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Marioneta De Cristal por Satan666

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Notas del capitulo:

Espero que les agrade esta historia, es completamente original. Fue editada, por lo que si la seguías hace unos años, te recomiendo que las vuelvas a leer.

    Si me quieren apoyar en wattpad también subo mis historias en la plataforma.    https://www.wattpad.com/user/karenvruz  

También hice un trailer para esta historia en la plataforma de tiktok, espero les guste.    https://vm.tiktok.com/ZMeykhEHp/  

Mis otras historias están en proceso de edición. 

Capítulo XXXI. (Regresando)

POV Adrián

— ¿Paso algo?

— Vine a ponerte al tanto de la situación actual.

— De acuerdo. – Cerré la puerta y me apoye sobre la pared.

— Me reporte con Bruno, están esperando que se integren los demás que siguen vivos, pero heridos.

— ¿No hicieron ningún comentario sobre mí?

— Nada en particular, te estuvieron buscando estos días, no tienen la menor idea de dónde te encuentras, podría decirse que Darío está preocupado. – Puso un cigarro en sus labios y lo prendió con el encendedor.

— Tome la decisión de regresar. – Le dije, me miro.

— ¿Estás seguro? ¿Crees que sea buena idea?

— Bueno la situación me está obligando a ello, pero creo que es la mejor idea por el momento. – Suspire, dejando salir humo helado de mi boca.

— ¿Me vas a poner al tanto?

— Supongo que es lo más conveniente. – Susurre.

Busque la manera de explicarle todo brevemente sin perder detalle de la situación, incluso lo que paso hoy en la cueva y porque tome la decisión de regresar con los Halcones. Me escucho en silencio sin decir una nada hasta que termine de hablar.

— ¿Crees que con los Halcones estés un poco más protegido?

— No estoy seguro, pero la idea no es esconderme, es solo perderme de su vista mientras averiguo que está pasando.

— Supongo que es lo mejor, además tus amigos quieren saber si estás vivo o no, pero ¿Ya pensaste que vas a decirles?

— No estoy seguro. – Suspire.

— Diles que fuiste herido y que terminaste en una clínica de la zona azul, no creo que nadie se tome la molestia de ir a ver si es cierto.

— No conoces a Bruno.

— Yo me encargo de Bruno, y también voy a investigar un poco sobre ese tipo y que es lo que quiere, también la relación que tiene con tu familia.

— No deberías tomarte tantas molestias.

— Creo que lo hago más por mí mismo que por ti, así que no te preocupes. – Dejo escapar el humo del cigarro y pude sentir el aroma tan conocido y uno de mis favoritos.

— M ¿Te puedo preguntar algo?

— Adelante. – Me miro interesado.

— ¿Tienes familia?

— No lo sé, no lo recuerdo.

— ¿Cómo?

— No recuerdo nada de mi pasado, todo se borro.

— ¿Y tú nombre?

— Es lo único que se, mi nombre.

— ¿Cómo lo sabes?

— Estaba en un collar que tenía en mi cuello cuando era niño, desperté y lo único que tenia conmigo era eso, probablemente tenía unos seis años... — Se quedo mirando el piso y supuse que estaba atrapado en sus recuerdos, me aclare la garganta para llamar su atención.

— ¿Algún día me lo vas a decir? – Le pregunte.

— Puede ser.

— Espero que en algún momento puedas recordar todo.

— No recordar no es algo que me perturbe demasiado, si tuve una vida muy infeliz, si se murieron mis padres o si me paso algo malo para quedarme solo, no es algo con lo que deba torturarme mentalmente.

— Tienes razón. – Susurre, incapaz de imaginarme que se sentiría vivir una situación así, se acerco y me miro divertido.

— ¿Sientes curiosidad por mí?

— No es porque desconfié de ti.

— Ya lo sé, dime ¿Cuándo piensas volver con ellos?

— Mañana.

— Bastante pronto.

— ¿Vas a ir?

— Tengo que trabajar, pero te buscare en la noche y si las cosas se salen de control, llámame.

— Siento que todo estará bien.

...

Cuando entre me tire en el sofá, con muy poca disposición de entrar a la habitación y enfrentar a mi novio, todos me hacen preguntas, y no tengo respuestas para darles, yo también estoy confundido. No estoy seguro de estar tomando la decisión correcta al regresar, podría solo quedarme con los Red K, pero eso me pondría en una posición de riesgo, si mis amigos me ven con su más grande enemigo ¿Qué se supone que les diré? No es que realmente exista una explicación de verdad razonable para dar.

