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Marioneta De Cristal por Satan666

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Notas del capitulo:

Espero que les agrade esta historia, es completamente original. Fue editada, por lo que si la seguías hace unos años, te recomiendo que las vuelvas a leer. 

  Si me quieren apoyar en wattpad también subo mis historias en la plataforma.    https://www.wattpad.com/user/karenvruz  

También hice un trailer para esta historia en la plataforma de tiktok, espero les guste.    https://vm.tiktok.com/ZMeykhEHp/  

Mis otras historias están en proceso de edición. 

Capítulo XXXIII. (Soluciones)

POV Adrián

— Dios, me duele el culo. – Me deje caer en el piso con la respiración un poco agitada.

— Olvide advertirte que mis entrenamientos son bastante fuertes.

— No creo que pueda levantarme, me siento fatal.

— Estarás bien mañana. – Se acerco y me tendió la mano, la tome y me puse de pie.

— Eso espero, porque tengo que trabajar.

— Vamos, tienes que dormir un poco.

— ¿Me llevaras a casa?

— Puedo bajarte si quieres o te puedes quedar, yo tengo que irme temprano para trabajar, pero...

— Prefiero quedarme, en otro momento preferiría regresar para intentar llevar en paz la situación con los chicos, pero no creo poder sostenerme en la moto.

— Te prestaré ropa, toma un baño y duerme.

Entramos a la habitación después de unos minutos y arrastre los pies hasta el baño para darme una ducha, el agua caliente me relajo los músculos hasta que el dolor fue mucho menos fuerte y cuando salí ya me estaba esperando sobre la cama una muda de ropa y algo para cenar. Me puse la ropa de M, un mono y una camisa negra grande y cómoda. Me senté sobre la cama y tome el trozo de pizza humeante para morderlo, le di un sorbo a la botella de refresco sobre la mesa y suspire complacido.

Literalmente me desmaye después de eso, tan pronto hundí el rostro en las almohadas y sentí ese delicioso aroma, una mezcla entre cigarro, perfume, alcohol, y menta. Siempre es difícil describir el aroma de M, pero me gusta y lo suficiente como para quedarme mucho más tiempo del necesario en su cama, a pesar de tener que regresar con los chicos. Me desperté cuando M lo hizo y silenciosamente lo vi arreglarse, tomo sus cosas y salió de la habitación, apreté los labios preguntándome a dónde iría y si estaría bien.

Me quede un par de horas más, porque de hecho era bastante temprano, el cielo seguía oscuro cuando M salió de la casa, lo que hizo que volviera a aparecer el atisbo de preocupación. Me dispuse a levantarme después de dormir otro rato y así mismo como estaba tome mis cosas y las pistolas para guardarlas antes de salir.

No sé como ubicarme en la parte alta de la zona roja, porque siempre que venimos es de noche y no puedo ver las calles. Me puse a ver los alrededores cuando se me acerco un hombre, no mucho mayor, con barba, perforaciones, tatuajes y estaba fumando.

— ¿Eres Adrián?

— Si. –Me prepare mentalmente para tomar mi arma de ser necesario.

— M me dijo que te bajará.

— ¿M lo hizo? – Eso no me lo esperaba.

— Si, voy de camino, así que no es molestia, vamos.

— Gracias.

No me sentí cómodo en la moto con un extraño, pero tome la decisión de aceptar la oferta, en lugar de quedarme por horas dando vueltas sin saber a dónde ir, y llegamos bastante rápido a la parte baja, él me dejo en frente del lugar de los halcones y se presento como "Joshua." Antes de irse. Entre esperando no encontrar a nadie o más bien a ninguno de los chicos, pero esta vez la situación no fue generosa conmigo.

George y Jacobo estaban tomando café y Darío estaba desayunando, todos me clavaron la mirara como si yo fuera una presa a la que le habían estado montando casería durante horas, intente sonreír y pase de largo hasta las escaleras, sin esperar que me detuvieran. Entre al baño y después de ducharme y cambiarme con mi propia ropa, sujete bien mi cabello, considerando otra vez sí lo mejor es cortármelo o dejarlo largo y baje también por algo de comer, dispuesto a enfrentar lo que fuera.

Entre a la cocina y tome un trozo de pan que termine comiendo con mermelada, también me serví dos vasos de café que acabaron de despertarme por completo. Estaba consiente de que no podía escapar para siempre de los chicos y sus preguntas, así que salí de la cocina para entrar a la sala, consciente de que teníamos que salir a trabajar.

— ¿Vamos en el auto o en moto? – Les pregunte.

