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Marioneta De Cristal por Satan666

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Notas del capitulo:

Espero que les agrade esta historia, es completamente original. Fue editada, por lo que si la seguías hace unos años, te recomiendo que las vuelvas a leer.   

Si me quieren apoyar en wattpad también subo mis historias en la plataforma.    https://www.wattpad.com/user/karenvruz  

También hice un trailer para esta historia en la plataforma de tiktok, espero les guste.    https://vm.tiktok.com/ZMeykhEHp/

  Mis otras historias están en proceso de edición. 

Capítulo XXXII. (Excusas)

POV Adrián

 

— ¿Qué sucede, Darío?

— Bueno, es un poco complicado. – Desvió la mirada.

— Puedes decirme lo que sea, somos amigos ¿No?

— Por supuesto. – Suspiro y me miro fijamente a los ojos, no hay forma de pasar por alto el mal estado de su rostro, se nota su cansancio.

— ¿Paso algo durante estos días?

— Estábamos preocupados, te buscamos por todos lados.

— Estaba en una clínica de la zona azul, ese día todo fue confuso, es difícil recordar lo que paso después de la explosión, pero me las arregle para ir hasta la camioneta y salir del lugar, tenía una pequeña fractura y heridas superficiales, pero supuse que lo mejor era tomarme mi tiempo para que todo estuviera en orden en mi cabeza también. – Intente sonreír, pero no pude darle ese tipo de confianza a mis palabras.

— ¿Ahora te sientes bien? – Susurro.

— Estoy perfecto, mírame.

— Escucha Adrián, también fue confuso para mí, pase unos días difíciles y no estoy seguro de que mi mente estuviera todo el tiempo en la realidad, así que puede que haya visto cosas que realmente no estuvieran allí, por ejemplo...

— ¿Por ejemplo?

— Fui con Bruno a la cueva después de la explosión, ese día fueron los Red K para hablar con la jefa de la cueva, me las arregle para escuchar y ver sin que nadie se diera cuenta. – Me tense.

— ¿Y...?

— Y me pareció verte, con ellos.

— Eso es ridículo Darío. – Sonreí despreocupadamente y lo mire como si lo que estuviera diciendo fuera completamente absurdo.

— Lo sé, no creas que no pensé que era una idea ridícula, culpe a mi mente y me dispuse a seguir buscándolos, pero después me pareció verte en ese lugar de nuevo, pero con una persona.

— Estaba en la zona azul, no me acerque en ningún momento a la cueva.

— No te lo cuento porque tenga alguna clase de sospecha extraña, aunque debo admitir que estaba completamente seguro de que eras tú cuando vi a esa persona, es que llevo días con eso en la cabeza y necesitaba decirlo para poder liberarlo, no quise comentarle nada a Bruno para evitar que el asunto se hiciera grande y un problema.

— No era yo Darío ¿Qué podría estar haciendo con los Red K? La verdad es que no conozco a ninguno, solo los he visto.

— Solo quería que supieras que yo pensé haberte visto en esas ocasiones y admito que quería ver como reaccionabas, pero no desconfió de ti.

— No tienes porque hacerlo y lamento haberte preocupado.

— Lo importante es que estás vivo y regresaste. – Se dejo caer en la cama.

— ¿Te sientes bien?

— Estoy tan cansado, agotado mentalmente.

— Entonces duerme un poco, voy a ordenar comida para nosotros.

— Gracias Adrián. – Sonrió levemente.

— ¿Los demás están trabajando?

— Sí, pero se fueron temprano, deben estar por regresar.

— Entonces pediré para todos. – Me levante de la cama.

— Adrian ¿Puedo preguntarte algo?

— Adelante.

— ¿Te has enamorado?

— ¿A qué viene esa pregunta? – No pude evitar sonreír nervioso y las dos personas que se encargan de volverme loco aparecieron en mi mente.

— Curiosidad.

— Sí, eso creo.

— ¿Cómo se siente?

— Vaya es difícil ponerlo en palabras, pero de repente eres capaz de hacer cualquier cosa por esa persona, vives para ambos y el futuro, te conectas a nivel sentimental y físico, es como un ataque de adrenalina que nunca termina. – Lo mire.

— Debe sentirse genial, enamorarse.

— ¿Nunca te has enamorado?

— Creo que no.

— Ya llegara tu momento, pediré algo rico para comer.