Aunque si vuelvo con los Halcones me tendría en la mira por un tiempo, porque de hecho Bruno tiene ganas de matarme, George a veces me mira con sospecha, no estoy seguro de lo que pueda pensar Darío y Jacobo es la clase de persona que prefiere torturarse mentalmente antes de contar sus inquietudes, puede saber mucho y decir poco. Tengo que eliminar la desconfianza que puedan tenerme y trabajarlos uno por uno. Tendré que mostrar disposición de participar en cada trabajo y que puedan ver todo lo que hago, que entiendan que nunca sería capaz de actuar en su contra.

Bruno representa una molestia para mí, por lo que si muere o buscamos la forma de eliminarlo, no va a pesarme en la conciencia, pero la verdad es que no creo ser capaz de dañar a los demás, yo no le hice daño a nadie por lo que realmente no soy el culpable de ninguna sentencia. Aunque si estaba al tanto del delito, no pueden juzgarme sin pruebas. Yo no le hice daño a Santiago o a los chicos heridos y mucho menos podría hacer algo en contra de George, Jacobo o Darío.

Mantener esos pensamientos me da cierta clase de alivio, porque es mi humanidad la que me hace desistir de la idea de lastimar a las personas que me importan. Sé que en algún momento mi instinto de supervivencia va a ser mucho más importante que el sentimentalismo, pero dudo que me vaya a sentir como estos chicos, que han tenido vidas lamentables y de verdad ajenas a la mía, sus vidas siempre estuvieron llenas de sangre y sufrimiento, fueron obligados a ser hombres mucho antes de lo debido. En mi caso yo no tengo porque odiar a nadie, mis acciones no tienen una justificación razonable y sé que por eso debería sentirme avergonzado de mi mismo, lo único que me motiva a hacer y dejar de hacer en este lugar es S, porque lo que siento por él es mucho más grande que todo esto.

No puedo escapar de esto, el sentimiento me ahoga, me consume y tiene la obligación de seguir haciendo todo por quedarme a su lado. Sé que no es como si estuviera perdiendo mi propia voluntad, es que simplemente ya no puedo imaginar mi vida sin él.

— Adrián ¿Qué estás haciendo aquí? – Me gire para ver al dueño de la voz.

— No puedo dormir, estoy muy inquieto pensando y no quiero molestar a S.

— Pensé que te sentías mal, no tienes buen aspecto.

— Sí, tengo días con muy mal sueño. – Suspire moviendo hacia atrás mi cabello con los dedos.

— ¿Necesitas hablar? – Lo mire y pensé durante un momento, nunca es mala idea hablar con Ronald.

— Bueno estoy pensando si es o no buena idea regresar, me pregunto si es mejor quedarme aquí o arriesgarme y volver, eso implicaría lidiar con el odio de Bruno y las preguntas de los chicos, no lo sé, todo eso me tiene un poco confundido.

— Si no te sientes capaz de lidiar con las complicaciones, entonces lo mejor es que no regreses.

— Pero ¿Sabes? Tengo este impulso interno que me dice que lo haga.

— Supongo que si regresas vas a pasar un mal momento, deben sospechar de todos, es una situación de la que cualquiera escaparía.

— Lo sé, pero así como van a sospechar de mí, van a hacerlo entre ellos mismos y este lugar me enseño que no debemos confiar en nadie, estoy seguro de que hay un guerra interna entre los Halcones ahora mismo, me estoy arrojando a un precipicio lleno de tigres hambrientos.

— Confiar en otra persona no es fácil, es tanto como entregarle la vida a un extraño y no sabes lo que pasará, solo puedes esperar que no hagan nada malo con ella, estás poniendo tu vida en juego si regresas, pero recuerda que puedes terminar siendo tanto un ganador como un perdedor.

— Mi mayor temor ahora mismo es mover mal las piezas y entonces ser un perdedor.

— Adrián, solo puedes ser un perdedor si eres un mal jugador, si eres muy ansioso y arrogante, pero si lo haces correctamente todo estará bien ¿Qué tienes ahora mismo para considerarte un posible ganador?

— Los tengo a ustedes de mi lado, tengo las piezas ganadoras. – Sonrió.

— Vamos a usar un ejemplo para todo esto, la zona roja es un tablero y los Halcones son las piezas blancas, nosotros somos las negras, hay que ser meticuloso con cada movimiento, idear estrategias, atacar su fortaleza y saber moverse correctamente, entonces podrás ganar.

— Antes de intentar atacar la fortaleza, hay que atacar a los soldados que la protegen. – Susurre.

— Tienes razón.

— ¿Qué hago si los soldados que la protegen hacen temblar mi decisión?

— Cuando eso pase llegara la hora de poner a prueba tu humanidad, vas a terminar moviendo las piezas de acuerdo a tu conveniencia, si atacas sin ningún tipo de piedad serás parte de la zona roja tanto como nosotros, un jaque mate inminente que te hará ganador.

