

Mis otras historias están en proceso de edición. 

Capítulo XXVI. (El plan Red K)

POV Adrián

Regrese a la zona roja por la madrugada, y a pesar de que los chicos me dijeron que me quedara y mis ganas de hacerlo, sería lo menos prudente en estos momentos, porque es hora de poner en marcha los planes, no debo ser imprudente. Me estacione y me quede un rato en la camioneta antes de entrar al lugar de los halcones, lo hice silenciosamente, por la hora y el hecho de querer evitar preguntas, pero para mi suerte no había nadie cerca, por lo que subí de inmediato a la habitación. Me percate de que Darío estaba dormido, así que camine con cuidado hasta que llegue a la cama y pude tumbarme, el dolor de espalda me estaba matando.

No me dormí de inmediato, me mantuve dando vueltas hasta comenzó a amanecer y la luz del día entro por la ventana, molestándome de sobre manera. Así que puse una almohada sobre mi cabeza y de inmediato me quede profundamente dormido. Me despertó la voz distante de Darío que se fue haciendo más fuerte con el pasar de los segundos, maldije por lo bajo y me pregunte cuantas horas había conseguido dormir.

— Adrián cariño, debes levantarte.

— ¿Qué sucede? – Mi voz se escucho un poco ronca.

— Tenemos que trabajar.

— ¿Ahora?

— Sí, porque hay un cliente muy importante abajo que espera poder hablar con nosotros para darnos exactamente las pautas que necesita.

— ¿Está abajo? – Me senté sobre la cama.

— Si y tenemos que estar presentes, parece que es algo grande y Bruno nos necesita abajo, vaya pareces un muerto.

— Lo imaginó, no pude dormir mucho. – Me frote los ojos con cansancio.

— Puedes dormir después de la reunión, cámbiate y baja lo más rápido que puedas, tendré listo tu café.

— Darío, realmente te amo.

— Lo sé, lo sé. – Sonrío complacido y salió de la habitación.

Me levante a regaña dientes y camine hasta el baño para cepillarme los dientes, lavarme y volverme a sujetar el cabello. No me mire al espejo, para no asustarme con esa cara de muerto que había señalado Darío. No me tomo más de algunos pocos minutos, por lo baje de inmediato y me encontré con mi enorme vaso de café, el ambiente era formal y todos se concentraban en el hombre que estaba sentado junto a Bruno. A nadie le paso desapercibido el hecho de que parecía un poco asustado y que no dejaba de mirar a los lados frenéticamente preocupado, como si alguien lo estuviera siguiendo. Me senté a un lado de George y Jacobo, ninguno dijo nada, solo me miraron y se volvieron a concentrar en el cliente.

Yo estaba mucho más concentrado en mi café, pero pude seguir el hilo de la conversación de inmediato. También me concentre en las palabras del hombre, no debía tener más de treinta años y si mi rostro dejaba ver cansancio, el suyo asustaría a cualquier persona por la calle. Se notaba que no había dormido en varios días, lo que probablemente explicaba su comportamiento.

— Muy bien, repasemos la situación un momento, lo que entiendo es que usted quiere que nosotros borremos esos datos que lo comprometen con esos negocios. – Le dijo Bruno, el hombre asintió.

— Todo debe desaparecer, como si no hubiera existido nunca.

— No tenemos a ningún experto en informática ahora mismo con nosotros, pero si nos podemos encargar del otro asunto, eliminar a cualquiera que pueda ser un problema en su futuro. – Le explico Bruno.

— Por favor, me gustaría que encuentre la manera de tener acceso a todos esos documentos, tienen mi nombre y si llegan a la corte estaré perdido. – En su voz se notaba que la preocupación lo estaba matando.

— Vamos a hacer todo lo posible por usted, Joshua.

— Nunca espere que mi asistente me apuñalara por la espalda. – Gruño.