Salí de la habitación y cerré la puerta, suspire aliviado porque a pesar de mis preocupaciones la situación paso de forma tranquila con Darío, pero faltan los demás, y sé que con ellos las explicaciones no son tan fáciles y amenas. Me deje caer en el sofá de la sala y ordene la comida, recosté la cabeza en uno de los cojines y pase los dedos por mi cabello.

— ¿Todo salió bien? – Me gire para ver a M.

— Mejor de lo que pensé, pero creo que se debe a que Darío no está ahora en sus cinco sentidos.

— Lo importante es que tomara tus palabras como una verdad absoluta.

— Darío y yo nos llevamos bastante bien, me preocupan los otros.

— Me quedare contigo, si algo se sale de control entonces me meteré.

— No lo hagas, no es necesario.

— No dejare que te hagan nada.

— No creo que sean capaces de hacerme algo, George y Jacobo, Bruno es otro tema.

— No voy a irme, no hasta que sepa que todo está bien.

— ¿No tienes que trabajar?

— Un poco más tarde. – Se sentó en el brazo del sofá y comencé a tomar mi cabello entre sus dedos, cerré los ojos.

— No tienes que quedarte si estás ocupado.

— No es muy importante, no olvides que prometiste entrenar conmigo.

— Es verdad, solo dime en qué momento lo haremos.

— En la noche. – Lo mire.

— ¿Debo preocuparme? – Sonrió.

— No te haré nada malo, Adrián.

— Eso realmente no me preocupa.

— Muy bien.

En ese momento abrieron la puerta y entraron George, Jacobo, Bruno y Camilo, me senté de golpe, pero sé que fueron capaces de vernos en esa situación extraña. Ninguno dijo nada hasta que Jacobo rompió el silencio y es que ellos no parecían creer que yo fuera del todo real. Me parece que los hice pasar varios días malos, y George nunca me dejara olvidarlo por lo que debo buscar la forma de disculparme.

— Dios, Adrián estábamos realmente preocupados.

— Lo lamento, estaba en la... — Se acerco y me abrazo con fuerza.

— Comenzábamos a creer que no estabas vivo.

— Lo lamento. – Susurre y me levante.

— Parece que ya están todos reincorporados, tendremos una reunión más tarde. – Dijo Bruno y pasó de largo a la cocina.

— ¡Yo también te extrañe! – Le dije.

— ¿Está todo en orden? – Me pregunto George, sin poder evitar mirar a M como si fuera el culpable de algo.

— Estoy bien, solo me estaba recuperando, lamento no haberles avisado nada.

— Lo importante es que ya estás aquí. – Dijo Jacobo y sonrió, también hice lo posible por sonreírle, entonces repare en Camilo que esta vendado y un poco maltratado.

— ¿Cómo te encuentras? – Le pregunte.

— He estado mucho mejor, pero al menos estoy vivo.

— Me alegro de que estés vivo. – Susurre.

— Bueno ¿Y qué paso durante estos días? – Pregunto Jacobo, mirando de reojo a M.

— Nada realmente. – Dije mirándolos a todos.

— Me voy a comer, te busco en la noche. – Dijo el acusado visualmente.

— Pero pedí comida para ti también.

— No te preocupes bonito, tengo que trabajar. – Toco mi barbilla y paso a un lado de los chicos, me sonrió divertido antes de salir y suspire por la situación incómoda.

— ¿Está pasando algo con él? – Pregunto Jacobo señalando con la cabeza la dirección en la que se fue.

— Somos amigos, eso es todo.

— ¿Desde cuándo? – Pregunto George.

— Un tiempo, es agradable.

— Es peligroso. – Susurro Camilo.

— A mí no me va a hacer absolutamente nada, vamos a ponernos al día y pasen por alto el tema de mis amistades, por favor. – Me volví a sentar en el sofá.

Después de un rato llego la comida y les explique lo mismo que le dije un poco antes a Darío, ninguno me pregunto nada en forma de sospecha, seguían curiosos por M y en qué momento me había hecho cercano con él, que era conocido en la zona roja por ser uno de los peores asesinos y mejores piezas de trabajo, porque era eficiente y rápido. Todo eso fueron las palabras de los chicos, que no pudieron evitar mostrar su desdén con el que pensaban ahora era mi nuevo amigo. La verdad es que no sé si eso es lo que somos, simplemente de alguna forma somos cercanos.