— Me parece que es mucho mejor el auto. – Dijo Darío.

— Entonces voy por las llaves. – Subí a la habitación y tome las llaves para bajar de nuevo.

— ¿No vas a decirnos que estuviste haciendo? – Pregunto Jacobo.

— Solo estaba entrenando.

— ¿Con él?

— Si, estaba entrenando con él, de hecho fue bastante productivo y me dolía todo cuando termine, por eso no regrese. – Les explique.

— Es que nos preocupamos un poco. – Susurro Jacobo.

— Lo sé, pero no necesitan hacerlo, M es mi amigo y de verdad es bueno conmigo todo el tiempo.

— ¿Y no tendrá ninguna otra intención? – Pregunto Darío intentando hacer que la pregunta no me molestara.

— ¿Qué intención podría tener conmigo? No causo ninguna clase se benefició, vamos. – Levante las llaves del auto para mostrárselas y salí.

— Espera, Adrián. – Darío me alcanzo, mientras George y Jacobo venían detrás de nosotros.

— Darío, M es muy agradable, si lo conocieran entenderían.

— Solo nos sorprende que sean tan unidos ¿Eso cuando paso? Es un poco extraño.

— Simplemente... en algunas circunstancias.

— Confío en tus decisiones y si llega a pasar algo malo, son consecuencias con las que tendrás que vivir tú, no nosotros.

Sabía que los chicos seguían insatisfechos con mi nueva amistad y mis decisiones, pero no volvieron a sacar el tema en el trabajo, nos dirigimos al punto que indicaba la carpeta, para encontrarnos con el cliente, la idea era protegerlo porque tendría una reunión privada con personas importantes que podían o no tomar alguna acción en su contra, dependiendo de como saliera todo, por supuesto.

Nos quedamos cerca de él y luche por no quedarme dormido mientras vigilaba, los ojos se me estaban cerrando, los sentía pesados, pero no quise darles otra razón a los chicos para que odiaran a M por mantenerme despierto hasta tarde. Estuve lo más alerta posible hasta que termino la reunión y luego acompañamos al cliente a otros destinos que terminaron tomando toda la tarde.

Cuando por fin terminamos ya era hora de cenar y fuimos a un restaurante en el centro con buena comida, entramos y nos sentamos en una mesa al fondo, pero eso no evito que atrajéramos las miradas de los clientes en el lugar, tal vez por nuestro aspecto o presencia, pero varios se mostraron interesados y susurraron entre si, como si no nos pudiéramos dar cuentade ese hecho tan poco discreto.

Cuando la camarera se acerco para tomar el pedido se quedo mirando fijamente a George y supe de inmediato que le había gustado, pero mi amigo no se dio cuenta de eso, estaba atrapado en sus pensamientos. Terminamos ordenando pollo y papas fritas con refresco. Mientras esperábamos recosté los brazos en el espaldar del asiento para estirarlos, entonces escuche la conversación de los hombres en la mesa detrás de nosotros.

— Los Red K... Los Halcones... — Ellos susurraban y no pude entender más que simples palabras, que fueron suficientes para atraer mi atención por completo.

— Cállate, parece que esos son de la zona roja.

— Pero necesitamos organizarnos, si regresamos ahora van a estar mejor preparados que la última vez, nos volaran la cabeza.

— Aquella vez en la cueva estábamos distraídos y fuimos descuidados. – Estire mucho más mis brazos y gire la cabeza discretamente para poder verlos y reconocí a uno de ellos, porqué fue el que peleo conmigo en la cueva cuando estábamos tratando de eliminar a Axel, mi cuerpo se puso tenso.

— Hay que esperar órdenes del jefe...

Llego la comida y tuve que concentrar mi atención en la mesa y mis amigos, también me estaba muriendo de hambre, pero estuve alerta hasta que se levantaron de la mesa y se fueron, ellos no dijeron nada más sobre la zona roja o nosotros. De haber estado en otra situación, probablemente los habría seguido, pero sabía que no podía escapar de los chicos sin ser invadido por preguntas coherentes a la situación.

Termine de comer en el momento que se escucharon disparos fuera del restaurante, no tuve duda de que se trataba de esos hombres, las personas comenzaron a asustarse y gritar para esconderse bajos las mesas, habían roto varios cristales de las ventanas, por lo que el piso estaba lleno de vidrio, nosotros nos miramos y de inmediato sacamos las armas para salir.