— No se preocupe, desde ahora nos encargaremos y haremos todo lo que esté en nuestras manos para encargarnos de todo lo que necesita, pero ya que esto no es un trabajo fácil debo pedirle comprensión, porque nos va a tomar varias semanas, mientras conseguimos a un experto perfecto para esto y evaluamos la situación. – Le siguió explicando Bruno.

— Por favor manténganme informado de cada paso, estaré esperando como va su progreso. – Se levanto y estrecho la mano de Bruno, luego miro a todos los demás y camino hasta la salida, se fue.

— No es un trabajo fácil Bruno, vamos a estar realmente ocupados. – Le dijo Darío.

— Por eso es que todos los que estén disponibles van a participar en esto, ya que necesito todo el apoyo posible.

— Darío sabe de computadoras ¿No es así? – Les dije y mire a Darío.

— Es cierto, no sé cómo no se me ocurrió antes y es de nuestra confianza. – Susurro Bruno.

— Espera un minuto, no estarás pensando que sea buena idea involucrarlo en este trabajo ¿Cierto? – Le pregunto Darío a Bruno.

— Nos puede ayudar, es un experto en todas estas cosas.

— Dios. – Darío puso una mano sobre su frente.

— Si se lo pedimos probablemente lo haga sin dudarlo. – Dijo George.

— ¿Y esa buena idea? – Pregunto Camilo.

— Yo voy a hablar con él para explicarle la situación y seré quien tome la decisión final. – Impuso Bruno.

— Si realmente es tan bueno como dice todo el tiempo, puede que no nos tome tanto tiempo hacer este trabajo. – Les dije.

— Pero él no sabe defenderse, tendremos que protegerlo todo el tiempo. – Gruño Darío.

— Ya veremos cómo hacer que funcione. – Le dijo Bruno.

— Tenemos que hacer un buen trabajo, eso nos ayudara con otros clientes. – Dijo Jacobo.

— De acuerdo, entonces pasaremos los siguientes días analizando todos los planos del terreno al que debemos ingresar, es una estructura enorme la de ese lugar y vamos a tener que organizarnos.

— Yo puedo ir, tomare algunas fotos y volveré más tarde. – Le dije.

— ¿Puedes hacerlo?

— Sin problema. – Bruno me miro no muy convencido, pero asintió.

— Revisa todas las alcantarillas, las ventanas, las puertas y los techos.

— Está bien, los veo más tarde.

Me levante y subí a la habitación para tomar las llaves de la expedition, me cambie la ropa por un mono deportivo negro y una camisa gris que estaba ligeramente ajustada. Baje a la cocina para recargar el vaso de café y sin mirar a nadie entre al auto para acomodarme. Puse el aire tan pronto como encendí el motor y le escribí un mensaje antes de arrancar y alejarme del lugar ¿Sigues allá? Puse la radio y tome un sorbo de café antes de salir de la calle, recibí una respuesta cuando cruce fuera de la zona roja Todos estamos aquí ¿Qué sucede? contesté con una mano y mantuve el volante con la otra antes de acelerar lo más que pude para meterme en la carretera y dirigirme hacía la cabaña Voy en camino.

Llegue mucho más rápido, en unos veinte minutos, pero claro que tuve que conducir como si tuviera intenciones suicidas de por medio, pero no me detuvo la policía y llegue en una pieza. Me estacione bajo el mismo árbol de la noche anterior y maldije porque aun de día se sentía frío en ese lugar. Toque la puerta y un momento después me abrieron para que pudiera pasar, algunos de los chicos estaban sentados en la pequeña sala y otros en la parte de atrás. Busque a mi novio con la mirada, y después de ubicarlo me acerque lo suficiente para que me notaran.

— Mira, ya llego. – Le dijo Rafael y S me miro aliviado.

— Estaba preocupado, pensamos que te había pasado algo. – Me dijo.

— Lo lamento, no pensé que podías haber mal interpretado mi mensaje.

— Pusiste que venias tan de repente que pensé que estaba ocurriendo algo grande con los halcones.