En el transcurso de la tarde todos los chicos comenzaron a reunirse en la sala con nosotros y pronto no hubo lugar para más nadie, Darío estaba a mi lado y salvo las dos víctimas de la explosión, el resto estaba presente en el lugar. Incluso M llego cuando se hizo de noche y se quedo cerca de la puerta por la falta de espacio. Intercambios una mirada antes de que la reunión empezara tras la voz imponente de Bruno, puse los brazos en el sofá y los utilice de apoyo para mi cabeza.

— Todos los que estaba heridos ya se incorporaron, son buenas noticias.

— La situación fue un poco intensa, pero es bueno que las pérdidas de los nuestros no fueran tan importantes. – Dijo Antonio y Bruno asintió para darle la razón.

— ¿Cómo nos vamos a organizar ahora? Es evidente que alguien quiere de la forma más rápida posible nuestras cabezas. – Dijo Darío.

— Por favor, es evidente que fueron los Red K. – Dijo el chico que si mal no recuerdo se llama Steven, es uno de los chicos de Antonio.

— No tenemos pruebas de eso, además si le declaramos la guerra a los Red K va a crearse una división en la zona roja y perderemos gente que este de nuestro lado. – Dijo Jacobo.

— Miren, es evidente que necesitamos un plan de trabajo diferente y salvo unas pocas excepciones, lo mejor que siempre estemos con alguien en el trabajo. – Bruno miro de reojo a M.

— Espera Bruno, si realmente fueron los Red K no podemos quedarnos de brazos cruzados, tenemos que hacer algo, puede que no les declaremos una guerra, pero...

— Antonio no pienso quedarme sin hacer nada, el Halcón va a tomar parte en el asunto, parece que va a venir en cualquier momento. – La tensión en la habitación se hizo evidente y todos comenzaron a murmurar.

— ¿Por qué ahora? Hemos pasado por muchas situaciones difíciles y nunca fue necesario que se involucrara. – Dijo Darío mirando a Bruno.

— No me quiso explicar muchos detalles, solo quiero que se preparen para su presencia en este lugar. – Suspiro.

— ¿Crees que esté planeando algo? – Le pregunto George.

— No estoy seguro, ya nos enteraremos de lo que planea, por otro lado aquí tengo los nuevos pedidos de trabajo, se que algunos todavía se recuperan de sus heridas, pero no podemos quedarnos paralizados mucho tiempo, ya le asigne a cada grupo una de estas carpetas. – Levanto la mano para enseñarnos las carpetas que tenía en su mano.

— Tenía un informe para darte sobre los Red K, pero me pregunto si debo dártelo ahora ya que están todos aquí. – Le dijo Antonio a Bruno.

— Adelante.

— Uno de mis chicos estuvo en la cueva el otro día haciendo un encargo y me dijo que hubo un enfrentamiento entre dos grupos ese día, los Red K y unos hombres tres veces más grandes que ellos, según sé son ajenos a la zona roja, pero fue bastante intenso, hasta el punto de que salieron a la calle para seguirlos y tal vez no tenga ninguna clase de relevancia, pero me parece que debía informarlo, porque habían rostros conocidos ese día en la cueva. – Apreté los labios y sentí como comenzó a faltarme el aire.

— Me habían dicho algo sobre eso y también me pareció interesante saber a quienes estaban tratando de eliminar los Red K, es obvio que pretendían acabar con el asunto ese mismo día, por eso los persiguieron en la zona roja. – Bruno me miro y no pude evitar contener los nervios.

— Son policías. – Todos miraron a M.

— ¿Los conoces?

— Son policías corruptos que mantienen trato con oficiales de la zona roja, andan en unos cuantos negocios sucios aquí, también ofrecen servicio de protección para movilizar mercancía, digamos que son doble agentes, lo más seguro es que trabajen en la ciudad de día y vengan aquí de noche. – M dijo todo eso mirándome a los ojos, por lo que Bruno no pudo evitar hacer lo mismo.

— ¿Y por qué los Red K quieren eliminarlos?

— Tal vez se los encargaron. – Dijo Bruno entre dientes.

— De todos modos Bruno, ese día habían rostros conocidos y desconocidos entre los Red K, algunos tuvieron mucho cuidado en no ser reconocidos. – Le dijo Antonio.

— Está bien, haré algunas averiguaciones y por el momento esperemos que nos den órdenes de arriba. – Bruno fue entregando las carpetas por grupo y cuando dio por finalizada la reunión todos comenzaron a hablar entre ellos, yo me levante para llegar hasta M.