Esos hombres estaban disparando contra un objetivo que pronto me di cuenta eran los Red K, probablemente los habían estado siguiendo para acabar con ellos de una buena vez. Mis ojos se encontraron con los de S, pero ninguno se quedo prendido del otro, porque había muchos espectadores en la escena. Decidí que era mi mejor oportunidad para acabar con ellos y me acerque, aun cuando Jacobo me indico que lo mejor era quedarnos atrás, pero no podía hacer eso.

Dispare unas tres veces, entonces la atención del mismo hombre con el que me enfrente se concentro en mí y de alguna forma, tal vez por mi mirada, logro reconocerme, porque su rostro paso de la sorpresa a la furia en un instante y supe que tenía que terminar la batalla que había comenzado. Él se acerco y yo retrocedí, intente dispararle en la cabeza, pero sus movimientos eran agiles y rápidos, era obvio qué había tenido algún tipo de entrenamiento en las fuerza especiales. Me miro como si quisiera liquidarme y de un momento al otro Oliver se puso entre nosotros y levanto la mano, tenía algo sujeto con firmeza que no pude reconocer hasta que lo arrojo, entonces lo supe, era una bomba.

— ABAJO. – Le dije a los chicos y todos se arrojaron al suelo lo más lejos que pudieron justo cuando dio el impacto, mi cuerpo salió volando y alguien me sujeto arrastrándome hasta un espacio más seguro.

— ¿Estás bien Adrián? – Era George.

— Si... No te preocupes ¿Y los demás?

— Se encuentran bien, están allá. – Nos acercamos a Darío y Jacobo arrastrándonos por el piso, estaban arrodillados cerca de la puerta del restaurante, el primero temblaba un poco y no pude evitar preocuparme por su estado emocional, ya habíamos salido de una experiencia poco agradable con explosiones y el ruido pudo haberle causado un impacto de estrés.

— ¿Darío te encuentras bien? – Intente ponerle una mano encima, pero se incorporo de inmediato evitando mi contacto, eso me sorprendió.

— Perfectamente.

— George debemos irnos, no es nuestras pelea, somos vamos a perjudicar la salud de todos. – Dijo Jacobo preocupado mirando a Darío.

Me levante del piso y espere a los chicos para poder obligarme a quitar la mirada de esos hombres, apreté los dientes molesto, pero sabía que la situación estaba fuera de mi control, y mantuve la idea de que los chicos acabarían con el trabajo. Nos subimos al auto para irnos y esta vez el camino fue realmente silencioso. Yo me quede atrapado con mis ideas y los chicos con las suyas. Si Oliver está usando explosivos, eso puede ser la advertencia a una posible desesperación por parte de nosotros hacía ellos, son difíciles de eliminar.

Suspire y apreté el volante para intentar drenar toda la energía que tenía en el cuerpo y mire la carretera dispuesto a abrirme paso entre los demás con un poco más de velocidad.

— No pagamos la cuenta. – Recordó de repente Darío, sonreí.

Aun dentro del mundo de unos asesinos existen banalidades como pagar la cuenta, es cierto.

Cuando llegamos a la zona roja y estacionamos, M estaba recostado a un lado de la puerta del lugar de los Halcones, esperando. Apreté los labios y cerré la puerta del auto antes de acercarme, metiendo las manos en mis bolsillos aparentado desinterés. Estaba fumando y sus ojos negros se fijaron en mí tan pronto como comencé a caminar hacía él, sonrío y mi corazón se acelero de inmediato, intente contener la ansiedad para que ninguno se diera cuenta de ella y después de verificar que estaba un poco más neutral termine de acortar la distancia entre nosotros.

— ¿Esperas a alguien importante? – Le pregunte.

— Así es, un chico que siempre está ocupado, parece que debo tomar una cita para poder hablar con él. – Sonreí y él dejo escapar el humo del cigarro, también sonriendo ligeramente con los labios.

— Paso más tiempo contigo que con nadie. – Le dije.

— No es suficiente.

— ¿Paso algo?

— Tenemos que hablar ¿Vienes conmigo? – En ese momento pude sentir que los chicos se acercaron a nosotros.

— ¿Es importante?

— No mucho, pero si te interesa. – Mire a mis amigos y dude por un instante, me disculpe de forma silenciosa y camine hasta la moto de M para subirme atrás, él pareció complacido y tomo su lugar sin decir nada, solo me entrego el cigarro que se estaba fumando y yo lo apague para ponerlo en mi bolsillo.

— Vuelvo más tarde. – Avise en el momento que arrancamos.