— Temo tomar malas decisiones, que les puedan afectar a ustedes.

— No te preocupes por nosotros, estemos de tu lado, siempre. – Me puso la mano sobre la cabeza y despeino mi cabello, el gesto me hizo sentir de nuevo como un niño.

— Ronald, no te pregunte ¿Cómo te sientes?

— Ya me curaron y me vendaron la herida, no te preocupes.

— Lo haremos mejor la próxima vez.

— Sigue entrenando, fuiste de verdad impresionante en la cueva.

...

Me desperté por un grito afuera y el sonido de los pasos en la habitación, S estaba buscando algo, lo mire en silencio mientras movía la ropa del piso hacia otro lado, no tenia puesta la camisa, mire su pecho y cada uno de los tatuajes que subían desde su cintura, por su abdomen, su pecho y su cuello. Todos me dieron curiosidad, porque nunca les preste la debida atención a lo que eran o su significado, pero especialmente fue uno el que me llamo la atención, lo tenía en la espalda y decía mi nombre junto a una fecha, que supuse era el día en el que no conocimos ¿Cuándo se hizo ese tatuaje?

— ¿Estás listo? – Le pregunto Ronald, entrando a la habitación.

— Dame un momento.

— ¿Qué buscas? Este lugar es un desastre.

— Bueno, no soy bueno limpiando. – Ya que lo menciona, si no fuera por mí, este cuarto estaría inundado en ropa y comida vieja.

— ¿Sabes que se va hoy, verdad? – Tomo una camisa y se la puse, me miro y tuve que cerrar los ojos para que se diera cuenta de que lo había estado espiando.

— Algo me comento, si eso es lo que quiere no puedo detenerlo.

— Tenerlo dentro de los Halcones es una ayuda para nosotros, pero es muy peligroso para él, no puedo evitar preocuparme. – Anoche no me dijo eso y me pregunto si fue para no desanimarme de mis decisiones.

— No te preocupes Ronald, se que piensas que nuestras acciones siempre son imprudentes, pero yo confió en las capacidades de Adrián, tengo el presentimiento de que todo saldrá bien.

— Espero que tengas razón, al final todo esto se volvió algo enorme, nunca se me cruzo por la cabeza que te enamorarías de esta manera, todo paso rápido y de repente.

— Bueno él solo apareció de repente, paso lo que tenía que pasar, nunca se me cruzo por la cabeza la idea de enamorarme o hacerme responsable de alguien, pero creo que es algo mucho más simple que solo eso.

— ¿A qué te refieres?

— Recuerdo que una vez leí algo como esto "Según la mitología griega, los seres humanos fueron creados originalmente con cuatro brazos, cuatro piernas y una cabeza con dos caras. Ante el temor de su poder, Zeus los dividió en dos cuerpos separados, condenándolos a pasar su vida en busca de sus otras mitades." Yo pienso que eso es lo que precisamente sucede con nosotros, tenemos que estar juntos porque estamos regresando, así tienen que ser las cosas y sé que lo único capaz de poder separarme de él será la muerte. – Apreté los labios.

— Ya eres un adulto, me siento nostálgico. – Ronald suspiro, pero sonrió.

Ellos hablaron un poco más y salieron de la habitación, deje que pasaran unos minutos antes de levantarme de la cama, las palabras de S quedaron grabadas en mi cabeza, así que estuvieron dando vueltas mucho tiempo. Incluso después de bañarme y recoger mis cosas estuve pensando en lo que dijo. Todo fue certero y preciso.

Sé que él también se siente confundido algunas veces y no sabe cómo lidiar conmigo, qué camino tomar o lo que es correcto, pero sé que algo es seguro para los dos, lo único que va a poder ser capaz de separarnos será la muerte.

Tome las llaves de la expedition y el bolso ya listo, para llevarlo sobre mi hombro, tengo que hacer una visita a mi casa para recoger el resto de mis cosas, el problema es que tendría que entrar como si fuera un ladrón. No quiero que nadie me vea, mis padres deben suponer que su hijo solo desapareció y lidiar con ello, pero sé que debo pensar en un segundo plan si es que deciden buscarme usando sus medios y su poder. Yo hice hace un mes un plan con S para comenzar a trabajar en la idea de tener que desaparecer por completo y mis padres están involucrados en ello.

Mis amigos no saben que yo decidí dejar atrás toda mi vida en la azul y no estoy seguro de que decirles con respecto a eso, cuando comiencen a hacerme preguntas, no existe una explicación lo suficientemente buena o razonable. Mi plan es intentar evitar el tema todo el tiempo que pueda con ellos, aunque mi excusa de estos días con respecto a mi ausencia es precisamente la zona azul.