— Bueno, ciertamente ocurrirá algo grande. – Me miro con curiosidad.

— ¿Qué sucede Adrián? – Me pregunto Ronald.

Entonces les conté todo sobre el hombre, el trabajo que le pidió a los halcones y el lugar al que teníamos que infiltrarnos para poder llevarlo a cabo. Me escucharon atentamente, sin interrumpirme hasta que termine de decirles absolutamente todas mis ideas, con respecto a la situación.

— Ya que Santiago termino involucrado, me parece una buena oportunidad para intentar deshacernos de él, se que el trabajo más un plan hace que la situación sea mucho más complicada, pero...

— No, en realidad es muy buena idea. – Me dijo Ronald.

— ¿De verdad? – Me metí las manos a los bolsillos, por el frío.

— Si, de verdad. – Me dijo S.

— Parece que podemos hacer todo lo que queremos en el mismo lugar.

— ¿Y qué es exactamente lo que quieren hacer? – Los mire, actúan un poco sospechosos desde ayer.

— Adrián, esto puede ser un poco difícil de escuchar, pero queremos poner una bomba, y ahora que nos hablaste de ese lugar, es perfecto.

— ¿Una bomba? – Los mire sorprendido.

— Oliver y Daniel son expertos en la instalación y se encargaran de todo.

— Es que... — Me quede sin palabras.

— Sabemos que tus amigos pueden resultar afectados, no queremos hacer algo que resulte desagradable para ti, pero el asunto es que si nosotros no hacemos algo drástico para eliminarlos ahora, ellos lo harán. – Me explico Ronald, con mucho cuidado.

— Está bien, yo entiendo eso y el plan que pensaron, pero también estaré dentro.

— No dejaremos que te pase nada, vas a salir antes de que explote. – Me dijo S.

— De acuerdo...

— No lo haremos si no estás del todo seguro. – Los mire.

— Si es realmente necesario, entonces yo podría tratar de sacar a los chicos y evitar que les pase algo. – Susurre.

— Ya pensaremos en algo, ahora necesitamos que nos digas que clase de lugar es ese, su estructura, la cantidad de pisos que tiene y de más. – Me dijo Rafael.

— S supone que ahora mismo estoy averiguando todo eso, tengo que tomar fotos para comenzar a armar un plan y actuar en unas pocas semanas.

— Nosotros vamos a regresar en un par de horas, vamos todos juntos. – Asentí.

— Mientras tanto caminemos por aquí. – Me susurro S.

Todos se ocuparon en otra cosa y nosotros nos sentamos cerca del lago, mi novio me miro con gesto divertido, mi cuerpo estaba temblando por el frío, y aunque me ofreció su chaqueta, le dije que no. Me limite a solo verlo fumar y disfrutar de su compañía, sin hablar de nada mucho más importante que lo que habíamos hecho esos días. No me pasó por alto el semblante de su rostro, se notaba que estaba cansado y me preocupaba que tanto hubiera dormido entre trabajos y todo lo que hacía. Aclare mi garganta para llamar su atención y me miro.

— ¿Crees que todo esto salga bien? Sé que ustedes saben lo que hacen, pero siento que se está complicando.

— Confía en nosotros, te aseguro que saldrá muy bien, hemos hecho cosas más complicadas. – No quise preguntar qué cosas.

— Amor. – Susurre, me miro.

— ¿Estás preocupado? – Pregunto, asentí.

— ¿Qué vamos a hacer en caso de que algo no salga bien?

— Bueno, si algo no sale del todo bien y nuestras vidas corren peligro, solo vamos a desaparecer.

— ¿A dónde iremos? – Me recosté en el césped.

— Para todos lados y para ninguno. – Lo mire.

— No tengo miedo. – Susurre.

— Tener miedo no te hace más o menos fuerte.

— Lo sé, pero una persona prudente tendría miedo por esto.

— Vivimos en la zona roja, no somos personas prudentes. – Sonrío.

