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Marioneta De Cristal por Satan666

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Notas del capitulo:

Espero que les agrade esta historia, es completamente original. Fue editada, por lo que si la seguías hace unos años, te recomiendo que las vuelvas a leer.   

Si me quieren apoyar en wattpad también subo mis historias en la plataforma.    https://www.wattpad.com/user/karenvruz  

También hice un trailer para esta historia en la plataforma de tiktok, espero les guste.    https://vm.tiktok.com/ZMeykhEHp/

  Mis otras historias están en proceso de edición. 

Capítulo XXXIV. (Señal)

POV Adrián

Me desperté con un terrible dolor de cabeza, por la voz de Darío, mire a mi alrededor y me ubique en la sala de los halcones, intente removerme, pero me di cuenta de que estaba acostado sobre el pecho de alguien, de M.

— Mierda. – Susurre.

— Pensé que no era buena idea esperar que los demás te vieran así.

— Gracias Darío. – Me levante con cuidado.

— ¿Estás bien? – Me miro con algo de recelo.

— La cabeza me va a explotar. – Me queje.

— Báñate y come algo.

— Tengo qué hacerle café. – Señale a M.

— Claro...

— No te preocupes. – Le sonreí para relajarlo y camine hasta la cocina para preparar café.

— Adrián, sabes que yo no soy como George y Jacobo, pero estoy un poco preocupado por ti, ese sujeto es peligroso. – Susurro Darío señalando a M.

— No tienes que preocuparte, no me va a hacer nada.

— ¿Cómo estás tan seguro?

— Porque me lo hace saber cuando me mira. – Me quede viendo el café que estaba hirviendo en la hornilla.

— Solo ten cuidado.

— Lo haré. – Sabía que seguiría preocupado, pero no dijo nada más y solo salió de la cocina.

Me tome tres vasos de café antes de que M se despertara, le puse uno en frente y después de reponerse se lo bebió lentamente, se quejo un par de veces por la resaca, pero no dijo nada más. Toco mi barbilla con la mano y sonrío con los labios, supuse que en señal de agradecimiento. Para ese momento ya había personas a nuestro alrededor dando vueltas por la sala y la cocina.

— Mejor voy a tomar una ducha. – Me levante.

— Espera Adrián. – Me tomo de la mano.

— ¿Qué sucede? – Me senté de nuevo.

— No hablamos anoche y realmente tenía intención de hacerlo, pero es que no quería arruinar el ambiente, vendré por la noche.

— De acuerdo, te espero aquí, por el momento no tengo planes. – Le dije, en ese momento George bajo las escaleras y se quedo mirando fijamente un punto en específico, eran nuestras manos, solté a M.

— Tal vez me acompañes a trabajar un poco.

— ¿De verdad?

— Claro. – Se levanto y tomo su chaqueta para ponérsela.

— Desayuna. – Le dije.

— Me ocupare de eso más tarde, tengo que hablar con Bruno. – Toco mi barbilla una última vez antes de irse.

Me levante antes de que George me abordara con preguntas y pase de largo por las escaleras tan rápido como pude y me encerré en el baño. Me tome más tiempo del necesario para bañarme y vestirme, después me deje en caer en la cama abrumando por todo lo que había pasado, cerré los ojos y me quede dormido. Desperté por la voz de los chicos que no se contuvieron en decir todo lo que pensaban sobre M, suponiendo que no los estaba escuchando. Y también la situación en la que podría estar involucrándome por estar cerca de él.

No abrí los ojos de inmediato, mantuve el cuerpo tan quieto como pude, pero cuando vi el momento oportuno, comencé a removerme en la cama y deje escapar un quejido, como si ellos me hubieran despertado, en ese momento se callaron. Me gire para hacerles frente y hicieron su mejor intento por aparentar normalidad, como si no estuviera ocurriendo nada. No pude evitar reír internamente por su descaro, pero me preocupe por como lidiaría con ellos con respecto a todo el asunto de M. Ciertamente ahora somos mucho más cercanos con el otro, pero no como pareja y me eso me hace preguntarme ¿Cómo van a reaccionar si saben quién es realmente mi pareja?

— ¿Para dónde van? – Les pregunte.

— Tenemos que ir con algunos informantes, Bruno quiere que lo hagamos cuanto antes ¿Quieres venir? – Dijo Darío.

— Claro. – Me levante y tome mis cosas incluyendo la máscara negra.

— Bien, nos tomara toda la tarde, vamonos ya. – Dijo Jacobo.

— Esperen, les advierto una cosa, no voy a hablar sobre él, así que eviten el tema. – Los mire a los tres.

— No te preocupes Adrián, no hablaremos sobre él. – Asentí.

...