— ¿Lo descubriste ahora?

— Llevo investigando desde que me lo comentaste, pero no es importante, lo más probable es que los Red K ahora mismo sepan todo eso.

— ¿Qué voy a hacer si me vieron?

— Si lo hubieran hecho, Bruno ya lo sabría y no estaría tan tranquilo.

— Claro. – Pase los dedos por mi cabello, él sonrió.

— ¿Vamos?

— ¿Qué?

— A entrenar Adrián.

— Es verdad, de acuerdo.

Mire de reojo a mis amigos y nos estaban fulminando con la mirada, no pude evitar contener una risa, porque desde su perspectiva lo más seguro es que estuviera por cometer un asesinato. Camine hasta ellos para dar la excusa que dejara sus mentes en paz durante la noche, pero ciertamente no se me ocurrió nada lo suficientemente bueno.

— El trabajo lo tenemos que hacer todos juntos. – Me dijo Jacobo.

— ¿Ahora? – Pregunte.

— Mañana.

— Perfecto, entonces los veo mañana.

— ¿Para dónde vas?

— Bueno, es que...

— ¿No pensaras irte con él, cierto? – George me miro como si estuviera mal de la cabeza por pensar en irme con alguien más.

— Hice planes con él chicos, estaré aquí a media noche o en la mañana.

— ¿En la mañana? – Todos me miraron preocupados.

— Voy a estar bien, no tienen que preocuparse.

— Adrián, vamos. – M se acerco y me tomo de la mano para jalarme, sabía que los chicos no podían creer lo que estaban viendo, fulmine a M con la mirada, él contuvo una sonrisa.

— Diablos, deja de hacer eso, todos se van a hacer una mala idea. – Le dije entre dientes.

— Ninguna mala idea, solo la realidad, nos vamos. – Les dijo y los chicos se quedaron en blanco, los mire a modo de disculpa.

Estábamos por salir cuando la voz de Bruno nos hizo detenernos en la puerta, le solté la mano a M y cruce los brazos en mi pecho nervioso, los chicos me abordarían con preguntas y explicaciones que no estaba listo para darles, porque la realidad es que no conozco la situación entre él y yo, lo que somos o como sigue esto en el futuro, solo no puedo imaginar que se vaya en algún momento lejos de mí.

— Aquí está tu trabajo, los clientes son exigentes. – Le dijo Bruno.

— Está bien, mañana me haré cargo. – Tomo la carpeta y me la entrego, Bruno nos miro con sospecha.

— ¿Vas a trabajar? – Pregunto alternando miradas entre los dos.

— De hecho tengo otros planes para esta noche, pero haré esto sin falta, así que no te preocupes.

— De acuerdo, recuerda investigar lo que te dije también.

— Si jefe, vamos Adrián. – Volvió a tomarme de la mano y caminamos por la calle hasta su moto.

— ¿Tengo que ir contigo en moto? Tal vez deba considerar que no volveré vivo mañana. – Suspire.

— Nada te pasará conmigo, sube.

— Espera, estoy molesto contigo ¿Qué fue todo eso? Solo quieren verme en toda clase de problemas por tu culpa, no eres la persona preferida de mis amigos.

— Sé que no les gusto, me lo hacen bastante evidente, pero eso no importa la realidad es que solo pretendo gustarte a ti. – Me subí a la moto.

— No sabes cómo te odio. – Gruñí.

— No importa si piensan que estamos juntos, eso es incluso mucho mejor para ti, porque cuando no sepan dónde estás van a suponer que estás con tu novio, nadie se mete conmigo, aun si no les agrado tienen sospecha de algo.

— Eso es porque te tienen miedo. – Hizo rugir el motor y avanzamos.

— ¿Sabes por qué me tienen miedo?

— Porque haces cosas como la que le hiciste a Santiago.

— Es cierto.

— Pero hay muchas personas peligrosas en la zona roja, supongo que más de uno puede hacerte frente.

— Tienes razón, no voy a negarte que han existido los casos, pero no pierdo Adrián, porque no soy un bruto impulsivo, puedo usar bien la cabeza.

— Eres un hombre misterioso, hay tantas cosas que quiero preguntarte y sé que probablemente me las respondas, pero prefiero no saber nada.

— Cuando estés dispuesto a saberlas, me dices.