— Parece que ya me acostumbre a esta locura. – Suspire.

Regresamos a la ciudad un par de horas después y no dirigimos al lugar en el que se llevaría a cabo el trabajo con los Halcones y el plan de los Red K. Me estacione y mientras los chicos reconocían el terreno por su cuenta, yo tome fotografías de todo lo que considere necesario, así que me tarde poco más de una hora y termine justo a tiempo, el cielo estaba profesando una tormenta, así que busque a los demás con intención de despedirme, pero me hicieron quedarme con ellos otra hora para cenar todos juntos.

Llegamos a un restaurante en el centro, el ambiente era relajado y según ellos servían muy buena comida, incluso conocían al dueño. Así que me senté, me tome una cerveza y comí tanto que después necesite un poco de esfuerzo para obligarme a levantarme y regresar a trabajar. La verdad es que lo sentí como algo de paz antes de la tormenta. Trate de despejar mi mente durante todo el camino de regreso, así que cuando llegue, no me preocupe por hacer silencio o disimular mi comportamiento.

Salude a los chicos que estaban por los alrededores y encontré a Bruno para darle la cámara con las fotos, no me hizo preguntas, así que subí a la habitación y me recosté sobre la cama. No me di cuenta de cuando me quede dormido, pero me despertó un grito en el piso de abajo, mire mi mano, estaba sujetando el arma con fuerza, suspire.

— Malditos instintos. – Gruñí y me levante para bajar a la sala.

— Esta idea no me gusta nada, estoy completamente en contra, para que lo sepan. – Dijo Darío.

— Darío sabemos que no te gusta la idea, pero no tenemos otra opción, tú hermano es lo más viable que tenemos ahora. – Le dijo Jacobo.

— Hagan lo que quiera, pero no cuenten conmigo para protegerlo. – Gruño Darío.

— No podemos obligarte, pero me sigue pareciendo increíble que le tengas tanto odio tanto a su hermano. – Le dijo George, me senté en el sofá.

— Es complicado.

— Su participación será corta, escuchaste a Bruno, solo se va a ocupar de las computadoras y nosotros haremos lo demás. – Susurro Camilo.

— Lamento haber sugerido que nos ayudara. – Le dije, me miro.

— No estoy molesto contigo, Adrián.

— Eso me hace sentir más aliviado. – Le sonreí y me correspondió.

— Tenemos que verificar los nombres de todas las personas de las que nos vamos a encargar. – Dijo Jacobo.

— ¿Cuántas son? – Le pregunte.

— Creo que son unas 7 personas.

— No son muchas.

— De todos modos no podemos bajar la guardia, Bruno quiere comenzar a armar hoy lo que será nuestra estrategia.

— De acuerdo, estoy listo.

POV S

— ¿Por qué no le dijiste a Adrián que llevas días sintiéndote mal?

— No me pareció oportuno preocuparlo más de lo que esta Ronald.

— Tiene derecho a saberlo, es tu novio.

— Probablemente se me pase bastante pronto.

— No importa que tan indestructible pienses que eres, sigues siendo un ser humano, no te exijas más de lo que puedes dar. – Se acerco y me puso un paño húmedo sobre la frente, suspire.

— A veces se me olvida lo quién soy, las personas no suelen hacer tanto daño como nosotros.

— Es difícil vivir con nuestro peso, pero es la vida que elegimos.

— No me estoy quejando de ella, no me veo haciendo otra cosa.

— Es porque esto es todo lo que conoces. – Suspiro.

— Ustedes y Adrián son lo único que me hace mantener cuerdo.

— No pierdas tu humanidad y no intentes cargar con todo tu solo.

— Parece que todo lo que pasara durante los siguientes meses no ayudara mucho con esa tarea. – Sonreí.

— Lo sé, pero si todo sale bien entonces valdrá la pena cargar con esto, las muertes de esas personas no pueden pesarnos.