Cerré la puerta de la habitación listo para irme, no encontré a nadie por los alrededores, supuse que la mayoría estaba trabajando, se que saben dónde estaré y que no van a preocuparse. Cuando salí del lugar la luz me dio directamente en los ojos, me quede y me dispuse a caminar tapando mi rostro con el brazo hasta dónde había dejado la camioneta, hasta que sentí que me arrojaron algo, entonces me detuve.

— ¿Estás listo para volver?

— ¿Qué haces aquí? – De verdad no estaba esperando verlo.

— Trabajare más tarde, admito que me siento un poco inquieto de dejarte ir solo de regreso, entrare contigo y lidiare con la situación que sea, si no es buena.

— Sabes que puedo cuidarme solo.

— Lo hago por mí, muy paz mental.

— De acuerdo. – Entre a la camioneta y deje mi bolso en el asiento de atrás.

— Antes de regresar necesito pasar por la ciudad, me partí un bracket ayer, tengo que ir al odontólogo, luego pasaré por la zona azul.

— Está bien, seré tu guardaespaldas. — Se subió en la moto.

Cerré la puerta del auto y arranque para salir de la zona roja, me dirigí al centro de la ciudad, al mismo odontólogo que he estado visitando toda mi vida. El hombre no me hizo preguntas con respecto a mi nuevo aspecto, pero si parecía estar bastante intimidado por la presencia de M, que tiene la apariencia de una persona problemática. El simple hecho de que este lleno de tatuajes y perforaciones ya hace que los adultos ya algo mayores lo juzguen. Me pregunto qué pasaría si supieran que carga una pistola encima y que podría matar a todas las personas de la habitación sin que se den cuenta.

— ¿Qué hiciste para que se te despegara de esta forma?

— Me metieron un golpe, en un partido amistoso de fútbol. – No dijo nada con respecto a mis pobres excusas, pero si pareció verse insatisfecho.

— Ya está listo, por favor regresa en unos meses, no dejes de venir Adrián.

— Lo lamento, fueron unos días ocupados.

— Ya está bastante bien, no debe causarte ninguna molestia. – Intento ser amable y sonreír, pero no pudo evitar mirar de reojo a M, que estaba con una revista, probablemente fingiendo que la leía.

— Gracias doctor.

— ¿Ya estás listo, cariño? Vamos. – Me sonrió divertido, pero yo apreté los labios con ganas de matarlo, el doctor no dijo nada, pero supuse lo que estaba pensando.

— Hasta luego, doctor.

Lo tome del brazo para sacarlo rápidamente del lugar y después de pagar en la recepción y evitar la mirada de la empleada, que parecía estar fascinada con nosotros, salimos del consultorio. Le pellizque el brazo con tanta fuerza como pude y él simplemente se echo a reír disfrutando mi incomodidad. No me preocupaba que jugara de esa forma, más bien era el hecho de que fuera con personas cercanas al círculo social de mis padres.

Después nos dirigimos a la zona azul, estacione a una cuadra y camine el resto hasta la casa, subí por el mismo árbol por el que baje con George la primera noche que me obligo a acompañarlo a la cueva y entre mucho más rápido y sin menos problemas a la habitación, entre al armario para tomar ropa y la metí al bolso a la fuerza, también busque una caja en el armario con un sobre lleno de afectivo, que había estado ahorrando para una situación importante en el futuro. También tome algunas cosas que me estaban haciendo falta para mí día a día y baje con el doble de peso.

Regresamos a la zona roja y me dirigí al lugar de los Halcones, estacione en frente y me baje nervioso por lo que me estuviera esperando dentro. No tome el bolso, por si todo terminaba saliendo mal, pero dispuesto a que no fuera de esa forma, me acerque a la puerta y me saque la cadena de los Red K, me puse el prendedor de los Halcones, mire a M y después de un intercambio silencioso de ánimos empuje la puerta para pasar. No encontré a nadie en la sala, así que relamí mis labios con ansiedad antes de subir las escaleras, le dije indique a M que me esperara afuera y subí hasta la habitación que había estado compartiendo con Darío todo ese tiempo.

— Ya regrese. – Susurre, esperando no encontrar a nadie, pero Darío estaba sobre la cama y me miro confundido, como si no pudiera reconocerme.

— ¿Quién...?

— Soy yo Darío.

— ADRIÁN.

— Lamento aparecer hasta ahora, se presentaron muchas cosas.

— No lo puedo creer. – Parecía de verdad sorprendido y muy pálido.

— ¿Te sientes bien? – Me senté a su lado y le puse la mano en la frente, él me siguió mirando como si yo no fuera real.

— No me siento muy bien, pero eso no es importante ahora, tengo algo muy importante que decirte, tenemos que hablar. – Apreté los labios.

— De acuerdo, hablemos. 

Notas finales:

Gracias por leer. 


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