Pase toda la tarde con los chicos, buscando a los informantes, George era el que hablaba con ellos y nosotros le cubrimos la espalda en caso de que ocurriera algo inesperado. Los chicos cumplieron y no me preguntaron nada sobre M, pero sabía que se morían por hacerlo. Después de terminar con el trabajo nos dirigimos a un restaurante para comer y deje que ellos fueran los que guiaran la conversación. Mencionaron los posibles planes de los Halcones ahora que había ocurrido lo de la explosión y las medidas que tomaría Bruno bajo las órdenes del Halcón.

— ¿Ustedes piensan que tomen medidas para restringirnos? – Les pregunte llevando un pedazo de pan con ajo a mi boca.

— No estoy seguro, si ponen reglas o pretenden mantenernos controlados, es probable que los chicos reaccionen y se revelen, eso no es prudente, Bruno lo sabe. – Dijo Darío.

— Pero probablemente nos mantengan vigilados durante un tiempo. – Dijo George.

— Bueno, no es como si estuviéramos haciendo algo que no sepan. — Dijo Jacobo, intente sonreír.

— Por supuesto. – Susurre.

— No te preocupes Adrián, seguro solo ponen medidas de seguridad para que no pase algo como lo de la última vez. – Me dijo Jacobo y Darío le dio la razón.

— No estoy preocupado, solo alguien que este pecando en contra de los suyos debería temer las consecuencias. – Les dije y suspire por el peso de mis propias palabras.

— De cualquier forma, mientras cumplamos con nuestro trabajo nos van a dejar tranquilos. – Concluyó Darío.

— Disculpen, tengo una llamada. – Me levante y camine hasta un lugar un poco apartado.

Saque el teléfono de mi bolsillo y apoye el cuerpo en un muro cerca del baño del restaurante, nadie más que los chicos me estaba mirando, pero por la distancia era imposible que pudieran escucharme.

— Dime.

— No pudimos eliminarlos a todos. – Me dijo S.

— Mierda, pero si los tenían ese día ¿Qué fue lo que paso?

— Logramos herir a dos, estamos seguros de que se fueron al otro mundo, sus heridas eran bastante graves, los otros escaparon, los perseguimos pero se perdieron de vista. – Pude escuchar el sonido de un encendedor, y en mi cabeza apareció una imagen de cómo se vería fumando.

— No entiendo como no hemos podido encargarnos de ellos ¿El que intento atacarme sigue vivo? Es el mismo de la cueva.

— Sigue vivo.

— Maravilloso. – Dije entre dientes.

— Acabaremos con ellos, solo quería informarte, lo mejor que puedes hacer es quedarte con tus amigos y trabajar, mantén un perfil bajo.

— Intentaré no llamar mucho la atención.

— Nos veremos pronto.

— ¿De verdad? No sé porque siento que no va a ser así, ahora tengo un mal presentimiento S.

— Tranquilo, no va a pasar nada.

— Pero ¿Y si pasa?

— Tenemos un plan.

— Es verdad... De acuerdo ¿Y cómo va eso? Lo que hablamos.

— Esta casi listo.

— Cuento contigo.

— Tengo que trabajar, Ronald me esta buscando.

— Ten cuidado, por favor. – Colgué.

Regrese a la mesa y me senté para retomar mi posición y tome otro trozo de pan para morderlo, entonces fue que me di cuenta de que me estaban mirando fijamente.

— Era Alice, quería saber cuando voy a verla.

— No dijimos nada. – Susurro Darío.

— No hace falta, su mirada lo dice todo.

— Solo nos p...

— Se preocupan por mí, ya lo sé.

— Lo sentimos, somos un poco atosigantes. – Dijo Jacobo.

— No, es agradable que se preocupen por mí, pero a veces siento que no lo merezco.

— ¿Pero qué dices Adrián? No seas absurdo. – Dijo George.

— Supongo que algún día se van a dar cuenta. – Susurre.

...

Regresamos a la zona roja en la noche y tanto como yo como los chicos estábamos esperando ver a M, pero él no estaba y los chicos disimularon bastante bien que no se habían dado cuenta de ello. Suspire y entre con ellos para subir las escaleras hasta la habitación. Me arroje sobre la cama y cerré los ojos, varios minutos después escuche a Darío, no me dijo nada y lo agradecí porque solo esperaba un poco de silencio, para poder hundirme en mis pensamientos sobre todo lo que estaba pasando.

La idea era volver para mezclarme entre los Halcones y eso esta saliendo bien, pero ahora los chicos tienen sospechas de mi amistad con M y temo que eso se convierta en un problema eventual para mí, otro más. También esta lo de esas personas que no terminamos de eliminar y el que fue en su momento mi profesor. Lo último es que no esperaba para nada que el jefe tuviera intenciones de presentarse en persona, pero no pude sacarme la curiosidad de como luciría su apariencia o como sería su personalidad, la del Halcón.