— No me pesan esas personas, me preocupa Adrián.

— ¿Qué vamos a hacer si algo le ocurre a sus amigos? ¿Nos perdonara?

— Estoy seguro de que eventualmente lo hará, todos hemos visto morir personas importantes aquí, hay que seguir viviendo, por muy difícil que sea. – Me senté.

— Deberías quedarte recostado, no tenemos trabajo por ahora.

— El no hacer nada me produce ansiedad. – Le dije, mis manos estaban temblando.

— ¿Eso te sigue pasando? – Se sentó a mi lado y puso una mano sobre mi hombro.

— Estoy bien.

— Me preocupa que esto pase cuando no esté cerca, deberías decírselo a Adrián.

— Necesito buscar el momento correcto para hacerlo.

— Estoy seguro de que lo entenderá, todos nosotros tenemos un pasado en este lugar.

— No estoy seguro de cómo llegue a esto con él, pero me estoy haciendo dependiente y sé que tengo que hablarle de mi vida y el pasado que no puedo desaparecer. – Tome un cigarro de mi bolsillo y lo puse sobre mis labios.

— Me parece que Adrián te hace bien, antes de que él apareciera tus ojos parecían ser los de un muerto viviente, ahora solo parecen los de una persona que no duerme demasiado, anda a dormir después de fumar. – Me prendió el cigarro.

— ¿Qué vamos a hacer con el plan? – Le pregunte.

— Cuando te sientas mejor, comenzaremos con nuestra estrategia.

Pasaron las semanas y el plan se puso en marcha, era cuestión de tiempo para que los halcones hicieran su movimiento y cuando Adrián nos dio la señal de que estaban listos para actuar, nosotros también estábamos más que listos, para acabar con todos esos insectos. Solo esperaba que pasara lo que pasara, mi novio pudiera perdonarme por no poder evitar las ansias de sangre que mis instintos detonaban.

POV Adrián

— Esta noche vamos a llevar a cabo el plan, quiero recordarles que no voy a permitir ningún tipo de fallo, llevamos semanas preparándonos, los quiero completamente listos para todo lo que pueda pasar y con suerte, vamos a terminar con este trabajo sin grandes obstáculos. – Dijo Bruno.

— Todos estamos más que listos. – Dijo Darío, pero no lo estaba mirando, mantuvo la vista sobre sus manos.

— De acuerdo, nos pondremos en marcha en cuarenta minutos, quiero que todos los equipos estén ubicados justo a tiempo en el lugar pautado durante las reuniones.

— Si jefe.

— ¿Estás preparado? – Le pregunto a Santiago.

— Si, completamente. – Desde que el chico se entero que ayudaría en un trabajo estuvo más que emocionado de colaborar.

— Eso es todo, nos vemos cuando termine el trabajo caballeros.

Nos levantamos para subir a prepararnos, todos estábamos vestidos de negro y guardamos tantas armas como pudimos en nuestra ropa. Lo que es usual la mayor parte del tiempo, por lo que no nos costó trabajo estar listos justo a tiempo y bajar por un enorme vaso de café. Por más que lo intente no pude ocultar mis nervios, pero intente disimularlos. Así que ninguno de los chicos se dio cuenta de ello, estaban ocupados con sus propios asuntos.

Entramos a la expedition y arranque después del tercer grupo de motos que partieron al lugar, estuve aliviado de que mi grupo fuera el mismo de siempre, por lo que Darío, Jacobo, George y Camilo estaban atentos y cubriéndome la espalda, mientras salía de la zona roja y me metía a la autopista. Nos tomo varias semanas buscar el plan y los movimientos perfectos para el trabajo, así que estaba expectante por lo que ocurriría en ese edificio y si me daría tiempo de ayudar a mis amigos a salir.