— ¿Qué es lo que te gusta de mí? ¿Por qué confías en mí?

— Buena pregunta, ni yo mismo conozco la respuesta ¿Por qué yo te gusto a ti?

— No me gustas. – Apreté los dientes.

— Aprende a mentir mejor.

— Bien, tampoco tengo la menor idea, simplemente sé que puedo confiar en ti y no te tengo miedo, tal vez porque me muestras tu lado humano y ellos solo conocen al asesino.

— Te voy a dar una estrellita dorada.

— ¿Estamos de regreso en la primaria?

— Puede ser. – Rio suavemente, también sonreí y me observe el camino.

Aunque él movía la moto con agilidad por las calles de la zona roja que siempre parecen un laberinto, yo no podía ver nada, todo estaba oscuro y la poca iluminación que daban las lámparas alcanzaba para ver sombras en el piso y las paredes. Nos dirigimos a la parte alta de la zona roja, una que nunca solemos frecuentar porque siempre trabajamos en la parte baja, es el la que están la mayor parte de los locales y el movimiento del lugar.

Después de un rato reconocí un poco las calles y supe que era la misma en la que había estado antes, en frente de su casa. Se estaciono y me hizo seguirlo por un callejón hasta una reja que estaba rota por un lado, paso por debajo, así que hice lo mismo y entramos a un gran campo que me hizo recordar las canchas que deporte que suelen tener en los institutos.

— Es perfecto para entrenar, nadie nos va a escuchar.

— Podríamos matar a alguien y nadie lo sabría. – Sonrió.

— No voy a matarte, sería un desperdicio.

— No voy a negar que me preocupa que me mates, pero de verdad es un lugar apartado.

— Eres bastante bueno con la pistola, apuntas bastante bien y rápido, pero todavía hay que mejorar algunas cosas, cuando te pones nervioso es muy evidente que lo haces y nunca debes hacerle saber eso al enemigo.

— A veces sufro pequeños ataques de pánico, cuando siento que estoy en una situación que me puede dar problemas. – Susurre.

— Ven aquí. – Deje la carpeta sobre un muro de piedra y me acerque.

— ¿Qué hago?

— Cuando te sientas nervioso puedes intentar controlar los nervios de estas distintas formas, usa la que mejor se te acomode.

POV Darío

— No lo estoy defendiendo, solo digo que es libre de tener amigos, porque no es una mala persona y dudo que se deje influencias por la psicopatía de alguien más, ustedes lo conocen mucho mejor que yo.

— Yo confió en Adrián, pero esa amistad con M me resulta extraña Darío, no es la clase de persona a la que se suele acercar.

— No confió en ese tipo, está en boca de todos los de arriba y sabemos todo lo que ha hecho dentro y fuera de la zona roja, es de cuidarse, por eso fue que lo trajeron aquí, fue inteligente tenerlo de nuestro lado, pero esto me tiene sin palabras ¿Cuándo se hicieron tan cercanos? – Dijo George.

— Estaban intercambiando miradas durante la reunión y después se fueron juntos, tampoco me voy a quedar satisfecho sin saber bien que es lo que está sucediendo. – Dijo Darío, suspire.

— ¿Cómo es que se dieron cuenta de todo eso? Dios mío, son acosadores.

— Darío ¿No te preocupa Adrián?

— ¿Cómo me dices eso? No pude dormir por todos estos días porque estaba preocupado por él, pero también sé que puede cuidarse solo, Adrián no es la misma persona que llego aquí hace meses, es mucho mejor, aquella persona no sabía de lo que era capaz por sus límites, aquí puede ser todo lo que siempre debió y mucho más, no va a estar con ustedes siempre. – Me levante.

— Solo nos preocupa que le pueda hacer algo malo.

— Ya lo sé Jacobo, es que no hay ninguna razón para que lo haga, intenten confiar un poco y mañana cuando tengamos que ir a trabajar, le pueden preguntar qué es lo que sucede en su vida, buenas noches.

Subí corriendo las escaleras y entre a la habitación cerrando tras de mí la puerta, me deje caer en la cama y mire fijamente la de Adrián, también me preocupa lo que pueda estar pasando en su vida, pero sospechando y presionándolo no haremos ningún bien. Yo mismo tengo mis dudas, por lo que entiendo lo que puede estar pasando por la cabeza de los chicos. Lo mejor que podemos hacer justo ahora es descubrir que está pasando. 


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