Me quede dormido envuelto en todos mis pensamientos y me desperté en la mañana por una caricia en mi cabello, me removí antes de abrir un ojo para verlo, estaba sentado en mi cama, mirándome fijamente. Me percate de que Darío seguía durmiendo en la suya, por lo que supuse era bastante temprano.

— ¿Me esperaste? – Pregunto y asentí.

— Pero me quede dormido.

— Fue lo mejor, las cosas se complicaron, estoy llegando.

— ¿No has dormido? – Lo mire preocupado.

— Vine a verte de inmediato.

— Necesitas dormir, podíamos hablar más tarde.

— Ya lo sé, simplemente quise asegurarme de que estabas bien.

— ¿Qué pasa M? –Me senté y él desvió la mirada.

— Realmente nada, solo están pasando muchas cosas y comencé a sentirme un poco ansioso.

— Eso es inusual. – Me aclare la garganta, ya que mi voz se escucha ronca.

— Si, pero sigo siendo humano y tengo mis momentos.

— Eso no lo dudo, ve a dormir todo el día, lo necesitas.

— Puedo hacerlo un par de horas, pero tengo trabajo en la tarde, ya estoy acostumbrado a no dormir mucho ¿Quieres venir conmigo?

— ¿Para tu casa?

— Dormiré un par de horas y saldré a trabajar en la noche,me veré con los chicos, la idea es poder hablar en el transcurso del día.

— De acuerdo.

— ¿Bruno no te mando trabajo? – Me pregunto.

— Todavía no me asigno nada, tengo el día libre.

— Entonces cámbiate, te espero abajo.

— Bajo en unos minutos.

— Y Adrián, toma tus cosas por si las llegas a necesitar. – Se levanto y salió de la habitación.

Me pregunte que diablos estaría pensando hacer, y también me preocupo el hecho de que no estuviera descansado correctamente ¿En que estaba trabajando? Mi cuerpo se estremeció cuando imagine que en algo similar a lo que le hizo a Santiago.

— ¿De verdad vas a irte con él? – La voz de Darío me sorprendió y del susto puse una mano sobre la pistola, como un acto reflejo.

— Somos amigos y es bastante agradable, solo tienen que conocerlo. – Le dije tan pronto me tranquilice y me levante para cambiarme la ropa y hacer el bolso.

— Confío en ti Adrián, pero pongo en duda las intenciones de ese chico, porque...

— Se como es su reputación y lo que ha hecho, pero todo esta bien. – Le asegure y una vez listo solo sujete bien mi cabello, tome el bolso y me puse la máscara antes de mirarlo y salir.

— Suerte. – Pude escucharlo decir en un susurro.

Baje las escaleras y encontré a M en la sala, hablando con Bruno. Apreté los labios y me acerque despacio al primero, quién al poner su atención en mí, detuvo la conversación.

— Entonces quedamos así, haré el trabajo lo antes posible, me voy.

— Mantenme informado de lo que hablamos. – Dijo Bruno sin quitarme la mirada de encima.

— Claro que si jefe. – M tomo mi mano y me jalo hasta la puerta.

— No te desaparezcas.

Fue lo último que escuche antes de que saliéramos a la calle, M se monto en la moto y lo imite antes de aferrarme y que prendiera el motor.

— ¿Hablaban algo que yo no puedo escuchar? – Le pregunte.

— No es así, solo es trabajo sin importancia.

— Mm, parece que es muy importante.

— El trabajo que nos mandan tiene clasificaciones y por supuesto, me tocan las más complicadas, por decirlo de alguna manera.

— Siento curiosidad, pero al mismo tiempo no lo quiero saber.

— En algún momento lo te diré.

Llegamos a la zona alta de la zona roja, me baje cuando él lo hizo y camine hasta su casa para entrar cuando empujo la puerta. Deje el bolso en el piso y suspire al ver el desorden por todos lados.

— No tengo una vida común, tampoco buenos hábitos. – Se quito la camisa y arrojo su cuerpo sobre la cama.

— ¿No tienes hambre? Deberíamos comprar algo para comer.

— Comeré cuando despierte, solo ven aquí.

— No estás pensando en nada extraño ¿Cierto? – Sonrío.

— No lo vas a saber hasta que te acerques.

— Vaya, eres peligroso y lo mejor es que me quede por aquí, lejos.

— Tienes un arma, puedes atacarme en cualquier momento.

— Pero yo no soy un asesino experto. – Me acerque a la cama y me recosté después de sacarme los zapatos.

— Es verdad, pero no soy perfecto.

— Estoy seguro de que puedes quitarme el arma en un segundo.

— Probablemente. – Murmuro.

— Duerme, me callaré la boca.

— Sigue hablando, escucharte no me molesta.

— No sé que decir.