Me prepare con los Red K también, me dijeron sus ubicaciones y todo lo que debía hacer en cuanto fuera a explotar la bomba, pero la cabeza no dejaba de darme vueltas. Tantas estrategias y planes estaban a punto de volverme loco. Eso, además del hecho de que M no apareció durante todas esas semanas me estaba consternando. Prometió que volveríamos a vernos y solo desapareció, desgraciado.

Me estacione en el punto establecido por Bruno y nos bajamos para ir hasta el lugar de encuentro, nos estábamos moviendo con cuidado por el hecho de que se decidió actuar por la tarde y a pesar de que el cielo se estaba mostrando gris y nublado, tuvimos que actuar con sigilo para que nadie nos pusiera atención. Teníamos los nombres y los rostros de las personas que debíamos eliminar, si todo salía tal como estaba pautado entonces no tardaríamos más de veinte minutos.

Me puse la máscara y llegue junto a los demás a la zona del edificio por la que nos infiltraríamos, otro de los grupos se encargaría del sistema de seguridad y los guardias, así que esperemos la señal de ellos para hacer nuestra parte. Todos estábamos usando un pequeño audífono apenas perceptible por el que Bruno se comunicaría con nosotros cada vez que necesitara hacerlo. Recibimos la señal para movernos en tan solo unos pocos minutos, por lo que comenzamos a entrar uno tras otro, sin dejar de vigilar todo el perímetro a nuestro alrededor.

Llegamos hasta un extremo en el que nos encontraríamos con Santiago para llevarlo con nosotros hasta el sistema de computación al que tenía que acceder para eliminar los datos que el cliente quería desaparecer. Y en el camino cada uno se los chicos fue ubicando las oficinas de todos los que estaban en nuestra lista, no era su día de suerte. Cada uno fue eliminando a cada hombre y mujer que se atravesara en el camino de la forma más silenciosa posible y cuando las victimas ya no resultaron ser un problema llegamos hasta la última puerta.

Desvié la mirada hasta el ducto de uno de los ventiladores, en dónde se supone estaba Daniel, esperando para activar la bomba, solo esperaba mi señal y la de los Red K. Mi corazón comenzó a latir con fuerza y mi cuerpo tembló violentamente, pero pellizque mi brazo para obligarme a permanecer tranquilo. Darío consiguió abrir la puerta y Santiago entro para ponerse a trabajar, no tardo más de algunos minutos, pero sentí como una eternidad el tiempo que estuvo dentro.

Aunque me pareció impresionante el hecho de que desbloqueara todo el sistema de datos y tuviera acceso a cada archivo de la empresa, fue lo suficientemente rápido como para igualar a una computadora.

Entonces supe que debía darle la señal a Daniel, pero en su lugar mis ojos le pusieron atención a la persona que estaba caminando en el techo, no supe de quién se trataba hasta que me miro y me hizo una señal para que me mantuviera en silencio, asentí por inercia. En ese momento creí haber visto toda clase de cosas, desde que llegue a la zona roja, pero lo que hizo M pasó en cámara lenta y no pude perder detalle, por mucho que intentara apartar la vista de él y sus acciones.

Justo en ese momento me pareció que su apodo le hacía justicia, por el hecho de que nadie más se percato de su presencia y todo lo que a mí me pareció un momento eterno, solo paso en unos segundos. Cuando Santiago salió nos retiramos para regresar por el mismo pasillo y salir del lugar, Bruno nos comunico Misión cumplida y eso fue lo último que escuchamos antes de todo lo que ocurrió, no pude hacerle la señal a los Red K porque mi cuerpo se quedo paralizado.

Me di cuenta de que M nos estuvo siguiendo el paso desde arriba, por lo que cuando cayó un liquido de procedencia misteriosa, pero con un olor bastante fuerte del techo sobre Santiago y luego su cuerpo entero se prendió en llamas, no me quede helado como los demás, observando la horrible escena, pero no pude moverme por más que lo intentara, los gritos de Santiago eran lo peor que hubiera escuchado en mi vida. Se estaba quemando vivo frente a nosotros.