No pregunte a dónde íbamos, solo me deje llevar y disfrute de la brisa de la noche, apoye la frente en la espalda de M y me quede de esa forma mientras se movía por la carretera, hasta el centro de la ciudad y estaciono en lo que parecía un bar de ambiente, la decoración era roja y negra, el lugar estaba ligeramente sombrío, pero agradable. Entramos y lo seguí hasta una mesa del fondo en la que estaba un grupo de hombres de un aspecto similar al de la zona roja, reconocí a Joshua de inmediato.

— Chicos, este es Adrián. – Dijo M.

— Hey, llegas tarde, así que este es el famoso Adrián. – El chico me miro y levanto la ceja interesado en mí.

— Hola. – Salude de la forma más amena posible.

— Siéntate. – Me dijo M divertido, así que me senté a su lado mientras él se quitaba la chaqueta para dejarla en el espaldar de la silla.

— ¿Hiciste el trabajo? – Pregunto él que parecía ser el mayor de todos, probablemente tenía unos cinco años más que nosotros.

— Por supuesto, todoestá listo. – M puso un cigarro en sus labios y uno de sus amigos se lo prendió con un encendedor.

— ¿Qué tan cierto es eso de que el Halcón va para la zona roja?

— Bastante cierto. – Respondió M.

— Esto se va a poner bueno. – Los chicos parecían divertirse con la situación, pero yo no entendía exactamente porque.

— Adrián ¿Eres un Halcón? – Pregunto el mismo que hablo al principio.

— Si, estoy trabajando con ellos.

— Nos enteramos de la explosión, fue una locura, es increíble que hayan sobrevivido, son como maquinas.

— Fue suerte. – Susurre.

— ¿Quieres beber algo? – Me susurro M en el oído.

— Ron esta bien. – Asintió y se lo pidió a un camarero que no estaba muy lejos de nosotros.

— ¿Me vas a decir que hacemos aquí? – También susurré.

— Te quería presentar a mi familia, lo que son George y Jacobo para ti, ellos lo son para mí o lo más cercano, crecimos todos juntos en la zona roja, te los presento, Max, JJ, Gray, Lucas, Joshua y Xio. – Me los fue señalando uno a uno.

— Adrián estábamos locos por conocerte, no deja de mencionarte ¿Qué fue lo que le hiciste? Normalmente no confía en nadie. – Me dijo Max

— Él se me acerco primero... y solo...

— Solo se fueron dando las cosas. – Termino M.

— De todos modos es fascinante, este chico es odioso con todo el mundo.

— Cállate Max. –M le arrojo algo, los chicos solo se rieron.

— Bueno me calló ahora, pero sabes que luego necesito respuestas, diablos está sonando la canción que me gusta, vamos Lucas. – Max se levanto y prácticamente se llevo a Lucas del brazo sin preguntar su opinión, en pocos segundos estaban bailando en la pista.

— Nunca imagine que tuvieras amigos tan...

— ¿Efusivos?

— Si.

— Lo sé, crecimos juntos y simplemente se han quedado a mi lado, es un poco interesante de ver, el cómo podemos congeniar con personalidades que son tan distintas.

— Cada vez siento que te conozco un poco más, gracias por mostrarme un pedacito de tu mundo. – Le dije, me trajeron el trago y le di un sorbo.

— No pretendo que nada cambie, solo estoy actuando sin pensar mucho en lo que pasará después. – Soltó el humo del cigarro y me miro.

— No debería sentirme así contigo. – Le dije.

— ¿De qué forma? – Sonrío.

— Ni yo mismo me entiendo. – Desvíe la mirada.

— Adrián, que te guste no es un pecado. – Susurro.

— Idiota, eso no fue lo que dije. – Apreté los dientes.

— No pienses mucho, solo actúa. – Choco su vaso contra el mío y le dio un sorbo a su propio trago.

— Siento como si me estuviera portando mal. – Sonreí y él también lo hizo.

— No nos hemos besado todavía. – Lo mire mal.

— Vamos por una partida, el que gane se salva de pagar la cuenta. – Dijo Max, regresando tan pronto termino la canción.

— Muy bien, trato.

— No sé jugar. – Le susurre a M.

— Solo mira lo que hacemos.

Repartieron las cartas y después de observarlos jugar durante dos partidas, me uní a la siguiente, perdí la cuenta de los tragos y me relaje tanto que se me olvidaron todas las preocupaciones, solo me reí toda la noche y aunque me sumía en los ojos negros de mi acompañante, intente evitar el contacto entre nosotros. Sabía que mi autocontrol no duraría toda la noche, pero por suerte nunca estuvimos realmente solos. Finalmente tuve una buena química con todos los chicos y no me sentí incómodo. Fue como si nuevamente formara parte de algo nuevo que no era del todo malo para mí. 


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