— ¿Alguna pregunta?

— ¿A cuántas personas has matado? – Fue lo primero que se me vino a la cabeza.

— Perdí la cuenta hace mucho tiempo.

— ¿Alguna vez te has sentido culpable por...?

— ¿Matar a alguien?

— Exacto.

— No realmente, ya que solo es trabajo. – Apreté los labios.

— Entonces no importa quién sea o como se vea, si es trabajo...

— Lo hago.

— Dudo que en algún momento pueda pensar de ese modo. – Me acomode y tome una de las almohadas para abrazarla contra mi pecho.

— Lo haces cuando es importante sobrevivir.

— ¿Han estado a punto de matarte?

— Una vez, un Red K.

— ¿De verdad? – Lo mire interesado.

— Lo conoces. – No hizo falta que dijera más nada, porque lo entendí.

— Oh.

— Fue en el páramo, peleábamos por lo mismo y me toco enfrentarlo, es muy rápido y bueno en lo que hace.

— Lo sé. – Sonreí ligeramente, orgulloso.

— Espero que algún día sonrías así cuando pienses en mí. – Desvíe la mirada, él sonrió.

— A veces pienso en ti. – Dije entre dientes.

— Lo sé, no puedes ocultar que te gusto.

— Dios...

— Voy a dormir.

— Descansa.

...

Planeaba quedarme despierto y ordenar mis ideas mientras él dormía, pero de un momento a otro me quede profundamente dormido y me desperté cuando escuche ruido en la habitación. Tan pronto abrí los ojos encontré a M con una toalla en la cintura y el cabello mojado, apreté los labios y pretendí que seguía dormido mientras se vestía y tomaba sus cosas para salir, incluso la pistola. Me senté sobre la cama y tome el celular para ver la hora, eran las cinco de la tarde.

Me despeine y camine hasta el baño fastidiado, para lavarme y cambiarme la ropa, por una completamente negra. Después de terminar comencé a recoger la ropa del suelo y la guarde en los cajones, también tome todos los envoltorios y envases de comida para meterlos en una bolsa.

— ¿Cómo vive este chico? – Suspire.

— ¿Estás hablando solo? ¿Nuevos hábitos?

— Gracias a ti tengo unos cuantos.

— Traje el almuerzo, aunque debería ser la cena.

— Yo tampoco como en los horarios correspondientes.

— Es pollo frito y arroz. – Me entrego las bolsas y saque la comida.

— ¿Siempre comes así, cierto?

— Nunca comí de otra forma en mi vida, recuerda que crecí aquí solo.

— Es verdad. – Susurre y tome un muslo de pollo para morderlo.

— No extraño la comida de nadie en particular, porque no puedo recordar nada como eso ¿Y tú cocinas? Eres un niño rico, probablemente nunca fue necesario. – Tomo una cucharada de arroz y se la metió en la boca.

— Tienes razón, pero me educaron en casa, así que aprendí de todo, incluso cocinar, lo único que nunca pude aprender fue a vivir en el mundo real, eso lo estoy haciendo aquí. – Tome un de las botellas de refresco para destaparla y darle un trago.

— ¿Y vas a cocinarme?

— No soy realmente bueno.

— No soy exigente con la comida.

— Bueno podría intentarlo, supongo...

— Pasaremos por el súper mercado luego.

— ¿No querías hablar conmigo algo importante? – Lo mire, dejo de comer y me miro fijamente.

— Es verdad.

— ¿Lo habías olvidado?

— Tengo muchas cosas en la cabeza, quería decirte que estuve investigando un poco estos días, sobre lo que me pediste, tu profesor y tus padres.

— ¿Descubriste algo malo? – Comencé a morderme los labios, nervioso.

— Ese hombre tiene negocios con tus padres, todavía no sé de que tipo, pero se que ellos le dieron dinero, que seguramente fue a parar aquí, no sé si tus padres saben eso o no, pero quería darte un adelanto.

— ¿Cuánto dinero le dieron?

— Unos cuantos millones, no fue de inmediato, parece que lleva un tiempo.

— ¿Un tiempo largo?

— Un año, tal vez un poco menos, se que fueron varias transferencias.

— ¿Crees que debo preocuparme?

— No sabemos si tus padres conocen su doble identidad y con que propósito le dieron todo ese dinero, se aseguraron de censurar bien el motivo de las transacciones, tal vez fueron manipulados... pero por el momento no te preocupes por eso.

— Ya estoy nervioso. – Sonreí con los labios.

— Pase lo que pase, estaré aquí y seguiré investigando. – Mordió una presa de pollo y le dio un trago a la botella de refresco.

— Gracias.

— No me agradezcas, de todos modos tengo curiosidad por esos sujetos, algo no está del todo bien con ellos.

— Tienes razón.

— No te preocupes demasiado. 


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