Solo pude moverme cuando desvié la mirada hacía la ventana y Oliver me hizo una señal desesperado. Me obligue a moverme antes de asentir en su dirección. Tome la mano de Darío para alejarlo del cuerpo de su hermano, que gritaba incontrolablemente y salí corriendo por el pasillo hasta que encontré las escaleras de emergencias, baje hasta el segundo piso y pude escuchar a George y Jacobo seguirme el paso, sabían tan bien como yo que no había nada que pudiéramos hacer por Santiago y debió haberles preocupado el hecho de no saber quién fue el atacante.

Sin embargo, el cuerpo de Darío estaba tenso y no se movía, por lo que arrastrarlo me estaba tomando un gran esfuerzo. Seguíamos escuchando los gritos de Santiago, pero no me detuve, seguí bajando las escaleras y antes de llegar al primer piso, pude escuchar una fuerte explosión sobre nosotros. Me aferre con las uñas al barandal de las escaleras para evitar caerme y termine de bajar como pude, pero Darío no se movió conmigo y fue muy tarde para regresar a buscarlo. Otro piso exploto y el edificio comenzó a caerse, todo se puso negro y mis sentidos se desorientaron.

Solo pude sentir un inmenso ardor en los ojos y que el humo estaba en mi garganta, intente ubicarme pero no pude ver nada. Mi mente se apago por un instante y sentí como alguien arrastraba mi cuerpo hasta la calle. No pude ver de quien se trataba hasta que abrió la tapa de una alcantarilla y me empujo dentro, maldije por el golpe y el dolor de culo que tendría durante todos esos días.

— Respira lentamente, con mucho cuidado. – Me dijo M.

— Te estoy odiando demasiado en estos momentos. – Le dije apretando los dientes, sonrío.

— Yo también te extrañe bonito.

— ¿Los demás escaparon? – Le pregunte.

— Lo lamento, no pude verlos. – Se agacho a mi lado y me miro.

— ¿Cómo pudiste hacer algo así?

— Hice cosas mucho peores.

— Voy a tener pesadillas por muchos meses. – Susurre, en ese momento el auricular hizo interferencia.

— Parece que Bruno está vivo. – Me dijo.

— ¿Cómo...?

— También tengo uno. – Se saco el auricular y me lo mostro.

— No apareciste en varias semanas ¿Cómo sabías de todo esto?

— Adrián, no hay nada que yo no sepa. – Toco mi barbilla.

— Estoy preocupado.

— Tus amigos son muy listos, estarán bien, pero te aseguro de que hay que preparar unos cuantos funerales. – Me estremecí.

— ¿Vas a irte de nuevo? – Le pregunte.

— ¿No quieres que me vaya? – Sonrío, lo mire mal.

— Debo ir a ver quién está vivo, pero tú deberías irte con ellos.

— Espero poder entender algún día todo lo que te pasa por la cabeza. – Me levante y arrugue la nariz por el olor de las cloacas.

— Es mejor que no lo sepas, tal vez ya no me extrañes.

— Yo no te...

— Vete ahora. – Me levanto y pude salir.

— Ten cuidado. – Dije entre dientes y desvié la mirada, él parecía sentirse complacido.

— Volverás a verme muy pronto.

La calle era un completo desastre y las personas que corrían asustadas por todos lados no ayudaban mucho a mejorar la situación. Hice todo lo posible por recordar los puntos en los que me dijo S que los encontrará y después de un rato pude ubicarlos. No pude conducir de regreso a la zona roja porque tenía las manos heridas, así que Ronald vino conmigo y alguien más se ocuparía de su moto. Pensé más de una vez en intentar regresar para buscar a mis amigos, pero no lo hice y cuando llegamos a la cabaña unos treinta y dos minutos después, me quede profundamente dormido, cuando mi cuerpo toco la cama. Fue en ese momento que tuve mi primera pesadilla y me di cuenta de que nunca escaparía de todo lo que había ocurrido ese día. 


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